Versos:
"La amarga mordedura de la bestia, Gliceria*, fue verdaderamente más dulce que la miel".
"Laodiceo en medio de la gente, oh Logos,
Dios te llama a ser llevado por el golpe a espada".
El día trece la bestia salvaje mordió y mató a Gliceria.
"La amarga mordedura de la bestia, Gliceria*, fue verdaderamente más dulce que la miel".
"Laodiceo en medio de la gente, oh Logos,
Dios te llama a ser llevado por el golpe a espada".
El día trece la bestia salvaje mordió y mató a Gliceria.
Mártir Gliceria
Del Sinaxario de San Nicodemo del M. Atos
Santa
Gliceria nació en Trajanópolis en el siglo II d.C. cuando el emperador
era Antonino Eusebio (138-161 d.C.). El nombre de su padre era Makarios y
había sido nombrado cónsul romano. A temprana edad abrazó el
cristianismo y desarrolló una fuerte actividad cristiana y catequística.
Cuando
el gobernante Sabino fue informado del evento, él la invitó a
comparecer ante él. La santa se presentó ante él con gran entusiasmo,
habiéndose persignado con la señal de la Santa Cruz en su frente y no dudando en
confesar abierta y vigorosamente su fe en el Salvador y Redentor
Jesucristo. Fue llevada furiosamente al templo pagano para orar y
ofrecer sacrificio a los ídolos. Allí Gliceria, después de rezar fervientemente,
rompió la estatua de Zeus. Fue sacada a rastras por los indignados paganos y apedreada con rabia. Pero ni una sola piedra tocó a la santa,
ante lo cual muchos creyeron en Cristo. Luego, después de sufrir varias
torturas, fue encarcelada, donde catequizó y llevó a la fe cristiana al
carcelero de Laodicea, quien luego confesó valientemente su fe y fue
martirizado por Cristo.
Inalterable, el tirano ordenó que Gliceria fuera torturada nuevamente y luego arrojada a la bestias salvajes. Fue mordida por una de ellas, lo que hizo la santa entregase su espíritu al Señor en pocos días.
Su sagrada reliquia fue recibida por el obispo de Heraklion Domitios y colocada en un lugar decente cerca de la ciudad. Son muchos los milagros que se realizan, sanaciones y curaciones de endemoniados, que la santa realiza sobre quienes en la fe acudían a adorar su santa reliquia.
Santa Gliceria la gran mártir de Trajanópolis
Por "johnsanidopoulos.com"
Ella vivió durante los años del emperador Antonino y el gobernador Sabino,y en el año 141 se encontraba en Trajanópolis, situada en la costa del mar Adriático, llamada comúnmente Trani, un puerto marítimo en la provincia de Apulia, en el mar Adriático. Era hija de un senador romano de alto rango que vivía en Trajanópolis de Tracia. Tras su muerte ella se hizo pobre y se fue a vivir a dicha ciudad. Allí era emperador Antonino (138-161) y Sabino era gobernador de Trajanopolis en Tracia.
Cuando el gobernador ofrecía sacrificios a los ídolos, entonces esta santa hizo la señal de la Cruz sobre su frente, y se dirigió hacia el gobernador, proclamándose a sí misma Cristiana, y sierva de Cristo. El gobernador instó a Gliceria a que ofreciese sacrificios a los ídolos. Entonces la santa entró en el templo de los ídolos, y orando a Cristo, hizo que cayese y se despedazase la estatua de Zeus. Los helenos que se encontraban allí comenzaron a arrojar piedras sobre la Mártir, golpeándola después. Luego colgaron a la mártir de los cabellos y la rasgaron el cuerpo.
Cuando el gobernador ofrecía sacrificios a los ídolos, entonces esta santa hizo la señal de la Cruz sobre su frente, y se dirigió hacia el gobernador, proclamándose a sí misma Cristiana, y sierva de Cristo. El gobernador instó a Gliceria a que ofreciese sacrificios a los ídolos. Entonces la santa entró en el templo de los ídolos, y orando a Cristo, hizo que cayese y se despedazase la estatua de Zeus. Los helenos que se encontraban allí comenzaron a arrojar piedras sobre la Mártir, golpeándola después. Luego colgaron a la mártir de los cabellos y la rasgaron el cuerpo.
