
A pesar de esto, como se muestra en la epístola, en Roma había Iglesia establecida y floreciente.
CAPITULO 1. Vers. 1-7. Introducción.
1 Pablo, siervo y servidor de Jesucristo, apóstol llamado a esta dignidad por el mismo, apartado por Dios para predicar el Evangelio y para divulgar el jubiloso anuncio de la salvación, la cual Dios da a los hombres.
2 Y esta predicación de la salvación había sido prometida por Dios mucho tiempo antes a través de sus profetas, mediante profecías que están escritas no en comunes humanas escrituras, sino en santas e inspiradas por Dios.
3 Y desde entonces dijo Dios la promesa acerca de su Hijo, quien nació como hombre en un tiempo determinado como descendiente de David.
4 Y se demostró que es hijo de Dios con poder sobrenatural que provenía del Espíritu que transmite santificación; y por encima de todo, se demostró con resurrección de entre los muertos. Hablo de Jesucristo, Nuestro Señor.
5 Y a través de Jesucristo recibí yo también el regalo de la salvación, pero también la dignidad apostólica, para que sea divulgada a todos los gentiles la fe y la obediencia que ella determina, para que sea glorificado Su nombre.
6 Entre estos gentiles, sois vosotros también llamados de Jesucristo
7 Entonces yo, Pablo, os escribo esta epístola a todos los fieles que estáis en Roma y sois particularmente amados en Dios y llamados a ser santos. Os deseo que sea con vosotros la Gracia y la paz de nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Vers. 8-15. Pablo elogia a los cristianos de Roma y expresa su deseo de visitarles.
8 En primer lugar desde luego doy gracias a mi Dios, por medio de Jesucristo, por todos vosotros, ya que vuestra fe es divulgada y escuchada por todo el mundo.
9 Testigo me es Dios, a quien adoro desde lo profundo de mi alma con mis fuerzas espirituales superiores, predicando el Evangelio de su Hijo, de que os recuerdo continuamente y esto nunca lo paso por alto,
10 rogando siempre a Dios en mis oraciones, que si es posible, aunque sea tan tarde ya ahora, ser hecho digno con su voluntad, de tener un próspero viaje yendo e ir junto a vosotros.
11 Porque tengo gran deseo de veros, para transmitiros algún carisma espiritual para apoyaros y para confirmaros espiritualmente.
12 Y con esto me refiero, a ser juntamente consolado estando entre vosotros y viendo vuestra fe, así como vosotros seáis consolados por mi fe.
13 Mas no quiero que ignoréis, hermanos, que muchas veces he tenido en mente ir a vosotros, pero hasta ahora he sido obstaculizado. Desearía ir y lograr también entre vosotros algún fruto, tal como lo he logrado en otras partes.
14 Y a griegos y a bárbaros, a sabios y a no instruidos soy deudor, y tengo el deber de predicarles el Evangelio.
15 Por este motivo, en cuanto de mí depende, estoy dispuesto a predicaros también el Evangelio a vosotros que estáis en Roma.
Vers. 16-32. La irreverencia de los idólatras y su abandono por parte de Dios.
16 Y tengo este deseo, porque no me avergüenzo de predicar el Evangelio cuyo contenido es la muerte por crucifixión de Cristo. Porque el Evangelio es poder de Dios y contiene la salvación de todos los que creen en Cristo, a cada judío primeramente, pero también a cada griego (es decir idólatra)
17 Y tiene tal poder el Evangelio, porque en él se manifiesta que Dios justifica y salva a cada pecador que cree, al cual proclama y transforma en justo. Y esta justificación y salvación no proviene de las obras, sino de la fe. Y es dada a cada hombre que tiene fe, de acuerdo con lo escrito por el profeta Abakoum: “El justo que cumple la ley será salvado por su fe”
18 Y era necesaria la justificación y la salvación por medio de la fe, porque viene la ira de Dios desde el cielo por cada acción irreverente en contra de la grandeza de Dios y por cada infracción de su ley moral, que llevan a cabo los hombres que pisotean la verdad con la idolatría y con su vida obscena.
19 Y cometen injusticia pisoteando la verdad, porque el verdadero conocimiento de Dios, tanto como pueda adquirir el limitado nus del hombre, se puede ver en sus inteligencias, porque Dios se lo ha mostrado a ellos con claridad.
20 Porque las infinitas perfecciones de Dios, las cuales no son perceptibles con el sentido de la vista, desde que fue creado el mundo se muestran claramente a través de las creaciones con los ojos de la inteligencia: tanto su poder, que no tiene principio ni final sino que es eterna, como cada perfección; de modo que ellos sean inexcusables y no puedan poner ningún pretexto.
21. Y son inexcusables porque, aunque mediante las admirables obras de la creación han conocido a Dios, quien las creó con toda sabiduría y poder, no lo glorificaron por sus infinitas perfecciones, como le es de merecer, sino que con sus falsas e ilusorias cavilaciones revelaron su insensatez, oscureciéndose su intelecto, que era incapaz de comprender lo verdadero y lo debido.
22. Y mientras que aseguraban ser sabios, se convirtieron en necios e insensatos.
23. E intercambiaron la gloriosa grandeza de Dios, quien no tiene ninguna relación con lo corruptible, por estatuas materiales que tienen la imagen del hombre corruptible, de aves de animales tetrápodos y de reptiles.
24 Y debido a que hicieron este irreverente cambio, por eso Dios tomó de ellos su gracia y les dejó que fuesen entregados con sus obscenos deseos de sus corazones a impurezas, para que fuesen deshonrados sus cuerpos por ellos mismos.
25 Ellos sustituyeron al verdadero Dios por los falsos dioses de los ídolos y entregaron el respeto de sus corazones y su adoración exterior a la creación, en lugar de respetar y adorar al que la creó, quien es correcto y justo que sea glorificado por los siglos. Amén.
26 Y debido a que adoraron la creación en vez de al Creador, por eso Dios permitió que fuesen entregados a pasiones deshonrosas. Porque también sus mujeres cambiaron la relación y el uso natural por el que es contra naturaleza, y se pervirtieron realizando lascivias innombrables.
27. Y exactamente del mismo modo también los hombres dejaron la relación y el uso natural con la mujer y se encendieron con el fuego de sus deseos incontenibles entre ellos, realizando acciones vergonzosas hombres con hombres, y recibiendo la parte que se merecían por el engaño de sus idolatrías por ellos mismos.
28. Y exactamente tal como no consideraron como bueno y no quisieron poseer el completo y verdadero conocimiento de Dios, les abandonó Dios y fueron entregados a una mente incapaz de distinguir lo verdadero y lo correcto, con el resultado de hacer obras indebidas e inmorales.
29. Y así fueron dominados y llenos de todo tipo de pecado, de prostitución, avaricia, maldad, se llenaron de odio, asesinato, contienda, engaño, malicia.
30. Y hablan mal con murmuraciones, critican abiertamente, odian a Dios, insultan, son engreídos y se miran el uno al otro con menosprecio, son jactanciosos en sus palabras, inventan y crean maldad, son desobedientes a sus padres.
31. No tienen prudencia, pisotean sus palabras y los acuerdos que habían hecho con los demás, no tienen ni el afecto que es algo tan natural incluso para los animales, son intransigentes y ajenos al amor y a la misericordia.
32. Estos, aunque conocieron bien lo que Dios les estableció como justo, es decir que los que hacen tales obras son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que aprueban a los que las hacen; y muestran así que corren hacia el mal no por debilidad sino por la profunda corrupción de sus almas. Eso por los de las naciones e idólatra.
CAPITULO 2
Vers. 1-8. Inexcusable el judío no arrepentido que critica a los demás.
1. Pero tú, judío, no pienses que porque conoces al verdadero Dios y eres iluminado por su ley, podrás evitar la ira de Dios. Exactamente porque conoces cuán grande es la ira de Dios frente al pecado, por eso eres inexcusable, oh hombre, que te conviertes en juez de los otros, quienquiera que seas, porque con esta acción tuya de criticar al otro, te condenas a ti mismo. Porque tú judío que tomas el puesto de juez, haces lo mismo que el idólatra que criticas.
2. Y todos sabemos que la decisión condenatoria de Dios en contra de los que hacen tales obras indebidas no es ficticia, sino que es verdadera y real.
3. Y piensas esto, oh hombre, tú que criticas a los que hacen tales obras indebidas, pero sin embargo haces tú lo mismo, es decir piensas que tú privilegiadamente evitarás la decisión condenatoria de Dios.
4.
¿O menosprecias la riqueza de su benéfica bondad y de su paciencia y de su tolerancia, y no muestras interés por aprender que, el que Él te beneficie, en vez de lanzar su ira en contra de tus malas acciones, debe incitarte y llevarte al arrepentimiento?
5. Y por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, que no es conmovido ante la tan gran amabilidad de Dios, atesoras contra ti mismo caudales de ira, que serán lanzados contra ti el día en que estalle la ira divina y sea revelado el justo
juicio de Dios,
6. Quien retribuirá a cada uno conforme a sus obras;
7. a aquellos que con paciencia se ocupan de hacer buenas obras, y piden de Dios gloria, honor e incorrupción, les será dada vida eterna;
8. pero a aquellos que están dominados por un espíritu faccionalista y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia y no la evitan, caerá odio e ira sobre ellos.
Vers. 9-16. Los judíos serán juzgados según la ley y los gentiles* según su conciencia.
* Gentiles: la palabra original en la interpretación por P. Trempelas es "εθνικοί" [eznikí], literalmente, nacionales. (El título aparece sólamente en la interpretación)
9. Sí. Tribulación y angustia caerá sobre cada hombre que insiste en hacer el mal, tanto al judío en primer lugar, como al idólatra*.
* Idólatra: la palabra original en la interpretación por P. Trempelas es "ειδωλολάτρη" [idololátri], idólatra. Y en el texto original en griego koiné, "Ἕλληνος" [Élinos].
10. Por el contrario, gloria y honra y paz serán atribuidos a cada hombre que haga el bien, al judío primeramente y también al idólatra griego*;
* Griego (" Ἕλληνας "): en la interpretación " Ἕλληνα ", en el texto original Ἕλληνi [Élini]
11. les sucederá lo mismo a los judíos y a los idólatras, porque Dios no actúa con parcialidad.
12. Y por eso los que pecaron sin haber recibido la ley escrita, éstos serán condenados a la perdición sin tener esta ley como acusación. Y los que pecaron habiendo recibido la ley, serán
juzgados con esta ley como base.
13. Porque justos delante de Dios no son los que simplemente escuchan la lectura de la ley divina, sino los que cumplen la ley divina; éstos serán reconocidos justos.
14. Porque cuando algunos de los gentiles, que no recibieron de Dios la ley escrita, hombres respetuosos de Dios, conducidos por la ley moral innata hacen lo que determina la ley escrita, estos hombres, aunque no tienen ley escrita, tienen como ley a sí mismos, es decir su conciencia.
15. La obra que hace la ley de iluminar a los hombres para que distingan el bien del mal, esta obra estos gentiles demuestran que la tienen escrita en sus corazones. Y esto sucede cuando sus conciencias les dan testimonio a ellos de cada acción, y sus pensamientos interiores entre ellos les acusan o alguna vez también les defienden.
16. Y serán proclamados justos los que cumplan la ley, en el día en que Dios juzgue las acciones ocultas de los hombres, según el Evangelio que predico. Y los juzgará por medio de Jesús Cristo como Juez superior.
Vers. 17-29. El judío insensato que no cumple la ley divina.
17. Entonces pues, tú llevas con orgullo el nombre de judío y tu reposo es la ley, como si estuvieras aposentado en un soporte seguro y cómodo, y alardeando y considerando a Dios como tuyo.
18. Y conoces en teoría la voluntad de Dios y distingues la diferencia entre lo bueno y lo malo, porque eres instruido por la ley.
19. Y tienes sobre ti mismo el arrogante convencimiento de que eres guía de los idólatras ciegos, luz de los que están en las tinieblas del desconocimiento y del engaño de la idolatría,
20. instructor capacitado para traer a la razón a los hombres insensatos, maestro de los que están en un estado espiritual infantil, y que posees el conocimiento exacto y la verdad que incluye la ley.
21. Tú, pues, que enseñas al otro, ¿no te enseñas mejor a ti mismo? Tú que predicas a los demás que no se ha de hurtar, ¿hurtas?
22. Tú que dices a los demás que no se ha de adulterar, ¿adulteras?
Tú que indicas abominación y aversión a los ídolos, ¿robas el dinero de los templos idólatras?
23. Tú que te jactas de poseer la ley, ¿con la infracción de la ley deshonras a Dios, que te la dio?
24. Y realmente Lo deshonras, porque por causa vuestra y por vuestras vergonzosas transgresiones el nombre de Dios es desacreditado y blasfemado también entre los gentiles, tal como está escrito en Isaías*
* Isaías 52,5: "Y ahora ¿qué hago aquí, dice el Señor, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice el Señor, y continuamente es blasfemado mi nombre todo el día."
25. Y así, aunque has sido circuncidado, esto no te beneficia en nada. Porque la circuncisión por supuesto que es beneficiosa, si acatas los decretos de la ley. Pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión ha perdido todo valor ante Dios y se ha asimilado al prepucio; y por lo tanto eres también tu como si no hubieses sido circundado.
26. Si, pues,
el incircunciso nacional (idólatra) guardare las ordenanzas de la ley con exactitud, ¿no será considerado su prepucio como como si fuese circuncisión?
