INTRODUCCION
Galacia era una región de Asia Menor que tenía como ciudades principales Ankara (del gr. "Άγκυρα", [Ágkira]), Pesinunte (del gr. "Πεσσινούντα", [Pessinúnta] y Tabio (del gr. "Τάβιο", actual Tamniya o Tawiniya). Esta región se distinguía de Frigia, Pisidia y Licaonia, que más tarde constituyeron, junto con algunas otras partes de Asia Menor, la provincia romana de Galacia.
El Apóstol visitó esta región por primera vez durante su segundo recorrido apostólico, cuando "pasó por Frigia y el país de Galacia" (Hech. 16, 6) y fue recibido por los gálatas con entusiasmo y con excepcionales expresiones de afecto y respeto (Gal. 4,13 y siguientes).
Pero después de la visita de Pablo a Galacia, algunos falsos maestros judaizantes, los cuales predicaron en las Iglesias recién formadas, declarando que la salvación requería la observancia de las órdenes ceremoniales de la ley y, sobre todo, la circuncisión. Y para lograr la difusión de estas enseñanzas suyas erróneas, intentaron con calumnias e injurias eliminar el prestigio apostólico de Pablo. Por eso afirmaban que Pablo no era un verdadero Apóstol, como lo fueron los tres grandes Apóstoles, Pedro, Juan y Santiago, quienes fueron considerados pilares de la Iglesia.
Estas calumnias y engaños probablemente fueron reconstruidas oralmente por el Apóstol durante su segunda visita a las Iglesias de Galacia, que tuvo lugar como parte de su tercer viaje apostólico, poco antes de llegar a Éfeso, donde permaneció durante tres años (Hechos 18, 23 y 19, 1-20).
Pero incluso después de este llamado verbal, y mientras pareció por un momento que los galatas estaban convencidos, los falsos hermanos los invadieron nuevamente y causaron grandes contiendas entre los cristianos. Después de esto, el apóstol Pablo dirigió esta carta a los Gálatas, poco después de su llegada a Éfeso, es decir, a fines del 52 d.C.
EPISTOLA A LOS GALATAS
CAPITULO 1
Vers. 1-5. Aclamación, bendiciones.
1. Yo Pablo el apóstol, que no recibí esta dignidad de hombres, ni fui llamado a ella por la intervención de ningún hombre, sino que la recibí directamente de Jesús Cristo y Dios Padre, quien le levantó de los muertos,
2. así como todos los hermanos que están conmigo, escribimos esta epístola a las Iglesias de Galacia.
3. Os deseamos que esté con vosotros la gracia y la paz de Dios Padre y de Nuestro Señor Jesús Cristo,
4. el cual se entregó voluntariamente a sí mismo a la muerte por nuestros pecados, para liberarnos de la maldad que gobierna en esta vida. Y esta muerte suya por nuestra libertad y nuestra redención sucedió según la voluntad de Dios, quien también es nuestro Padre.
5. A Él le pertenece toda la gloria por los infinitos e interminables siglos. Amén
Vers. 6-10. Uno sólo es el Evangelio.
6. Me sorprende lo rápido que os alejáis de Dios que os llamó mediante la gracia y la donación de Cristo, y os habéis cambiado a otra doctrina de salvación, la cual erróneamente llaman evangelio, los que os la enseñan.
7. Pero esto que ellos llaman evangelio no es nada más que hay algunos que os perturban y quieren transformar y distorsionar la verdadera predicación sobre Cristo.
8. Pero habéis de saber lo siguiente: Incluso si alguno de nosotros, los apóstoles, o algún ángel del cielo, os predica un evangelio distinto al que os hemos predicado, que éste sea anatematizado y separado para siempre de Cristo.
9. Como os habíamos dicho anteriormente, cuando estábamos con vosotros, ahora de nuevo os digo: Si alguien os predica un evangelio diferente al que recibisteis de mí, que sea anatematizado y separado de Cristo.
10. El Evangelio que os enseñamos, solamente éste es el verdadero Evangelio. ¿Quizás ahora quiero convencer y asegurarme el favor de la gente, o intento ser correcto ante Dios? ¿O tal vez busco ser agradable a los hombres? No. Porque si además quisiera agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Vers. 11-24. Cómo Pablo se convirtió en apóstol. Su enseñanza y su obra provienen de Dios.
11. Os hago saber entonces, hermanos, que el evangelio que os he predicado no es una invención humana.
12. Porque no sólo los otros apóstoles, sino que tampoco yo lo recibí ni me fue enseñado por algún hombre, sino que lo recibí por revelación de Dios, quien directamente me mostró y me reveló al Señor Jesús.