Después la encerraron en la prisión, dejándola sin comida ni bebida durante muchos días. Un ángel del Señor la traía comida, por lo que no sufrió ningún daño, a pesar del objetivo del gobernador, que era matarla de hambre. Cuando un día el gobernador y sus compañeros fueron a visitarla a la cárcel, se sorprendieron enormemente cuando vieron un plato con panes y leche y agua, estando la puerta cerrada con mucha seguridad, y no habiendo nadie que pudiese habérselo llevado.
El gobernador entonces condenó a la santa mujer a ser quemada en un horno de fuego. Sin embargo, un rocío frío cayó de lo alto, extinguiendo el fuego. Gliceria salió ilesa del horno. Los verdugos luego desollaron la piel de su cuero cabelludo hasta la frente. Luego, atándola las manos y los pies, la arrojaron en la prisión, extendiendo bajo ella una capa de pedruscos.
En su mazmorra, un ángel del Señor descendió y la quitó sus ataduras y sanó las heridas de su cabeza. Todo esto fue presenciado por el carcelero, Laodiceo. Asombrado ante este milagro, él también confesó a Cristo. En seguida, fue decapitado y recibió la corona del martirio. **
El gobernador entonces condenó a la santa mujer a ser quemada en un horno de fuego. Sin embargo, un rocío frío cayó de lo alto, extinguiendo el fuego. Gliceria salió ilesa del horno. Los verdugos luego desollaron la piel de su cuero cabelludo hasta la frente. Luego, atándola las manos y los pies, la arrojaron en la prisión, extendiendo bajo ella una capa de pedruscos.
En su mazmorra, un ángel del Señor descendió y la quitó sus ataduras y sanó las heridas de su cabeza. Todo esto fue presenciado por el carcelero, Laodiceo. Asombrado ante este milagro, él también confesó a Cristo. En seguida, fue decapitado y recibió la corona del martirio. **
Gliceria entonces fue conducida ante Sabino. El gobernador ordenó que la arrojaran a las bestias salvajes para que la devoraran. Una de ellas la dio un pequeño mordisco, y entonces ella, sin ser más dañada, entregó su alma a las manos de Dios. Así, después de sus múltiples luchas, Gliceria, la homónima de la dulzura, ahora se deleita en la incorruptible dulzura del Paraíso. ***
Dositeo de Jerusalén en sus "Doce Libros" registra que sus reliquias sagradas fueron enterradas en Heraclea en Tracia. En Heraclea, se usó una olla de cobre para recolectar el flujo divino de santa mirra que brotaba de la tumba de la santa. Por medio de esta mirra, muchos recibieron milagros, como también lo atestigua San Teofilacto de Ochrid. El metropolitano de Heraclea, mientras se encontraba en Constantinopla, encontró una impresionante olla de oro. Lo compró con la intención de sustituirlo por el recipiente de cobre con la santa mirra de la tumba de la santa. Sin embargo, cuando se hizo el intercambio, los milagros también cesaron.
Después de derramar lágrimas y hacer muchas oraciones, el Señor le reveló al Metropolitano de Heraclea que la olla de oro estaba "impura". La embarcación fue llevada luego al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, San Juan el Ayunador (+ 595).
El patriarca tras examinarla descubrió que un noble sabio que era mago, Paulino, un idólatra, al lanzar un hechizo, derramó sangre en ese recipiente como un sacrificio a los demonios. Entonces se comunicó este evento al emperador Mauricio (582-602). El Patriarca Juan el Ayunador buscó un remedio legal contra tales prácticas demoníacas y el emperador sentenció al mago a ser atado a una columna hasta que murió. Sus hijos fueron decapitados como cómplices en la magia de su padre. (¡Oh lector, tenga en cuenta el severo castigo recibido por los magos y hechiceros!)
