Versos:
"Catalina era sabia y virgen, y una mártir por la espada, ¡oh hermosa triada!"
El veinticinco la ayuda de los oradores fue asesinada por la espada.
El 25 de este mes (noviembre), conmemoramos a la Santa y gloriosa Gran Mártir de Cristo Catalina*.
"Catalina era sabia y virgen, y una mártir por la espada, ¡oh hermosa triada!"
El veinticinco la ayuda de los oradores fue asesinada por la espada.
El 25 de este mes (noviembre), conmemoramos a la Santa y gloriosa Gran Mártir de Cristo Catalina*.
Synaxarion de Santa Catalina la Gran Mártir
Vivió durante el reinado de Maximiano y procedía de la ciudad de Alejandría, siendo hija del cacique llamado Constus. A los dieciocho años era muy hermosa y muy bien formada intelectualmente. Llegó al punto más lejano del griego y el romano, a saber, el latín, la educación y la ciencia: a saber, el griego de Homero, el majestuoso poeta latino Virgilio, Asclepio, Hipócrates y Galeno los médicos, Aristóteles y Platón, Filisción y Eusebio los filósofos, Jannes y Jambres los grandes magos, Dionisio y Sibila. Estaba entrenada en todo el arte de la retórica, tanto como se podía encontrar entre los humanos.
No solo esto, sino que la omnisciente también aprendió muchos idiomas y dialectos de muchas naciones, por lo que dejaba asombrada no sólo a quienes la veían, sino también a quienes se enteraron de su fama y sabiduría. Durante el reinado de Maximiano y Majencio su hijo, fue arrestada por confesar a Cristo y sufrió muchos y diversos tormentos. Y con su sabiduría y habilidad en el argumento lógico, convenció a ciento cincuenta oradores a creer en Cristo, junto con muchos otros griegos. Con ellos la bienaventurada fue decapitada y recibió la corona del martirio.
Gran Mártir Santa Catalina
Del libro "Una nube de testigos: santos y mártires de Tierra Santa", Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury
A
primera vista ella parece ser una hermosa princesa extraída de un
dorado cuento de hadas. Todo el mundo estaba de acuerdo en que era una
bella y joven doncella, pero también casta y humilde en sus hábitos, así
como silenciosa y perseverante en su fidelidad a su Señor y Salvador Jesucristo.
¿Quién se podría haber imaginado –habiendo conocido a la joven Catalina, una aristocrática doncella de gran linaje – que terminaría su vida torturada bajo los clavos de una rueda de acero y luego decapitada sin piedad alguna?
La historia de Catalina la Prudente se inició en el gran centro egipcio de aprendizaje en donde había nacido, alrededor del año 287, como hija de un noble adinerado llamado Constas (o Cestus según algunos historiadores).
¿Quién se podría haber imaginado –habiendo conocido a la joven Catalina, una aristocrática doncella de gran linaje – que terminaría su vida torturada bajo los clavos de una rueda de acero y luego decapitada sin piedad alguna?
La historia de Catalina la Prudente se inició en el gran centro egipcio de aprendizaje en donde había nacido, alrededor del año 287, como hija de un noble adinerado llamado Constas (o Cestus según algunos historiadores).
Criada
en una posición llena de lujos y privilegios la joven Santa Catalina se
volvería adepta muy pronto a la retórica y a la filosofía. Pero
su corazón pertenecería al Señor Jesucristo, y no a simples libros,
luego de su conversión a la fe Cristiana, gracias a su devota y piadosa
madre.
La
fe de Catalina, ya de suyo bastante fuerte, se hizo más profunda luego
de pasar la noche en oración frente al icono de la la Madre
de Dios y de Jesús Cristo… y los viera materializarse en un sueño. La joven
muchacha estaba asombrada, pero al mismo tiempo descorazonada cuando el
Santo Redentor parecía evitar mirarla a los ojos, haciéndole notar que
era indigna.
Luego
de repasar esta extraña visión con un hombre santo (quien le recomendó
ayuno y oración) ella experimentó esa visión por segunda vez. Pero esta
vez el Señor Dios pareció aprobarla y le regaló un bellísimo recuerdo.
Cuando
se despertó descubrió que durante la noche se le había colocado en el
dedo un anillo brillante. Ahí permanecería por el resto de su vida
virginal, como la “novia” de Cristo, quien nunca se casaría con un
hombre mortal.
El mundo de Santa Catalina había cambiado para siempre, pero su vida de celibato, meditación y oración no le agradaron al Emperador Maximinus, quien mantenía una profunda admiración por ella al punto que le había propuesto matrimonio más de una vez. Rechazándolo muy diplomáticamente, la joven santa también se atrevió a cuestionar su apego a los dioses paganos, a los que frecuentemente adoraba.
