martes, 12 de marzo de 2024

San Teófano el Confesor de Sigriana (+818)

Versos:
"Teófano apareció como un fiel protector, honrado como fiel con un final pacífico".
El día 12, Teófano pereció y se fue de la vida.

San Teófano (del gr. "Θεοφάνης", [Zeofánis]) el Confesor, nació en el año 759 d.C. de padres fieles, piadosos y reconocidos: Isaac (del gr. "Ισαάκ") y Teodota (del gr. "Θεοδότη", [Zeodóti]). Su padre Isaac era pariente del emperador Constantino V Copronimos (740–775). Tres años después de su nacimiento su padre murió dejándolo a él y a su madre Teodota al cuidado del propio emperador. Teófano creció en la corte y se convirtió en dignatario del emperador León IV el Khazar (775-780). Su posición lo obligó a contraer matrimonio. A petición de su madre, se casó a una edad temprana de doce años con la piadosa rica Megaló (del gr. "Μεγαλώ", [Megaló]). Pero convenció a su esposa de vivir con él en virginidad debido a su amor por la forma de vida monástica. 
En 799, después de la muerte de su suegro, Teófano y su esposa se separaron con el consentimiento mutuo para abrazar la vida monástica después de viajar a varios monasterios. Teófano conoció al Anciano Gregorio Stratigios, quien le predijo a la esposa de Teófano que su esposo ganaría la corona del martirio. Mientras su esposa ingresó en el Μonasterio de la Transfiguración del Salvador en las Islas Príncipe, recibiendo el nombre de Irene (del gr. "Ειρήνη", [Iríni], Irene), el Santo se refugió, en el año 781 d.C., en un monasterio en el Monte Sigriana, cerca de Cícico en Midea
 
 
 
 






 
 

Estando en este monasterio, como erudito y virtuoso monje, fue invitado junto con otros distinguidos abades: el Padre Plátona ("Πλάτωνα")  abad del monasterio Sakudíonos ("Σακουδίωνος")  situado en la meseta de "Kantí Gailá",
los monjes Nicéforos ("Νικηφόρος", [Nikifóros]) y Nicetas ("Νικήτας", [Nikítas]) del monasterio Midikíu (del gr. "Μηδικίου", [Midikíu]) y el monje Cristóforo del monasterio Mikrú Agrú (del gr. "Μικρού Αγρού"), al Séptimo Sínodo Ecuménico de Nicea, en el año 787 d.C., donde fue condenada la herejía iconoclasta. San Teófano llegó vestido con su ropa hecha jirones, pero reveló su sabiduría defendiendo la veneración de los iconos sagrados.
Cuando regresó, se instaló como higúmeno  o abad del monje Strategion ("Στρατήγιο", [Stratíguio])  y se retiró a la isla de enfrente, Kalonymon ("Καλώνυμον"), en donde fundó un gran monasterio y allí, en soledad más de seis años, se ocupó de la transcripción de textos y de las Escrituras.  
Teófano alcanzó un alto grado de habilidad en esta ocupación. Más tarde fundó otro monasterio en el Monte Sygriane, en un lugar llamado Megalos Agros o Gran Campo, y se convirtió en su abad. Participó en todo el trabajo del monasterio, y fue un ejemplo para todos en su amor por el trabajo y la lucha ascética.
Recibió del Señor el don de realizar milagros, sanar a los enfermos y expulsar demonios.  Pero, lamentablemente, a la edad de 50 años su salud se vio afectada por una grave enfermedad hasta el día de su muerte. Incluso en su lecho de muerte, el Santo continuó trabajando. 

 
 








Entre sus obras escribió su Crónica, una historia de la Iglesia cristiana que abarca los años 285-813. Este trabajo ha seguido siendo una fuente invaluable para la historia de la Iglesia.
Durante el reinado del emperador Leo el armenio (813-820), cuando el santo avanzó en edad, la herejía iconoclasta regresó. 
Exigieron que Teófano aceptara la herejía. A pesar de esta difícil situación, viajó a Constantinopla cuando fue invitado por el Rey León el Armenio (813-820 d.C.), quien intentó, a través del Patriarca José el Iconoclasta atraerle a la herejía de la iconoclasia.
El Santo naturalmente no era posible que pudiese aceptar tal propuesta y traicionar a la Fe Ortodoxa. Se negó firmemente, y por eso quemaron Gran Monasterio de Campo, luego lo encerraron durante dos años en un lugar oscuro, sufriendo tratos crueles. Después de su liberación, fue desterrado a Samotracia en 818, donde abrumado por las aflicciones, vivió solo unas semanas más.
Se le atribuyen muchos milagros que ocurrieron después de su muerte.Después de la muerte del emperador impío León el armenio, el Gran Monasterio de Campo fue restaurado y las reliquias del santo confesor fueron transferidas allí. Más tarde, sus discípulos trasladaron sus Santas Reliquias en el año 822 a la Gran Iglesia de Santa Sofía, donde se realiza su conmemoración.
 
