lunes, 26 de febrero de 2024

Gran Mártir Santa Fotiní, la Samaritana, y los familiares que con ella estaban.

Gran Mártir Santa Fotiní (del gr. "Φωτεινή"), la Samaritana, y los que estaban con ella: sus hermanas Fotida (del gr. "Φωτίς", [Fotís]), Fota ("Φωτώ", [Fotó]), Paraskeva ("Παρασκευή", [Parakeví]), Anatolia ("Ανατολή", [Anatolí]) y Kiriakí ("Κυριακή"), y sus dos hijos: Fotinós ("Φωτεινός") y Josías ("Ιωσής", [Iosís]).

Su fe en Jesucristo era tan fuerte que no esperó a ser convocada por Nerón para ser castigada por predicar el Santo Evangelio del Señor. En vez de eso, ella lo buscó.
Y cuando el infame tirano romano (54-68 d.C.) la miró ferozmente y pidió saber por qué ella y varios de sus acompañantes habían pedido reunirse con él, ella respondió sin ninguna duda: “Hemos venido a enseñarte a creer en Cristo.” 
El sorprendido emperador, famoso por su odio hacia los cristianos y su prontitud en asesinarlos ante la más mínima provocación, difícilmente podía creer lo que sus oídos habían escuchado. 
 




Familia de la Santa Fotiní


 
 
Sorprendido se inclinó hacia adelante en su trono y la ordenó que se identificase a sí misma y a las cinco mujeres y dos jóvenes que la habían acompañado a esa entrevista. Sin ningún tipo de objeción, le proporcionó los nombres de sus cinco hermanas y los de sus dos hijos – quienes como devotos cristianos, no tenían ningún temor del martirio. 
Cada vez más agitado, Nerón esperó a que ella finalizase sus presentaciones. Ahora la miraba más ferozmente mientras su cabeza redonda se iba poniendo púrpura –lo cual no era un buen signo. “¿Y todos ustedes están de acuerdo en morir por… ese Nazareno?” Ella sonrió. 
Su nombre era Fotiní y había llegado a Roma a través de Cartago en el norte de Africa, donde ella y su familia y amigos habían estado predicando el Santo Evangelio de Jesucristo. 
Ciertamente Fotiní había sido arrastrada hacia Roma por los soldados de Nerón luego de que la hubieron observado hablar a multitudes de personas embelesadas por su relato del Milagro de los Panes y los Peces, la Última Cena y las Tres Cruces que habían estado juntas en la cima del monte Calvario en Palestina.
 




"Η ΑΓΙΑ ΦΟΤΕΙΝΗ"
[I Ayia Fotini]
LA SANTA FOTINÍ


 
 “Les he hecho una pregunta. ¿Están preparados para morir por el Nazareno?” Santa Fotiní, también conocida por generaciones de cristianos como la “Mujer Samaritana” que se encontró con Jesús en el Pozo de Jacob y que se convirtió a Su Santo Evangelio en ese instante, miró directamente a los ojos del hombre más poderoso en la tierra. 
“Sí, por Su amor nos alegramos y en Su nombre moriremos alegremente.” Nerón había escuchado suficiente. Girando en su silla recubierta de joyas llamó a los guardias del palacio, e inmediatamente les ordenó que golpeasen con varas de hierro las manos de los prisioneros. Así lo hicieron durante más de una hora, pero se mostraron sorprendidos cuando sus prisioneros, a pesar de ello, parecían no sentir dolor. Tampoco sus manos mostraban signos de lesión alguna. Y cuando se le preguntó a Fotiní que por qué no gritaba en agonía, ella habló con una voz que tenía un dejo de gozo, mientras citaba un salmo bastante conocido del David: “Dios es mi ayuda. No importa lo que cualquiera me haga. Yo no temeré.” 
Nerón agitó su cabeza sorprendido. Luego decidió emplear otra táctica. Depués de arrojar a sus hijos en una celda ordenó que Fotiní y sus cinco hermanas fuesen llevadas hacia un inmenso y brillante salón de recepciones. Muy pronto cada una de ellas estaba sentada en un trono de oro frente a una mesa llena de las más bellas telas, joyas y monedas de oro. Si la tortura no funcionaba, ¿porqué no tentar a esas tontas mujeres cristianas a que renuncien a su fe por causa de joyas relucientes y vestidos opulentos?
 




