viernes, 23 de febrero de 2024

Hieromártir San Policarpo de Esmirna (+156)

Versos: 

"Policarpo se sacrificó por ti, oh Logos, dando mucho fruto de una manera asombrosa, estando atado al fuego".
En el vigésimo tercero Policarpo fue quemado en las llamas.
El veintitrés de este mes [febrero], conmemoramos al Santo Hieromártir Policarpo, Obispo de Esmirna.

 INDICE:

1. Vida de San Policarpo
2. Sinaxario de San Nicodemo del Monte Atos.
3. Sobre San Policarpo y su Martirio, por el padre Jorge Florovsky
4. Cartas: a) de la Iglesia en Esmirna dirigida a la Iglesia en Filomelio, por Eusebio (Historia de la iglesia), b) Apocalipsis de San Juan: carta a la Iglesia en Esmirna, c) Epístola a los Filipenses, único escrito conservado de San Policarpo de Esmirna (link), d) Carta a San Policarpo de San Ignacio de Antioquía (link)
5. Su brazo milagroso
6. Himnos. 
 
 
1. Vida de San Policarpo 
 
Policarpo nació en el año 69 d.C. y fue martirizado en Esmirna de Asia Menor en el 156 (puede que las fechas no sean exactas). Tuvo la dicha de conocer y abrazar la fe de Nuestro Señor Jesucristo en su niñez, siendo instruido por los mismos Apóstoles y en particular por San Juan Evangelista. Él lo nombró después Obispo de Esmirna en Asia Menor. Se cree que es de él de quien habla Nuestro Señor Jesucristo en el segundo capítulo del Apocalipsis:
 
 "Y al ángel de la  iglesia de Esmirna escribe: «Esto dice el primero y el último, el que estuvo muerto y vivió: Sé tu tribulación y tu pobreza (empero rico eres), y la blasfemia de los que se dicen judíos ser, y no son, sino sinagoga de satanás. No temas lo que has de padecer. He aquí ha de arrojar el diablo de entre vosotros en prisión, para que seáis tentados; y tendréis tribulación de días diez. Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida»".
 
Policarpo gobernó la Iglesia de Esmirna por espacio de setenta años. El resplandor de sus virtudes lo hacía ver como la cabeza y el primero de los Obispos de Asia; y era venerado por todos los fieles hasta tal punto, que ninguno permitía que se descalzase él mismo, apresurándose cada uno para hacer este servicio, por tener la dicha de tocarlo. Policarpo formó muchos discípulos, así como el mismo había sido formado por los Apóstoles. San Ireneo, Obispo de León de Francia, fue uno de ellos. 
 
 



Hieromártir San Policarpo de Esmirna.


 
 
Dice este Santo: "Tengo aún muy presente, aquella solidez de sus pasos, la majestad de su semblante, la pureza de su vida, y las santas exhortaciones, con que alimentaba a su pueblo.
Me parece que le oí decir cómo había conversado con San Juan, y con otros los que habían visto a Nuestro Señor Jesucristo, las palabras que habían oído, y las particularidades que les había enseñado de los milagros y de la doctrina de este divino Salvador. 
Todo lo que decía era muy conforme a las divinas Escrituras, como referido por los que habían sido los testigos oculares del Logos, y de la palabra de vida. "Su celo por la pureza de la fe era tal, según se refiere el mismo San Ireneo, que cuando se decía algún error en su presencia, se tapaba los oídos, y exclamaba: ¡Ah, buen Dios! ¿Para que tiempo me has reservado?" Y huía inmediatamente.
Después del martirio de San Germánico, y de otros Mártires, irritado el pueblo de Esmirna en el anfiteatro de la generosidad de aquellos Santos, comenzó a gritar: ¡Que se exterminen los impíos! ¡Que se busque a Policarpo! Habían ocultado al Santo Obispo en una casa de campo; pero los que le buscaban descubrieron dónde se hallaba. Estaba el Santo en un aposento alto, desde el cual hubiera podido salvarse; pero no quiso, y solamente prorrumpió en estas palabras: cúmplase la voluntad de Dios.
 
 




San Policarpo. 23 de Febrero.