27. Y así el nacional que por su naturaleza tiene el prepucio, pero cumple los mandamientos morales de la ley, te condenará a
ti, quien, a pesar de haber recibido como privilegio la ley escrita y la circuncisión, eres transgresor de la
ley.
28. Porque verdadero judío no es aquel que desde fuera parece judío, ni es circuncisión verdadera la que se hace
exteriormente, en la carne;
29. sino que el judío verdadero es el dedicado a Dios en su interior, en oculto y sólo perceptible por Dios. Y circuncisión verdadera es la circuncisión del corazón, que es realizada por el Espíritu Santo y no con la letra de la ley Mosaica, la cual no tiene el poder de transformar el corazón. Y la jactancia de este judío puro no procede de hombres, que son falibles, sino de Dios.
2. El privilegio es grande, desde cualquier punto de vista. Primero desde luego y principal es que los judíos fueron juzgados dignos de que Dios les confiase sus promesas.
3. Y este privilegio de poseer ellos las promesas de Dios no ha sido anulado, porque ¿qué importancia tiene si algunos de los judíos mostraron incredulidad? ¿Quizás su incredulidad anulará la fidelidad y la verdad de Dios?
4. Que no suceda nunca que alguien diga, que es posible que Dios pueda parecer indigno de ser creido o usurpador de sus promesas. Υ dejar que las cosas demuestren que Dios es digno de confianza en sus palabras, mientras que todo hombre inconsecuente y mentiroso, tal como está escrito en los salmos: "Para que seas reconocido, Dios, justo en tus palabras y tus promesas y venzas cuando los hombres te juzguen".
5. Pero si, según estas palabras de David, nuestra incredulidad e injusticia demuestran claramente la verdad y la justicia de Dios
¿qué diremos? ¿Tal vez es injusto Dios, que se llena de ira hacia nosotros por esta injusticia? Hablo como pensaría y como hablaría cualquier hombre.
6. Que nunca suceda que llamemos injusto a Dios. Porque si Dios injustamente se llena de ira ante nuestras incredulidades y ante nuestras injusticias, entonces, ¿cómo juzgará y procesará a toda la humanidad?
7. Porque cada pecador podría decir: Si la verdad y la credibilidad de Dios por mí mostró ser grande con mi propio pecado e inconsecuencia, y así es aumentada su gloria, entonces ¿por qué aún soy juzgado como pecador?
8. Y tal vez (tal como algunos aseguran y tal como nos calumnian de que supuestamente además lo decimos) ¿haremos el mal para que vengan las cosas buenas? Pero la condena y el castigo de estos calumniadores es justa.
9. ¿Qué conclusión obtenemos entonces? ¿Somos superiores nosotros los judíos que los nacionales, desde el punto de vista moral ? En ninguna manera, pues ya hemos acusado anteriormente a judíos y a
gentiles, que todos están bajo pecado,
10. como está escrito en los salmos que no existe justo, ni siquiera uno,
11. No existe ningúno que tenga el intelecto limpio de la oscuridad del pecado y capaz de entender la verdad moral y religiosa; no existe ninguno que busque con entusiasmo conocer a
Dios.
12. Todos se han desviado del camino de la virtud y al mismo tiempo se han inutilizado. No existe
ninguno que haga lo bueno. No hay ni siquiera uno.
13. La garganta de estos hombres es un sepulcro abierto, dispuesto a tragar como muerto a su compañero; con sus lenguas decían engaños y ocultaban, con dulces palabras, malvadas intenciones. Debajo de sus labios hay veneno de la serpiente llamada áspid.
14. La boca de estos hombres está llena de palabras de maldición contra Dios y de veneno bilioso en contra de los demás.
15. Como de hecho Isaías dice: "Sus pies corren rápidamente para asesinar y para derramar sangre;
16. en sus caminos y en sus acciones siembran despojos y desgracia para su compañero;
17. y una vida pacífica tanto para ellos como para los demás, no conocieron.
18. No hay temor de Dios ante los ojos de su alma.
19. Sabemos de hecho que esto y todo lo que dice la ley del antiguo Testamento, lo dice por aquellos que permanecían bajo la ley y que eran dirigidos por ella, es decir por los judíos. Para cerrar así cada boca y para que sea todo el mundo responsable frente a Dios.
20.
Vers. 21-31. La Justificación es dada a todos mediante la fe en Cristo. El sacrificio expiatorio de Cristo
21. Pero ahora, sin que la antigua ley contribuya a nada más, ha sido revelada la justificación y la salvación que proporciona Dios; y esta justificación es testificada y profetizada por la ley y por los profetas.
22. Y esta justificación es dada por Dios a todos por medio de la fe en Jesucristo, y cae abundantemente sobre todos los que
creen. No hay distinción entre los judíos y entre las naciones.
23. Y no hay distinción, porque todos sin exclusión pecaron y están privados de la gloria que posee y proporciona Dios.
24. Y consecuentemente todos se convierten en justos y son salvados gratuítamente con la Gracia que Dios nos da a nosotros los condenados, como rey todo bondadoso. Dios nos liberó del pecado con la redención hecha por Jesucristo con el rescate de su sangre,
25. a quien
Dios predispuso antes de todos los siglos para que fuese expiación y la reconciliación de los hombres por medio de la fe. Y determinó Dios que tuviese lugar esta expiación con la sangre de Jesús Cristo, para que fuese manifestada la
justicia de Dios, la cual existía el peligro de que no fuese reconocida por los hombres a causa del no castigo de los pecados del pasado que habían hecho antes de la venida de Cristo,
26. haciendo abuso de la tolerancia que mostraba Dios. Es decir, Cristo dio su sangre como sacrificio de expiación, para que fuese manifestada la justicia de Dios en el tiempo presente, para que se muestre que Dios es justo mediante el sacrificio de su Hijo por nuestros pecados, y al mismo tiempo que Dios reconozca y que determine como justo a cada pecador que en adelante tenga fe en Jesús como fuerza motriz que dominará en su interior.
27. ¿Dónde,
pues, está la jactancia que tendrían los hombres si fuesen justificados por sus obras y por su virtud? Quedó completamente excluida. ¿Con qué ley? ¿Con la ley de las obras?
No. Sino por la ley que de la fe en Cristo.
28. Entonces con un razonamiento no desacertado llegamos a la conclusión de que el hombre es salvado gratuitamente por la fe, sin las obras que impone la ley.
29. Y que a nadie le pareza que esto está fuera de lugar, que con esta justificación es dada la salvación también a los de las naciones o gentiles. ¿Tal vez es Dios sólamente Dios de los judíos y no de los gentiles? Sí, también es de los gentiles.
30. Debido a que desde luego uno es el Dios, el cual salvará tanto a los judíos que se han circuncidado, a través de la fe y no por las obras, como de los gentiles no circundados, de nuevo por la fe.
31 ¿Tal vez, sin embargo, con la fe invalidamos el valor y la validez de la ley? Que no suceda que nadie piense en algo similar. No sólo no invalidamos la ley, sino que por el contrario apoyamos la validez de la ley, dado que la ley predice las promesas que realizó Cristo y además Cristo fue crucificado también para que nos fuesen perdonadas las infracciones de la ley.
1. ¿Qué diremos entonces que logró nuestro padre Abraham con sus fuerzas naturales, es decir sin ser ayudado por la Gracia de Dios?
2. No consiguió nada. Porque si Abraham fue honrado como justo por los hombres contemporáneos a él debido a sus buenas obras, tiene causa y motivo de alardearse ante los hombres más imperfectos que él, no sin embargo ante Dios.
3. Porque ¿qué dice la Santa Escritura? Creyó Abraham en Dios, y esta fe suya le fue considerada como si cumpliese cada ley y mandamiento de Dios, y así Dios le declaró justo.
4. Pero por el contrario, a cada trabajador, el salario de su trabajo no se le cuenta como
gracia, sino como deuda que se le debe.
5. Pero al que no tiene obras que mostrar, aunque sin embargo cree en Dios, quien justifica y salva incluso al irreverente, su fe le es en tan gran medida reconocida, que Dios le reconoce como justo por esta fe suya.
6. Y así también David proclama el elogio de la bienaventuranza del
hombre a quien Dios le reconoce como justo, sin mirar las obras:
7. Bienaventurados son aquellos cuyas ilegalidades le fueron perdonadas, y cuyos pecados fueron cubiertos.
8. Bienaventurado es el hombre a quien el Señor no le tendrá en cuenta ningún pecado.
Vers. 9-12. Abraham, padre también de los gentiles no circuncidados.
9. ¿Entonces esta bienaventuranza pertenece sólo a los judíos, que se han circuncidado, o también a los gentiles incircuncisos? También a los gentiles. Porque, como nos enseña la Santa Escritura, decimos que a
Abraham le fue contada su fe como justificación.
10 ¿Cuándo, pues, le fue contada? ¿Estando circuncidado, o cuando todavía estaba en incircuncisión? No cuando estaba circuncidado, sino cuando estaba incircunciso.
11. Y recibió señal exterior de la circuncisión como sello que afirmó su justificación en base a la fe que había mostrado, cuando estaba incircunciso. Y de este modo se convirtió en padre espiritual de todos los que no están circuncidados y creen, para que les fuese contada también a ellos la justificación.
12. Pero se convirtió también en padre de los judíos que no solo tienen la circuncisión en la carne, sino que siguen las huellas de la fe que el mismo Abraham, nuestro padre, indicó, cuando todavía era incircunciso.
Vers. 13-25. El cumplimiento de las promesas de Dios en Abraham a través de la fe.
13. Porque la promesa a Abraham o a sus descendientes, de que con la soberanía espiritual del descendiente de Jesús Cristo se convertirá Abraham en heredero del mundo, no fue dada a través de cualquier ley, sino a través de la justificación que recibió por la fe.
14. Porque, si los que recibieron la ley se convierten también por derecho con su cumplimiento en herederos del mundo, entonces la fe resultó inútil y vana, y no se hizo realidad, sino que fue anulada la promesa de Dios que aseguraba que de modo gratuito a través de Cristo será dada esta herencia.
15. Pero no. Esta herencia no fue dada a través de la ley. Porque la ley, debido a que los hombres la transgreden, trae como resultado ira, y por lo tanto les aleja de los bienes de la promesa. Por el contrario, donde no existe ley, tampoco allí existe transgresión.
16. Y debido a que la ley aleja de la herencia de la promesa, por eso la promesa proviene de la fe. Y nos es dada ahora esta herencia, no como recompensa ante el fiel cumplimiento de la ley, sino gratuitamente y como favor de Dios. De modo que no existe ya peligro, a causa de nuestras transgresiones que tienen lugar por debillidad, de que sea anulada la promesa de Dios, sino que ésta se cumple con seguridad y certeza sobre todos los descendientes de Abraham; no sólo sobre aquellos que tenían la ley y dependían de ella, sino también sobre aquellos que aunque no tenían la ley, imitaron la fe de Abraham y se convirtieron así en hijos espirituales de Abraham, el cual es padre de todos los que hemos creído.
17. Y es Abraham padre de todos nosotros, de acuerdo a lo que está escrito en el Génesis, "Te he hecho padre de muchas naciones". Y fue establecido padre de muchas naciones ante Dios en el cual creyó. Muchas de estas naciones no existían, pero aparecerían en el futuro. Pero Dios, que da vida a los muertos, gracias a su presciencia y a su omnipotencia, con la cual trae a la existencia lo inexistente, también habla las cosas que no existen en el presente, pero que existirán en el futuro, como si existiesen.
18. Esta promesa dio Dios a Abraham. Él entonces, aunque su avanzada edad no le ofrecía ninguna esperanza para tener un hijo, teniendo esperanza en el poder de Dios creyó en que sería padre de muchas naciones, según lo que Dios le había dicho: "Tus descendientes serán tan numerosos y brillantes como las estrellas del cielo".
19. Y debido a que su fe no fue alterada, no pensó en que su cuerpo estaba ya prácticamente muerto e incapaz de hacer hijos, ya que tenía unos cien años. Ni tampoco pensó en la improductividad de la matriz de su mujer Sara.
20. Ni fue movido por dudas de incredulidad ante la promesa que le dio Dios, sino que por el contrario se hizo más fuerte en la fe, dando gloria a Dios, como si ya se hubiese hecho realidad su promesa
21. Y adquirió una absoluta convicción de que lo que Dios promete, tiene el poder de realizarlo.
22. Y debido a que creyó en tal convicción, por eso le fue contada esta fe suya como justificación.
23. Pero no se escribió para él solo que le fue contada a él su fe como justificación,
24. sino que se escribió también para nosotros, en quienes será contada la fe para nuestra justificación; para nosotros, quienes creemos en Dios que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor.
25. Él (Cristo) fue entregado a la muerte por nuestros pecados, quien fue entregado a la muerte por nuestras faltas y resucitó para justificarnos y para salvarnos.
CAPITULO 5.
Vers. 1-11. La justificación tiene lugar con el sacrificio por crucifixión de Cristo.
1. Entonces, dado que nos convertimos en justos por medio de la fe, tenemos paz con Dios por medio de la intervención de nuestro Señor Jesús Cristo,
2. quien, con nuestra fe en él, nos ha llevado ya a este estado de gracia, en la cual permanecemos firmes. Y no tememos ahora la ira divina, sino que nos gloriamos con la esperanza de que disfrutaremos la gloria de Dios.
