Habiendo ganado las virtudes y el afecto de todos sus conciudadanos, fue elegido Obispo de Sebaste (actual Sivas, Turquía) en Anatolia Oriental.
Durante la gran persecución, confesó audazmente la fe y animó a los santos mártires a "luchar la buena batalla" hasta el final. Visitó a San Eustracio en su mazmorra antes de su glorioso martirio y le sirvió la Divina Comunión. Luego se encargó de recoger sus santas reliquias y de los otros mártires que estaban con él, Ausendio, Eugenio, Mardario y Orestes (13 de diciembre) para presentarlas para ser veneradas por el pueblo cristiano.
Durante la gran persecución, confesó audazmente la fe y animó a los santos mártires a "luchar la buena batalla" hasta el final. Visitó a San Eustracio en su mazmorra antes de su glorioso martirio y le sirvió la Divina Comunión. Luego se encargó de recoger sus santas reliquias y de los otros mártires que estaban con él, Ausendio, Eugenio, Mardario y Orestes (13 de diciembre) para presentarlas para ser veneradas por el pueblo cristiano.
Después de un tiempo, se retiró al monte Argea, cerca de Sebaste, donde vivía encerrado en una cueva, rezando a Dios con oración pura y sin distracciones. Atraídos por su bendición, los animales salvajes se acercaban a él como a un segundo Adán y le esperaban en silencio en la boca de la cueva para que completara su oración y les diera su bendición o curara sus heridas.
Durante el reinado del emperador Licinio (308-324 d.C.), Agrícola, el gobernador de Capadocia, llegó a Sebaste con la intención de atrapar a los cristianos. Planeó echar como alimento a las bestias en el anfiteatro a los que persistían en la Fe. Para ello ordenó a un grupo de soldados ir a atrapar animales salvajes en el Monte Argea. Fueron allí, y para su sorpresa, se encontraron con un gran grupo de feroces animales, leones, tigres, osos, lobos y otros que pastaban pacíficamente juntos fuera de la cueva de San Blasio.
Durante el reinado del emperador Licinio (308-324 d.C.), Agrícola, el gobernador de Capadocia, llegó a Sebaste con la intención de atrapar a los cristianos. Planeó echar como alimento a las bestias en el anfiteatro a los que persistían en la Fe. Para ello ordenó a un grupo de soldados ir a atrapar animales salvajes en el Monte Argea. Fueron allí, y para su sorpresa, se encontraron con un gran grupo de feroces animales, leones, tigres, osos, lobos y otros que pastaban pacíficamente juntos fuera de la cueva de San Blasio.
Informaron al gobernador, quien enfadado los envió de vuelta para arrestar al santo ermitaño. Este les saludó alegremente, pues sabía por una visión que venían a por él.
Muchos paganos que se encontraron con el santo en su camino de regreso a Sebaste experimentaron la paz y la indecible amabilidad que emanaban de él y se convirtieron a Cristo.
Las enfermedades de hombres y animales se curaron al pasar. Una madre angustiada le trajo a su hijo que se estaba asfixiando con una espina de pescado. Le rogó al Señor que le devolviera la salud al niño, así como a todos aquellos que en el futuro invocarían su intercesión en caso de accidentes similares. Luego devolvió el niño a su madre en perfecto estado de salud. Cuando llegaron a Sebaste, Blasio fue llevado ante el tribunal.
Muchos paganos que se encontraron con el santo en su camino de regreso a Sebaste experimentaron la paz y la indecible amabilidad que emanaban de él y se convirtieron a Cristo.
Las enfermedades de hombres y animales se curaron al pasar. Una madre angustiada le trajo a su hijo que se estaba asfixiando con una espina de pescado. Le rogó al Señor que le devolviera la salud al niño, así como a todos aquellos que en el futuro invocarían su intercesión en caso de accidentes similares. Luego devolvió el niño a su madre en perfecto estado de salud. Cuando llegaron a Sebaste, Blasio fue llevado ante el tribunal.
Inquebrantable en su respuesta a Agrícola, condenó rotundamente el vano culto de los ídolos vacíos. Fue golpeado con varas, que soportó con alegría, y luego fue arrojado a la cárcel.
