2.1. Evangelio Según San Mateo

Escritor del primer Evangelio es el apóstol y evangelista Mateo. Antes de llamarle el Señor a su cargo apostólico se llamaba Leví (Marc. 2,14; Luc. 5,27). El nombre de Mateo lo recibió cuando siguió a Cristo. Él mismo hace referencia  a los acontecimientos de su invitación por el Señor en su Evangelio (Mat. 9:9-13). Mateo anteriormente era cobrador de tributos públicos de profesión. Vivía en Capernaúm, el cual parecía ser también su lugar de origen. Cuando el Señor le encontró sentado en la aduana y le invitó a seguirle, lo hizo sin ninguna vacilación y sin ningún aplazamiento. Tal como relata la tradición, Mateo predicó el Evangelio a los hebreos, y después fue Etiopía y a Partía, actual Irán, donde entregó su espíritu al Señor. 
Mateo escribió su Evangelio primeramente en lengua hebrea (arameo), ya que hacia los hebreos iba destinado en un principio. Luego lo tradujo al griego él mismo u otro hombre apostólico. El Evangelio según San Mateo fue escrito entre los años 60 y 99 después de Cristo.




CAPÍTULO 1


Vers. 1-17. La genealogía del Señor Jesús.


1.Libro genealógico en el cual aparece exactamente de dónde procede Jesús Cristo, el descendiente de David, quien a su vez era descendiente de Abraham. 

2. Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, 

3. Judá engendró hijos gemelos, a Fares y a Zara, de su nuera Tamar. Fares engendró a Esrom, y Esrom engendró a Aram. 

4. Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón engendró a Salmón. 

5. Salmón engendró a Booz de Rahab la prostituta, la cual recibió en Jericó a los espías de Jesús de Naví y les ayudó a a escapar a salvo. Booz engendró a Obed de Rut la cual como moabita prosélita procedía de un pueblo muy odiado por los hebreos. Obed engendró a Isaí. 

6. Isaí engendró al rey David. El rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías, para que se vea claramente no sólo por los casos de Tamar y de Rahab, sino también por el error de David, que el pecado se había introducido también en los ascendentes del Mesías.     

7. Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abías, y Abías engendró a Asa. 

8. Asa tuvo como tataranieto a Josafat, Josafat engendró a Joram, y Joram tuvo como tataranieto a Uzías. 

9. Uzías engendró a Jotam, Jotam engendró a Acaz, y Acaz engendró a Ezequías. 

10. Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, y Amón engendró a Josías. 

11. Josías engendró a Joaquín o Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación de los judíos a Babilonia.

12. Cuando los judíos fueron deportados a Babilonia, Jeconías engendró allí a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel, 

13. y descendiente de Zorobabel fue a Abiud. Abiud engendró a Eliaquim, y Eliaquim engendró a Azor. 

14. Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquim, y Aquim engendró a Eliud. 

15. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; 

16. y Jacob engendró a José, el prometido de María. Y María procedía de la misma generación de la que procedía José. De esta María, la cual era descendiente de David y de Abraham, nació Jesús que es denominado Cristo.


17. Entonces de acuerdo con el catálogo anterior todas las generaciones que vivieron desde Abraham hasta David, como se enumeran por el escritor del catálogo,  son catorce generaciones; y las generaciones desde David hasta la época en que los judíos fueron deportados a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta los años de Cristo, catorce generaciones. 




Vers. 18-25. El nacimiento sobrenatural del Señor.


18. El nacimiento de Jesús Cristo sucedió del siguiente modo sobrenatural y sin precedentes: Cuando su madre María se comprometió con José, antes de convivir como matrimonio, María quedó embarazada con la energía creadora del Espíritu Santo.


19. Y José su comprometido, cuando percibió el embarazo, debido a que era virtuoso y bondadoso y no quería dejarla en ridículo con un castigo ejemplar público, pensó darle divorcio en secreto.


20. Pero mientras pensaba esto, un ángel del Señor se le presentó en su sueño y le dijo: José, descendiente de David, no dudes y no temas en acoger en tu casa a María tu prometida. Porque el niño que ha concebido en su interior proviene de la energía creadora del Espíritu Santo.


21. Nacerá un niño, y tú que por la ley del Antiguo Testamento eres reconocido como protector y padre suyo, le darás el nombre de "Jesús", que significa "salvador". Y le darás este nombre, porque él salvará de sus pecados al nuevo Israel, el cual creerá en él como salvador y será con esta fe su pueblo verdadero.


22. Con todo este milagro de la concepción sobrenatural de la Virgen, se ha cumplido en su totalidad lo que dijo el Señor por medio del profeta Isaías, el cual hace muchos siglos dijo:


23. He aquí, una virgen que no conoció hombre, quedará embarazada y nacerá un hijo, y todos los que crean en él le nombrarán Emanuel, nombre hebreo que significa "Dios está con nosotros".


24. Entonces cuando José se levantó del sueño, hizo como le ordenó el ángel del Señor. Y acogió a su prometida en su casa.


25. Y no vino en relación matrimonial con ella jamás, por lo que así nació el primer y único hijo suyo. Y entonces José le dio el nombre de "Jesús"



   
CAPÍTULO 2. 

Vers. 1-12. La adoración de los Magos.

1. Cuando Jesús nació en Belén de Judea en los días del rey Herodes, unos astrónomos sabios de las regiones del este vinieron a Jerusalén. 


2. Y comenzaron a preguntar: ¿Dónde está el rey de los Judíos que ha nacido recientemente? Porque hemos visto su estrella del amanecer dando la noticia del nacimiento del nuevo rey, y hemos venido para adorarle. 


3. Pero cuando el rey Herodes escuchó estas palabras que dijeron los magos, se alarmó, porque temió que el nuevo rey se convirtiese en su oponente. Al mismo tiempo se alarmaron también los habitantes de toda la ciudad de Jerusalén, porque temían que la locura del cruel rey Herodes cayese sobre ellos.


4. Entonces Herodes reunió a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, que se consideraban como los conocedores y maestros de la ley, y pidió que le indicasen en qué parte, según las profecías, nacería el Cristo, es decir el Mesías y el rey de Israel.


5. Ellos le dijeron: nace en Belén de Judea, porque así ha sido escrito por Dios mediante el profeta Micaías:


6. Y tú, Belén, que te encuentras en la tierra de la tribu de Judá, aunque pareces pequeña aldea, no eres en absoluto la más insignificante ciudad de las capitales que dividen la región de la tribu de Judá. Y no eres la más pequeña, porque de tí saldrá el guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. 


7. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo que quedaba desde la aparición de la estrella; 


8. y enviándolos a Belén, les dijo: Id allí e investigad con exactitud todo lo posible acerca del niño; y cuando tengáis informaciones, hacédmelas saber, para que yo también vaya a Belén y le adore. 


9. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron hacia Belén. Y he aquí la estrella sobrenatural que brillaba también durante el día, que habían visto desde el principio en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando se detuvo sobre donde estaba el niño.


10. En cuanto vieron el astro los magos, se alegraron en gran manera, porque ya tenían un guía seguro.


11. Y cuando llegaron a la casa, vieron al niño con su madre María, y cayendo sobre tierra, le adoraron; y abriendo sus cofres le ofrecieron regalos.: oro, y de los preciosos aromas de Arabia incienso y esmirna.



12. Debido a que Dios les dio en su sueño la indicación de no volver a donde Herodes, se fueron por otro camino hacia su tierra. 



Vers. 13-18. La huída a Egipto y la matanza de los infantes. 


13. Entonces cuando partieron los magos, he aquí que un ángel del Señor se  apareció a José en su sueño y le dijo: Levántate, coge al niño y a su madre y vete a Egipto, y quédate allí hasta que te diga. Vete, porque Herodes tiene intención de buscar al niño para matarle. 


14. Entonces se levantó José y en medio de la noche cogió al niño y a su madre y partió hacia Egipto.


15. Y permaneció allí hasta que murió Herodes; para que se cumpliese exactamente lo que dijo el Señor a través de su profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo para que regresase al lugar de su nacimiento.*
 
* (Oseas 11,1)


16. Herodes, cuando vio que los magos le engañaron, se enfadó mucho. Entonces envió soldados, los cuales mataron a todos los niños que estaban en Belén y en todοs sus alrededores y sus fronteras, de hasta dos años de edad, de acuerdo con el espacio de tiempo que fue revelado por los magos.


17. Entonces se cumplió en su totalidad lo que dijo el profeta Jeremías: 


18. Voz de dolor se escuchó en la tierra de Ramá de la tribu de Benjamín,  grande lamentación, lloro y gemido; La esposa de Jacob, Raquel, que estaba allí enterrada, llora a sus hijos (con la boca de sus descendientes, de las madres cuyos niños fueron asesinados) y no quiere de ningún modo ser consolada, porque estos niños inocentes ya no existen en la vida.




Vers. 19-23. José, María y Jesús se instalan en Nazaret. 


19. Entonces cuando murió Herodes, he aquí, un ángel del Señor se apareció a José en sueños en Egipto. 


20. Y le dijo: Levántate y coge al niño y a su madre y vete tranquilamente a la tierra de los Israelitas. Porque han muerto ya los que buscaban quitar la vida al niño. 


21. Entonces se levantó, cogió al niño y a su madre y fue a Palestina.


22. Pero cuando escuchó que en Judea gobernaba Arquélaos en lugar del padre de Herodes, temió ir allí. Sin embargo tras la orden que Dios le dio en su sueño partió hacia las tierras de Galilea, donde el soberano era Herodes Antipas, el cual era menos cruel que su hermano Arquélaos. 


23. Y habiendo ido allí, se instaló en la ciudad de Nazaret. Para que se cumpliese así lo que dijeron los profetas, que Jesús será denominado despectivamente por sus enemigos Nazareno.  





CAPÍTULO 3


1-12. El Precursor Juan en el desierto.

1. Εn aquellos días en que Jesús vivía en Nazaret, salió Juan el Bautista a su acción pública. Y predicó en el desierto de Judea que se extiende hasta el Mar Muerto por el norte y hasta el río Jordán por el oeste,


2. y decía: Arrepentíos; cambiad de modo decidido vuestros pensamientos, vuestra moral y vuestro estilo de vida, porque se acerca el tiempo en que el Mesías establecerá también en la tierra el reino de los cielos con la nueva vida celestial que nos traerá. 


3. Hubo de aparecer entonces en aquellos días Juan y ser escuchada su predicación, porque él era el hombre sobre quien profetizó Isaías, cuando iluminado por el Espíritu de Dios dijo: Voz de hombre que clama en el desierto y dice:  Preparad el camino por el cual vendrá a vosotros el Señor; haced rectos y llanos los caminos por los que pasará. Es decir arrancad de vuestros corazones las espinas de las pasiones pecadoras y arrojad lejos las piedras del egoísmo y la crueldad. Y limpiad con el arrepentimiento vuestros interiores, para que sea recibido el Señor. 


4. Toda la vida de Juan y toda aparición suya estaba en consonancia con su predicación. Porque Juan llevaba puesto ropa tejida de pelo de camello con un cinturón de cuero alrededor de su cintura. Y su comida consistía en saltamontes de los que traía el viento desde Arabia hasta el desierto, y miel almacenada por abejas salvajes en las grietas de las rocas.


5. Entonces salían e iban con él los habitantes de Jerusalén y de toda Judea, así como de todas los pueblos que habitaban en las orillas derecha y e izquierda del río Jordán.


6. Y eran bautizados dentro del Jordán por Juan, mientras que al mismo tiempo confesaban sus pecados.


7. Pero cuando Juan vio a muchos de los Fariseos y de los Saduceos venir a recibir su bautismo, les decía: Descendientes de víboras venenosas, que la maldad como heredad, ya que vuestros ancesros estaban llenos del veneno de la maldad y de la perversidad; ¿quién os enseñó a huir y salvaros de la ira que dentro de poco va a estallar? 


8. Para salvaros de esta ira, haced buenas obras, las cuales son frutos dignos del verdadero cambio y arrepentimiento. Y mostrad de ahora en adelante con vuestras acciones virtuosas que verdaderamente os habéis arrepentido. 


9. Y que no os engañéis a vosotros mismos diciendo en vuestro interior, que a Abraham tenemos por padre. Porque os digo que Dios tiene el poder de  levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 


10. Ahora ya también el hacha del juicio divino se encuentra cerca de la raíz de los árboles, listo para cortar de raíz cada árbol improductivo. Por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado por la raíz y es echado en el fuego. Esto le pasará a cada hombre que no tenga fruts de virtud.


11. Y es posible y fácil hacer fructífera la virtud. Porque yo ahora os bautizo con agua, para que entréis en un estado de cambio y arrepentimiento. Pero quien viene después de mí es más fuerte que yo debido a su autoridad y su naturaleza divina. Frente a Él yo no digno ni como el último siervo de atar su calzado. Éste os bautizará entonces con el Espíritu Santo y con el fuego limpiador de la gracia divina.


12. Tiene en su mano un aventador que limpia y separa el trigo de la paja. Es decir que su juicio justo está listo para llevarse a cabo, y limpiará completamente su era, es decir todo el mundo. Y recogerá el trigo en el almacén, es decir los hombres virtuosos en la realeza celestial, mientras que la paja, es decir los no arrepentidos, serán abrasados con fuego que no se apaga nunca. 



13-17. El Bautismo de Jesús en el Jordán.

13. Entonces vino Jesús desde Galilea hacia Juan en el río Jordán para ser bautizado por él. 


14. Pero Juan le obstacuizó insistentemente y decía: Yo tengo necesidad de ser bautizado por tí el impecable, ¿y tú vienes a mí para recibir el bautismo?


15. El Señor le respondió: deja ahora las objeciones y no pongas dificultades para que sea bautizado. Porque de este modo, mediante el cual me humillo, he de completar cada mandamiento de Dios, quien te adjudicó como tu deber el bautizar. Entonces Juan le dejó bautiizarse.


16. Y cuando fue bautizado Jesús, dado que como impecable que era no tenía nada de qué confesarse, subió enseguida del agua del Jordán y no se quedó en ella, como los demás que en la hora de su bautismo confesaban sus pecados. Y de repente se abrieron por él los cielos, y vio al Espíritu Santo descender con la forma exterior de la paloma, y viene encima suyo. 


17. Y entonces se escuchó una voz desde los cielos que decía: Éste es mi hijo amado, en el cual he tenido complacencia. Le he engendrado eternamente y es como Dios mi hijo unigénito, y como hombre el absolutamente impecable. Siempre ha hecho ante mí lo que me es agradable.






CAPÍTULO 4

Vers. 1-11. Las tres tentaciones de Jesús.


Entonces Jesús motivado interiormente por el Espíritu Santo, fue llevado al desierto para afrontar tentaciones del diablo y para luchar victoriosamente en contra de él.


2. Y habiendo ayunado durante cuerenta días y cuarenta noches seguidas, sin comer nada durante este periodo, después tuvo hambre.


3. Entonces se le acercó el diablo, quien tiene como obra molestar al hombre y empujarle al pecado, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, como tstimonió la voz que fue escuchada en el río Jordán, demuéstralo con milagro. Di a estas piedras que se conviertan en pan.


4. Jesús sin embargo les respondió: está escrito en el Deuteronomio que el hombre no será sustentado en la vida sólo con pan, sino de cada mandamiento que salga de la boca de Dios  
 

5. Entonces el diablo le cogió y le llevó a la santa ciudad de Jeusalen atravesando el aire; y le puso de pié en el borde del techo del templo,tan alto que marea mirar desde allí arriba hacia abajo. 
 

6. Y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate abajo, para que se demuestre claramente a todos el amor y la protección de tu Padre celestial. Porque escrito está en los Salmos que Dios dará orden a sus ángeles y ellos te levantarán en sus manos, para que no golpees tu pie con la piedra y te suceda el más mínimo daño.      
 

7. Jesús entonces le dijo: Sí; pero ha escrito también: No te expondrás a peligro a tí mismo, para probar y asegurarte de este modo si te protegerá tu Señor y tu Dios. 


8. De nuevo cogió el diablo a Jesús y lo trasladó a una montaña muy alta, y le enseñó en panorámica todos los reinos del mundo, y la riqueza y la majestuosidad y riqueza de sus naciones y la multitud de sus habitantes y toda su gloria.


9. Y le dijo: Como príncipe y gobernador de este mundo te daré todo esto que ves, si postrado sobre tierra me adoras, reconociendo que soy señor tuyo. 


10. Entonces Jesús le dijo: Vete de enfrene de mí, Satanás, porque escrito está: Solo al Señor tu Dios reverenciarás , y a él sólo adorarás


11. El diablo entonces paró de tentarle; y he aquí vinieron ángeles con el Señor,  y le servían.
 
 


Vers. 12-17. El Señor comienza su obra salvadora en Galilea. 


12. Cando Jesús escuchó que Juan fue llevado a la prisión por el rey Antipas, partió rumbo hacia Galilea.


13. Y habiendo llegado a Nazaret, fue se instaló en Capernaúm, el cual está situado cerca del lago de Galilea, en la frontera entre las tribus de Zabulón y Neftalím


14. Así se cumplió y se hizo realidad lo que dijo Dios a través del profeta Isaías:


15. "La tierra  de la tribu de Zabulón y la tierra de la tribu de Neftalím, que se encuentran junto al mar y más allá del río Jordán, a su oeste, Galilea, en la cual viven muchos gentiles, 


16. el pueblo que está estancado e inamovible de la oscuridad espiritual del engaño idolátrico y de la irreverencia vio gran luz espiritual, a Cristo; y brilló luz desde el cielo sbre aquellos que están en la tierra que es oscurecida por la densa oscuridad del pecado y de la muerte.


17. Desde entonces comenzó el Señor a predicar sistemáticamente y a decir: Arrepentíos, porque se han acercado los días en que el Mesías establecerá también en la tierra el reino de los cielos con la nueva, espiritual, santa y celestial vida, la cual será entregada dentro de su Iglesia.


      


CAPITULO 5.


La homilía en la montaña.

Vers. 1-12. Las Bienaventuranzas.


1. Cuando el Señor vio a la multitud, subió a la montaña que se encuentra al lado del lago, y tras sentarse allí, vinieron sus discípulos junto a él.


2. Entonces comenzó a hablarles y a enseñarles, diciendo: 


3. Bienaventurados y muy afortunados son aquellos que sienten humildemente su pobreza espiritual y su absoluta dependencia de Dios, porque es suyo el reino de los cielos. 


4. Bienaventurados son aquellos que están en luto por sus pecados y por el mal que gobierna en el mundo, porque ellos serán consolados por Dios. 


5. Bienaventurados los apacibles, que contienen su odio y nunca se valentonan.


6. Bienaventurados son aquellos que con intenso anhelo interior, como hambrientos y sedientos desean la justicia y la perfección, porque ellos serán saciados y serán cumplidos todos sus deseos. 


7. Bienaventurados los piadosos e indulgentes, que se compadecen de sus compañeros en sus adversidades, porque Dios se compadecerá de ellos en el dia del juicio. 


8. Bienaventurados son aquellos que tienen su corazón limpio de cada contaminación del pecado, porque ellos verán a Dios.


9. Bienaventurados aquellos que tienen dentro de ellos la paz que proviene de la santificación del alma, y se la pasan también a los demás, tranquilizándoles entre sus compañeros y con Dios; porque ellos serán reconocidos y proclamados en el mundo celestial hijos de Dios.


10. Bienaventurados aquellos que fueron rechazados a causa de sus virtudes y de su perfección espiritual, porque es suyo el reino de los cielos.




Vers. 13-16. Los Cristianos luz y sal.


13. Vosotros mis discípulos sois la sal espiritual de los hombres de la tierra, porque estáis predestinados a prevenir la podredumbre moral. Si la sal pierde su poder, ¿con qué será salada, para recuperar su poder salador? No vala ya para nada, sino para ser tirada fuera por los caminos y ser pisoteada por los hombres.


14. Vosotros sois la luz del mundo, porque estáis predestinados con vuestro ejemplo luminoso y con vuestras palabras que transmiten la luz de la verdad, a iluminar a los hombres que se encuentran en la oscuridad del pecado y del engaño. Una ciudad que se encuentra sobre una montaña no es posible que sea ocultada. Así mismo también vuestra vida será visible por todos.


15. Tampoco los hombres encienden un candil para ponerlo bajo el cubo para medir el trigo. Sino que lo colocan sobre el candelero y así con su brillo ilumina a todos los que están en la casa. 


16. Así como un candil que se encuentra bien colocado, que brille la luz de vuestras virtudes frente a los hombres; para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre por sus virtuosos y santos hijos, el cual desdeluego que está en todas partes, pero principalmente muestra su presencia en los cielos.  




Vers. 17-48. El Señor perfecciona y cumple la ley Mosaica.


17. No penséis que he venido a abolir y a eliminar la ley moral de Moisés o la enseñanza moral de los profetas. No he venido para abolirlo, sino para completarla y entregárosla perfecta.


18. Porque de verdad os digo con toda seguridad que mientras permanezcan y no sea destruido el cielo y la tierra, ni una "i" ni una coma, es decir ni el más pequeño de los mandamientos será extraviado de la Ley y no perderá su autoridad hasta que se conviertan en realidad y se cumpla todo cuanto ordena la Ley; y se completarán con los acontecimientos de mi vida todo cuanto ha sido dicho proféticamente, pero también con la vida de mis auténticos discípulos, quienes acatarán todos los mandamientos de la Ley con exactitud.


19. Entonces dado que los mandamientos tienen autoridad y validez indestructible, cualquiera que infrinja uno incluso de los mandamientos míos que parecen muy pequeños y enseña así a los hombres, es decir que los consideren pequeños y sin importancia, será considerado mínimo y último en el reino de los cielos. Sin embargo aquel que aplique todos los mandamientos sin excepción y enseñe a los otros a realizarlos, este será considerado como grande en el reino de los cielos. Y entonces esos mandamientos que los escribas y los fariseos desestiman con sus tradiciones humanas, cuidaros de ellas y no las realicéis.


20. Porque os digo que si vuestra virtud no es mayor y no sobrepasa con mucho la virtud exterior de los escribas y de los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.


21. Habéis oído de la lectura de la Ley en las sinagogas que dijo Dios a nuestros ascendientes: no matarás. Y que aquel que mate será culpable en tal grado, que será llevado a tribunal en el juzgado local de siete miembros que se llama "juicio".


22. Yo sin embargo os digo que cada uno que se enfurece contra su hermano sin nigún motivo serio espiritual, comete delito en relación con aquello con lo que juzgaban entonces en el juzgado local de siete miembros, "juicio". Y aquel que diga con menosprecio a su hermano "estúpido", es culpable de delito más grave, como de aquellos que son juzgados como el tribunal superior de los judíos, el Sinedrio. Y aquel que con odio y maldad diga a su hermano "idiota", será culpable de delito que debe ser castigado con la gehena del fuego que se encuentra en el Hades.


23. Cada ofensa entonces en contra de nuestros hermanos es punible. Por esto, si ofreces tu regalo en el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo en contra tuyo por alguna injusticia que le has hecho, 


24. deja allí tu regalo frente al altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces, si ya te hablas con él, ven y ofrece tu regalo, porque sólo entonces será aceptable por Dios.


25. Que seas conciliador y que tengas disposición reconciliadora frente al prestamista con quien te encuentras en juicio. Y muestra estas disposiciones tuyas rápido, durante todo el tiempo que te halles con él de camino al juzgado. Adelántate, no sea que te entregue el litigante al juez, y el juez te condene y te entregue al ejecutor de la pena y te arroje a la carcel.


26. Verdaderamente te digo que no saldrás de la cárcel hasta que no hayas pagado hasta la última moneda*. ¡Qué terrible es entonces presentarte ante el supremo Juez sin haberte reconciliado con tus hermanos con los que has sido injusto!.        

* El texto original de la interpretación dice -hasta el último "δίλεπτο" [dílepto]-, antigua moneda de la época.



27. Habéis do que dijo Dios a nuestros ascendientes: no cometerás adulterio. Y los escribas restringen este mandamiento sólo al pecado con mujer casada. 


28. Pero yo os digo que cada uno que mire a cualquier mujer teniendo un mal deseo de pecar con ella, sólo con esta mirada perversa ya adulteró con ella en su corazón y ha pecado con su predisposición y su actitud.


29. Y si alguna persona que te sea conveniente, amistosa y amada por ti como tu ojo derecho, te es causa de mal deseo y pecado, sepárate terminantemente de él y llévalo lejos de ti; como hubieses hecho también con tu ojo, si peligrase de sufrir y de ser dañado todo tu cuerpo a causa de él. Porque te conviene que se pierda uno de tus miembros y no sea arrojado todo tu cuerpo en el fuego del infierno.


30. Y si alguna persona que te es conveniente como tu mano derecha te escandaliza, corta del todo tu mano y échala lejos de ti. Porque te conviene perder uno de tus miembros y quedar privado de los servicios de tu amigo el cual te es muy útil, antes que ser arrojado junto con él en el fuego del infierno.


31. Aquel que se separe y rechace a su mujer, que le dé un documento de divorcio. 


32. Yo sin embargo os digo que aquel que rechace a su mujer sin existir causa de adulterio, se hace casusa de que se convierta ésta en adúltera, si se esposa con otro. Y aquel que se comprometa con mujer divorciada se convierte en adúltero.