Mientras era testigo de su esclavitud hacia los dioses paganos y animales sagrados de su fe errada (pero más con pena que con enojo) Santa Catalina le dijo al Emperador que esas falsas deidades eran demonios de pura ilusión. “Sólo hay un Dios,” le dijo al cada vez más iracundo tirano, usando palabras como estas, “y su Palabra-Logos sostiene al Mundo.”
El mundo de Santa Catalina había cambiado para siempre, pero su vida de celibato, meditación y oración no le agradaron al Emperador Maximinus, quien mantenía una profunda admiración por ella al punto que le había propuesto matrimonio más de una vez. Rechazándolo muy diplomáticamente, la joven santa también se atrevió a cuestionar su apego a los dioses paganos, a los que frecuentemente adoraba.
Mientras era testigo de su esclavitud hacia los dioses paganos y animales sagrados de su fe errada (pero más con pena que con enojo) Santa Catalina le dijo al Emperador que esas falsas deidades eran demonios de pura ilusión. “Sólo hay un Dios,” le dijo al cada vez más iracundo tirano, usando palabras como estas, “y su Palabra-Logos sostiene al Mundo.”
Sin
embargo Maximinus estaba en violento desacuerdo con sus ideas
revolucionarias… y muy pronto convocó a más de un centenar de sus más
reputados filósofos y retóricos para debatir con la joven y fiel
doncella. En medio de esos brillantes pensadores se encontraba el
formidable Rethors, un polemista de exquisita habilidad quien se sentía
seguro de superar a la muchacha con sus vastos conocimientos y su
inmensa capacidad de discutir.
Sin embargo, de manera sorprendente, el resultado fue bastante diferente. Debido a la Gracia que provenía de su Salvador (y también de una visita del Arcángel Gabriel) Santa Catalina fue capaz de superar a los pensadores –junto con la lengua aguda de Rethors- citando frases de sus propios dioses y poetas. Una y otra vez les demostró cómo sus mismas palabras antiguas anunciaban la llegada del Unico Dios Verdadero, el Redentor Jesucristo.
Rabioso por su fracaso, el enfurecido Maximinus condenó a muerte, inmediatamente, a toda la asamblea de filósofos… sólo para observarlos convertirse en ese momento al Cristianismo realizando la Señal de la Cruz sobre sus cabezas.
Dándose cuenta de que no podría hacer que la doncella cambiase su manera de pensar a través de los halagos –o con ofrecimientos como casarse con ella convirtiéndola en una gran reina- el amargado Emperador se dio por vencido en su lucha y dio órdenes para que procediesen con su ejecución.
Atónitos por su fe y valentía, la esposa del Emperador, su comandante militar y así como 200 de sus soldados, visitaron a Santa Catalina en prisión... convirtiéndose todos ellos al Evangelio (todos ellos también pagarían con sus vidas por su conversión.)
Sin embargo, de manera sorprendente, el resultado fue bastante diferente. Debido a la Gracia que provenía de su Salvador (y también de una visita del Arcángel Gabriel) Santa Catalina fue capaz de superar a los pensadores –junto con la lengua aguda de Rethors- citando frases de sus propios dioses y poetas. Una y otra vez les demostró cómo sus mismas palabras antiguas anunciaban la llegada del Unico Dios Verdadero, el Redentor Jesucristo.
Rabioso por su fracaso, el enfurecido Maximinus condenó a muerte, inmediatamente, a toda la asamblea de filósofos… sólo para observarlos convertirse en ese momento al Cristianismo realizando la Señal de la Cruz sobre sus cabezas.
Dándose cuenta de que no podría hacer que la doncella cambiase su manera de pensar a través de los halagos –o con ofrecimientos como casarse con ella convirtiéndola en una gran reina- el amargado Emperador se dio por vencido en su lucha y dio órdenes para que procediesen con su ejecución.
Atónitos por su fe y valentía, la esposa del Emperador, su comandante militar y así como 200 de sus soldados, visitaron a Santa Catalina en prisión... convirtiéndose todos ellos al Evangelio (todos ellos también pagarían con sus vidas por su conversión.)
La
virgen de Alejandría fue torturada horriblemente en el año 305, siendo
mutilada por una rueda con clavos… aunque un Angel del Señor se le
apareció cuando ella se encontraba cercana a la muerte destrozando con
su espada ardiente el instrumento de tortura, al punto de convertirlo en
astillas.