Cuando lo sometieron a nuevos tormentos, le dijo al gobernador: "No tengo miedo de tus torturas porque estoy esperando las buenas cosas por venir". A esto fue arrojado de nuevo, cubierto de sangre, en su mazmorra.
Siete mujeres devotas le siguieron y ungieron sus rostros con las gotas de su sangre que cayeron al suelo, como si fuese el ungüento más precioso. Fueron arrestadas allí y llevadas ante gobernador, quien las amenazó con los más terribles tormentos a menos que ofreciesen sacrificios a los ídolos.
Cuando lo sometieron a nuevos tormentos, le dijo al gobernador: "No tengo miedo de tus torturas porque estoy esperando las buenas cosas por venir". A esto fue arrojado de nuevo, cubierto de sangre, en su mazmorra.
Siete mujeres devotas le siguieron y ungieron sus rostros con las gotas de su sangre que cayeron al suelo, como si fuese el ungüento más precioso. Fueron arrestadas allí y llevadas ante gobernador, quien las amenazó con los más terribles tormentos a menos que ofreciesen sacrificios a los ídolos.
Simularon estar de acuerdo y pidieron que los ídolos fueran llevados a la orilla del lago, el mismo lago que pronto sería testigo del glorioso martirio de los Cuarenta Mártires de Sebaste (9 de marzo), para que pudieran lavarlos con reverencia antes de sacrificarse.
Sin embargo, tan pronto como las estatuas fueron traídas, las arrojaron a las profundidades del lago. Agrícola se enfureció en gran manera cuando se enteró de esto. Ordenó que se preparara un gran brasero con plomo fundido y peines de hierro de esquilar la lana y les dijo que decidieran si preferían esos tormentos a las ropas finas y joyas que también estaban cerca.
Sin embargo, tan pronto como las estatuas fueron traídas, las arrojaron a las profundidades del lago. Agrícola se enfureció en gran manera cuando se enteró de esto. Ordenó que se preparara un gran brasero con plomo fundido y peines de hierro de esquilar la lana y les dijo que decidieran si preferían esos tormentos a las ropas finas y joyas que también estaban cerca.
Una mujer corrió hacia adelante y arrojó los trajes costosos al brasero, alentada por sus dos hijos pequeños que gritaban: "¡No nos abandones! ¡Como nos alimentaste con tu leche, sigámoslo para heredar el Reino de los Cielos! Luego, el tirano mandó atar a las santas mujeres a estacas y los torturadores desgarraron su carne con los peines de hierro. Dado que permanecieron milagrosamente ilesas, incluso después de ser arrojadas a las llamas, fueron decapitadas, mientras que daban gracias fervientemente a Dios y a su sirviente San Blasio.
Habiendo fracasado en sus esfuerzos por quebrantar la decisión de San Blasio, Agrícola ordenó ahogarle en el lago. El santo mártir hizo la señal de la cruz al borde del agua y comenzó a caminar por la superficie del lago tal como lo había hecho el Salvador en el mar de Galilea.
Habiendo fracasado en sus esfuerzos por quebrantar la decisión de San Blasio, Agrícola ordenó ahogarle en el lago. El santo mártir hizo la señal de la cruz al borde del agua y comenzó a caminar por la superficie del lago tal como lo había hecho el Salvador en el mar de Galilea.
Al llegar a la mitad, invitó a los paganos a unirse a él, si creían que podían confiarse a sí mismos a sus dioses. Sesenta y ocho de ellos aceptaron el desafío y se ahogaron, mientras que un ángel resplandecientente apareció e invitó al Santo a regresar a la orilla para recibir la corona de gloria.
Cuando él y los dos valerosos niños fueron condenados a ser decapitados, San Blasio, brillando con la luz divina, recitó una oración en nombre de todos los que, en el futuro, solicitarían su ayuda en la enfermedad y en las pruebas. Entonces el Señor se le apareció en toda Su gloria, diciendo: "He escuchado tu oración y te concedo tu petición".
Cuando él y los dos valerosos niños fueron condenados a ser decapitados, San Blasio, brillando con la luz divina, recitó una oración en nombre de todos los que, en el futuro, solicitarían su ayuda en la enfermedad y en las pruebas. Entonces el Señor se le apareció en toda Su gloria, diciendo: "He escuchado tu oración y te concedo tu petición".
