miércoles, 3 de enero de 2024

El Profeta Malaquías (s.V a.C.)

Versos: 
"Oh alarde de los ángeles llamados Malaquías,* también nos jactamos de que estés con los Ángeles".
En el tercero, la vida de Malaquías salió de su cuerpo y se fue volando."

¿Fue humano como cualquiera de nosotros – o fue un ángel del Señor al que se le concedió la extraordinaria habilidad de profetizar el futuro?
Esa es la pregunta que todos aquellos que lo escuchaban en el s.V a.C. se hacían cada vez que el Profeta Malaquías comenzaba a hablar sobre los horrores del Día del Juicio que remecería su mundo para siempre. 
Radiante y lleno de una profunda convicción de espíritu; el notablemente guapo Malaquías (se decía de él) parecía tener contacto frecuente con los ángeles, cuando profetizó en Palestina durante la época de Nehemías, un hombre sabio amado por todos entre los judíos de Jerusalén. Fue el Décimo Segundo y el último de los Profetas Menores del Antiguo Testamento y una figura extraordinariamente carismática que dominaba cada reunión en la cual él se encontraba.




El Profeta Malaquías, 3 de Enero.




Mientras realizaba sus espantosas profecías durante el reinado del Artajerjes el Longímano, Rey de los Persas (465-424 AC), era muy común escuchar a Malaquías en un diálogo con una presencia angélica que permanecía invisible mientras duraba la conversación. ¿Es que los observadores eran indignos de ver a esa entidad con la cual estaba hablando el Profeta? ¿O es que era la Voz del Juicio que emanaba del mismo Malaquías?
Nadie podía estar seguro de ello.
Sin embargo no había posibilidad de error sobre el significado de las palabras que los buenos ciudadanos de Jerusalén estaban escuchando. Duras y aterradoras, los mensajes de Malaquías golpeaban los oídos como rayos. Les advertía que Israel se había vuelto desagradecida hacia el Señor; Israel le había dado la espalda al Dios infinitamente paciente y benigno que había estado detrás de todas sus grandes victorias militares y que los había protegido contra la hambruna y las catástrofes naturales año tras año.
Sin miedo en absoluto por la reacciones que podría provocar, Malaquías se paró en medio de la multitud en el Mercado para anunciar en voz muy alta y de distintas maneras: Arrepiéntanse, Arrepiéntanse, “Pues he aquí que viene el Día, abrasador como un horno; todos los arrogantes y los que cometen impiedad serán como paja; y los consumirá el Día que viene, dice Yahveh Sebaot, hasta no dejarles raíz ni rama.” (Malaquías 3, 19) 




  "Ό ΠΡΟΦΉΤΗΣ ΜΑΛΑΧΊΑΣ", [Ó Profítis Malajías]
EL PROFETA MALAQUÍAS  



Pero ellos no lo escucharon. La amarga época del Cautiverio de Babilonia había terminado sólo algunos años atrás (en el 538 a.C. cuando los israelitas regresaron a la tierra de Palestina luego de largos e inacabables años de esclavitud en lo que en nuestros días se conoce como Irak), y Malaquías estaba tratando de advertirles que ello podría suceder nuevamente. 
Arrepiéntanse, les trataba de decir a ellos pues estos días recientes de paz y prosperidad podrían desvanecerse en un instante si es que se olvidan de sus deberes sagrados de venerar al Dios de vuestros Padres. También les advirtió que sus sacerdotes se habían corrompido y que la adoración de ídolos paganos estaba tomando lugar, una vez más, a lo largo de toda Palestina. Les dijo que ese era un pensamiento oscuro y siniestro –pero tampoco les dejó sin ningún tipo de esperanza.
Como el último de los Profetas del Antiguo Testamento les recordó la antigua profecía sobre el Salvador que llegaría algún día en Palestina para ofrecer la salvación a todos, libre y gratuitamente. También les recordó que en ese cambio del mundo el Redentor sería precedido por un Precursor… por una figura santa que proclamaría en todo lugar la Buena Nueva de una nueva fe basada en el amor. He aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí, escribió el Profeta en el tercer capítulo del libro que lleva su nombre. (Malaquías 3, 1) Esta profecía del acontecimiento de ese gran evento debía de estar al final del Antiguo Testamento. 




El Profeta Malaquías. Menologio de Basilio II, s.X



Después de Malaquías no habría más profetas hasta la época del Nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios, más de 400 años después. 
Como líder de gran preeminencia y administrador del poderoso Artajerjes, Rey de los Persas, Malaquías (su nombre significa “Mensajero de Dios”) podría haberse contentado con el prestigio que emanaba de su poder terrenal. En vez de ello respondió al llamado de profetizar llegando a ser una voz inolvidable en el desierto. Debido a que sus palabras estaban llenas de autoridad y hechas de manera conclusiva, las predicciones del más allá de la vista de Malaquías han sido descritas frecuentemente por los Santos Padres como “las que sellan y cierran a todos los profetas.” 


NOTAS: 

* Malaquías, del hebreo (מַלְאָכִי, Malʾaḫi, Mál'akhî), significa enviado, anunciador, lo mismo que ángel (del gr. "άγγελος", [ágkelos]). Del griego procede el término latino angelus.



Apolitiquio tono plagal del 1º

Apolitiquio tono 2º

Al celebrar la memoria de Tú Profeta Malaquías, Oh Señor, te pedimos que por su intercesión salves nuestras almas.

Contaquio tono 4º

Oh Profeta, ya que el don de la profecía habitó tan ricamente dentro de ti, pudiste anunciar la llegada de Cristo Dios y la salvación para todo el mundo, la cual es iluminada por la gracia de su inminente venida. 





Fuentes consultadas: * Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury. * saint.gr * wikipedia.com


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