3. Y no nos gloriamos sólo por la gloria que esperamos, sino que también nos gloriamos por las
tribulaciones; porque sabemos que la tribulación produce poco a poco como una obra permanente y perfecta la paciencia,
4. y la paciencia produce virtud probada y perfecta, y la virtud probada produce la esperanza en Dios,
5. y esta esperanza no avergüenza y no contradice al que la tiene, porque el amor que Dios nos mostró, en quien tenemos esperanza, fue derramado e inundó nuestros corazones con el Espíritu Santo que nos fue dado como compromiso de nuestra esperanza.
6. Y es realmente digno de admiración y único el amor que Dios nos mostró. Porque cuando nosotros éramos aún espiritualmente enfermos y no podíamos hacer el bien y deshacernos nosotros solos de la ira, Cristo murió para salvar a los hombres irreverentes en el tiempo adecuado que Dios determinó.
7. Y esto realmente muestra el gran amor de Dios; porque difícilmente se podrá encontrar a algún hombre que muera por algún justo. Por el bueno, pudiera ser que alguno osara morir.
8. Dios sin embargo demuestra continuamente el amor profundo que tiene hacia nosotros, porque Cristo murió por nosotros, cuando nosotros estábamos todavía llenos de pecados.
9. Mucho más entonces, ahora que hemos sido justificados con la sangre y el sacrificio de Cristo, seremos por él salvados de la ira futura.
10. Porque, si fuimos reconciliados con Dios a través de la muerte de su Hijo cuando éramos enemigos, mucho más ahora que hemos sido reconciliados seremos salvados por medio de Cristo, quien no existe ya necesidad de que muera, sino que vive gloriosamente en los cielos como mediador nuestro.
11. Y no sólo seremos salvados, sino que nos gloriamos de las beneficencias de Dios. Nos gloriamos a través de nuestro Señor Jesús Cristo, por medio del cual ahora hemos recibido la reconciliación con Dios, de quien ahora hemos recibido la reconciliación.
Vers. La muerte entró en el género humano mediante Adán, mientras que la salvación es dada mediante Jesús Cristo.
12. Sí. Todos fuimos reconciliados con Dios a través de Jesús Cristo. Y tuvo lugar entonces para la recuperación del hombre algo análogo a lo que sucedió en su caída. Es decir como por un hombre, Adán, entró en todo el género humano el pecado y por el pecado la muerte — y así la muerte se propagó sobre todos los hombres, por cuanto en la persona de Adán todos sus descendientes pecaron—, del mismo modo por un Jesús Cristo, la justificación y la salvación fue transmitida a todo el género humano.
13. Y es obvio que las consecuencias de la transgresión de un hombre se extendieron a todos los hombres. Porque hasta la época que fue dada la ley escrita, existía el pecado en el mundo, dado que existía su consecuencia, es decir la muerte. Pero no se cuenta ni se acredita el pecado como culpa, cuando no existe ley, con la transgresión de la cual se demuestra el pecado que es cometido.
14. No obstante, mientras que no había ley, a pesar de ello, desde Adán hasta
Moisés reinó la muerte también sobre los descendientes que no pecaron con la transgresión del mandamiento estricto de Dios, como Adán, el
cual es figura del futuro nuevo Adán, Jesús Cristo.
15. Pero no nos dañó tanto la transgresión de Adán, como nos benefició y favoreció la gracia que nos trajo Cristo. Porque, si con la caída de uno, es decir de Adán, murieron los muchos, es decir toda la humanidad que proviene de él, incomparablemente más la gracia que nos dada por Dios y el don que nos fue asegurado por la gracia de un hombre, Jesús Cristo, fue dado en abundancia y colmó toda la humanidad.
16. Y no tuvo lugar con el don divino lo que tuvo lugar con el uno que pecó. Porque la decisión condenatoria con la cual fue sentenciada la transgresión de Adán provocó la condena a todo el género humano por un pecado y una transgresión. Pero la decisión de gracia y acción de Dios mucho perdonó, innumerables transgresiones, lastransgresiones de todo el género humano, y tuvo lugar así la decisión con la cual fueron justificados y redimidos todos los hombres.
17. Y esta justificación tiene grandes y beneficiosas consecuencias. Porque, si por la transgresión de uno solo, es decir nuestro antepasado Adán, reinó la muerte a través de este un solo hombre, mucho más los que reciben la superabundante gracia y la justificación, que nos es dada gratuitamente, reinarán llenos de vida nueva y celestial, a través de uno solo, Jesús Cristo.
18. La conclusión entonces es que, así como por consecuencia de la transgresión de un antepasado fueron llevados a condenación todos los hombres, de la misma manera a través de una decisión absolutoria que da la justificación fueron llevados todos los hombres a un estado de justificación, la cual como consecuencia suya lleva la vida.
19. Porque así como por la desobediencia de un hombre, Adán, se convirtieron en pecadores y culpables innumerables descendientes de Adán, del mismo modo y por la obediencia que uno mostró, Jesús Cristo, se convertirán en justos todos los fieles.
20. Pero dado que todos íbamos a ser salvos por medio de Cristo, ¿Para qué hacía falta la ley? La ley Mosaica fue introducida temporalmente, para que con el aumento de sus transgresiones, existiese un profundo sentimiento del peso del pecado, el cual provenía de la caída de Adán y aumentaba constantemente, porque los hombres transgredieron la ley. Pero donde aumentó el pecado, fue dada más abundantemente la gracia.
21. De modo que, exactamente así como reinó el pecado, que hizo sensible su poder tirano con la muerte, reine así también la gracia por el don de la justificación y de la salvación, para que predomine la vida eterna con la mediación de Jesús Cristo, nuestro Señor.
CAPITULO 6.
Vers.1-23. Muertos al pecado, subordinados a la virtud.
1. Entonces ya que allí donde aumentó el pecado fue dada en abundancia la Gracia divina, ¿Qué diremos? ¿Insistiremos en el pecado, para que nos sea dada en abundancia la Gracia?
2. Que nunca suceda que digamos unas palabras así de blasfemas. Nosotros que en el santo bautismo morimos en cuanto al pecado y fuimos separamos para siempre de él, ¿cómo viviremos todavía en el pecado?
3. ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados con fe en Jesús Cristo, identificando nuestra existencia con él, con el bautismo nos convertimos en participantes en su muerte por crucifixión, y nuestro antiguo hombre del pecado fue crucificado y murió, tal como Cristo sobre la Cruz.
4. Hemos sido sepultados entonces con él por el santo bautismo, el cual nos ha hecho participantes en su muerte, con el resultado de que, tal como Cristo resucitó de los muertos con el glorioso poder del Padre, así también nosotros seamos resucitados a una nueva, virtuosa y santa vida, y conformar nuestra conducta a las exigencias de esta vida.
5. Sí. Hemos sido resucitados nosotros también a una nueva y santa vida. Porque si, como los árboles que juntos son plantados y alimentados, hemos sido hechos uno con Cristo mediante el bautismo, el cual es símbolo de su muerte, por consecuencia natural también seremos hecho uno en su Resurrección.
6. Y seremos hechos uno con Cristo en su Resurrección con una condición: si conocemos que la naturaleza corrompida por el pecado que heredamos de Adán fue crucificada junto con Cristo en misterio con el Bautismo, para que nuestro cuerpo esclavizado en el pecado se vuelva inerte y muerto, para que no se vuelva instrumento suyo (del pecado) y que no seamos ya siervos y esclavos del pecado.
7. Y no debemos por ningún motivo ser ya siervos del pecado, porque con el bautismo hemos muerto junto con Cristo. Porque quien ha muerto, ha parado de pecar; tal como un muerto, ya no es influenciado por el pecado ni puede realizar ningún pecado ni ninguna acción.
15. ¿Qué, entonces? ¿Pecaremos porque no estamos bajo el poder de la ley, sino bajo el poder de la gracia? ¿Nos da entonces la gracia el permiso para pecar? Que nunca suceda que admitamos un pensamiento así.
16. No sabéis que a aquel a quien os ofrecéis vosotros mismos como siervos para obedecerle, ya os convertís en siervos con la costumbre que crea la obediencia servicial? Siervos de aquel a quien persistís en obedecer. Es decir, o siervos del pecado que concluye en muerte espiritual y vuestra completa separación de Dios, o siervos de la obediencia a Cristo, que concluye en la justificación, la salvación y la vida suprema?
17. Y debéis agradecimiento a Dios, porque entonces erais siervos del pecado, pero obedecísteis con vuestro corazón a la norma exacta de la enseñanza cristiana, que os fue entregada por nosotros los apóstoles.
18. Y así, habiendo sido liberados del pecado, vinisteis a ser siervos de
la virtud.
19. Utilizo un modo de hablar humano, debido a la debilidad de la naturaleza humana, que en vuestro caso es todavía carnal y por eso el ejercicio de la virtud os parece esclavitud. Que así como entregásteis vuestros miembros como esclavos del pecado, que vuelve al hombre impuro y transgresor de la ley, para realizar la ilegalidad, así ahora ofreced vuestros miembros como siervos de la justicia, contribuyendo con vuestra santificación.
20. Esta servidumbre, sin embargo, en la vida virtuosa no es esclavitud, sino libertad. Porque cuando erais siervos del pecado, desde luego erais
libres y no sometidos a la justicia y la virtud. Y os pregunto:
21. ¿Qué beneficio teníais entonces de las obras del pecado, de las
cuales ahora, cuando las recordáis, os avergonzáis? Ningún beneficio. Al contrario teníais gran pérdida, porque el resultado final de quellas obras es la muerte espiritual.
22. Pero ahora que habéis sido liberados del pecado y os habéis sometido a vosotros mismos a Dios, tenéis como ganancia asegurada el progreso en la santificación, y resultado final a la vida eterna. ¿No es entonces verdadera libertad real vuestro sometimiento a Dios?
23. Sí. Entonces érais siervos desgraciados, porque el salario con que el pecado paga a sus siervos es la muerte. Mas el don que Dios regala a us siervos es la vida eterna, la cual adquirimos con nuestra unión con Jesús Cristo, nuestro Señor.
CAPITULO 7
Vers. 1-6. Los Cristianos libres de la ley.
1. Esta vida eterna tampoco puede ya la ley quitárnosla, como se demuestra por lo que diremos. Debido a que hablo a hombres que conocen la ley, os pregunto: ¿No sabéis, hermanos, que la ley tiene autoridad sobre el hombre, durante el tiempo que él viva?
2. Porque, tomando de la ley un ejemplo que demuestra esta verdad, la mujer casada está comprometida con su marido mientras él vive, de acuerdo a la ley que determina los temas del matrimonio. Pero si muere su esposo, se libera del compromiso legal que tiene con su marido.
3. Llegamos entonces a la conclusión de que, mientras viva su esposo, si ella se une con otro hombre, esto constituye adulterio, pero si muere su marido está libre por la ley para casarse nuevamente sin ser ya adúltera si se convierte en esposa de otro hombre.
4. Por lo tanto entonces, hermanos míos, tal como la mujer, asñi también vosotros estáis libres de la ley. Porque habéis muerto en cuanto a la ley con vuestra unión con la naturaleza humana de Cristo, la cual fue entregada a muerte sobre la cruz. Y habéis muerto, para que os unáis a otro, es decir con Cristo, que resucitó
de los muertos; y así producir todos nosotros con esta unión nuestra fin frutos de vida vituosa para la gloria de Dios.
5. Entonces sólo ahora con nuestro nuevo matrimonio espiritual produciremos frutos de vida virtuosa. Porque mientras teníamos una vida carnal, entonces las pasiones pecadoras, las cuales eran estimuladas por las distintas prohibiciones de la ley, tenían poder y acción sobre los miembros de nuestro cuerpo y producían frutos que traían la muerte. Frutos de perdición eran entonces los de nuestro antiguo matrimonio con la ley.
6. Pero ahora hemos sido del todo liberados de la ley, por haber muerto a la ley, la cual nos mantenía prisioneros. Hemos sido liberados entonces, para que seamos siervos de Dios en la nueva situación que nos trajo el Espíritu y su gracia, y notrabajar en la antigua situación, en la cual predominaba la letra de la ley que era privada de la gracia y no tenía el poder de reforzar a los hombres en el cumplimiento de los mandamientos.
El sentimiento del pecado debido a la ley
7 Pero si de acuerdo con lo que hemos dicho, hemos sido liberado tanto de la ley como del pecado, ¿qué diremos entonces?; ¿que la ley es pecado o algo malo?. Que nunca suceda que alguien piense algo parecido. Pero decimos sólo que la existencia del pecado en mi interior no la conocí sino sólo mediante la ley. Porque tanto la ley como la validez del deseo pecador no lo hubiese conocido, si la ley no dijese en su décimo manamiento: No desearás.
8. Entonces si la hasta ahora oculta mi situación pecadora y mi inclinación al pecado han tomado pretexto mediante las prohibiciones de la ley, ha creado y ha encendido dentro de mí todo tipo de pecado. Porque, mientras que no existe ley que lo prohiba, el pecado está muerto e inactivo.
9. Y yo entonces pensaba que tenía vida espiritual, porque no tenía molestias y presiones por el pecado, debido a que no conocía la ley. Pero cuando vino el conocimiento de los
mandamientos de la ley, entonces el pecado revivió en mí.
10. Y yo morí espiritualmente con las diarias transgresiones de la ley. E inesperadamente el mandamiento que fue dado para llevarme a la vida, éste exactamente me condujo a la muerte.
11. Y me condujo a la muerte, porque el pecado que estaba oculto en mí, tomando pretexto por el
mandamiento, me engañó y por esta infracción me mató.
