Para apartar a San Jorge de su fe en Cristo y sacrificarse a los ídolos, lo sometieron a diversas torturas. Entre los crueles castigos a los que estuvo sujeto estaba la Gran Rueda. Por lo tanto, lo ataron a una rueda debajo de la cual se fijaron muchos cuchillos afilados, de modo que cuando la rueda girara, Jorge sería cortado en pedazos. Todos creían que efectivamente encontrarían a Jorge muerto y despedazado.
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| Santo Mártir Anatolio el Soldado |
Pero cuando el emperador Diocleciano y su séquito se dirigían al templo para sacrificar a los dioses, pensando con satisfacción que finalmente habían acabado con él, de repente vieron a Jorge de pie frente a ellos. Había sido liberado de esta cruel tortura por un ángel del Señor. Todos los que lo vieron quedaron asombrados y creyeron que era un fantasma.
Dos soldados ilustres, Anatolios y Protoleon, que tenían el rango de quiliarcas, es decir, cada uno comandaba mil hombres, cuando percibieron que Jorge estaba realmente vivo después de soportar la Gran Rueda, llegaron a creer en Cristo. Gritaron en voz alta: "¡Uno es el Dios verdadero: el Dios de los cristianos!". Cuando el emperador escuchó esto, ordenó su ejecución inmediata por decapitación. Por tanto, fueron sacados de la ciudad y decapitados, recibiendo así la corona del martirio.
Fuentes consultadas: saint.gr diakonima.gr, johnsanidopoulos.com, synaxario.gr