La columna de santa Glicería que sostenía su sagrada cabeza
San Nikodemos el Hagiorita, en su Synaxaristes de los Doce Meses del Año, nos informa en una nota al pie del synaxarion de Santa Glicería del 13 de mayo, que las reliquias de la santa mártir se guardaban en Heraclea de Tracia. Allí se encontraba una bacía de bronce en la que se recibía la mirra que brotaba de las reliquias de la santa, y de esta mirra en la bacía de bronce venían y se ungían muchos peregrinos y era causante de gran número de curaciones y milagros. Este cuenco de bronce también se colocó encima de la tumba del de la santa para la santificación del agua bendita.
Cuando Juan el Ayunador ejercía como patriarca en Constantinopla, el obispo de Herakleia encontró una fuente de oro en Constantinopla y decidió ofrecerla a la iglesia que guardaba las reliquias de la santa mártir para reemplazar la fuente de bronce utilizada para la santificación de los santos. Cuando se produjo el reemplazo, los milagros cesaron en la tumba de la Santa.
San Nikodemos el Hagiorita, en su Synaxaristes de los Doce Meses del Año, nos informa en una nota al pie del synaxarion de Santa Glicería del 13 de mayo, que las reliquias de la santa mártir se guardaban en Heraclea de Tracia. Allí se encontraba una bacía de bronce en la que se recibía la mirra que brotaba de las reliquias de la santa, y de esta mirra en la bacía de bronce venían y se ungían muchos peregrinos y era causante de gran número de curaciones y milagros. Este cuenco de bronce también se colocó encima de la tumba del de la santa para la santificación del agua bendita.
Cuando Juan el Ayunador ejercía como patriarca en Constantinopla, el obispo de Herakleia encontró una fuente de oro en Constantinopla y decidió ofrecerla a la iglesia que guardaba las reliquias de la santa mártir para reemplazar la fuente de bronce utilizada para la santificación de los santos. Cuando se produjo el reemplazo, los milagros cesaron en la tumba de la Santa.
Después de derramar muchas lágrimas y rezar por este asunto, se le reveló al obispo de Herakleia que la vasija de oro estaba sucia. Por lo tanto, se lo llevó al patriarca Juan el Ayunador, quien al investigar descubrió que el cuenco de bronce fue utilizado por un sabio comandante y mago llamado Paulinus, que usaría el cuenco de oro para recoger la sangre de sus sacrificios a los demonios, ya que él era un pagano. Esta información llamó la atención del emperador Mauricio. Por lo tanto, el emperador hizo empalar a Paulino y decapitar a sus hijos por participar también en la magia idólatra.
En el jardín del Museo Arqueológico y Etnográfico de Tekirdağ (Tekirdağ Arkeoloji ve Etnografya Müzesi), hoy se conserva una columna bizantina original de Santa Gliceria. Se volvió a tallar en la jamba o dintel de una antigua puerta y está asociado con la reconstrucción de la iglesia de Santa Glicería bajo el emperador Basilio I. La columna data del siglo IX o X, tiene unas dimensiones de 200 x 67 x 41 cm y en su interior en un recipienta se guardaba la cabeza de Santa Gliceria. El siguiente epigrama está escrito en la columna:
En el jardín del Museo Arqueológico y Etnográfico de Tekirdağ (Tekirdağ Arkeoloji ve Etnografya Müzesi), hoy se conserva una columna bizantina original de Santa Gliceria. Se volvió a tallar en la jamba o dintel de una antigua puerta y está asociado con la reconstrucción de la iglesia de Santa Glicería bajo el emperador Basilio I. La columna data del siglo IX o X, tiene unas dimensiones de 200 x 67 x 41 cm y en su interior en un recipienta se guardaba la cabeza de Santa Gliceria. El siguiente epigrama está escrito en la columna:
Ὁ τερπνὸς οὗτο(ς) ὡς σορὸ(ς) κρύπτει λίθ(ο)ς
τῆς θαυματουργοῦ μάρτυρο(ς) Γλυκερίας
θείαν κάραν βρύουσαν ὄμβρο(ν) θαυμάτων
ἐξ ὧν ῥῶσις κάμνουσιν πολλὴ πηγάζει·
πιστῶς προσέρχου πᾶς τις ἁγνῇ καρδίᾳ
καὶ θᾶττον εὕροις τοῦ ποθουμένου λύσιν·
ὡς γὰρ κρήνη τις βλύζουσα ζωῆς ῥεῖθρα
οὕτως πρόκειται πᾶσιν αὐτῆς ἡ χάρις.
