jueves, 15 de febrero de 2024

Osios Ancimos de Quíos (+1960)

Osios (Venerable) Áncimos o Áncimo  (del gr. "Άνθιμος")*, según el mundo Arguirios K. Bayiános, nació el 1 de Julio del año 1869 en la zona de San Lucas de Livadia, en la isla de Quíos.


Sus devotos y virtuosos padres, Constantino y Arguiró (del gr. "Κωνσταντίνος", "Αργυρώ") procuraron ofrecerle una fructífera educación cristiana a su hijo. Y asi fue.
El joven Arguirios, donatario del Espíritu Santo, con espíritu de sabiduría, estaba predestinado por Dios para ser el instrumento elegido y hacerse un gran maestro en Cristo.
Todo el desarrollo de su infancia y su educación probablemente fue constituído por la fuerte y profunda influencia de su ambiente familiar cristiano.
No tuvo muchos estudios. Se limitó con los simples conocimientos de la educación básica. Entonces, sin el conocimiento teórico del reclamo mundano, sino con inteligencia e impregnación del espíritu y con un deseo particularmente fuerte por la vida espiritual, avanza imparablemente en su vida virtuosa con el precioso don de la fe inquebrantable.
 
 




Venerable Padre San Áncimos de Quíos


 
 
 
El divino amor le conduce a la negación del mundo y a su ruido, y a la comunidad monástica, donde se desarrollarían sus virtudes. El motivo para llevar una vida monástica fue su visita a la Skete de Los Santos Padres de Quíos para la restauración de unos iconos de la Panayía, pertenecientes a un particular. Con estas imágenes, desde entonces, unió de forma inquebrantable toda su vida. La Panayía fue para él fuente de fuerza inagotable en sus posteriores duras luchas, así como fuente de frescura y descanso.
Cada Domingo el pequeño Arguirios iba a la Iglesia de los Santos Nikita, Iosif y Ioánnis. Allí conoció a San Nectario, entonces hierodiácono, quien tras una conversación que tuvo con Arguirios, cuando éste último contaba con tan sólo ocho años de edad, dijo al higúmeno del monasterio Pacómio: " ¿Ve, Yéronta, a este chaval? Un día será santo". La profecía de San Nectario se cumplió. 
 
 







 
 
El respetado Yérontas de la Skete Pacómio (del gr. "Παχώμιος"), fue el conductor en su lucha. De él recibió el nombramiento de monje de Pequeño Raso, pasándose a llamar Áncimos.
Se somete el Anciano o Yéronda Pajómio y con las ininterrumpidas oraciones y ayunos y con sus duras luchas, se revela, con la ayuda de Dios, como un gran y virtuoso asceta. Pero con esta lucha espiritual y corporal llegó al agotamiento y enfermó. Entonces con la bendición de Pajomio regresa su casa, donde se establece para recuperarse. Sin embargo, Osios Áncimos no abandonó la lucha. Nada más recuperarse ligeramente, se instala en una pequeña kelí alejada, en las tierras de sus antecesores, en Libadia de Quíos, para continuar sus luchas espirituales. Siguió allí ejerciéndose al mismo tiempo que practicaba el arte de zapatero, para ayudar a sus padres pobres y socorrer a los que padecen. 
 
 
 
 






 
 
 
 
En su kelí, con la oración constante y el estudio de las vidas de los grandes ascetas, recibió fuerza y prosperó en la construcción espiritual, pero también provocó la envidia demoniaca del enemigo. El santo luchaba dura pero fructíferamente. Vencedor de sus diversas luchas contra el malvado con la oración ardiente, diariamente iba ascendiendo en la bendita escala de las virtudes y de la santidad. Más tarde, a los 40 años, en el año 1909, es nombrado monje de Gran Hábito por el sucesor de Pajomio, el Hieromonje Andrónico. El virtuoso asceta Áncimos era herramienta elegida preparada para el apostolado. Es llamado a ir a Edremit de Asia Menor por su padrino Stéfano Diomatári (del gr. "Στέφανο Διοματάρη") en el año 1910 para tal labor.




