miércoles, 24 de abril de 2024

Venerable Isabel la Milagrosa (+540)

La Venerable o Osia Isabel (trad, del gr. "Ελισάβετ", [Elisábet]) procedía de Heraclea de Tracia* y vivió en el siglo quinto después de Cristo.


Sus padres, Eunomiano ("Ευνομιανός", [Efnomianós]) y Eufemia (Ευφημία,[Effimía], eran reconocidos y famosos por sus riquezas y por su virtud.
Habitaban cerca de Heraclea, en un lugar llamado desde la antigüedad "Zrakokríni" ("Θρακοκρήνη") y más tarde "Abidiní" ("Αβυδηνοί"). Vivían con respeto y devoción a Dios, teniendo como modelo al santo Job. Deseando imitar la hospitalidad de Abraham, ayudaban a manos abiertas a todos los que tenían necesidades materiales.
Pero habían pasado dieciséis años desde que se casaron y aún no tenían hijos. Por ello rezaban sin cesar a Dios que les regalase un hijo, para continuar su generación y heredar su riqueza. El Señor que cumple las solicitudes de Sus creyentes, escuchó con benevolencia sus ruegos y no rechazó sus oraciones.
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Había en aquel lugar la antigua costumbre de reunirse los cristianos en el día de la memoria de Santa Gliceria (también traducido como Santa Dulcinea, festeja el 13 de Mayo), y celebrar su memoria durante toda una semana. 
Entonces se encontraron allí los padres de la futura santa Isabel con los otros cristianos. Hacían procesiones, pasaban la noche en vigilia glorificando y visitaban otras Iglesias de la ciudad, donde se guardaban las reliquias de cuarenta mujeres santas, del diácono Amós (1 de Septiembre) y de muchos otros santos. Entonces llevaban también en dicha procesión el respetadísimo cráneo de Santa Gliceria. 
Celebrando la Divina Liturgia el Obispo de la ciudad llamado León, el padre de Isabel, Eunomiano, vió que el venerado cráneo a veces sonreía y a veces se entristecía. Esto lo consideró una señal de su creencia en la mártir y su alma se llenó de alegría y de pena al mismo tiempo.**  Junto con su esposa rogaron a la santa que solucionase su infertilidad y que les regalase un hijo. Entonces, cuando una vez se quedaron ligeramente dormidos, Eunomiano vio en su sueño a Santa Gliceria, quien le dijo: "¿Para esto me llamas, hombre mío, y me pides lo que sólo Dios puede dar? 
 
 
 
 




 
 
 
 
 
Sin embargo, si de verdad me das tu palabra de que conseguiréis un corazón y un espíritu humilde y que nunca presumirás a costa de los demás, haré oración para que el todo bondadoso Señor te de mediante mis interseciones, lo más rápido posible, una hija. La llamarás Elísabet (Isabel), porque será similar a la madre de San Juan el Precursor y Bautista".
El padre de la santa dio su palabra de que haría lo que le había pedido Santa Gliceria. Entonces ella le santigüó con la señal de la Cruz y se fue. Su mujer se quedó enseguida embarazada y tras pasar nueve meses dio a luz una niña.
Cuando Isabel llegó a los doce años, su madre partió de esta vida temporal. Tres años más tarde se fue también su padre, quedándose huérfana la bendita Isabel. Pero enseguida se dedicó a sí misma a Dios y se distinguió en el servicio a los pobres y a los necesitados. Dio su herencia a los pobres y los acercó a Dios, y a los esclavos les regaló su libertad.
 