Sin embargo el Angel había llegado demasiado tarde. Santa Catalina ya había sido decapitada por la espada mientras los atónitos observadores veían maravillados como brotaban de su cuerpo grandes cantidades de leche en vez de sangre.
Eventualmente sus reliquias fueron llevadas por Angeles hacia el Monte Sinaí donde fueron descubiertas muchos años después y luego preservadas en un muy bien conocido Monasterio que lleva su nombre.
La vida de Santa Catalina nos ofrece un revelador ejemplo de cómo nuestro amor terrenal y finito está enraizado en el Infinito Amor de Nuestro Señor Jesucristo. En vez de escoger un esposo mortal, la valiente joven ofreció su vida por el Evangelio del Señor Jesucristo. Su historia también nos muestra cómo la sabiduría de Dios demuele fácilmente lo que los humanos claman como “sabiduría.”
Sin embargo el Angel había llegado demasiado tarde. Santa Catalina ya había sido decapitada por la espada mientras los atónitos observadores veían maravillados como brotaban de su cuerpo grandes cantidades de leche en vez de sangre.
Eventualmente sus reliquias fueron llevadas por Angeles hacia el Monte Sinaí donde fueron descubiertas muchos años después y luego preservadas en un muy bien conocido Monasterio que lleva su nombre.
La vida de Santa Catalina nos ofrece un revelador ejemplo de cómo nuestro amor terrenal y finito está enraizado en el Infinito Amor de Nuestro Señor Jesucristo. En vez de escoger un esposo mortal, la valiente joven ofreció su vida por el Evangelio del Señor Jesucristo. Su historia también nos muestra cómo la sabiduría de Dios demuele fácilmente lo que los humanos claman como “sabiduría.”
Martirio de Santa Catalina y los flósofos. Menologio Basilio II. |
Enfrentados
a la Divina Sabiduría el centenar de filósofos del Emperador fueron
reducidos a la “necedad” que San Pablo describe tan poderosamente al
meditar en las limitaciones de los pensamientos meramente humanos.
Posiblemente el mayor significado que podemos encontrar en la manera en que Santa Catalina creyó en la Redención de Cristo de la humanidad del pecado, fue el hecho de que ella siempre estuvo dispuesta a entregar su vida antes que renunciar a Su mensaje de salvación. Ya quisiéramos todos poseer esa clase de valor.
Posiblemente el mayor significado que podemos encontrar en la manera en que Santa Catalina creyó en la Redención de Cristo de la humanidad del pecado, fue el hecho de que ella siempre estuvo dispuesta a entregar su vida antes que renunciar a Su mensaje de salvación. Ya quisiéramos todos poseer esa clase de valor.
Santa Catalina la Gran Mártir y Sabia
Por San Nikolai Velimirovich
Catalina era la hija del rey Constus. Después de la muerte de su padre, vivió con su madre en Alejandría. Su madre era en secreto una cristiana que, a través de su padre espiritual, llevó a Catalina a la fe cristiana.
En una visión, Santa Catalina recibió un anillo del mismo Señor Jesús como señal de su compromiso con Él. Este anillo permanece en su dedo incluso hoy.
Catalina estaba muy dotada por Dios y estaba bien educada en filosofía, medicina, retórica y lógica griegas. Además de eso, ella era de una belleza física inusual.
Cuando el inicuo emperador Majencio ofrecía sacrificios a los ídolos y ordenó a otros que hicieran lo mismo, Catalina se enfrentó audazmente al emperador y denunció sus errores idólatras. El emperador, al ver que ella era mayor que él en sabiduría y conocimiento, convocó a cincuenta de sus hombres más sabios para debatir con ella sobre cuestiones de fe y avergonzarla.
Santa Catalina los avergonzó. Enfurecido, el emperador ordenó quemar a los cincuenta hombres. Por las oraciones de Santa Catalina, los cincuenta confesaron el nombre de Cristo y se declararon cristianos antes de su ejecución.
Después de que Catalina fuera encarcelada, convirtió al comandante del emperador, Porfirio, y a doscientos soldados a la verdadera Fe, así como a la propia emperatriz Augusta-Vasilissa. Todos sufrieron por Cristo.
Durante la tortura de Santa Catalina, un ángel de Dios se le acercó y destruyó la rueda en la que la santa virgen estaba siendo torturada. Después, el mismo Señor Jesucristo se le apareció y la consoló.
Después de muchas torturas, Catalina fue decapitada a la edad de dieciocho años, el 24 de noviembre de 310. De su cuerpo manaba leche en lugar de sangre. Sus reliquias milagrosas reposan en el monte Sinaí.
HIMNO DE ALABANZA:
La Santa Gran Mártir Catalina
La sabia Catalina, una princesa terrenal,
Se convirtió en mártir de Cristo Salvador.