Los cuerpos de los santos mártires fueron enterrados con honores, y se convirtieron en una fuente de bendiciones para aquellos que se reunían anualmente en el lugar de su sepultura para conmemorarlos. San Blasio es uno de los santos curadores más venerados tanto en el Este como en el Oeste. San Blasio es invocado como un curador de quienes sufren heridas en el cuello y tienen problemas de garganta. También es considerado el patrón de los esquiladores de lana y animales salvajes. El agua bendita bendecida en su honor es rociada sobre el ganado que está enfermo.
Una parte de sus reliquias reside en los monasterios atonitas de Konstamonitou y Dionisio; partes de sus reliquias se encuentras también en la Iglesia de San Nicolás en Kerkyra (Corfú), junto con las reliquias de Santa Teodora la Emperatriz, que también es hoy conmemorada.
Una parte de sus reliquias reside en los monasterios atonitas de Konstamonitou y Dionisio; partes de sus reliquias se encuentras también en la Iglesia de San Nicolás en Kerkyra (Corfú), junto con las reliquias de Santa Teodora la Emperatriz, que también es hoy conmemorada.
Ἀπολυτίκιον Ἦχος πλ. α’. Τὸν συνάναρχον Λόγον.
Φερωνύμως βλαστήσας, ὡς δένδρον εὔκαρπον, ἱεράρχα Κυρίου Βλάσιε ἔνδοξε, μαρτυρίου τοὺς καρποὺς κόσμῳ προήγαγες καὶ θαυμάτων δωρεάς ἀναβλύζεις δαψιλῶς, ὡς θεῖος ἱερομάρτυς τοῖς καταφεύγουσι πάτερ τῇ ἀντιλήψει τῆς πρεσβείας σου.
Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ’.
Καί τρόπων μέτοχος, καί θρόνων διάδοχος, τῶν Ἀποστόλων γενόμενος, τήν πρᾶξιν εὗρες θεόπνευστε, εἰς θεωρίας ἐπίβασιν· διά τοῦτο τόν λόγον τῆς ἀληθείας ὀρθοτομῶν, καί τῇ πίστει ἐνήθλησας μέχρις αἵματος, Ἱερομάρτυς Βλάσιε· πρέσβευε Χριστῷ τῷ Θεῷ, σωθῆναι τάς ψυχάς ἡμῶν.
Apolitiquio tono 4º
Como partícipe de los caminos y sucesor del trono de los Apóstoles, oh inspirado por Dios, encontraste que la disciplina era un medio de ascenso a la visión divina. Por lo tanto, habiendo dividido correctamente la palabra de verdad, también disputaste la fe hasta la sangre, oh Hieromártir Blasio. Intercede ante Cristo nuestro Dios para que nuestras almas sean salvas.
Κοντάκιον Ἦχος β’. Τά ἄνω ζητῶν.
Ὁ θεῖος βλαστός, τό ἄνθος τό ἀμάραντον, ἀμπέλου Χριστοῦ, τό κλῆμα τό πολύφορον, θεοφόρε Βλάσιε, τούς ἐν πίστει τιμῶντας τήν μνήμην σου, εὐφροσύνης πλήρωσον τῆς σῆς, πρεσβεύων ἀπαύστως ὑπέρ πάντων ἡμῶν.
Condaquio tono 2º
¡Oh floración incontenible, piadosa y fructífera rama de la Vid de Cristo, Dios, ¡Oh, santo y celestial, Blasio! Llena con tu alegría a los que con fe observan tu memoria; e interminablemente intercede ante Cristo nuestro Redentor para que todos seamos salvos.
Fuentres consultadas: syndesmosklchi.blogspot.com, diakonima.gr, De "El Sinaxario": Las vidas de los santos de la Iglesia ortodoxa, vol. 3, compilado por Hieromonk Makarios de Simonos Petra y traducido del francés por Christopher Hookway (Chalkidike, Grecia: Santo Convento de la Anunciación de Nuestra Señora, 2001) pp. 474-477,[johnsanidopoulos.com], pentapostagma.gr, saint.gr, orthodoxwiki.org