domingo, 7 de abril de 2024

Tercer Domingo de la Gran Cuaresma. Domingo de la Veneración de la Santa Cruz.

La áscesis o ejercicio de las virtudes no es un tema sencillo. Más allá de la fuerte voluntad personal, es necesario el poder santificador de nuestra Iglesia.


De este modo los Padres determinaron, a la mitad de la Santa Cuaresma, el reverenciar la Venerada Cruz del Señor, para que los fieles recibamos de ella la gracia y la fuerza para continuar con valentía y coraje nuestra lucha espiritual.
La Cruz de Cristo es el orgullo de nuestra Iglesia y el arma invencible contra las fuerzas del mal. Con ella fue destruido el estado del diablo y anulado su poder. De ella surgió la redención y la inmortalidad del género humano.
De un medio de ejecución terrible y humillante de malhechores, se transformó en un medio de santificación y en un escudo espiritual de protección de las trampas de Lucifer y sus oscuros ángeles caídos. Algunos lo comparan con un avance poderoso contra las tempestades de la vida, que causan el mal y el pecado.
 
 








 
La fatiga física del ayuno y la pereza psíquica de la lucha espiritual son dos factores clave que pueden inhibir el camino del creyente. El poder sagrado de la Cruz es el antídoto a esta situación.
La Cruz de Cristo, aparte del símbolo divino de nuestra Iglesia, también tiene un significado moral para cada creyente. Cuando el Señor llevó su propia Cruz al Gólgota, cargada con los pecados de toda la raza humana, también el fiel en Cristo, lleva su propia cruz personal, la lucha por la salvación y la perfección. El camino hacia la salvación es un auténtico camino hacia el Gólgota y requiere la abnegación de quienes lo ascienden. El Señor lo ha confirmado: "“Si alguno quiere venir en pos de Mí, renúnciese a sí mismo, tome su cruz, y sígame" (Marcos 8:34). El período sagrado del Triodion es, por excelencia, una marcha hacia la Cruz y la crucifixión de nuestras pasiones.
 
 








 
 
Por eso nuestra santa Iglesia dedicó este domingo a la veneración de la Santa Cruz. Los fieles, obteniendo la energía increada de la gracia de ella, energizados y renovados, superamos los obstáculos establecidos por el malvado "ponirós" y recorremos el camino hacia el cielo con la alegría y el deseo de encontrarnos con nuestro Señor Jesucristo resucitado, el día santo y glorioso de Su ascensión.
 

 
 
 
 
 
 


 
Ἀπολυτίκιον. Ἦχος α’.

Σῶσον Κύριε τὸν λαόν σου, καὶ εὐλόγησον τὴν κληρονομίαν σου, νίκας τοῖς βασιλεῦσι, κατὰ βαρβάρων δωρούμενος, καὶ τὸν σὸν φυλάττων, διὰ τοῦ Σταυροῦ σου πολίτευμα.
 
 
Tropario tono 1º 

Salva, oh Señor, a Tu Pueblo, y bendice a Tu Heredad. Concede a Tu Iglesia la victoria sobre sus enemigos. Y protege al mundo por Tu Santa Cruz 





Fuentes consultadas: saint.gr, monikykkou.org.cy, youtube.com, ia800305.us.archive.org

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