                                           
  La ordenación del Santo no fue algo habitual. En su caso, tuvimos un consentimiento revelado por la voluntad divina al final de la ordenación. Seísmos, truenos, relámpagos y una lluvia torrencial tienen lugar en aquel sagrado momento. Los candiles del templo se balancean, uno de ellos se cae. Después de la ordenanza, hay paz, tranquilidad y agradecimiento divino. Estos fenómenos naturales revelan y dan testimonio del contentamiento del Dios y de  su consentimiento. Durante el tiempo en que estuvo en Edremit, su virtud y su santidad le hacían brillar. Sana a un endemoniado de la zona, algo que no consiguieron hacer los otros Padres que estaban con él. Este brillo espiritual provocó la envidia de los compañeros del Santo. Él, queriendo librarles de este mal, abandonó Edremit en el año 1911 y se fue al Monte Atos, donde los monjes de allí le recibieron con muchos honores.                              


































































"ΠΑΝΑΓΙΑ Η ΒΟΗΘΕΙΑ", [Panayia I Boizia]**
PANAYIA "AUXILIADORA"

 
 
 
 
Volviendo a Quíos, fue designado como responsable en el Hospital de los Leprosos. Allí comenzó una nueva etapa, aumentando sus virtudes y sus buenas obras. Sus milagrosas acciones las realizaba mediante el icono de la Panayía Ipapantís (del gr. "Υπαπαντής"). La Señora Theotokos, mediante las oraciones de San Áncimos, realizaba innumerables milagros de curación, físicos y espirituales, de conocidos y desconocidos enfermos creyentes. Esta fundación con los desafortunados leprosos se considera centro espiritual de salud psíquica y corporal. Su servicio al hospital demuestra su profunda fe y su valioso ofrecimiento.
Aquí se ve también la grandiosidad del Santo. Osios Áncimos, como responsable de este templo, apoyaba a los leprosos, comía con ellos y charlaban juntos. También les daba de comulgar, participando él también como sacerdote de los divinos dones sin temor al contagio.
 
 
 



En el Hospital de los leprosos en Chíos, junto con
San Nicéforo el leproso ( 4 de Enero)




 
 
 
Entonces dentro de aquel bendito ambiente ve en visión la construcción de un monasterio, para acoger a monjas emigrantes provenientes de Asia Menor, y avanza en la realización de sus deseos.
Construye el majestuoso templo de "Panayía Boízias" (del gr. "Παναγίας Βοηθείας") en Quíos. A partir de entonces, habita en él, con completa dedicación a la Panayía. Allí, con su vida ascética y con su santidad, y con la ayuda de la Virgen María, apacenta con mucho cariño y amor a su rebaño. Apoyaba y consolaba con sus simples y dulces palabras a los enfermos, sin parar de curarles.
Dentro de este servicio a lo largo de su vida, ya muy maduro con 90 años, con una santidad que recordaba a los ascetas del desierto, celebró su última Divina Liturgia el 27 de enero del año 1960. Pocos días después durmió en paz.
San Antimos fue glorificado por la Iglesia de Constantinopla el 13 de agosto de 1992.
 
 
 
 
 
 





 
Algunos consejos espirituales de San Ancimos

Los siguientes consejos espirituales fueron dirigidos por San Ancimos de Quíos a sus hijas espirituales, las monjas del Sagrado Monasterio de Panagia Voithia en Quíos, que él fundó.


El silencio

¡Silencio! El silencio es bueno, el silencio es inofensivo, el silencio no se arrepiente. Un Anciano solía decir: "Siempre que hablado, me he arrepentido, pero nunca me he arrepentido de guardar silencio". El silencio no tiene escándalo. El que guarda silencio, siempre está en paz y es bendecido. Cristo no bendijo a los lenguaraces ni a los enojados ni a los alborotadores, sino que bendijo a los pacificadores, a los mansos, a los pacientes, a estos los bendijo. Una persona que tiene virtud, entre muchos se encontrará su paciencia, su fortaleza, su mansedumbre, su tolerancia, su templanza. Si tienes los frutos del Espíritu Santo, entre los muchos los mostrarás.