Esta hermosa piedra encierra como un santuario
la cabeza divina de la mártir milagrosa Glicería.
De ella fluye un flujo constante de milagros
que da fuerza al que sufre.
Que todos se acerquen a ella con un corazón puro,
y rápidamente verán su deseada liberación cumplida.
Que todos se acerquen a ella con un corazón puro,
y rápidamente verán su deseada liberación cumplida.
Como una fuente de vida burbujeante,
todos experimentarán su gracia.
todos experimentarán su gracia.
¿Podría esta columna haber contenido alguna vez la cuenca de bronce mencionada anteriormente? Sólo podemos preguntarnos.
La vida de Santa Isabel la taumaturga del siglo V, escrita entre los siglos XI y XIII, describe cómo los padres de la santa participaron en el festival anual de una semana de duración en honor de Santa Glicería, una mujer del siglo II. mártir de su ciudad natal Herakleia en Tracia. La vida relata que los padres de Elisabeth Euphemia y Eunomianos:
" Participaron en procesiones y doxologías de toda la noche y visitaron los santuarios sagrados en toda la ciudad, santuarios que contenían las sagradas reliquias de las cuarenta santas mujeres, y de Ammos el diácono, y de muchos otros. Y así, venerando a estos santos y dándoles el debido honor, festejaron y celebraron con el pueblo, llevando con ellos en procesión por toda la ciudad la siempre venerada cabeza del mártir Glicería, quien fue decapitada por causa de Cristo. Mientras la Divina Liturgia era celebrada por León, quien era obispo de la ciudad en ese momento, Eunomianos miraba con frecuencia la cabeza de Santa Glicería, notándola a veces sonriendo levemente como si estuviera feliz y a veces con una expresión triste y sombría. Consideró que esto era un símbolo visible de su confianza en la mártir y encontraba su alma dividida entre la alegría y la tristeza".
Santa Glykeria como modelo para nuestras vidas
Por el Protopresbítero Fr. Jorge Papavarnavas
Santa Glykeria nació en Trajanopolis en el siglo II, durante un período de persecución para la Iglesia. Fue arrestada y se le ordenó negar a Cristo y sacrificar a los ídolos. Después de confesar audazmente su fe, oró con sinceridad e inmediatamente demolió el ídolo de Zeus. Los paganos que estaban presentes la apedrearon con furor, pero por economía divina ninguna piedra la tocó. Esto resultó en su negación de la idolatría y muchos de los presentes creyeron en Cristo con buenas intenciones.
Después de este evento, Santa Glykeria fue torturada duramente con muchas formas inhumanas y luego arrojada como presa a una fiera salvaje, que la mordió, y así terminó su vida terrenal unos días después. Su reliquia sagrada, que olía a una fragancia celestial, fue enterrada por cristianos en Heraclea.
Su vida y obra nos dan la oportunidad de destacar lo siguiente:
El himnógrafo sagrado, en el Apolytikion que compuso para Santa Glykeria, dice entre otras cosas lo siguiente:
Honremos a la hermosa virgen de Cristo, que sobresalió en el dolor de la contienda. Ella pisoteó a la serpiente a pesar de que su carne era débil. Por amor a Cristo despreció sus tormentos y por eso fue glorificada por Dios. Clamémosle: Alégrate, oh bendita Glykeria.
En efecto, el dolor que la Santa padeció a causa de los duros e inhumanos suplicios en que ella incurrió, fue mucho e imposible de soportar, aunque la fortaleza de su alma, por la Gracia de Dios, la fortaleció y la consoló.
Por el Protopresbítero Fr. Jorge Papavarnavas
Santa Glykeria nació en Trajanopolis en el siglo II, durante un período de persecución para la Iglesia. Fue arrestada y se le ordenó negar a Cristo y sacrificar a los ídolos. Después de confesar audazmente su fe, oró con sinceridad e inmediatamente demolió el ídolo de Zeus. Los paganos que estaban presentes la apedrearon con furor, pero por economía divina ninguna piedra la tocó. Esto resultó en su negación de la idolatría y muchos de los presentes creyeron en Cristo con buenas intenciones.