La Santa Megalomártir Fotiní

  

Decidido en su plan, Nerón también envió a la cámara dorada a su propia hija Domnina y a sus niñas esclavas, en donde ellas intentarían persuadir a las cautivas a renunciar a su fe y a negar a su Dios. Pero el pérfido plan de Nerón le salió al revés. Luego de recibir amablemente a la princesa, la Santa Mujer Samaritana le comenzó a hablar de las maravillas del Santo Evangelio y los milagros del Hijo de Dios. Y en pocas horas Domnina y sus cientos de niñas esclavas se habían convertido y bautizado. 
Llamada ahora “Anthousa”, la hija de Nerón les indicó a sus siervos que vendiesen todas sus joyas y adornos y que las ganancias les sean entregadas a los pobres. Nerón estaba casi al borde la locura cuando ordenó que Fotiní y sus acompañantes fuesen arrojadas dentro de un horno ardiente y que después de siete días ellas emergieran de entre las llamas sin que uno sólo de sus cabellos hubiera sido siquiera chamuscado. 
Cuando anunció que les haría beber veneno ella se adelantó solicitando ser la primera víctima: “Oh Rey yo beberé primero la poción para que tú puedas ver el poder de mi Dios y mi Cristo.” 
 




La Samaritana.


Cuando la poción falló en su intento de dañarlos, el iracundo tirano hizo que los decapitaran a todos –con la excepción de Santa Fotiní quien, en primer lugar, fue arrojada dentro de un pozo seco y luego abandonada a perecer en una celda en prisión. Allí, luego de una visión en la cual, según se dice se le apareció Jesús Cristo e hizo sobre ella tres veces el signo de la Cruz, entregó su espíritu y se dirigió a recibir su recompensa celestial. Conocida por los cristianos por cerca de veinte siglos como la “Mujer del Pozo”, Santa Fotiní había admitido haber llevado una vida pecadora en Palestina hasta su encuentro con el Mesías en el Pozo de Jacob. Esta historia está descrita con gran elocuencia y belleza por el Evangelista San Juan: 
"Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.» Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.» 
Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» 




Gran Mártir Santa Fotiní, la Samaritana, y los familiares
que con ella estaban. 26 de Febrero.



 
Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.» Le dice la mujer: «Señor, dame de ese agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.» El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.» Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.» Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta».” (Juan 4, 7-19) 

El encuentro en el Pozo de Jacob le cambió la visión de la realidad en un instante a la Mártir Fotiní. Bautizada en Pentecostés viajó a lo largo del Medio Oriente en la búsqueda de conversos y no dudó en incluir a sus amadas hermanas y sus dos hijos en sus tareas por Dios y Su Santa Iglesia. 




De izq. a dcha., los Santos Apóstoles,
Nuestro Señor Jesucristo y la Gran Mártir Fotiní



La vida de la Gran Mártir Santa Fotiní nos enseña una maravillosa lección acerca de la infinita misericordia de Dios. A pesar de que ella se encontraba luchando con su propio pecado en el momento en que se aproximó al Pozo de Jacob, Dios le envió su gracia –con una conversión instantánea– que la transformó en una mujer amorosa y de gran fe. Qué inspirador y reconfortante es saber que Él tiene el mismo amor ardiente por cada uno de nosotros.

 

 

 
 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος α’. Τῆς ἐρήμου πολίτης.
 
Τὴν πηγὴν δεξαμενὴ τῆς σοφίας καὶ χάριτος, ἐκ χειλέων Κυρίου Φωτεινὴ Ἰσαπόστολε, νομίμως ἠγωνίσω πανοικεῖ, καὶ νέμεις φωτισμὸν παρὰ Θεοῦ, τοὶς προστρέχουσι τὴ σκέπη σου τὴ σεπτή, καὶ εὐλαβῶς βοώσί σου. Δόξα τῷ δεδωκότι σοι ἰσχύν, δόξα τῷ σὲ στεφανώσαντι, δόξα τῷ χορηγούντι διὰ σοῦ, χάριν ἠμὶν καὶ ἔλεος.


Apolitiquio tono 1º. Ciudadano del desierto.

Les diste de beber a todos, iluminada por el Espíritu Santo, un ardiente deseo por las aguas de Cristo Salvador, quien se te había aparecido. Fuiste refrescada en esas corrientes de salvación, de las cuales repartiste abundantemente a aquellos que se encontraban sedientos. Oh gran Mártir y verdadera par de los Apóstoles, Fotiní, ruega a Cristo Dios que derrame su misericordia sobre nosotros.
 
 

Condaquio tono 3º

Fotiní la gloriosa, la corona y la gloria de los Mártires, que este día has ascendido a las brillantes mansiones del Cielo, y que has llamado a todos para que le canten oraciones, para que ellos sean recompensados con su gracia santificante. Permítenos a todos los que con fe. 





Fuentes consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.*saint.gr *synaxarion.gr