Versos: "Este Pablo como el Pablo soportó, las extrañas marcas de Cristo en su carne".
En este día [23 de diciembre] conmemoramos a nuestro Santo Padre Pablo Arzobispo de Neocaesarea, uno de los trescientos dieciocho Padres de Nicea "Portadores de Dios" o "Teoforos".
Nuestro Santo Padre Pablo se hizo tan famoso por sus virtudes, que la fama de su nombre llegó a oídos de Licinio (308-324), que gobernaba desde Nicomedia. Entonces, envió hombres para traer al Santo ante él. El tirano primero trató de asustarlo con amenazas. Cuando comenzó a golpearlo, él y los reunidos se sorprendieron por su incomparable valentía y paciencia. Luego, según sus órdenes, fue colocado un trozo de hierro en cobre sobrecalentado, y este hierro se colocó en la palma de la mano del Santo, y su otra palma encima. Después se apretaron sus manos a la fuerza durante un tiempo, hasta que el hierro al rojo vivo se enfrió. Debido a esta tortura, los nervios de ambas manos quedaron muertos y no pudo moverlas. Posteriormente fue exiliado a la fortaleza, que se encuentra cerca del río Eufrates.
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Cuando Constantino el Grande vino de Roma a Bizancio, todos los cristianos que estaban en prisión o en el exilio fueron liberados, y cada uno regresó a su tierra natal. Este santo también fue liberado de su exilio y regresó a su trono en Neocaesarea o Nueva Cesarea, donde sus virtudes brillaron una vez más.
Cuando llegó el momento de la reunión en Nicea del Primer Santo Sínodo y Ecuménico en 325, fue uno de los 318 Padres "Teoforos"que asistieron. Allí todos llevaban las marcas y heridas en sus cuerpos por Cristo, como dice el apóstol Pablo, y estaban adornados por estos, y se los mostraban el uno al otro. Uno mostraba su mano que había sido cortada por los paganos, otro sus orejas, otro su nariz y otro sus ojos. Y otros mostraban a otros miembros de sus cuerpos que fueron inutilizados o desmembrados por los tiranos anteriores en nombre de su fe. Algunos mostraban las cicatrices y llagas que se produjeron al ser golpeados o azotados, mientras que otros mostraron las marcas de quemaduras hechas con hierros. Estos hombres tres veces bendecidos soportaron todas estas cosas, habiendo sufrido por Cristo. Así los exhibieron ante todos, como una señal brillante de su amor por Cristo.
Cuando llegó el momento de la reunión en Nicea del Primer Santo Sínodo y Ecuménico en 325, fue uno de los 318 Padres "Teoforos"que asistieron. Allí todos llevaban las marcas y heridas en sus cuerpos por Cristo, como dice el apóstol Pablo, y estaban adornados por estos, y se los mostraban el uno al otro. Uno mostraba su mano que había sido cortada por los paganos, otro sus orejas, otro su nariz y otro sus ojos. Y otros mostraban a otros miembros de sus cuerpos que fueron inutilizados o desmembrados por los tiranos anteriores en nombre de su fe. Algunos mostraban las cicatrices y llagas que se produjeron al ser golpeados o azotados, mientras que otros mostraron las marcas de quemaduras hechas con hierros. Estos hombres tres veces bendecidos soportaron todas estas cosas, habiendo sufrido por Cristo. Así los exhibieron ante todos, como una señal brillante de su amor por Cristo.
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| San Pablo, Arzobispo de Nueva Cesarea . 23 de Diciembre |
Aquí es cuando el bendito Pablo mostró dónde fue golpeado con palos en su cuerpo, así como sus manos sagradas que fueron quemadas por el hierro y quedaron inmóviles.
Después de que los 318 Padres se reunieron en Nicea, donde depusieron y anatematizaron al impío Arrio, todos fueron al emperador en Bizancio. El famoso emperador Constantino sostuvo con sus propias manos las manos de este bendito Pablo, y las besó. Y después de colocarlas en sus ojos y en otros miembros de su cuerpo, proclamó estas palabras dignas de memoria: "Nunca me podré cansar de besar estas manos, que para mi Cristo quedaron muertas e inmóviles". El renombrado Pablo luego regresó a su trono, y después de vivir allí por unos años, se fue al Señor y recibió una corona por su confesión.
Después de que los 318 Padres se reunieron en Nicea, donde depusieron y anatematizaron al impío Arrio, todos fueron al emperador en Bizancio. El famoso emperador Constantino sostuvo con sus propias manos las manos de este bendito Pablo, y las besó. Y después de colocarlas en sus ojos y en otros miembros de su cuerpo, proclamó estas palabras dignas de memoria: "Nunca me podré cansar de besar estas manos, que para mi Cristo quedaron muertas e inmóviles". El renombrado Pablo luego regresó a su trono, y después de vivir allí por unos años, se fue al Señor y recibió una corona por su confesión.
Fuentes consultadas: saint.gr, synaxarion.gr, johnsanidopoulos.com