El necio Maxentius la ofreció vivir
¡Si ella consentía en convertirse en su esposa!
Santa Catalina, pura como el oro,
Respondió al emperador así:
"Mi prometido es el Cristo Resucitado,
Y no deseo el amor de un corrupto.
Buscas mi cuerpo: lo podrido busca corrupción,
Así como el espíritu incorrupto busca la inmortalidad.
La envoltura física debe marchitarse,
El verdadero hombre cuida de su alma inmortal.
Haz lo que quieras y tortúrame.
Quémame en el fuego, tortúrame en la rueda;
No puedo renunciar a mi propia alma,
Ni adorar a nadie más que a Cristo como Dios.
Recuerda, oh emperador, que pronto morirás,
Y gusanos surgirán de tu cadáver.
Los gusanos te glorificarán, los gusanos te comerán,
Una maldición te acompañará y una maldición te encontrará:
Porque te atreves a hacer la guerra contra Cristo, que es más poderoso que la muerte.
Estás debajo de la Roca y Él te aplastará ".
Santa Catalina, virgen de Cristo,
Despreciaste el trono por causa de la verdad eterna;
Y así ahora reinas en el Reino sin fin,
Y cantas con los ángeles, en medio del dulce Paraíso.
Santa Catalina de Alejandría como modelo para nuestras vidas
Por el Protopresbítero p. Jorge Papavarnavas
Un diario ateniense, así como una importante cadena de televisión privada, con motivo de la Fiesta Nacional del 28 de octubre, entrevistó a jóvenes en las calles, entre los que se encontraban estudiantes, y les preguntó: "¿Qué estamos celebrando hoy y por qué ¿Hay doxologías y desfiles?" La mayoría alegó ignorancia, otros dijeron las cosas más increíbles como "estamos celebrando a los turcos" o "estamos celebrando a los alemanes", y otras tragedias cómicas. Esta situación no es tan sorprendente, por más dolorosa que sea desvelar el secreto de que la educación en nuestro país está en una profunda crisis y la responsabilidad es más de nosotros y menos de los niños. Ciertamente, esta no es la única parte de nuestra historia que ignoramos. Porque los griegos de Jonia, que estuvieron arraigados en esa tierra santificada durante cuatro mil años donde florecieron y florecieron, de repente se encontraron sin hogar, desarraigados y cazados (para los que sobrevivieron, por supuesto), y muy pocos niños pequeños conocen esto y aprenderlo en las escuelas. Pero la educación en nuestro país no es tanto una cuestión de ausencia de conocimientos, cuanto de qué orientación tiene y qué tipo de ciudadanos queremos formar.
En Romiosini, o el llamado Bizancio, la educación se dirigía a la persona entera y su fin era hacer de ella una persona completa, es decir, conducirla de lo mezquino y lo vil a las cosas superiores, ya que esto es lo que significa ser humano ("άνθρωπος"= ántropos), mirar a lo alto ("άνω θρώσκω"=ano throsko). Como dice muy sucintamente Basilio el Grande: "¿Cuál es la forma de los cuadrúpedos? Su cabeza está inclinada hacia la tierra y miran hacia su vientre, y sólo persigue el bien de su vientre. Tu cabeza, oh hombre, está dirigida hacia el cielo; cundo tus ojos miran, pues, a tu vientre, te envileces con las pasiones de la carne, siendo esclavo de tu vientre y de tus partes más bajas, te acercas sin razón a los animales y te haces como uno de ellos. Eres llamado a cuidados más nobles: busca las cosas que son sobre donde se sienta Cristo. Elevad vuestra alma sobre la tierra; sacad de su conformación natural la regla de vuestra conducta; fijad vuestra conversación en el cielo. Vuestra verdadera patria es la Jerusalén celestial; vuestros conciudadanos y vuestros compatriotas son "los primogénitos que están escritos en los cielos'" (Hexaemeron 11). La educación entonces se dirigía no sólo al cerebro sino especialmente al corazón.
Y cuando hablamos del corazón no nos referimos al órgano físico, sino al corazón espiritual, el centro de la actividad espiritual del hombre. Una educación que no se preocupa por la persona en su totalidad, su forma de vida, su carácter y su personalidad, sino que se limita a transmitir conocimientos áridos, no puede ser y no es una educación completa. La vida y el estado de ser de Santa Catalina nos permite ver claramente el propósito y la orientación de una educación correcta y verdadera.