33. También habéis oído el mandamiento que fue dado a nuestros ascendientes: no infringirás tu juramento, sino que cumplirás al Señor tus promesas juradas y tus testimonios como deber santo que has de rendir al Señor. 


34. Yo sin embargo os digo que no juréis nunca. No juréis por el cielo, porque el cielo es trono de Dios;


35. tampoco juréis por la tierra, porque sobre la tierra como un estrado se apoyan los pies de Dios; tampoco juréis por Jerusalén, porque debido a que el templo de Dios está allí construído, es ciudad del gran rey Dios. 


36. No juréis tampoco por vuestra cabeza, porque fue creada por Dios, y tu no puedes cambiar ni el color de un pelo real y esencialmente, de modo que un pelo negro lo conviertas en blanco ni uno blanco en negro. 


37. Y vuestra palabra que sea sí, cuando realmente es sí, y que sea no, cuando realmente es no. Cualquiera otra aparte de éstas, es del malvado, el primer autor y padre de la mentira. 


38. Habéis oído que se ha dicho: quien haya golpeado y herido a alguien debe dar un ojo suyo por el ojo que ha herido, y un diente suyo por el diente que ha roto o ha partido con su golpe.


39. Yo sin embargo os digo que no mostréis resistencia al Malvado, que utiliza como su órgano a aquel que nos hiere. Pero quien te golpee en la mejilla derecha, ofrécele también la otra, para que la golpee también.


40. Y a aquel que quiere hacer juicio contigo y te coge la camisa, déjale también tu chaqueta. 


41. Y a aquel que quiere obligar a que le acompañes durante una milla, vete con él dos millas.


42. A aquel que te pide misericordia dale, pero siempre con discernimiento de que lo hagas con amor sincero. Y no menosprecies a aquel que te pide prestado sin que obtengas interés.


43. Habéis oído que fue dado el mandamiento: que ames a tu compañero y que odies a tu enemigo.


44. Yo sin embargo os digo que améis a vuestros enemigos, que recéis a Dios por el bien de aquellos que os acusan, haced bien a aquellos que os odian, y rezad por aquellos que os tratan de manera ofensiva y menospreciante y que os acusan injustamente, incluso cuando su persecución sobre vosotros sea por vuestras creencias religiosas. 


45. Para que parezcáis así y os convirtáis en hijos de vuestro Padre que está en los cielos. Porque también Él el sol, que es suyo, lo hace salir sin distinciones entre buenos y malos, y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.


46. Porque si amáis sólo a aquellos que os aman, ¿qué recompensa habréis de recibir de Dios?  ¿No hacen lo mismo los cobradores de tributos públicos?


47. Y si saludáis sólo a vuestros amigos judíos, ¿qué hacéis de importante¿No hacen lo mismo los cobradores de tributos públicos?


48. Tenéis entonces que haceros perfectos con vuestro amor por todos, como también es perfecto vuestro Padre celestial, quien es amor.

    


    


CAPITULO 6

Continuación del sermón en la montaña del Señor.

Vers. 1-8. La caridad y la oración. 

1. Cuidaos de no hacer vuestra caridad delante de los hombres, para que os vean y os admiren. De otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que se encuentra en los cielos. 


2. Entonces cuando haces caridad, no lo publiques como si tocases la trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por los caminos para ser alabados por los hombres. Verdaderamente os digo que recibieron al completo su recompensa; y ésta es el elogio que buscaban y que recibieron de los hombres. 


3. Pero tu cuando haces caridad, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha


4. para que permanezca tu limosna en oculto. Y tu Padre que ve lo que haces en oculto, te dará la recompensa en público.


5. Y cuando reces, no debes de ser como los hipócritas. Porque les gusta estar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas y rezar, para que les vean los hombres. Verdaderamente os digo que así cogen aquí en la tierra completo su salario.


6. Pero tú, al contrario, cuando vayas a rezar, entra en tu habitación privada, y tras cerrar la puerta, haz tu oración al Padre que es invisible y está oculto. Y tu Padre que ve en lo oculto, te recompensará en lo público. 


7. Y cuando reces no hagas peticiones necias con repeticiones supersticiosas y mecánicas de palabras, que tu mente no las sigue o no las comprende, como hacen los idólatras. Porque ellos se imaginan que su necia palabrería actuará de un modo mágico y que sus oraciones serán escuchadas.


8. Entonces no os hagáis como ellos. Porque vuestro Padre sabe de lo que tenéis necesidad, antes de que vosotros se lo pidáis.  



Vers. 9-13. La oración del Se
ñor. 


9. Entonces vosotros, al contrario que los idólatras, debéis rezar del siguiente modo: Padre nuestro que estás en todas partes, pero que principalmente muestras tu presencia en los cielos, que sea reconocida tu santidad, para que sea glorificado y adorado dignamente tu nombre.


10. Que venga tu reino con la libre y bien dispuesta sumisión de todos los hombres hacia ti, de modo que con su obediencia en tus mandatos se conviertan en súbditos tuyos completamente dedicados a ti. Que se haga tu voluntad también en la tierra por parte de los hombres, al igual que sucede en el cielo a cargo de los ángeles y de los santos. 


11. Danos hoy nuestro pan diario que es necesario para el sustento de nuestra existencia.


12. Y perdónanos las deudas de nuestros innumerables pecados, como también nosotros perdonames a aquellos que nos deben porque han sido injustos con nosotros.


13. Y no permitas que caigamos en tentación, sino libéranos del Malvado que nos combate. Te lo pedimos todo esto a ti, porque es tuyo el reino y el poder y la gloria en los interminables siglos. Amen.



Vers. 14-15. Cómo seremos perdonados.


14. Tenéis, cuando pidaís el perdón de vuestros pecados, que perdonar vosotros también a los demás. Porque si perdonáis los pecados que los demás han cometido hacia vosotros los hombres, también vuestro padre celestial perdonará vuestros pecados.


15. Pero si no perdonaís a los hombres que pecaron frente a vosotros, tampoco vuestro Padre perdonará vuestros pecados hacia él.



Vers. 16-18. El ayuno agradable a Dios.


16. Y cuando ayunéis, no os pongáis malhumorados y afligidos como los hipócritas, que cambian su rostro toman la apariencia y la expresión de hombre fatigado por las privaciones, para parecer a los hombres que ayunan. Verdaderamente os digo que ya recibieron su recompensa por las alabanzas de los hombres.


17 Pero tú cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que parezcas alegre, 


18. y no muestres a los hombres que ayunas. Sino que tu ayuno sea visto sólo por tu Padre, que es invisible, pero que se encuentra presente en las partes más ocultas. Y tu Padre que ve en lo secreto, te entregará tu recompensa en público”.




Vers. 19-21. Tesoros terrenales y celestiales. 


19. No reunáis para vosotros mismos tesoros sobre la tierra, donde la polilla y el deterioro de la podredumbre o el óxido hacen desaparecer los materiales almacenados de la riqueza y donde los ladrones agujerean las paredes de los cofres y las roban.


20. Reunid para vosotros mismos tesoros en el cielo, donde ni el óxido ni la podredumbre, donde ni la polilla ni la podredumbre ni el óxido hacen desaparecer vuestros tesoros almacenados y donde los ladrones no agujerean las paredes de vuestros cofres ni roban.


21. Tenéis entonces que acumular tesoros en el cielo, para que esté vuestro corazón unido a Dios y a lo celestial. Porque allí donde está vuestro tesoro, también allí estará vuestro corazón. 




Vers. 22-24. El ojo del alma.



22. Y no es pequeña la desgracia de que vuestro "nus"* y vuestro corazón estén fijados en lo terrenal y en lo vano. Para que lo entendáis esto, os presento una imagen: el candil que da luz al cuerpo es el ojo; y el candil que ilumina el alma es el "nus". Entonces  si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz, como si fuese todo tu cuerpo el ojo. Así será iluminada también tu alma, si tu "nus" y tu corazón no han sido cegados por la avaricia y el apego por lo vano. 
 
* Nus, del gr. "νους", ojo espiritual del alma, en ocasiones traducido como intelecto, entendimiento, mente...
 


23. Pero sin embargo si tu ojo está ido y cegado, todo tu cuerpo estará sumido en la oscuridad. Pero si aquello que te fue dado para transmitirte luz se vuelve oscuridad, ¿en cuánta oscuridad serás sumido? Algo similar sucederá, si el "nus" es oscurecido por el apego a las riquezas. ¡En cuánta oscuridad moral será sumida entonces tu alma!  
 


24. No os engañéis a vosotros mismos con la idea de que es posible para alguien acumular tesoros en la tierra y estar al mismo tiempo apegado a Dios. Nadie puede ser al mismo tiempo siervo de dos señores. Porque o odiará a uno y amará al otro, o se apegará a uno y rechazará al otro. No podéis ser a la vez siervos de Dios y de "mamonás", es decir de la riqueza. O odiaréis la riqueza y amaréis a Dios, o os apegaréis a la riqueza y entonces rechazaréis a Dios.





Vers. 25-34. Dios provee por nuestras necesidades.


25. Entonces vuestro corazón ha de pertenecer exclusivamente a Dios. Por esto os digo, cortad la raíz de la codicia; y no os preocupéis con agonía y angustia en vuestra vida de qué comeréis o de qué beberéis, ni tampoco de vuestro cuerpo qué vestimenta os pondréis. ¿No vale más la vida que la comida, y el cuerpo mucho más que la vestimenta? Entonces Dios que os dio estas cosas superiores, os dará también las inferiores, es decir el alimento y el vestido.


26. Mirad los pájaros del campo que vuelan en el aire, y ved que éstos no siembran ni siegan ni almacenan comida en almacenes para el invierno o para el tiempo de privaciones. Y sin embargo son alimentados por vuestro Padre celestial. ¿Vosotros no valéis mucho más que ellos?


27. Y para que entendáis qué absurdo e incoherente es este cuidado vuestro, os pregunto: ¿Quién de vosotros, por mucho que lo intente, puede añadir a su altura un antebrazo? Nadie. ¿Qué conseguís entonces con vuestra preocupación por vuestro sustento?


28. Y en cuanto a la vestimenta, ¿Por qué sois dominados por una preocupación angustiosa e intranquila? Observad las flores silvestres, que crecen ellas solas en el campo, de qué manera crecen. No se fatigan ni tampoco hilan;


29. Y sin embargo os digo que ni el sabio en invenciones Salomón, con toda su célebre grandiosidad real y brillante y glorioso atuendo y su apariencia, no se vistió con vestimenta tan hermosa y fascinante, como la de una de estas flores silvestres.


30. Y si Dios viste con tanta grandiosidad las plantas del campo, que crecen ellas solas en el campo y no tienen destinadas vivir eternamente, como vosotros, sino que hoy existen y mañana son arrojadas en el horno como material combustible, ¿no cuidará mucho más de vosotros y os dará vestimentas, poco creyentes?


31. No seáis dominados nunca por la preocupación por vuestro cuidado diciendo: ¿qué comeremos? o ¿qué beberemos? o ¿ con qué nos vestiremos? 


32. Porque los gentiles y los idólatras, los cuales deconocen completamente los bienes celestiales que tienen incomparablemente mayor valor, buscan todo esto vano y perecedero como lo único serio e necesario. Pero vosotros no os preocupéis por esto, porque vuestro Padre celestial conoce que tenéis necesidad de todo esto y por lo tanto os lo dará.


33. Pedid lo primero de todo y sobretodo los bienes celestiales de Dios y la obtención de las virtudes que Dios os pide como término para regalaros estos bienes. Y entonces todo esto terrenal os será entregado junto con con lo otro.


34. Entonces no seáis dominados por la preocupación por lo que vaya a presentarse mañana. Porque el día de mañana procurará por todo lo que entonces os sucederá. Cada día traerá su propia preocupación y fatiga.



CAPITULO 7.

Continuación del sermón en la montaña del Señor.


Vers. 1-6. No tenemos que criticar. 

No juzgéis con crueldad, para no ser condenados por Dios.


2. Porque con el mismo severo y cruel juicio que condenáis, seréis condenados. Y con la misma medida con la que analizáis y condenáis las acciones de los demás, medirá Dios vuestra propia vida y comportamiento.


3. ¿Por qué entonces ves la pequeña suciedad que está en el ojo de tu hermano, mientras que el madero que hay en tu ojo no lo sientes y no lo entiendes? ¿Por qué el pequeño error de tu hermano lo ves, mientras que permaneces insensible frente a tu error mucho más grave?


4. O ¿cómo le dices a tu hermano, déjame que te saque la pequeña suciedad de tu ojo? Permíteme que corrija tu pequeño fallo. Y he aquí que en tu ojo está el madero. En el mismo momento tu eres culpable de una falta muy grave.



5. ¡Hipócrita, que finges que por devoción por la virtud y por amor quieres corregir a los demás!  Si realmente los haces por devoción, saca primero el madero de tu ojo, y entonces verás claramente para sacar también la pequeña suciedad del ojo de tu hermano.



6. Sin embargo la compasión y el intento por no condenar los errores y las maldades del otro no han de llegar hasta la falta de discernimiento. Existen también casos en los que hay que examinar con mucho cuidado el carácter del otro. Cuidaos de no dar el santo misterio de la fe a hombres que como perros llevan una vida irreverente y descarada; ni tampoco echéis las perlas preciosas de la fe cristiana frente a hombres que como puercos viven en el fango de las pasiones. Existe gran peligro de que las pisoteen con sus pies y se vuelvan para despedazaros o para dañaros de cualquier modo.



Vers. 7-11. Los resultados de la oración. 


7. Pero en lo referente a vuestras propias faltas y errores, pedidle a Dios, y os será dado lo que pedís, basta con que no sea disparatado ni dañino para vosotros. Buscad encontrar lo que pedís, y lo encontraréis, mientras os sea beneficioso. Llamad a la puerta del amparo divino, y os será abierta.


8. Porque quien pide a Dios, recibe. Y quien busca, encuentra. Y a quien llama a la puerta del amparo divino, le será ésta abierta.


9. Y para que os convezcáis de esto, os pregunto: ¿Quién de vosotros, si os pide vuestro hijo pan, puede darle una piedra en vez de pan?


10. Y si le pide pescado, ¿podrá darle una serpiente en vez de pescado?


11. Entonces si vosotros, que sois limitados y corruptos debido al pecado de los primeros en ser creados, sabéis dar a vuestros hijos cosas beneficiosas, ¿cuánto más vuestro Padre celestial, que está lleno de bondad, dará lo bueno y beneficioso a aquellos que lo piden?



Vers. 12-14. La regla de oro. Los dos caminos.


12. Y como resumen de todo lo anterior que os he dicho, os añado: todo lo que queréis que os hagan los hombres, lo mismo haced vosotros a ellos. Porque de esto trata en esencia la ley y los profetas, es decir en que améis al prójimo como a vosotros mismos.


13. No os desaniméis ante las dificultades que al principio se os presentarán al aplicar esta ley de oro y regla. Procurad entrar en el camino de las virtudes por la puerta estrecha, rechazando vuestra vida pecadora. Hace falta para esto sin embargo un esfuerzo continuo. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que arrastra hacia la eterna perdición del infierno; y muchos son los que se adentran por ella, ya que con gran facilidad y sin la más mínima lucha entra alguien aquí. El camino del pecado es espacioso.


14.  ¡Qué estrecha sin embargo es la puerta y llena de dificultades, peligros y tensiones el camino que lleva a la vida eterna! Porque ha de enfrentarse y reaccionar no sólo ante las malas deviaciones de los hombres, sino también ante las malas costumbres y tendencias de uno mismo. Por esto pocos son los que encuentran este camino. 



Vers. 15-20. Cuidado con los falsos profetas.


15. Entonces si queréis encontrar este camino de la salvación eterna, tened cuidado de no ser guiados por malos conductores. Tened cuidado con los falsos profetas, que vienen a vosotros con la apriencia exterior de la inocencia y la serenidad de una oveja, mientras que por dentro son salvajes y perversos como lobos rapaces. 


16. Por su comportamiento y por sus obras, que como frutos producen, les conoceréis bien. ¿Tal vez dan uvas los espinos o higos los abrojos?


17. Entonces como los espinos no dan uvas ni los abrojos dan higos, así cada árbol beneficioso, que tiene buenos zumos, produce buenos frutos; mientras que el arbol inservible produce frutos no beneficiosos y dañinos. 


18. No es posible que un árbol beneficioso de frutos dañinos, ni que un árbol que tiene malos zumos de buenos frutos. De este modo el hombre bueno realizará acciones virtuosas. Mientras que el malvado e hipócrita mostrará su maldad en su conducta y será fácilmente distinguible entre los demás. 


19. Cada árbol que no produce frutos buenos, es cortado y echado al fuego. Esto les pasará también a los hipócritas. 


20. Y no es difícil diferenciarlos. Porque de todo lo dicho se obtiene la conclusión de que les conoceréis bien, con seguridad y certeza, por las obras que como frutos producen.



Vers. 21-29.  Apliquemos los mandamientos de Dios.


21. Tened cuidado también de no ser engañados por vosotros mismos. Habéis de saber que en el reino de los cielos no entrará quien insistentemente apela a mi divinidad y me dice, Señor, Señor, sino que entrará en ella aquel que realice la voluntad de mi Padre que está en los cielos.


22. Muchos me dirán en quel día del juicio: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, creyendo que eres el Mesías e Hijo de Dios? ¿Y creyendo en ti no expulsamos demonios? ¿Y creyendo en ti no hicimos muchos milagros? ¿Y ahora no vamos a entrar en tu reino?


23. Y entonces les proclamaré muy claramente que nunca les reconocí como míos. Iros lejos de mí vosotros trabajadores de iniquidad, porque mis carismas los habéis utilizado no para mi glorificación, sino bajo vuestra propia voluntad y vuestros objetivos egoístas.


24. Reconoceré como míos sólo a aquellos que hayan hecho buenas y virtuosas obras. Todo el que escucha estas palabras mías y las aplica, le consideraré similar a un hombre sensato que construye su casa sobre piedra, es decir sobre el cimiento firme y sólido de mis enseñanzas y de mi ejemplo.


25. Y descendió la lluvia sobre el tejado de esa casa, y vinieron los ríos de los aguaceros sobre sus cimientos, y soplaron los vientos sobre sus paredes, y golpearon contra aquella casa. Pero no fue derrumbada, porque estaba cimentada sobre la piedra de la fe y de la obediencia en mí. 


26. Por el contrario, quien escucha estas palabras mías y no las aplica, será considerado similar a un hombre necio, que construyó su casa sobre un cimiento firme, pero encima de la arena.


27. Y descendió la lluvia, y llegaron los ríos que se forman por la lluvia, y soplaron los vientos y golpearon la casa aquella, y ésta cayó. Y su caída fue completa.


28. Y cuando Jesús acabó de decir sus palabras, la multitud durante mucho tiempo se quedó inmóvil y sorprendida por su enseñanza. 


29. Porque les enseñaba siempre con autoridad y poder, como heredero y juez y auténtico conocedor de la verdad, y no como los escribas, quienes para confirmar todo lo que decían, se referían a la ley y a las costumbres de los antepasados.              




CAPITULO 8 

Vers. 1-4. El Señor cura al leproso.



1. Cuando bajó Jesús de la montaña, le seguía una gran multitud de gente. 



2. Y he aquí que un leproso vino a reverenciarle arrodillado diciéndole: Señor, si quieres, tienes el poder para limpiarme de las heridas y de los sarpullidos de mi enfermedad impura.



3. Entonces Jesús extendio su mano y tocándole le dijo: quiero; sé limpio. Y directamente fue limpiado de la lepra y se puso completamente sano.



4. Entonces Jesús le dice: ten cuidado y no cuentes  a nadie el milagro de tu curación, pero vete y muéstrate al sacerdote y dale la ofrenda que estableció Moisés. Para que sea válida tu inspección por el sacerdote y tu ofrenda como testimonio y prueba para el sacerdote y para los judíos de que tú te has curado completamente y de que no he venido a anular la ley.





Vers. 5-13. El Señor cura al siervo del Centurión.


5. Y cuando Jesús entró en Capernaúm, fue junto a él un centurión, el cual le rogaba y le decía:


6. Señor, mi siervo esta inmovilizado e impedido en casa y sufre de terribles dolores.


7. Jesús entonces le dice: iré a tu casa y le curaré.


8. Y el Centurión le respondió: Señor, no soy digno de que entres bajo el tejado en mi casa. Pero di solo lo que quieres con unas sencillas palabras, y será curado mi siervo.


9. Porque yo también soy hombre bajo autoridad y recibo órdenes de superiores, pero también tengo bajo mis órdenes a soldados; y digo a un soldado: -ve, y va. Y a otro digo ven, y viene. Y a mi siervo le digo, haz esto, y lo hace. Cuánto más serán realizadas tus palabras.  Porque tú no estás bajo las órdenes de nadie, y tienes autoridad sobre todas las potestades invisibles.


10. Cuando Jesús escuchó estas palabras, quedó admirado y dijo a los que le acompañaban: verdaderamente os digo, una fe tan grande no he encontrado ni entre los israelitas, que son el pueblo escogido por Dios.


11. Os aseguro que muchos como el centurión vendrán del este y del oeste, de todas las partes del mundo, y se sentarán junto a Abraham, Isaac  y Jacob en la deleitosa cena del reino de los cielos.


12. Mientras que aquellos que provienen de Abraham y de acuerdo con las promesas de Dios son herederos del reino, serán echados fuera de él, en la oscuridad que está completamente alejada del reino de Dios. Allí llorarán y apretarán sus dientes.


13. Y dijo Jesús al centurión: vete a tu casa y que suceda contigo tal como lo creíste (es decir que solo con mis palabras y desde lejos puedo curar a tu siervo). Y así fue que en aquel momento fue curado su siervo.



Vers. 14-17. El Señor cura a la suegra de Pedro y a otros enfermos.



14. Y cuando vino Jesús a la casa de Pedro, vio a su suegra enferma y postrada en la cama con mucha fiebre.


15. Entonces tocó su mano y enseguida se fue la fiebre, levantándose ella completamente sana, y le atendió, ya que no sentía ya la más mínima debilidad.


16. Y cuando vino la tarde, trajeron al Señor muchos endemoniados. Y expulsó los malos espíritus de ellos con un solo mandato. Y curó a todos cuantos padecían de otras enfermedades.



17. Así se realizó y se cumplió en su totalidad aquello que fue dicho por el Espíritu de Dios a través del profeta Isaías,  cuando dijo: Él se llevó nuestras enfermedades y cargó sobre Él nuestras dolencias, sufriendo como representante nuestro por nuestros pecados.  Y así no solo sanó nuestras almas, sino que recibió la autoridad para sanar también nuestros cuerpos. 





Vers. 18-22. Jesús pide abnegación.


18. Cuando Jesús vio a la multitud congregarse alrededor suyo, ordenó a los discípulos que preparasen el barco para partir junto con él a la tierra costera del otro lado, Perea. 

19. Entonces se le acercó un escribano y le dijo: Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas. 

20. Y Jesús le dijo: los zorros tienen guaridas y las aves del cielo nidos donde recogerse, pero el hijo del hombre (es decir yo que nací de la Virgen y soy el Hombre por excelencia, conocido por las promesas de Dios a Adán, y que como Mesías vendré de nuevo como glorioso Juez sobre las nubes del cielo) no tiene ni dónde apoyar su cabeza. No esperes entonces tu tampoco tener comodidades corporales y descanso, sino que toma tus decisiones sabiendo desde antes que la vida delos que me siguen está llena de privaciones y de sacrificios, como la mía.

21. Y otro de sus discípulos le dice: Señor, dame tu permiso primero para que antes de ir contigo, pueda ir a enterrar a mi padre, y después te seguiré a todas partes. 

22. Y Jesús, previendo que la vuelta de su discípulo a su casa le iba a meter en cuidados y preocupaciones en relación con la herencia, le dijo: sígueme, y deja a tus familiares, los cuales, aunque parece que están vivos, debido a que por su falta de fe están espiritualmente muertos, que entierren sus muertos, porque éstos también murieron en la falta de fe.




Vers. 23-27. Agitación y calma del mar.


23. Y cuando el Señor entro en el barco, le siguieron sus discípulos.


24. Y de repente comenzó una gran tempestad en el mar que levantó grandes olas, tan grandes que el barco era cubierto por ellas. Él sin embargo dormía.


25. Entonces fueron donde él sus discípulos y le despertaron diciendo: Señor, sálvanos; nos perdemos.


26. Y el Señor les dice: ¿Por qué tenéis miedo, faltos de fe?  Entonces, tras ponerse en pie, con severidad dio la orden a los vientos y al mar, y directamente hubo una gran calma.


27. Y los hombres que vieron y escucharon el milagro se quedaron asombrados diciendo:  ¿Qué hombre es este? Es mucho mayor de lo que creíamos hasta ahora, porque los vientos y el mar se someten a él.



Vers. 28-34. Curación de dos endemoniados.


28. Y cuando el Señor llego hasta la orilla de enfrente, a la tierra de los gadarenos, salieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros que allí había, en los cuales les gustaba habitar. Los dos eran agresivos y muy peligrosos; tanto, que nadie podía pasar por aquel camino.


29. Y de repente, debido a su miedo vocearon fuertemente diciendo: ¿Qué relación existe entre nosotros, Jesús, hijo de Dios? ¿Has venido aquí antes de tiempo, antes del juicio mundial, para torturarnos?