13. Y el que el Evangelio me fue entregado mediante revelación sobrenatural por el mismo Dios, se demuestra por mi actividad en el pasado. Porque habéis oído, con seguridad, sobre acerca de la conducta por mí mostrada entonces, cuando seguía la ley y las costumbres de los judíos. Es decir habéis oído que perseguía exageradamente la Iglesia de Dios e intentaba exterminarla.
14. Y tenía mayores progresos en el judaísmo que muchos de mis
contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso que ellos en las tradiciones heredadas de nuestros padres.
15. Pero cuando agradó a Dios, quien me apartó y me eligió desde el tiempo en que estaba en vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, sin ser yo digno por mis obras de tal elección,
16. revelar en el fondo de mi alma a su Hijo, para predicarlo a las naciones, no busqué ser aconsejado por carne y sangre, es decir por algún hombre mortal,
17. ni subí a Jerusalén para encontrarme con los apóstoles antes que habían sido llamados antes que yo a la dignidad apostólica, sino que me fui a Arabia y volví de nuevo a Damasco.
18. Después, pasados tres años desde que hube regresado a Cristo, subí a
Jerusalén para conocer de cerca a Pedro, y permanecí junto a él quince días.
19. No vi a ningún otro de los apóstoles, sino sólo a
Jacobo, el hermano del Señor.
20. A partir de esto que os escribo, se demuestra que mi dignidad apostólica y el Evangelio no los recibí de algún hombre, ni de otro apóstol. Y esto es verdadero. He aquí, aseguro ante Dios que
no miento.
21. Después de mi estancia en Jerusalén fui a las regiones de Siria y de Cilicia.
22. Y personalmente era desconocido en las Iglesias de Judea, que del judaísmo regresaron a Cristo y tienen comunión con él.
23. Lo único que escuchaban continuamente los cristianos de estas iglesias era que "aquel que en otro tiempo nos perseguía", ahora predica la fe que en otro tiempo buscaba hacerla desaparecer",
24. y glorificaban a Dios por mi cambio milagroso.
CAPITULO 2
Vers. 1-10. El Evangelio y el servicio de Pablo fueron a probados por el Concilio Apostólico
1. Después de mi viaje a Siria y Cilicia, es decir después de catorce años completos, subí otra vez a Jerusalén junto con Bernabé, llevando también conmigo a Tito.
2. Y subí después a Jerusalén tras una revelación que Dios me hizo. Y presenté a los cristianos de jerusalén el Evangelio que predico a los de las naciones, y particularmente a los más conocidos y renombrados apóstoles, para que aclarasen si en vano me afano o me afano o me he afanado hasta ahora.
3. Υ no sólo se encontró que mi Evangelio era genuino, sino que tampoco Tito que estaba conmigo, aunque era gentil (nacional, idólatra) e incircunciso, no fue obligado a someterse a la circuncisión.
4. Pero tampoco yo admití que Tito fuese sometido a la circuncisión debido a los falsos hermanos que entraron perversamente en la Iglesia. Ellos cayeron entre nosotros como espías para socavar la libertad que nos dio nuestra unión y comunión con Cristo, y para esclavizarnos en la insoportable esclavitud de las disposiciones formales de la ley.
5. Ante estos falsos hermanos ni por un momento cedimos y no nos sometimos a su exigencia de someterse Tito a la circuncisión. Hicimos toda esta oposición para que permanezca permanezca pura e inalterada ante vosotros la verdad del Evangelio.
6. En relación ahora con los que se consideran solemnes y grandes, nada me importa lo que entonces creían, cuando no impidieron la circuncisión y el cumplimiento de la ley. Dios no tiene en cuenta la apariencia de la persona humana ni hace favoritismos.
7. Sino que al contrario se convencieron y vieron que Dios me confió el predicar el Evangelio a los de las naciones no circuncidados, tal como asignó a Pedro predicar a los judíos circuncidados.
8. Porque el mismo Señor que hizo digno a Pedro de ser apóstol de los judíos circuncidados, me hizo también digno a mí de ser apóstol de las naciones.
9. Y habiendo sido informados Jacobo, Cefas y Juan, que son considerados como pilares que mantienen la Iglesia, fueron informados por los mismos acontecimientos de la Gracia que me dio Dios, y en esto puse gran cuidado en vistas a aplicarlo con exactitud, nos dieron a mí y a Barnabás su mano derecha, como señal de unanimidad y unidad. Y acordaron que predicásemos nosotros a los de las naciones, y que ellos predicasen a los circuncisos.
10. Nos pidieron solamente que recordásemos a los cristianos pobres de la Iglesia de Jerusalén y que cuidásemos de ellos.