 
 
 
 

 
 
 
 
San Teófanes el Confesor como modelo para nuestras vidas
 
San Teófanes el Confesor y Cronógrafo (Fiesta: 12 de marzo). Por el protopresbítero p. George Papavarnavas
 

El venerable Teófanes nació en el año 760 d.C. Fue cronógrafo y confesor de la fe ortodoxa. Huérfano de padre desde muy joven, fue criado por su madre Teodota, quien se encargó de educarlo y casarlo desde muy joven con una muchacha virtuosa y rica. Sin embargo, él y su esposa acordaron seguir la vida monástica. Él vivió en un monasterio de hombres cerca del monte Sigriane, donde más tarde se convirtió en abad, y ella se instaló en un monasterio de mujeres, y de Megalo la llamaron Irene.

Junto con otros abades fue invitado y participó en el Séptimo Sínodo Ecuménico en Nicea. Después de su regreso, instaló a otro abad en el monasterio de Sigriane y estableció un monasterio nuevo y más grande para sus numerosos discípulos. Además de sus deberes como abad, se dedicó a la escritura y la caligrafía. Seis años más tarde fue desterrado por los iconoclastas a Samotracia, donde completó su vida terrena en el año 815. Posteriormente su discípulo trasladó sus sagradas reliquias al monasterio donde vivió los últimos años de su vida.

Por tu vida virtuosa, oh justo Teófanes, serviste a Dios, quien se manifestó en carne por nuestro bien. Porque renunciaste a todas las posesiones pasajeras y agregaste los premios de la confesión a tus coronas ascéticas. Por medio de ambos iluminaste los confines del mundo. (Apolytikion)
 
 
 
 
 




 
 
1. "Con tu vida virtuosa, oh justo Teófanes, serviste a Dios, quien se manifestó en carne por amor a nosotros".

La verdadera adoración al Dios Trino está relacionada con una vida santa y virtuosa, que es la armonización de la vida y el estado del ser del hombre de acuerdo con la voluntad de Dios. Con la obediencia a todos los mandamientos divinos el corazón se purifica de las pasiones, las personas se humillan y el nous se ilumina y ve la gloria de Dios. "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios".

Dios no pide dinero a las personas, ni tierras y otros bienes tangibles, sino que pide que su corazón sea purificado para habitar en él y transformarlo en Su templo, en el que se realizará continuamente el verdadero culto espiritual. Por boca del Profeta Oseas, Dios dice que “este pueblo con los labios me honra, mientras su corazón está lejos de Mí”, y es por esto que por más fuerte que clamemos no seremos escuchados.

Cuando el profeta Moisés oró, aunque no movió los labios, su oración tenía tal poder e intensidad que Dios la escuchó como un fuerte clamor. Y fue escuchado, porque su forma de vida era agradable a Dios, su corazón estaba totalmente entregado a Dios y oraba profundamente.

Vivir el estilo de vida ascético tal como lo enseña la Iglesia Ortodoxa ayuda a concentrar la mente del hombre en la oración y la adoración, que está acostumbrada a vagar y ser cautivada por imágenes y pensamientos de personas y cosas.

Nuestra asistencia a la iglesia desde temprano en la mañana, cuando comienza el Servicio de Maitines, nos da la oportunidad de disfrutar de los maravillosos himnos de los domingos o de ciertas Fiestas, y estos endulzan el corazón y ayudan a concentrar mejor la mente durante la Divina Liturgia.
 
 
 
 
 
 



 
 
 
 
2. "... tú iluminaste los confines del mundo".