Sobre la conciencia de nuestras debilidades

Afortunados los que conocen su estado y se sienten humildes, e infelices los que no conocen su estado, pero son arrogantes. Afortunado el que conoce su enfermedad, porque la naturaleza humana está sujeta a las pasiones, a muchas pasiones malvadas, y afortunado el que comprende esto.
 
 
 
 
 
 


 


Los tres tipos de personas

Hay tres tipos de personas: carnales, mentales y espirituales. La persona carnal quiere todo lo de la carne, busca el descanso, ama la alabanza, no quiere ser ridiculizado, no acepta el corte de su voluntad, se defiende. El mental nuevamente no quiere cometer injusticias, ni quiere sufrir injusticias. La persona espiritual piensa todo en el espíritu, y si sufre injustamente se regocija, y si se burlan de él, agradece.


La salvación del alma

Quiero que tengas hambre y sed de tu salvación. Quiero que tengas sed de justicia, que te complazcan los dolores, que te regocijes con los castigos y los sufrimientos. ¿Cuándo hemos sufrido nosotros, mis hermanas? ¿Dónde están los clavos afilados que nos traspasaron? ¿Dónde está la lanza? ¿Dónde está la corona de espinas? ¿Cuándo nos flagelaron o escupieron sobre nosotros o nos hicieron algo de lo que le hicieron a Cristo? Por eso, como nada hemos aprendido de todas estas cosas, debemos con todas nuestras fuerzas tratar de emular a nuestro Maestro, porque si no somos como Él, tampoco nos sentaremos a la diestra de Dios, como Él se sentó. 







 
 
Sobre misericordia para el alma

Cuando tienes misericordia de los pobres, cuando ayudas a tu prójimo, le das a Dios. Pero dime, ¿quién es para nosotros nuestro vecino más cercano, que tiene necesidad y pide misericordia? Nuestra alma. Nuestra alma es nuestra vecina. Debemos ayudar y ser misericordiosos con nuestra alma. Tendremos piedad de esta pobre alma de virtudes. Si quieres tener misericordia de tu alma, practicarás las virtudes, serás obediente, humilde, paciente, amante de la verdad, amante de los hermanos, silencioso, cortarás tu voluntad... Con estas cosas tendrás misericordia de tu alma y le prestarás a Dios.


Sobre el cultivo de las virtudes

Cuando una persona obra la virtud, cuando tiene eros por Dios, cuando tiene una llama divina en su corazón, cuando tiene el celo de agradar a Dios y a quienes están con Él, entonces soporta todo. El que tiene amor en su corazón, nunca miente con su boca ni obra con engaño. El que tiene amor en su corazón nunca mira con sus ojos para ver cosas que no benefician a su alma, y ​​no inclina su oído para escuchar cosas que no son beneficiosas.


Sobre la ira que tiraniza a la gente

Nunca le des lugar a la ira. Nunca permitas que una sonrisa falte en tu boca, con alegría por todas las cosas que nunca te abandonan. Florece el corazón de un rostro alegre. Que tu corazón esté lleno de regocijo y agapi, porque cuando esto se va, la ira vendrá rápidamente. La ira es el perfecto adormecimiento de la gracia.
 
 
 
 
 

 
 
 
 
Homilía de San Ancimos de Quíos: "Por el ayuno, la vigilia y la oración se obtienen dones celestiales"
 
Dirigida a las Monjas el 16 de abril de 1946

Se dice: "Por el ayuno, la vigilia y la oración se obtienen dones celestiales" ("νηστεία, αγρυπνία, προσευχή ουράνια χαρίσματα λαβών"). ¡Qué hermosas, qué consoladoras son estas palabras pronunciadas por nuestros Santos Padres, para colmarnos! En primer lugar mencionan el ayuno, la madre de las virtudes, para impulsarnos a hacer el esfuerzo; y luego vigilia y luego oración.

