Versos:
"La Teodora real más venerada, fuiste hecha digna de la divina corona de Cristo Rey".
Santa Teodora, la Emperadora Augusta, nació en Ébesa de Paflagonia en el año 815 d.C. y provenía de una distinguida familia que había residido durante mucho tiempo en Constantinopla y cuyos miembros habían alcanzado un alto cargo en el servicio público.
Fue bendecida con gran belleza y gran inteligencia, y también había heredado la ferviente piedad y la inquebrantable devoción a la fe ortodoxa de sus padres, especialmente de su madre. Hija de Marino, comandante del ejército bizantino, y de la virtuosa Teoctista, la santa tenía otras tres hermanas: Sofía, María e Irene, y dos hermanos, Barda y Petroná.
"La Teodora real más venerada, fuiste hecha digna de la divina corona de Cristo Rey".
Santa Teodora, la Emperadora Augusta, nació en Ébesa de Paflagonia en el año 815 d.C. y provenía de una distinguida familia que había residido durante mucho tiempo en Constantinopla y cuyos miembros habían alcanzado un alto cargo en el servicio público.
Fue bendecida con gran belleza y gran inteligencia, y también había heredado la ferviente piedad y la inquebrantable devoción a la fe ortodoxa de sus padres, especialmente de su madre. Hija de Marino, comandante del ejército bizantino, y de la virtuosa Teoctista, la santa tenía otras tres hermanas: Sofía, María e Irene, y dos hermanos, Barda y Petroná.
En el año 830 d.C., al ser elegida entre las jóvenes hijas de la nobleza para convertirse en la esposa del emperador Teófilo (830), cumplió fielmente sus deberes como esposa y emperatriz, mientras hacía todo lo que la gentileza y la paciencia podían lograr para mitigar la crueldad de Teófilo cuando llevó a cabo una persecución contra los iconos sagrados con una ferocidad inaudita.
A pesar del ambiente iconoclasta existente, en el cual los confesores de la ortodoxia, las personas más sagradas de la época, eran acosados, torturados y exiliados hasta los límites más lejanos del Imperio, Teodora seguía honrando los santos iconos y manteniéndolos en oculto en su dormitorio.
Mientras tanto, su madre Teoctista, había abandonado el palacio y se fue a un monasterio, el cual ella misma construyó. A pesar de la prohibición de su marido, Teodora a menudo iba con sus cinco hijos a visitar a su madre al monasterio. Constituía ésta una crítica abierta y audaz de la política impía de Teófilo y de la despiadada persecución de los ortodoxos.
Teodora y sus hijos (Fol. 44 v) |
Tras doce años de matrimonio, en el 842, Teófilo fue golpeado por Dios con una disentería severa. En su angustia y compasión al ver a su esposo delirante y atormentado por el dolor, Teodora sacó un icono oculto de la Madre de Dios y lo colocó sobre el rostro del hombre enfermo. Después de una visión aterradora, Teófilo besó el santo icono y confesó la verdadera fe antes de entregar su alma a Dios.*
Dado que el heredero al trono, Miguel III, tenía solo cuatro años, Teodora asumió la regencia. Entonces Santa Teodora se hizo cargo del reinado y del cuidado su hijo menor, Miguel, con guardianes el hermano de ella Barda, el tío de su padre, quien era maestro de ceremonias, y el prosista Teoctisto (20 de noviembre), de quien aceptó sus sabios consejos.
Tomó en sus manos la restauración inmediata de los iconos sagrados y el retiro de los confesores de la ortodoxia del exilio.
Santa Teodora, con un icono de la Santísima Theotokos y el Niño en sus brazos |
El 11 de Marzo del año 843, convocó un Sínodo en el que depuso al patriarca herético Juan VII, el autor de tantos males, y llevó a San Metodio el Confesor (14 de junio) al trono patriarcal.
Después de anatematizar a los herejes y confirmar los decretos del Séptimo Sínodo Ecuménico (787), los Santos Padres se reunieron el primer domingo de la Gran Cuaresma (843) con todos los confesores, sacerdotes y monjes que habían llegado de los rincones más lejanos del imperio, llevando sobre sus cuerpos las heridas aún sangrientas de su confesión de la verdadera fe. En una larga procesión que se abría paso por la ciudad, observada por todas las personas, inauguraron la restauración oficial de la veneración de los iconos sagrados. Esta fiesta se celebra anualmente desde el Primer domingo de la Gran Cuaresma y se ha convertido en el símbolo del triunfo de la Ortodoxia sobre todas las herejías.**
Icono Ortodoxo Ruso, Domingo de la Ortodoxia
(primer Domingo de la Gran Cuaresma)
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Aparte del problema de los iconos, Santa Teodora también se encargó de abordar otros problemas interiores y exteriores, como la evangelización de Moravia y Bulgaria por parte de los misioneros del Imperio Romano***,
las invasiones de los árabes en Sicilia y en Asia Menor, las revoluciones de los eslavos en el Peloponeso, la secta de los Paulianitas de Asia Menor, las campañas de los árabes en Creta, en Siria y en Egipto, y las complicaciones con el gobernante de los búlgaros Bógori, el cual finalmente admitió la Ortodoxia.