 
 
Bajó inmediatamente donde estaban los soldados, quienes viendo su edad y su firmeza, no se atrevieron a cumplir su misión. Mandó que le preparasen la cena, y les pidió una hora para orar en libertad. Habiéndola obtenido, lleno de la gracia de Dios, oró de pie por todos los conocidos en particular, y encomendó a Dios la Iglesia.
Así que llegaron a la ciudad, le llevaron ante el gobernador de la provincia, quien le pregunto si era Policarpo. Él respondió que sí. Este magistrado le exhortó a que renunciara a Nuestro Señor Jesucristo. Policarpo le contestó; "Ochenta y seis años hace que Le sirvo, y nunca me ha hecho mal alguno. ¿Cómo podré blasfemar contra mi Rey, que me ha salvado?" Continuaba el procónsul escuchándolo. "Parece que disimulas conocerme", le dijo el Santo; "pues yo te declaro que soy cristiano, si quieres instruirte en la doctrina de los cristianos, señálame el día para oírme, y te enseñaré". El procónsul le dijo: "Comunícaselo al pueblo". Policarpo le replicó: "Por lo que te toca es justo responderte; porque hemos aprendido a respetar a los magistrados, y a tributar a las potestades, establecidas por Dios, el debido honor. Pues mira a esta gente que no merece que yo me justifique en su presencia".
El procónsul le amenazó con echarlo a las fieras. La respuesta de San Policarpo fue que para él sería más ventajoso pasar de los suplicios a la perfecta justicia.
 
 




San Policarpo de Esmirna ante las fieras.


 
 
 
"Pues ya que no temes a las fieras", dijo el procónsul, "mandaré que te quemen vivo, si no obedeces". El Santo le respondió: "Me amenazas con un fuego que se apaga en un momento, porque no conoces el fuego eterno que esta reservado a los impíos. ¿Pero, qué es lo que te detiene? Hazme sufrir lo que quieras." Irritado el procónsul, lo condenó a ser quemado vivo.
El mismo Policarpo se desnudó, y queriéndole atar a un poste, dijo: "Dejadme así; el que me da la fuerza para sufrir el fuego, me dará la gracia para que permanezca inmóvil sobre la hoguera, sin necesidad de ataduras." Se contentaron, pues, con atarle las manos atrás. Puesto de este modo, levantó la mirada al cielo, dio las gracias a la Santísima Trinidad por la dicha que tenía de ser uno de los Mártires por Nuestro Señor Jesucristo y le suplicó la gracia de ser recibido como una víctima de agradable honor.
Acabada su oración, encendieron el fuego; pero por un maravilloso milagro, en lugar de consumir las llamas al Santo Mártir, lo rodearon formando como una bóveda o un pabellón, y su cuerpo exhalaba un olor parecido al de los perfumes más delicados. Irritados más todavía los paganos por este milagro, lo hirieron con una espada. De la herida salió tanta sangre, que apagó el fuego. De esta manera terminó San Policarpo su vida y su sacrificio.
 
 
 
 
 
 
Martirio de San Policarpo de Esmirna. Menologio de Basilio II, s.X. 
 
 
 
 
 
"Cristo es el Señor"

Según la historia, Policarpo vivió en una época de gran persecución. Los oficiales locales de las provincias del Imperio Romano perseguían a los cristianos por el malestar público que sus enseñanzas sobre un único Dios y un único Señor traían a la gente. El culto al César era algo obligatorio y se exigía que los habitantes del imperio dijeran la siguiente confesión: “César es Señor”. Pero los cristianos se negaban a hacer tal confesión, no porque no querían dar el debido respeto a sus autoridades, sino porque esta confesión era un acto de adoración a un ser humano, que sólo corresponde a Dios. Por eso, los cristianos respondían “Cristo es El Señor”. San Ireneo cuenta lo siguiente:
"Podría señalarte el lugar donde el bienaventurado Policarpo se sentaba a predicar el logos de Dios. Todavía está presente en mi mente con qué gravedad él entraba y salía a donde fuese que se dirigiese; la santidad con la que se comportaba, la majestuosidad de su expresión y sus santas exhortaciones a la gente. Aun me parece oirlo ahora relatarme cómo conversaba con Juan y muchos otros que habían visto a Jesucristo, las palabras que él había oído de sus bocas".
 
 
 
 
 

Martirio de San Policarpo. Fotis Kontoglou

 
 
 
 
 
2. Synaxario de San Nicodemo del Monte Atos.

San Policarpo fue un discípulo cercano de Juan el Teólogo y Evangelista, junto con Ignacio el Portador de Dios. Llegó a ser obispo de Esmirna después de san Boukolos (Búcolo), quien había profetizado sobre el episcopado que iba a recibir. Cuando el impío Antonino Pío (138-161)* instituyó una persecución contra los cristianos en el año 143, entonces este divino Policarpo fue capturado y llevado ante el procónsul, es decir, el segundo bajo el mando más alto. Habiendo confesado audazmente a Cristo, fue perfeccionado en el martirio por el fuego, y así el bienaventurado recibió del Señor la corona inmarcesible del martirio.