Nos agarraremos también al ayuno, hermanas, para que cesen las conmociones; que cesarán las necias perturbaciones y el alboroto del vientre. Han llegado los días de ayuno; el buen ayuno. Cuando alguien quiere pedirle algo a Dios, debe ayunar para que se le dé. El ayuno es tan satisfactorio, tan efectivo. Calma los nervios, calma las pasiones, guarda la paciencia en el corazón, limpia la mente, debilita las frustraciones y los escándalos; porque donde tiene lugar el ayuno, calma toda frustración y perturbación. Destierra los argumentos, acaba con el balbuceo y uno se vuelve más devoto, tranquilo, silencioso y menos movido a hablar palabras. Esto se debe a que cortar la comida no le da a la lengua la disposición para hablar, e incluso las buenas palabras se pronuncian con dificultad. Sólo se dedica día y noche a la súplica ante Dios, porque después del ayuno vendrá la vigilia y luego la oración.
 
 
 



 
 
 
 
 
El que ayuna no olvida ninguna virtud, porque el ayuno las traerá todas. El ayuno marchite todas las pasiones; evita todos los paseos y aceras; no desea conversaciones. Hablo de conversaciones con monásticos, de los de aquí, ya que con otras personas no tengo nada que decir. Cuando el vientre tiene hambre, ¿permite hablar a la boca? ¿Permite que los ojos se detengan y escudriñen aquí y allá? ¿Permite que los oídos oigan libremente? ¡No! Pero lo hace a uno completamente tranquilo; todos los miembros están tranquilos y serenos; entonces vendrá la gracia de Dios.

Por eso se dice: "Con el ayuno, la vigilia y la oración se obtienen los dones celestiales". El ayuno no hace nada divertido. El ayuno humilla el cuerpo y aquieta el espíritu; la vigilia refina la mente y la hace pensar todas las cosas celestiales. A la oración le sigue la vigilia, que suplica que venga la gracia del Espíritu Santo.

Y yo, con este cuerpo sucio y feo que ves frente a ti, probé y vi estas cosas a la vez. El que ayuna no se divierte hablando, ni durmiendo, ni se preocupa por nada más; sólo piensan, sólo se iluminan, sólo encuentran caminos para expiar a Dios.

Conviene, hermanas, trabajar en estas tres cosas: ayuno, vigilia, oración, para obtener los dones celestiales. No buscáis otra cosa cuando las tenéis, sino encontrar algún rincón donde sentaros, con las manos atadas, mente y cuerpo unidos, gritando interiormente: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí". El ayuno busca este día y esta noche. De nuevo, si comes bien y llenas el estómago, todo lo que harás será sentir peso y quedarte dormido. El vientre lleno no logra ninguna virtud.

Tú sabes todo esto mejor que yo; pero quiero daros afán, quiero fortaleceros; porque hemos venido al ayuno, hermanas; aumentarán las vigilias, aumentarán las oraciones, y quiero sacudirlos, de alguna manera, para que las hagan. La oración no es una tarea ardua; no dañará tus manos y pies ni cansará tu cuerpo; es un trabajo interior; es un calor del alma. Pero la oración necesita estar unida al ayuno y la vigilia; debe ser un solo cuerpo. Pero Satanás nos combatirá en esto, y ¡ay! si somos vencidos por los adversarios. Porque el ayuno apaga las pasiones, la vigilia las mata y la oración da alas al hombre, lo eleva a los cielos, da dones celestiales.
 