Pero a pesar del cuidado que tuvo por la educación de su hijo Miguel III, éste demostro su ingratitud. Teodora confió en que su hijo se criara con su hermano Bardas, pero éste, un hombre incapaz de una vida moral, que había llegado al poder gracias a Teodora, ejerció una influencia funesta sobre el joven Emperador.
Miniatura 565, página 1b, de los Cuatro Evangelios hecha por Santa Teodora. |
Le persuadió para que pusiera fin a la regencia a pesar de que aún no era mayor de edad y de obligar a Teodora y sus hijas a retirarse al Monasterio de Gastria (858), a pesar de que el Patriarca Ignatios se negó a hacerles las gestiones.
El asesinato del prosista Teóctisto le hizo muy fuerte al hermano de la Santa, llegando incluso a despreciarla y a amenazarla.
Más tarde, el mismo hijo de la santa, Miguel, y su hermano Barda, decretaron su ingreso, junto con sus hijas Ana, Tecla, Anastasia, María y Pulquería, en el Monasterio Gastrión ("Γαστριών"), en la región de Ipsomazíon ( "Υψομαθείων"). Allí, la Santa Teodora se dedicó al ayuno, a la oración, a la áscesis, sumisa a los decretos de la Divina Providencia y a todas las observancias de la vida angelical.
El asesinato del prosista Teóctisto le hizo muy fuerte al hermano de la Santa, llegando incluso a despreciarla y a amenazarla.
Más tarde, el mismo hijo de la santa, Miguel, y su hermano Barda, decretaron su ingreso, junto con sus hijas Ana, Tecla, Anastasia, María y Pulquería, en el Monasterio Gastrión ("Γαστριών"), en la región de Ipsomazíon ( "Υψομαθείων"). Allí, la Santa Teodora se dedicó al ayuno, a la oración, a la áscesis, sumisa a los decretos de la Divina Providencia y a todas las observancias de la vida angelical.
Existe una copia de los Cuatro Evangelios hecha con sus propias manos. El Códice de la Emperatriz Teodora, o Miniatura 565, es un minúsculo manuscrito griego (Tetraevangelion), en pergamino púrpura, fechado paleográficamente en el siglo IX. El códice es una de las dos únicas miniaturas púrpuras conocidas (la minúscula 1143 es la otra) escrita con tinta dorada. Contiene el texto de los cuatro evangelios en 392 hojas de pergamino púrpura. El texto está escrito en una columna por página, 17 líneas por columna. El manuscrito proviene de la zona del Mar Negro. En 1829 fue llevado a San Petersburgo. El códice ahora se encuentra en la Biblioteca Nacional de Rusia (Gr. 53) en dicha ciudad.
Santa Teodora entregó su alma a Dios el 11 de febrero del año 867. No mucho después de que Constantinopla cayó ante los otomanos en 1453, sus reliquias, que permanecieron incorruptas, fueron llevadas a Kerkyra (Corfú) junto con las de San Espiridon (12 de diciembre). Consagradas en el templo de la Santísima Theotokos de la Cueva o Panayía Spileotísis ("Παναγίας Σπηλαιωτίσσης"), fueron preservados milagrosamente de la destrucción ante el bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. Es un lugar de peregrinación para los fieles ortodoxos hasta el día de hoy y siguen siendo una fuente inagotable de bendiciones para los fieles hasta el día de hoy.Santa Teodora y el icono detrás del espejo
El 11 de marzo de 843, la emperatriz Teodora restauró los iconos sagrados y así puso fin al siglo de iconoclasia.
En esta ocasión se instituyó la celebración anual del Domingo de la Ortodoxia que tiene lugar el primer domingo de la Gran Cuaresma, conmemorando la restauración de los iconos sagrados y la victoria de la Ortodoxia sobre la iconoclasia.
La emperatriz Teodora se había casado con el más feroz perseguidor de iconos y reliquias, el emperador Teófilo (829-842). Su período de gobierno fue muy estricto. En esa época, los frescos de las iglesias se blanqueaban para eliminar las figuras sagradas.
La propia Santa Teodora estaba aterrorizada en este momento y se vio obligada a proteger un icono de la Panagia que tenía, escondiéndolo en su dormitorio detrás de su espejo.