En la sinaxaria y los textos litúrgicos, Santa Catalina se llama "Sabia", no solo "Sabia", sino "Sabia". Estudió y conoció casi todas las ciencias de su tiempo, lo cual era muy raro aún para aquellos días. "Ella estaba altamente entrenada en todo el conocimiento de los griegos y romanos, como Homero y Virgilio el gran poeta romano; Asclepio, Hipócrates y Galeno los médicos; Aristóteles, Platón, Philistionos y Eusebio los filósofos; y todos los retóricos que se encuentran a lo largo del ella aprendió el mundo, y no sólo, sino cada palabra de cada idioma, que no sólo asombraba a los que la veían, sino también a los que oían de su fama, sabiduría y educación". Pero lo que por excelencia revela la plenitud de su educación no son sólo las cosas antes mencionadas, sino la riqueza de su corazón. Ella era portadora de la "sabiduría de lo alto", que no infla la mente, pero ensancha el corazón para contener el mundo entero. Buena y humilde como era, tenía sencillez en sus modales, pero firmeza en sus decisiones, y esto se muestra claramente en su martirio.
En la sinaxaria y los textos litúrgicos, Santa Catalina se llama "Sabia", no solo "Sabia", sino "Sabia". Estudió y conoció casi todas las ciencias de su tiempo, lo cual era muy raro aún para aquellos días. "Ella estaba altamente entrenada en todo el conocimiento de los griegos y romanos, como Homero y Virgilio el gran poeta romano; Asclepio, Hipócrates y Galeno los médicos; Aristóteles, Platón, Philistionos y Eusebio los filósofos; y todos los retóricos que se encuentran a lo largo del ella aprendió el mundo, y no sólo, sino cada palabra de cada idioma, que no sólo asombraba a los que la veían, sino también a los que oían de su fama, sabiduría y educación". Pero lo que por excelencia revela la plenitud de su educación no son sólo las cosas antes mencionadas, sino la riqueza de su corazón. Ella era portadora de la "sabiduría de lo alto", que no infla la mente, pero ensancha el corazón para contener el mundo entero. Buena y humilde como era, tenía sencillez en sus modales, pero firmeza en sus decisiones, y esto se muestra claramente en su martirio.
Con verdadera sabiduría humilló a los oradores paganos y dejó traslucir que su fe era falsa y sus palabras pura palabrería. "Y detuviste las palabras impías de los oradores, Gran Campeona". En otro himno dice: "Ella dio gracias a Cristo noche y día, destruyó sus ídolos y todo su culto sin sentido, y pisoteó el conocimiento de los oradores".
El conocimiento sobre los logros humanos en todas las áreas es útil, así como el estudio y el compromiso con los libros porque esto agudiza la mente y abre nuevos horizontes. Especialmente es necesario conocer la Historia y principalmente la historia de nuestro país ya que, como bien se ha dicho, “una nación que no conoce su historia está condenada a morir”. Pero los llamados problemas existenciales del hombre, como las preguntas: ¿Para qué nacemos? ¿Cuál es el propósito de nuestra vida? ¿Por qué morimos? ¿Qué sucede después de la muerte? ¿Hay un Cielo y un Infierno? etcétera, no pueden ser resueltos por el conocimiento humano, sino sólo por la Teología, es decir, la Verdad revelada por el mismo Dios Trinitario y experimentada en la Iglesia Católica y Apostólica Ortodoxa. La teología ortodoxa ofrece soluciones a todos los problemas del hombre. Proporciona una ayuda sustancial, enseñándonos la manera de tratarlos y superarlos.
Santa Catalina como portadora de la sabiduría y de la educación humana, pero ante todo de la sabiduría según Dios, revela claramente con su brillante vida, que la verdadera educación no es la que proporciona un mero conocimiento seco, sino la que forma las almas, creando un "ethos"* y transformando finalmente la existencia.
El conocimiento sobre los logros humanos en todas las áreas es útil, así como el estudio y el compromiso con los libros porque esto agudiza la mente y abre nuevos horizontes. Especialmente es necesario conocer la Historia y principalmente la historia de nuestro país ya que, como bien se ha dicho, “una nación que no conoce su historia está condenada a morir”. Pero los llamados problemas existenciales del hombre, como las preguntas: ¿Para qué nacemos? ¿Cuál es el propósito de nuestra vida? ¿Por qué morimos? ¿Qué sucede después de la muerte? ¿Hay un Cielo y un Infierno? etcétera, no pueden ser resueltos por el conocimiento humano, sino sólo por la Teología, es decir, la Verdad revelada por el mismo Dios Trinitario y experimentada en la Iglesia Católica y Apostólica Ortodoxa. La teología ortodoxa ofrece soluciones a todos los problemas del hombre. Proporciona una ayuda sustancial, enseñándonos la manera de tratarlos y superarlos.
