jueves, 11 de enero de 2024

Veberable Teodosio el Cenobita (+529)

Versos: 
"Teodosio abad de la vida común, como monástico común perdiste la vida". 
En el undécimo el Cenobita se fue de esta vida.


Durante treinta años no comió ni el más mínimo pedazo de pan. Durante sus extenuantes labores desde el amanecer hasta el anochecer, se forzó a sí mismo a subsistir de una dieta consistente en hierbas, dátiles y “pulpa” (unas semillas y legumbres sin sabor utilizadas fundamentalmente para alimentar a animales domésticos). 
Para algunas de sus comidas simplemente comía dátiles recogidos del suelo que se habían convertido en una pasta amarga y con los cuales se conformaba. Y cuando su insuficiente comida llegaba a su fin, muy frecuentemente se castigaba a si mismo aún más –manteniéndose de pie durante la mayor parte de la noche trabado en una oración incesante y en una meditación muy conmovedora.
Debido a su devoción totalmente dedicada a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo, San Teodosio (423-529) es reverenciado hasta nuestros días en el mundo Cristiano como un ejemplo supremo de como una vida monástica disciplinada puede dar gloria al Dios Todopoderoso. 




"Ο ΆΓΙΟΣ ΘΕΟΔΌΣΙΟΣ", [Ó Áyios Zeodósios]
EL SANTO TEODOSIO (mosaico en el Nuevo Monasterio)





Figura gigantesca de piedad y de abnegación durante los primeros siglos de la Santa Iglesia, este humilde y bondadoso monje se negó constantemente a sí mismo del alimento necesario para su cuerpo. A pesar de ello, Dios, en Su Sabiduría, alimentó a este fiel monje con un banquete espiritual que le permitiría llegar hasta los 106 años de una vida extraordinaria.
Nacido en el 423 de unos devotos padres cristianos en la Villa Capodia de Mogarisio (hoy en día parte de la moderna Turquía) el Venerable San Teodosio creció en un ambiente piadoso en el que desde una edad muy temprana aprendió sobre las Sagradas Escrituras. Habilidoso pensador y de elocuentes discursos muy pronto llegó a ser lector de su iglesia local –donde se quedó profundamente conmovido por los libros sagrados y persiguió el sueño de dejar atrás el mundo como un monje para poder alabar a Dios libremente.








Siendo muy joven este reverente seguidor de Cristo se dirigió hacia Tierra Santa. Esto sucedió en los últimos días del reinado del Emperador Romano Marciano. Mientras viajaba a través de Antioquía en su camino hacia Palestina, San Teodosio realizó una visita largamente esperada al temeroso de Dios, Simón el Estilita – quien lo sorprendió grandemente cuando lo llamó desde la cima de la columna en la cual se encontraba: “Teodosio, siervo de Dios, eres bienvenido.” Momentos después Simón predijo que San Teodosio llegaría a ser, eventualmente, un gran líder de los monjes ascetas en Palestina.
Luego de haber llegado a Jerusalén y rezado en los lugares santos, San Teodosio se hizo a sí mismo una pregunta muy difícil: ¿Debería comenzar su servicio hacia Dios como un ermitaño, solo en el desierto, o como un monje viviendo en comunidad con compañeros en la devoción? 

Reflexionando sobre esta pregunta, compuso un texto inspirador: 
“¿Si los soldados de un rey terrenal no se atreven a marchar hacia la batalla, a menos que hayan sido entrenados previamente por hábiles generales en el arte de la guerra, cómo podría yo, que no tengo ninguna experiencia, intentar batallar contra demonios incorpóreos y expertos en el arte de la mentira? Por lo tanto deberé buscar padres espirituales y permanecer bajo su tutela por largo tiempo hasta lograr maestría luego de lo cual viviré en el desierto.”