 
 
 
 
 
San Ancimo (izq.) y San Nicéforo (dcha.) en el leprocomío

 
 
 
 
Pero estos no se dan simplemente por casualidad. Trabajarás, trabajarás, lucharás para disfrutarlos. El impuro debe irse, porque es difícil que la gracia de Dios llegue al corazón impuro. Es difícil para Dios dar Su gracia a los negligentes y lisiados ya los entregados a los afanes de la vida. Los dones celestiales no se dan donde no existen estos tres: ayuno, vigilia, oración.

Huid, hermanas, de la gula, y agarraos a la templanza; no sólo en la comida, sino también con la lengua y con los ojos y con las manos y con los pies y en todas partes. No debemos simplemente abstenernos y ayunar de alimentos y luego tener mil y dos cosas en nuestras mentes para confundirnos y preocuparnos.

Es por eso que necesitamos tener una brida en todas partes. Si no pones un freno sobre todo a tu lengua y a tu mente, no es fácil recibir los dones celestiales.

Que el Dios de paz y bondad envíe los dones celestiales; marchita nuestras pasiones y ahuyenta las tentaciones. No para hacer que se vayan, porque no es bueno que se vayan las tentaciones, sino para darnos fuerzas para combatirlas y vencerlas. Que la Señora Theotokos, la ayuda de los enfermos y la fuerza de los débiles, nos dé fuerza y ayuda. 
 
Fuente. Traducido al inglés por John Sanidopoulos.
 


 
Un milagro anual de San Ancimos de Quíos en su fiesta
 
Quería compartir un milagro que viví ayer, 15 de febrero de 2016, en el Monasterio Sagrado de Panagias Voitheias (Auxiliadora, en gr. "Boizías") en Chios (Quíos). Ayer fue la fiesta de San Anthimos de Chios, el fundador del Sagrado Monasterio de Panagias Voitheias, y tuve la gran bendición de estar presente en la Divina Liturgia Jerárquica.

Después de la Divina Comunión, se prepararon los estandartes y los querubines de seis alas para una procesión de la Santa Calavera del Santo en el patio de la iglesia.
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Cuando los Archimandritas tomaron en sus manos la Santa Calavera, para salir al patio de la iglesia, la gente comenzó a gritar: "¡Milagro! ¡Milagro!" y hacían postraciones diciendo: "¡Otra vez el Santo balancea su lámpara de aceite!"

Luego miré junto al santuario de Panagias the Voitheias, al icono y la lámpara de aceite de San Anthimos, que estaba sujeto por tres cadenas, y temblaban como si un motor estuviera encendido, y la lámpara de aceite se balanceaba de un lado a otro.
 
 
 
 
 
 


 
 
 
Me sorprendió, porque no solo vi la lámpara de aceite balanceándose, sino que vi las cadenas temblar de arriba abajo, y todo esto se detuvo tan pronto como la Santa Calavera regresó a la iglesia.

Me dijeron que el Santo hace el mismo milagro todos los años en su fiesta, balanceando la misma lámpara de aceite en el momento de la procesión. Debemos tener fe, porque Cristo y nuestra Panagia están con nosotros en todo momento, y con nuestros Santos nos hacen dignos de experimentar milagros. Que todos tengamos la bendición y protección de San Anthimos de Chios.
 
 
 
 
San Antimos y la curación de un miembro del parlamento en Chios


San Nicéforo el Leproso (1890-1964), hijo espiritual de San Anthimos de Quíos, narró de él lo siguiente:

“Entonces el Sr. Rodocanachi, diputado y senador de Quíos, enfermó y estuvo a punto de morir. Su yerno era el médico Sr. Kountouras. Él y otros médicos del país no pudieron descifrar su enfermedad.
 
 
 
 
 
 
Cristoforos Rodocanachi



 
 
Sin embargo, su hija, la esposa del Sr. Kountouras, tenía gran fe y reverencia por nuestro santo anciano y convenció a su esposo, el Sr. Kountouras, de que hiciera que nuestro santo anciano fuera a la casa, y él fue.