Santa Catalina como portadora de la sabiduría y de la educación humana, pero ante todo de la sabiduría según Dios, revela claramente con su brillante vida, que la verdadera educación no es la que proporciona un mero conocimiento seco, sino la que forma las almas, creando un "ethos"* y transformando finalmente la existencia.
Fuente: Ekklesiastiki Paremvasi, "Ο ΑΓΙΑ ΑΙΚΑΤΕΡΙΝΗ Η ΠΑΝΣΟΦΟΣ", noviembre de 1997. Traducido al inglés por John Sanidopoulos, y a español por el equipo de "La Ortodoxia es la Verdad"
El descubrimiento de las reliquias de santa Catalina en el Sinaí
Por John Sanidopoulos
En el relato de la Vida y Pasión de Santa Catalina de Alejandría del siglo X escrito por San Simeón Metafrastes, leemos en su oración final antes de su martirio su petición de que Dios esconda su cuerpo para que no pueda ser dividido para reliquias. Muchos estudiosos creen que San Simeón agregó esta solicitud para explicar el hecho de que no existían reliquias de Santa Catalina. Como Moisés en el Antiguo Testamento, se desconocía el lugar de su entierro. Según San Simeón, los ángeles tomaron el cuerpo de Santa Catalina y lo enterraron en el Monte Sinaí. Si alguna vez se encontraran las reliquias de Santa Catalina, tendrías que ir al Monte Sinaí para encontrarlas.
Cuando el emperador Justiniano construyó un monasterio en el monte Sinaí para proteger a los ascetas que ya habitaban la zona, no dedicó el monasterio a Santa Catalina, ya que la asociación entre el Sinaí y Santa Catalina era desconocida en el siglo VI. En cambio, Justiniano dedicó el monasterio a la Theotokos o Madre de Dios, de quienes la zarza ardiente es un tipo.
Según la tradición, las reliquias de Santa Catalina no se descubrieron hasta alrededor del año 800 d.C., cuando los monjes con base en el Monasterio de la Theotokos al pie del Sinaí descubrieron sus reliquias incorruptas en lo que hoy se conoce como Jebel Katrin o Monte Catalina.
El problema de esta tradición es la fecha del descubrimiento. No se mencionan las reliquias ni se cuenta la veneración de Santa Catalina en el Sinaí hasta el siglo X, después de que San Simeón escribiera su Vida. No obstante, cada vez que se producía el descubrimiento, sus reliquias se colocaban inmediatamente en una pequeña capilla en lo alto de Jebel Katrin, donde se creía que los huesos exudaban un aceite curativo milagroso. Hoy en día, una pequeña capilla que data del siglo XVIII marca el lugar donde se encontraron las reliquias y se exhibieron para su veneración.
Mano izquierda y cráneo de la santa. |
Finalmente, por razones desconocidas, las reliquias fueron llevadas al monasterio principal, probablemente a finales del siglo XII. Philippe de Milly, señor de Transjordania y más tarde Gran Maestre de los Templarios (1169-1170), visitó el monte Sinaí en la década de 1160 y vio el cuerpo de Santa Catalina en la cima de Jebel Katrin, pero los visitantes del siglo XIII registran haberlos visto en el principal monasterio. Aquí es donde creció la popularidad de Santa Catalina, y el monasterio pronto se conoció como Monasterio de Santa Catalina.
Hoy en día, las reliquias que se encuentran en el monte Sinaí solo consisten en su cráneo y su mano izquierda. Se dice que la discrepancia entre el hallazgo original del cuerpo incorrupto de la santa y sus huesos restantes es el resultado de los obsequios de reliquias hechas a los dignatarios visitantes a lo largo de los siglos.
Jebel Katrin, donde las reliquias de Santa Catalina fueron halladas |
El patriarca Eutiquio de Alejandría (933-940) escribió una breve historia del monasterio del Sinaí desde su fundación hasta sus días. En esta historia, no menciona la asociación de Santa Catalina con el Sinaí o la presencia de sus reliquias allí. Sin embargo, los escritores de Europa occidental mencionan la presencia de sus reliquias de principios del siglo XI, por lo que la fecha probable del descubrimiento de sus reliquias se sitúa entre mediados y finales del siglo X.
Sin embargo, en 1950 una expedición conjunta estadounidense-egipcia buscó microfilmar los manuscritos del monasterio para depositarlos en la Biblioteca del Congreso en Washington, y en un manuscrito que data de finales del siglo IX o principios del X hay una referencia a un tramo del cráneo de Santa Catalina en el monasterio. Si esto es cierto, entonces esto podría ser una evidencia que se abre paso para una fecha anterior del descubrimiento de las reliquias. En la misma expedición, un manuscrito georgiano escrito por el escriba John Zosimas en algún momento entre 973-986 tiene un calendario que registra la fiesta de Santa Catalina como el 24 de noviembre.