12. Por lo tanto la ley Mosaica es desde luego santa, y cada mandamiento de su ley es justo y beneficioso.
13. ¿Pero entonces la ley santa y buena vino a para mí motivo y causa de muerte? Que nunca suceda que alguien acepte que la ley es asesina para mí. Pero mi muerte trajo el pecado, para que se vea lo malo y destructor que es, ya que causa en mí muerte a través de la ley, la cual es algo bueno y santo. Para que tenga lugar así destructor en gran manera y odiado el pecado a través del mandamiento. En ninguna manera, pero el pecado, para mostrarse como pecado, utilizó lo bueno para causarme la muerte, y así se convierta el pecado sobremanera pecaminoso por el mandamiento.
Vers. 14-25. El pecador y la lucha interior contra el pecado.
14. Sí, el pecado me trajo la muerte. Porque sabemos que la ley es don del Espíritu Santo y tiene como objetivo establecer a los hombres como espirituales y virtuosos. Pero yo soy siervo de los deseos de la carne, vendido como esclavo al pecado.
15. Soy entonces esclavo del pecado porque lo que hago, lo hago ciegamente, ebrio por la pasión, sin saber lo que hago. Porque no hago lo que quiero desde el fondo de mi corazón, sino lo que aborrezco cuando no estoy oscurecido por la pasión, eso hago.
16. Si ahora hago lo que en el fondo de mi no quiero, estoy de acuerdo con la ley y realmente reconozco que es buena.
17. Pero ahora que estoy dominado por el pecado, ya no realizo yo lo malo, sino el pecado que como otro tirano habita dentro de mi.
18. Es decir, conozco que no habita dentro de mi el bien, y cuando digo dentro de mi, quiero decir yo mismo, como tiene lugar por el dominio de mi carne, la cual fácilmente es arrastrada por el pecado. Y no está dentro de mi el bien, porque el querer, claro, en teoría, el bien y la virtud, está cerca de mi y es fácil para mí. Pero el realizar el bien y llevarlo a la práctica está lejos de mí y no lo consigo.
19. Es decir, no hago lo bueno que mi voluntad acepta, sino el mal que
no quiero, esto hago.
20. Y si hago el mal, el cual no quiero, no soy ya señor de mí mismo, y no hago yo el mal, sino
el pecado que habita dentro de mí y me mantiene como prisionero suyo.
21. Consecuentemente, aunque quiero hacer el bien, encuentro en mí que domina esta ley; es decir, que el mal es fácil y está muy cerca de mí.
22. Y es obvio que domina esta ley, porque me complazco en gran manera en la ley de Dios con mi nus y con mi corazón, que constituyen mi hombre interior.
23. Pero veo que domina otra ley y otra fuerza en mis miembros, la ley y la fuerza del pecado. Y esta ley es contraria a lo que mi nus y mi conciencia reconocen como como ley justa, y me hace siervo prisionero de la ley del pecado, que domina dentro en mis miembros.
24. ¡Qué desdichado y deplorable hombre soy yo. ¿Quién me liberará de mi cuerpo que está dominado por el pecado, el cual se ha convertido ya en la sede y en el instrumento de su muerte?
25. Gracias doy a Dios, que salvó a través de Jesús Cristo nuestro Señor. La conclusión entonces es que yo por mí mismo, sin la ayuda y sin la gracia de Dios, con mi nus trabajo en la ley de Dios, pero con los miembros de mi carne trabajo en la ley del pecado.
CAPITULO 8
El Espíritu Santo da nueva vida a los hijos de Dios
1. Pero a partir del hecho de que hemos muerto en cuanto a la ley, se obtiene otra conclusión: que ahora ya no hay ningún tipo de condena para los que están unidos con Jesús Cristo, y no se comportan según los deseos de la carne, sino bajo los dictados del Espíritu.
2. Porque el poder del Espíritu Santo, que es vida y transmite vida a los que están unidos con Jesús Cristo, junto con todos me ha liberado a mí también de la ley y del poder del pecado y de la muerte.
3. Y me ha liberado, porque lo que no podía conseguir la ley, no porque fuese imperfecta, sino porque no contenía también la gracia del Espíritu Santo y por eso no podía vencer la oposición del espíritu carnal, lo hizo realidad Dios. Es decir Dios, para eliminar el pecado, envió a su Hijo en la carne, la cual sólo se asimilaba pero no era realmente carne del pecado, y así condenó y venció el pecado con la carne de su Hijo, la cual, aunque era sin pecado, fue sometida a las consecuencias del pecado, ya que fue entregado a la muerte.
4. Por lo tanto todo lo que justamente exigía de nosotros la ley, lo cumplimos completamente, y nos movemos ahora no según los deseos de la carne, sino según los dictados de nuestras fuerzas espirituales superiores, como las ilumina y las refuerza el Espíritu Santo.
5. Sí. Ahora vivimos según los dictados no de la carne, sino del Espíritu Santo. Porque todos los que se encuentran bajo el dominio de la carne, piensan y quieren y creen en aquello que ama el alma que está renacida por el Espíritu Santo.
6. Y es del todo contrario lo que pide la carne a lo que pide el espíritu. Porque el estado en el cual piensa alguien y pide lo que quiere en la carne, ofrece muerte espiritual, es decir separación de Dios. Mientras que el estado en que alguien piensa y quiere lo que dicta el espíritu, crea vida y paz. Y el estado del hombre carnal trae muerte, porque es enemistad con Dios,
7. mientras no se someta a la ley de Dios, debido a que tampoco tiene la fuerza para someterse.
8. Entonces, todos los que están entregados a la vida carnal y mundana, no pueden gustar a Dios
viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9. Vosotros sin embargo no sois prisioneros y siervos de la carne, sino que sois dominados por vuestra naturaleza espiritual superior, como ésta fue iluminada y renacida por la gracia del Espíritu Santo, si desde luego, como espero, habita dentro de vosotros el Espíritu de Dios. pero el hombre que no tiene dentro de él el Espíritu de Cristo, no pertenece a Cristo.
10. Entonces si habita Cristo en nuestro interior
Cristo con su Espíritu, entonces aunque nuestro cuerpo está somentido a la muerte natural debido al pecado ancestral, el alma sin embargo que se ha vuelto espiritual, tendrá vida eterna debido a la justificación que nos dio Cristo y a las virtudes que ya adquiere el alma con la gracia de Dios.
11. Y no tiene ninguna importancia si nuestro cuerpo es mortal y está sometido a la muerte, porque si habita dentro de nosotros el Espíritu de Dios, el cual resucitó a Jesús de los muertos, éste que resucitó a Jesús de entre los muertos dará vida también a los cuerpos mortales vuestros debido a su Espíritu que habita en nosotros.
12. Así que,
hermanos, si nos libró el Señor del poder del pecado y ed la muerte, y dado que tales recompensas y beneficencias son guardadas por Dios, somos deudores, no en la carne, para vivir según los deseos de la carne.
13. Porque si vivís como siervos de los deseos de la carne, desde luego moriréis con la muerte inmortal del infierno eterno, el cual trae al hombre la separación eterna de Dios. Pero si con vuestras fuerzas espirituales renacidas por la gracia divina, dais muerte a las malas acciones del cuerpo, viviréis eterna y bienaventuradamente.
14. Vivireis eterna y bienaventuradamente, porque
todos los que son gobernados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
15. Entonces sois vosotros también hijos de Dios y esto se demuestra en que la disposición y el espíritu Santo os inspiró desde vuestro Bautismo, no es ya una disposición servidora y espíritu de esclavitud que provoca miedo, como teníais miedo cuando estábais bajo el dominio de la ley Mosaica. Pero habéis recibido del Espíritu Santo juicio y prudencia y disposición por la gracia de los hijos de Dios. Y con el valor que nos inspira este juicio y prudencia clamamos a Dios con pasión: ¡Abba,
Padre mío!
16. Este Espíritu da testimonio junto con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
17. Entonces si somos hijos, es natural que seamos herederos; herederos de Dios como Padre nuestro y coherederos con Cristo, como nuestro hermano. Y nos convertimos en coherederos de Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que seamos glorificados también juntamente con él.
Vers. 18-25. La esclavitud de la creación en la corrupción y su liberación.
18. Pero que no os cause impresión que padezcamos persecuciones y angustias. Porque, si pensando con lógica, me convenzo de que no es digno lo que padecemos y sufrimos en este tiempo, en comparación con lo gloria que nos va a ser revelada, para que nos sea dada.
19. Sí. Es tal esa gloria, que como la fuerte expectativa de esta creación sin vida es esperar con anhelo la gloriosa revelación de los hijos de Dios.
20. Porque también la creación se esclavizó en la muerte y en la corrupción no con su voluntad, sino por Dios, quien la sometió en la corrupción con alguna esperanza.
21. ¿Y qué esperanza? La de que esta creación será liberada de la esclavitud en la corrupción, para formar parte de la libertad de la gloriosa situación de los hijos de Dios.
22. Pero esto tendrá lugar en el futuro. Porque por la experiencia sabemos que toda la creación gime y se duele hasta ahora.
23. Y no gime sólo la creación, sino también nosotros mismos, aunque hemos recibido los dones del Espíritu Santo como compromiso y primera recolecta de los bienes futuros, gemimos desde el fondo de nuestros corazones esperando la final, integral y gloriosa revelación de la adopción, es decir la liberación del cuerpo de la corrupción.
24. Y esperamos la revelación de la adopción, porque ahora con la esperanza de los bienes venideros hemos sido salvados. Y esperanza que alguien puede verla y por lo tanto se hizo realidad, para de ser esperanza. Porque, ¿cómo es posible que espere todavía alguien en lo que ve con sus ojos corporales?
25. Pero si lo que no vemos ahora, esto esperamos disfrutar en el futuro, con mucha paciencia y deseo lo esperamos.
Vers. 26-30. El Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidades. Elegidos de Dios.
26. Sin embargo no gime solo la creación con nosotros. Paralelamente también gime con nosotros el Espíritu Santo. Es decir el Espíritu Santo nos ayuda y nos afirma en nuestras debilidades naturales y morales. Porque nosotros no sabemos qué es lo correcto que debmos pedir en nuestra oración; pero este Espíritu Santo intercede por nosotros inspirando en los cristianos devotos suspiros gemidos que no le es posible expresar a la lengua humana. Y estos gemidos elevan los corazones de aquellos que rezan con la inspiración del Espíritu a unas alturas que no puede llegar la inteligencia de los hombres.
27. Pero Dios, que escudriña incluso estas disposiciones ocultas de los corazones, sabe qué quiere de cir con estos gemidos el Espíritu,
porque intercede con sus inspiraciones a favor de los cristianos conforme a la voluntad de Dios.
28. Sí. Gemimos, pero sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas colaboran por su bien. Estos fueron llamados conforme a la decisión eterna de Dios y admitieron la llamada salvadora. ¿Cómo no colaborarán todas las cosas por su bien?
29. Éstas no son personas aleatorias. Porque quien con su omnisciencia predijo Dios como dignos, también a éstos predijo que se convirtieran en similares y que adquirieran la misma forma que la santa y gloriosa imagen de su Hijo. Es decir que fuesen similares en el carácter, en la santidad, pero también en el glorioso estado del Hijo de Dios, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30. Y a los
que predijo Dios como dignos y establecιió tal destino para ellos, a éstos por consecuencia natural también llamó con la predicación a la fe; y a los que llamó y admitieron la llamada, los estableció como justos; y a los que justificó, a éstos también los estableció como herederos de la gloria eterna.
Vers. 31-39. El tamaño del amor de Dios
31. ¿Qué,
pues, diremos como conclusión sobre esto que Dios nos ha regalado? Si Dios está de nuestra parte, como protector y como defensor, ¿quién estará contra nosotros? Nadie, sea quien sea el que nos quiere dañar.
32. Este que no se apenó por su mismo Hijo unigénito, sino que lo entregó a la muerte como favor por todos nosotros, ¿cómo no
nos ofrecerá también con él todas las cosas que son necesarias para nuestra salvación? Si nos ofreció a su Hijo, ¿no nos ofrecerá todo lo demás que necesitamos para ser salvados?
33. ¿Quién
podrá ser hallado como acusador de los que Dios ha escogido? Absolutamente nadie. Porque el mismo Dios perdona nuestros pecados y nos justifica.
34. ¿Quién nos condenará y de quién será la decisión condenatoria contra nosotros que podrá prevalecer? Nadie. Porque Cristo, y no otro, murió por nosotros. Y no sólo esto, sino mucho más, resucitó de los muertos por nosotros. Este es el que está entronado a la derecha de Dios e intercede ante su Padre por nosotros.
35. Tal amor nos mostró Dios a nosotros. ¿Quién
podrá entonces separarnos de este amor que nos tiene Cristo? ¿Tal vez nos determinará como menos amados por Cristo o tal vez nos separarán de él tribulación por situaciones exteriores, o preocupación y presión interior en nuestros corazones, o persecución, o
hambre, o desnudez y falta de ropa, o peligro, o espada que nos amenace con matanza ?
36. Sí. Con matanza y con muerte nos intimidarán según lo
escrito en los salmos inspirados por Dios, que por tí, Señor, peligramos continuamente en morir cada día de nuestras vidas terrenales. Hemos sido consideramos por nuestros perseguidores como ovejas destinadas a la matanza.
37. Pero
todas estas cosas las vencemos por medio de Cristo, quien nos ha amado, y a causa del amor que no nos deja indefensos ante los peligros y estas difíciles situaciones.