30. Mientras tanto había lejos de ellos una piara con muchos cerdos, que pastaban  allí.


31. Los demonios entonces empezaron a suplicarle: si nos vas a sacar de aquí, danos el permiso para irnos y entrar dentro de la piara de cerdos.


32. Y debido a que los que alimentaban a los cerdos lo hacían infringiendo la ley Mosaica, que prohibía la carne de cerdo por ser impura, el Señor castigando esta infracción suya, dijo a los demonios: id. Y ellos salieron de los hombres y fueron a los cerdos. Y de repente toda la piara de cerdos se abalanzó con manía por el barranco hacia abajo, hacia el mar, y se ahogaron en sus aguas.


33. Entonces los que llevaban a los cerdos se marcharon, y llegando a la ciudad, comunicaron todo lo que pasó, especialmente lo que sucedió con los endemoniados.


34. Y entonces todos los habitantes de la ciudad salieron a buscar a Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuese de su tierra, por miedo a que les pasase algo peor.  





CAPITULO 9

Vers. 1-8. La curación del paralítico de Capernaum. 


1. Y tras entrar en un barco, cruzo a la otra orilla del lago y llego a su ciudad, Capernaum. 


2. Entonces le trajeron a un paralítico que le habían puesto sobre una camilla. Y debido a que Jesus vio la fe que tenía el paralítico y también los que le traían, dijo al paralítico, quien temía y estaba preocupado por si sus pecados impedían su curación. – Ten coraje, hijo mío, todos tus pecados te han sido perdonados. 
 
3. Pero entonces algunos de los escribas dijeron dentro de ellos: este blasfema, porque se atribuye a sí mismo un derecho que solo Dios posee. 


4. Jesús en el mismo momento vio en el fondo de sus corazones sus pensamientos y dijo: - ¿Por qué tenéis malos pensamientos y con mala disposición en vuestros corazones? 


5. Y verdaderamente vuestros pensamientos son con mala disposición y malintencionados, porque ¿Qué es más fácil, que diga alguien “tus pecados son perdonados”, o que diga “ponte en pie y camina”? Vosotros consideráis más difícil esto último. 


6. Para que aprendáis entonces ahora que el hijo del hombre, el Mesías, el representante de la humanidad y su glorioso Juez durante su segunda venida, tiene autoridad para perdonar los pecados de los hombres,- y entonces dice al paralítico: -ponte en pie y coge sobre tus hombros tu camilla y ve a tu casa. 
 

7. Y así fue que se levantó y fue a su casa. 


8. Entonces cuando la gente vio lo que pasó, admirados glorificaron a Dios, que dio a Cristo tal autoridad sobre los hombres, es decir la de poder perdonar los pecados, y al mismo tiempo de curar con un logos enfermedades corporales incurables.



Vers. 9-13. La llamada de Mateo. 


9. El que el Señor curó también almas lo mostró de nuevo poco después. Yéndose de allí y caminando cerca del lago, vio Jesús a un hombre que estaba sentado en el banco de los ingresos de los impuestos, quien ahora se llama Mateo. Y a este cobrador de impuestos dice Jesús: sígueme. Y él se levantó y le siguió. 


10. Y cuando él (Jesús) se sentó en el banco y comía en la casa de Mateo, muchos cobradores y pecadores vinieron y se sentaron con Jesús y sus discípulos. 


11. Cuando le vieron los fariseos, dijeron a Sus discípulos: -¿Por qué vuestro Maestro come con los cobradores de impuestos y con los pecadores?
 
 
12. Entonces Jesús, nada más escuchar estas palabras, les dijo: - No tienen necesidad de médico los sanos, sino los que no están bien de salud. 
 
 
13. Id entonces y aprended qué significa lo que dijo el profeta Oseas: Quiero misericordia y comprensión, y no sacrificio exterior que es alentada por una buena disposicion interior y compasión. Yo sé qué hago. Porque no he venido del cielo para llamar a aquellos que piensan que son justos, sino para llamar a los pecadores, para que se arrepientan y sean salvados.





Vers. 14-17. Pregunta en relación con el ayuno.


14. Entonces se le acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: ¿Por qué nosotros y los fariseos hacemos mucho ayuno, y tus discípulos no?


15. Y Jesús les dijo: ¿Acaso es posible que los amigos del novio invitados a su boda se vistan de luto y ayunen, mientras está con ellos el novio y continúa la atmosfera festiva de la boda? Pues del mismo modo mis discípulos, mientras yo el Novio de la Iglesia estoy con ellos no es posible que guarden luto.


16. Nadie debe poner sobre ropa vieja remiendos de tela nueva, la cual está tersa porque aún no ha sido utilizada. Porque esta pieza nueva, que ha sido puesta para completar, tira del vestido, y se hace peor la rotura. De este modo mi nueva enseñanza no es beneficiosa cuando es puesta sobre formas exteriores que se han envejecido ya y están desgastados. Porque las formas exteriores también serán perjudicialmente inutilizadas, y mi enseñanza será adulterada.


17. Tampoco se pone mosto en odres viejos que no aguantan en la cocción del mosto. Se romperían los odres y el vino se derramaría fuera, y los odres se estropearían y se harían inservibles. Por el contrario se pone mosto en odres nuevos, que aguantan, y así los dos, es decir el odre y el mosto, se conservan. Del mismo modo ahora los fariseos y los que les siguen son odres viejos, que no pueden recibir mi nueva enseñanza, la cual recibirán mis discípulos, que se asemejan a la nueva prenda y a los nuevos odres.





Vers. 18-26. La Resurrección de la hija de Jairo y la curación de la mujer enferma de flujo de sangre.


18. Y mientras les decía esto Jesús, en aquel momento se le acercó uno de los principales componentes de la sinagoga, y reverenciándole le dijo que “mi hija ha muerto hace poco. Pero si vienes y pones tu mano sobre ella vivirá.


19. Y Jesús, levantándose de la mesa, se le acercó, y también sus discípulos.


20. Y estaba allí una mujer que llevaba doce años enferma de flujo de sangre que se le acercó por detrás en oculto, porque sentía vergüenza y no quería que se conociese su enfermedad, y tocó por un extremo de su vestimenta.


21. Y lo hizo esto porque pensaba dentro de ella, “sólo con tocar su vestimenta me pondré bien”.


22. Jesús entonces se volvió, y nada más verla, dijo: ten coraje, hija mía, la fe y la convicción que tienes de que solo con tocar mi vestimenta ya te curarías, te ha sanado. Y la mujer se puso completamente sana desde aquel mismo momento.


23. Cuando más tarde fue Jesús a la casa del principal de la sinagoga y vio a los que tocaban flautas con tono de lamentación y la multitud de familiares y de conocidos creando alboroto con sus llantos, les dijo:


24. Marchaos ya de aquí, porque la chica no ha muerto, sino que duerme. Y se burlaron de él, porque estaban seguros de que la chica había muerto.


25. Y cuando la gente salió fuera, entro en la habitación de la muerta, cogió su mano, y la chica resucitó.


26. Y se difundió la fama del milagro por toda aquella tierra.




Vers. 27-31. La curación de los dos ciegos.

27. Y mientras se iba de allí Jesús,  le seguían dos ciegos, los cuales voceaban fuertemente diciéndole: ten compasión de nosotros y cúranos, glorioso descendiente de David.

28. Y cuando llegó a casa, vinieron junto a Él los ciegos, y Jesús les dice: ¿creéis que tengo el poder para hacer esto que me pedís? Y ellos le responden: Sí, Señor.

29. Entonces tocó sus ojos con sus dedos y les dijo: que se haga esto que pedís, de acuerdo a vuestra voluntad.

30. Y fueron abiertos sus ojos. Y Jesús con modo severo les ordenó diciendo: tened cuidado, que nadie sepa el milagro que os he hecho.

31. Pero ellos, cuando salieron de la casa, hicieron conocida la noticia de Jesús como Mesías y realizador  de milagros en toda aquella tierra.



Vers. 32-34. La curación del sordomudo.


32. Y según salían de la casa estos dos ciegos, he aquí, trajeron a Jesús un hombre que estaba poseído por el demonio y era sordo y mudo.


33. Y nada más expulsar Cristo a este demonio, el mudo habló. Y los habitantes del pueblo, admirados, decían: nunca se han visto estos milagros en la tierra de Israel. Ni siquiera cuando los profetas y el resto de hombres santos realizaban milagros entre ellos.


34. Pero los fariseos decían: con la ayuda y la colaboración del príncipe de los demonios expulsa los demonios de los endemoniados.



Vers.35-38. Necesidad de pastores y maestros.

35. Y recorría Jesús todas las ciudades y las aldeas, enseñando en sus sinagogas y predicando el jubiloso anunciamiento del reino de Dios y curando cada enfermedad e indisposición al pueblo.


36. Y cuando veía a la multitud de la gente, sentía compasión y pesar por ellos, porque estaban espiritualmente agotados y desatendidos, como ovejas que no tienen pastor que las cuide y que las lleve a pastar.


37. Entonces dice a sus discípulos: las espigas que están listas para segar son muchas, pero los trabajadores para segarlas son pocos. Muchos son los que tienen buena disposición para aceptar el evangelio y ser salvados, pero pocos son los trabajadores espirituales que servirán en esta obra espiritual.



38. Rogad entonces a Dios, que es el señor y propietario de las siembras que están listas para ser segadas, que encuentre y que envíe obreros a su siega. 

   




CAPITULO 10


Vers. 1-4. Los doce discípulos.

1. Y tras llamar Jesús a sus doce discípulos, les dio autoridad y poder sobre los espíritus impuros, para poder expulsarles de los hombres y para curar todo tipo de enfermedad y mala disposición.


2. Los nombres de los doce apóstoles son los siguientes: Primero es contado Simón, a quien Jesús y sus discípulos llamaron Pedro,  y Andrés su hermano, Jacobo hijo de Zebedeo y Juan su hermano,


3.Felipe y Bartolomé, Tomás  y Mateo que era publicano, Jacobo el hijo de Alfeo y Lebeo que fue llamado después Tadeo,


4. Simón el Cananeo, es decir el celote, y Judas Escariote, quien le entregó a los enemigos para que le matasen.



Vers.  5-31. La obra y la autoridad de los doce discípulos.


5. A estos doce discípulos les envió y les dio las siguientes instrucciones: no vayáis por camino que os lleve a país donde habiten idólatras, y no entréis a ciudad que pertenezca a Samaritanos.


6. Id mejor a las ovejas perdidas que proceden de la generación de Israel. 

  
7. Y allí a donde vayáis, predicad diciendo que se ha acercado la venida y el establecimiento del reino de los cielos en la tierra. Dentro de poco será fundada la Iglesia, en la cual con la predicación del Evangelio y la gracia de los misterios se transmitirá a los fieles la vida divina del reino celestial.


8. Y para que sea confirmada vuestra predicación, os doy autoridad y poder para sanar enfermos, limpiar leprosos, resucitar muertos, expulsar demonios. Esta gracia para realizar milagros, dadla gratis vosotros también, sin recibir dinero.


9. No adquiráis y no guardéis en vuestros cinturones monedas de oro, ni de plata, ni de cobre.


10. Ni tampoco llevéis con vosotros bolsa para poner en ella pan para el camino que vais a hacer. Tampoco tengáis dos camisas, ni calzado excepto las sandalias que lleváis, ni tampoco bastón. Esto no os es necesario. Porque sois obreros que trabajáis por el beneficio espiritual de los hombres, y cada trabajador está justificado para recibir  su comida de aquellos por los cuales se esfuerza.


11. Entonces a todo país o ciudad que vayáis, examinad quién de sus habitantes tiene buena consideración y es digno de recibiros. Y quedaos sólo en su casa, hasta que os vayáis de aquella ciudad.


12. Y cuando entréis en la casa del hombre que os recomendaron como digno, dadle saludo y oración diciendo: que venga paz a esta casa.


13. Y si los habitantes de esta casa reciben dignamente el Evangelio, en cuanto a que lo reciben con fe, que venga a su casa la paz que les deseasteis. Pero si no son dignos,  que vuestra paz regrese a vosotros, aumentando así la paz que tenéis.


14. Y quien no os reciba y no escuche vuestras palabras, según salís de aquella casa o de aquella ciudad que no os recibió, sacudíos bien el polvo que cogieron vuestros pies de aquel lugar, de modo que nada de ellos quede sobre vosotros, y para mostrar de este modo que ya no tenéis ninguna relación con ellos.     


15. Verdaderamente os digo, el día del juicio será más tolerable el castigo para aquellos que vivían en la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad que no recibió a mis enviados.



16. Aquí,  entonces, yo el Señor os envió para que seáis como ovejas pacíficas en medio de feroces lobos, a los cuales se parecen los enemigos del evangelio, quienes están dominados por las pasiones salvajes de la carne. Entonces ya que tan terrible será vuestra posición, buscad ser prudentes como las serpientes, no exponiéndoos a vosotros mismos a inútiles y absurdos peligros, y sin maldad y simples como las palomas.


17. Teniendo como única arma esta prudencia y la falta de maldad, resguardaos de los hombres. Porque os entregarán en asambleas  para ser condenados por ellas, y en sus sinagogas, y os azotarán frente al pueblo.


18. Y os llevarán también frente a gobernadores  y reyes, condenados por causa de mí,  para que deis testimonio de mi persona para que lo escuchen ellos y los gentiles, para que luego no se excusen diciendo que no han oído vuestra predicación.


19. Entonces cuando os arresten para ser interrogados ante juicios o ante reyes, no os turbéis  buscando con agobio cómo hablaréis o qué diréis. Porque en aquel momento de vuestra defensa os iluminará Dios para lo que debáis decir.


20. Y os iluminará Dios para lo que debáis decir, porque no seréis vosotros los que entonces hablaréis, sino el Espíritu de Dios, el cual es por la gracia vuestro Padre. El Espíritu de Dios hablará teniéndoos a vosotros como su medio.  


21. Y no estarán solo los de fuera en contra vuestra, sino también los que viven en vuestra casa. Entregará a muerte el hermano infiel a su hermano que ha creído en el evangelio, y el padre infiel a su hijo que ha creído, y se sublevarán los hijos infieles en contra de los padres fieles para matarles. 


22. Y os odiarán continuamente todos por mi causa. Pero quien tenga paciencia hasta el final en estas pruebas, será salvado.


23. Cuando os persigan en una ciudad, marchaos e id a otra, para continuar allí vuestra obra. Y no penséis que puede que no os queden ya ciudades a las que acudir, cuando os expulsen. Porque verdaderamente os digo, no llegaréis a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que llegue el justo juicio del hijo del hombre, que castigará a vuestros perseguidores.


24.  Y no os extrañéis por estas persecuciones. Cada discípulo, mientras sea discípulo, no es nunca superior a su maestro. Ni ningún siervo es superior a su señor.


25. Le es suficiente al discípulo con tener el mismo tratamiento que tiene también su maestro. Y ha de estar satisfecho el siervo si tiene el mismo tratamiento que tiene su señor. Acaso a mí, que soy vuestro maestro y vuestro señor, ¿no me persiguen?  Si a mí, que soy señor de la casa de Dios, me han llamado Beelzebú, es decir jefe de los demonios, cuánto más os llamarán a vosotros , que sois los que estáis en mi casa, los hombres míos?



26. Y como conocéis ya desde antes que, así como me calumniaron y me condenaron a mí, así también os calumniarán y os condenarán a vosotros, no les temáis. Cualquier calumnia que digan en contra vuestra, rápidamente se caerá. Porque no existe nada cubierto que no será descubierto, ni nada oculto que no será conocido. Y el evangelio entonces, que ahora es conocido por pocos y para la mayoría permanece desconocido y cubierto, será conocido por vuestra predicación y se mostrará su verdad. Y entonces caerán las calumnias que dirán en contra vuestra y en contra de vuestra predicación.


27. Lo que os digo ahora particularmente, decidlo en público. Y lo que escucháis ahora secretamente en el oído, predicadlo desde las azoteas, para que lo escuchen todos.


28. Y debido a que los que predican el evangelio serán perseguidos por los infieles, no temáis a los que matan al cuerpo, pero no tienen el poder de matar el alma. Temed sin embargo incomparablemente más a Dios, quien tiene el poder de arrojar al infierno y a la eterna desgracia del Hades tanto el alma como el cuerpo.


29. E incluso si os matan, no penséis que Dios os ha abandonado y por eso os matan. No. ¿No se venden dos gorrioncillos por el precio de diez céntimos? Y sin embargo uno de ellos no caerá muerto a la tierra sin que lo permita vuestro Padre.


30. Y en cuanto a vosotros, sabed que Dios tiene contados incluso todos los pelos de vuestra cabeza, cuando vosotros por uno de ellos dais muy pequeña o ninguna importancia, y desconocéis su número. Es decir que Dios conoce hasta lo más mínimo que os sucede, a lo cual vosotros dais muy poca importancia.



31. Entonces si Dios tanto se interesa por vosotros y tanto sigue todo lo que sucede, nunca temáis. Vosotros sois diferentes e incomparablemente superiores que muchos gorriones.



Vers. 32-42. Confesemos nuestra fe en el Señor.            


32. No tengáis en cuenta entonces las persecuciones y los peligros, pero sí las grandes recompensas que os esperan. Todo el que me confiese como su Salvador y su Dios ante quienes persigan su fe, les confesaré yo también como fiel mío ante mi Padre que está en los cielos.


33. Pero aquel que me niegue como Salvador Teántropo * ante los hombres, le negaré yo también y no le reconoceré como mío frente a mi Padre que está en los cielos. 

* Teántropo, del griego  «θεάνθρωπος» , [zeántropos], Dios y Hombre.

34. No penséis que he venido a la tierra para traer una paz tal como se la imaginan los que esperan al Mesías como un rey terrenal y conquistador. No, no he venido a traer paz, sino cuchillo y división y juicio (de todo esto sin embargo no es culpable mi evangelio, sino la maldad de los hombres).


35. Porque he venido a separar al hombre fiel  y recto de su padre infiel y desviado, y a la hija de su madre, y a la nuera de su suegra.


36. Y los enemigos del hombre fiel serán las personas de su casa que no admitan mi evangelio, el cual trae la paz verdadera y celestial.


37. Aquel que ama a su padre o a su madre más que a mí, y me niega para no ser separado de sus padres, no es digno de mí. Y aquel que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de ser llamado discípulo mío. 


38. Y quien no toma la decisión de recibir muerte en la cruz y no viene detrás de mí con esta decisión, es decir que no imita todos mis ejemplos, no es digno de mí.


39. Aquel  que en tiempo de persecución evite el martirio y salve su vida corporal, perderá la más alta, la bienaventurada vida eterna, la cual se gana con el martirio. Y aquel que pierda su vida por su fe en mí, ganara la más alta y bienaventurada vida eterna.


40. Y estas grandes recompensas no serán solo para vosotros, quienes predicaréis el  evangelio. Sino que aquellos que os reciban como servidores de mi evangelio, os recibe no a vosotros, sino a mí. Y quien me recibe a mí, recibe al mismo Dios Padre, quien me envió al mundo.


41. Aquel que recibe y apoya y ayuda a un profeta, debido a que es profeta, recibirá la misma recompensa que recibirá el profeta.  Y aquel que recibe al justo, debido a que es justo, recibirá la misma recompensa que recibirá el justo.


42. También aquel que ofrezca a alguno de mis discípulos, a éstos que el mundo considera pequeños e insignificantes, aunque solo sea un vaso de agua fría, que improvisadamente lo coja de la fuente sin mayor esfuerzo, y que ofrezca este servicio mínimo o similar a este discípulo porque es siervo mío, verdaderamente os digo, no perderá en la vida futura la recompensa que le pertenece.




CAPITULO 11.

1. Y cuando Jesús terminó de dar mandamientos e instrucciones a sus doce discípulos, y aquellos se dirigieron a sus caminos, partió también Él de allí para continuar su enseñanza por las casas y su predicación pública por las sinagogas y por el resto de edificios públicos de las ciudades judías.


Vers. 2-15. La grandeza de Juan el Bautista.


2. Mientras tanto Juan, cuando escuchó desde el interior de la prisión los milagros de Cristo, envió dos de sus discípulos


3. y le dijo: ¿Eres tú el Mesías, que seguro dentro de poco va a venir al mundo, o debemos esperar a alguien?  E hizo esta pregunta Juan para  que se afianzasen con esta respuesta sus impacientes discípulos en su fe por Cristo.


4. Y Jesús les respondió: id y decidle a Juan lo que veis y oís.


5. Lo que profetizó Isaías sobre la acción del Mesías se cumple ahora con exactitud.  Es decir que ciegos recuperan de nuevo su luz y cojos caminan libremente, los leprosos son limpiados de lepra y los sordos oyen, los muertos son resucitados y pobres rechazados e insignificantes escuchan el jubiloso anunciamiento del reino de los cielos, el cual les traerá la bienaventuranza y la gloria.

6. Y dichoso es aquel que no caerá espiritualmente y no se escandalizará tomando como motivo mi apariencia exterior de la humildad, a la cual  me sometí para salvar al hombre.


7. Nada más partir ellos, comenzó Jesús a decir a la multitud sobre Juan:  ¿Qué salisteis a ver al desierto, cuando predicaba allí Juan? ¿Tal vez fuisteis a ver a algún hombre inestable, como la caña que se tambalea a cada soplido del viento?  Desde luego que no.


8. Y si no, ¿qué fuisteis a ver? ¿Un hombre ataviado con vestidos lujosos, débil y poco valiente?  Los que llevan vestidos lujosos, miradlos,  están en los palacios de los reyes como sus cortesanos.


9. Y si no, ¿qué fuisteis a ver? ¿Profeta? Sí, os informo, y más que profeta. Porque él ha sido hecho digno de ver al Mesías anunciado por los profetas; y además profetizó su propia acción y apostolado.


10. Porque él es sobre el que escribió el profeta Malaquías: “He aquí que Yo envío a mi mensajero un poco antes de ti, el cual preparará tu camino delante de ti, y preparará las almas que te recibirán”.


11. De verdad os digo, no ha aparecido entre los hombres nacidos de mujer  hasta ahora otro mayor en cuanto a valor que Juan el Bautista.  Debéis saber sin embargo también esto: que el último y más humilde e insignificante en el reino de los cielos, el cual esta fundado por mí en la tierra (es decir el último miembro de mi Iglesia) , es desde el punto de vista de los carismas divinos y del conocimiento salvífico, la cual se recibe dentro de la Iglesia, mayor que Juan, el cual no ha recibido ni disfrutado los dones y los carismas del Nuevo Testamento.


12. Nuevos tiempos han venido ahora. Una es la época antes de Juan y otra la época actual. Desde la época en que Juan comenzó su predicación hasta ahora, el reino de los cielos, el cual no podía nadie conseguir, se gana con violencia, y los que emplean búsqueda y estudio y violencia sobre ellos la consiguen rápido.


13. Si, ha empezado otra época desde los días de Juan. Porque todos los profetas y la ley profetizan hasta Juan, ahora sin embargo estas profecías comienzan a cumplirse.


14. Y si tenéis buena disposición para admitirlo, este es el Elías, el cual, conforme a la profecía de Malaquías, antes de la llegada del Mesías ha de volver al mundo.  Tan grande, tan gloriosa es esta nueva época.



15. Quien tenga oídos espirituales para escuchar con interés y comprensión esto que digo, que escuche y que comprenda que el Mesías ha venido. 




Vers. 16-24. El Señor predice el castigo de las ciudades de Galilea, porque no creyeron.


16. ¿Pero con qué compararé esta generación perversa, la cual no tiene oídos para oir? Es semejante a los muchachos necios y holgazanes  que se sientan en las plazas, y dan voces a sus amigos, diciéndoles:


17. Os tocamos alegres canciones con la flauta, y no bailasteis; os tocamos música de pena, y no os golpeasteis el pecho y la cabeza llorando desconsoladamente.


18. Los hombres de esta generación son perversos, no puede nadie encontrarlos en ninguna parte.  Porque vino Juan, que ni comía ni bebía como los demás hombres, sino que vivía ascéticamente,  y decían de el: es insociable y melancólico, y tiene dentro de él demonio.


19. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, como moderado y hombre social, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Y así fue  alabada la divina sabiduría porque es justa y trabaja sabiamente por la salvación de los hombres; no de todos, como debería, sino solo de los hombres que son realmente sensatos y tienen espíritu de sabiduría.    

20. Entonces comenzó Jesús a delatar y a acusar a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo:


21. ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo haría ya que sus habitantes se hubieran arrepentido. Y expresarían su contrición por sus pecados llevando puesto un saco  y arrojando ceniza sobre sus cabezas.


22. Os parece exagerado esto. Pero os digo que en el día del juicio, los habitantes de Tiro y Sidón recibirán un castigo mucho más tolerable que vosotras.


23. Y tú, Capernaúm, que fuiste morada del Señor hecho hombre y por eso has sido elevada glorificada hasta el cielo, bajarás humillada hasta el Hades. Porque si hubieran sucedido en Sodoma y Gomorra los grandes milagros que han acontecido en ti, no hubiesen sido destruidas, y sus habitantes se hubiesen arrepentido, y Sodoma permanecería hasta hoy en día.


24. Y esto parecerá extraño a tus habitantes. Os aseguro sin embargo que será más soportable el castigo a los habitantes de Sodoma en el día del juicio que a ti.




Vers. 25-27. Las verdades divinas son mostradas a los humildes.

