Santa Marcela nació en el año 325 en el seno de una familia noble de Roma. De niña, escuchaba hablar a San Atanasio. Habiendo perdido a su marido en el séptimo mes de su matrimonio, rechazó la propuesta del cónsul Cerealis, tío de Gallus Caesar, y resolvió imitar la vida de los ascetas de Oriente.
Se abstenía de vino y carne, empleaba todo su tiempo en la lectura piadosa, la oración y visitando las iglesias de los apóstoles y mártires, y nunca habló con ningún hombre a solas. Su ejemplo fue seguido por muchas vírgenes de ejemplar devoción, que se pusieron bajo su dirección, y Roma se llenó en poco tiempo de monasterios. Su palacio en el monte Aventino se convirtió en un monasterio, donde vivió con las vírgenes y viudas de Roma.
Los godos bajo Alarico saquearon Roma en 410. Santa Marcela, que se retiró a una de sus haciendas para vivir en soledad, fue capturada y azotada por ellos por los tesoros que mucho antes había repartido entre los pobres.
San Marcela, con San Jerónimo |
Todo ese tiempo tembló sólo por su querida discípula espiritual, Principia, (no su hija, como algunos han confundido) y cayendo a los pies de los crueles soldados, rogó, con muchas lágrimas, que no la insultaran. Dios los movió a la compasión. Los condujeron a ambos a la iglesia de San Pablo, a la que Alarico había concedido el derecho de santuario con el de San Pedro. Santa Marcela, que sobrevivió a esto por poco tiempo, descansó en los brazos de San Principia, a fines de agosto, en 410.
San Jerónimo |
San Jerónimo la visitó en Roma y mantuvo correspondencia con ella, y la llamó "la gloria de las damas de Roma". Tenemos diecinueve cartas de San Jerónimo a ella. La Carta 127 de Jerónimo a Principia, fechada en 412, es una biografía de su vida.
Carta 26 de Jerónimo a Marcela (BAC 219, 216-218)
Carta de Jerónimo a Marcela, monja en el Aventino (Roma),
sobre el sentido de algunos términos de la Escritura; año 384.
Estando hace unos días juntos, me preguntaste no por carta, como antes solías,
sino presente, de viva voz, qué significan originariamente las palabras que han
pasado del hebreo al latín sin traducción y por qué se han dejado sin traducir
como son: «Aleluya», «amén», «maran atha», «efod» y otras que están dispersas
por las Escrituras y que tú recordaste.
Santa Paula de Roma |
Como tengo tan poco tiempo para dictar, te voy a responder brevemente. Tanto los setenta intérpretes como los apóstoles tuvieron mucho cuidado, ya que la primitiva Iglesia estaba compuesta de judíos, de no innovar nada para evitar el escándalo de los creyentes. Luego, cuando la palabra del Evangelio se hubo expandido por todas las naciones, no fue ya posible cambiar lo comúnmente recibido. Orígenes, en los libros que llama exegéticos, da otra razón y es que cada lengua tiene sus peculiaridades propias y lo que se dice originariamente no puede sonar del mismo modo entre extranjeros. De ahí que es preferible dejarlas sin traducir, que no debilitar su sentido por la traducción.
Santa Marcela de Roma |
Así, pues, Aleluya quiere decir: «Alabad al Señor». Efectivamente, la es uno de
los diez nombres de Dios en hebreo. Así, en el salmo en que nosotros leemos:
Alabad al Señor, porque es bueno salmodiar, se lee en el texto hebreo: «Aleluia
qui tob zammer».
En cuanto a Amén, Aquila lo traduce por pepistomenos que nosotros podemos
reproducir por «fielmente». Es un adverbio tomado del nombre de la fe amuna.
Los Setenta lo traducen por génoito, es decir, «fiat». Así, al fin de los
libros del Salterio -pues éste se divide entre los hebreos en cinco rollos-, lo
que en el texto hebreo se lee «amen, amen», los Setenta lo tradujeron «fiat,
fiat», con lo que se intenta confirmar ser verdad todo lo anteriormente dicho.
De ahí también que afirme Pablo no poder nadie responder amén, es decir,
confirmar lo que antes se ha dicho, si no entiende lo que se predica.
También quería escribirte algo sobre el diapsalma, que en hebreo se dice cela, y del ephod, del pro aieleth, que se pone en la inscripción de algún salmo y de otros puntos por el estilo. Pero sobrepasaría los límites del estilo epistolar y el diferir las cuestiones puede aumentar tu avidez de saber. Es efectivamente refrán trillado que mercancía espontáneamente ofrecida no es estimada. Por eso me callo adrede lo que tenía que decir para que tengas más ganas de oír lo que se ha callado.
Ver Santa Paula de Roma (+404) -26 enero-
San Eustoquia de Roma, hija de Santa Paula (+420) -28 septiembre-
Fuentes consultadas: johnsanidopoulos.com, textoshistoriadelaiglesia.blogspot.com