Theodora y Theophilos habían adquirido cinco hijas: Thekla, Anna, Anastasia, Pulcheria y Maria; así como dos hijos: Constantino y Miguel, que se convirtió en el emperador Miguel III (842-867).
Se cuenta que una tarde en que la Emperatriz no estaba en Palacio, el Emperador estaba jugando con sus hijos. En un momento, Theophilos les dijo a sus hijos que era hora de irse a la cama. Luego los hijos pidieron su "Panagitsa" ("Virgencita"), para poder orar a la Theotokos.
"Aquí no tenemos íconos", respondió el emperador Theophilos con severidad y confianza.
"Queremos nuestra Panagitsa que está detrás del espejo", dijeron los niños.
Así fue como Teófilo descubrió el icono. Enfurecido, lo agarró y lo arrojó a la chimenea.
En ese momento Theodora entró en la habitación y logró salvar el icono de Theotokos de las llamas.
Este ícono de la emperatriz Teodora se llama "el espejo" y se puede ver hoy en el Monasterio de San Pablo en el Monte Athos. Con marcas atestigua que fue arrojado a las llamas.
Se llama formalmente Panagia del Kathrepti ("del espejo") y se conserva en el Santuario Sagrado del Katholikon del Monasterio. Por lo general, se saca para la veneración durante los servicios completos, junto con los regalos de los magos y otras reliquias. Alrededor del icono en sí hay pequeñas porciones de reliquias sagradas.
San Pablo, el constructor del Monasterio, había traído el icono como regalo cuando visitó Constantinopla. Un canon de servicio y súplica fue escrito para este ícono en 1983 por el himnógrafo san Gerasimos Mikragiannanites.
NOTAS:
* Esta narración de la conversión de Teófilo en el lecho de muerte ha sido muy disputada. Según otros, el emperador murió en herejía e incluso obtuvo promesas de Teodora y del prosista Teóctisto de que continuarían su política eclesiástica. Como esposa piadosa y amorosa, Teodora pudo haber promovido la creencia de su conversión para no privar a su alma de las oraciones de la Iglesia.
** En algunas Iglesias, además de la procesión con los iconos sagrados, hay una lectura del Synodikon (libro en el cual están registrados los Sίnodos) de la Ortodoxia, redactada en 843 para anatematizar a los herejes y elogiar a los confesores de la fe. El texto se ha ampliado durante el transcurso del tiempo y la adaptación de cada Iglesia local, a fin de incluir la condena de todas las herejías que aparecieron antes y después de la iconoclasia.
*** Ver vidas de San Fotio el Grande (6 de febrero) y de los Santos Cirilo y Metodio (11 de mayo)
* Esta narración de la conversión de Teófilo en el lecho de muerte ha sido muy disputada. Según otros, el emperador murió en herejía e incluso obtuvo promesas de Teodora y del prosista Teóctisto de que continuarían su política eclesiástica. Como esposa piadosa y amorosa, Teodora pudo haber promovido la creencia de su conversión para no privar a su alma de las oraciones de la Iglesia.
** En algunas Iglesias, además de la procesión con los iconos sagrados, hay una lectura del Synodikon (libro en el cual están registrados los Sίnodos) de la Ortodoxia, redactada en 843 para anatematizar a los herejes y elogiar a los confesores de la fe. El texto se ha ampliado durante el transcurso del tiempo y la adaptación de cada Iglesia local, a fin de incluir la condena de todas las herejías que aparecieron antes y después de la iconoclasia.
*** Ver vidas de San Fotio el Grande (6 de febrero) y de los Santos Cirilo y Metodio (11 de mayo)
Apolitiquio tono plagal del 1º
Apolitiquio tono plagal del 1º
Como digno nombre de los dones otorgados por Dios, y como imagen divina de sabiduría y fe santas, hiciste que la Iglesia brillara con piedad piadosa; porque usted demostró a todos que los santos de todas las edades han mostrado honor a los iconos, oh Teodora, justo y justo adorno de los ortodoxos.
Condaquio tono plagal del 4º
Cantamos tus alabanzas como la gema y la justicia de la Iglesia, y como diadema y modelo de todas las reinas cristianas, oh Teodora, toda alabada y divinamente coronada; porque al devolver los iconos a su lugar legítimo, expulsaste a la Iglesia por usurpación. Por lo tanto, clamamos a ti: Alégrate, oh Soberano más venerable.
Foto de portada: Detalle del rostro de la Santa. Mosaico bizantino del s.VI, iglesia de San Vital de Ravena(Italia)
Fuentes consultadas: -apostoliki-diakonia.gr, -saint.gr, -diakonima.gr, -Cesarea, Procopio de. Historia de las guerras. Obra completa. Madrid: Editorial Gredos, -Procopius The Secret History at the Internet Medieval Sourcebook, -orthodoxwiki.gr.