25. En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: Te agradezco, Padre mío, como señor y dominador y gobernante omnisciente y justo del cielo y de la tierra. Te agradezco, porque actuando omnisciente y justamente escondiste estas verdades celestiales y misteriosas a los hombres que piensan que son sabios y razonables, y revelaste estos misterios salvadores a simples, inocentes y humildes. Y así ahora el conocimiento de las verdades salvadoras depende no de la inteligencia mental, que solo unos pocos la tienen, sino de la disposición humilde, que todos los que quieran pueden obtenerla.


26. Sí; te agradezco, Padre mío, porque así lo quisiste tú, y esta fue tu buena y justa voluntad.


27. Todas las cosas me fueron entregadas a mí por mi Padre; y he recibido también como hombre cada autoridad y poder. Y debido a que soy, como Logos, de la misma esencia que mi Padre y soy ilimitado como El, nadie más conoce perfectamente al Hijo y cuál es su naturaleza y las voluntades del Hijo, sino solo el Padre. Lo ilimitado solo por lo ilimitado puede completa y perfectamente ser conocido. Y asimismo nadie conoce al Padre a fondo y su esencia sino solo el Hijo; limitadamente sin embargo le conoce también aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.  





Vers. 28-30. El Señor llama al arrepentimiento.


28. Quiere sin embargo el Hijo dar a conocer a su Padre a todos los que tienen un verdadero deseo de recibir este conocimiento. Y por eso os llama: venid a mí todos los que estáis cansados y cargados por el peso del pecado y de las aflicciones, y de la carga de las tradiciones fariseas, con las cuales la ley inspirada por Dios se ha convertido en una carga insostenible.  Venid a mí, y yo os haré descansar. 


29. Tomad sobre vosotros el yugo del sometimiento a mí y la enseñanza mía, y aprended de mí que soy manso y humilde  en el corazón y en la disposición interior, y encontraréis descanso y paz en vuestras almas.


30 Porque mi yugo de la obediencia a mí y mi enseñanza es liviano y beneficioso para quien lo levanta. Y la carga de las obligaciones y deberes que pongo yo sobre mis creyentes es ligero.   






CAPITULO 12



Vers. 1-13. Cómo es bendecido el día de Dios.


En aquel tiempo caminaba Jesús un día de Sábado, por los campos sembrados. Y sus discípulos tenían hambre y comenzaron a arrancar espigas y a comerlas.


2. Pero los fariseos, cuando vieron esto, le dijeron: - mira, tus discípulos hacen algo que no está permitido hacer en día de Sábado.


3. Y Jesús les dijo: “¿No habéis leído lo que hizo David, cuando tuvo hambre él y los que estaban con él?”


4. Es decir ¿cómo entró en la casa de Dios y comió los panes que estaban puestos arriba en la mesa del tabernáculo para ofrenda a Dios, cuando no estaba permitido comerlos ni a él ni a los que estaban con él, sino solamente a los sacerdotes? Y sin embargo, debido a que la necesidad así  lo requería, los panes dedicados a Dios fueron usados para alimento de unos hombres que no eran sacerdotes; y Dios no desaprobó esta acción.


5. O, - para ofreceros otra prueba- ¿no habéis leído en la ley que cada Sábado, los sacerdotes, en el templo, suprimen el reposo del Sábado con el trabajo que hacen cortando madera, encendiendo fuego, degollando animales y dividiéndolos en partes,  para ofrecer los sacrificios? Y sin embargo a pesar de estos trabajos que hacen, no son culpables.


6. Os digo sin embargo que aquí tenemos algo superior que el templo, porque mis discípulos, a los cuales acusáis, han permanecido en ayuno para servirme a mí que soy superior que el templo.


7. Pero si hubieseis comprendido lo que significa quiero una disposición compasiva y comprensión, y no un sacrificio en el cual falta la verdadera dedicación y el amor sincero, no condenaríais a mis discípulos, que son unos inocentes y libres de toda acusación.


8. Y realmente son inocentes e inculpables mis discípulos, porque el Hijo del hombre es libre también del cumplimiento del descanso del Sábado. El Sábado es una institución pedagógica y es válida hasta que llegue el hombre a una perfección espiritual. Y yo que soy por excelencia representante de la humanidad y el hombre perfecto, tengo autoridad para modificar incluso la institución del Sábado. Entonces lo que han hecho mis discípulos, lo han hecho con mi tácito consentimiento.


9. Y tras irse de allí donde tuvo lugar esta conversación, se dirigió a su sinagoga.


10. Y allí había un hombre que tenía su mano seca y paralizada. Y le preguntaron: ¿está permitido por la ley realizar alguien curaciones en Sábado? Y le preguntaron no para aprender, sino para acusarle por la respuesta que daría.


11. Pero Jesús les respondió:  “¿Quién de entre vosotros es el que teniendo una oveja, si ésta cae en un foso, el día de Sábado, no irá a tomarla y levantarla?


12. ¿Cuánto más vale el hombre que una oveja? Indudablemente el hombre incomparablemente superior que la oveja. Por lo tanto  en el día de Sábado está permitido hacer el bien a animales, y cuanto más a hombres.



13. Entonces le dice al hombre: - extiende tu mano. Y el, aunque debido a su enfermedad le era difícil hacer esto, mostrando su fe se esforzó y la extendió; y volvió su mano al estado anterior, sana como la otra. 




Vers. 14-21.Profecías que se han cumplido sobre Jesús.


14. Y una vez que salieron de la sinagoga los fariseos, se reunieron entre ellos para decidir con qué modo matarle.


15. Pero Jesús conocía sus planes y se fue de allí. Y le siguió mucha gente y curó a todos los que estaban enfermos. 


16. Y les daba la orden de no decir en público los muchos y de este tipo milagros.


17. Para que se realizase lo que profetizó Isaías diciendo: 

  
18. “Mira mi enviado, el cual he elegido, mi precioso y amado, en el cual ha tenido complacencia mi alma. Pongo mi espíritu sobre él y publicara a las naciones una nueva perfecta ley“.


19. No peleará, ni voceará, ni nadie escuchará su voz en las plazas públicas, como pasa con los demagogos que agitan al pueblo con las ruidosas manifestaciones.


20. No quebrará las almas que son similares a cañas partidas y no apagará corazones en los cuales la iluminación divina está cerca de apagarse, asemejándose éstas a mechas que sacan humo,  hasta que no salga ganadora la ley de Dios y ocupe esta ley los corazones de todos.


21. Y en su nombre como Mesías y Salvador los gentiles apoyarán sus esperanzas de salvación.





Vers. 22-30. La curación del ciego y sordo. El Señor hace milagros con su poder divino.


22. Entonces le trajeron a un endemoniado, que era además ciego y sordo. Y le curó, de modo que el ciego y sordo podía ya hablar y ver.


23. Y toda la multitud de gente se asombraron y dijeron: ¿Quizás es éste el esperado descendiente de David, el Mesías?


24. Pero los fariseos, cuando escucharon lo que decía la gente, envidiaron la gloria de Cristo, y para eliminar la impresión que provocaban sus milagros, dijeron: Éste expulsa demonios con la ayuda y el poder de Beelzebú, que es el príncipe de los demonios.


25. Pero Jesús, como entendió sus pensamientos interiores, les dijo: Todo reino que ha sido dividido en formaciones combatientes, de modo que con guerra civil se vuelva contra sí mismo, termina completamente devastado. Y cada ciudad o casa que se ha dividido contra sí misma, no permanecerá, sino que caerá y desaparecerá.


26. Y si satanás, el príncipe de los demonios, expulsa con violencia a satanás, se divide contra sí mismo. ¿Cómo entonces permanecerá y no caerá su reino?


27. Y si yo con la ayuda y colaboración de Beelzebú expulso los demonios, los discípulos y sus hijos espirituales que expulsan demonios, ¿con el poder de quién lo hacen? Por eso aquellos los cuales no acusáis, sino que dejáis libres que exorcicen, serán jueces, los cuales condenarán vuestra hipocresía y vuestra envidia.    


28.  Pero si yo expulso los demonios con el poder del Espíritu de Dios, entonces se demuestra por este suceso sobrenatural que ha llegado sobre vosotros el reino de Dios.


29. O, si no os convence esta demostración, os pregunto: ¿Cómo puede alguien entrar en la casa del poderoso diablo y atrapar a los endemoniados, que los posee como objetos inertes, si no derrota y no ata anteriormente al fuerte? Y entonces saquea su casa. Entonces el poder del diablo no solo no tiene ninguna relación conmigo, sino que por el contrario fue vencido y aniquilado por mi poder.



30. Compromisos con el diablo no acepto. Aquel que no está conmigo esta contra mí. Y aquel que no recoge conmigo mis ovejas espirituales, éste como lobo las distribuye.  





Vers. 31-32. La blasfemia contra el Espíritu Santo.


31. Y debido a que vosotros esparcís junto con satanás, os digo: cada pecado y cada blasfemia será perdonada a los hombres, siempre y cuando se arrepientan. Pero que alguien atribuya acciones evidentes del Espíritu Santo al espíritu del mal y por su depravación interior difame las obras del Espíritu Santo, blasfemando así contra Él, constituye un pecado que no será perdonado a los hombres.


32. Y quien diga algo en contra del humanizado Hijo de Dios, escandalizado ante el fenómeno de su naturaleza humana, será perdonado, porque es posible que se arrepienta. Sin embargo quien diga una blasfemia en contra del Espíritu Santo y, porque tiene mala y depravada conciencia, atribuye las acciones claras y evidentes del  Espíritu Santo a Beelzebú, este ya se ha endurecido y no es posible que se arrepienta. Por eso no será perdonado ni en la presente vida ni en la futura; y será castigado aquí y allí. 





Vers. 33-37. Las acciones y las palabras surgen del corazón. Los que no creen serán condenados.


33. Quién soy yo y si realmente colaboro con satanás o no, se ve claramente con mis obras y con toda mi vida. O aceptáis y declaráis que el árbol es bueno y su fruto es bueno, o declarad que el árbol es malo y su fruto es malo. Porque por su fruto se distingue de qué tipo de árbol se trata. Y por mis obras entonces, las cuales admitís que son obras beneficiosas y buenas, se demuestra que no tengo ninguna relación con el poder del malvado.


34. Descendientes de víboras venenosas, ¿Cómo podéis vosotros decir palabras buenas y bondadosas, si sois malos y estáis completamente corrompidos? Esto es imposible. Porque la boca habla de aquello de lo que está lleno y rebosa  el alma.


35. El hombre bondadoso tiene su alma como un precioso cofre lleno de buenos pensamientos y sentimientos, y de allí saca palabras bondadosas. Y el hombre malo, del mal tesoro lleno de malos pensamientos y sentimientos,  saca malvadas y venenosas  palabras de blasfemia.


36. Para que entendáis entonces lo severamente que seréis juzgados por vuestras palabras blasfemas y calumniadoras, os digo que por cada palabra innecesaria y en vano que puedan decir los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio.



37. Porque por tus buenas palabras seras justificado, y por tus palabras malas serás condenado.





Vers. 38-42. Los escribas y los fariseos piden una señal.


38. Entonces tomaron la palabra algunos escribas y fariseos  y dijeron: maestro, queremos ver algún milagro tuyo excelente e impresionante, que de testimonio de tu misión.


39. Y Jesús les respondió: generación perversa y depravada, que ha traicionado su fe hacia el Novio celestial, y que insiste en pedir milagros que demuestren claramente mi misión. Pero no les serán dados tales milagros, sino solo el milagro que le sucedió a Jonás el profeta.


40. Es decir, como Jonás que estuvo tres días y tres noches en el vientre de una ballena, asi estará también el hijo del hombre dentro del sepulcro y de las profundidades de la tierra, durante tres días y tres noches.


41. Los habitantes de Nínive serán resucitados en el juicio final junto con esta generación y la condenarán. Porque ellos, aunque eran de otra nación y eran idólatras, se arrepintieron con la predicación de Jonás, quien les era desconocido y no realizó ningún milagro ante ellos. Y aquí muchas más cosas han sido realizadas previamente para que sea admitida mi predicación de las que fueron realizadas antes de la predicación de Jonás. Porque antes de venir yo los profetas os dieron a conocer al verdadero Dios y os anunciaron mi venida. Y yo tanto tiempo os predico y os demuestro con milagros sobrenaturales que no soy simplemente un profeta.


42. La reina de Arabia del suroeste, del país de Saba, será resucitada en el juicio final junto con esta generación y la condenará. Porque esta reina vino del otro lado del mundo para escuchar la sabiduría de Salomón, siendo mujer y no conociendo al verdadero Dios. Y he aquí, que se trata de algo superior que Salomón, porque yo no soy simplemente un sabio, como era él, sino que soy la misma encarnación de la sabiduría divina. 




Vers. 43-45. Cuando el espíritu malvado es expulsado y regresa.

43. Y será muy malo el final de esta generación incrédula y de corazón duro. Porque cuando el espíritu impuro sale del hombre que se ha arrepentido, pasa por lugares que no tienen agua y busca descanso, pero no lo encuentra. Descanso encuentra cuando hace mal y cuando domina al hombre.


44. Entonces dice: volveré de nuevo a mi casa, al corazón del hombre del cual salí. Y cuando viene, encuentra el sitio vacío y limpio y arreglado, listo para visitas. Es decir encuentra al hombre relajado, sin trabajar, y dispuesto para recibir de nuevo al antiguo y conocido visitante.


45. Entonces va a llamar a otros muchos espíritus que son peores que él, y tras entrar de nuevo con ellos, habita ya permanentemente allí.  Y esta última situación de este hombre se convierte en peor que la primera. Así le sucederá a esta generación perversa, la cual pareció en algún momento que se arrepintió ante la predicación de los profetas y de Juan, pero cuando escuchó la predicación del Mesías, mostró de nuevo la misma opinión incorregible.





Vers. 46-50. A quiénes considera el Señor sus familiares.


46. Y mientras Jesús hablaba a la multitud, su madre y sus considerados hermanos  estaban fuera y buscaban hablarle.


47. Y alguien le dijo: están aquí tu madre y tus hermanos, esperan fuera y quieren hablar contigo.


48. Y Jesús les respondió: ¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? 


49. Y extendiendo su mano sobre sus discípulos, dijo: he aquí mi madre y mis hermanos. Son ellos, aunque no tengo parentesco carnal con ellos.


50. Porque quien hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, éste es mi hermano y mi hermana y mi madre.





CAPITULO 13

Vers. 1-23. 

Aquel mismo día salió Jesús de la casa en la cual estaba hospedado y se sentó cerca del mar. 


2. Y vino junto a Él una gran multitud de gente, de modo que se vio obligado a entrar al barco y sentarse sobre él, mientras que la multitud se quedó sobre la arena de la playa. 


3. Y les habló de muchas cosas mediante parábolas, diciendo: 


4. He aquí, salió el sembrador fuera a la huerta a sembrar. Y cuando estaba sembrando, unas semillas cayeron en el camino al lado de la huerta, y como permanecieron expuestas sobre la superficie del suelo, vinieron los pájaros y se las comieron. 


5. Otras semillas cayeron sobre una parte del terreno que por debajo tenía una capa de piedras, sin mucha tierra. Y en seguida crecieron, antes de echar raíces profundas, porque no tenía profundidad la tierra para que sus raíces creciesen. 


6. Y cuando salió el sol, fueron quemadas por el calor, y como no tenían raíces, se secaron.


7. Otras semillas cayeron en partes que tenían semillas de espinos. Y los espinos crecieron y las ahogaron completamente.


8. Otras semillas cayeron sobre tierra buena y fértil, y dieron fruto, otra semilla cien veces más, otra sesenta y otra treinta.


9. Quien tenga oído espiritual para escuchar, y buena disposición para recibir y seguir lo que digo, que escuche.


10. Entonces vinieron sus discípulos donde él y le dijeron: ¿por qué les hablas con parábolas?

11. Y Jesús les respondió: hablo con parábolas, porque a vosotros que tenéis una buena y sincera disposición, fue dado por Dios como favor que conozcáis las verdades secretas del reino de los cielos, pero a ellos sin embargo no les ha sido entregado este favor.


12. Porque a quien tenga fe y presteza, le será entregado el conocimiento de los divinos misterios, y le será entregado rica y abundantemente. Pero a aquel que no tiene fe ni una buena disposición, le será quitado hasta el poco conocimiento que tenga.


13. Por eso les hablo con parábolas, porque aunque ven mis milagros, no quieren ver y creer, y aunque oyen mi enseñanza, no quieren escucharla y beneficiarse, y tampoco la entienden.

14. Y consecuentemente no se arrepienten para regresar alguna vez. Y así se cumple del todo la profecía de Isaías, que dice: oiréis con vuestros oídos corporales la predicación de la verdad y no lo entenderéis. Y mirando con vuestros ojos corporales veréis, pero no verán vuestras almas para ser iluminadas, y permaneceréis espiritualmente ciegos.


15. Y les sucederá esto, porque debido a su mala disposición el corazón de este pueblo se ha endurecido y se ha oscurecido, y con sus oídos espirituales oyen pesadamente y han cerrado el ojo su alma; no queriendo ver alguna vez con sus ojos espirituales y escuchar con sus oídos interiores y comprender con el corazón la verdad salvadora y regresar con su arrepentimiento, siendo así sanados.


16. Esto predijo el profeta para ellos. Pero vuestros ojos espirituales son dignos de ser bienaventurados, porque ven. Pero también los oídos de vuestras almas son bienaventuradas, porque escuchan.



17. Y vuestros sentimientos espirituales son bienaventurados porque de verdad os digo que muchos profetas y justos han deseado ver esto que vosotros veis, y no lo han visto. Han deseado escuchar esto que vosotros escucháis, y no lo han escuchado, porque porque vivieron en años anteriores, y no han llegado a ver mi presencia en la tierra.


18. Vosotros entonces que habéis recibido de Dios el regalo de conocer los misterios del Reino de los Cielos, escuchad el significado de la parábola del sembrador.


19. De cada persona que escucha el “logos” del Reino, y debido a su indiferencia y a su frialdad, entonces viene el malvado y coge lo que se ha sembrado en su corazón. Esta es la semilla espiritual que se ha sembrado en el camino. Es decir, en el alma del hombre que es  negligente, ha caído como semilla el “logos” de la predicación divina, pero este no ha entendido nada de ello.


20.  La semilla que cayó en el suelo con piedras representa al hombre que escucha el logos de Cristo y lo recibe con alegría,


21. pero el “logos” no ha echado dentro de el raíces profundas, y el hombre este inestable y la voluntad que ha demostrado ha durado poco tiempo. Y cuando viene la tribulación o la persecución debido al “logos” del Evangelio, rápidamente este hombre pierde su entusiasmo y su creencia.


22. Y en aquella que ha sido sembrada en los espinos, es el hombre que escucha el logos pero su preocupación enfermiza y su interés por la vida terrestre, y el engaño que le provocan las riquezas, junto con su apegamiento al dinero, y con las facilidades de los disfrutes y la vanidad de las apariencias, ahogan al “logos” y se vuelve infructífero.


23. Pero la semilla que ha sido sembrada en la tierra buena y fructífera es el hombre que escucha el “logos” y lo entiende. Y ésta entonces, produce frutos y genera en un hombre cien veces más, en otro sesenta, y en otro treinta. 




Vers. 24-30. La Parábola de la cizaña.


24. El Señor les enseñó otra parábola: el reino de los cielos, es decir la Iglesia que conquistará al mundo entero, y el logos de la verdad que es predicado por todo el mundo a través de la Iglesia, se asemeja a un hombre que sembró buenas semillas en su terreno. Así también el Señor, siempre siembra la buena semilla de la verdad salvadora sobre la gente que es conquistada por la Iglesia.


25. Pero cuando dormían sus hombres, vino el enemigo, es decir el diablo, y sembró en el trigo malezas,  es decir la cizaña del trigo, y se fue.


26. Y cuando germinaron las espigas y dieron fruto, entonces aparecieron también las cizañas.


27. Entonces vinieron los trabajadores del dueño del terreno y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu terreno? ¿Por qué entonces tiene cizaña?


28. Y él les dijo: algún enemigo ha hecho esto. Y los trabajadores le dijeron: ¿quieres que vayamos y la quitemos?


29. Pero el señor les dijo: No, porque las raíces de la cizaña están entremezcladas en la tierra con las raíces del trigo y existe el peligro de que cuando quitéis la cizaña, saquéis también el trigo.


30. Dejad que crezcan los dos hasta la época de la siega. Y en el tiempo de la siega, es decir del juicio final, les diré a mis ángeles: recoged primero la cizaña y atadla en fardos,  para quemarla. Es decir separad a los hombres malos y arrojadlos a todos juntos al fuego del infierno eterno. El trigo sin embargo recogedlo y  ponedlo en mi almacén. Es decir los hombres buenos y virtuosos ponedlos en el reino celestial.




Vers. 31-43. Parábola de la semilla de la mostaza y de la levadura. Explicación de la parábola de la cizaña.


31. Les enseñó otra parábola: El aumento y la expansión de mi Iglesia sobre la tierra, y el logos de la verdad que se predica dentro de ella, se asemeja a la pequeña semilla de la mostaza, que un hombre sembró en su terreno.


32. Esta semilla es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, supera a todas las hortalizas y a todos los arbustos, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas. De este modo el crecimiento y le extensión de mi Iglesia, así como mi logos que sembrado por ella en las almas de los hombres, al principio parece invisible e insignificante. Pero gradualmente sus logros son asombrosos. El logos del Evangelio que es predicado por la Iglesia, el cual siempre se extiende, cuando es cultivado por la gracia del Espíritu Santo, crea enormes y asombrosos resultados y trae protección y descanso a las almas.


33. Les dijo otra parábola, para enseñarles que su reino no será impuesto con fuerza exterior o violencia, como esperaban los judíos el reino del Mesías, sino con paz interior y con un efecto y asimilación gradual. El reino de los cielos y su predicación, dijo, es semejante a la levadura, la cual cogió una mujer y lo escondió en una gran cantidad de harina. Y quedo allí oculta la masa, hasta que  todo fue leudado. Así también el reino de los cielos sobre la tierra con la predicación de la fe como levadura penetrará poco a poco y leudará toda la masa de la humanidad.


34. Todo esto lo dijo Jesús mediante parábolas a la multitud del pueblo. Y sin parábola no les decía nada a ellos en aquella época.  


35. Y así se cumplió lo que dijo el profeta: Abriré mi boca con parábolas y diré verdades que están ocultas desde que comenzó a crearse el mundo.


36. Entonces, tras dejar a la multitud, fue a la casa donde estaba siendo hospedado. Se le acercaron entonces sus discípulos y le dijeron: Explícanos el significado de la parábola de las cizañas del campo. 


37. Y Jesús les respondió: quien siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, que se encarnó y se convirtió en el hijo del hombre.



38. El campo es el mundo de los hombres. Y la buena semilla son los hijos del reino celestial eterno, el cual heredarán. Las cizañas son los hijos del Malvado, que se parecen a su padre el diablo.


39. El enemigo que siembra la cizaña es el diablo. Y la siega simboliza el final de este periodo del mundo. Mientras que los que siegan simbolizan a los ángeles que cumplirán las órdenes del Juez supremo.


40. Así como las cizañas son recogidas y quemadas en el fuego, también pasará al final de este periodo del mundo.
 
 
41. Enviará entonces el hijo del hombre, el Mesías Teántropo* a sus ángeles, y recogerán del mundo, sobre el cual gobernara ya su reino, a todos aquellos que han sido causa para hacer pecar a los otros, asi como a aquellos que infringen su ley.

* Teántropo, del gr. “Θεάνθροπος, [Zeántropos]: Dios y hombre. 

    
42. Y serán arrojados al horno de fuego, es decir al fuego del infierno eterno. Allí los hombres llorarán y apretarán los dientes.


43. Entonces los justos serán glorificados y brillarán como el sol en el reino celestial de su padre. Quien tenga oídos para escuchar con interés y para aceptar la verdad, que escuche.




Vers. 44-52. La parábola del tesoro escondido, de la buena perla y de la red.  


44. La preciosa enseñanza y los inestimables bienes del reino de los cielos son semejantes también a un precioso tesoro escondido y enterrado en un terreno, el cual lo encontró un hombre y lo escondió en el mismo terreno. Y de su gran alegría va y vende todo lo que tiene y compra aquel terreno. Así, quien ha valorado la riqueza de la divina enseñanza y los tesoros del reino celestial, niega, rechaza y tira todo lo terrestre para conquistar lo celestial.


45. El incalculable valor del reino de los cielos es semejante a un comerciante que busca vender buenas y preciosas perlas.


46. Este comerciante encontró una inusual perla de gran valor, corrió y vendió todo lo que tenía y la compró. De este modo también el buen y fiel cristiano. Como buen comerciante sacrifica con presteza la vanidad de esta vida para conquistar la eternidad del reino futuro.


47. El reino de los cielos es también semejante a una red que fue echada en el mar y en ella se recogieron todo tipo de pescados. (Así también, con la red de la divina predicación, son atraídos a la Iglesia cada hombre con buena fe y bien dispuesto).


48. Esta red, al llenarse, fue arrastrada y subida desde el fondo del mar hasta la arena de la playa, y allí fueron recogidos  los pescados buenos en cestas, mientras que los no adecuados y dañinos para su consumición, fueron arrojados fuera.


49.  Así pasará también en el juicio final. Saldrán los ángeles del cielo y los recogerán de entre los justos, entre los cuales ahora están mezclados.
 