Después de este evento, Santa Glykeria fue torturada duramente con muchas formas inhumanas y luego arrojada como presa a una fiera salvaje, que la mordió, y así terminó su vida terrenal unos días después. Su reliquia sagrada, que olía a una fragancia celestial, fue enterrada por cristianos en Heraclea.
Su vida y obra nos dan la oportunidad de destacar lo siguiente:
El himnógrafo sagrado, en el Apolytikion que compuso para Santa Glykeria, dice entre otras cosas lo siguiente:
Honremos a la hermosa virgen de Cristo, que sobresalió en el dolor de la contienda. Ella pisoteó a la serpiente a pesar de que su carne era débil. Por amor a Cristo despreció sus tormentos y por eso fue glorificada por Dios. Clamémosle: Alégrate, oh bendita Glykeria.
En efecto, el dolor que la Santa padeció a causa de los duros e inhumanos suplicios en que ella incurrió, fue mucho e imposible de soportar, aunque la fortaleza de su alma, por la Gracia de Dios, la fortaleció y la consoló.
El dolor en la vida humana siempre ha sido y seguirá siendo un gran problema, ya que es considerado por casi todo el mundo como un visitante no deseado, a pesar de que provoca muchas cosas buenas cuando se afronta en cada caso de la forma prescrita. El dolor es el resultado de la caída del hombre y del pecado. Los primeros formados en el Paraíso no sintieron dolor, sino júbilo espiritual, fruto de su comunión con el Santo Trino Dios. Después de su desobediencia y su salida del Paraíso, se vistieron con túnicas de cuero, y entraron en sus vidas la decadencia y la muerte, que traen dolor y pena.
No hay nadie que no haya experimentado dolor en la vida. Todos hemos probado y gustamos el dolor, unos menos y otros más, según Dios lo permita según la fuerza de cada uno. Para afrontar adecuadamente el dolor, salvo la atención médica en el caso del dolor corporal, se necesita tener anticuerpos espirituales y hacer uso de las drogas de la salvación, que en definitiva es la confianza absoluta en la providencia y el amor del Santo Trino Dios, y la paciencia y oración que brota de un corazón de paz, esperanza, consuelo y valentía espiritual. De lo contrario, existe el peligro de la desesperación, que conduce a la depresión y la autodestrucción.
El dolor físico es beneficioso porque ayuda a dirigir el tratamiento de la enfermedad. Cuando la enfermedad física no causa dolor, existe el riesgo de que la enfermedad se diagnostique demasiado tarde y el tratamiento se vuelva difícil o imposible. Por lo tanto, el dolor es un gran beneficio y bendición desde este punto de vista, ya que hace posible un diagnóstico temprano y, por lo tanto, aumenta sus posibilidades de tratamiento.
El dolor psíquico, que está directamente ligado al cuerpo, ya que el hombre existe psicosomáticamente, no puede ser abordado de manera eficaz sin la fuerza y el consuelo de lo alto, por fuerte que sea el carácter, ya que en algunos casos es literalmente insoportable. Por eso, quien ha aprendido a obedecer los mandamientos divinos y a rezar, puede obtener consuelo, paciencia y fuerza de la Fuente del consuelo, paciencia y fuerza, que es Cristo, así como de Panagia Su Madre, y de Sus amigos los Santos. De lo contrario, esto conducirá a resultados trágicos, como shock nervioso, depresión e incluso suicidio. Y lamentablemente hay muchos ejemplos de este tipo, con trágicas consecuencias para la familia y el entorno social.
El dolor, por indeseable que sea, debe ser aceptado en el transcurso de nuestra vida como su mayor benefactor, pues cuando se enfrenta adecuadamente provoca muchas cosas buenas. Entre otras cosas, hornea y aromatiza al hombre y lo hace útil para sí mismo, para su familia y para toda la sociedad. Así como el pan es útil cuando se hornea, diferente es la masa que con el tiempo se vuelve inútil. Así también el hombre que es cocido en el horno del sufrimiento se convierte en "pan precioso de Dios", pero también se purifica de las pasiones, como se purifica el oro en el horno. Por eso irradian la Gracia de Dios, que habita en sus corazones, con sus palabras y especialmente con su ejemplo.
