Versos:
"En nombre de los iconos el muy puro Hipatio,
Con Andrés fueron asesinados por hombres de sangre".
Estos santos eran de la tierra de Lidia. Cuando eran niños, iban a cierta escuela, y con sus constantes ayunos, vigilias y vida pura, así como con mucha humildad y amor que los reconocidos les otorgaron a todos, superaron a todos los demás estudiantes. Andrés fue confiado al servicio de la Iglesia. Debido a que el obispo de Éfeso se enteró de su conducta virtuosa, envió hombres para que fuese traído ante él. Hipatio fue ordenado Obispo, y Andrés fue ordenado Presbítero, es decir, Sacerdote.
"En nombre de los iconos el muy puro Hipatio,
Con Andrés fueron asesinados por hombres de sangre".
Estos santos eran de la tierra de Lidia. Cuando eran niños, iban a cierta escuela, y con sus constantes ayunos, vigilias y vida pura, así como con mucha humildad y amor que los reconocidos les otorgaron a todos, superaron a todos los demás estudiantes. Andrés fue confiado al servicio de la Iglesia. Debido a que el obispo de Éfeso se enteró de su conducta virtuosa, envió hombres para que fuese traído ante él. Hipatio fue ordenado Obispo, y Andrés fue ordenado Presbítero, es decir, Sacerdote.
Cuando el impío e iconoclasta León III el Isaurio (717-741) se enteró de esto, que ellos eran predicadores de la verdad, y les enseñaban a todos a respetar y venerar los iconos sagrados, envió de nuevo hombres para que fuesen traídos ante él.
Al principio los encarceló. Luego ordenó que fueran arrastrados por el suelo, y sus cuerpos fueron rasgados. Después de esto, mandó arrancar sus cabelleras y en sus cabezas el villano puso iconos sagrados quemados. Luego cubrió sus barbas de brea, y los arrastró hasta el centro de la ciudad. Finalmente, ordenó que fuesen sacrificados en un el lugar llamado Xerolofos. Después de su muerte, la bestia salvaje no permitió que fuesen enterrados, por lo que los hizo echar a los perros para que fueran consumidos.
Al principio los encarceló. Luego ordenó que fueran arrastrados por el suelo, y sus cuerpos fueron rasgados. Después de esto, mandó arrancar sus cabelleras y en sus cabezas el villano puso iconos sagrados quemados. Luego cubrió sus barbas de brea, y los arrastró hasta el centro de la ciudad. Finalmente, ordenó que fuesen sacrificados en un el lugar llamado Xerolofos. Después de su muerte, la bestia salvaje no permitió que fuesen enterrados, por lo que los hizo echar a los perros para que fueran consumidos.
Fuentas consultadas: saint.gr, diakonima.gr, synaxarion.gr