Este Santo también recibió del Señor la gracia de hacer maravillas. Así, antes de convertirse en Jerarca, a través de sus oraciones llenó los almacenes con el grano de aquella mujer que lo crió, cuyos almacenes había vaciado y repartido de antemano para las necesidades de los hermanos pobres. Después de convertirse en Jerarca, prevaleció ante un violento fuego y, a través de sus oraciones, trajo lluvia sobre la tierra durante un tiempo de sequía, y también evitó que la lluvia fuera excesiva. Su Synaxis se celebra en la santísima Gran Iglesia.**

NOTAS:

*
Los Synaxaristes o escritores de Synaxarios dicen erróneamente que tuvo lugar durante el reinado de Decio, que vivió a mediados del siglo III. San Nikodemos el hagiorita
(o Nicodemo del Monte Atos) nos informa que esto debería ser reemplazado por Antonino Pío.

** Partes de su Calavera Sagrada se encuentran en el Monasterio de Proussos en Evrytania, el Monasterio del Profeta Elías en Arachova y el Monasterio de la Dormición de la Theotokos en Phyli. Su Sagrada Mano Derecha está en el Monasterio de Panayía Ambelakiotissa en Lepanto (Nafpaktos). Una parte de sus Sagradas Reliquias se encuentran en la Iglesia de San Jorge de los Griegos en Venecia.
 
 
 
 


 
 
 
 
 
3. Sobre San Policarpo y su Martirio 
 
Por el padre Jorge Florovsky 
 
San Policarpo
 
San Ireneo nos dice que se sentó a los pies de San Policarpo, que San Policarpo había conocido personalmente a San Juan, que San Policarpo fue consagrado obispo por los apóstoles —afirma Tertuliano por San Juan—, que San Se tenía en gran estima a Policarpo, ya que fue el último testigo de la Era Apostólica. Que se le tuvo en gran estima lo atestigua su visita a Roma para discutir asuntos eclesiásticos con el Papa Aniceto, especialmente el problema de la fecha de celebración de la Pascua. Fue en Roma donde San Policarpo aparentemente conoció a Marción. Se afirma que Marción le preguntó a San Policarpo si lo reconocía, a lo que se registra que San Policarpo respondió: "Te reconozco como el primogénito de Satanás". San Policarpo nació alrededor del año 70, fue consagrado obispo antes del 110 y murió probablemente en 155 o 156. Lo que es históricamente importante es que San Ireneo afirma que San Policarpo escribió muchas cartas, cartas a las comunidades cristianas así como a sus compañeros obispos. . Pero de estas "muchas cartas" sólo nos ha llegado una. Una vez más nos encontramos en la realidad de la historia, en ese encuentro de una época ya pasada en la que hubo una fe vibrante, viva y un ajetreado intercambio epistolar, cuya naturaleza nunca conoceremos. Pero se puede suponer con seguridad que cualquiera que sea el contenido de esas cartas perdidas, de ninguna manera nos darían un conocimiento completo de esa fe cristiana viva que era activa y completa, esa fe que motivó esas cartas. Es el depósito, la fe entregada, la tradición transmitida, que es el catalizador de las cartas. Pero poseemos una carta: la Carta de San Policarpo a los Filipenses. La Carta a los Filipenses es muy breve y, de nuevo, es una carta ocasional. Sobre ese depósito vivo original y esa tradición que ha sido entregada, San Policarpo escribe: "Volvamos a la palabra que se nos entregó desde el principio... esto es lo que creímos". El contexto en el que San Policarpo apela a "la palabra que se nos entregó desde el principio" se opone a los "falsos hermanos", a los "que con hipocresía llevan el nombre del Señor, que engañan a los necios". " San Policarpo se vuelve más concreto: "Porque quien no confiesa que Jesucristo ha venido en la carne es Anticristo, y quien no confiesa el testimonio de la Cruz es del diablo, y quien pervierte las palabras del Señor para acomodarlas a sus propias concupiscencias y dice que no hay resurrección ni juicio: el tal es el primogénito de Satanás". Y parte de esa "palabra que se nos ha dado desde el principio" es "mantenerse firme e incesantemente" en Cristo "nuestra esperanza y nuestra promesa — άρραβών de justicia", en Cristo "que llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre la cruz, que no cometió pecado, en cuyos labios no se halló engaño", a Cristo que "soportó todo por nosotros para que vivamos en él". Al igual que San Ignacio, San Policarpo puede hablar de las obras de la vida cristiana, de las "obras", por así decirlo, de la justicia y al mismo tiempo saber que toda gracia inicia con Dios por medio de Cristo — χάριτι έστε σεσωσμένoι ουκ eξ έργων, αλλά θελήματι θεον, δια Ίησου Χριστου [Carta a Efesios 2:8 ss.]. ¿Y cuál es la teología de Cristo de San Policarpo? Él escribe: "Que Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, y el mismo Sumo y Eterno Sacerdote, el Hijo de Dios, Jesucristo, os edifique en la fe y la verdad y en toda mansedumbre". Esta declaración cristológica está bastante en consonancia con la comprensión de Cristo en los documentos del Nuevo Testamento y con las definiciones de los Concilios Ecuménicos posteriores. San Policarpo defiende la humanidad concreta de Jesús, la divinidad de Jesucristo y su eternidad. 
 
