
"Agatoclea lleva fuego sobre su cuello, terriblemente ardiente el terrible error por el cuello".
La Santa Mártir Agatoclea (del gr. "Αγαθόκλεια", [Agazókleia]) era una sirvienta * en la casa de cierto cristiano llamado Nicolás, quien la trataba con amabilidad y bondad. Su esposa Paulina era una pagana impía y de corazón duro, y durante ocho años la bendita Agatoclea sufrió muchos abusos por parte de Paulina debido a su fe, intentando traerla a la idolatría.
A veces Paulina le golpeaba con fuerza en el cuello con grandes piedras , otras veces le hacía correr descalza por caminos ásperos e intransitables, otras le golpeaba en las costillas con un martillo de hierro, y otras le quemaba la lengua. Tales y muchos otros abusos sufría Agatoclea diariamente.
Incapaz de cambiarla a pesar de todos estos abusos, Paulina finalmente le prendió fuego por el cuello **, y de esta manera la Santa Mártir entregó su alma, entrando en el descanso celestial.
Incapaz de cambiarla a pesar de todos estos abusos, Paulina finalmente le prendió fuego por el cuello **, y de esta manera la Santa Mártir entregó su alma, entrando en el descanso celestial.
NOTAS:
* Algunas fuentes dicen que ella era su hija.
* Algunas fuentes dicen que ella era su hija.
** Específicamente, esto probablemente se hizo vertiendo carbones encendidos en su cuello o colocándola una plancha ardiendo. Aunque otras fuentes dicen que fue quemada viva por completo.
Himno de despedida. Tono 4º
Tu corderilla Agatoclea, Jesús, te clama en voz alta, te
anhelo, Novio mío, y buscándote contiendo y soy crucificada y enterrada en el
bautismo, y por ti sufro, para poder reinar contigo. Muero por ti para vivir en
ti, y como sacrificio sin mancha acéptame a mi que con anhelo me sacrifico; por
sus intercesiones, Compasivo, salva nuestras almas.
Condaquio. Tono 2º
Siendo tu venerado templo como curación de almas, todos los
fieles te clamamos, Virgen Mártir, renombrada Agatoclea, ruega sin cesar a Cristo
Dios por nosotros.
Fuentes consultadas: saint.gr, diakonima.gr, synaxarion.gr