Nada más llegar escuchó los llantos y lamentos de la familia, entre muchos otros. Y tan pronto como se acercó, dijo:

'Para, no llores, y el señor Rodocanachi estará bien y mañana irá a su oficina'.

Y algunos de ellos se burlaban de él.
 
 
 
 
 
Ioannis Kountouras



 
Se acercó a él e hizo la señal de la cruz sobre él, le sopló en la cara y - ¡Oh, el milagro! - en ese momento fue restaurado a su salud anterior.

Desde entonces, el Sr. Kountouras lo admiró y le dio gran reverencia, y de hecho lo encontró útil en el momento en que los verdugos quisieron encarcelarlo por los tratamientos que realizó, y Dios y él lo absolvieron de muerte.

Fuente: Monk Simon, Saint Nikephoros the Leper y Wonderworker. Traducción del griego al inglés de John Sanidopoulos.
 
 









NOTAS:

* Áncimo o Áncimos es la trasliteración fonética de su nombre original en griego. Su traducción atendiendo al significado del nombre es Florencio. 

** "ΠΑΝΑΓΙΑ Η ΒΟΗΘΕΙΑ", [Panayía I Boizia], del griego, o Panagia Voithia traansliterado del inglés. Traducido "Toda Santa o Santísima Ayudadora o Auxiliadora". 
Estas traducciones no tienen ningún ánimo de lucro, tampoco ningún ánimo de reconocimiento hacia los autores de este blog. El único objetivo es dar a conocer la Verdad (la Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia Ortodoxia). Y aquí se hace a través de Sus santos, por que "milagroso es Dios en Sus santos").
 

Cortometraje: María de la 11 (griego, subt. inglés)

Entrevista a Osios Ancimos (audio; su voz comienza en 0:31)
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος γ'.

Νέον στήριγμα Ὀρθοδοξίας, νεοκόσμητον ἄνθος ἁγνείας, Νικομηδείας Ἀνθίμου συνώνυμος τῶν ἀρετῶν τε ἐκείνου ὁμότροπος, νέων Ὁσίων σφραγίς, καί ἀγλάισμα, Πάτερ Ἄνθιμε, τῆς Χίου πάσης τό καύχημα, Χριστόν τόν Θεόν ἱκέτευε, δωρήσασθε ἡμῖν τό μέγα ἔλεος.

 
Apolitiquio tono 3º

Oh, nuevo alarde de la Ortodoxia, y la flor de pureza recién adornada, compartiste el nombre de Áncimos de Nicomedia, y compartiste sus virtudes y forma de vida, oh nuevo sello y adorno de los venerables. Oh Padre Áncimos, la jactancia de todos los  de Quíos, suplica a Cristo Dios que nos conceda una gran misericordia.
 
 
 

Κοντάκιον. Ἦχος πλ. δ΄. Τῇ ὑπερμάχῳ.

Τὸν τοῦ Δεσπότου μιμητὴν καὶ θεῖον Ἄνθιμον, νεοφανῆ ὥσπερ ἀστέρα ἀναλάμψαντα, ἐν τῇ Χίῳ καὶ ἐγείραντα Μονὴν ἐκ τοῦ μὴ ὄντος, τὸν ποιμενάρχην καὶ προστάτην ἡμῶν μέγιστον, κατὰ χρέος εὐφημοῦμέν σε τὰ σὰ τέκνα, πόθῳ κράζοντα· Χαίροις, Πάτερ ἁγιώτατε.
 

Condaquio. Tono plagal del 4º. (MODELO: A la General.)

Al imitador del Soberano y divino Ancimos, recientemente aparecido como estrella brillante, en Quíos y el monasterio por él construido, y nuestro gran pastor y protector, tus hijos debemos glorificarte, con pasión clamando: Regocíjate, santísimo Padre.






Fuentes consultadas: saint.gr, diakonima.gr, proskynitis.blogspot.com, pemptousia.gr, johnsanidopoulos.com

Translate