Diocleciano, cabeza del Imperio Romano, que dominaba todo el mundo entonces conocido, intenta en vano sofocar a los que niegan la divinidad de Roma y de sus emperadores.
Uno de ellos es el futuro obispo de la bella ciudad española de Córdoba.
San Osio nace en esta ciudad en el año 256 después de Cristo. Es cristiano. Se destaca en el conocimiento, en la virtud y en la práctica, convirtiéndose en un evangelio vivo para sus conciudadanos. Lleva visibles en su cuerpo las señales de su buena confesión. Cicatrices y marcas de tortura bajo las persecuciones. En el año 300, al comenzar el nuevo siglo, tan significativo para la Iglesia, se pone a la cabeza de la Iglesia local, convirtiéndose en obispo de Córdoba. Sin embargo, su reputación y la santidad de su vida viajan lejos por todo el imperio. Se hace amigo y confidente de otro "Grande", San Constantino, el cual le encarga buscar solución alos nuevos problemas de la Iglesia, ya legal, que son las herejías, y en este caso, el arrianismo. Bajo este cargo San Osio preside el concilio local de Antioquía en el año 324, y en el 325 cuando se convoca en Nicea el I Concilio Ecuménico, juega un papel primordial.
Después de la muerte de San Constantino, nuevas tempestades se hacen visibles en la nave de la Iglesia. Los sucesores Constante y Constantino no siguen la fe de su antecesor. El santo de Córdoba, contra las fuertes presiones imperiales, defiende valientemente la Ortodoxia de la Iglesia, especialmente cuando toma parte otra vez en el Concilio de Sárdica en el 343, al lado del obispo local Protógenes. Por esta razón, San Osio es desterrado junto con muchos obispos ortodoxos y el Patriarca de Alejandría, San Atanasio el Grande. Sufren muchas crueldades y malos tratos, pero aguantan, igual que los mártires de las primeras persecuciones, que persecuciones son éstas también.
San Atanasio el Grande elogia al viejo obispo de Córdoba llamándole "padre de los obispos", por supuesto, no sólamente a razón de su avanzada edad.
San Osio vivía así luchando y oponiéndose a las herejías que atacaban la fe ortodoxa. Casi centenario ya, participó en su último concilio, el de Sirmio, que formuló más suavemente las tesis ortodoxas, constituyendo un punto primordial e intermediario de familiaridad de la doctrina de Nicea, hasta que, gracias a la labor de los Padres Capadocios, se revelase la determinación completa y clarísima del II Concilio Ecuménico.
Poco después del Concilio de Sirmio el anciano obispo y Padre de la Iglesia, San Osio de Córdoba dejaba las luchas de la Iglesia Militante para descansar eternamente en el seno de la Iglesia Triunfante.
San Osio, obispo de Córdoba en España, ruega por la Iglesia de Cristo, sometida a prueba en el mundo. Amén.
Nuestro Santo Padre Osios probablemente nació en Corduba en Hispania (ahora Córdoba, España), una provincia del Imperio Romano, aunque segun un pasaje de Zosimus, a veces se ha conjeturado la creencia del escritor de que Osios era egipcio.
Elegido a la vista de Córdoba alrededor de 295, escapó por poco del martirio en la persecución de Maximiano. En el 300 o 301 asistió al Sínodo provincial de Elvira (su nombre aparece en segundo lugar en la lista de los presentes), y confirmó sus severos cánones sobre puntos de disciplina como preguntas relacionadas con el matrimonio clerical y el tratamiento de aquellos que habían abjurado de su fe durante las recientes persecuciones. El Sínodo parece haber tenido tendencias novacionistas y tenía una opinión estricta que rechazaba la readmisión a aquellos cristianos bautizados que habían negado su fe o habían realizado las formalidades de un sacrificio ritual a los dioses paganos bajo presiones de persecución.
En 313 aparece en la corte de Constantino el Grande, mencionado por su nombre en una constitución dirigida por el emperador a Ceciliano de Cartago en ese año. No figura entre los asistentes al Sínodo de Arles de 314, pero puede haber estado presente. Ya en 320 o 321, Alejandro, obispo de Alejandría, convocó un sínodo en Alejandría en el que más de cien obispos de Egipto y Libia anatematizaron a Arrio, su diácono.