38. Sí. Lo vencemos todo. Porque estoy convencido de que ni la muerte, con la cual probablemente nos intimidarán, ni la vida, con la cual nos prometen cualquier felicidad, ni las órdenes de los espíritus celestiales, es decir ni los ángeles, ni los principados,
ni las potestades, ni tampoco las circunstancias ni los acontecimientos del presente, ni los acontecimientos futuros,
39. ni los gloriosos éxitos que elevan mucho al hombre, ni las mediocres humillaciones que lo derriban a una gran profundidad, lo alto, ni ninguna otra creación distinta de la que vemos podrá separarnos y alejarnos del amor que Dios nos ha mostrado a través de Jesús Cristo nuestro Señor, el cual nos mantiene unidos con él y particularmente protegidos por él..
CAPITULO 9
Vers. 1-5. Pablo se entristece por la infidelidad de Israel
1. Iré ahora con otro tema. Digo verdad como hombre que ha conocido a Cristo y me encuentro en estrecha relación con Él. No digo mentira. De hecho me confirma también mi conciencia, la cual es iluminada por el Espíritu Santo,
2. Os aseguro entonces que una gran pena existe dentro de mí y un dolor continuo e ininterrumpido en el fondo de mi
corazón ante la incredulidad de mis compatriotas judíos.
3. Y desearía que yo, que nada podría separarme de Cristo, fuese separado de Él para siempre, si fuese posible que esto tuviese lugar, en beneficio de mis hermanos los judíos, los cuales son parientes míos de procedencia carnal.
4. Y me entristezco, porque se han apartado de la salvación que el Mesías nos ha traído los que son descendientes de Jacob, quien recibió de Dios el honroso nombre de Israel; éstos a quien Dios adoptó y se apareció ante ellos en gloria y les dio el Antiguo Testamento, el cual repetidamente actualizaba; les dio además la legislación y la adoración y las promesas
5. Se separaron del Mesías los que tienen como herencia nacional suya los bienaventurados padres, y de los cuales procede Cristo en cuanto a su naturaleza humana entre los cuales se encuentran los padres y de los cuales, desde el punto de vista humano, procede Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, digno de ser alabado por los
siglos. Amén.
Vers. 6-13. Las promesas divinas sobrelos verdaderos descendientes.
6. Pero el que se separaran los israelitas del Mesías y se desviaran de las bendiciones que nos trajo, no tiene la importancia que a primera vista podría imaginarse alguien. Es decir no significa que perdió su fuerza ni fue refutada la razón con que Dios aseguró su testamento. Porque verdadero pueblo israelita no son todos los que descienden carnalmente de Israel.
7. Ni por ser descendientes carnales de Abraham, son por ello hijos de Abraham con derecho a la herencia de la promesa. Pero, como dice la Sagrada Escritura, de Isaac provendrán sus verdaderos descendientes.
8. Es decir hijos de Dios no son los hijos carnales, que nacen según las leyes naturales. Sino los hijos que nacen según la promesa de Dios, éstos son considerados como verdaderos y reales descendientes.
9. Porque la palabra de la promesa es la que dijo Dios a Abraham, cuando presagió el nacimiento de Isaac, del único heredero real de Abraham. Es decir dijo Dios: El año que viene por en esta época como ahora vendré, y la estéril Sara tendrá un hijo.
10. Y no sólo Sara dio a luz un hijo según la promesa de Dios, sino que también Rebeca recibió la divina promesa, y de un hombre, es decir de nuestro padre Isaac, concibió y tuvo hijos;
11, 12. El que Rebeca también tuvo hijos según la promesa divina se demuestra por lo siguiente: aunque aún no habían nacido sus hijos gemelos y aún no habían hecho nada bueno ni malo, le dijo Dios a ella que el mayor Esaú será siervo del menor Jacob. Y esto sucedió, para que permaneciese firme e indudable la voluntad y el propósito de Dios, los cuales se basan en su elección y no dependen de obras de hombres, sino del mismo. El llama y determina a los hombres
13. Y realmente esta promesa de Dios se cumplió al completo de acuerdo a lo que fue escrito por el profeta Malaquías: A Jacob amé y a los israelitas que proceden de él, dice Dios. Por el contrario aborrecí a Esaú y a sus descendientes los idumeos.
Vers. 14-23. Dios se compadece o desampara a quien él considera.
14. Pero si la elección y la preferencia dependen principalmente de Dios, quien llama al hombre, ¿qué diremos entonces? ¿hizo injusticia Dios contra Esaú? Que no suceda que nos pase por la mente algo similar.
15. Siempre actúa así Dios, y esto queda demostrado en que en otra parte asegura la Santa Escritura que el justo Dios hace su elección absolutamente de modo libre, dependiendo de la disposición del hombre. Dijo entonces Dios a Moisés: tendré misericordia de cualquiera que yo, de modo justo y sin hacer acepción de personas, juzgo digno de mi misericordia, y mostraré mi compadecimiento a cualquiera que yo encuentre digno de mi compadecimiento.
16. La conclusión entonces de este testimonio es que en el caso de Jacob y de Esaú también actuó Dios de acuerdo al principio que aplica en general. Según éste, la misericordia de Dios no depende definitiva y exclusivamente del hombre aquel que quiere, tampoco del que persigue su misericordia, sino de Dios, quien tiene misericordia.
17. Esto además se muestra por otro ejemplo de la Santa Escritura. Porque la Escritura dice sobre el Faraón que para esto mismo
te he permitido que seas elevado a la autoridad real, para mostrar a través de ti mi poder, y para que mi nombre sea
anunciado por toda la tierra.
18. Se deduce entonces de este último ejemplo de la Santa Escritura que Dios tiene misercordia de quel que quiere, pero también al que quiere le abandona y se endurece. Sin embargo siempre esta voluntad y preferencia de Dios se basa en su conocimiento previo y su justicia.
19 Pero después de esto me mostrarás la objeción: ¿Si Dios al que quiere abandona y le endurece, porqué deshecha y condena a los que se endurecen?
¿Quién podría jamás resistir a su voluntad?
20. Desde luego nunca nadie podría resistir a su voluntad. Pero, ¿quién eres tú, hombre insensato, que replicas a Dios? ¿Tal vez puede el recipiente de barro decir al que le creó, por qué me has creado para este o para el otro uso?
21. ¿O no tiene el alfarero autoridad sobre el mismo amasado material otro recipiente para un uso honroso y otro para uso más humilde? Así también Dios, sin eliminar la autodeterminación y libertad del hombre, ha establecido en cada uno un objetivo que sirve su plan.
22. Entonces si queriendo Dios mostrar su ira y hacer conocido lo que puede hacer, soportó con mucha paciencia los vasos y utensilios dignos de incurrir en su ira, los cuales ellos solos se prepararon para la perdición, ¿qué puedes decir tú que te atreves a replicar a Dios?
23. ¿Y qué podrás además, si Dios soportó con mucha bondad recipiente digno de su misericordia, para hacer conocida la riqueza sus gloriosas y brillantes capacidades en estos recipientes, es decir en los hombres que eran dignos de su misericordia, los cuales desde antes preparó para glorificarlos? esto para hacer conocidas la riqueza de sus gloriosas, en vasos de misericordia que él preparó de antemano para esta gloria,
Vers. 24-33. El nuevo pueblo elegido y el rechazo de Israel
24. Y estos hombres somos nosotros, que nos llamó Dios independientemente de nuestra procedencia, no sólo de los judíos sino también de las naciones,*
* Del gr. "ἐξ ἐθνῶν" [ex eznón], literalmente "de las naciones"
25. según lo que dijo a través del profeta Oseas: "Llamaré pueblo mío a los de las naciones, los cuales ahora no son mi pueblo, y llamaré amada a la Iglesia delos idólatras, la cual ahora no es mi amada.
26. Y sucederá esto: en el lugar y en el país de los idólatras donde les dije "vosotros no sois
pueblo mío", allí se encontrarán y serán llamados hijos del Dios viviente".
27. Pero también Isaías clama por el pueblo israelita: Si la multitud de los descendientes de Israel es innumerable como la arena del mar, no serán salvados todos ellos, sino sólo un pequeño resto de hombres bien dispuestos que fue llamado de esta multitud.
28. Porque Dios ejecuta y hace realidad prontamente con justicia la decisión que que mucho tiempo antes anunció que tomaría. Porque ejecutaría y haría realidad el Señor en la tierra decisión que prontamente ejecutará.
29. Y tal como el mismo Isaías hubo profetizado: Si el Señor todopoderoso no hubiese salvado a los bien dispuestos y no nos hubiese dejado descendientes elegidos, nos hubiésemos vuelto como Sodoma y nos hubiésemos hecho semejantes a Gomorra.
30. ¿Qué diremos entonces? ¿Cuál es la conclusión de todo esto? No, no perdió su fuerza la promesa de Dios ni fue negada, pero pueblos idólatras que no buscaron ser justificados, alcanzaron la justificación, y de hecho una justificación que procede de la fe, cumpliéndose así y haciéndose realidad la promesa de Dios.
31. Mientras que los israelitas que poseían la ley buscaban la justificación con el cumplimiento de la ley, no consiguieron alcanzar el modo que los lleve a la justificación.
32. ¿Por qué? Porque buscaban la justificación, no a través de la fe, sino a través de las obras de la ley, como si fuese posible obtenerla con el cumplimiento de la ley Mosaica. Y así debido a su incredulidad en Cristo tropezaron en la conocida por las profecías piedra de la Santa Escritura, en la cual tropiezan los cegados por la incredulidad.
33. Y sucede esto tal como está escrito en el libro de Isaías: He aquí yo Dios pondré en Sión a Jesús Cristo como piedra preciosa y firme, en la cual tropezarán muchos, y como piedra, debido a la cual caerán los que no crean. Cada hombre sin embargo que crea en él, no será avergonzado".
CAPITULO 10.
Vers. 1-3. Los judíos tienen celo sin conocimiento
1. Pero mientras que, hermanos, los israelitas no creyeron y se alejaron de la salvación del Mesías, el fuerte deseo contentamiento de mi corazón y la súplica que dirijo a Dios es por los israelitas, para que consigan la salvación.
2. Y deseo que sean salvados, porque doy de ellos el testimonio de que tienen celo de Dios; pero este celo no es dirigido por un correcto y completo conocimiento en cuanto a Dios y a los deberes hacia él.
3. Es decir no cuidaron el conocer la justificación que da Dios por su bondad, e intentan establecer su propia percepción en cuanto a la justificación. Por eso no se sometieron ellos mismos a la justificación de Dios.
Vers. 4-13. La justificación por la fe sobre todos sin distinción.
4. Porque Cristo dio fin a la misión y a la validez de la ley. Y así ahora adquiere la justificación y la salvación de cada uno que cree en Cristo, y no el que busca su justificación en la ley, como lo hacen los israelitas que no creyeron.
5. Y la salvación es dada sólo por la fe, porque Moisés
escribe sobre la justificación que proviene de la ley Mosaica, que el hombre que cumpla sin excepción todos los mandamientos que la ley establece, vivirá gracias a ellos, y consecuentemente sólo éste será salvado. Sin embargo el exacto cumplimiento de la ley era incapaz.
6. Por el contrario, en relación con la justificación por la fe, dice Moisés en el Deuteronomio: "No penetre en tu corazón el pensamiento: ¿Quién subirá al cielo?" Es decir, para bajar desde allí a Cristo, que me llevará a la salvación.
7. ¿O quién descenderá a las oscuras y profundas partes del Hades? Es decir, para levantar a Cristo de los muertos, que nos dará la salvación y la vida.
8. Pero, ¿qué dice la Sagrada Escritura sobre la salvación a partir de la fe? Dice lo siguiente: Cerca de ti está la palabra, cerca de tu
boca y de tu corazón. Es decir está cerca de ti la palabra que has de creer, la cual nosotros los apóstoles predicamos.
9. Y está cerca de tu boca y de tu corazón esta palabra, porque, si confiesas con tu boca a Jesús como Señor supremo y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvado.
10. Y serás salvado, debido a que quien cree con su corazón y con todo su alma, como fruto de esta fe tiene su justificación; y con su boca confiesa la fe, y como fruto tiene su salvación.
11. Y consigue su salvación, porque dice la Santa Escritura: Todo aquel que crea en él, no será avergonzado.
12. Sí; todo el que cree. Porque no existe distinción entre los judíos y helenos, pues
el mismo Señor es Señor de todos. No sólo Señor de los judíos sino también Señor de los de las naciones. Y este Señor es rico en bondad y misericordia con todos, de modo que otorga abundantemente los regalos y dones de la salvación a los que le invocan.
13. Y el que son salvados todos los que le invocan, se prueba con la profecía de Joel, quien asegura que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvado.
Vers. 14-17. Fe y predicación.
14. He aquí entonces por qué los israelitas se distanciaron de la salvación y no lograron la justificación. Para ser justificados y salvados, han de invocar el nombre del Señor. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel, en quien no creyeron? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído predicar? ¿Y cómo oirán sin haber
quien les predique?
15. ¿Y cómo llevarán a cabo con éxito el servicio de la predicación, si no son enviados por Dios para este servicio? Y esta misión de los servidores de la predicación tiene lugar según lo escrito por Isaías: "!Qué hermosos son los pies de los que predican las bondades y las bendiciones que nos aseguró el Redentor!".