Sepulcro del Santo en su Monasterio en Belén de Judea, Palestina




Esto sonaba aconsejable –y el joven San Teodosio lo siguió muy prontamente entrando en un monasterio en Palestina cerca de Belén, en donde pasaría muchos años adquiriendo pacientemente la auto-disciplina requerida para una vida dedicada a Dios. Pero no pasó mucho tiempo antes de que su mentor espiritual, el Santo Ermitaño Longino, lo urgiera a establecer y gobernar un monasterio suyo en Belén.
Sin embargo Teodosio era un humilde siervo de Dios y pesar de que una docena de monjes clamaban por su liderazgo él prefirió vivir en una oscura caverna comprometido en un régimen diario de oración y penitencia. Sin embargo del monje Capadocio tenía un corazón muy generoso –y simplemente no se pudo rehusar a los fervientes monjes que le rogaban continuamente para que fuese su director espiritual. Durante las siguientes décadas San Teodosio dirigiría la construcción de un monasterio inmenso y de tres iglesias para sus compañeros monjes al tiempo que llevaba una vida ejemplar como su Abad.

Tan grande fue su fama a través de toda Tierra Santa que en muy pocos años, este santo adorador de Dios, sería nombrado por el Obispo de Jerusalén como el Superior de todas las comunidades religiosas en Palestina. En esa función era consultado frecuentemente por el Venerable San Saba sobre temas como la piedad y la educación, quien también había sido nombrado por el mismo Obispo Sallutus de Jerusalén como director espiritual de todos aquellos ermitaños que vivían en Palestina.




Venerable Teodosio el Cenobita. 
(11 de Enero)





Amigo de toda la vida de los pobres y de los enfermos San Teodosio alimentaba cada día a todo aquél que sufriera hambre mientras ordenaba a sus monjes que pusieran más de cien mesas para la comida vespertina. En más de una ocasión cuando las provisiones eran muy limitadas multiplicó unas pocas hogazas de pan en muchas (haciéndonos recordar la multiplicación de los panes y los peces realizada siglos atrás por Jesucristo.)

Pero los maravillosos dones que San Teodosio ofreció al mundo no se restringieron solamente a la construcción de iglesias y hospitales o a la dirección de monjes piadosos en sus oraciones diarias. También realizó un inapreciable servicio oponiéndose (junto con San Saba) a la peligrosa herejía Euticiana en Jerusalén y en Palestina –por lo que prontamente fue condenado por sus esfuerzos por parte del Emperador Bizantino Anastasio, quien había abrazado ese falso credo con gran entusiasmo. (Sin embargo muy pronto el Emperador fue castigado por su apostasía luego de haber sido alcanzado por un rayo).

Al final de su vida este santo abad soportó una larga enfermedad sobre la cual se rehusó a rezar… al tiempo que insistía en que su sufrimiento era una penitencia necesaria por sus fallas espirituales. Murió a la edad avanzada de 106 años (el 529) en el monasterio que había fundado – y murió con una oración de alabanza a Dios en sus labios.

La noticia de su dormición cayó como un rayo. Muchos corrieron, laicos, clérigos y monjes, incluso monjes, para recibir las santas reliquias del Santo hombre, que para todos fue un cariñoso padre y un hermano protegedor. Hasta el Patriarca de Jerusalén vino para venerar y para estar en el homenaje al Santo. Su emoción fue grande cuando se encontró frente a las santas reliquias del santo.




Icono con escenas de la vida del santo




Hasta nuestros días San Teodosio permanece como un parangón de humildad y fidelidad para toda la Santa Iglesia. Una y otra vez sus acciones nos muestran cuán profundamente creía en el poder salvífico de la fe y en la necesidad de recordar que todo lo que sucede en el mundo de los hombres depende de la voluntad de Dios. En una ocasión memorable, por ejemplo, sorprendió a sus monjes cuando les ordenó cavar una tumba en el jardín detrás de la iglesia. Luego, mientras ellos estaban parados con sus palas junto al agujero les sonrió a cada uno al tiempo que les preguntó: “Hijos, la tumba está lista. ¿Quién de entre nosotros será el primero en usarla?”.