No debemos buscar el dolor en nuestra vida, sino que cuando venga debemos aceptarlo con valentía y paciencia, agradeciendo y glorificando a Dios por su providencia, amor y tantos grandes beneficios, y entonces el dolor es voluntario y considerado un martirio.
Que todos seamos dignos, por la Gracia de Dios y las oraciones de Santa Glykeria, de sobresalir en el "dolor de la contienda". Porque por el dolor el corazón se ablanda y se purifica poco a poco, y el nous se ilumina y vuela hacia lo que es”
No hay nadie que no haya experimentado dolor en la vida. Todos hemos probado y gustamos el dolor, unos menos y otros más, según Dios lo permita según la fuerza de cada uno. Para afrontar adecuadamente el dolor, salvo la atención médica en el caso del dolor corporal, se necesita tener anticuerpos espirituales y hacer uso de las drogas de la salvación, que en definitiva es la confianza absoluta en la providencia y el amor del Santo Trino Dios, y la paciencia y oración que brota de un corazón de paz, esperanza, consuelo y valentía espiritual. De lo contrario, existe el peligro de la desesperación, que conduce a la depresión y la autodestrucción.
El dolor físico es beneficioso porque ayuda a dirigir el tratamiento de la enfermedad. Cuando la enfermedad física no causa dolor, existe el riesgo de que la enfermedad se diagnostique demasiado tarde y el tratamiento se vuelva difícil o imposible. Por lo tanto, el dolor es un gran beneficio y bendición desde este punto de vista, ya que hace posible un diagnóstico temprano y, por lo tanto, aumenta sus posibilidades de tratamiento.
El dolor psíquico, que está directamente ligado al cuerpo, ya que el hombre existe psicosomáticamente, no puede ser abordado de manera eficaz sin la fuerza y el consuelo de lo alto, por fuerte que sea el carácter, ya que en algunos casos es literalmente insoportable. Por eso, quien ha aprendido a obedecer los mandamientos divinos y a rezar, puede obtener consuelo, paciencia y fuerza de la Fuente del consuelo, paciencia y fuerza, que es Cristo, así como de Panagia Su Madre, y de Sus amigos los Santos. De lo contrario, esto conducirá a resultados trágicos, como shock nervioso, depresión e incluso suicidio. Y lamentablemente hay muchos ejemplos de este tipo, con trágicas consecuencias para la familia y el entorno social.
El dolor, por indeseable que sea, debe ser aceptado en el transcurso de nuestra vida como su mayor benefactor, pues cuando se enfrenta adecuadamente provoca muchas cosas buenas. Entre otras cosas, hornea y aromatiza al hombre y lo hace útil para sí mismo, para su familia y para toda la sociedad. Así como el pan es útil cuando se hornea, diferente es la masa que con el tiempo se vuelve inútil. Así también el hombre que es cocido en el horno del sufrimiento se convierte en "pan precioso de Dios", pero también se purifica de las pasiones, como se purifica el oro en el horno. Por eso irradian la Gracia de Dios, que habita en sus corazones, con sus palabras y especialmente con su ejemplo.
No debemos buscar el dolor en nuestra vida, sino que cuando venga debemos aceptarlo con valentía y paciencia, agradeciendo y glorificando a Dios por su providencia, amor y tantos grandes beneficios, y entonces el dolor es voluntario y considerado un martirio.
Que todos seamos dignos, por la Gracia de Dios y las oraciones de Santa Glykeria, de sobresalir en el "dolor de la contienda". Porque por el dolor el corazón se ablanda y se purifica poco a poco, y el nous se ilumina y vuela hacia lo que es”
NOTAS:
* Gliceria, del gr. "Γλυκερία", [Glikería], de "γλυκός", [Glikós], dulce. La traducción literal de este nombre en idioma español es Dulcinea.