El altar marca el lugar donde los ángeles enterraron el cuerpo de Santa Catalina |
Sin embargo, John Zosimas había sido anteriormente un monje en el Monasterio de San Sabas cerca de Jerusalén, donde se conocía la fiesta de Santa Catalina el 24 de noviembre, por lo que pudo haber llevado este conocimiento de Jerusalén al Sinaí cuando escribió el calendario. A pesar de esto, el peso de la evidencia todavía sugiere que el descubrimiento de las reliquias de Santa Catalina en el Sinaí fue entre mediados y finales del siglo X.
No se sabe exactamente cuándo se conoció al monasterio como Santa Catalina. En lo que respecta a las fuentes occidentales, en 1217 el Papa Honorio III todavía se refería al "Monasterio de Santa María" en el Sinaí en una bula que confirmaba las posesiones del monasterio. En 1317 el Papa Juan XXII también se refirió a ella como "Santa María", pero en 1328 se refirió a ella como "Santa Catalina". Esta es la primera referencia occidental conocida al monasterio con este nombre. El hecho de que la Madre de Dios fuera reemplazada por una Virgen Mártir atestigua lo popular que era la veneración de Santa Catalina en el Sinaí.
Cofre de mármol que solía contener las reliquias |
El icono más antiguo que representa a Santa Catalina en el Sinaí data de finales del siglo XII / principios del XIII. El panel central contiene un retrato de cuerpo entero de la Santa con traje imperial y está bordeado por doce representaciones de su vida y pasión que se agregaron más tarde. En el siglo XV se añadió la representación de Santa Catalina recibiendo un anillo de bodas de Cristo. Estas historias se agregaron a medida que se desarrollaban tradiciones sobre su vida.
No tenemos un relato del descubrimiento de las reliquias de Santa Catalina hasta que un tal Magister Thietmar visitó el Sinaí en 1217 como peregrino, y da la descripción más detallada del monasterio del período de las Cruzadas. En su relato, escribe lo siguiente después de haber visitado muchos lugares en Tierra Santa:
"Deseando con gran deseo y anhelo de visitar el cuerpo de Santa Catalina, que suda aceite sagrado, y aún más ardientemente porque lo había concebido en mi mente durante mucho tiempo, sometí todo mi ser, cuerpo y mente, a la gracia de Dios y la ayuda de Santa Catalina, sin rehuir cualquier peligro o evento fortuito que pudiera haber.
Ataúd actual de la Santa |
Me prendió fuego con tal deseo (porque estaba exponiendo mi vida a la muerte o al cautiverio perpetuo a través del flujo y reflujo del azar y el destino). Por lo tanto, emprendiendo mi viaje desde Acre vestido de monje georgiano y con una larga barba, fingí ser lo que no era, y me dirigí a la orilla del mar durante tres millas hacia el Monte Carmelo ".
Después de una larga descripción de su viaje al Monte Sinaí, Thietmar entra a la iglesia y ve la tumba de Santa Catalina, que consistía en un pequeño cofre de mármol blanco. El obispo, al enterarse de la llegada de Thietmar y su deseo de ver las reliquias, se acercó al cofre con oración e incienso, y le quitó la tapa. Thietmar luego se inclinó hacia adelante y besó la cabeza desnuda de Santa Catalina. Las extremidades todavía colgaban juntas y estaban empapadas en aceite, que "rezumaba de los huesos, no del sarcófago, como gotas de sudor".
Thietmar continúa escribiendo:
"Cuando
le pregunté acerca de su traslado de la montaña a la iglesia, me
dijeron que cierto ermitaño que vivía en otra parte del monte Sinaí de
aquella en la que los ángeles depositaron el cuerpo de Santa Catalina,
veía con frecuencia, de día y de noche, una luz de gran brillo en o
cerca del lugar donde yacía el cuerpo.
Preguntándose qué era, fue a la iglesia al pie de la montaña, y describió lo que vio y el lugar donde lo vio. Los monjes, después de ayunar, subieron a la montaña, en una procesión que fue encabezada por él. Cuando encontraron el cuerpo, se preguntaron mucho de quién era, de dónde había venido y cómo fue llevado allí. , un anciano ermitaño de Alejandría declaró, como Habacuc el profeta que habló con Daniel, que el cuerpo había sido traído al Sinaí por la gracia de Dios, y aseguró a los que dudaban, que era el cuerpo de la bendita Catalina, y que había sido llevado allí por ángeles. A su instigación, el obispo y los monjes trasladaron el cuerpo a la iglesia porque el lugar donde yacía era bastante inaccesible ".