Esta tumba la inauguró con su dormición un Santo asceta, llamado Basilio. Dicho asceta, aunque había "dormido", Teodosio y otro monje le veían salmodiando junto a los otros monjes. Para el resto, Basilio era invisible. 

Otro milagro del santo, fue que en un lugar dispuesto para construirse en él un monasterio, se encendieron unas brasas de un carbón apagado, sin existir ningún tipo de fuego. También profetizó la destrucción que tendría lugar en Antioquía por un gran terremoto.
En otra ocasión cuando la comida estaba siendo bastante reducida y los monjes habían comenzado a quejarse por la falta de provisiones, él insistió en que debería proseguir con sus oraciones mientras les hacía notar: “El, Quien nutrió a Israel en el desierto y que en el Nuevo Testamento alimentó a miles con sólo algunos panes cuidará de nosotros. Es el mismo Dios poderoso que en los días antiguos y nunca nos abandonará.”
Ni bien había terminado su homilía cuando un Cristiano viajero llegó con dos mulas cargadas de comida que habían sido donadas para el monasterio.

Poderoso escritor y pensador, San Teodosio dejó algunas de las más conmovedoras homilías que jamás hayan sido compuestas sobre los monjes. En una de ellas les advertía a sus hermanos acerca de la complacencia espiritual: “Les imploro, hermanos, por el amor a Nuestro Señor Jesucristo, quien entregó su vida por nuestra causa, que ustedes se dediquen de una vez por todas sin ningún tipo de reserva a la salvación de sus almas.” 




"Ό ΆΓΙΟΣ ΘΕΟΔΌΣΙΟΣ Ο ΚΟΙΝΟΒΙΆΡΧΗΣ"
[Ó Áyios Zeodósios o Kinobiárjis]
SAN TEODOSIO EL CENOBITA




“Arrepintámonos por haber desperdiciado nuestra vida hasta este momento y propongámonos trabajar de ahora en adelante para la gloria de Dios y de Su Hijo. Que no permanezcamos indecisos para siempre, malgastando el tiempo y posponiendo un buen comienzo hasta el día de mañana, no vaya a ser que seamos llamados ante el Juez y lleguemos vacíos de virtud y seamos expulsados de la cámara del novio. Que no lloremos por la eternidad por haber malgastado nuestra vida presente: pues después de la muerte las lágrimas no tiene valor.”
“Ahora es el tiempo aceptable; ahora es el día de la salvación.”

Día tras día, año tras año, el humilde monje Teodosio continuó confiando totalmente en el Señor. Cuando una plaga de langostas y de gusanos asoló Palestina durante el tiempo de verano se le pidió ayuda al abad. Siendo para ese entonces ya un anciano se dirigió cojeando hacia el campo, ayudado por su bastón, y observó la gran cantidad de insectos que cubrían todo el horizonte. Pero no dudó. Alzando su cabeza se dirigió con un fuerte rugido hacia las plagas: “Nuestro Maestro les prohíbe a ustedes destruir la comida de los pobres.” En pocos instantes la nube de langostas desapareció y los gusanos perecieron.
Hombre de gran fe y monje de obediencia absoluta, San Teodosio se presenta como uno de los pensadores más inspirados en los 2.000 años de historia de la Santa Iglesia. 









Su vida se nos presenta como una guía maravillosa, exacta para cada uno de nosotros que buscamos vivir de acuerdo al Santo Evangelio de Jesucristo. Por el hecho de que obedeció tan pronta y gozosamente podemos escuchar más claramente que nunca el sonido de la línea triunfante del Padrenuestro: Venga a nosotros Tu Reino; Que se haga Tu voluntad.
Como la vida de muchos monjes de su tiempo, Teodosio dedicó su vida entera a la oración y al aprendizaje junto con la enseñanza de la virtud. Su única preocupación era vivir los valores del Evangelio y llevar a los demás a la misma actitud a través de su ejemplo. No quiere decir que debamos imitar las excéntricas prácticas ascéticas de su tiempo – pero si quiere decir que debemos imitar la acción de decir “no” a nosotros mismos al tiempo que hacemos de nuestra vida un infinito himno de alabanza para el Dios Todopoderoso.
Su synaxis (congregación de fieles para su solemne conmemoración) se realizó en el Apostoleo que estaba cerca de Santa Sofía.




