domingo, 13 de octubre de 2024

Domingo IV de Lucas. La Parábola de la Siembra.

13-10-2024. DOMINGO (XVI después de Pentecostés) IV DE LUCAS.

Tono Grave (6º). Evangelio de Maitines 5 (p.6)


Música: Vísperas mayores, Maitines y Divina Liturgia Sólo texto: Vísperas mayores, Maitines y Divina Liturgia

 

LECTURA DEL LIBRO DE LOS APOSTOLES (Tito 3, 8-15).*


8. Son fidedignas estas palabras,y quiero que las compruebes con tu testimonio personal, de modo que los que han creído en Dios sean pioneros en buenas obras. Estas cosas son buenas y beneficiosas para los hombres,

9. pero evita las conversaciones necias, las genealogías, las contenciones y las disputas acerca de la ley judaica, porque son vanas y sin provecho.

10. Al hombre que sigue erróneas enseñanzas adviértele una o dos veces, y si no escucha déjale,

11. con la seguridad d e que éste ya se ha pervertido y peca, condenándose así a sí mismo.

12. Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, ven a enconrarme lo más brevemente posible en Nicópolis, porque allí he decidido pasar el invierno.





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13. A Zenas el legista, y a Apolos, procúrales de todo lo necesario para su viaje, de modo que nada les falte.

14. Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras, para cubrir las necesidades materiales surgientes, para que no sean sin fruto.

15. Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los fieles que nos aman.

La gracia sea con todos vosotros. Amén.

De “EL NUEVO TESTAMENTO. SERVICIO APOSTOLICO DE LA IGLESIA DE GRECIA”. Traducido del griego al español por el equipo de La Ortodoxia es la Verdad.

 

 

 


 




DOMINGO IV DE LUCAS.


Lectura del santo Evangelio según san Lucas (8, 5 - 15)


El Señor dijo esta parábola: salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron.

Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga.
Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo: A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás
sólo en parábolas, para que “viendo, no vean y, oyendo, no entiendan.”

 

 

 


 

 


La parábola quiere decir esto: La simiente es la Palabra de Dios. Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la Palabra, no sea que crean y se salven.
Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba desisten. Lo que cayó entre los abrojos, son los que han oído, pero a lo largo de su caminar
son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurez.
Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.

Del Evangeliario Bizantino, conforme a lo leído en las Iglesias, del Patriarcado de Serbia

 

 

 


 

 

 

“La parábola de la siembra”            


¡Ahogados!

 

 


SALIÓ EL LABRADOR A SEMBRAR – COMENZÓ SU PARÁBOLA EL SEÑOR JESUCRISTO hacia la multitud de gente que se había juntado. Y al sembrar, una parte de las semillas cayó en el camino de al lado del huerto – suelo árido- y fue pisado por unos hombres, vehículos y animales que pasaban por allí, y después vinieron los pájaros y se las comieron. Otra parte cayó sobre tierra pedregosa y germinó, pero después de poco se secó, porque no tenía humedad para conservarse. Otra cayó sobre tierra que contenía también semillas de espinos. Germinó la semilla buena, germinaron también los espinos, y aunque crecieron juntos, finalmente los espinos la ahogaron. Finalmente, una parte de las semillas cayó en buena tierra, tierra productiva, y cuando germinó y creció, dio riquísimo fruto. El que tenga oídos para oír, que oiga y que entienda esto que digo, concluyó el Señor.

 

 

 

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¿Pero cuál es sin el sentido más profundo de la parábola? Ni siquiera los discípulos de Cristo lo entendieron, por eso que el mismo más tarde les explicó:

La semilla, les dijo, es el logos de Dios. El camino de tierra son los hombres que le escucharon, pero debido a que eran duros de corazón, no pudo la semilla introducirse dentro de ellos. Vino después el diablo y lo cogió de sus corazones, para que no crean y sean salvados.

La tierra pedregosa son los hombres que escuchan el logos de Dios, lo aceptan con alegría, pero no lo dejan que eche raíces dentro de ellos. 

 


 


 

 

Comienza a desarrollarse algo, pero cuando viene la tentación, alguna dificultad, prueba, tribulación en sus vidas, las pierden, renuncian y abandonan. “No pasa nada”, dicen, y paran de creer. Apartan a Cristo de sus vidas.

El suelo con los espinos representa a los hombres que escuchan el logos de Dios, lo aceptan en su interior, germinan, se desarrollan, pero los espinos que mientras tanto crecen con ellas, es decir las distintas ocupaciones, los afanes, el ir corriendo aquí y allí, no le dejan dar fruto, y le ahogan literalmente, le inutilizan.

 

 

 

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Finalmente, la tierra buena y productiva son los corazones de los hombres que reciben con buena disposición el logos de Dios y lo cierran dentro en lo profundo de ellos esperando con paciencia que germine, que se desarrolle y que de rico fruto. Sólo éstos llegan al deseado final. Todos los demás son inutilizados durante la marcha de sus vidas.




* * *



« Y desarrollándose los espinos, lo ahogaron »


“¡ Me ahogo !” Palabra que a menudo se escucha de la boca de los hombres, sobretodo en nuestros días. Más aún de los mayores se escucha.

Pero sin embargo los menores no se quedan atrás.

-¿Vas el Domingo a la Iglesia? Preguntas a los alumnos.

-No me da tiempo.

-¿Por qué?

-Porque el Domingo tengo que hacer muchas cosas. A las 9 tengo entrenamiento. Más tarde ponen mi serie preferida de televisión. No me la puedo perder.

-¿Catequesis?

-Imposible. Academia, piscina, lenguas extranjeras, conservatorio, baile…
 
 
 
 
 
 
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«¡Salieron los espinos y ahogaron la semilla!»

¡Qué verdadero resulta el logos-palabra del Señor! Y el verbo que utiliza “ahogaron” es exactamente lo mismo que solemos decir nosotros: “¡Estoy ahogado!”

Pero, amigo mío, si estás ahogado, esto significa que te has ahogado. Es decir estás muerto. ¿Quieres estar muerto en tu vida? ¿Quieres no vivir?

Imposible creérmelo. Por lo tanto entonces, no dejes que te ahogue todo esto. Levanta tu mirada, da tu mano a Quien te libera de cada atadura. Haz Su palabra guía de tu vida.

Para que estés siempre libre. Vivo. ¡Lleno de vigor y fuerza juvenil!... 


Del libro ”Háblame, Cristo. Mensajes para jóvenes de los Evangelios de los Domingos”. Archim. Apóstolos J. Tsoláki. Ed.Sotir




NOTAS:

* (Lectura apostólica perteneciente al Domingo de la Conmemoración del VII Concilio Ecuménico en Nicea, 787)



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