 
El Martirio de San Policarpo 
 
La Carta de la Iglesia de Esmirna a la Iglesia de Philomelium, y "a todos los de la Iglesia santa y católica en todas partes", es un documento importante en la literatura cristiana primitiva. Fue escrito poco después del martirio de San Policarpo probablemente en 156. También es breve y una carta ocasional. Cuando el Procónsul le pide que renuncie a Cristo, la respuesta de San Policarpo es: "Durante ochenta y seis años, he servido a Cristo, y Él nunca me ha hecho ningún daño. ¿Cómo, pues, podría yo blasfemar de mi Rey que me ha salvado? Es la última oración de San Policarpo la que tiene una importancia primordial aquí. Si la oración no es exactamente como la pronunció San Policarpo, entonces puede contener mucho de lo que dijo. Lo cierto es que refleja la "mente de la Iglesia" en Esmirna y por lo tanto su contenido es importante: "Oh Señor, Dios Todopoderoso, Padre de Tu amado y bendito Hijo Jesucristo, por quien hemos recibido el perfecto conocimiento de Ti , Dios de los ángeles y de los poderes y de toda la creación y de toda la raza de los santos que viven en tu presencia, te bendigo porque me has hallado digno de este día y hora para que participe con el número de los mártires s en la copa de tu Cristo en la resurrección a la vida eterna tanto en el alma como en el cuerpo en virtud de la inmortalidad del Espíritu Santo. Que yo sea recibido en Tu presencia este día como un rico y grato sacrificio, tal como Tú, el verdadero Dios incapaz de falsedad, has preparado y revelado de antemano y consumado. Por esto y por todo te bendigo, te glorifico por el Sumo Sacerdote Eterno y Celestial, Jesucristo, tu Hijo amado, por quien sea la gloria a Ti juntamente con Él y el Espíritu Santo, ahora y en los siglos venideros. Amén". El carácter cristológico y trinitario de esta oración es inequívoco. Dios es el Creador de todas las cosas. Por Jesucristo, que es eterno, se ha revelado un "conocimiento perfecto" de Dios Padre. La inmortalidad es un don del Espíritu Santo. Espíritu, y eso es una resurrección tanto del cuerpo como del alma. Aquí está ausente la idea platónica de la inmortalidad del alma por naturaleza, y esta es precisamente la enseñanza cristiana: el alma no es, como sostenían los platónicos, inmortal por naturaleza sino más bien inmortales por la gracia, por el libre albedrío y el don misericordioso de Dios.Gloria sea dada a Dios Padre, a Dios Hijo y al Espíritu Santo.
 
 
 
 
 
 


 
 