** El 13 de mayo, la Santa Iglesia conmemora también a San Laodiceo, el carcelero de Santa Gliceria.
*** Santa Gliceria es la patrona de Galatsi en Ática, donde se la honra especialmente. Un servicio en su honor fue escrito por San Teófanes el Marcado.
Ἀπολυτίκιον (Κατέβασμα) Ἦχος γ’. Τὴν ὡραιότητα.
Τὴν καλλιπάρθενον, Χριστοῦ τιμήσωμεν, τὴν ἀριστεύσασαν πόνοις ἀθλήσεως, καὶ ἀσθενείᾳ τῆς σαρκός, τὸν ὄφιν καταβαλοῦσαν· πόθω γὰρ τοῦ Κτίσαντος, τῶν βασάνων τὴν ἔφοδον, παρ’ οὐδὲν ἡγήσατο, καὶ θεόθεν δεδόξασται· πρὸς ἣν ἀναβοήσωμεν πάντες, χαίροις θεόφρον Γλυκερία
Apolitiquio tono 3º
Honremos a la hermosa virgen de Cristo, que se destacó en el dolor de la competencia. Pisoteaba a la serpiente aunque era débil en carne. Por amor a Cristo, ella despreció sus tormentos y, por lo tanto, fue glorificada por Dios. Clamemos a ella: Alégrate, oh bendita Gliceria.
Honremos a la hermosa virgen de Cristo, que se destacó en el dolor de la competencia. Pisoteaba a la serpiente aunque era débil en carne. Por amor a Cristo, ella despreció sus tormentos y, por lo tanto, fue glorificada por Dios. Clamemos a ella: Alégrate, oh bendita Gliceria.
Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ’.
Ἡ ἀμνάς σου Ἰησοῦ, κράζει μεγάλη τῇ φωνῇ Σὲ Νυμφίε μου ποθῶ, καὶ σὲ ζητοῦσα ἀθλῶ, καὶ συσταυροῦμαι καὶ συνθάπτομαι τῷ βαπτισμῷ σου· καί πάσχω διά σέ, ὡς βασιλεύσω σὺν σοί, καὶ θνήσκω ὑπὲρ σοῦ, ἵνα καὶ ζήσω ἐν σοί· ἀλλ᾽ ὡς θυσίαν ἄμωμον προσδέχου τὴν μετὰ πόθου τυθεῖσάν σοι. Αὐτῆς πρεσβείαις, ὡς ἐλεήμων, σῶσον τὰς ψυχὰς ἡμῶν.
Apolitiquio tono 4º
Tu corderilla Gliceria, oh Jesús, Te clama
en voz alta: “Te anhelo Novio mío, y buscándote contiendo y soy crucificada y
enterrada en el bautismo, y por Ti sufro para poder reinar contigo. Muero por
Ti para vivir en Ti. Y como sacrificio sin mancha acéptame a mí que con anhelo
me sacrifico”. Por sus intercesiones, oh Compasivo, salva nuestras almas.
Κοντάκιον. Ἦχος γ’. Ἡ Παρθένος σήμερον.
Τὴν
παρθένον στέργουσα, καὶ Θεοτόκον Μαρίαν, διετήρεις ἄφθορον, τὴν σεαυτῆς
παρθενίαν· πόθῳ δέ, καρδιωθεῖσα τῷ τοῦ Κυρίου, ἤθλησας, ἀνδρειοφρόνως
μέχρι θανάτου· διὰ τοῦτο Γλυκερία, διπλῷ στεφάνῳ, σὲ στέφει Χριστὸς ὁ
Θεός.
Contaquio tono 3º
Honrando a María la Teotocos, mantuviste tu
virginidad incorrupta y sin mancha. Herida en tu corazón con el anhelo de tu
divino Señor, luchaste hasta la muerte con valor. Por eso, oh Gliceria,
Cristo Dios te ha coronado con una doble corona de gloria.
Fuentes consultadas: Sinaxario de San Nicodemo el Athonita de los Doce Meses del Año- vol. II- Ed. Domos 2005, saint.gr, diakonima.gr, pemptousia.gr, youtube.com, mercaba.org, en.wikipedia.org, el.wikipedia.org