50. Y les echarán en el horno encendido del infierno eterno. Allí los hombres llorarán y apretarán sus dientes.


51. Les pregunta Jesús: ¿Habéis entendido todo esto? Le dicen: Sí, Señor.


52. Y el Señor les dijo: Bien, entonces, ya que habéis comprendido estas parábolas, os digo que cada hombre que  haya estudiado la ley Mosaica y a la vez haya sido enseñado en las verdades del reino de los cielos, es semejante al hombre señor de su casa que de su tesoro saca nuevo y viejo. De este modo cuando él enseñe utilizará, dependiendo de las necesidades que se le presenten, conocimientos del Antiguo Testamento y de su nueva enseñanza.




Vers. 53-58. Jesús enseña en Nazaret.

53. Y cuando Jesús terminó éstas parábolas, partió de allí.


54. Y tras dirigirse a su tierra Nazaret, enseñó a sus habitantes en su sinagoga con tanta sabiduría y poder, que ellos se asombraron y dijeron: ¿de dónde ha adquirido éste esta sabiduría y estos milagros?


55. ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?


56. ¿Y sus hermanas no están todas con nosotros? ¿De dónde entonces ha adquirido todo esto?


57.Y no le creyeron y desconfiaron de Él, y le observaban con envidia y desconfianza. Y Jesús les dijo: en ninguna otra parte es menos apreciado un profeta que en su tierra y por los hombres de su casa.



58. Y allí no hizo muchos milagros debido a su incredulidad.  


   
 
 
 
  
CAPITULO 14.


Vers. 1-12. La decapitación de San Juan Bautista. 

En aquel tiempo escuchó Herodes Antipas, el tetrarca de Galilea y de Perea, sobre la fama de Jesús. 


2. Y dijo a sus cortesanos: él es Juan el Bautista; él ha sido resucitado de los muertos con una nueva misión encargada por Dios. Y por esto las fuerzas sobrenaturales funcionan dentro de él. 


3. Herodes dijo esto de Juan, que él ha sido resucitado de los muertos, porque Herodes ya le había matado. Tras arrestar a Juan, le encadenó y le encerró en la prisión, debido a Herodías, quien era la mujer de su hermano Felipe y ahora vivía con Herodes.


4. Porque le decía Juan: no te está permitido por la ley de Dios tenerla como esposa. 


5. Y aunque al principio, impulsado por Herodía, quería matarle, temió a la multitud del pueblo, porque le consideraban y le respetaban como profeta.


6. Pero en el día en que Herodes celebraba su cumpleaños, la hija de Herodías bailaba en medio de los que estaban invitados a la comida. Y su baile le gustaba a Herodes.


7. Por esto la prometió con juramento que le daría todo lo que ella pidiese.


8. Pero ella, llevada por su madre, dijo: tráeme sobre este plato la cabeza de San Juan el Bautista.


9. Y el rey se puso triste; pero por el juramento que hizo y por los que estaban sentados junto con ellos en la mesa, frente a los cuales estaba expuesto, no quiso que pareciese que no mantenía su palabra y su juramento. Por eso dio orden de que le trajesen la cabeza de San Juan.


10. Y tras enviar un verdugo, éste decapitó a Juan en la cárcel.


11. Y trajeron su cabeza sobre un plato y se lo dieron a la chica, y ella se lo dio a su madre.


12. Entonces los discípulos de San Juan fueron a la prisión a recoger su cuerpo y lo enterraron. Y después del entierro fueron donde Jesús y le anunciaron lo acontecido.




Vers. 13-21. La multiplicación de los cinco panes en el desierto.  


13. Entonces cuando escuchó todo esto Jesús, partió de allí en barco hacia un lugar desierto, para estar el solo con sus discípulos. Y cuando la multitud del pueblo se enteró de que se fue a un lugar desierto, le siguieron caminando por las ciudades.


14. Entonces cuando Jesús salió de su refugio desierto, vio a mucha gente, y tuvo misericordia de ellos y curó a los enfermos.


15. Pero al comenzar a anochecer, se le acercaron sus discípulos y le dijeron: el lugar es desierto y la hora ya ha pasado. Da la orden para que se disuelva la multitud de la gente, para que vayan a sus pueblos y compren comida para ellos.


16. Jesús sin embargo les dijo: No es necesario que se vayan y que compren comida. Dadles vosotros de comer.


17. Pero ellos le dijeron: No tenemos aquí nada más que cinco panes y dos peces.


18. El Señor entonces dijo: traédmelos aquí.

   
19. Y tras mandar a la multitud recostarse sobre la hierba, cogió  los cinco panes y los dos peces, levantó su mirada al cielo y dio gracias e invocó a su Padre. Y tras partir los panes, se los dio a sus discípulos, y sus discípulos a la multitud.


20. Y todos comieron y se saciaron, y recogieron todo lo que sobró, un total de doce cestas llenas.


21. Y los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.





Vers. 22-36. El Señor camina sobre el mar.


22. Y enseguida Jesús, para que sus discípulos  no se dejasen llevar por el entusiasmo de la multitud que quería declararle rey, les hizo entrar en el barco y pasar a la otra orilla de enfrente del lago, mientras Él despedía a la multitud.


23. Y tras despedir a la multitud, subió a la montaña para orar aparte. Y cuando anocheció del todo, estaba Él sólo allí.


24 El barco sin embargo había avanzado ya hasta la mitad del lago y se tambaleaba por las olas porque había viento en contra.


25  Y en el cuarto y último grupo de tres horas  de la noche, Jesús se fue de la montaña y  vino hacia ellos caminando sobre el mar, como si fuese suelo firme.


26. Entonces cuando le vieron los discípulos caminar sobre el mar, se turbaron diciendo que era un fantasma. Y debido a su temor, comenzaron a vocear.


27. Pero en seguida les habló Jesús y les dijo: “Tened coraje, soy Yo, no temáis”. 


28. Entonces, respondió Pedro: “Señor, si eres Tú, mándame ir hacia Ti caminando sobre las aguas”.


29. El Señor le dijo: “Ven”. Y entonces Pedro bajó del barco, y caminando sobre las aguas, se dirigió hacia Jesús.


30. Pero cuando vio lo fuerte que era el viento, su fe se vio perturbada y temió, y al comenzar a hundirse, voceó fuertemente: “Señor, sálvame, que me ahogo”


31. Enseguida Jesús extendió la mano, le agarró y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”


32. Y cuando Cristo y Pedro entraron al barco, se calmó el viento.  


33. Entonces los que estaban en la barca se postraron ante Él con mucha devoción diciendo: “Verdaderamente, eres Hijo de Dios”.


34. Y habiendo pasado de un lado del lago al otro, llegaron a la tierra de Genesaret.


35. Y cuando los hombres del lugar aquel le reconocieron, enviaron mensajeros por toda la comarca para informar a sus habitantes de su llegada, y le trajeron todos los enfermos.


36. Y le suplicaban que los dejara tocar tan solamente el extremo de su vestimenta exterior. Y todos los que tocaron, quedaron completamente sanos.






CAPITULO 15

Vers. 1-15. Enseñanza sobre el corazón limpio.

Entonces se acercaron a Jesús algunos de los escribas y de los fariseos que vivían en Jerusalén y le dijeron:


2. ¿Por qué tus discípulos no respetan la tradición de nuestros maestros más antiguos?  Y verdaderamente no respetan la tradición, porque no se lavan las manos cuando comen pan.


3. Y el Señor les respondió:  ¿Por qué tampoco vosotros respetáis el mandamiento de Dios, conformándoos con vuestra tradición?


4. Porque Dios determinó el mandamiento: “honra a tu padre y a tu madre; y el que calumnie o insulte a su padre o a su madre, ha de morir".  


5. Pero vosotros decís: “cuando los padres piden ayuda a sus hijos, quien quiera que sea el hijo, que diga a su padre o a su madre: esta ayuda y apoyo que me pides que te ofrezca, la doy como regalo y ofrenda a Dios, y entonces este hijo queda liberado del deber de ayudar a su padre y a su madre y no está obligado a darles lo que le piden. Y debido a esta tradición vuestra, el hijo se libera de la obligación de honrar a su padre y a su madre.


6. Y así habéis anulado el mandamiento de Dios debido vuestra tradición.


7. ¡Hipócritas, que pretendéis mostraros como cumplidores de la ley, cuando realmente la quebrantáis!. Bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:


8. Este pueblo se acerca a mí solo con su boca y me honra solo con sus labios; su corazón sin embargo está muy lejos de mí.


9. En vano y falsamente me honran, porque enseñan cosas inventadas y mandamientos de hombres, y no míos.
 

10. Y llamando a sí a la multitud, les dijo: escuchad esto que os voy a decir, e intentad entenderlo.
 

11. No convierte al hombre en impío y religiosamente impuro lo que es introducido con la comida en la boca, sino lo que sale de la boca, es decir las palabras pecadoras y perversas.
 

12. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se escandalizaron y se ofendieron cuando dijiste esas  palabras sobre la comida?


13. El Señor entonces respondió: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada del terreno de Dios. Es decir cada hombre que debido a su indignidad no ha sido destinado por mi padre para Su reino, será rechazado y desarraigado de él.

14. Dejadlos; son guías ciegos, que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, caerán ambos en un profundo hoyo.

15. Entonces respondió Pedro, le dijo: danos a entender este logos incierto, que es como un enigma.


16. Jesús dijo: ¿Todavía ahora, después de tantas enseñanzas que os he ofrecido, sois también vosotros incapaces de entender la verdad que os he dicho?   


17. ¿Todavía no entendéis que lo que entra en la boca con las comidas va al vientre, y es echado en la letrina?


18. Pero todo lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto es lo que contamina al hombre.


19. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Todas estas infracciones son plantadas inicialmente en el corazón en forma de pensamientos y deseos y decisiones, y de allí surgen.



20. Estas cosas son las que contaminan la naturaleza espiritual del hombre, es decir su alma. Pero el comer alguien con las manos sin lavar, esto no convierte en impuro. Desde luego es probable que contamine su organismo, pero su alma permanece limpia y sin mancha.




Vers. 21-28. La curación de la hija de la mujer Cananea. 

21. Y yéndose de allí Jesús, se dirigió a la región de Tiro y de Sidón.

  
22. Entonces una mujer cananea que salió de la frontera aquella, le dijo a fuerte voz: ¡Ten misericordia de mí, Señor, glorioso descendiente de David!. ¡Mi hija esta poseída por un demonio y sufre terriblemente!


23. El Señor sin embargo no le respondió palabra. Entonces se le acercaron sus discípulos y comenzaron a rogarle, diciendo: Hazla esto que pide, para que se vaya, porque vocea fuertemente tras nosotros, y debido a estas voces suyas  vendrá mucha gente.


24. Él les respondió: No me envió mi Padre sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.


25. Pero ella, tras acercarse, cayó con respeto y devoción a los pies del Señor, diciéndole:!Señor, ayúdame en mi desgracia!


26. Respondiendo El, dijo: No es correcto que coja alguien el pan de los hijos, y se lo eche a los perrillos.


27. Y ella dijo: Sí, Señor; acepto que soy un perrillo. Porque los perrillos de la casa comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.


28. Entonces Jesús le respondió: Oh mujer, es grande es tu fe. Hágase contigo como quieres. Y desde ese mismo momento su hija fue sanada.




Vers. 29-31. Distintas curaciones.

29. Y tras partir de allí Jesús, vino junto al mar de Galilea. Subió al monte y se sentó allí.


30. Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, sordos, hombres con brazos entumecidos y paralizados, y otros muchos enfermos, y los pusieron frente los pies de Jesús. Y Jesús los sanaba,


31 de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los sordomudos oír, a hombres con brazos entumecidos ponerse sanos, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y glorificaban al Dios de los israelitas, quien particularmente dentro de su pueblo Israel realizaba a través de Jesús tantos milagros como éste. 



Vers. 32-39. La multiplicación de los siete panes.

32. Jesús entonces llamó a sus discípulos y les dijo: siento profunda compasión y misericordia por toda esta multitud de gente, porque llevan tres días conmigo y no tienen que comer. Y no quiero enviarles a sus regiones en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.


33. Entonces sus discípulos le dicen: ¿de dónde nos abasteceremos aquí, en un lugar desierto, de tantos panes como para saciar a una multitud tan grande?
34. Les dice Jesús: ¿Cuántos panes tenéis?. Le dijeron: siete panes y unos pocos peces.


35. Entonces Jesús mandó a la multitud que se recostase en tierra.


36. Y tras coger los peces y los panes, agradeció a Su Padre que da y multiplica todos los bienes, y partió los panes y los peces y se los dio a sus discípulos, y los discípulos dieron a la multitud.


37. Y comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que sobró y llenaron siete grandes canastas.


38. Y eran los que habían comido cuatro mil hombres, sin ser calculados en esta cantidad las mujeres y los niños.


39. Entonces, despedida la gente, entró en la barca, y vino a la frontera de Magdala.






CAPITULO 16.

Vers. 1-12. Solo la enseñanza del Señor hemos de tener como guía.

1. Y tras acercársele los fariseos y los saduceos para ponerle en una difícil posición, para probarle y para ver si tiene realmente el poder de hacer milagros, le pidieron que les mostrase un milagro y una señal extraordinaria del cielo, como cuando el maná que les fue dado en el desierto con la mediación de Moisés, o como el fuego que hizo descender Elías desde el cielo. Esta señal daría testimonio y aseguraría su misión.  


2. Y Él les respondió: cuando anochece y el sol se pone en su ocaso, decís: tendremos mañana buen tiempo, porque se enrojece. 


3. Y por la mañana veis el amanecer y decís: hoy tendremos mal tiempo. Porque el cielo se enrojece cubierto de nubes. ¡Hipócritas, que os hacéis los sabios cuando en realidad estáis ciegos! ¿Sabéis distinguir el aspecto exterior del cielo, más las señales que indican que han llegado los días del Mesías no podéis distinguir?


4. Generación mala, que no ha permanecido fiel al Novio del cielo  y que ha terminado alejada de Él, pide insistentemente una señal milagrosa. Pero milagro no les será dado ninguno, sino la señal simbolizada y representada por el milagro del profeta Jonás. Entonces los dejo se fue de allí.


5. Y cuando llegaron a la playa frente al lago, vieron que se habían olvidado traer con ellos los panes.


6. Jesús entonces les dijo: abrid vuestros ojos y guardaos del mal efecto de la enseñanza hipócrita  de los fariseos y de los saduceos, que es semejante a la mala levadura.


7. Pero ellos comenzaron a  pensar dentro de sí, diciendo: no hemos cogido panes con levadura limpia, levadura que no procede de casa de fariseo o de saduceo.


8. Pero Jesús percibió con su conocimiento sobrenatural sus pensamientos ocultos y les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?


9. ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, que se saciaron con ellos, y cuántas cestas llenasteis con las sobras?


10. ¿No os acordáis tampoco de los siete panes, con los cuales fueron saciados cuatro mil, y cuántas canastas grandes recogisteis con las sobras?


11. ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el acostumbrado pan material, cuando os insté a que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?


12. Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura con la que se hace el pan, sino de la enseñanza y la hipocresía de los fariseos y de los saduceos.




Vers. 13-20. La confesión de Pedro y de los discípulos.

13. Y viniendo Jesús á las partes de Cesarea que habia construido Filipo, hizo la siguiente pregunta a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que soy yo, el hijo del hombre?


14. Y ellos dijeron: Unos dicen que eres Juan el Bautista y otros que eres Elías, mientras que otros piensan que eres Jeremías, o uno de los antiguos profetas que resucitó de los muertos.


15. Entonces Jesús les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy?


16. Y respondiendo Simón Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo, el natural y único Hijo  de Dios, que no está muerto como los ídolos, sino que vive eternamente.


17. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado y afortunado eres, Simón, hijo de Jonás; porque esta verdad de la fe correcta no te la reveló  ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos.


18. Y yo entonces te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca de la verdadera fe que has confesado, convirtiéndote con esta confesión tuya en la primera piedra de mi construcción espiritual, (sobre esta roca) edificaré mi iglesia. Y la muerte y  las fuerzas organizadas del mal no prevalecerán y no vencerán contra ella, la cual será eterna e inmortal. 


19. Y á ti te daré la autoridad para que introduzcas en el reino de los cielos cada hombre digno de entrar, y que excluyas de entrar en él a cada indigno. Y cualquier pecado que ates y lo declares como imperdonable sobre la tierra, permanecerá atado y no perdonado en los cielos.

  
20. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo, ya que todavía no habían madurado los hombres, de modo que pudieran escuchar esta verdad.




Vers. 21-28. Anuncio de la Pasión.


21. Desde entonces comenzó Jesús a enseñar de modo claro y seguro a sus discípulos, que tenía que ir a Jerusalén y sufrir mucho por los presbíteros, los sacerdotes principales y los escribas, y después le matarían, y al tercer día sería resucitado.


22. Entonces Pedro, llevándole aparte, comenzó vigorosamente  a decirle: que Dios te proteja de esto, Señor.  No debe sucederte eso que has dicho a ti, el Mesías.


23. Pero el Señor se giró hacia Pedro y le dijo: retrocede y vete de enfrente de mí, satanás, me eres obstáculo y tentación en el camino hacia mi misión. Porque no atiendes a lo que agrada a Dios, sino a lo que agrada a los hombres.


24. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: si alguien quiere seguirme como alumno mío, que corte cada relación consigo mismo corrompido por el pecado  y que tome la decisión fija de recibir incluso la muerte violentamente y por crucifixión. Y que me siga imitándome en todos mis ejemplos. Y que no dude en avanzar en estas decisiones y sacrificios.


25. Porque quien quiera salvar su vida, este perderá la espiritual y bienaventurada vida eterna. Mientras que quien pierda su vida debido a su confesión y a su obediencia en mí, la encontrará en el mundo futuro, donde ganará la vida eterna.


26. Y la vida eterna lo es todo. Porque ¿qué beneficio tiene el hombre, si gana el mundo entero, pero pierde su alma, la cual como espiritual y eterna es incomparable con los bienes materiales de este mundo perecedero? Y si un hombre pierde su alma, ¿qué dará como intercambio, con el cual pueda rescatarla de la pérdida eterna?


27. Verdaderamente, entonces, cada hombre perderá o ganará su alma. Porque el hijo del hombre vendrá rodeado en la Gloria de su Padre junto con sus ángeles, y entonces cada uno será recompensado según sus acciones.


28. Verdaderamente os digo, que de entre los que están aquí, hay algunos que no probarán la muerte antes de que vean, después de la bajada del Espíritu Santo, abolirse el antiguo orden divino y testamento con el derrumbe de Jerusalén y de su templo, junto con la distribución de Israel; para que sea cimentado con poder imbatible y sobrenatural el nuevo orden divino en el mundo, el cual representará la Iglesia como como reino de Dios sobre la tierra. 







CAPITULO 17.

Vers.1-13. La transfiguración del Señor.

Después de seis días , Jesús se llevó consigo a Pedro, a Jacobo (Santiago) y a Juan el hermano de Jacobo y les subió a una alta montaña, solo a ellos tres en particular.


2. Y allí se transfiguró frente a ellos; y su rostro se volvió brillante como el sol, y sus vestimentas blancas como la luz.


3. Y entonces se aparecieron Moisés y Elías, los cuales hablaban con él. 


4. Pedro dijo a Jesús: Señor, está bien que nos quedemos aquí.  Si quieres, hagamos aquí tres tiendas;  una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.


5. Y mientras todavía estaba hablando él, de repente una nube llena de luz les cubrió. Y de repente se escuchó una voz desde la nube que decía: Este es mi hijo, a quien amo especialmente y en el cual siento complacencia. Obedecedle a él. 


6. Nada más escuchar los discípulos esta voz, cayeron sobre su rostro en tierra, y temieron muchísimo.


7. Entonces se les acercó Jesús, les tocó y les dijo: Levantaos y no temáis.


8. Y cuando ellos levantaron su mirada, no vieron a nadie más que a Jesús.


9. Y según bajaban de la montaña, les dijo Jesús: no digáis a nadie lo que habéis visto, hasta que no resucite el hijo del hombre de los muertos. Entonces no habrá peligro de un vano entusiasmo de la gente, sino que este evento será más comprensible y creíble.  


10. Y sus discípulos le preguntaron: cuando vino Elías y te saludó en la montaña, se fue de nuevo. ¿Por qué entonces los escribas dicen que antes de la venida del Mesías es necesario que venga primero Elías?


11. Y Jesús les contestó: Elías, como profetizó Malaquías, vendrá primero y reestablecerá todas las relaciones de los hombres. De modo que éstos se pacifiquen y estén más unidos entre ellos y el Dios.


12. Pero yo os digo ahora que Elías ya ha venido. Es decir, que ha venido Juan que se parecía en todo a Elías. Él era mi precursor, y los hombres no le han reconocido, sino que le han hecho todo lo que han querido con sus voluntades perversas. Así, el hijo del hombre va a sufrir a manos de ellos.


13. Entonces los discípulos entendieron que les hablaba de San Juan el Bautista. 





Vers. 14-21. La sanación del joven lunático.*

(Mt. 17.14-21;  Lc. 9.37-43; Mr. 9, 14-19)



El término original en griego es “σεληνιαζόμενος”, [seliniasómenos], del verbo “σεληνιάζω”, [seliniasso], (traucido normalmente como "padezco un ataque de epilepsia"),  y éste  de “σελήνη”, [selini], luna. Es decir, literalmente, lunático. Sin embargo la primera acepción del verbo reflexivo “σεληνιάζομαι”, [seliniásome] es  “padezco una crisis de epilepsia”.  Por lo tanto este apartado del Nuevo Testamento lo podemos encontrar traducido, dependiendo de la versión y de la traducción, como el joven epiléptico, lunático o endemoniado.


14. Y cuando llegaron ante la multitud de la gente, se le acercó un hombre que se arrodilló delante de él, y le dijo:


15. Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es lunático, y sufre mucho, y peligra hasta el final. Porque muchas veces cae en el fuego, y muchas veces en el agua, peligrando así de quemarse o de ahogarse.  


16. Y lo he traído a tus discípulos, pero ellos no le han podido sanar. 


17. Jesús entonces respondió, dijo: ¡Oh generación que tantos milagros has visto y permaneces todavía incrédula, y debido a tu maldad estás perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os soportaré? Traédmelo aquí. 


18. Entonces reprendió Jesús al demonio, el cual salió del joven, y éste quedó sano desde aquel momento. 


19. Viniendo entonces los discípulos, se acercaron  a Jesús aparte y le dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echar a este demonio? 


20. Y el Señor les dijo: Porque os falta la fe. Porque de cierto os digo, que si tuvieseis una fe cálida y fuerte como un grano de mostaza, diréis a este monte: vete de aquí a allí, e irá. Y nada será imposible para vosotros. 


21. Pero este género de demonios no sale del hombre que ha sido afectado por ellos, sino sólo con oración acompañada de ayuno, de modo que esta oración se haga en menor grado con la inteligencia y mucho más centrada en Dios.  




Vers. 22-27. El pago del impuesto con milagro


22. Y mientras ellos recorrían Galilea, les dijo Jesús: el hijo del hombre será entregado dentro de muy poco en manos de hombres,


23. y le matarán, y al tercer día después de su muerte resucitará. Y los discípulos se entristecieron en gran manera.


24. Y cuando llegaron a Capernaúm, vinieron a Pedro los cobradores del  impuesto de los dos dracmas que los judíos por devoción ofrecían para el templo, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga los dos dracmas?


25. Dice Pedro: sí, los pagará. Y al entrar en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños, que no forman parte de su casa real?


26. Pedro le respondió: de los extraños. Entonces Jesús le dijo: luego los hijos están exentos de todo impuesto. Entonces ni yo, que soy el auténtico Hijo de Dios, ni vosotros que me servís, estamos obligados a pagar impuesto  para la casa de Dios nuestro Padre.


27. Sin embargo, para que no se escandalicen y malinterpretando nuestro ejemplo sean movidos por él a menospreciar el templo, ve al mar, y echa el anzuelo. Y el primer pez que saques, tómalo, ábrele la boca y hallarás un estatero; * tómalo, y dáselo por mí y por ti.


* Moneda de plata correspondiente a cuatro dracmas.







CAPITULO 18.

Vers. 1-17. Conversaciones y aserciones del Señor en Capernaúm.


En aquel momento en que Jesús mostraba esta preferencia a Pedro, se le acercaron sus discípulos y le dijeron: ¿Entonces, quién es mayor y más distinguido que los demás en el reino de los cielos?


2. Jesús entonces llamo a un niño, le puso entre ellos y les dijo:


3. Verdaderamente os aseguro que, si no cambiáis de espíritu y no os volvéis humildes, inocentes y sin maldad como los niños, no entraréis en el reino de los cielos.


4. Quien se humilla a sí mismo como este pequeño chico,  este es mayor en el reino de los cielos. 

    
5. Habéis de adoptar el espíritu humilde de un niño de tal modo, que honréis a quienes lo tienen. Y sabed que quien reciba y acepte a un hombre así,  el cual se ha humillado como un niño pequeño, y lo recibe y acepta por mí, para honrarme a mí, es como que me recibe y me acepta y me honra a mí mismo.


6. Pero aquel que arrastre al pecado a uno de estos humildes y simples que creen en mí, le conviene colgarse de su cuello una piedra de molino de las que hace girar el animal, y sumergirse en el profundo mar abierto.