 
Otro aspecto de esta carta merece un breve comentario. Es la primera vez que encontramos la "veneración de los santos" en un documento de este tipo en la Iglesia primitiva. Policarpo, el "maestro apostólico y profético y obispo de la Iglesia Católica en Esmirna", ahora está "coronado con la corona de la inmortalidad". "Muchos", que conocían a San Policarpo, querían "tener comunión con su santa carne". Esto no se describe ni se presenta como una novedad sino como algo esperado, como algo natural. De hecho, es fortuito que el contexto proporcione una explicación al autor de la carta. Las autoridades dudaron en entregar los restos del cadáver de San Policarpo a los cristianos precisamente porque "Niceties, el padre de Herodes y hermano de Alee" suplicó a las autoridades "que no entreguen su cuerpo, 'de lo contrario', dijo, 'ellos abandonará al Crucificado y empezará a adorar a éste'". Esto lleva al autor de la carta a escribir que la oposición era "ignorante de que nunca podemos abandonar a Cristo, quien padeció por la salvación del mundo entero de los que son salvos, el íntegro por los pecadores, ni podemos jamás adorar a nadie". Porque nosotros adoramos a Uno solo como Hijo de Dios, mientras que amamos merecidamente a los mártires como discípulos e imitadores del Señor por su insuperable devoción a su propio Rey y Maestro". Por amor al hombre y por respeto al cuerpo, que sufrió por Cristo, los cristianos de Esmirna "tomaron sus huesos, más preciosos que las piedras preciosas y el oro más valioso, y los pusieron en un lugar adecuado. Allí el Señor nos permitirá… reunirnos en gozo y alegría para celebrar el día de su martirio como un cumpleaños, en memoria de aquellos atletas que lo han precedido, y para el entrenamiento y preparación de los que aún caminarán sobre sus pasos. " Amor, respeto, alegría, alegría, celebración, recuerdo y conmemoración, una reliquia física pero sagrada del cuerpo real de un mártir real para ser utilizada como un foco espiritual para entrenar y preparar a otros: estos son los elementos que comprenden el amor de los primeros cristianos por los cuerpos de los santos. San Policarpo "no sólo fue un noble maestro sino también un insigne mártir, cuyo martirio todos desean imitar como uno según el evangelio de Cristo".

De Los Padres Bizantinos del Siglo V.
 



4. Carta de la Iglesia en Esmirna dirigida a la Iglesia en Filomelio.

Eusebio: Historia de la iglesia. P. 145 – 152.

“Por fin concluyó su oración, después de recordar a todos aquellos con quienes había estado en contacto –pequeños o grandes, famosos y desconocidos- y a toda la iglesia en todo el mundo. Cuando hubo llegado la hora de partir, lo sentaron sobre un asno y lo llevaron a la ciudad en un sábado solemne. Herodes, que era el comisario de policía, y su padre Nicetas, se encontraron con él y lo hicieron pasar a su carro. Sentados a su lado, intentaron persuadirle: ‘¿Qué mal hay en decir ¡César es Señor! Y sacrificar, y salvarse así?’ Al principio no les respondió, pero cuando persistieron, les respondió: ‘No haré lo que me aconsejáis’. Ahora las amenazas sustituyeron a la persuasión, y lo echaron del carruaje con tanta prisa que se rasguñó la tibia al descender. Pero se dirigió andando animosamente al estadio como si nada le hubiera sucedido. Allí había tanto ruido que no se podía oír lo que se decía.
Cuando Policarpo entró en el estadio, una voz desde el cielo dijo: ‘¡Sé fuerte, Policarpo, y pórtate varonilmente!’ Nadie vio a quien había hablado, pero muchos de los nuestros que estaban allí oyeron la voz. Al extenderse la nueva de que Policarpo había sido arrestado, hubo una gran conmoción. Cuando se acercó, el procónsul le preguntó si él era Policarpo, y cuando lo hubo admitido, intentó disuadirlo, diciendo: ‘¡Ten consideración a tus años! ¡Jura por la fortuna de César! Retráctate y di: ¡Mueran los ateos!’ [Es decir, los cristianos.
 










Sin embargo, el gobernador le apremió: ‘Toma el juramento y te daré la libertad. ¡Maldice a Cristo!’ Entonces Policarpo respondió: ‘Durante ochenta y seis años he sido su siervo, y nunca me ha hecho mal alguno. ¿Cómo puedo blasfemar a mi Rey que me ha salvado?’ Pero cuando él persistió diciendo: ‘Jura por la fortuna del César’, le contestó: ‘Si piensas que puedo hacer esto, pretendiendo que no sabes quién soy, escúchame con atención: soy cristiano. Y si quieres saber cuáles son las enseñanzas del cristianismo, dispón un día y las oirás’. El procónsul dijo: ‘¡Persuade al pueblo!’ Policarpo dijo: ‘Tú serías digno de tal exposición, porque se nos ha enseñado que demos el honor debido a los gobernantes y a las autoridades ordenadas por Dios si con ello no contemporizamos. En cuanto al pueblo, no pienso que les deba ninguna defensa’. El procónsul dijo: ‘¡Tengo fieras, y te echaré a ellas si no cambias de parecer!’ Él respondió: ‘Llámalas, porque no podemos cambiar de parecer para mejor ni para peor. Pero cambiar de la crueldad a la justica es cosa excelente’. De nuevo, él replicó: ‘Si menosprecias las fieras, ¡si no cambias de parecer te haré arder en el fuego!’ Pero Policarpo declaró: ‘Me amenazas con un fuego que arde por un tiempo y que pronto se acaba. Pero hay un fuego del que tú nada sabes y que espera a los malvados en el juicio venidero y en un castigo eterno. Pero, ¿a qué estamos esperando? Haz lo que quieras’.
 