 
 
 




 
 
 
 
Después partió hacia Constantinopla. Llegó al monasterio del Gran Mártir Jorge, denominado "Pequeña Colina", cuya abadesa era una tía de su padre. En este monasterio renunció al mundo y fue tonsurada monja. Vivió en ayuno y áscesis, con muchas privaciones. Caminaba siempre descalza y nunca aceptó lavarlo con agua. Sin embargo lo mantenía limpio bañándolo cada día con las interminables fuentes de sus lágrimas. Así llegó a la altura de la santidad y el Santo Dios la hizo digna de los carismas dela predicción y de realizar milagros.
Dos años más tarde la abadesa del monasterio partió de la vida presente. El Patriarca Genadio I de Constantinopla la estableció como su sucesora. La santa llenaba de luz a los que con creencia se acercaban a ella. Una vez, mientras se desarrollaba la Divina Liturgia en la iglesia del monasterio, vio centellear una luz indescriptible y al Espíritu Santo descender después del Himno Querubínico sobre el santuario y cubrir al sacerdote que estaba frente a la Mesa Santa. La venerable Isabel se llenó de gozo y sorpresa. Pero no se lo dijo a nadie, hasta que no llegó la hora de su partida hacia Dios.
 
 
 






 
 
 
Según se acercaba su hora, su pasión -como ella decía- de ver su patria, aumentaba. Entonces fue a Heraclia y allí fue a orar a todos los templosy reverenciar las santas reliquias de los Santos que en ellos se encontraban. Y allí en el templo de la Theotokos, tuvo una visión de la Santa Madre de Dios, recibiéndola. El rostro de la Theotokos lo reconoció en un icono, cuando llegó a la Iglesia del Hieromártir Romanos. La voz de la Inmaculada la dijo que regresase a su monasterio, porque el tiempo de su dormición estaba cerca. De este modo la Venerable Isabel, tras haber regresado, reposó en paz. Sus santos restos fueron en terrados en la Iglesia de San Jorge, permaneciendo completos e intactos.
 
 
 
 
 
Santa Isabel la Taumaturga de Constantinopla
 
De Las Vidas de las Madres Espirituales, Convento del Santo Apóstol, Buena Vista, CO, pp. 136-138.

 
Desde su nacimiento, Isabel fue revelada por Dios como un vaso elegido. En su juventud se comprometió a recorrer el camino de las luchas ascéticas ya dedicar su vida como esposa de Cristo. A una edad temprana, ingresó al Convento de San Cosme y Damián en Constantinopla, convirtiéndose en una de las asambleas de monjas piadosas.

El atleta de la virtud nunca usaba zapatos y vestía solo una prenda exterior basta con mangas anchas; así sufrió el frío y el hielo del invierno. Ella nunca bañaba su cuerpo con agua. Alimentada con mejores esperanzas, ayunó durante cuarenta días, pero nunca tomó aceite durante años. Ella disciplinó su cuerpo y alma de esta manera con miras a la regeneración espiritual. Durante tres años, fijando su mente únicamente en Dios, nunca contempló la belleza y la amplitud del cielo. Inconmensurablemente animada por las promesas del Esposo, despreciaba todo lo demás como inútil.

Además de otras virtudes, a través de su amor ilimitado por Cristo, se destacó por la mansedumbre y la ternura de corazón hacia los demás, especialmente hacia aquellos con enfermedades espirituales y físicas. 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Alcanzando la cima de la virtud, a la Madre Isabel se le concedió la gracia y el don de hacer maravillas. Curó a muchas personas de sus diversas enfermedades y pasiones.

En sus oraciones nocturnas, iluminadas por los rayos de la virtud, se la veía resplandeciente de luz. Purificando su alma y limpiando constantemente su ojo, percibió la visión de Dios. Una vez, por su poderosa intercesión, manifestando la abundancia del poder divino, mató una serpiente enorme y venenosa.

La lumbrera de la piedad, Isabel, asignó el tiempo de su estancia terrenal añadiendo esfuerzo a esfuerzo. Como monumento vivo de virtud, terminó el curso de esta vida, entrando pacíficamente en el descanso del Señor en 540.

En su reposo, el tesoro de sus reliquias, lleno de la gracia de Dios, curó a los enfermos y dolientes que, en la fe, acudían a su tumba. Se informa que incluso la tierra alrededor de su tumba ha resultado ser un remedio para todas las enfermedades. Llevando este delicioso relato a su fin, suplicamos a la santa Madre Isabel sus saludables oraciones ante el trono del Esposo, Jesucristo.
 