Venerable Teodosio el Cenobita. Menologio de Basilio II, s.X




San Teodosio el Grande, Maestro del Desierto
 
San Teodosio el Grande vivió durante los siglos V-VI y fue el fundador del monaquismo cenobítico. Nació en Capadocia de padres piadosos. Dotado de una voz espléndida, se esforzó con celo en la lectura y el canto de la iglesia. Teodosio oró fervientemente para que el Señor lo guiara por el camino de la salvación. En sus primeros años visitó Tierra Santa y se reunió con San Simeón el Estilita (1 de septiembre), quien lo bendijo y le predijo su futuro servicio pastoral.

Anhelando la vida solitaria, San Teodosio se instaló en Palestina en una cueva desolada, en la que, según la tradición, habían pasado la noche los tres Magos, que habían venido a adorar al Salvador después de Su Natividad. Allí vivió treinta años en gran abstinencia y oración incesante. La gente acudía en masa al asceta, deseando vivir bajo su dirección. Cuando la cueva ya no pudo albergar a todos los monjes, Teodosio oró para que el Señor mismo indicara un lugar para los monjes. Tomando un incensario con carbón frío e incienso, el monje comenzó a caminar hacia el desierto.
 
 
 
 
 


 
 
 


En cierto lugar el carbón se encendió por sí solo y el humo del incienso comenzó a elevarse. Aquí el monje estableció el primer monasterio cenobítico, o Lavra (que significa "amplio" o "poblado"). Pronto la Lavra de San Teodosio se hizo famosa y en ella se reunieron hasta 700 monjes. Según el testamento final de San Teodosio, la Lavra prestaba servicio al prójimo, brindando ayuda a los pobres y brindando refugio a los vagabundos.

San Teodosio era extremadamente compasivo. Una vez, cuando hubo hambruna en Palestina y una multitud de personas se reunieron en el monasterio, el monje dio orden de permitir que todos entraran al recinto del monasterio. Sus discípulos se molestaron al saber que el monasterio no tenía medios para alimentar a todos los que habían venido. Pero cuando entraron en la panadería, vieron que gracias a las oraciones del abba, estaba llena de pan. Este milagro se repitía cada vez que San Teodosio quiso ayudar a los indigentes.

En el monasterio, Teodosio construyó una casa para acoger a extraños, enfermerías separadas para monjes y laicos y también un refugio para los moribundos. 
 
 
 
 
 
 
Όσιος Θεοδόσιος ο κοινοβιάρχης - Γεωργία Δαμικούκα© (http://www.tempera.gr)

 
 
 
 
 
Al ver que en Lavra se reunían personas de diferentes países, el santo organizó servicios religiosos en varios idiomas: griego, georgiano y armenio. Sin embargo, cuando todos se reunían para recibir los Santos Misterios en la gran iglesia, los servicios divinos se cantaban sólo en griego.

Durante el reinado del emperador romano Anastasio (491-518) surgió la herejía de Eutiquio y Severo, que no reconocían ni los sacramentos ni el clero. El emperador aceptó la falsa enseñanza y los ortodoxos comenzaron a sufrir persecución. Teodosio se mantuvo firme en defensa de la ortodoxia y escribió una carta al emperador en nombre de los monjes, en la que lo denunciaban y refutaban la herejía con las enseñanzas de los sínodos ecuménicos. Afirmó además que los habitantes del desierto y los monjes apoyarían firmemente la enseñanza ortodoxa. El emperador se mostró moderado durante un tiempo, pero luego reanudó su persecución contra los ortodoxos. El santo anciano mostró entonces gran celo por la verdad. Saliendo del monasterio, llegó a Jerusalén y, en la iglesia, se paró en el lugar alto y gritó para que todos lo oyeran: "¡Quien no honre los cuatro Sínodos Ecuménicos, sea anatema!". Por este acto audaz, el monje fue enviado a prisión, pero regresó poco después de la muerte del emperador.
 