                                                   






Al decir estas y muchas otras cosas, se iba llenando de valor y de gozo, y sus rasgos manifestaban una gracia tal que no empalidecían de temor ante las amenazas recibidas. El procónsul se demudó y envió a su heraldo al centro del estadio para que proclamase tres veces: ‘¡Policarpo ha confesado que es cristiano!’ Ante esto, toda la multitud de gentiles y judíos que vivían en Esmirna se enardecieron encolerizados y gritaron a voz en cuello: ‘iEste es el maestro de Asia, el padre de los cristianos, el destructor de nuestros dioses, que enseña a muchos a no ofrecer sacrificio y a no rendir culto!’ Luego pidieron que el asiarca Felipe soltara un león contra Policarpo. Pero él dijo que esto sería ilegal, porque ya había clausurado los juegos. Entonces se levantó un clamor general pidiendo que Policarpo fuese quemado vivo. En verdad, se había cumplido la visión de la almohada ardiendo, y, volviéndose él a los fieles que le acompañaban, les dijo, proféticamente: ‘Debo ser quemado vivo’.
En menos tiempo del que se precisa para contarlo, la multitud recogió troncos y leña seca de los talleres y de los baños. Los que más empeño pusieron en ello fueron, como solían, los judíos. Cuando la pira estuvo lista, se quitó toda la ropa, se desciñó e intentó sacarse los zapatos, aunque no acostumbraba a ello, porque los fieles siempre se disputaban este privilegio. Cuando iban a clavarlo a la reja para el fuego, dijo: ‘Dejadme, porque aquel que me hace capaz de soportar las llamas también me hará capaz de mantenerme en ellas sin moverme, aunque no esté clavado’. 
 
 



Fresco Ortodoxo Griego del Santo





De modo que lo ataron sin clavarlo, con las manos detrás de la espalda, como un noble carnero de un gran rebaño, como un holocausto aceptable para el Dios omnipotente.
Entonces oró: ‘Oh, Padre de tu amado Hijo Jesucristo, por quien te conocemos, te bendigo por este día y esta hora, que yo puedo, junto a los mártires, compartir la copa de Cristo para la resurrección para vida eterna tanto de alma como de cuerpo en la inmortalidad del Espíritu Santo. Sea recibido hoy yo entre ellos como un sacrificio rico y acepto, según tu divino cumplimiento. Por esta razón te alabo por todo, te bendigo y glorifico por medio del eterno sumo sacerdote Jesucristo, tu amado Hijo, por quien sea la gloria a ti y al Espíritu Santo, ahora y por los siglos venideros. Amén’.
Cuando hubo terminado, encendieron el fuego y ardió una gran llama, y los que tuvimos el privilegio de contemplarlo vimos algo maravilloso. El fuego adoptó la forma de una estancia, como la vela de una nave hinchada por el viento, que rodeó el cuerpo del mártir en su interior, no como carne ardiendo, sino como oro y plata afinados en horno. 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
También olimos un grato aroma como la fragancia del incienso o de otras especias de gran precio. Finalmente, la impía multitud, al ver que su cuerpo no podía ser consumido por el fuego, ordenó al rematador que lo acabara con la espada. Cuando lo hizo, salió sangre que apagó el fuego, y toda la muchedumbre quedó asombrada de la diferencia entre los incrédulos y los elegidos. En verdad él era uno de los elegidos, el más maravilloso maestro apostólico y profético de nuestros tiempos, obispo de la iglesia en Esmirna. Porque cada palabra que pronunció fue y será cumplida.
Pero cuando el Maligno vio la grandeza de este martirio y lo irreprensible de su vida, se cuidó de que no pudiéramos siquiera llevarnos su pobre cuerpo, como muchos deseaban. Impulsó a Nicetas, padre de Herodes y hermano de Alce a pedir al gobernador que no nos diera su cuerpo, ‘no sea que abandonen al crucificado y comiencen a adorar a este hombre’. 
 