Partes de sus reliquias se pueden encontrar en el Monasterio de Santa Ana en Lygaria, Creta y el Monasterio de Ntaou Penteli en Atenas, Grecia.
 

 
 
 
NOTAS
 
* Heraclia, antigua ciudad griega, fue el nombre puesto a la ciudad de Périnzos en el año 297 d.C., cuando el emperador de Roma era Diocleciano. Éste cambió el sistema de las eparquías del imperio y estableció Heraclia como centro administrativo. Durante los siglos séptimo y octavo era lugar frecuente de invasiones de Árabes y de Búlgaros.
Périnzos era también una antigua ciudad griega, colonia de Samos, que fue construída en el año 599 a.C. y se encontraba en la Tracia Oriental, en el Mar de Mármara, es decir en el lado europeo, cerca de la actual Mármara Ereglisi (del turco Marmara Ereğlisi).  

** Existe un término en griego, "χαρμολύπη", [jarmolípi], que define exactamente este estado: la existencia simultánea del sentimiento de alegría y pena. 
 


 
 



 
 

 
Ἀπολυτίκιον  (Κατέβασμα) Ἦχος πλ. α’. Τὸν συνάναρχον Λόγον.
 
Μητρικῶν ἐκ λαγόνων Χριστὸν ἠγάπησας, ὥσπερ βλαστὸς Ἐλισάβετ δικαιοσύνης τερπνός, καὶ τοὶς ἴχνεσιν αὐτοῦ ἀκολουθήσασα, τῶν αἰωνίων ἀγαθῶν, γεωργεῖς τᾶς ἀπαρχᾶς, ἀμέμπτω σου πολιτεία, θαυματουργοῦσα θεόφρον, πρὸς σωτηρίαν τῶν ψυχῶν ἠμῶν.
 
 
 
 
Έτερον Ἀπολυτίκιον Ἦχος πλ. δ’.
 
Ἐν σοί Μῆτερ ἀκριβῶς διεσώθη τό κατ᾽ εἰκόνα· λαβοῦσα γάρ τόν σταυρόν, ἠκολούθησας τῷ Χριστῷ, καί πράττουσα ἐδίδασκες, ὑπερορᾷν μέν σαρκός, παρέρχεται γάρ· ἐπιμελεῖσθαι δέ ψυχῆς, πράγματος ἀθανάτoυ· διό καί μετά Ἀγγέλων συναγάλλεται, Ὁσία Ἐλισάβετ τό πνεῦμά σου. 


Otro apolytikion en el Plagal del Cuarto Tono
 
En ti se conservó con exactitud la imagen, oh Madre; porque tomando tu cruz, seguiste a Cristo, y con tus obras nos enseñaste a pasar por alto la carne, porque pasa, pero a atender al alma que es inmortal. Por lo cual, oh venerable Isabel, tu espíritu se regocija con los Ángeles.
 
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος πλ. δ’. Ὡς ἀπαρχὰς τῆς φύσεως.
 
Ὡς παρθενίας τέμενος, καὶ ἀρετῶν θησαύρισμα, τὴν τῶν θαυμάτων βλυσταίνεις χρηστότητα, ὥσπερ πηγὴ ἀκένωτος, καὶ ψυχῶν καὶ σωμάτων, Ἐλισάβετ καθαίρεις τὰ ἀρρωστήματα, τῶν εὐλαβῶς ψαλλόντων, τῷ Κτίσαντι· Ἀλληλούϊα.

 

Kontakion en el Plagal del Cuarto Tono
 
Como hermosa casa de las virtudes y templo de la virginidad, haces brotar abundantemente los milagros como fuente inagotable de gracia; y tú purgas toda enfermedad del cuerpo y del alma, oh Madre Isabel, por aquellos que alaban al Hacedor mientras claman: ¡Aleluya!
 
 
 
 


Fuentes consultadas: saint.gr, diakonima.gr,
mystagogyresourcecenter.com
 
 

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