domingo, 2 de marzo de 2025

Cuarto Domingo del "Triodio". Expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén. Domingo del Perdón o Domingo "de los Quesos" (comienzo de ayuno también de lácteos)

El cuarto Domingo del "Triodion" está dedicado a la expulsión de los primeros en ser creados (del gr. "των πρωτοπλάστων", [ton protoplaston]) del Paraíso.


El hombre fue creado por Dios como su más perfecta y sofisticada criatura, a su "imagen y semejanza" (Gén. 1:26).
Fue creado para vivir eternamente en la gracia y las bendiciones de Dios, una vida interminable de bienaventuranza. Esta importancia tiene la narración bíblica sobre el Jardín del Edén (Gen. 2). El hombre hizo mal uso de su libre albedrío y prefirió el mal. El malvado demonio lo arrastró hacia la caída y la destrucción. Esto le privó del paraíso, es decir, de la presencia perpetua y vivificante de Dios y la participación de sus ininterrumpidas bendiciones.
Una gran brecha se abrió entre ellos. La Biblia dice simbólicamente que los primeros en ser creados fueron expulsados ​​del jardín del Edén y dos seres angelicales fueron destinados a proteger su puerta con dos espadas ardientes, para que no pudieran ellos forzarlas. ¡El infinito drama de la raza humana comenzó!

Adán y Eva entonces se sentaron enfrente del jardín del Edén y gimieron por el mal que les cayó.
 







Reflexionando sobre su felicidad anterior y comparándola con su miseria actual, predijeron el futuro sombrío que les esperaba y lloraron amargamente. Sus lágrimas ardientes regaron la tierra seca, y sus lamentos desgarradores rompieron su tranquilidad fuera del desierto paraíso.
Pero desafortunadamente estos lamentos de los "protoplastos" no eran el resultado del arrepentimiento ante su desobediencia y su rebelión contra Dios, sino una aflicción utilitaria.
No se lamentaron por la pérdida de la inocencia y de la santidad, sino por la de la prosperidad material del paraíso. ¡Ni una sola palabra de arrepentimiento fue escuchada de sus labios! Los Padres de la Iglesia nos dicen que si en ese momento trágico nuestros antepasados ​​hubiesen estado verdaderamente arrepentidos y hubiesen pedido humildemente perdón al todo misericordioso filántropo (amigo del hombre) Dios, habrían sido restaurados en su condición previa a la caída.









Domingo del Perdón

En el domingo del perdón se hace hincapié en el exilio de Adán y Eva del Jardín del Edén, un evento que nos muestra lo lejos que hemos caído en el pecado y nos separa de Dios. En el inicio de la Gran Cuaresma y un período de intenso ayuno, este domingo nos recuerda nuestra necesidad del perdón de Dios y guía nuestros corazones, las mentes y los esfuerzos espirituales de regreso a Él en arrepentimiento.

Se celebra en este día la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, que es precedido por el servicio de maitines. Una gran Víspera se lleva a cabo la noche del sábado. Los himnos de la Triodion en este día se añaden a las oraciones y cantos de la celebración semanal de la resurrección de Cristo habituales. El nombramiento del domingo se toma de la conmemoración del exilio de Adán y Eva del paraíso y de la lectura del Evangelio de la Liturgia Divina.




El Señor se enfrenta a la desobediencia de Adán y Eva; "La expulsión del paraíso"
Mosaicos de la Capilla Palatina, Palermo, Sicilia. Mediados s.XII.





Domingo de los quesos.

El Domingo del perdón es también conocido como el Domingo de los quesos, es decir, del comienzo de ayuno también de lácteos: es el último día en que los productos lácteos pueden consumirse antes del ayuno de la Cuaresma. El ayuno completo comienza el día siguiente, lunes, el primer día de la Gran Cuaresma. 

En la tarde del domingo del perdón, la Iglesia lleva a cabo el primer servicio de la Gran Cuaresma, las vísperas del Perdón, un servicio que nos dirige más en el camino del arrepentimiento y nos ayuda a reconocer nuestra necesidad de perdón de Dios y buscar el perdón de nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Esta es la primera vez que se lee la oración de Cuaresma de San Efrén acompañado de postraciones. Al final del servicio todos los fieles se dirigen al sacerdote u obispo oficiante y unos a otros pidiendo perdón mutuo.

Se anima a los cristianos a entrar en la Gran Cuaresma en el arrepentimiento y la confesión por asistir a estos servicios, llegando para el Sacramento de la Confesión, y dedicándose a la adoración, la oración y el ayuno durante todo el
período de Cuaresma. 






Al final de las Vísperas se dice por primera vez la oración de San Efrén el Sirio, realizando tras cada frase una prostración : 


Señor y Soberano de mi vida.
Líbrame del espíritu de indolencia,
desaliento, vanagloria y palabra inútil.

Sino concédeme a mí, tu siervo pecador
el espíritu de castidad, humildad, paciencia y amor.

Si, Rey mío y Dios mío,
concédeme de conocer mis faltas
y no juzgar a mis hermanos
porque eres bendito por siempre. Amén.
 
 


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