 
 







 
Esta idea procedió de presión de parte de los judíos, que observaron que íbamos a sacarlo del fuego, no dándose cuenta de que nunca podemos abandonar a Cristo para adorar a nadie más.
A Él lo adoramos como el Hijo de Dios, pero a los mártires los amamos como discípulos e imitadores del Señor. Así, cuando el centurión vio que los judíos estaban causando perturbación, puso [el cuerpo] en medio de ellos y lo quemó, como era costumbre de ellos. Luego recogimos sus huesos, más preciosos que joyas y más finos que el oro, y los depositamos en un lugar adecuado. Allí, si es posible, nos reuniremos con alegría y gozo para celebrar el aniversario de su martirio, tanto en memoria de los que ya han luchado como para instrucción de los que tendrán que hacerlo. Este es el relato del bienaventurado Policarpo. Incluyendo a los de Filadelfia, él fue el duodécimo mártir en Esmirna, pero él solo es recordado en particular y mencionado por todos, incluso por los paganos.”
 
 











5. Apocalipsis de San Juan: Una de las siete cartas enviadas por Cristo a las iglesias de Asia, dirigida a la Iglesia en Esmirna  (con breve interpretación por P. Trempelas).
 

Cap.2. Vers. 8-11. La epístola al obispo de Esmirna. 

Y al obispo de la Iglesia de la Iglesia que está en Esmirna escribe: Esto dice aquel que existe desde siempre, el primero de todos, y que existiá siempre, el último de todos; éste que murió y vivió de nuevo.
Conozco tu obra y tu tribulación y tu pobreza causada por la persecución. Pero espiritualmente eres rico. Conozco también que te calumnian con aprensión los que afirman supuestamente ser judíos. Sin embargo no lo son realmente, sino que son sinagoga del satanás.
No temas en absoluto ante lo que te sucederá. He aquí que satanás va a echar a algunos de vosotros en la cárcel para ser probados. Y tendréis tribulación durante diez días, es decir breve y no grande. Busca de ser y permanecer fiel, decidido a recibir incluso la muerte por esta fe tuya. Y te daré la vida eterna como corona por tus luchas.
Quien tiene interés espiritual y sano el sentido espiritual de su alma, que escuche qué dice el Espíritu a todas las Iglesias. Quien saldrá vencedor no será perjudicado por la muerte espiritual y eterna. Esta muerte para los pecadores será a continuación de la muerte corporal como su segunda muerte.
 
Ver: 
 
 
 




 
 
 
 
 
5. Su brazo milagroso 

El milagroso brazo, otras veces referido como mano (del gr. "Χέρι", [jéri], dicho término hace referencia a ambas partes) del protector de Lepanto (del gr. "Ναύπακτος", [Náfpaktos]) Hieromártir Policarpo, desapareció una noche del Monasterio de "Ampelakiótisas" (del gr. "Αμπελακιώτισσας", traducido "de las viñas"). Fue un 14 de Marzo de 2013 cuando los autores, que al parecer eran cuatro y trabajaban por la zona, abordaron el monasterio dedicado a la Dormición de la Santísma Madre del Dios. Rompieron la urna donde se guardaba, durante los últimos 500 años (desde 1475), el milagroso brazo derecho de San Policarpo, sin tocar ningún otro objeto de valor. Parece ser que los ladrones sabían que aquel día en concreto el higúmeno del monasterio estaba ingresado en el hospital. 




Relicario donde se encontraba su Santa Mano.
Iconos de Panayía Ampelakiótisa y de San Policarpo.
Monasterio de la Dormición de la Madre del Dios, Ampelakiotisa, Lepanto

 
 
Identificado el hombre autor del robo de la Venerado Brazo de San Policarpo.

Un albanés relacionado con robos es el traficante ilícito de antigüedades que profanó el Monasterio de Ambelakiotissa el marzo pasado en la parte montañosa de Nafpaktos (Lepanto) y robó parte de la reliquia de San Policarpo.
Fuentes policiales dijeron que en el Monasterio se encontraron huellas dactilares y material genético del ofensor sacrílego. También tienen registrados mensajes y llamadas telefónicas desde su teléfono móvil la noche del robo en el área, que se produjo después de eliminar la confidencialidad según lo solicitado por las autoridades.
Encontrar el brazo derecho de San Policarpo era una alta prioridad para la policía, ya que era una parte especialmente importate en los círculos eclesiásticos.
Los oficiales superiores de la policía griega estuvieron en constante comunicación con el Metropolita de Nafpaktos Hierotheos Blajos (del gr. "Ιερόθεος Βλάχος") a lo largo de la investigación.
La reliquia de la mano derecha de San Policarpo ha adornado durante los últimos 500 años el Monasterio de la Dormición de la Theotokos en Ambelakiotissa de Nafpaktos, donde los fieles iban a recibir su bendición, y se considera milagrosa.