 
 
 
 
San Teodosio el Cenobita- s. XVII.- Monasterio Dionysiou, Monte Athos

 
 
 


San Teodosio realizó muchas curaciones y otros milagros durante su vida, ayudando a los necesitados. A través de sus oraciones, una vez destruyó las langostas que devastaban los campos de Palestina. También por su intercesión se salvaron de la muerte los soldados, y también salvó a los que perecían en naufragios y a los perdidos en el desierto.

Una vez, el Santo dio orden de golpear el semandron (un trozo de madera golpeado con un mazo), para que los hermanos se reunieran a orar. Les dijo: "La ira de Dios se acerca al Oriente". Después de varios días se supo que un fuerte terremoto había destruido la ciudad de Antioquía en la misma hora en que el Santo había convocado a los hermanos a la oración.

Antes de su muerte, San Teodosio convocó a tres queridos obispos y les reveló que pronto partiría hacia el Señor. Después de tres días, reposó a la edad de 105 años. El cuerpo del Santo fue enterrado con reverencia en la cueva en la que vivió al comienzo de sus hazañas ascéticas.
 
 








San Teodosio Cenobita o Cenobiarca: "¡Mirad, la tumba está lista!"

Por San Nicolás Velimirovich

La Iglesia Ortodoxa posee un tesoro inagotable de pruebas de la vida después de la muerte. Se cita aquí una de las numerosas pruebas: un ejemplo que, al mismo tiempo, da testimonio que las almas de los hombres viven después de la muerte física y que la obediencia voluntaria conduce a la eternidad bienaventurada.

Cuando San Teodosio el Grande [el Cenobiarca] fundó un monasterio, al principio sólo tenía siete monjes. Para confirmar a estos monjes en el recuerdo de la muerte, les ordenó cavar una tumba. Cuando la tumba estuvo terminada, Teodosio se paró encima de la tumba rodeado por los siete monjes, y dijo: "¡He aquí, hijos míos, la tumba está lista! ¿Hay alguno entre vosotros que esté listo para morir, a fin de ser enterrado en esta tumba? ?" Uno de ellos, de nombre Basilio y sacerdote de rango, cayó de rodillas y pidió la bendición de Teodosio para morir. 
 
 
 
 
 

 
 
 
Teodosio ordenó que se celebrara un servicio conmemorativo del alma de Basilio: el día tercero, noveno y cuadragésimo, como es costumbre para los difuntos. Cuando se completó el servicio conmemorativo del cuadragésimo día, Basilio, completamente sano, se acostó y murió. Fue enterrado en la nueva tumba. Al cuadragésimo día después de su entierro, Basilio apareció una mañana entre los hermanos en la iglesia y cantó con ellos. Al principio sólo Teodosio lo vio y oró a Dios para que abriera los ojos de los demás. Toda la hermandad miró y vio a Basil entre ellos. Un hermano, Letios, de alegría extendió los brazos y quiso abrazar a Basil, pero desapareció y Letios escuchó la voz de Basil que decía; "Salvaos, padres y hermanos, salvaos".
 
 
 
 

 
 
 
 
La aparición de San Teodosio Cenobita en Rakantzi de Cefalonia

La noche anterior a la fiesta de San Teodosio Cenobiarca (11 de enero), el padre Gerasimos Fokas celebraría su fiesta con una vigilia y la Divina Liturgia por la noche en Rakantzi de Cefalonia. Un año era una noche lluviosa y fría, cuando pocos lograron asistir a esta vigilia, pero tuvieron una visita divina. Una mujer piadosa notó que el padre Gerasimos estaba celebrando la Divina Liturgia con otro sacerdote que ella no conocía. Cuando más tarde le preguntó al padre Gerasimos quién era este sacerdote, él confesó que era San Teodosio. 