La escultura del obispo Osio en Córdoba, en la plaza de Capuchinas, Córdoba. |
Después de la muerte de Constantino, el prestigio dado a la causa "homoousiana" en la controversia arriana por el apoyo del venerable Hosios llevó a los arrianos a presionar a Constancio II, que lo convocó a Milán, donde se negó a condenar a Atanasio ni a aceptar la comunión con los arrianos. Impresionó tanto al emperador que fue autorizado a regresar a casa. Hay una carta del Papa Liberio para él (ca. 353). Una mayor presión arriana llevó a Constancio a escribir una carta en la que se le preguntaba si él solo se mantendría obstinado. En respuesta, Hosios envió su valiente carta de protesta contra la interferencia imperial en los asuntos de la Iglesia (353), preservada por Atanasio, que condujo al exilio de Hosios en 355 a Sirmium, un centro imperial en Panonia (en la Serbia moderna). Desde su exilio, escribió a Constancio II su única composición existente, una carta justamente caracterizada por el historiador francés Louis-Sébastien Le Nain de Tillemont como muestra de gravedad, dignidad, gentileza, sabiduría, generosidad y, de hecho, todas las cualidades de un gran alma y un gran obispo.
Sometido a la presión continua de los arrianos, el anciano, que estaba cerca de su centésimo año, era lo suficientemente débil como para firmar la fórmula adoptada por el tercer Sínodo de Sirmio en 357, que involucraba la comunión con los arrianos pero no la condena de Atanasio. Luego se le permitió regresar a su diócesis hispana, donde murió en 359.
Apología de su huida (Testimonio de San Atanasio de Alejandría)
Ἀπολυτίκιον. Ἦχος πλ. α’. Τὸν συνάναρχον Λόγον.
Ἀρετῶν
ταῖς ἀκτῖσι καταλαμπόμενος, θεοειδὴς Ἱεράρχης τῆς Ἐκκλησίας Χριστοῦ,
ἀνεδείχθης ἀληθῶς Ὅσιε ἔνδοξε, καὶ τοῦ Ἀρείου καθελών, αἵρεσιν τὴν
δυσσεβῆ, ἀξίως ἐστεφανώθης, παρὰ τοῦ πάντων Δεσπότου· ὃν ἐκδυσώπει ὑπὲρ
πάντων ἡμῶν.
Apolitiquio (Himno o tropario de despedida). Tono plagal del 1º (5). Prosomio (Similar al modelo): "Al Logos coeterno"
Deslumbrante con los rayos de tus virtudes, Jerarca divino de la Iglesia de Cristo, verdaderamente demostraste ser glorioso, oh Osio, y ante Arrio el blasfemo y su irrevenrente herejía, fuiste dignamente coronado por nuestro redentor, el Señor de todos.
Κοντάκιον. Ἦχος β’. Τοῖς τῶν αἱμάτων σου.
Ἐν
Ἱεράρχαις περίβλεπτος πέφηνας, καὶ τῆς Κορδούης ποιμὴν ὤφθης ἔνθεος,
σοφίᾳ τῇ θείᾳ κοσμούμενος, καὶ ἀρετῶν τῷ φωτὶ Πάτερ Ὅσιε· διὸ οἱ πιστοὶ
εὐφημοῦμέν σε.
Condaquio. Tono 2º. Prosomio: "Por tus sangres"
Prestigioso y respetado entre los Jerarcas, te convertiste en divino pastor de Córdoba, adornado con la sabiduría divina, y con la luz de las virtudes, Padre Osio; por eso los fieles te glorificamos.
Μεγαλυνάριον.
Χαίροις
τῶν ποιμένων ἡ καλλονή, καὶ ἀρχιερέων, ἐγκαλλώπισμα ἱερόν· χαίροις
εὐσεβείας, ὁ θεῖος ὑποφήτης, Ὅσιε Ἱεράρχα, Πάτερ θεόσοφε.
Megalinario. Tono 8 (plagal del 4º) Similar a Αχιον Εστι
Regocíjate, belleza de los pastores, y de los jerarcas, sagrado tesoro; regocíjate, piadoso, divino intérprete, jerarca Osio, Padre Teoforo.
Tropario - Tono 8 (plagal del 4º. Modelo: Ορθοδοξίας οδηγέ (Líder ortodoxo)
Campeón de la ortodoxia, maestro de la pureza y del culto verdadero, / iluminador del universo y adorno de los jerarcas: / omnisapiente padre Hosio, tus enseñanzas han brillado con luz sobre todas las cosas. / Intercede ante Cristo Dios para salvar nuestras almas.
Fuentes consultadas: Santoral Ortodoxo Español, G. E. Piperakis, Prof. de la Facult. de Med. de la Univ. de Atenas, Grecia. Saint.gr, synaxarion.gr, cristoesortodoxo.com, mystagogyresourcecenter.com, synaxarion.gr, oca.org