miércoles, 1 de noviembre de 2023

Santo Mártir el Príncipe Hermenegildo el Visigodo, asesinado por su padre arriano el Rey Leovigido (+585)

No hace mucho, según he sabido de muchos que vinieron de España, el rey Hermenegildo, hijo de Leovigildo, rey de los visigodos, fue de la herejía arriana convertido recientemente a la fe católica* por el hombre más reverente Leandro,


obispo de Sevilla, con quien desde no hacía mucho tenía un conocimiento familiar; que el joven príncipe, tras su conversión, su padre, siendo arriano, trabajó tanto con grandes promesas como con terribles amenazas para hacerle volver a caer en su antiguo error. Pero cuando su hijo respondió constantemente que nunca abandonaría la verdadera fe que una vez había abrazado, su padre, con gran ira, le quitó el reino y, además, lo privó de toda riqueza y honor; y al darse cuenta de que, con todo esto, no cambiaba su mentalidad, lo envió directamente a la cárcel, poniéndole grilletes en el cuello y las manos. Ante esto, el joven rey Hermenegildo comenzó ahora a despreciar su reino terrenal y a buscar con gran deseo el reino de los cielos. 
 
 






 
Y acostado en la prisión, sometido al ayuno y envueto en arpillera, oró al Dios todopoderoso para que le enviara consuelo celestial. Y tanto más despreciaba la gloria de este mundo transitorio, mejor se conocía a sí mismo, cuánto más en ese caso que no tenía nada que se le pudiera quitar.
Cuando llegó la solemne fiesta de Pascua, su malvado padre le envió en la oscuridad de la noche a un obispo arriano, para darle la comunión de una consagración sacrílega, para que así pudiera recuperar de nuevo la gracia y el favor de su padre. 
Pero el hombre de Dios, como debía, reprendió duramente al obispo arriano que vino a él y, dándole todo el entretenimiento que requería su apetito, lo rechazó por completo; porque aunque por fuera él yacía allí en alzacuellos, por dentro para sí mismo estaba seguro en lo alto de su propia alma
El padre, al regreso del prelado arriano, comprendiendo esta noticia, se enfureció tanto que envió inmediatamente a sus oficiales de ejecución a dar muerte al confesor más constante, en la misma prisión donde yacía. El mandamiento antinatural y sangriento se cumplió en consecuencia. Tan pronto como entraron en la prisión, le abrieron el cerebro con un hacha, y así le privaron de él o de la vida mortal, teniendo sólo el poder para quitarle aquello de lo que el santo mártir le daba poca importancia.
 
 
 





 
 
Posteriormente, para la publicación de su verdadera gloria al mundo, hubo no pocos milagros del cielo. Porque en la noche se escucharon unos cantos en su cuerpo. Algunos también informan que, por la noche, se vieron velas encendidas en ese lugar. Por eso su cuerpo, como mártir, fue dignamente venerado por todo el pueblo cristiano. Pero el padre inicuo y asesino de su propio hijo, aunque se arrepintió de haberlo dado muerte, no fue su dolor de esa calidad lo que lo llevó al estado de salvación. Porque aunque sabía muy bien que la fe católica* era la verdadera, sin embargo, por temor a su pueblo, nunca mereció ser profesor de la misma.
Finalmente, enfermando poco antes de su muerte, encomendó a su hijo Recaredo, que lo sucedería en el reino, y aún era hereje, al obispo Leandro, a quien antes había perseguido en gran manera: que por su consejo y exhortación también podría hacerlo miembro de la Iglesia Católica*, como lo había hecho antes a su hermano Hermenegildo; y cuando hubo hecho esto, partió de esta vida.
 
 





 
Después de su muerte, recuperó el rey, no siguiendo los pasos de su padre malvado, sino de su hermano el mártir, renunció por completo al arrianismo y trabajó tan arduamente por la restauración de la religión, que llevó a toda la nación de los visigodos a la verdadera fe de Cristo, y no permitiría que ningún hereje de su país llevara armas y sirviera en las guerras. Y no es de admirar que se convirtiera así en predicador de la verdadera fe, ya que era hermano de un mártir, cuyos méritos le ayudaron a llevar a tantos al regazo de la Iglesia de Dios.Tenemos que considerar que nunca podría haber hecho todo esto si el rey Hermenegildo no hubiera muerto por el testimonio de la verdadera religión; porque, como está escrito: "Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, él mismo queda solo; pero si muere, da mucho fruto" (Jn. 12:24). 
Vemos que esto se cumple en los miembros, lo que antes se verificó en la cabeza: porque uno murió entre los visigodos para que muchos vivieran, y de un grano sembrado para la fe, brotó una gran cosecha de fieles.


NOTAS:

* Católica, relativo a toda la tierra habitada. Erróneamente sin embargo se utiliza actualmente dicho término para englobar a todas las "iglesias cristianas". Sólo la Santa Iglesia Católica y Apostólica Ortodoxa mantiene la Verdad. 
Según equivocadamente informa la wikipedia, la enciclopedia libre: "La Iglesia católica es la Iglesia cristiana más numerosa. Está compuesta por 24 Iglesias sui iuris: la Iglesia latina y 23 Iglesias orientales, que se encuentran en completa comunión con el papa y que en conjunto reúnen a más de 1329 millones de fieles en el mundo".
  
** Traducido del inglés "in bands". Probablemente sea esta la traducción más adecuada.

Más información sobre San Hermenegildo en LA ORTODOXIA EN ESPAÑA (11)

Fuentes consutadas: Por San Gregorio Dialogos (12 de Marzo) [Dialogos, Libro 3, Capítulo 31] 



Megalinario

Salve, belleza digna de emperadores; salve, pilar radiante de los dogmas de la Iglesia; salve, esplendor y gloria de los mártires; glorioso Hermenegildo, trauma de Arrio.