sábado, 16 de septiembre de 2023

Santa Mártir Eufemia y los Santos Mártires Víctor y Sóstenes

Versos: 
"Por los colmillos de un oso por el amor a Dios
asesinadacon alabanzas Eufemia debes ser coronada".
El día 16 Eufemia fue asesinada por un oso.


Santa Eufemia vivió y fue martirizada durante los años del emperador Diocleciano (284-305 d.C.). Nació en la ciudad de Calcedonia y pertenecía a una conocida familia cristiana piadosa y educada. Sus padres, Filofrono y Teodosiana, se aseguraron de que su hija se desarrollase en todas las virtudes cristianas.
Eufemia se convirtió en una persona con inusuales carismas y un fuerte talento cristiano, el cual demostró cuando el inhumano Prisco, el recién nombrado procónsul de Asia Menor por Diocleciano, ordenó la asistencia de todos los habitantes de Calcedonia a una fiesta.
Esta fiesta fue organizada por el propio emperador para que todos adorasen y ofreciesen sacrificios al falso dios Ares. 
 







Eufemia decidió junto con los otros cristianos no acudir a la fiesta pagana y ella ayudó a ocultarse a otros cuarenta y nueve cristianos, entre los cuales destacó con sus virtudes como una estrella brillante. Pero fue descubierta junto con los otros cristianos, y llevados ante el procónsul.
Fueron obligados a ofrecer sacrificios a los ídolos, pero a través de la sólida y argumentada defensa de Santa Eufemia, refutaron los deseos del procónsul. Lleno de ira, Prisco ordenó que fuesen golpeados y torturados de diversos modos diariamente, durante el transcurso de veinte días. Pasados estos días, fueron sacados de la prisión y le aseguraron al procónsul que permanecerían firmes e inamovibles en su fe. Por esto, fueron golpeados en la cara con látigos de cuero. Luego les metieron nuevamente en prisión, con el objetivo del procónsul de enviarlos a Diocleciano.




Santa Mártir Eufemia




Sólo declaró frente a él Santa Eufemia, ya que el procónsul vio que ella estaba por encima de cualquier tipo de halagos. Entonces comenzó su tortura. Fueron aplastados los miembros de su cuerpo con ruedas de hierro y posteriormente desarticulados. La Mártir, tan pronto como invocó a Dios pidiendo ayuda, sucedió un milagro y fue liberada de las ruedas, recuperándose después totalmente.
Luego se preparó un horno con brea, distintos materiales y ramas, de modo que las llamas alcanzasen unos 12 metros de altura. Cuando la Santa estaba a punto de ser arrojada al horno, los sirvientes Victor y Sóstenes vieron a un Ángel del Señor esparciendo las llamas del horno. Esto los aterrorizó y creyeron en Cristo. La Santa les enseñó la perfecta fe y los animó a enfrentar el martirio por Cristo. Acto seguido cuando otros sirvientes pusieron a la Santa en el horno, inmediatamente fueron ellos consumidos por las llamas, mientras que Eufemia era refrescada con una brisa.




La Santa Mártir, saliendo ilesa del foso



La Santa fue entonces arrojada a prisión, mientras que los asistentes Víctor y Sóstenes se presentaron ante el procónsul, y después de confesar valientemente a Cristo, fueron enviados a las bestias salvajes. Los benditos recibieron un final martírico tras ser por ellas devorados.
Los tormentos a los que posteriormente fue sometida se hallan representados en una serie de frescos pintados en la iglesia dedicada a ella en Calcedonia, tal como los describió San Asterio de Amasea en su panegírico sobre la santa. Ahí se ve cómo un soldado le sostiene la cabeza en tanto que otro, armado con un mazo, le asesta furiosos golpes en la cara para romperle los labios, los dientes, la nariz y las quijadas, de manera que todo el rostro, la cabellera y las ropas de la santa, aparecen bañados en sangre. Luego de sufrir muchos otros tormentos, la arrojaron a las fieras, que rondaron en torno al cuerpo destrozado sin atreverse a tocarlo, hasta que un oso la devoró.
Sus santos restos fueron recogidos por sus padres, y enterrados con amor y honor, no lejos de Calcedonia.




Santa Mártir Eufemia, siendo torturada, esta vez en la rueda.




El historiador Evagrio da testimonio de que los emperadores, los patriarcas y gentes de todas las categorías hacían viajes a Calcedonia con la esperanza de participar en las bendiciones y gracias que Dios dispensaba a los hombres por intermedio de Eufemia, y se afirma que en el lugar de su sepultura se realizaron muchos milagros. Allí se erigió una gran iglesia en honor suyo y, en el año 451, se reunió en ella el Cuarto Concilio Ecuménico que condenó al monofisismo. En aquel concilio los Padres de la Iglesia Católica* se pusieron de acuerdo con sus oponentes para que cada una de las partes en conflicto escribiese sus puntos de vista en un libro y pedir luego al Dios Todopoderoso que mostrara, por un signo, cuál expresaba la verdad. Se procedió de esta manera, y los dos libros sellados se depositaron en el santuario de Santa Eufemia. 









Al cabo de tres días de plegarias, se abrió el santuario: el libro de los monofisitas yacía a los pies de la mártir, pero el libro católico se hallaba en su mano derecha. No es necesario decir que aquel Concilio de Calcedonia se abstuvo de recurrir a semejantes métodos para sacar sus conclusiones, pero sí parece que el hecho de que la histórica asamblea se reuniera en la iglesia de Santa Eufemia, contribuyó al extraordinario prestigio de que gozó la bendita mártir.




NOTA:

* Católico etimológicamente procede del griego ("καθολικός", [kazolik
ós]) y significa "de o por toda la tierra habitada", y más en general, "que se refiere o incluye a todos los miembros de un conjunto". La denominación correcta para la Iglesia Ortodoxa es Iglesia Católica y Apostólica Ortodoxa. Otra cosa es la católica romana, excomulgada como iglesia a partir del año 1054 en el Gran Cisma.
 

Apolitiquio tono 3º 


Apolitiquio tono 3º

En el amor, tu contienda fue radiante y corriste hacia la fragancia de Cristo. Oh virtuosa Virgen Mártir, entraste en la cámara nupcial y enviaste sanidad al mundo. Salva a los que claman a ti: Alégrate, santa Eufemia.

Condaquio tono 4º

Ganaste el combate como mártir, y ahora nos santificas con corrientes de milagros, oh santa Eufemia. Honramos tu reposo y estamos ante tus reliquias, para ser liberados de las enfermedades de nuestras almas, y obtener la gracia de los milagros.







Fuentes consultadas: saint.gr, diakonima.gr, 
Sinaxario de los doce meses del año de de San Nicodemo el Athonita,