Cuando el corazón se purifica de las pasiones e ilumina el nous, entonces toda nuestra existencia humana se vuelve luz e "ilumina los confines del mundo". Entonces el hombre irradia la luz de la Gracia Divina con sus palabras y obras y se vuelve útil para todos, incluso para la creación irracional. Él consuela a los afligidos, alimenta a los pobres, sostiene a los que están a punto de desplomarse por el peso de sus desgracias y de la variedad de problemas, y no destruye la creación, sino que la ama y la cuida. El pueblo de Dios son verdaderamente los mejores ambientalistas.

Pero cuando alguien, por orgullo y otras pasiones, no permite que las energías increadas de Dios entren en su existencia, entonces entra la energía creada del diablo. Porque cuando el diablo ve el corazón vacío de la Gracia Divina, viene y oscurece el nous y domina a las personas. "¿Qué tiene que ver la Gracia de Dios con el orgullo? Dios es humildad. Y cuando la Gracia de Dios se va, viene el diablo y marea a la persona. Entonces pueden ser influenciados por demonios externos y tener un espíritu oscuro por dentro" (San Paísio el Athonita).

Por tanto, como suele subrayar el metropolitano Hieroteo de Nafpaktos, hay dos categorías de personas en la sociedad: los que tienen el Espíritu Santo, que son verdaderamente personas del Espíritu, y los que no tienen el Espíritu Santo y, por tanto, están dominados por un espíritu maligno.
 
 
 
 
 
 
 

 


 
 
El primero es espiritualmente sano y transmite energía positiva, es decir, paz, calma, serenidad, alegría, amor, luz y salud espiritual, mientras que el segundo transmite energía negativa, como agitación, confusión, discordia, odio, oscuridad y enfermedad espiritual. Y lo peor de todo es que "no sienten la falta del Espíritu Santo. Les pasa a los que, como los que nacen ciegos, no tienen conciencia de lo que les falta en la preciosa luz del sol. Esta gente no tiene en el corazón ni fe ni amor” (San Juan de Kronstadt). Continúa diciendo:

"Quien tiene a Dios en su corazón, no deja a nadie fuera de su corazón", y por eso siempre se complace en ofrecer y ser ofrecido.

Fuente: Ekklesiastiki Paremvasi, "ΟΣΙΟΣ ΘΕΟΦΑΝΗΣ Ο ΟΜΟΛΟΓΗΤΗΣ", febrero de 2005. Traducido al inglés por John Sanidopoulos.

 
 
 
 





Ἀπολυτίκιον. Ἦχος δ’. Ταχὺ προκατάλαβε.

 

Θεῷ τῷ ἐν σώματι, ἐπιφανέντι ἡμῖν, ὁσίως ἐλάτρευσας δι' ἐνάρετου ζωῆς, Θεόφανες Ὅσιε· πᾶσαν γὰρ τὴν προσοῦσαν, ὕπαρξιν ἀπορρίψας, ἄθλους ὁμολογίας, τῇ ἀσκήσει συνάπτεις· ἐντεῦθεν δι' ἀμφοτέρων, φαίνεις τοῖς πέρασι.

 

Apolitiquio tono 4º

Por tu vida virtuosa, oh venerable Teófano, sirviste a Dios que se hizo manifiesto en la carne por nuestro bien. Porque renunciaste a todas las posesiones fugaces y agregaste los premios de la confesión a tus coronas ascéticas. Por medio de ambos iluminaste los confines del mundo.
 
 
 

Κοντάκιον. Ἦχος πλ. β’. Τὴν ὑπὲρ ἡμῶν.

 

Τῆς ζωαρχικῆς, τοῦ Λόγου θεοφανείας, σκεῦος ἐκλεκτόν, Θεόφανες καὶ θεράπων, τῷ ἐνθέῳ σου βίῳ, θεόφρον γενόμενος, τὴν Εἰκόνα τὴν ἐνσώματον, τοῦ Χριστοῦ σεπτῶς ἐτίμησας, ὁμιλήσας πολλαῖς θλίψεσιν· ἀνθ’ ὧν θαυμάτων πηγήν, εἴληφας ἐκ Θεοῦ.

Condaquio tono plagal del 2º

Oh Teofano, por tu vida piadosa te convertiste en un recipiente elegido y sirviente de Dios el Logos, y de su vida creando manifestación en la tierra. Honraste reverentemente el icono de Cristo y, por lo tanto, sufriste aflicciones a manos de los impíos. Por eso Dios te ha concedido gracia y vida eterna.
 
 





Fuentes consultadas: synaxarion.gr, saint.gr, orthodoxwiki.org, diakonima.gr, eltestigofiel.org, pigizois.net 

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