16. Pero aunque Dios envió predicadores, no todos obedecieron a la predicación del Evangelio. Su incredulidad sin embargo era conocido desde mucho tiempo antes. Porque Isaías
dice proféticamente de parte de los enviados de Dios: Señor, ¿quién creyó en lo que oyó en nuestra predicación? Muy pocos.
17. Se obtiene por lo tanto como conclusión de todo esto que la fe nace de la escucha de la predicación, y la predicación tiene lugar con el desarrollo y el conocimiento del logos de Dios.
Vers. 18-21. Los judíos no creyeron en el Evangelio.
18. Pero digo lo siguiente, considerando una posible objeción: ¿Tal vez los judíos no oyeron predicación divina? Desde luego que oyeron, porqeu la voz de los predicadores del Evangelio resonó en toda la tierra, como resuena la voz con la cual las obras de la creación proclaman su Creador; y sus palabras fueron oidas por toda la tierra habitada.
19. Pero examinando también otra objección digo: ¿Tal vez el pueblo israelita no entendió el logos de Dios? No. Porque, como se ve claramente en las profecías del Antiguo Testamento, el pueblo israelita era siempre dura de corazón. Primero Moisés, dice de parte de Dios: "Yo haré que seáis llenos de envidia por una nación que vosotros no calculásteis como nación; llegará vuestra envidia a la ira por los insensatos idólatras, de los cuales yo tendré misericordia y los honraré.
20. Isaías además se atreve a decir de parte de Dios a los israelitas que menospreciaban a los idólatras: "Yo el verdadero Dios fui hallado por los de las naciones que no me buscaban, me mostré a aquellos que no preguntaban por mí, porque no me conocían".
21. Y al pueblo israelita dice: Continuamente como padre afectuoso extendí mis
manos para abrazar a un pueblo que no obedece y que me contradice".
CAPITULO 11.
Vers. 1-10. Εl remanente elegido de los judíos
1. Εntonces después de todo esto me pregunto: ¿Quizás Dios arrojó lejos y rechazó a su pueblo elegido? No suceda que digamos algo así. Porque también yo, a quien Dios llamó como apostol del Evangelio, soy israelita de los descendientes de Abraham, de la tribu de Benjamín. ¿Cómo me hubiese podido elegir Dios, si hubiese rechazado a los israelitas?
2. No. No ha rechazado Dios a los israelitas, a los cuales desde antes de llamar a las naciones pronosticó y eligió como pueblo suyo. Pero esto que tiene lugar hoy, sucedió también antiguamente, en otros tiempos del Antiguo Testamento. ¿O quizás no sabéis qué dice la Santa Escritura, cuando narra la acción del profeta Elías? Es decir, cómo Elías en oración Dios habla contra Israel, diciendo:
3. Señor, a
tus profetas han matado y han destrozado tusa altares han derribado, y he quedado sólo yo, y buscan quitarme la vida.
4. Pero ¿qué
le dice la revelación que tuvo de Dios? He reservado para mí siete mil hombres, los cuales no han
doblado la rodilla prosternándose ante el ídolo de Baal.
5. Por lo tanto, así como por entonces, también en la época actual ha sido separado existe un remanente de israelitas creyentes según la elección que hizo Dios por la gracia.
6. Y si este remanente tuvo lugar por la gracia, entonces la elección ya no es por obras dignas de salario. Porque de otra manera la gracia ya no sería en realidad gracia. Y si este remanente fue elegido debido a sus buenas obras, la gracia para de ser ya gracia. Porque de otra manera para ya de ser acción digna de salario y digna de recompensa.
7. ¿Qué sucede entonces con el pueblo israelita en relación con el cumplimiento de la promesa? Lo que con insistencia pide el pueblo israelita, es decir, la justificación por la ley, no lo consiguió; sin embargo la consiguieron con su fe los escogidos que Dios eligió. Mientras que el resto, que no fueron elegidos, fueron vueltos obsesionados y endurecidos debido a su incredulidad.
8. Y esto sucedió según lo que proféticamente fue escrito: permitió Dios que les dominase un espíritu que volvía insensibles sus almas, de modo que no pudiesen emocionarse lo más mínimo ante la predicación del Evangelio. Y así, aunque sus ven desde luego exteriormente las obras de Dios, sin embargo no ven su sentido interior; y sus oídos igualmente, oyen las palabras de Dios, pero ellos, como si fuesen sordos, no los entienden hasta el día de hoy.
9. Y a estas palabras de Isaías, añade David las palabras que hacen referencia a la sanción correspondiente a su incredulidad: "Su mesa, en la cual disfrutan los bienes de sus gozosas vidas, que se convierta en trampa, para que sean atrapados por ella. Que se transforme también en red de caza, para que sean atrapados como caza, y en obstáculo, para que tropiecen y caigan sobre la fosa y sobre justo castigo.
10. Que domine la oscuridad sobre los ojos de sus mentes, para que no vean, y que sus espaldas estén dobladas para siempre, para que permanezcan esclavizados en el pecado de su incredulidad.
Vers. 11-15. La caída de Israel y la salvación de las naciones.
11. Nadie puede entonces negar que los israelitas tienen toda la reponsabilidad de su pecado y de su incredulidad. Surge sin embargo la pregunta: ¿Tal vez los judíos que no creyeron, tropezaron para caer definitivamente, sin que exista ninguna esperanza de levantarse de esta caída suya? Nunca suceda que digamos algo así. Pero cayeron para que fuese asegurada con esta caída suya la salvación a los de las naciones a traves de Cristo. Haciendo así a los israelitas sentir envidia, y por la envidia que les entrará al ver a los de las naciones heredar la promesa, sean ellos también movidos a la fe.
12. Y si su caída trajo riqueza de bendiciones al mundo, y si su fracaso y su caída en la vida espiritual se convirtió en causante de ricas donaciones sobre las naciones, ¿cuánto más la llegada de toda su nación a la fe se convertirá en una fuente de ricos dones y gracias para toda la humanidad?
13. Y no penséis que estas ideas mías sobre el pueblo israelita me hacen olvidar mi misión sobre las naciones. Porque os digo a vosotros, cristianos que procedéis de las naciones. Dado que soy apóstol para predicar el Evangelio a las naciones, intento honrar este apostolado mío hacia las naciones y hacerlo de un modo fructífero lo más que puedo.
14. Sí. Intento atraer a Cristo, con mi predicación, al mayor número posible de idólatras, por si en alguna manera puediera estimular la envidia de mis compatriotas y salvar a algunos de ellos, a todos los que sean movidos mediante esta envidia a convertirse también ellos en cristianos.
15. Intento salvar aunque sólo sea a unos pocos compatriotas míos, porque si su exclusión y su rechazo se convirtió en causa de reconciliarse el mundo con Dios ¿qué otra cosa será su inclusión en la fe, sino la vida de todos y la resurrección espiritual de entre los muertos?
Vers. 16-24. El ejemplo del olivo injertado.
16. Y si los gloriosos padres y profetas del pueblo judío, a los cuales podemos asemejar con la levadura de la nueva cosecha, son santos dado que se dedicaron a Dios y fueron bendecidos por él, entonces todo el material que es amasado junto con él, es decir todo el pueblo judío, es adecuado para ser santo.
17. Pero si algunas de las ramas fueron cortadas debido a su incredulidad y fueron separados de las santas raíces de los patriarcas y de los profetas, mientras que
tú, el hasta hace poco idólatra, aunque eras acebuche y eras similar a un árbol salvaje e infecundo, fuiste injertado entre las ramas de las raíces bendecidas y has sido
hecho participante de estas raíces y del jugo espeso de la oliva,
18. no te enorgullezcas y no menosprecies las ramas que fueron cortadas. Pero si estás hinchado de arrogancia, aprende que no mantienes tú la raíz, sino que la raíz te mantiene a tí. Y debido a esta raíz, es decir de los patriarcas, tu disfrutas de las bendiciones divinas.
19. Pero quizás dirás, justificando tu arrogancia: "Fueron cortadas las ramas, para que hubiese sitio para mí y ser injertado yo también en el manso y bendito árbol".
20. Muy bien. Debido a la incredulidad fueron cortadas las ramas. Tú sin embargo no por tus obras ni por tu dignidad, sino debido a la fe te mantienes en pie e incorporado sobre la raíz. Atiende entonces. No te enorgullezcas, sino teme y sé humilde.
21. Porque si Dios no se entristeció y no contó con las ramas naturales, teme por si tampoco cuenta contigo, que no eres una rama natural.
22. Entonces en lugar de ser arrogante, mira y atiende bien qué gran bondad y qué mostró Dios; sobre aquellos que debido a su incredulidad cayeron, mostró severidad, mientras que contigo mostró bondad, si
insistes en basarte y esperar en esta bondad. Porque de otro modo tú también serás del todo cortado.
23. Y aquellos sin embargo que fueron cortados, si no insisten en su incredulidad,
serán injertados de nuevo. Porque Dios tiene el poder para injertarlos de nuevo en el manso y bendito árbol.
24. Y digo que Dios tiene el poder de injertarlos de nuevo, porque, si tú fuiste cortado definitivamente del árbol que por su naturaleza
es olivo silvestre, y completamente en contra de tu naturaleza fuiste injertado en el manso y fructífero olivo,
¿cuánto más los que son ramas de la misma naturaleza que la mansa raíz, serán injertados en su propio
olivo?
Vers. 25-36. Israel regresará gracias a la misericordia de Dios.
25. Porque no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, es decir la verdad que hasta ahora estaba oculta y que nos fue revelada por Dios. Es beneficioso que aprendáis este misterio, para que no os consideréis a vosotros mismos sabios y menospreciéis arrogantemente a los judíos. Y esta verdad es que ha habido endurecimiento en parte del pueblo israelita, hasta que haya entrado en el reino de Cristo el número completo de los de las naciones que Dios ha determinado.
26. Y así, cuando sea completado este número, todo el pueblo de Israel como conjunto será salvo, tal como ha escrito en sus profecías Isaías: vendrá de Sión el liberador el Redentor y expulsará las irreverencias de Jacob de los descendientes de Jacob.
27. Y éste será mi pacto con ellos, cuando levante y elimine sus pecados.
28. Y en lo que respecta al evangelio, lo judíos que no creyeron se convirtieron en enemigos de Dios por vosotros, es decir para facilitar vuestra entrada en el Reino del Mesías, el cual ellos consideran como priviliegio exclusivo suyo y por eso insisten en que sean excluidos de él los de las naciones. En los que respecta sin embargo a su elección, que Dios hizo con ellos hace mucho tiempo, por amados por Dios por los padres de los cuales proceden.
29. Y son amados por Dios, porque Dios nο está sujeto a error cuando elige y llama, y por lo tanto no se arrepiente de los carimas que da y no se retracta de la llamada que hizo.
31. así también éstos ahora han desobedecido y no han creído en el Evangelio, para
alcanzar misericordia también ellos después movidos por la misericordia que recibísteis vosotros.
32. Y tuvo lugar esta obediencia y esta incredulidad de los de las naciones primeramente, y de los judíos ahora, porque Dios permitió que fueran cerrados todos juntos en la desobediencia, para mostrar a todos su misericordia.
33. ¡Oh profundidad incomprensible de la gran bondad y sabiduría de Dios dentro de la cual todo es llevado a su perfecto final! ¡Oh riqueza del conocimiento de Dios, a través de la cual preve el final de todos! !Cuánto superan la indagación humana los juicios y las decisiones, y qué imposible le es al nus del hombre seguir las huellas de sus de sus sabios y bondadosos método, con los cuales salva a los hombres!
34. Porque, ¿quién conoció el pensamiento y las voluntades del Señor? ¿O quién
fue su consejero?
35. ¿O quién le dio o le prestó algo a él primero, como para que tenga derecho a exigir retribución y remuneración deudora de él?
36. Nadie. Porque por él fueron creadas todas las cosas, y mediante su omnisciencia son gobernadas y todas las creaciones contemplan su gloria, y a ella tienen como su más alto objetivo. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
CAPITULO 12
1. Pero si tanta bondad nos muestra Dios, debemos también nosotros mostrar una conducta digna de sus donaciones. Os insto entonces, hermanos, en el nombre de las misericordias y de las piedades Dios nos mostró, que ofrezcáis vuestros cuerpos como altar y sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, utilizando vuestros miembros como instrumentos única y exclusivamente para sagradas acciones y nunca como instrumentos del pecado. Este sacrificio es el único adecuado y puro culto espiritual, este que tiene lugar con las lógicas del hombre.
2. Y para que ofrezcáis tal sacrificio vivo y culto racional a Dios, os insto a que no os asemejéis en el modo de vida con los hombres de espíritu de amor por lo material, los cuales astán apegados a los vanos pensamientos y cuidados de esta vida, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro nus y con la adquisición de una nueva mentalidad cristiana, para que distingáis cuál es la voluntad de Dios, lo cual es bueno y agradable para él, y al mismo tiempo es perfecto.
Vers. 3-8. El buen uso de los carismas de Dios
3. Y para la adquisición de nuevas mentalidades que os renovarán el nus, siendo yo iluminado por el carisma de la dignidad apostólica que me ha sido dada, declaro a cada fiel entre vosotros que no tenga un concepto de sí que el que debe
tener, sino que tenga un concepto tal, que piense de sí mismo con cordura y sinceridad, dependiendo del carisma que Dios
repartió a cada uno. Y no penséis que los carismas se reparten a cada uno para que sean causa de arrogancia y enorgullecimiento pecadores. Son dados para servir cada uno a los demás y al conjunto de la Iglesia.
4. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos
miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
5. así los muchos fieles en la Iglesia somos un cuerpo a causa de nuestra unión con Cristo, y cada uno de nosotros somos miembros el uno del otro. Por lo tanto debemos colaborar con humildad y cada uno servir a todo el cuerpo de la Iglesia.
6. Y teniendo distintos carismatas y capacidades, dependiendo de la gracia del Espíritu Santo que nos ha sido dada, valgámonos con esto y no pidamos egoistamente lo que no nos ha dado el Espíritu Santo. Es decir si tenemos el carisma de la profecía, profeticemos en relación con el carisma que le ha sido dado a cada uno en relación al grado de su fe.
7. O si tenesmo el carisma de servicio eclesiástico, permanezcamos en este carisma del servicio. Y si es alguien maestro de las verdades divinas, que permanezca en la enseñanza y que le baste con explicar las verdades que son reveladas por los profetas y son recogidas en el logos, la palabra, de Dios.
8. Y el que tiene el carisma de exhortar a la virtud y al aplicamiento de las verdades divinas, las cual cuales revela desde luego el profeta, pero que explica el maestro, que permanezca en la obra de la exhortación. El que tiene llamada a repartir de sus bienes entre los pobres, que haga esto con sencillez, sin demostraciones ni egoísmo. A quien le fue asignada la custodia, el cuidado y la atención de cualquier otra obra, que persevere con afán y actividad. Y al que le fue asignada la caridad, que la practique con alegría y amabilidad.
Vers. 9-21. Cómo ha de vivir el cristiano entre los otros cristianos.
9. El amor que sea sincero y libre de hipocresía sin fingimiento. Rechazad con toda vuestra fuerza lo malo y apegaos al bien.
10. En cuanto al amor entre hermanos, estad llenos de aprecio los unos por los otros. Que cada uno se adelante a ofrecer sus honores a los demás.
11. En la predisposición y en el entusiasmo que es requerido para cada obra agradable a Dios, no seáis tardos ni perezosos. Vuestras fuerzas interiores que sean llenas de cálida dedicación y siempre encendidas por la llama espiritual del Espíritu Santo. Y con todo esto servid al Señor como siervos dedicados a Él.
12. Vuestra inamovible esperanza en los bienes futuros que os llene de alegría y que os refuerce para tener paciencia en las tribulaciones. E insistid en la oración, de la cual recibiréis gran ayuda para todas estas virtudes, así como para las difíciles situaciones de la vida.
13. Participad y ayudad en las necesidades de los cristianos, practicad la hospitalidad sin esperar a que los hermanos expatriados os lo pidan.
14. Pedid y rezad por los que os persiguen; hacedlo por todos y decid buenas palabras pidiendo la bendición de Dios sobre ellos, y nunca les maldigáis.
15. Alegraos con los que se alegran y llorad con los que
lloran.
16. Tened entre vosotros el mismo espíritu y relaciones armoniosas. Νo miréis ni busquéis altas distinciones y honores, sino condescended hacia los humildes y compartid su humilde posición e insignificancia. No creéis sobre vosotros la ilusión de que sois sabios y que lo sabéis todo, de modo que no necesitáis el consejo de los demás.
17. No paguéis a nadie mal por mal que os ha hecho. Estad precavidos y atentos, de modo que vuestra conducta sea honesta y atestiguada como buena por los ojos de todos los hombres, para que no sean por ella escandalizados y se formen una mala imagen del Evangelio.
18. En cuanto dependa de vosotros, intentad tener relaciones pacíficas con todos los hombres, si es posible.
19. No busquéis, hermanos, defenderos a vosotros mismos con venganzas, sino
dejad lugar a la ira de Dios, que venga y que realice ella la venganza. Porque escrito está: Yo realizaré la venganza. Yo
pagaré, dice el Señor.
20.
21. No seas vencido por el mal, de modo que con vehemencias y venganzas seas arrastrado hacia él, sino vence con buen modo y con obras buenas el mal. Este el deber que cada uno de vosotros como miembros de la Iglesia ha de cumplir ante los otros cristianos hermanos suyos.
CAPITULO 13
Vers. 1-7. Los deberes del cristiano hacia el estado.
1. Sois también sin embargo miembros de una sociedad que desconoce a Cristo. Vengo entonces para escribiros cómo habéis de comportaros dentro de esta sociedad. Cada hombre sométase a los poseen autoridades superiores en la sociedad. Porque
el régimen del estado con sus autoridades es de acuerdo al plan de Dios, quien creó a los hombres para vivir en sociedades. Por lo tanto toda autoridad procede de Dios. Y los gobernantes que ejercitan la autoridad, han sido establecidos según la decisión o la aceptación de Dios.
2. De modo que quien se resiste a la autoridad, se pone en contra de la orden de Dios. Y los que se ponen en contra, recibirán sobre sí mismos el castigo que les corresponde.
3. Y realmente, el que no obedece a los gobernantes, se pone en contra de la orden de Dios; porque los que gobiernan no inspiran temor por las buenas obras, que contribuyen a la justicia social y al progreso, sino por las malas, que trastornan la seguridad sociel y el orden. ¿Quieres entonces no temer a los gobernantes en la autoridad? Haz cualquier bien que contribuya a la buena marcha de la sociedad, y tendrás la aprobación de los gobernantes.
4. Y tendrás la aprobación del gobernante, porque él es servidor de Dios para protegerte a ti y para que trabajes por el bien de los ciudadanos. Pero si
haces lo malo, entonces teme. Porque no lleva sin motivo la espada, que es el símbolo de la autoridad judicial y ejecutiva. Lo lleva para castigar a cada hombre indisciplinado. Pues es servidor de
Dios, vengador, que tiene orden y derecho de poner castigos a cada malhechor.
5. Por lo cual es necesario someterse no solamente por el temor al castigo, sino también porque la conciencia impone como justo este sometimiento.
6. Y debido a que es justo este sometimiento, por eso también pagáis tributos para el mantenimiento del estado y de los gobernantes. Porque ellos son
servidores de Dios, los cuales dejan cualquier otra obra suya privada y se dedican exclusivamente a la administración pública.
7. Ofreced entonces a todos los que poseen autoridad, lo que se les debe como deuda y deber. A la persona que cobra el impuesto sobre la renta y el impuesto sobre el patrimonio, pagadle el impuesto. Al que cobra los derechos de aduana, pagadle los derechos de aduana. A aquel a quien le pertenece un profundo respeto, presentadle un profundo respeto. Al que le pertenece la honra, ofrecedle honra.
Vers. 8-10. El amor hacia nuestro compañero
8. Y en relación con los otros miembros de la sociedad que no tienen autoridad ο un cargo destacado, os encargo que no debáis nada a nadie, sino el amaros unos a otros. Porque el que ama al prójimo, ha cumplido con este amor suyo toda la ley.
9. Y allí cumple toda la ley, porque los mandamientos de Dios "No adulterarás, no matarás, no
hurtarás, no hurtarás, no codiciarás", y cualquier
otro mandamiento, son recogidos y recapitulados en esta sentencia: "Amarás a tu prójimo como a ti
mismo".
10. Quien tiene amor no hace mal a su prójimo. Por lo tanto el amor es el
perfecto acatamiento y cumplimiento de la ley.
Vers. 11-14. Tiempo de ejercitar las virtudes
11. Hagamos entonces estas obras de modo incansable y sin aplazamiento, conociendo en qué tiempo vivimos. Vivimos en una época que requiere urgentemente el ejercicio de las virtudes. Porque es ya la hora de levantarnos del sueño de la negligencia, que nos hace difícil el movernos hacia el bien. Porque ahora el día de la segunda venida que significará la completa redención de los fieles, está está más cerca de nosotros que entonces cuando creímos. Y si entonces mostramos celo en la acción, mucho más hemos de mostrarlo ahora también.
12 Esta vida, que se parece a una noche oscura, ha avanzado, mientras que el día de la otra vida se ha acercado. Y si aún no viene el Señor pronto con su gloriosa segunda venida, viene sin embargo para cada uno de nosotros con la muerte. Se acerca entonces para cada uno de nosotros el día de la otra vida. Dejemos entonces como indumentaria nocturna las obras del pecado, que tienen lugar en la oscuridad, y vistámonos como con otro arma las luminosas obras de la virtud.
13. Tal como se comporta alguien de día, que los ojos de muchos le siguen, así también nosotros comportémonos con decencia y modestia; no con irreverentes comilonas y borracheras, ni por actos de infamia y humillación ni por riñas y celos.
14. Sino poned como indumentaria de vuestras almas al Señor Jesús Cristo, de mopod que en toda vuestras vida os asemejéis. Y no proveáis por la carne, cómo satisfacer sus deseos ilícitos. Este debe ser vuestro comportamiento dentro de la sociedad en que vivís.
Vers. 1-12. Nuestro comportamiento hacia los débiles de conciencia.
1. Existen sin embargo también algunos cristianos débiles en cuanto a la fe. He aquí también cuál debe ser vuestro comportamiento hacia ellos. Aceptad con amabilidad a aquel que es débil en la fe y hace depender su salvación de la distinción de alimentos y de días, sin reprender ni conversar sobre sus opiniones.
2. Otro desdeluego cree que no está prohibido comer de todas las comidas. Pero el que
es débil, come verduras y evita las otras comidas por el temor a contaminarse con ellas.
3. El que debido a que su fe es más fuerte come de todas las comidas, que no menosprecie como de reducido entendimiento al que no come de todo. Y el que
no come de todo, no juzgue al que come. Porque al que come de todo Dios le ha recibido en su Iglesia.
4. ¿Quién eres tú, que juzgas al criado ajeno? Él no te tiene a ti como Señor, sino a Dios. Si estará en pie o si caerá, a su señor concierne. Aprende entonces que mientras que tú le criticas, él permanecerá firme en la fe. Porque Dios tiene el poder para levantarle y para afirmarle.
5. Uno considera un día más santo que el otro. Y otro considera cada día como santo. Sobre este tema que cada uno haga lo que le diga su propia conciencia. mientras que el que no hace distinción, lo hace también para el Señor. Cada uno que se forme su propia convicción.
6. El que considera algún día como más santo, lo hace para honrar al Señor. Y el que no prefiere un día por encima de otro, sino que valora todos igual de importantes, para honrar al Señor los come; porque cuando come de éstos, agradece a Dios como dador del alimento. Y el que no come de todas las comidas, para honrar al Señor no las come, y da
gracias igualmente a Dios.
7. Porque los dos para gloria de Dios hacen lo que hacen. Porque ninguno de nosotros que creemos no vive para sí mismo, y ninguno
muere para sí mismo.
8. Porque si vivimos, vivimos para servir al Señor; y si morimos,
morimos mostrando sometimiento a la voluntad y a la autoridad del Señor. Y sea que vivamos o que muramos, somos propiedad del Señor.
9. Somos todos, muertos y vivos, propiedad del Señor, porque para este fin Cristo murió y resucitó, y recibió de nuevo como hombre la vida, para ser Señor de los muertos y de los vivos.
10. Y si pertenecemos todos al Señor, tú que no comes de todas las comidas, ¿por qué criticas a tu hermano? O tú que tienes un conocimiento más perfecto sobre el tema de las comidas,
¿por qué menosprecias a tu hermano? Nadie tiene derecho a criticar ni a menospreciar. Porque todos compareceremos ante el
tribunal de Cristo, y sólo Él tiene derecho a juzgarnos.
11. Porque escrito está en la Sagradas Escrituras: «Vivo yo, dice el Señor, cumpliré lo que anuncio. Es decir que ante mí todo hombre doblará su rodilla de forma servil y en adoración, y toda lengua glorificará a Dios».
12. La conclusión entonces que se obtiene de todo esto es que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí, por eso a sí mismo debe vigilarse y no al otro.
Vers 13-23. Exhortaciones hacia los fuertes.
13. No critiquemos entonces en adelante el uno al otro, sino más bien preferid no poner al hermano obstáculos, no sea tropiece y sea arrastrado a la crítica tropiece y su fe sea debilitada.
14. Yo sé y tengo convicción, la cual me inspira la unión con el Señor, de que ningún alimento es por su naturaleza impuro, sino sólo para aquel que considera algo como impuro, entonces para aquel esto se convierte realmente en impuro, debido a su pensamiento.
15. No es suficiente sin embargo este convencimiento para que no peques con la comida. Ha de existir junto con él amor. Entonces por el tema de la comida tu hermano es apesadumbrado y te rechaza y se indigna contra ti, entonces tu ya no te comportas como requiere el amor, ya que insistes en comer y en preocupar así a tu hermano. Atiende no arrastres con tu comida a la perdición a aquel, por cuya salvación Cristo murió.
16. Por eso lo bueno de vuestro apoyo en la fe, gracias al cual coméis cualquier comida con libertad sin dudar, que no se convierta en objeto de difamación ni censura de los hermanos enfermos.
17. Porque el reino de Dios, el cual fundó Cristo en la tierra, no consiste en comer y beber alguien libremente. Consiste en la justicia y en la paz y en la concordia con nuestros hermanos, y en la alegría, cosas que son fruto del Espíritu Santo es comida ni bebida, sino
justicia, paz y gozo que provee el Espíritu Santo.
18. Porque aquel que con estas virtudes sirve a Cristo, es agradable a Dios y es aprobado por los hombres.
19. Entonces si estas virtudes traen este resultado, sigamos también nosotros todo aquello que contribuye a la paz y al beneficio espiritual entre nosotros, progreso y edificación.