Thietmar luego pidió que lo llevaran a la cima del monte Sinaí, donde Moisés recibió la Ley, y describe haber visto el lugar donde los ángeles depositaron el cuerpo de Santa Catalina. Antes de dejar el monasterio, recibió un poco del precioso óleo milagroso de Santa Catalina.
A finales del s.XVIII las reliquias de Santa Catalina fueron fueron trasladados del cofre de mármol a un nuevo ataúd hecho hecho por el skeuofylax (responsable de los utensilios sagrados de la Iglesia) Prokopios Kaisareus, y están ubicados al sur del área del altar de la iglesia principal del monasterio, junto a otros dos ataúdes de plata entregados al monasterio como obsequio de Rusia.
Lecturas evangélicas:
Evangelio: Mateo 25, 1-13
NOTA:
* En griego "Αικατερίνη", [Ekaterini], en inglés Katherine, en español Catalina.
** Ethos es una palabra griega que significa "costumbre y conducta"
y, a partir de ahí, "conducta, carácter, personalidad". Es la raíz de
términos como ética y etología.
Monasterio de Santa Catalina en Sinaí I II (vídeo, inglés)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Habiendo
practicado la vida inmaterial/libre de preocupaciones materiales y
biológicas, pisoteaste el peldaño/altar impío (los altares impíos) y te
alzaste victoriosa Catalina la modesta, vistiendo como una flor el
esplendor divino y como un manto el poder divino, ridiculizaste la
decisión tiránica y detuviste las palabras farsantes e insensatas de los
retóricos, gran atleta.
Ἀπολυτίκιον Ἦχος πλ. α’. Τὸν συνάναρχον Λόγον.
Τὴν πανεύφημον νύμφην Χριστοῦ ὑμνήσωμεν, Αἰκατερίναν τὴν θείαν καὶ πολιοῦχον Σινᾶ, τὴν βοήθειαν ἡμῶν καὶ ἀντίληψιν· ὅτι ἐφίμωσε λαμπρῶς, τοὺς κομψοὺς τῶν ἀσεβῶν, τοῦ Πνεύματος τῇ δυνάμει, καὶ νῦν ὡς Μάρτυς στεφθεῖσα, αἰτεῖται πᾶσι τὸ μέγα ἔλεος.
Himno de despedida. Tono plagal del 1º. Al Logos coeterno.
Alabemos a la esposa más auspiciosa de Cristo, la divina Catalina, protectora del Sinaí, nuestra ayuda y nuestra ayuda. Pues ella silenció brillantemente la elocuencia de los impíos por la fuerza del Espíritu, y ahora, coronada como mártir, pide una gran misericordia para todos.
Himno de despedida. Tono 1º
Alabemos a la elogiada por todos y noble novia de Cristo, la piadosa Catalina, la guardiana y defensa del Sinaí, quien también es nuestro soporte, nuestro socorro y nuestra ayuda; ya que con la espada del Espíritu Santo ella silenció brillantemente a los sabios, entre los que no conocen a Dios, y habiendo sido coronada como Mártir, ella ahora pide misericordia por nosotros.
Alabemos a la elogiada por todos y noble novia de Cristo, la piadosa Catalina, la guardiana y defensa del Sinaí, quien también es nuestro soporte, nuestro socorro y nuestra ayuda; ya que con la espada del Espíritu Santo ella silenció brillantemente a los sabios, entre los que no conocen a Dios, y habiendo sido coronada como Mártir, ella ahora pide misericordia por nosotros.
Κοντάκιον Ἦχος β'. Τὰ ἄνω ζητῶν.
Χορείαν σεπτήν, ἐνθέως φιλομάρτυρες, ἐγείρατε νῦν, γεραίροντες τὴν πάνσοφον, Αἰκατερίναν· αὕτη γάρ, ἐν σταδίῳ τὸν Χριστὸν ἐκήρυξε, καὶ τὸν ὄφιν ἐπάτησε, ῥητόρων τὴν γνῶσιν καταπτύσασα.
Condquio. Tono 2º. Buscando lo superior.
Que se levante ahora un nuevo coro, de aquellos que aman a los Santos Mártires, augusto e inspirado, aclamando a la supremamente sabia y prudente Catalina Mártir, quien proclamó y predicó a Cristo en la arena del odio y derrotó a la serpiente y venció el conocimiento de los elocuentes.
Fuentes consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury. *johnsanidopoulos.com * doxologia.ro