7.  Pobre de la gente por los escándalos y por las tentaciones que conducen al pecado. Porque, tal y como está ahora la situación en este mundo corrompido, inevitablemente les vendrán tentaciones. Pero pobre del  hombre que sea causa para que venga la tentación.


8. Y si tu mano o tu pie, es decir una persona o cosa que esté muy estrechamente unida a ti y que sea muy útil para ti, te es causa para que peques, córtalo y arrójalo lejos de ti. Es mejor para ti entrar en la vida eterna cojo y manco, que ser arrojado en el fuego eterno con las dos manos y con los dos pies. Es decir que es preferible sufrir el sacrificio más pesado en este mundo y ser separado de cosas o personas que te son útiles como tu mano o tu pie, a que tu apegamiento a ellas te arroje en el infierno.



9. Y si algo tan importante como tu ojo se convierte en causa de pecado, sácalo y échalo lejos. Es mejor para ti entrar en la vida eterna con un solo ojo, que con dos ojos ser arrojado en la gehena del fuego. Es mejor que te separes de cosas o personas que te son útiles y muy valiosas como tu ojo, que ser arrojado en el infierno junto con ellas. 


10. Cuidaos de no menospreciar ni siquiera a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles guardianes son de los que tienen mucha autoridad ante Dios. Porque es de aquellos que en el cielo constituyen el entorno inmediato y ven siempre el rostro de mi Padre, que está en los cielos.

   
11. Pero el mismo Dios se interesa directamente por estos pequeños. Porque el hijo del hombre fue enviado por Dios y vino al mundo a salvarlos, y junto con ellos salvar también a todo el género humano, que a causa del pecado estaba perdido para Dios.


12. Claro que Dios cuida de todos. Particularmente sin embargo prevé por aquellos que se han hecho pequeños como los niños. Cuida entonces también como el pastor de sus ovejas.  ¿Qué pensáis vosotros? Si sucede que un hombre tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no dejará las noventa y nueve en la montaña y correrá a buscar la oveja perdida?


13. Y si sucede que la encuentra, os aseguro que se alegra por ello más que por las noventa y nueve que no se han perdido.


14. Así Dios vuestro Padre que está en los cielos no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños. Y entonces si Dios no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños, y por el contrario se alegra cuando este es encontrado y salvado, ¿no tenéis el deber vosotros también de no menospreciar ni a uno solo de estos pequeños?



15. Entonces por este interés de Dios por cada oveja perdida suya aprended vosotros también cómo debéis tratar a cada uno de nuestros hermanos que ha sido engañado. Es decir si tu hermano es culpable de algo ante ti, ve y muéstrale su culpa en particular, solo entre tú y el, sin que esté presente nadie más. Si te escucha y reconoce su error, has ganado a tu hermano.


16. Pero si no te escucha, toma aún contigo a uno o dos, para que pueda demostrarse cada caso en que sea analizado y juzgado, ya que será  asegurado por la boca de dos o tres testigos.   


17. Pero si tampoco les escucha a ellos, di su injusticia a la Iglesia. Y si todavía no escucha tampoco a la Iglesia, no le consideres ya como miembro verdadero de la Iglesia, sino que has de considerarle como el idólatra y el publicano.  




Vers. 18-20. La autoridad de liberación de los apóstoles. La fuerza de la oración común.

18. Verdaderamente os digo, todos los pecados que atéis y los declaréis imperdonables sobre la tierra, estarán atados y sin perdonar también en el cielo por mí y por mi Padre; y todo lo que desatéis y perdonéis sobre la tierra, será desatado y perdonado en el cielo por mí y por mi Padre. 


19. De nuevo os aseguro que si dos de vosotros os ponéis de acuerdo sobre la tierra sobre cada cosa que pedirán en su oración, se lo realizará mi Padre que está en los cielos.


20. Porque donde están dos o tres reunidos por mí y por motivos acordes con mi voluntad, allí estoy yo también entre ellos, para escucharles, inspirarles, guiarles  y protegerles.





Vers. 21-35. La parábola de los diez mil talentos.


21. Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Es suficiente hasta siete veces?


22. Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino aun hasta setenta veces siete, es decir innumerables veces.


23. Ya que en el reino de los cielos el deber de perdonar a cuantos han pecado contra nosotros es inmensurable, por eso el reino de los cielos es semejante a un rey terrenal , que quiso hacer cuentas con sus siervos y sus cortesanos, a los cuales había encargado la administración de los impuestos y de sus ingresos.


24. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado un deudor, que le debía diez mil talentos, es decir una extraordinaria cantidad.


25. Pero como este no tenía con qué pagar, ordenó su señor que fuese vendido  junto a su mujer y a sus hijos, y todo lo que tenía, para que fuese pagada la deuda.


26. Cayó sobre el suelo el siervo, y se postró ante él, diciendo: Señor, dame un poco más de tiempo todavía, y todo lo que te debo te lo pagaré.
 
27. Entonces su señor, movido a misericordia, se compadeció de él,  le dejó libre y ademas le perdonó la deuda.


28. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios, es decir una pequeña cantidad. Y tras pararle, le agarro fuertemente diciendo: págame lo que me debes.


29. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: espérame y dame un poco más de tiempo, y yo te lo pagaré todo.
 
30. Mas él no quiso, y fue ante el juez y  le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debiese.


31. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho. Y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.


32. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda tan grande te perdoné, porque me rogaste.


33. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti, aunque no soy tu consiervo sino tu señor?


34. Entonces su señor, enojado, le entregó a los que torturan a los encarcelados, para castigarle hasta que pagase todo lo que le debía.


35. Así también hará mi Padre celestial, a quien debido a vuestros innumerables pecados sois deudores de una deuda incontable, si no perdonáis cada uno a vuestro hermano no solo con vuestra boca,  sino de corazón.





CAPITULO 19

Vers. 1-12. El divorcio.

Y cuando terminó Jesús estas palabras, partió hacia Galilea y se dirigió a la frontera de Judea más allá del Jordán.


2. Y le seguían grandes multitudes, y los sanó allí.


3. Entonces vinieron a él los fariseos, teniendo el malvado objetivo de buscar un motivo para acusarle, y le pidieron su opinión diciéndole: ¿Entonces le está permitido al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?


4. Jesús les respondió: ¿No habéis leído en el libro del Génesis  que Dios, quien creo todo, hizo al principio la primera pareja formada por un hombre y una mujer? Si el creador hubiese establecido entonces también el divorcio, no hubiese creado solamente una, sino más mujeres para un hombre.  


5. Y entonces Adán inspirado por Dios, dijo: debido a que Dios ha creado una mujer de mi costilla, que soy uno y único hombre, por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne, un cuerpo.


6. Por lo tanto, de acuerdo con estas razones, todos los que se unen mediante boda no son ya dos, como era anteriormente, sino un cuerpo. Entonces lo que Dios juntó en un solo cuerpo, que el hombre no lo separe.


7. Le dijeron: ¿Por qué entonces mandó Moisés para el divorcio, que el hombre ha de dar carta de divorcio a la mujer, y entonces separase de ella?


8. Les dijo Jesús: Moisés conocía la dureza de vuestros corazones y por eso os permitió separaos de vuestras mujeres, para prevenir con el divorcio males peores.  Porque bastantes de vosotros erais capaces aun de cometer asesinato para liberarse de su mujer indeseada. Pero esto no ha sido hecho así desde el principio de la creación.   


9. Os digo entonces que a cualquiera que le suceda que se separa de su mujer, por cualquier otro motivo que no sea causa de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio, es decir comete pecado contra la institución del matrimonio y traiciona la fe conyugal. Y el que se casa con la separada, comete adulterio, porque se une con mujer que le pertenece a otro.


10. Le dijeron entonces sus discípulos: si el motivo de la separación del hombre con la mujer es este, y por una sola razón se permite el divorcio, entonces no conviene casarse.


11. El Señor sin embargo les dijo: este motivo de la soltería no cabe en el cerebro y en el corazón de todos, pero lo sienten y lo aceptan solo aquellos a quienes les ha sido dado por Dios como carisma para permanecer solteros.


12. Digo que solo a aquellos que aceptan este motivo, los que han recibido la soltería como carisma, porque son eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y por lo tanto son por su naturaleza incapaces de casarse; y hay eunucos que han sido hechos tales por los hombres, y se han hecho incapaces por los hombres de boda; y hay otros eunucos, que se han impuesto a si mismos un pensamiento corrector  se han hecho a sí mismo eunucos con una disposición propia de rechazo de boda y una rigurosa abstinencia. Estos permanecen solteros y vírgenes para trabajar sin tentaciones por el reino de los cielos y para ganarla más fácilmente. Quien pueda sentir y aplicar este motivo, que lo aplique.




Vers. 13-15. Jesús bendice a los niños.

13. Entonces le trajeron unos niños pequeños, para que los bendijese poniendo sobre ellos sus manos y para que rezase por ellos. Pero los discípulos les riñeron.


14. Entonces Jesús les dijo: dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mi lado, porque para quienes se vuelvan como ellos, es el reino de los cielos.


15. Y habiéndoles bendecido poniendo sus manos sobre ellos, se fue de allí.
 


Vers. 16-26. El joven rico.


16. Y he aquí, alguien se le acercó y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?


17. Y el Señor le dijo: ya que te diriges a mi considerando que soy un simple hombre, ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es por sí mismo realmente bueno sino uno, Dios. Pero si quieres entrar en la vida eterna y bienaventurada, guarda durante toda tu vida los mandamientos.


18. Le dice el joven: ¿Cuáles mandamientos? Y Jesús dijo: no matarás, no adulterarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio.


19. Honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.


20. Le dice el joven, quien no había sido enseñado sobre cuál es y cómo se aplica el amor hacia el compañero: todo esto lo he guardado desde que era joven. ¿Qué más me falta?


21. Y Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, vete, vende tus bienes, y repártelo entre los pobres,  y tendrás tesoro en los cielos. Y ven y sígueme.


22. Pero en cuanto el joven oyó estas palabras, se fue triste, porque tenía muchas posesiones, y su corazón estaba apegado a ellas.


23. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: ciertamente os digo, que difícilmente un hombre rico entrará en el reino de los cielos.


24. De nuevo os digo, que es más fácil pasar un camello* por el agujero que abre una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

* cuerda gruesa, calabrote.



25. Pero cuando sus discípulos oyeron esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?



26. Jesús entonces les miró expresivamente y les dijo: para los hombres esto es imposible, mas para Dios todo es posible. Entonces Dios puede con su gracia desatar las ataduras del corazón por el dinero de cada rico bien dispuesto,  y establecerlo como digno de ser salvado. 





CAPITULO 19.

Vers. 27-30. Recompensas para los que han dejado todo por Cristo.

27. Entonces le respondió Pedro: he aquí que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos será dado a cambio?


28. Y Jesús les dijo:  ciertamente os digo que vosotros que me habéis seguido, cuando sea renovado el mundo y se haya llevado a cabo la resurrección de los muertos, entonces estará sentado el Hijo del Hombre en trono brillante, digno de su gloria, y estaréis vosotros sentados también en doce tronos juzgando las doce tribus de Israel.


29. Y cada uno que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, para unirse conmigo y no separarse de mí, recibirá cien veces más en esa vida y heredará también la vida eterna.
 
 
30. Y muchos de los que en este mundo son los primeros, serán en el otro últimos, y muchos últimos serán allí primeros.






CAPITULO 20.

Vers. 1-16. La parábola de los trabajadores de la viña.

Muchos últimos se convertirán en primeros, porque las recompensas que serán dadas en el reino de los cielos y el modo en que serán dadas son semejantes a los pagos que hizo un propietario de una viña,  quien salió pronto por la mañana para contratar trabajadores para su viña. 
 
 
2. Y tras acordar con los trabajadores en darles un denario como salario diario, les envió a su viña.


3. Y cuando salió al mercado sobre las nueve de la mañana, vio a otros trabajadores que estaban allí sin trabajo,


4. y dijo también a aquellos: id vosotros también a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y fueron.


5. De nuevo salió sobre las doce y sobre las tres de la tarde e hizo lo mismo.


6. Cuando salió de nuevo sobre las cinco de la tarde, encontró a otros que estaban sin trabajo y les dice: ¿Por qué estáis aquí todo el día sin trabajo?


7. Y ellos le dicen: estamos sin trabajo, porque nadie nos ha contratado para trabajar. Entonces les dice: id vosotros también a mi viña y recibiréis lo que sea justo por vuestro esfuerzo.


8. Y cuando anocheció, dice el propietario de la viña a su capataz: llama a los trabajadores y dales el salario diario acordado, empezando por los últimos y avanzando hasta los primeros.


9. Y habiendo llegado los que consiguieron trabajo sobre las cinco de la tarde, recibió cada uno de ellos un dinario.


10. Pero cuando vinieron los primeros, que consiguieron trabajo por la mañana, pensaron que recibirían más. En aquel el momento recibieron ellos también un dinario.


11. Pero cuando lo recibieron, se quejaron y hablaron en contra del propietario de la viña,


12. diciendo que los últimos han trabajado una hora en la viña,  pero los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la el pesado esfuerzo de todo el día y todo su calor.


13. Entonces él se dirigió a uno de ellos y le dijo: compañero, no te soy injusto. ¿No acordaste conmigo un dinario?


14. Coge lo tuyo y vete. Quiero yo dar a este último lo mismo que a ti.  


15. ¿O no tengo derecho de hacer lo que quiero en mi propiedad?  ¿O tu ojo es malo y envidia que yo soy bueno y caritativo, y es causa mi amabilidad para que tú muestres tu envidia?


16. De este modo serán primeros los que fueron llamados últimos y después que los demás, pero mostraron mayor entusiasmo en la obra del Señor; mientras que los que fueron llamados anteriormente y primero que los demás, pero mostraron flojedad y vaguería, serán últimos. Porque muchos son llamados por Cristo, pero pocos son elegidos. Y la recompensa que da el Señor, no depende del mayor tiempo que trabaje cada uno, sino de la mayor voluntad que muestre. Y siempre esta recompensa será dada de acuerdo con la misericordia y la filantropía del Señor. 





Vers. 17-28. Los dos hermanos piden primeros puestos.


17. Y según subía Jesús a Jerusalén, tomó aparte a sus doce discípulos en el camino, y les dijo:


18. He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;


19. y le entregarán a los soldados paganos de Roma para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen, y después,  al tercer día después de su muerte, resucitará.


20. Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró ante él, mostrando intención de pedirle algo.


21. Él le dijo: ¿Qué quieres?  Ella le dijo: da la orden  de que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.


22. Pero Jesús respondió: no sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso de la muerte que yo dentro de poco he de beber, o ser bautizados con el bautismo del martirio que dentro de poco voy a sufrir? Y ellos le dijeron: podemos.


23. Entonces Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que beberé yo beberéis vosotros también, y con el bautismo con que voy a ser bautizado dentro de poco en el mar de mis padecimientos, seréis bautizados; porque vosotros también sufriréis persecuciones y martirio por el evangelio.  Pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es derecho mío dárselo a quien me lo pida, sino que esto será dado a aquellos para quienes ha sido preparado por el justo juez, mi Padre. El dará las recompensas y las distinciones a cada uno de acuerdo con sus obras y su virtud.


24. Cuando lo oyeron esto los diez discípulos, se enojaron por el comportamiento de los dos hermanos, los cuales pidieron ser honrados más que los demás.


25. Pero Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se comportan ante sus gentes como sus señores, como si los tuviesen en sus manos como si fuesen las gentes propiedades suyas; y los que tienen gran autoridad, como los oficiales, los manejan con gran autoridad, como si fuesen sus siervos. 


26. Pero entre vosotros no ha de suceder esto. Sino que quien quiera hacerse grande entre vosotros, que sea vuestro servidor y que busque con cuidado como ser beneficioso y servicial a los demás.


27. Y el que quiera ser el primero entre vosotros, ha de ejercitar el amor con toda humildad y ser siervo de todos vosotros.


28. Que sea servidor y siervo, como el Hijo del Hombre que no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate para redimir y liberar del pecado y de la muerte a muchos.  




Vers. 29-34. La curación de los dos ciegos.

29. Y mientras ellos salían de Jericó, Le seguía una gran multitud de gente. 


30. Y he aquí, dos ciegos que estaban sentados cerca en el camino, cuando escucharon que Jesús pasaba, comenzaron a vocear diciendo: ten misericordia de nosotros, Señor, glorioso descendiente de David, de quien hablaron los profetas. 


31. Pero la multitud del pueblo les regañó para que se callaran, para que no molestasen a Jesús con sus voces. Sin embargo ellos vocearon mucho más diciendo: ten misericordia de nosotros, Señor, descendiente de David. 


32. Entonces se detuvo Jesús, les llamó y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?


33. Y ellos le dicen: Señor, queremos que nuestros ojos sean abiertos. 


34. Y Jesús tuvo misericordia de ellos y les tocó los ojos. Y enseguida sus ojos recibieron de nuevo su luz, y por agradecimiento le siguieron también los dos.







CAPITULO 21

Vers. 1-17. La entrada triunfal del Señor en Jerusalén.

Y cuando se acercaron a Jerusalén y fueron a Betfagé*, cerca del  monte de los Olivos, entonces Jesús envió dos discípulos,

* Betfagé, del gr. “Βηθσφαγή”, [Bizsfaguí], significa higueral. Habia tanta higueras en aquel lugar que el pueblo se denominó así por ellas. (el.m.wikisource.org)


2. y les dijo: id a la aldea que está enfrente de vosotros, y enseguida  hallaréis una asna atada, y un asno joven con ella. Desatadla, y traedme los dos aquí.


3. Y si alguien os dice algo, decid que el Señor los necesita y  que enseguida os los devolverá.


4. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:


5. Decid a la hija de Sion, es decir en Jerusalén: He aquí tu Rey, el Mesías,  viene a ti manso y sentado sobre una asna y sobre un pollino, nacido de animal que lleva puesto yugo.


6. Y fueron los discípulos, e hicieron como les mandó Jesús;


7. y trajeron el asna y el pollino, y como no sabían sobre cuál iba a sentarse el maestro,  pusieron sus vestimentas exteriores sobre ellos, y él se sentó sobre las vestimentas que habían sido puestas sobre el asno joven.


8. Mientras tanto la mayoría de la multitud, tendieron sobre el camino por el que pasaría Jesús sus vestimentas exteriores, para que pasase sobre ellas. Y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.


9. Y la multitud de la gente, los que iban por delante y los que les seguían, con fuertes voces exclamaban: Gloria al descendiente de David, que hasta ahora esperábamos. Glorificado que sea el que viene enviado por el Señor. Gloria a Dios que clamen los ángeles que se encuentran en las más altas partes del cielo.


10. Y cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?


11. Y la multitud de gente decía: éste es Jesús el profeta, que procede de Nazaret de Galilea.


12. Entonces Jesús entró en el templo sagrado que estaba dedicado a Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el sagrado patio de las naciones, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas donde se sentaban los que vendían palomas;


13. Y les dice: está escrito en Isaías: “Mi casa, será llamada y será casa de oración. Pero vosotros la habéis hecho cueva frecuentada por ladrones, ya que con vuestros trapicheos abusáis y robáis a los peregrinos.


14. Entonces se le acercaron unos cojos y ciegos a él y los sanó.


15. Pero cuando los principales sacerdotes y los escribas  vieron las obras maravillosas que hacía Jesús, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: !gloria al descendiente de David!, se indignaron,


16. y le dijeron: ¿Oyes lo que dicen éstos? Y Jesús les dice: Sí. ¿No habéis leído nunca aquello  que dice que de la boca de los infantes y de los  niños pequeños que todavía maman hiciste, confeccionaste, Dios, un himno perfecto? ¿Por qué entonces os indignáis, como si tolerase algo que no hubiese profetizado el Espíritu de Dios?


17. Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche.





Vers. 18-22. La higuera que fue marchitada.


18. Y cuando por la mañana volvió a la ciudad, tuvo hambre.


19. Y en cuanto vio una higuera en el camino, fuente junto a ella, pero no encontró nada en ella sino solo hojas, exactamente como la sinagoga de los judíos entonces tenía para mostrar solo hojas y apariencias exteriores, pero no frutos de virtud. Y para dar una lección sobre como acabará cada hombre sin fruto como la higuera, le dice a ella: nunca más vuelvas a dar fruto ya.  Y enseguida se secó la higuera.  


20. Y cuando vieron esto los discípulos, se maravillaron y dijeron: ¿cómo tan rápido, en el mismo momento, se ha secado la higuera?


21. Entonces Jesús les respondió: verdaderamente os aseguro, que si tenéis fe en el poder de Dios y no dudáis que recibiréis también vosotros poder para hacer milagros, no solo el milagro de la higuera podréis hacer, sino también que si a esta montaña decís: “muévete y échate en el mar”, será hecho.


22. Y todo lo que pidiereis en vuestra oración con fe en el poder de Dios, lo recibiréis.




Vers. 23-27. Jesús hace callar con sus respuestas a los fariseos.


23. Y cuando Jesús vino al templo, se le acercaron los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo mientras enseñaba y le dijeron: ¿con que autoridad haces estas cosas? ¿y quién  te ha dado el derecho para expulsar del templo a los hombres y para enseñar dentro de este templo sagrado?


24. Entonces les respondió Jesús: os voy a hacer yo también una pregunta, y si me la respondéis, os diré con qué autoridad hago estas cosas.


25. El bautismo de Juan, quien dio testimonio de mí y fue mi precursor, ¿de dónde procedía? ¿De Dios, o de una invención y orden de los hombres? Entonces ellos meditaban en sus interiores y decían: si decimos que era de Dios, nos dirá: ¿Por qué entonces no le creísteis? 


26. Pero si decimos que procedía de orden de los hombres, tememos por si la gente nos trata mal. Porque todos honran a Juan como profeta.


27. Y los que aseguraban ser los reconocidos maestros de Israel le respondieron: no lo sabemos. Entonces les dijo también a ellos: ya que os escabullís y no sois sinceros, tampoco yo os digo con qué derecho hago estas cosas.   




Vers. 28-32. La parábola de los dos hijos.


28. ¿Qué os parece esto que os voy a decir? Un hombre tenía dos hijos. Y acercándose al primero, le dijo: hijo, vete hoy y trabaja en mi viña.


29. Respondiendo él, dijo: no quiero ir. Pero después se arrepintió y fue.


30. Se acercó entonces a su segundo hijo, y le dijo lo mismo. Y éste le respondió: Claro, señor. Y no fue.


31. ¿Quién de estos dos hizo la voluntad de su padre? Le dicen: el primero.  Entonces les dice Jesús: Ciertamente os digo que los publicanos y las prostitutas, los cuales en un principio mostraron desobediencia sobre la ley de Dios, van antes que vosotros  los fariseos y los escribas al reino de Dios. Porque vosotros solo con palabras habéis mostrado obediencia a Dios, pero en la realidad habéis demostrado ser desobedientes e infieles.


32. Porque vino a vosotros Juan predicando el camino de la virtud, el virtuoso modo de vida y de comportamiento, pero no creísteis en él. Los publicanos y las prostitutas, sin embargo, creyeron en él. Y vosotros, aunque visteis cómo creyeron, ni siquiera después os arrepentisteis, para creerle. 

 


Vers. 33-46. La parábola de los labradores malvados.


33. Escuchad otra parábola. Había un propietario, es decir Dios, que plantó una viña, es decir el pueblo judío. Y mostró un cuidado particular por él. Es decir que puso alrededor suyo un vallado y excavó dentro de él un lagar, edificó una torre para que se quedasen allí los guardianes y los trabajadores, y se lo confió a labradores, a los sacerdotes principales y a los señores del pueblo, y partió a otro país.    


34. Cuando llegó el tiempo de la cosecha, envió a sus siervos labradores,  los profetas, para recoger sus frutos; es decir para comprobar su dedicación a Dios y las obras de virtud que debía este pueblo después de tantos favores y provisiones de Dios, fructificando como una viña espiritual cultivada. 


35. Pero los labradores, es decir los señores del pueblo, tras prender a sus siervos, a uno le golpearon, a otro le mataron y a otro le apedrearon.


36. Volvió a enviar el propietario de la viña a otros siervos, más que los primeros, y les hicieron lo mismo a ellos.


37. Después les envió a su hijo, diciendo: por lo menos a mi hijo le tendrán respeto.


38. Pero los labradores, cuando vieron al hijo, es decir a Jesús Cristo, el hijo de Dios hecho hombre, dijeron entre ellos: éste es el heredero. Vamos, matémosle y apoderémonos de su heredad, para convertirnos así ya en señores y aprovechadores de la sinagoga judía sin que nadie nos moleste. 

   
39. Y tras prenderle, le echaron fuera de la viña y le mataron.


40. Entonces cuando venga el señor de la viña, ¿Qué es justo que les haga a aquellos cultivadores?


41. Le responden: que los elimine con la peor muerte a esos que son tan malos.  Y la viña que se la arrende a otros labradores, los cuales le darán los debidos frutos en el momento adecuado. Y así fue realmente, tras eliminar a los judíos y derribar con los romanos Jerusalén,  entregó su viña, es decir el nuevo Israel de la gracia, a los Apóstoles y sus herederos para que la cultivasen de modo fructífero.


