jueves, 1 de febrero de 2024

Venerable Brígida de Irlanda (+523)

Santa Brígida (Brigit, Bridget), "la María de Gael", nació cerca del año 450 en Faughart, aproximadamente a unas dos millas de Dundalk en el Condado de Louth.

Según la tradición, su padre era un pagano llamado Dubthach y su madre era Brocessa (Broiseach), una de sus esclavas.

Se desconoce si se crió como cristiana o se convirtió en 468, como dicen algunos relatos, pero se inspiró en la predicación de San Patricio desde una edad temprana.

Desde niña, era reconocida por su compasión hacia los pobres. Ella daba a los pobres comida, vestido, e incluso las posesiones de su padre. Un día su padre llevó a Brígida a la corte del rey, dejándola afuera esperando por él. 

 






Él le pidió al rey que le comprara a su hija, ya que su excesiva generosidad la había hecho muy costosa para poderla mantener. El rey pidió ver a la niña, así que Dubthach lo llevo afuera. Y salieron justo a tiempo para ver como ella le daba la espada de su padre a un mendigo. Esta espada había sido presentada a Dubthach por el propio rey, quien le dijo, “No puedo comprar una niña quien nos toma por baratos”

Santa Brígida recibió la tonsura monástica de manos de San Mael de Ardagh (6 de Febrero). 

A unas millas de Dublín, el rey de Leinster le concedió la posesión de una llanura llamada Curragh, donde se construyó una celda bajo un gran roble, a la que llamó Kill-dara, o “la iglesia del roble”. Otras siete chicas pronto se pusieron bajo su dirección y establecieron el monasterio de Kill-dara, que dio su nombre a la posterior ciudad catedralicia de Kildare. La comunidad creció rápidamente gracias al renombre de la santa abadesa y se convirtió en un monasterio doble, con la abadesa por encima del abad, y se ramificó en varios otros por toda Irlanda. Este fue el comienzo del monaquismo cenobítico de mujeres en Irlanda.

 






Los milagros realizados por Santa Brígida son muy numerosos como para relatarlos aquí, pero tal vez un relato sea suficiente. Una tarde, la santa abadesa estaba sentada con Dara, una monja ciega. Dialogaban desde el atardecer hasta al amanecer de las alegrías del Reino del Cielo, y del amor de Cristo, perdiendo toda noción del tiempo. Santa Brígida estaba impactada por la belleza de la tierra y el cielo durante la luz matutina. Dándose cuenta de que la hermana Dara era incapaz de  apreciar esta belleza, se entristeció. Y después oró e hizo la Señal de la Cruz sobre los ojos de Dara. Y al hacer esto, los ojos ciegos de la monja se abrieron y ella vio el sol en el oriente,  los árboles y las flores destellando con el rocío. 







Miró por algún tiempo, después se giró hacía Santa Brígida y dijo, “Cierra mis ojos nuevamente, querida Madre, porque cuando el mundo es visible a los ojos, entonces Dios es menos visible para el alma.” Santa Brígida oró nuevamente, y Dara se quedó ciega otra vez.

Santa Brígida durmió en el Señor el 1 de Febrero del año 523, después de recibir la Santa Comunión por parte de San Ninnidh de Inismacsaint (18 de Enero). Fue sepultada en Kildare, pero sus reliquias fueron trasladadas a Downpatrick durante las invasiones vikingas. Se cree que fue sepultada en la misma tumba que San Patricio (17 de Marzo) y San Columba de Iona (9 de Junio).

A finales del Siglo XIII, su cabeza fue llevada a Portugal por tres caballeros irlandeses en su camino para pelear en Tierra Santa. Dejaron esta santa reliquia en la parroquia de Lumiar, aproximadamente a tres millas de Lisboa. Algunas porciones de la reliquia fueron llevadas a Irlanda en 1929 y colocadas en una nueva iglesia dedicada a Santa Brígida en Dublín.

 





 

Las reliquias de Santa Brígida fueron destruidas en el Siglo XVI por Lord Grey durante el reinado de Henry VIII.

La tradición de hacer las cruces de Santa Brígida de juncos y colgarlas en sus casas aún se conserva en Irlanda, donde la devoción por la santa permanece fuerte. Ella también es venerada en el norte de Italia, Francia, y Gales.

El Libro de Armaugh, una antigua crónica irlandesa, llama a San Patricio y Santa Brígida "los pilares de los irlandeses" y dice que a través de ambos, "Cristo realizó muchos milagros".



Apolytikion en el Cuarto Tono

Habiendo aprendido las cosas divinas por las palabras de Patricio, has proclamado en Occidente las buenas nuevas de Cristo. Por tanto, te veneramos, oh Brígida, y te suplicamos que intercedas ante Dios para que nuestras almas se salven.

Kontakion en el tercer tono

En la Iglesia del Roble, estableciste tus sagrados monasterios para aquellos que tomaron el Árbol de la vida, incluso la Preciosa Cruz, sobre sus hombros. Y por tu vida llena de gracia y amor por el aprendizaje, fructificaste cien veces más y así alimentaste a los fieles. Oh justa Madre Brígida, intercede ante Cristo, la Vid Verdadera, para que Él salve nuestras almas.



 

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