20. No derrumbes por una cosa tan insignificante, como es la comida, la obra de la construcción y de la salvación de tu compañero, en la cual trabaja no algún hombre, sino el mismo Dios. Toda la comida desdeluego es pura, y no es contaminado espiritualmente el hombre, coma la comida que coma. La comida sin embargo trae perjuicio psíquico y culpabilidad al hombre que aquel que con esto tiene lugar escándalo sobre su hermano.
21. Es buena la libertad para que comas de todo. Mucho mejor sin embargo es que no comas carne, ni bebas vino, ni que hagas algo que haga tropezar a tu hermano es no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada que pueda hacer tropezar a tu hermano, o que le escandalice, o en lo cual muestre debilidad.
22. ¿Tú tienes una fe correcta sobre la comida? Muy bien. Ten la fe dentro de ti y que la conozca Dios.
Bienaventurado es remordimientos de conciencia ni condena por parte de ella, cuando hace lo que anteriormente lo ha examinado con exactitud y lo ha hallado bien.
23. Pero el que duda sobre si la comida no le contamina, éste si come, cae directamente en un acto reprobable, porque no ha comido con la convicción de que la comida es limpia. Y cada cosa que no se realiza con el convencimiento interior de que es correcto y libre de culpa, es pecado.
Vers. 24-26. Glorificación.
24. Que sea entonces glorificado Dios, el cual tiene el poder para mantenernos, de modo que penséis, actuéis y viváis según mi Evangelio y con la predicación que hace referencia a Jesús Cristo. Y este Evangelio y la predicación tienen lugar acorde a la revelación del plan divino y misterioso de nuestra salvación, el cual era imposible que conociese el hombre por sí mismo, y por un gran espacio de tiempo fue cubierto con silencio y fue mantenido en misterio.
25. Este misterio sin embargo ha sido ahora revelado; lo certifican de hecho las escrituras proféticas, y se hizo conocido con la orden del eterno Dios sobre todas las naciones , para éstas muestren la obediencia que pide de todos la fe.
26. Entonces a este el único sabio Dios pertenece la gloria a través de Jesús Cristo por los siglos. Amén.
CAPITULO 15
Vers. 1-6. Cristo nos enseñó la tolerancia.
1. Debemos nosotros los fuertes en la fe y en la virtud mostrar tolerancia y condolencia en las debilidades de los hombres, y no hacer lo que nos gusta a nosotros mismos.
2. Es decir que cada uno de nosotros sea grato con su compañero, para contribuir con su bien y para su edificarle en la virtud.
3. Porque ni aun Cristo evitó lo que era desagradable o fatigoso para él mismo, ni prefirió lo que le aliviaba o le honraba, sino tal como está escrito en la Sagrada Escritura: «Los insultos y las blasfemias de aquellos que te injuriaban, Padre celestial, cayeron sobre mí».
4. Y os muestro este testimonio de la Sagrada Escritura todo lo que se escribió en el pasado por los hombres inspirados por Dios, se escribieron para nuestra enseñanza, para que mantengamos sólidamente la esperanza con la paciencia y la consolación y el refuerzo que dan las Sagradas Escrituras.
5. Y Dios que nos regala a todos nosotros la paciencia y la consolación, ojalá os
dé el tener entre vosotros los mismos pensamientos y el mismo espíritu, y que viváis continuamente con concordia conforme a la voluntad de Jesús Cristo,
6. para que glorifiquéis con un corazón y una boca al Altísimo, quien es Dios de nuestro Señor Jesús Cristo en cuanto a su naturaleza humana, y su Padre en cuanto a su naturaleza divina.
Vers. 7-13. Los judíos y los Cristianos de las naciones deben unirse.
7. Pero para convertíos todos vosotros en una sola persona y con un corazón glorificar a Dios, os recomiendo que os admitáis con amor el uno al otro, tal como Cristo también nos admitió a todos y os amó y os hizo suyos, para que Dios fuese glorificado.
8. Y con esto que digo, quiero decir que Jesús Cristo ha venido para servir a los judíos circuncidados, para que fuesen aseguradas las promesas y sean salvados. Para que se vea así claramente que Dios es absolutamente verdadero y demostrar que son ciertas las promesas que dio a los padres de los judíos.
9. Y al mismo tiempo también los de las naciones, que participan en esta adoración, glorifiquen a Dios por la misericordia que mostró sobre ellos, según lo que está escrito en los salmos, donde Cristo dice a su Padre: "Por eso te glorificaré entre las naciones y cantaré himno a tu nombre».
10. Y también dice en la Sagrada Escritura: "Alegraos los de las naciones, junto con los judíos, los cuales son el pueblo de Dios"
11. Y de nuevo en otra parte de la Santa Escritura dice: "Cantad himnos al Señor todos los de las naciones que habéis creído, y alabadle todos los pueblos de la tierra".
12. Y también dice Isaías: "Isaí será la raíz de la cual germinará la nueva generación. Y el que saldrá de esta raíz, es decir Cristo, esta predestinado para señorear a todos los de las naciones. En Él, como Salvador, creerán todas las naciones
13. Y esta esperanza la dio a las naciones el mismo Dios. Entonces el Dios que dio esta esperanza de la bendición a las naciones, ojalá os llene de todo gozo y paz. Y que os afirme en la fe, para que tengáis gran esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Vers. 14-21. Pablo predica el Evangelio a las naciones.
16. Y esta autoridad consiste en que sea yo oficiante y servidor de Jesús Cristo para los de las naciones, ministrando como una forma de sacrificio hacia Dios la sagrada obra de la predicación evangélica, que es la palabra (el logos) de Dios. Y que así con la predicación sean atraídos hacia Cristo los de las naciones y se conviertan sus almas en ofrenda y sacrificio aceptado por Dios y agradadable a Él, santificada por el Espíritu Santo.
17. Entonces, si soy ministro del Evangelio de Dios para las naciones, también tengo jactancia, con el poder y refuerzo de Jesús Cristo, para mi acción fructífera en las obras que se refieren y que pertenecen a Dios.
18. Sí. Con el poder de Dios todo esto ha tenido lugar y no por mi supuesta capacidad. Porque no osaré nunca decir arrogantemente que pueda haber algo que no lo haya hecho y que no lo haya completado Cristo, utlizándome a mí como su instrumento, con el objetivo de que crean y que obedezcan en el Evangelio los de las naciones. Él me dio iluminación y palabra y me ha reforzado en los esfuerzos del servicio apostólico, de modo que no sólo con palabras sino también con vida santa y virtuosa predique su Evangelio.
19. Él acompaña mi predicación con potencia de señales y milagros sorprendentes, con el poder sobrenatual del
Espíritu de Dios. Y así yo, recorriendo uun gran círculo, recorrí todas las partes desde Jerusalén hasta
Ilírico, y he predicado en todas partes, total y completamente el Εvangelio de Cristo.
20. Y de esta manera considero como un honor para mí y lucho con pundonor predicando el Evangelio allí donde no fue predicado por otros el nombre de Cristo, para no edificar sobre cimiento
ajeno, ni entrar en la jurisdicción de otro Apóstol.
21. Sino que he predicado el Evangelio a los de las naciones e idólatras, allí donde nunca lo habían escuchado. Y así se cumplió lo que fue escrito por el profeta Isaías: "Verán a Cristo aquellos a quienes nunca les fue anunciado, y comprenderán el mensaje relacionado con él, aquellos que no habían oído sobre él".
Vers. 22-29. Por qué Pablo no fue a Roma. Les promete que les visitará.
22. Y debido a que quedaban todavía lugares en los cuales todavía no había sido todavía predicado Cristo, por eso me he visto impedido muchas veces en ir a vosotros.
23. Pero ahora que no tengo ya en estas partes lugar en que no haya predicado a Cristo, además tengo desde hace muchos años gran deseo de ir con vosotros,
24. yendo hacia España iré también con vosotros. Porque espero veros al pasar por vuestra ciudad y me dirijáis hacia allí, veros, una vez que haya gozado por un breve tiempo de vuestra compañía.
25. Mas ahora voy a Jerusalén para realizar el servicio de ayudar a los cristianos de allí.
26. Y realizo este servicio, porque los cristianos de Macedonia y Acaya decidieron con bondadosa disposición y con agradecimiento hacer una
ofrenda para los cristianos pobres que hay en Jerusalén.
27. Verdaderamente por bondad y amabilidad decidieron hacerlo, aunque realmente son deudores a ellos. Porque si los de las naciones se convirtieron en participantes en los dones espirituales que tenían los judíos, deben también los de las naciones servirles en sus necesidades materiales.
28. Entonces después de realizar lo que me fue asignado, y les haya entregado oficialmente y con seguridad esta contribución, la cual es fruto de la fe y del amor de los que la hicieron, partiré, a través de vuestro país, hacia España.
29. Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con la abundante riqueza de la bendición que transmite el Evangelio de Cristo.
Vers. 30-33. Pablo pide las oraciones de los cristianos de Roma
30. Y os ruego, hermanos, en el nombre de nuestro Señor
Jesús Cristo y en el nombre del amor el cual el Espíritu hace fructificar en nuestras almas, que luchéis conmigo en las oraciones a Dios por mí,
31. para que sea librado de los que no creen en la predicación del Evangelio en Judea rebeldes que están en Judea y que no sea rechazada esta ofrenda con fanatismo o menosprecio, sino que este servicio sea aceptado por los cristianos de allí; es decir la transferencia a Jerusalén de la contribución que hicieron por ellos los cristianos que provienen de las naciones.
32. Y os pido que recéis a Dios por esto, porque, si consigo librarme de los no creen en el Evangelio, y los cristianos de Jerusalén aceptan con agradecimiento la contribución, podré, si Dios quiere, ir a vosotros no con desgana y pena, sino con alegría, y ser consolado con vosotros.
33. Os deseo entonces que Dios, del cual emana y es distribuida la paz, sea con todos vosotros. Amén.
Vers. 1-16. Recomendaciones y saludos.
1. Os recomiendo a Febe, nuestra hermana en Cristo, la
cual es diaconisa de la Iglesia en Cencrea,
2. para que la recibáis como el Señor quiere, con el modo en que deben ser recibidos los cristianos, y para que estéis con ella, ayudándola en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque también ella se ha convertido en protectora de muchos cristianos, y mee protegió a mí mismo.
3. Saludad de corazón a Priscila y a Aquila, los cuales son colaboradores míos
en Cristo Jesús.
4. Ellos, para salvarme la vida, pusieron sus cuellos bajo la espada y peligraron en ser degollados. A éstos no sólo estoy yo agradecido, sino también a todas las iglesias de las naciones. Saludad también a la comunidad eclesiástica de Roma, que se reúne en su casa.
5. Saludad a mi querido
Epeneto, uno de los primeros de Acaya que creyó y se dedicó a Cristo.
6. Saludad a María, la cual ha sido sometida a muchas fatigas para nosotros.
7. Saludad a mis compatriotas Andrónico y Junias, los cuales fueron perseguidos y encarcelados junto conmigo y son distinguidos entre los que desempeñan la misión de la predicación, y que de hechos se acercaron a Cristo antes que yo.
8. Saludad a Amplias, quien se corvirtió en mi amado debido al amor con el que el Señor conecta a los que están unidos con él.
9. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en la obra de Cristo, y a mi querido Estaquis.
10. Saludad a Apeles, cristiano probado y puro en Cristo. Saludad a los que creyeron en el hogar de Aristóbulo.
11. Saludad a mi compatriota Herodión. Saludad a los fieles discípulos del Señor del hogar de Narciso.
12. Saludad a Trifena y a Trifosa, quienes se esfuerzan en el servicio del Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha sido sometida a muchas fatigas en el servicio del
Señor.
13. Saludad a Rufo, quien es cristiano escogido, y a su madre, quien también es madre mía.
14. Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermas, a
Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están con ellos.
15. Saludad a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana,
a Olimpas y a todos los santos que están con ellos.
16. Saludaos los unos a los otros con beso santo. Os saludan las Iglesias de Cristo.
Vers. 17-20. Atención con los falsos maestros.
17. Os ruego, hermanos, como vigilantes despiertos os fijéis en los que
crean divisiones y escándalos y se comportan de forma contraria al servicio apostólico que vosotros habéis aprendido. Fijaos en quiénes son y alejaos de ellos.
18. Porque este tipo de personas no sirven a nuestro Señor Jesús Cristo, sino a sus vientres. Buscan la diversión a costa de sus seguidores. Y con buenas palabras y elogios engañan los corazones de los ingenuos.
19. Os escribo esto, porque vuestra obediencia ha llegado a los oídos de todos, y lo siguiente es que se apresuren a aprovecharse de ella. Me alegro entonces por vosotros. Pero quiero que seáis sensatos y discernientes cuando hagáis el bien, para que no se aprovechen de vosotros los astutos, y que al mismo tiempo permanezcáis íntegros y desinvolucrados de todo mal.
20. Y el Dios que de la paz aplastará rápido bajo vuestros pies a satanás. La gracia de nuestro Señor Jesús Cristo sea con vosotros.
Vers. 21-24. Otros saludos.
21. Os saludan Timoteo mi colaborador en la obra del Evangelio y Lucio,
Jasón y Sosípater, mis compatriotas.
22.
23. Os saluda Gayo, quien me hospeda a mí y a todos los cristianos de toda la Iglesia que pasan por Corinto. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad de Corinto, y Cuarto, el hermano en Cristo.
24. La gracia de nuestro Señor Jesús Cristo sea con todos vosotros. Amén.