42. Les dice Jesús: ¿no habéis leído nunca las escrituras?: la piedra que fue rechazada como inadecuada por los constructores, ésta fue cabeza de toda la construcción y piedra angular. El Señor los hizo esto, y es maravilloso a nuestros ojos, a los ojos de los fieles. Es decir mientras que ellos con su enseñanza tienen como obra y deber edificaros, me rechazaron como piedra inadecuada en la construcción de Dios, siendo la cabeza de toda la construcción y habiendo unido los pueblos en una Iglesia. Este milagroso acontecimiento lo hizo el Señor frente a los ojos de todos los fieles.


43. Por eso os digo que será quitado de vosotros el reino y la particular protección de Dios, y será entregado al pueblo que produzca buenas obras, que son los frutos de este reino.


44. Y quien caiga en disposiciones enemigas sobre esta piedra angular será despedazado; además, sobre quien caiga esta pesada piedra le hará pedazos y le esparcirá como polvo. Es decir que quien haga la guerra contra Cristo afrontará su ira y acabará en el desastre y la desaparición.


45. Y cuando los principales sacerdotes y los fariseos escucharon estas parábolas suyas, entendieron que hablaba de ellos y que con esto se refería a ellos.



46. Y mientras buscaban cómo atraparle, temieron a la multitud de la gente, porque el pueblo le consideraba profeta y le honraba.






CAPITULO 22. La Parábola de las Bodas Reales.

Jesús tomó de nuevo la palabra y les habló con parábolas diciendo:

2. El reino de los cielos es semejante a un rey, que hizo fiesta de bodas a su hijo.


3. Envió a sus siervos a llamar a los que habían sido convidados a las bodas, pero éstos no quisieron venir.


4. Envió de nuevo a otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi mesa para el mediodía. Mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto. Venid a la boda.


5. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios.


6. Y el resto, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.


7. Cuando escuchó esto aquel rey, se enfadó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. (Así fueron castigados los judíos y Jerusalén, a los cuales se refiere esta parábola).  


8. Entonces dijo a sus siervos: La mesa de la boda está preparada; sin embargo los convidados no eran dignos de formar parte en ella.


9. Id, pues, a las salidas de los caminos y, a cuantos halléis allí, llamad a las bodas.


10. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron,  malos y buenos; y el salón de bodas se llenó de convidados que se sentaron a la mesa. (Esto se hizo realidad con la Iglesia, a la cual fueron invitados y acudieron los idólatras que creyeron).


11. Y cuando entró el rey para ver a los que estaban sentados a la mesa, y vio allí también a un hombre que no llevaba el traje oficial de boda. Es decir no tenía junto con el los frutos de la creencia, es decir las virtudes.


12. Y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí dentro, sin estar vestido de boda? Era fácil dirigirte a mis servicios y que te fuera dado un vestido apropiado. Más él enmudeció.


13. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle sus pies y sus manos y echadle fuera, en la oscuridad más profunda, que está lejos del reino de Dios.  Allí los hombres llorarán y crujirán sus dientes.


14. Porque muchos son los llamados al reino de Dios, pero pocos los escogidos, que tienen las virtudes y que heredarán este reino.




Vers. 15-22. La pregunta malintencionada de los herodianos sobre los tributos y la sorprendente respuesta del Señor.


15. Entonces fueron los fariseos a su lugar de deliberación y acordaron tenderle una trampa con preguntas.   


16. Le enviaron entonces a los discípulos de ellos junto con los pertenecientes al partido de Herodes, y le dijeron: Maestro, sabemos que eres sincero y verdadero que enseñas el camino de Dios basándote en la verdad y sin mentiras, y no te importa nada, no temes a nadie; porque no eres influenciado por pensamientos e ideas de hombres, ni eres parcial en favor de personas.


17. Dinos, pues, qué opinión tienes: ¿Está permitido o no está permitido dar impuesto por cabeza al César y que reconozcamos de ese modo que estamos subyugados y somos siervos del César?  (De este modo los fariseos pretendían dirigir la ira de la multitud en contra de Él, si permitía el pago del impuesto, o denunciarle a través de los herodianos por agitador, si prohibía su pago).

  
18. Pero Jesús, percibió la malicia de ellos, y dijo: ¿Por qué intentáis ponerme en tentación,  hipócritas?


19. Mostradme la moneda con la cual pagáis el impuesto. Y ellos le presentaron un denario, el cual como moneda romana tenía sobre él la imagen y la inscripción del César. 

  
20. Y entonces mostrándoles la moneda  les dice: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción?


21. Le dicen: Del César. Jesús entonces  les dice: Devolved entonces al César lo que pertenece al César;  y a Dios dadle lo que pertenece a Dios. Al César y a los gobernadores les pertenecen los tributos de los impuestos y el respeto y el sometimiento a las leyes, pero sin embargo éstas son incomparables con los mandamientos de Dios; pertenecen a Dios vuestro alma y todo vuestro interior y vosotros al completo.



22. Y cuando oyeron esto, se maravillaron. Y dejándole, se fueron.





Vers. 23-33. La pregunta malintencionada de los Saduceos sobre la resurrección de los muertos y la sorprendente respuesta del Señor.


23. Aquel mismo día se le acercaron los Saduceos, quienes creían y predicaban que no existe la resurrección de los muertos, y le preguntaron lo siguiente:


24. Maestro, Moisés dijo: Si alguien muere sin tener hijos, su hermano ha de casarse con la mujer viuda y hacer descendientes a su hermano muerto.


25. Éramos entonces entre todos nosotros siete hermanos. Y el primero tras haberse casado, murió. Y como no tuvo hijos, dejó su mujer a su hermano.


26. Del mismo modo, también el segundo y el tercero se casaron con la misma mujer, hasta que la tuvieron como esposa los siete.


27. Y después de todos, murió la mujer.


28. Entonces  en la resurrección, ¿a quién de los siete  hombres pertenecerá como esposa la mujer?  Porque todos la tuvieron como esposa.


29. Jesús entonces les respondió: os encontráis en el engaño y tampoco conocéis ni siquiera las Escrituras, las cuales no mantienen concepciones materialistas ni groseras de la resurrección, como vosotros os las imagináis, ni el poder de Dios, para el cual nada es imposible ni difícil.


30. Entonces os encontráis en el engaño y no comprendéis el sentido verdadero de las Escrituras. Porque no sabéis que en la resurrección ni los hombres se casan, ni las mujeres se casan, sino que son todos como ángeles de Dios en el cielo.  


31. Sobre la resurrección de los muertos tampoco habéis leído lo que dijo Dios muchos años antes después de la muerte de los tres patriarcas:


32. Yo soy el Dios de Abraham y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es Dios Dios de muertos, que han terminado en la inexistencia, como os imagináis vosotros, sino que es Dios de vivos. Y entonces los patriarcas, aunque estén muertos, viven.



33. Y la multitud del pueblo cuando escucharon esto, se llenaron de sorpresa y de profunda admiración por su enseñanza.




Vers. 34-40. La pregunta malintencionada de un maestro de la ley.

34. Los fariseos, sin embargo, cuando escucharon que Jesús les hizo callar a los saduceos, se reunieron en el mismo lugar en que estaba él con los saduceos,


35. y uno de ellos, maestro de la ley, le preguntó para probarle y ver qué  repuesta le daría, diciéndole:


36. Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande en la ley?


37. Jesús le dijo: Amarás al Señor y Dios tuyo con todo tu corazón, de modo que a Él desees plenamente, y con toda tu alma, de modo que tu alma este enteramente  entregada a Él,  y con toda tu mente, de modo que siempre pienses en Él. 


38. Este es el primero y gran mandamiento.


39. Y el segundo es semejante e igual de importante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.


40. En estos dos mandamientos está basada toda la ley y la enseñanza de los profetas.




Vers. 41-46. Jesús pregunta a los fariseos sobre el Mesías. 


41. Y mientras estaban reunidos los fariseos, Jesús les preguntó:


42. ¿Qué piensan ustedes acerca del Mesías, que será resucitado y ungido por Dios mismo? ¿De quién es descendiente? Le responden: De David.


43. Les dice: ¿cómo es que David, inspirado por el Espíritu Santo, le llama “Señor”, cuando dice;


44. dijo el Señor y Dios a mi Señor Cristo: Siéntate en mi trono a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos vencidos bajo tus pies. Pero los abuelos no llaman jamás señores suyos a sus nietos y a sus bisnietos. Ni es correcto que llamen los descendientes a sus ascendientes señores. 


45. Si entonces David le llama Señor, ¿cómo puede entonces ser su hijo y su descendiente? Eso significa que el Mesías no es solo hijo de David, sino también hijo de Dios. Y por esto es también señor de David.


46. Y nadie pudo responderle ni una sola palabra, ni nadie tuvo el coraje desde aquel día de hacerle más preguntas y desde ese día ninguno se atrevía a hacerle más preguntas.





CAPITULO 23.

Vers. 1-32. El Señor controla a los escribas y a los fariseos.  

Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos,


2. diciendo: En la cátedra de Moisés se sentaron los escribas y los fariseos.


3. Así que, todo lo que os digan que guardéis teniendo como base la ley, guardadlo y hacedlo. Pero no hagáis conforme a sus obras y a su ejemplo.  Porque hablan con seguridad y enseñan la verdad de la ley, pero no actúan de acuerdo a ella.


4. Con otras palabras atan cargas pesadas,  difíciles de levantar, y las cargan sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Es decir con sus propias opiniones y tradiciones han cambiado la ley en una pesada carga, la cual cargan sobre los demás, mientras que ellos ni siquiera las tocan, porque encuentran maneras para evadirse de estas obligaciones que imponen a los demás.


5. Y todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres y ser admirados por ellos. Porque elaboran anchas sus filacterias, y cuelgan de sus brazos o atan en sus frentes, y extienden los extremos de sus ropas, de modo que sean vistos como hombres respetuosos, ya que sus filacterias y sus ropas recuerdan continuamente la ley de Dios.


6. Aman además los primeros asientos en las cenas y las primeras sillas en las sinagogas,


7. y los respetuosos saludos en las plazas, y que los hombres los llamen: maestro, maestro.


8. Pero vosotros no aceptéis que los hombres os llamen Rabí, es decir maestro. Porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; todos vosotros sois hermanos.


9. Y a nadie sobre le llaméis padre con prestigio y autoridad ilimitada y absoluta. Porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.


10. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, que con su enseñanza os conduce a la salvación, el Cristo.


11. Y el que entre vosotros es el mayor en conocimiento y en cargo o dignidad, ha de servir a los demás, y así en todo lo posible útil y beneficioso para ellos.


12. Pero el que se enaltezca a sí mismo y considere a los demás como inferiores a él, será humillado y ridiculizado. Mientras que el que se humilla a si mismo haciéndose mediante el amor cristiano siervo y servidor  de los demás, será enaltecido por Dios y será glorificado.


13. Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque devoráis las casas y las herencias de las viudas, vosotros que como pretexto de la devoción por motivos interesados hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación que los otros injustos y ladrones.


14. Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque con vuestra pervertida enseñanza, que oscurece y adultera el contenido de la ley, cerráis la puerta del reino de los cielos frente a los hombres. Pobres de vosotros, porque no solo no entráis vosotros, sino que tampoco los que tienen disposición para entrar les dejáis entrar. 


15. Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque recorréis mar y tierra para ganaros aunque solo sea con un prosélito, y de idólatra lo convertís en judío. Y una vez convertido, le hacéis hijo del infierno, digno de ser arrojado en él mucho más que vosotros.

16. Ay de vosotros, guías ciegos del pueblo, que decís: Si alguno jura por el templo, su juramento no es válido; pero si alguno jura por el oro del templo, esta obligado a cumplir su juramento.


17. 
¡Necios y ciegos! Os merecéis estas denominaciones, porque ¿cuál es mayor en santidad, el oro, o el templo que santifica el oro?



18. También decís: Si alguno jura por el altar, su juramento no tiene validez. Pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, queda comprometido por su juramento y ha de cumplirlo.


19. Sois necios y ciegos. Porque ¿cuál es mayor en santidad, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?


20. Entonces quien jura por el altar, jura por él y al mismo tiempo por todo lo que está sobre él.


21. Y el que jura por el templo, jura por él y por Dios que habita en el templo.


22. Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios (porque en la Santa Escritura el cielo es llamado trono de Dios), y jura al mismo tiempo por Dios que está sentado en este trono.


23. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque dais la décima parte de la menta y del eneldo y del comino, y dejáis lo más importante de la ley: el justo juicio, la misericordia y la honestidad que hace al hombre digno. Cuando era necesario ejercitar estas últimas virtudes, sin dejar de hacer aquello.


24. ¡Guías ciegos, que coláis del vino el mosquito como impuro según la ley, pero tragáis el camello, que este también según la ley es impuro! Ponéis toda vuestra atención solo en lo pequeño, cuando al mismo tiempo y sin remordimiento cometéis muchos y grandes pecados.


25. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! porque limpiáis la superficie exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de comidas que provienen del robo y de la injusticia.


26. Fariseo ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, cuidando que no provenga del robo y de la injusticia,  para que también lo de fuera del vaso y del plato sea limpio. De otro modo, por mucho que limpies estos utensilios, permanecen impuros y contaminados.


27. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, los cuales por fuera, a la verdad, se muestran hermosos y blancos como la nieve, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de todo tipo de inmundicia.


28. Así también vosotros,  por fuera os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de toda iniquidad sobre la ley.


29. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,


30. y decís: Si hubiésemos vivido nosotros en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus colaboradores y sus cómplices en el asesinato de los profetas.


31. Así que vosotros mismos dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas y tenéis mala herencia, de la cual sin embargo no habéis buscado libraros.


32. Completad entonces vosotros también lo que falta, incluso todo lo que han comenzado a hacer vuestros descendientes, para llegar al término extremo de la maldad.





Vers. 33-39. El Señor advierte a los escribas y a los fariseos sobre su condena. 


33. Serpientes, hijos nacidos de víboras, llenos de maldad y de veneno mortal, el cual habéis heredado también de vuestros ascendientes, ¿cómo es posible que escapéis de la condena que os arrojará en el infierno? 


34. Por tanto, he aquí yo hago el último intento para salvaros y os envío profetas y sabios y escribas, es decir mis apóstoles y sus sucesores, que estarán iluminados por el Espíritu Santo y por mi enseñanza. Y a algunos de ellos mataréis y crucificaréis, y a otros les azotaréis en vuestras sinagogas y les expulsaréis de una ciudad a otra. 


35. para que caiga sobre vosotros la responsabilidad y la condena de la sangre de cada justo que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar, y así os habéis hecho culpables no solo del crimen sino de la irrespetuosa profanación del templo, sobre el cual derramasteis la sangre de un hombre justo. 


36. De cierto os digo que todas estas desgracias vendrán sobre esta generación. 


37. ¡Jerusalén, Jerusalén, desafortunada y desdichada ciudad, tú que matas a los profetas, y apedreas a los que te ha enviado Dios! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, con un afecto como el que tiene la gallina cuando junta sus polluelos bajo sus alas, y no quisisteis! 


38. He aquí es abandonada vuestra casa y vuestro templo desierto y desprotegido por Dios. Este será vuestro castigo y vuestra destrucción. 


39. Porque os digo que de ahora en adelante no me veréis más, hasta que os recuperéis y creáis. Y entonces, tras ser contados como parte de mi Iglesia, digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor, como su representante y su enviado. 





CAPITULO 24.

Vers. 1-2. La destrucción del templo.

Y habiendo salido Jesús en el templo, se fue definitivamente ya del santuario, para no regresar a él. Entonces se le acercaron los discípulos para mostrarle las estructuras del santuario. 


2. Pero Jesús les respondió: ¿No veis con admiración todos estos hermosos edificios? Ciertamente os aseguro que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada. 



Vers. 3-14. El fin del mundo.

3. Y estando él sentado en el monte de los olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin definitivo de este mundo? 


4. Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 


5. Porque vendrán muchos que reclamarán y se apropiarán del nombre del Mesías, el cual es mío, y dirán: Yo soy el Cristo; y muchos serán engañados. 


6. Y oiréis guerras y noticias de guerras que tendrán lugar en otros países. Tened cuidado y no os perturbéis pensando que todas éstas son señales que anuncian el final; porque según las voluntades de la providencia divina todo esto es necesario que acontezca, pero aún no es el fin del mundo ni la destrucción de Jerusalén, que representa y es preludio del fin del mundo.


7. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y vendrán hambres y epidemias infecciosas y terremotos en diferentes lugares. 


8. Todo esto entonces será el principio de dolores y de desgracias. 


9. Entonces os entregarán a tribulaciones y a pruebas. Y a algunos de vosotros os matarán, y os odiaran todas las gentes por causa de mi nombre. 


10. Y entonces muchos se escandalizarán y se apartarán de la fe, y se entregarán unos a otros a los gobernadores infieles, y se odiarán unos a otros. 


11. También aparecerán muchos falsos profetas, y arrastrarán a muchos con sus falsas enseñanzas. 


12. Y debido a que se multiplicará la maldad y la inmoralidad, se enfriará el amor hacia Dios y hacia el prójimo de muchos, es decir de aquellos que sólo de nombre son cristianos y tienen una religiosidad típica. 


13. Pero el que muestre paciencia hasta el final de estas pruebas, solamente éste será salvado.


14. Y será predicado este evangelio del reino en toda la tierra habitada, para que sea esta predicación control * para todas las naciones, y para que todas las que no creerán, no tengan el pretexto de que a ellos no les fue entregado también el evangelio. Y entonces vendrá el fin del mundo, cuyo símbolo y preludio será el inminente final de Jerusalén. 

* control, del gr. “έλεγχος”, [élekjos]: control, observación, inspección, comprobación.
    




Vers. 15-22. Preludio del final o destrucción de Jerusalén.

15. Pero el final del mundo todavía se demorará. Pero el símbolo y el preludio de este final, es decir la destrucción de Jerusalén, se aproxima. Os doy entonces las señales que preanunciarán la inminente venida de esta destrucción. Veréis primero la detestable y sacrílega cosa detestable estando en el lugar santo, lo cual predijo el profeta Daniel. Esto provocará la desertización  y la destrucción de Jerusalén.  Cada lector que lo entienda y que tome sus medidas. Es decir que comprenda que esta cosa detestable serán primero los zelotes* y los hombres armados que ocuparán el santuario y que lo profanarán con sus asesinatos y otros delitos suyos, y después los ejércitos romanos que vendrán completarán este sacrilegio.  

* zelotes: judíos fanáticos


16. Entonces cuando veáis este sacrilegio del  santuario comenzar, los que habiten en las ciudades de Judea, que se vayan a los montes para esconderse allí.


17. El que esté arriba en la habitación, es decir en los balcones de la casa, que no baje para coger de la casa sus cosas, sino que se vaya lo más rápido posible.


18. Y el que esté trabajando solo con la camisa en el campo, que no regrese para tomar sus vestimentas exteriores.


19.  Mas, "ay" de las mujeres  que estén embarazadas  y de las que den de mamar a los niños pequeños en aquellos días, porque será muy difícil para ellas correr para salvarse, y para encontrar lo necesario pare el mantenimiento de su organismo.


20. Orad, para que vuestra huida no sea en tiempo invernal, el cual os será obstáculo para la huida; ni que coincida en día de Sábado, en que está prohibido marchar por camino lejano.


21. De hecho no habéis de ser obstaculizados por nada en vuestra huida. Porque entonces habrá tal tribulación, la cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.



22. Y si el número de aquellos días no hubiese sido disminuidos por Dios, ningún hombre se salvaría. Mas por causa de los escogidos, Dios disminuirá aquellos días, previniendo que éstos no sean muy atormentados.
 


23. Vers. 23-28. Pseudocristianos y  pseudoprofetas.

23. Entonces si alguno os dijere: he aquí está el Cristo, ó allí, no creáis.



24. Porque aparecerán pseudomesías  y falsos profetas y mostrarán señales grandes y obras sorprendentes, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos.


25. He aquí os lo he dicho esto antes de que suceda, para que no haya excusa para vuestro supuesto engaño.


26. Así que, si os dijeren: he aquí en el desierto está el Mesías, no salgáis para encontraros con él. Y si de nuevo os dicen: he aquí Cristo está dentro de las habitaciones privadas, no les creáis.


27. Porque el Mesías ni estará escondido en habitaciones ni se presentará en un lugar desierto. Pero tal como el relámpago sale por la parte oriental del horizonte y se muestra justo después hasta el punto dimétrico contrario del occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. Será directamente perceptible en todas partes por todos.


28. Porque allí donde está  el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas para saciarse de él. Es decir, cuando la podredumbre del mundo llegue al máximo, entonces llegara el ineludible juicio y castigo desde el cielo, visible por todos.




Vers. 29-35. La segunda venida del Señor.

29. E inmediatamente después de la tribulación y de las pruebas  de aquellos días, cuando ya se acerque el fin del mundo, el sol perderá  su brillo y se oscurecerá, y la luna parará de resplandecer, mientras que las estrellas caerán del cielo; y todo el mundo se hará nuevo. Y las potencias celestiales de los ángeles, que mantienen el orden del universo, se moverán y se trasladarán por su profunda conmoción ante todo lo que acontecerá durante la segunda venida, pero también debido a que esta forma del mundo vendrá para renovar el universo. 

    
30. Y entonces aparecerá en el cielo la señal que anuncia la inminente llegada y presencia del Hijo del Hombre. Entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra que no creyeron. Y verán al Hijo del Hombre viniendo sentado sobre las nubes del cielo con poder y acompañado de ángeles y con gran gloria.


31. Y el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles para que emitan gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos desde los cuatro puntos del horizonte, desde los cuales soplan los cuatro vientos desde un extremo del horizonte hasta el otro.


32. De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.


33. Así también vosotros, cuando veáis todas estas señales dichas anteriormente, conoced que se acerca a la puerta, ha llegado y va a presentarse inmediatamente el juicio de Dios que va a castigar la infidelidad de los judíos con la destrucción de Jerusalén.


34. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto se realice y todo esto que os he dicho ya respeto a las guerras, a los falsos mesías y a los falsos profetas.


35. El cielo y la tierra, que os parecen tan fijos y estables,  pasarán y desaparecerán, pero mis palabras se cumplirán con exactitud.





Vers. 36-44. Desconocida la hora de la segunda venida del Señor.


36. Además sobre la hora aquella y la hora en que sucederá la segunda venida y el juicio, nadie sabe cuándo sucederán exactamente, ni tampoco los ángeles celestiales, sino solo mi Padre. 


37. Realmente nadie sabe cuándo vendrá aquel día. Porque como sucedió en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 


38. Porque como en los días antes del diluvio los hombres seguían comiendo y bebiendo sin ninguna medida ni contención, casándose y dando en casamiento a sus hijos, sin venirles ningún pensamiento de arrepentimiento y cambio de sus vidas pecadoras, hasta aquel día en que Noé entró en el arca, 


39. y no entendieron nada hasta que vino el diluvio y les hizo desaparecer a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre, de repente y sin que la esperen los hombres de la vanidad. 


40. Además vuestra estrecha relación y convivencia en esta vida no os obstaculizará para ser separados y para tener un distinto lugar el uno del otro durante la segunda venida. De hecho, entonces dos estarán en el campo; el uno será llevado por los ángeles al paraíso, y el otro será dejado para ser castigado en el infierno. 


41. Dos mujeres estarán moliendo en el mismo molino; la una será llevada, y la otra será dejada. 


42. Apresuraos pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor, y consecuentemente tenéis que estar siempre preparados. 


43. Por vuestra experiencia conocéis que si el señor de la casa supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría que le robasen la casa. 


44. Por tanto también vosotros, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor, tenéis que estar siempre preparándoos. Porque el Hijo del Hombre, el Señor Teántropo, viene para cada uno de vosotros con la muerte y para todos juntos en la segunda venida en momento en que no conocéis.  





Vers. 45-51. El fiel y siervo malo 


45. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual su señor le dio la especial autoridad (en su Iglesia) y le estableció como supervisor para cuidar a los otros siervos y para darles la respectiva comida en el tiempo adecuado? 


46. Bienaventurado y afortunado es aquel siervo al cual, cuando su Señor venga, le encuentre haciendo y comportándose así, es decir prudente y fielmente. 


47. De cierto os digo que le establecerá supervisor sobre todos sus bienes. 

48. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: mi señor tarda en venir, 
 
49. y comience a utilizar egoístamente su autoridad y a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, buscando como sea agradecerse a sí mismo, 
 
50. vendrá el Señor de aquel siervo un día en que no le espere y a una hora en que no sabe, 
 
51. y entonces lo partirá en dos tomando su alma en una muerte repentina, y lo arrojará al lugar donde son castigados los hipócritas. Allí los hombres llorarán y el crujirán de dientes.





CAPITULO 25.

Vers. 1-13. La parábola de las diez vírgenes.

1. Entonces, es decir cuando venga el Mesías en la segunda venida, esta venida de su reino celestial y todo lo que entonces sucederá será semejante a lo que les pasó a diez vírgenes. Estas, tras tomar su lámpara, salieron a recibir al novio, que vendría por la noche a recoger a la novia. 


2. Cinco de ellas eran prudentes y sensatas, mientras que las otras cinco eran imprudentes e insensatas. 


3. Y las insensatas, cuando cogieron sus lámparas, no llevaron consigo aceite. 


4. Mas las prudentes junto con sus lámparas encendidas tomaron aceite en sus respectivos recipientes. 


5. Y debido a que tardó el novio en venir por la noche, a todas les entró sueño y se quedaron dormidas. 


6. Pero a la medianoche se oyó una fuerte voz: ¡Aquí, el novio viene; salid a su encuentro! 


7. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y se prepararon, y ajustaron sus lámparas. 


