"Después de haber dado a luz a su hijo el Precursor, vuestros parientes se regocijan con vosotros, y ahora toda la creación".
Seis meses antes de su aparición en Nazaret a la Toda Santa Madre de Dios, el gran Arcángel Gabriel se le apareció a Zacarías el sumo sacerdote en el Templo de Jerusalén. Y antes de anunciar la concepción milagrosa a la soltera Virgen María, el Arcángel anunció la concepción milagrosa a la anciana sin hijos, Elizabeth (Isabel).
Zacarías no creyó de inmediato en las palabras del heraldo de Dios y es por eso que su lengua quedó atada, permaneciendo mudo hasta ocho días después del nacimiento de Juan. Ese día, los familiares de Zacarías y Elizabeth se reunieron para la circuncisión del niño y para darle un nombre. Cuando le preguntaron al padre qué nombre uería darle a su hijo, estando mudo, escribió en una tablilla: "Juan". En ese momento su lengua fue desatada y comenzó a hablar.
La casa de Zacarías y Elizabeth estaba en las alturas entre Belén y Hebrón. La noticia de la aparición del Arcángel de Dios a Zacarías se extendió por todo Israel, así como de su enmudecimieto y del desatamiento de su lengua en el momento en que escribió el nombre "Juan". Las noticias sobre esto llegaron incluso al rey Herodes. Por lo tanto, cuando Herodes envió soldados para matar a los niños en todo Belén, envió a sus hombres a la morada montañosa de la familia de Zacarías para matar también a Juan. Sin embargo, Elizabeth rápidamente escondió al niño.
Enfurecido ante esto, el rey Herodes envió a sus verdugos a Zacarías en el Templo para matarlo (porque sucedió que era el turno de Zacarías de nuevo para servir en el Templo de Jerusalén).
Cuando el fiel padre del Predecesor se encontraba ofreciendo incienso al Todopoderoso, ahí lo engancharon y comenzaron a torturarle para que revelase la ubicación del niño. Cuando el sacerdote se negó a sus demandas, lo derribaron al suelo y lo apuñalaron causándole la muerte. Una leyenda refiere que su sangre se desparramó por el suelo del Templo para luego volverse dura como el mármol, como memoria perpetua del acto asesino de Herodes.
Cristo mismo se referiría después a este odioso acontecimiento, cuando reprendió a la gente de Jerusalén por asesinar a los profetas, incluyendo a “Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar.” (Mateo 23, 35)
Elizabeth se escondió con el niño en una cueva donde murió poco después. El pequeño niño Juan permaneció solo en el desierto bajo el cuidado de Dios y de Sus ángeles.
Ver "El Profeta Zacarías e Isabel, los Padres del Predecesor" (5 de septiembre)
Apolitiquio tono 2º
El recuerdo de tus profetas Zacarías y Elizabeth celebramos hoy, Señor. Por sus oraciones, te suplicamos, oh Cristo Dios, que salves nuestras almas.
Fuentes consultadas: saint.gr, apostoliki-diakonia.gr, pemptousia.gr, Sinaxario de los doce meses del año de de San Nicodemo el Athonita, johnsanidopoulos.com, diakonima.gr, synaxarion.gr