Kostas Zafirios
19 de noviembre de 2013
Ierovima.gr




Antiguo y nuevo relicario con el Venerado Brazo del Santo





6. Himnos
 
 
Himno de Alabanza a San Policarpo
 
Por San Nikolas Velmirovic

A sus santos, Dios los conserva.
Que hasta su tiempo señalado, no perezcan.
Hasta que no completen su tarea, no perecerán.
El anciano Policarpo y santo de Dios
Con su diácono, viajó,
En una posada de camino, pasaron la noche.
El anciano reza mientras el diácono duerme.
Hasta que un ángel de Dios se apareció al Anciano.
Y mandó que surgieran de inmediato,
Y desde esta posada partir,
Porque la posada será pronto destruida.
Al joven diácono, el Anciano despierta,
Pero el diácono fatigado, siguió durmiendo.
En eso, el ángel se apareció de nuevo,
Y otra vez, la misma advertencia dio,
De nuevo, el Anciano, a su diácono se despierta,
Pero, por un sueño pesado, el diácono, fue dominado
En un momento se despierta, al momento siguiente se hunde en el sueño.
Y por tercera vez, se apareció el ángel.
Y un aviso que emite por tercera vez.
Que esto no fue un engaño, percibió el Anciano,
Pero una advertencia de Dios, en verdad.
El santo saltó y el diácono se levantó,
Y de la posada de carretera, salió.
Y apenas salieron de la posada,
Desde su fundación, toda la casa fue destruida,
Todos los que estaban en ella perecieron.
Debido a ciertos tipos de transgresiones secretas.
De miedo, se llenó el joven diácono,
Pero en oración, el santo estaba en silencio.
Al Dios Altísimo, ofrecieron gracias,
Continuaron su camino, bajo las estrellas.
 
 
 
 
 

 
 
 
 Ἀπολυτίκιον  Ἦχος δ’. Ταχὺ προκατάλαβε.
Τήν κλῆσιν τοῖς ἔργοις σου, ἐπισφραγίσας σοφέ, ἐλαία κατάκαρπος, ὤφθης ἐν οἴκῳ Θεοῦ, Πολύκαρπε ἔνδοξε∙ σύ γαρ ως Ἱεράρχης, καί στερρός Ἀθλοφόρος, τρέφεις τήν Ἐκκλησίαν, λογικῇ εὐκαρπίᾳ, πρεσβεύων Ἱερομάρτυς, ὑπέρ τῶν ψυχῶν ἡμῶν.
 
 
Έτερον Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ’.
 
Καί τρόπων μέτοχος, καί θρόνων διάδοχος, τῶν Ἀποστόλων γενόμενος, τήν πρᾶξιν εὗρες θεόπνευστε, εἰς θεωρίας ἐπίβασιν· διά τοῦτο τόν λόγον τῆς ἀληθείας ὀρθοτομῶν, καί τῇ πίστει ἐνήθλησας μέχρις αἵματος, Ἱερομάρτυς Πολύκαρπε· πρέσβευε Χριστῷ τῷ Θεῷ, σωθῆναι τάς ψυχάς ἡμῶν.

Otro Apolitiquio tono 4º

Como partícipe de los caminos y sucesor del trono de los Apóstoles, oh inspirado por Dios, encontraste que la disciplina era un medio de ascenso a la visión divina. Por lo tanto, habiendo dividido correctamente la palabra de verdad, también disputaste la Fe hasta la sangre, Oh Hieromartir Policarpo. Intercede con Cristo nuestro Dios para que nuestras almas sean salvas.
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος δ’. Χορὸς Ἀγγελικὸς.

Καρπούς τούς λογικούς, τῷ Κυρίῳ προσφέρων, Πολύκαρπε σοφέ, ἀρετῶν δι᾽ ἐνθέων, ἐδείχθης ἀξιόθεος, Ἱεράρχα μακάριε· ὅθεν σήμερον, οἱ φωτισθέντες σοῖς λόγοις, ἀνυμνοῦμέν σου, τήν ἀξιέπαινον μνήμην, Θεόν μεγαλύνοντες.
 
Condaquio tono 4º

A través de las virtudes piadosas, trajiste para el Señor Dios mucho fruto espiritual, oh, tú, muy bendito Jerarca, y así fuiste digno de Dios tu Señor, oh Policarpo sabio. Por lo tanto, en este día, todos nosotros, que hemos sido iluminados a través de tus santas palabras, exaltamos tu memorable encomio y glorificamos a Cristo el Señor.








Fuentes consultadas: saint.gr, diakonima.gr, leipsanothiki.blogspot.be, johnsaidopoulos.com, ierovima.gr, byzmusic.gr, orthodoxwiki.org

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