8. Pero las insensatas respondieron: dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. 


9. Mas las prudentes respondieron: no podemos daros, porque tememos que no llegue el aceite tanto para nosotras como paras vosotras. Id mejor a los que venden, y comprad para vuestras lámparas. 


10. Pero cuando estas fueron a comprar, vino el novio. Y las vírgenes que estaban preparadas entraron con él en el salón de la boda y se cerró la puerta. 


11. Después vinieron las otras vírgenes, y comenzaron a decir: ¡Señor, señor, ábrenos! 


12. Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 


13. La conclusión entonces de esta parábola es que habéis de estar precavidos, con vuestro alma siempre brillando por la luz de la virtud y provistos con el aceite de la calidez interior y de la fortaleza. Esto os proporcionará vuestra comunicación constante con Dios. Y así esperad la venida del Hijo del Hombre y Novio de la Iglesia, de Cristo, despiertos y siempre preparados. Porque no sabéis el día ni la hora en que vendrá, para entrar junto con El en el deleite, la bienaventuranza y el gozo de sus bodas.





Vers. 14-30. La parábola de los talentos.

14. Entonces para que os encuentre el Señor preparados, tenéis que ser no solo correctos y previsores, sino también activos y cuidadosos. Porque el reino de los cielos y el juicio y la retribución que hará el Señor se parecerá a un hombre que tenía intención de viajar, y llamó a sus siervos y les entregó sus bienes, para pedirles después de un tiempo cuentas por su gestión. 


15. Este hombre a uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno; a cada uno le dio conforme a la capacidad de cada uno para negociar con lo que les dio. Y se fue a continuación de viaje. (Es decir Dios regala a cada hombre varios carismas, para que les utilice para lo bueno y para el beneficio de su prójimo).
 
16. Y el que había recibido cinco talentos se fue, trabajó con ellos, y ganó otros cinco talentos.
 
17. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Y estos dos siervos utilizaron al mismo nivel de buena disposición y de entusiasmo las capacidades y los carismas que les dio Dios para su gloria y para el beneficio de sus prójimos. 
 
18. Pero el que había recibido un talento, fue y cavó en la tierra, y escondió allí el dinero de su señor. Es decir no utilizó el talento, sino que sintió pereza y no trabajó para aumentarlo.
 
19. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.
 
20. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco sobre ellos.
 
21. Y su señor le dijo: muy bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te estableceré. Entra dentro para que disfrutes el mismo gozo que tu señor. Ya que has mostrado ser fiel con los talentos, ven a gobernar conmigo mi gran riqueza. Ven a disfrutar la ilimitada bienaventuranza del cielo. 
 
22. Se acercó después el que había recibido dos talentos y dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.
 
23. Y su señor le dijo: muy bien, siervo bueno y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te estableceré; entra tú también dentro para disfrutar el gozo de tu señor. 
 
24. Pero se acercó también el que había recibido un talento y dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro; porque siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;


25. Y debido a que tuve miedo, fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.
 
26. Entonces su señor le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo de donde no esparcí.
 
27. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.


28. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.


29. Porque a cada uno que tiene y aumentó con cuidado y afán lo que le fue entregado, le serán dados otros más, y tendrá hasta de sobra. Pero a aquel que le fueron dados carismas pero los ignoró y no los trabajó para tener también él algo con su propio trabajo, le será quitado también lo poco que le fue entregado y lo dejó sin cultivar. 


30. Y al siervo inútil sacadle de aquí y en la más alejada de mi reino y aislada oscuridad. Allí los hombres llorarán y rechinarán los dientes.





Vers. 31-46. La segunda venida del Señor y el juicio final y la retribución.

31. Entonces cuando venga el Hijo del Hombre con su gloria y junto con Él todos los santos ángeles, entonces se sentará en trono glorioso y resplandeciente.


32. Y serán reunidas delante de él  todas las naciones, es decir todos los hombres que han vivido desde el principio de la creación hasta el fin del mundo. Y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.


33. Y colocará a los justos, que son pacíficos como las ovejas, a su derecha; y a los pecadores, que son indomables e indisciplinados como los cabritos, les pondrá a su izquierda.


34. Entonces dirá el rey a los que están a su derecha: venid vosotros que estáis bendecidos por mi Padre, heredad el reino que ha preparado para vosotros desde la fundación del mundo.


35. Os pertenece esta herencia; porque tuve hambre y me disteis de comer, porque tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y no tenía donde quedarme y vosotros me amparasteis en vuestra casa,


36. estaba desnudo y me vestisteis, enfermé y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme  y a consolarme.


37. Entonces le responderán los justos: Señor, ¿Cuándo te vimos sediento y te dimos de beber, o desnudo y te vestimos?


38. ¿Y cuándo te vimos forastero y te amparamos, o desnudo y te vestimos?


39. ¿Y cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a visitarte?


40. Entonces les responderá el rey: verdaderamente os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pobres que parecían insignificantes y muy pequeños, a mí lo hicisteis.


41. Entonces dirá también a los que estarán a su izquierda: vosotros que a partir de vuestras obras os habéis vuelto malditos, marchaos lejos de mí al fuego eterno, que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles.


42. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber,


43. fui forastero y no me amparasteis ni me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, estuve enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.


44. Y entonces le responderán también ellos: Señor, cuándo te vimos pasando hambre o o pasando sed o siendo forastero o estando desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te servimos?


45. Entonces les responderá: de cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos considerados por la gente muy pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

       
46. Y serán estos llevados al infierno que no tendrá fin, sino que será eterno; mientras que los justos irán a disfrutar de la vida eterna.





CAPITULO 26.

Vers. 1-5. Decisión de la muerte de Jesús.

Cuando terminó Jesús todos estas palabras,  dijo a sus discípulos:

2. Sabed que en dos días es la fiesta de la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.


3. Entonces se reunieron los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo en el patio del sumo sacerdote, quien se llamaba Caifás.


4. Y decidieron todos juntos prender con engaño a Jesús, y matarle.


5. Pero decían: que esto no suceda durante la fiesta de la Pascua, para que no se haga alboroto en el pueblo.




Vers. 6-16. La mirra de Betania y la traición de Judas.

6. Y cuando Jesús llegó a Betania, a la casa de Simón el leproso,


7. vino a él una mujer con un vaso de alabastro de perfume de mirra de gran precio. Y comenzó  a derramarlo sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.


8. Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio y derroche de este perfume de mirra de gran precio?


9. Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y  lo obtenido  haberse dado a los pobres.


10. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? No se lo impidáis. Pues ha hecho una buena acción conmigo. Y en esta circunstancia, esta acción es preferible que la limosna y que la ayuda a los pobres.


11. Porque siempre tendréis a los pobres con vosotros y podréis hacerles bien en cualquier otro momento. A mí, sin embargo, no siempre me tendréis. Entonces no molestéis a la mujer por esto que ha hecho.


12. Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.


13. De cierto os digo, que dondequiera que se predique el evangelio que predico y que os he entregado,  es decir en todo el mundo, también se hará referencia a lo que ella ha hecho, para que permanezca inolvidable la memoria de esta mujer.


14. Entonces uno de los doce discípulos, el que se llamaba Judas Iscariote, fue donde los principales sacerdotes y les dijo:


15. ¿Qué queréis darme, si yo os lo entrego?. Ellos entonces le dieron treinta monedas de plata. 


16. Y desde entonces buscó encontrar la mejor oportunidad para entregarles a Jesús Cristo.  





Vers. 17-25. Preparación para la Pascua. La Cena. 


17. Entonces el primero de los siete días que duraba la fiesta de los panes sin levadura, es decir la Pascua, vinieron los discípulos a Jesús y le dijeron: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? 


18. Y Jesús les respondió: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: El tiempo de mi Pasión está cerca. Tengo pensado hacer con mis discípulos en tu la nueva Pascua y no la que a partir de mañana por la noche comenzarán a celebrar los judíos.
 
19. Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon el lugar donde tendría lugar la Cena de la Pascua. 
 
20. Cuando llegó la noche, Jesús se sentó a la mesa con los doce. 
 
21. Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar a mis enemigos mediante traición. 


22. Y entristecidos de corazón, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Tal vez soy yo, Señor? 


23. El Señor les respondió: El que ha llevado conmigo la mano a la salsa  del plato, ése me va a entregar para que sea asesinado. 


24. Y el Hijo del Hombre se va seguro de esta vida según las profecías que han escrito sobre él; mas !ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Sería mejor para este hombre no haber nacido. 


25. Entonces respondiendo Judas, el que le iba a entregar, dijo: ¿Tal vez soy yo, maestro? Y Jesús le respondió: Tú lo has dicho. 



Vers. 26-29. La entrega del Misterio de la divina Eucaristía. 

26. Y mientras comían, cogió Jesús con sus manos el pan, y tras agradecer, lo cortó en pedazos y comenzó a repartirlo entre los discípulos diciendo: tomad y comed, este es mi cuerpo. 


27. Y tras coger el vaso y agradecer, se lo dio a ellos y dijo: Bebed todos de él. 
 
28. porque esta es mi sangre, que confirma el nuevo Testamento y es derramado para la salvación de muchos, para que les sean perdonados sus pecados. 


29. Os digo además que no volveré a beber ya de este producto nacido de la vid hasta el día en que lo beba nuevo, y que con mucha mayor alegría me regocijaré con vosotros en el reino de mi Padre. Es decir esta última cena es anticipo de la perfecta comunión y de nuestra unión, la cual se cumplirá con regocijo interminable y alegría en el reino de los cielos. 





Vers. 30-35. En el monte de los Olivos.

30. Y cuando hubieron cantado un himno, salieron para ir al monte de los Olivos. Entonces les dice Jesús:


31. Esta noche vuestra fe en mi será perturbada. Porque está escrito en profeta Zacarías: Permitiré yo el Dios y Padre que que sea golpeado y que sea asesinado el pastor, es decir yo el Cristo, y serán dispersadas las ovejas del rebaño, es decir vosotros mis discípulos.


32. Pero cuando haya resucitado, os esperaré en Galilea, adonde iré antes que vosotros. Entonces allí nos encontraremos de nuevo. 


33. Pero Pedro respondió: Aunque la fe de todos en ti sea perturbada,  yo nunca perderé mi fe.


34. Jesús le dijo: De cierto te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.


35. Pedro sin embargo le dijo: no te negaré nunca, y si es necesario incluso moriré contigo.  Y todos los discípulos dijeron algo similar.



Vers. 36-46. La agonía en Getsemaní.

36. Entonces llegó Jesús con ellos a un terreno que se llama Getsemaní, y dice a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.


37. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.


38. Entonces les dijo Jesús: Mi alma está tan entristecida, que peligro en morir de la pena. Quedaos aquí, y velad conmigo.


39. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío que pase de mí esta copa de la muerte por martirio, si es posible que suceda esto según tu plan para la salvación de los hombres. Pero que no sea como yo quiero, sino como tú quieres.


40. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo;  y dice a Pedro: ¿Tan poca fuerza teníais, que no habéis podido velar conmigo una hora?


41. Velad y orad, para no caer en la tentación que os arrastrará al pecado de la negación y a escandalizaros de mí. El fondo de vuestras almas está dispuesto a obedecer a la voluntad de Dios;  el espíritu de la carne sin embargo hace a la naturaleza humana  débil y arrastra al hombre al mal a pesar de su buena disposición. 


42. De nuevo por segunda vez se separó, y oró diciendo: Padre mío, si no es posible que  pase de mí esta copa y no puede suceder de otro modo, hágase tu voluntad.


43. Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.


44. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.


45. Entonces vino a sus discípulos y les dijo: ¡Seguid durmiendo entonces y descansad! He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.


46. Levantaos, vayamos a su encuentro. Ved, se acerca el que me entrega.




Vers. 47-56. El arresto de Jesús.

47. Y mientras Jesús  todavía les hablaba, vino Judas, uno de los doce. Y con él mucha gente armada con espadas y palos, que habían sido enviados porlos principales sacerdotes y por los ancianos del pueblo.


48. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo bese, ése es; prendedlo con cuidado de que no se os escape.


49. Y en seguida se acercó a Jesús y le dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó con una cordialidad fingida.


50. Y Jesús le dijo: Amigo, deja el beso y haz lo que has venido a hacer y por lo que te encuentras aquí. Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron y le ataron.


51. Y de repente, uno de los que estaban con Jesús, extendió su mano y sacó su espada. E hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja.


52. Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada  de nuevo a su funda. Porque todos los que utilizan espada para utilizarlo contra su prójimo, a espada  perecerán.


53. ¿Acaso piensas que no puedo ahora rogar a mi Padre y que envié junto a mi más de doce legiones de ángeles?


54. Pero si pido la ayuda de los ángeles,  cómo entonces se cumplirían las profecías de las Escrituras? Porque estas dicen que así ha de suceder y que así ha de ser asesinado el Mesías. 


55. En aquel momento se dirigió Jesús a la gente y les dijo: Como si fuera un ladrón, habéis salido con espadas y con palos para prenderme. Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.


56. Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.




Vers. 57-68. Jesús ante Caifás.

   
57. Entonces ellos, los que prendieron a Jesús, le llevaron al sumo sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los escribas y los ancianos.


58. Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del palacio del sumo sacerdote. Υ entrando en el patio interior, se sentó allí junto con los sirvientes, para ver como terminaría el caso.


59. Mientras tanto los principales sacerdotes y los ancianos y todas las partes  del concilio, debido a que les era imposible encontrar un falso testimonio en contra de Jesús, buscaban falsos testigos en su contra, para condenarle a la muerte,


60. pero no hallaron ninguno. Entonces después de muchos, se presentaron en el  aunque muchos testigos falsos se presentaban para examinar, no encontraron ninguno. Pero al fin vinieron dos testigos falsos,


61. que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios y en tres días reedificarlo.


62. Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No tienes nada que responder? ¿Qué es esto de lo que  te acusan éstos?


63. Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el nombre de Dios, quien vive y castiga a los que perjuran, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.


64. Jesús le dijo: Tú lo has dicho, que yo soy el Cristo el Hijo de Dios. Y además os digo, que pronto veréis al Hijo del Hombre, al Mesías Teántropo, sentado a la diestra del Dios todopoderoso, venir sobre las nubes del cielo como Juez glorioso.


65. Entonces el sumo sacerdote, declarando con hipocresía su indignación y su desaprobación frente a la terrible blasfemia que escuchó, rasgó sus vestiduras, costumbre que se tenía entre los judíos, diciendo: El acusado ha blasfemado. ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.


66. ¿Qué opinión tenéis? Y respondiendo ellos, dijeron: Es culpable de  un crimen que se castiga con la muerte.


67. Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron puñetazos en la espalda, y otros le abofeteaban,


68. diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.





Vers. 69-75. La negación de Pedro.

69. Pedro estaba sentado mientras fuera en el patio. Y allí se le acercó una pequeña criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo.


70. Mas él negó delante de todos ellos, diciendo: No sé lo que dices.


71. Saliendo él a la puerta y al patio, le vio otra, y dijo a los que estaban allí reunidos: También aquel de allí estaba con Jesús el nazareno.


72. Y otra vez él negó con juramento, diciendo: No conozco a ese hombre.


73. Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos. Porque también tu manera de hablar te descubre.


74. Entonces él comenzó a maldecirse a sí mismo y a jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo.



75. Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera por la puerta exterior y del patio, lloró amargamente.





CAPITULO 27.

Vers. 1-2. Decisión de la muerte de Jesús.

Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para llevar a cabo su pena de muerte.


2. Y tras atarle, y le llevaron a Poncio Pilato, el gobernador y comandante.



Vers. 3-10. El terrible final de Judas.

3. Entonces Judas, el que mediante traición le había entregado a los judíos, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,


4. diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente para que sea derramada. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? Tú has de buscar liberarte de la responsabilidad. Tu darás cuentas por esto.


5. Y arrojando las piezas de plata en el patio del templo, salió, y fue y se ahorcó.


6. Los principales sacerdotes entonces, habiendo tomando las piezas de plata, dijeron: No está permitido echarlas en el tesoro del templo como santa ofrenda, porque con ellas se ha comprado la vida de un hombre y fueron entregadas como recompensa por la sangre humana que dentro de poco será derramada.


7. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para lugar de entierro de los judíos extranjeros que venían a Jerusalén como viajantes y peregrinos.


8. Por lo cual aquel campo se llama campo de sangre hasta el día de hoy.


9. Entonces  se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: “Y tomaron las treinta piezas de plata, el precio del  inestimable Cristo, cuyo precio y pago por su muerte fue estimado por algunos hijos de Israel;


10. y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor”.



Vers. 11- 26. El juicio de Jesús frente a Pilato.

11. Jesús entonces estaba en pie delante del gobernador. Y éste le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús entonces respondió: Tú dices que soy el Rey de los Judíos, pero sin comprender también el carácter espiritual de mi reino.


12. Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, no daba ninguna respuesta.


13. Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?


14. Pero Jesús no le respondió ni una palabra, de tal manera que como gobernador, se maravillaba y dudaba mucho ante la paz e imperturbabilidad que mostraba en el momento en que tan inconscientemente le calumniaban y que tanto peligraba  su misma vida.


15. Cada día de la fiesta de la Pascua acostumbraba el gobernador por favor al pueblo soltar al pueblo un preso, el que quisiesen.


16. Y tenían entonces un preso famoso por sus crímenes,  llamado Barrabás.


17. Reunida  pues la multitud, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os libere: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? E intentaba así Pilato, aunque fuese de este modo, salvar a Jesús.


18. Porque sabía que por envidia y odio le habían entregado.


19. Y estando sentado en el tribunal, su mujer le envió este mensaje: No asumas responsabilidades sobre este hombre justo y no hagas nada en contra de este inocente. Porque por su causa muchas intranquilidades y miedos he tenido en mis sueños.


20. Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron mientras tanto a la multitud para que pidiesen la liberación de Barrabás, y para  que Jesús fuese muerto.


21. Entonces tomó la palabra el gobernador, y les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás.


22. Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: !Que sea crucificado!


23. Pero el gobernador les dijo: Pero, ¿por qué?; ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: !Sea crucificado!


24. Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó bien sus manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo. Sobre vosotros caerá la responsabilidad allá y vosotros habréis de buscar libraros de la culpa por esta injusticia.

25. Entonces todo el pueblo respondió: La culpa y la responsabilidad por derrame de Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.



26. Entonces les liberó a Barrabás; mientras que a Jesús, tras ordenar que le azotasen,  le entregó para ser crucificado.





Vers. 27-31. Los soldados se burlan de Jesús.

27. Entonces los soldados del gobernador, tras  tomar a Jesús y llevarlo al patio interior del palacio, donde vivía el delegado de Roma, reunieron alrededor de él a toda la guardia.


28. Y tras desnudarle, porque querían burlarse de sus dignidades reales, le pusieron una capa roja.


29. También hicieron una corona doblando unos espinos y se lo pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha le ataron una caña como si fuese un cetro. Y arrodillándose frente a Él, le alababan, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!


30. Después le escupieron, le cogieron la caña y le golpeaban con ella en la cabeza.


31. Después de haberle escarnecido, le quitaron la capa, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.




Vers. 32-44. Crucifixión del Señor.  

32. Según salían de la ciudad, hallaron a un hombre que procedía de Cirene, que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz, porque Jesús no aguantaba ya llevarla hasta el final. 


33. Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, nombre que significa “lugar de la calavera”,


34. le dieron a beber vinagre mezclado con hiel, como un cierto tipo de anestesia para que no sintiese muy fuertes los dolores de la crucifixión, dificultándoles a los soldados su trabajo. Pero después de haberlo probado, no quiso beberlo.


35. Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, 


36. Y se sentaron allí haciendo guardia. 


37. Y pusieron sobre su cabeza un letrero que tenía escrita la causa de su condena a muerte: Este es Jesús, el Rey de los Judíos.


38. Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a Su derecha, y otro Su izquierda.


39. Y los que mientras tanto pasaban le insultaban, moviendo con desprecio y maldad sus cabezas,


40. y decían: Tú que derribarías el templo, y que en tres días lo reedificarías, sálvate a ti mismo. Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.


41. De modo parecido se burlaban de El los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, diciendo:


42. A otros salvó con sus milagros de charlatanería; a sí mismo no se puede salvar. Si es el Rey de Israel, es decir del pueblo bendecido por Dios, que descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.


43. Ha puesto sus esperanzas y su convicción en Dios. Que le libre entonces ahora, si verdaderamente le quiere Dios. Porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.



44. Lo mismo le insultaban también los ladrones que estaban crucificados con él.





Vers. 45-56. La muerte de Jesús.

45. Y desde las doce del mediodía hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde. 


46. Y a las tres de la tarde, clamó el Señor  a gran voz, diciendo: “Elí, Elí, ¿lama sabactani?” Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?


47. Y algunos de los que estaban allí que no conocían la lengua aramea, al oír esto decían que llamaba a Elías.


48. Y al instante uno de ellos tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, e intentó darle de beber.


49. Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a salvarle.


50. Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz,  dejó el solo y voluntariamente a su alma irse de su cuerpo.


51. Y he aquí, el velo del templo que separaba el santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló, y las piedras en la periferia de Jerusalén se partieron debido al terremoto.


52. Y los sepulcros que estaban en las rocas que se rajaron, se abrieron, y de los sepulcros que se abrieron en aquel momento, muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron, cuando después de tres días resucitó primero Cristo.  


53. Y saliendo de los sepulcros, después de su resurrección, vinieron a la ciudad santa, y se aparecieron a muchos.


54. El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, cuando vieron el terremoto y todo lo que pasó, temieron  mucho  y decían: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.


55. Estaban allí muchas mujeres que observaban de lejos. Estas habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole.


56. Entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.





Vers. 57-66. El descenso y el entierro del Cuerpo divino. El sellado del sepulcro.

57. Avanzada la tarde, vino un hombre rico que procedía de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús.


58. Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo.


59. Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y sin usar,


60. y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña. Y después de hacer rodar una gran piedra a la puerta, la cerró con esta piedra y se fue.


61. Y estaban allí también María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.


62. Al día siguiente, que es después de la preparación, es decir el Sábado,  se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos y fueron todos juntos ante Pilato,


63. y le dijeron: Señor, nos acordamos que aquel engañador de la gente dijo, viviendo aún: Tres días después de mi muerte resucitaré.


64. Por esto da la orden de que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche y lo hurten, y digan al pueblo que resucitó de entre los muertos. Y será este engaño del pueblo peor que el primero, que creyeron que era el Mesías.


65. Pilato entonces  les dijo: Ahí tenéis una guardia. Id y aseguradlo vosotros solos, como vosotros sabéis.


66. Y ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra que tapaba el sepulcro.  Y colocaron allí la guardia.







CAPITULO 28.

Vers. 1-10. La Resurrección del Señor y su aparición a los discípulos.

Entonces tarde la noche del Sábado, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.


2. Y de repente,  hubo un gran terremoto. Porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando al sepulcro, removió la piedra de la entrada del sepulcro y se sentó sobre ella.


3. Su forma exterior y su rostro eran como un relámpago, y su vestido todo blanco como la nieve.


4. Y por el miedo ante él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.


5. Mas el ángel se dirigió a las mujeres y dijo: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis con pasión y devoción a Jesús, el que fue crucificado.


6. No está aquí. Porque ha resucitado, como dijo. Venid a ver el lugar donde estaba sepultado el Señor.


7. Pero id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos. Y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os he dicho lo que tenía orden de deciros.


8. Y las mujeres, saliendo rápido del sepulcro con temor debido a la visión angelical, pero con gran alegría debido al gozoso mensaje, fueron corriendo para decir todo esto a sus discípulos.


9. Pero mientras iban a decírselo a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve!  Ellas entonces, acercándose, no se atrevieron a tocarle el cuerpo, pero con mucha veneración le abrazaron sus pies, y le adoraron.


10. Entonces Jesús les dijo: No temáis. Id a anunciar a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán.




Vers. 11-15. Los guardias del sepulcro son sobornados.

11. Entonces mientras ellas iban a anunciárselo a los apóstoles, he aquí, algunos soldados  de la guardia que había sido puesta en el sepulcro, fueron a la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.


12. Y ellos, reuniéndose con los ancianos, y habiendo hecho consejo, dieron una gran cantidad de monedas de plata a los soldados, diciéndoles:


13. Decid que sus discípulos vinieron en medio de la noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos.


14. Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os libraremos de cada preocupación y responsabilidad.


15. Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Y este dicho, del supuesto robo del cuerpo, se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.





Vers. 16-20. La aparición del Señor a sus discípulos en el monte de Galilea. 
  
16. Mientras tanto los once discípulos fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.


17. Allí le vieron y le reverenciaron. Algunos sin embargo dudaban si este era Jesús.


18. Pero Jesús se les acercó y les habló diciendo: Ha sido dada también en mi naturaleza humana toda potestad en el cielo y en la tierra.


19. Por tanto, id, y haced discípulos vuestros a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,



20. enseñándoles que cumplan y que apliquen en sus vidas todas las órdenes que os he dado como mandamientos.  Y he aquí, yo que he recibido toda potestad, estaré siempre con vosotros ayudándoos y apoyándoos, hasta que termine este siglo, es decir hasta el fin del mundo. Amén.