 
 
 
Celebración de la memoria de nuestro venerable padre Teodosio el Cenobita en su Santo Monasterio en el desierto de Judea (11/1/2012 calendario nuevo, 24/1/ 2012 calendario antiguo)
 

 
 
NOTA:

* Cenobita, de cenobio: (del griego "κοινόβιο", [kinóbio]): forma de organizacion de vida monástica según la cual los monjes tienen mesa común, no cobran por sus servicios, no tienen dinero propio y tienen higúmeno (abad).
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος πλάγιος α’. Τὸν συνάναρχον Λόγον.
 
Ἀρεταὶς θεοσδότοις ἐκλάμψας ὅσιε, Μοναστικῆς πολιτείας ὤφθης λαμπρὸς χαρακτήρ, καὶ φωστὴρ θεοειδὴς Πάτερ καὶ ἔξαρχος, Θεοδόσιε σοφέ, τῶν Ἀγγέλων μιμητά, θεράπων ὁ τῆς Τριάδος ἣν ἐκδυσώπει ἀπαύστως,ἐλεηθήναι τᾶς ψυχᾶς ἠμῶν.

Apolytikion tono pl. del 1º 

Brillaste en las virtudes dadas por Dios, oh venerable Teodosio, y fuiste un modelo ilustre de la vida monástica. Fuiste visto como una luz y líder divino, el emulador de los ángeles y el siervo de la Trinidad. Ruega incesantemente a Dios que tenga misericordia de nuestras almas.
 
 
 
 
 

 
 
 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος πλ. δ’.
 
Ταῖς τῶν δακρύων σου ῥοαῖς, τῆς ἐρήμου τό ἄγονον ἐγεώργησας· καί τοῖς ἐκ βάθους στεναγμοῖς, εἰς ἑκατόν τούς πόνους ἐκαρποφόρησας· καί γέγονας φωστήρ τῇ οἰκουμένῃ, λάμπων τοῖς θαύμασιν. Θεοδόσιε Πατήρ ἡμῶν ὅσιε, πρέσβευε Χριστῷ τῷ Θεῷ, σωθῆναι τάς ψυχάς ἡμῶν.

Apolitiquio tono plagal del 4º 

Con el torrente de tus lágrimas cultivaste la aridez del desierto; y con los suspiros de tus entrañas pudiste dar fruto al ciento por uno en tus labores; y por ello llegaste a ser lámpara, iluminando con milagros el mundo, Oh Teodosio,
justo Padre. Intercede ante Cristo Dios para que salven nuestras almas.
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος πλ. δ’ - Τῇ ὑπερμάχῳ
 
Πεφυτευμένος ἐν αὐλαῖς ταῖς τοῦ Κυρίου σου, τάς σάς ὁσίας ἀρετάς τερπνῶς ἐξήνθησας, καί ἐπλήθυνας τά τέκνα σου ἐν ἐρήμῳ, τῶν δακρύων σου τοῖς ὄμβροις ἀρδευόμενα, ἀγελάρχα τῶν Θεοῦ θείων ἐπαύλεων· ὅθεν κράζομεν· Χαίροις Πάτερ Θεοδόσιε.

 
Condaquio tono 
plagal del 4º 

Oh Pastor Jefe de los santos rebaños de nuestro Dios, fuiste plantado en los jardines de Cristo Tú Señor con las santas virtudes que florecieron delicadamente y con las cuales se multiplicaron tus hijos en medio del desierto, quienes fueron regados con las aguas de tus lágrimas fervientes. Por eso te decimos: Alégrate oh Padre Teodosio. 
 
 




Fuente: * mystagogyresourcecenter.com *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury. *saint.gr *wordreference.com *pemptousia.gr  

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