Vers. 11-21. Pablo disiente con Pedro en Antioquía. La salvación proviene de Cristo y no de la ley.
11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me opuse a él en persona, y discrepé con élcara a cara, porque era digno de condena.
12. Y era digno de condena, pues antes que viniesen algunos de los cristianos de Jerusalén, donde Jacobo era obispo,
comía con los cristianos de las naciones o gentiles*. Pero después que vinieron, se apartaba y se alejaba,
porque temía escandalizar a los cristianos judíos.
* Que se habían convertido en cristianos (N. Sotirópulos)
13. Y junto con él comenzaron también a fingir los otros judíos cristianos en Antioquía. De modo que aun el mismo Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.
14. Pero yo ,cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Pedro delante de todos: "Si tú, mientras que eres judío de nacimiento, ahora que te has convertido en discípulo de Cristo vives y te comportas como los cristianos de las naciones o gentiles y no como los judíos, ¿por qué con esto que haces ahora obligas a los cristianos de las naciones o gentiles, a seguir las constumbres y las tradiciones de los judíos?
15. Nosotros somos judíos de nacimiento y no somos de las naciones o gentiles que desconocen al verdadero Dios y sirven al pecado.
16. Pero debido a que hemos aprendido por nuestra propia experiencia que el hombre no se convierte en justo y no es salvado por el cumplimiento de las órdenes establecidas en la ley Mosaica, sino sólo por la fe en Jesucristo, por eso entonces nosotros también hemos creído en Jesucristo, para convertirnos en justos y ser salvados por la fe en Cristo y no por las obras de la ley Mosaica. Porque, tal como se hace referencia en los salmos, por las obras de la ley ningún hombre será justificado.
17. Pero si suponemos que el cumplimiento de la ley es obligatorio, y por lo tanto nosotros que dejamos la ley hemos pecado y hemos sido hallados pecadores sólamente porque buscamos ser justificados y ser salvados por nuestra fe y nuestra comunión con Cristo, entonces surge esta pregunta: ¿Es por eso Cristo servidor del pecado, dado que él nos impulsó a dejar la ley? No suceda que digamos tal blasfemia.
18. Y definitivamente terminamos con esta blasfemia, si aceptamos como verdadera la hipótesis que hemos hecho. Pero si las cosas que destruí y dispuse como inservibles, es decir las órdenes establecidas de la ley, de nuevo las cumplo como necesarias e imprescindibles para la salvación, con este regreso mío al cumplimiento de la ley me muestro a mí mismo como transgresor. Porque prácticamente confirmo que cometí un error admitiendo la ley, y pequé cuando preferí la salvación que da Cristo.
19. Pero no. No he pecado ni soy transgresor. Porque yo, según la ley que abolí y que castiga con la muerte a todo transgresor, morí según la ley, para vivir para la gloria de Dios.
20. Con el Bautismo he sido crucificado y he sido muerto junto con Cristo. Y dado que estoy muerto, no tiene ya valor en mí la ley. Me he convertido en comulgante de la muerte por crucifixión de Cristo y estoy muerto. Entonces ya no
vivo yo, es decir el antiguo hombre, sino que vive dentro de mí Cristo. Y la vida natural que vivo ahora en mi cuerpo, ahora que he regresado a Cristo, la vivo con la inspiración y con el dominio de la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mi salvación.
21. No. Νο rechazo como ineficaz la gracia que me dio Dios. Sin embargo, irremediablemente la transgrediré, si regreso a la ley. Porque, para regresar a la ley, significa que acepto el que pueda ser justificado y salvado por la ley. Pero si la justificación y la salvación humana se adquiere mediante el cimplimiento de la ley Mosaica, esto significa que Cristo murió sin motivo y que no era necesaria su muerte.
CAPITULO 3
Vers. 1-5. Pablo reprende a los gálatas.
1. Oh gálatas insensatos, ¿quién os conjuró en vuestros progresos en la fe y en la verdad, para
que ahora no creáis en la verdad, vosotros ante cuyos ojos fue representado claramente y con todo detalle Jesucristo crucificado, con la predicación que hicimos entre vosotros?
2. Y para convenceros de que sólo una colabración malvada y diabólica ha creado vuestro retroceso, no utilizaré muchas cavilaciones y demostraciones. Sólo esto quiero saber de vosotros: Los carismas del
Espíritu Santo, ¿los recibisteis por el cumplimiento de los preceptos de la ley, o por la predicación en la cual creísteis? De buen seguro, los recibisteis porque escuchasteis y creisteis en nuestra predicación.
3. ¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado con la gracia del
Espíritu Santo, acabáis ahora acatando los establecimientos de la ley, que están relacionados con la carne y no con la renovación del corazón?
4. Tantas beneficencias que habéis recibido con los carismas del Espíritu Santo, ¿las habéis recibido en vano y sin beneficio? Y ojalá que hayan sido sólo en vano, y no hayan sido dañinas ni causa para vuestro acabamiento espiritual.
5. Dios entonces, que proporciona abundantemente la gracia del Espíritu Santo y realiza entre vosotros obras con poder sobrenatural, os proporciona esto, ¿porque cumplís la ley, o porque creísteis en lo que escuchásteis?
Vers. 6-14. La salvación por la fe, según el Antiguo Testamento.
6. Tal como Abraham que creyó a Dios, y Dios le reconoció esta fe suya y por eso le fue contado como justificación.
7. Por lo tanto aprended y entended que hijos verdaderos de Abraham no son los que cumplen la ley, sino los que en ellos reina la fe.
8. Previendo entonces la Santa Escritura que Dios había de
justificar por la fe a los de las naciones o gentiles, anunció de antemano el jubiloso mensaje a Abraham,
de que "en ti serán benditas todas las naciones, y no sólo una nación, la judaica."
9. Para decir entonces Dios que todas las naciones serán bendecidas por medio de Abraham, significa que no tiene en cuenta para nada el parentesco natural. Sino que los que crean, sean del país que sean, son bendecidos junto con Abraham, quien fue hecho digno de recibir la bendición porque creyó.
10. Entonces sólo por la fe se dan las bendiciones. Porque todos los que se basan en las obras de la ley,
están bajo la maldición de la ley. Pues escrito está en la misma ley: Está maldito aquel que no permanece
en todas las cosas escritas, sin excepciones, en el libro de la ley, cumpliéndolas todas con exactitud.
11. Es obvio entonces que por la ley ninguno gana la justificación ante Dios. Porque, como dice la misma ley: "El justo vivirá y será salvado por la fe".
12. La justificación sin embargo qu promete la ley no la basa sobre la fe, sino que , tal como dice en el Levítico: El que cumpliese
estas cosas, es decir las órdenes de la ley, vivirá por ellas. ¿Pero quién lo ha cumplido todo? Nadie. Entonces todos como infractores de la ley nos encontramos bajo la maldición de la ley.
13. Y de esta maldición de la ley nos redimió Cristo. Y como rescate para esta redención nuestra, pagó haciéndose él mismo maldito por nosotros. Y se convirtió en maldito, porque fue colgado en la cruz. Porque está escrito: Maldito sea el que es colgado y muere sobre el madero.
14. Y así se convirtió Dios en maldito, para que venga a los de las naciones o gentiles la bendición que Dios prometió a Abraham, para que recibiésemos por la fe el Espíritu Santo, esta inestimable bendición que Dios nos prometió.
Vers. 15-25. La ley y las promesas. La ley es un tutor para Cristo.
15. Hermanos, para mayor claridad os hablo con ejemplos, que suceden en la vida de los hombres. Y utilizaré un ejemplo humano, para explicaros cómo esta promesa que Dios nos ofreció respecto a su bendición tiene mayor validez que la ley. He aquí el ejemplo: Nadie invalida ni añade algo en testamento de hombre, el cual después de su muerte fue reconocido como genuino y válido, a pesar de que éste es un documento humano.
16. Y también Dios hizo testamento a Abraham, cuando le ofreció sus promesas a él y a su simiente. Y no dijo Dios "y a las simientes", como habría dicho si se hubiese referido a muchos descendientes. Pero debido a que se refería a un descendiente, dijo "a tu simiente", la cual es Cristo.
17. Aplicando ahora el ejemplo anterior digo lo siguiente: Este testamento que Dios ratificó anteriormente con juramento y se refería a Cristo, no puede la ley que vino después de cuatrocientos treinta años anularlo, aboliendo así la promesa de Dios. La habría eliminado sin embargo, si fuese posible conseguir la herencia celestial con la ley.
18. Porque si por el cumplimiento de la ley conseguiríamos la herencia celestial y salvación, no nos hubiese sido ya dada ésta como regalo y promesa, sino como recompensa y salario por la cumplimiento de la ley. Pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. Pero Dios a Abraham había hecho una agraciada donación con su promesa.
19. Y dado que con el cumplimiento de la ley no se obtiene la herencia, nace la pregunta: ¿Con qué objetivo fue dada la ley? Respuesta: Fue añadida la ley a la promesa, de modo que con nuestras transgresiones diarias de la ley seamos llevados al sentimiento de culpabilidad y de nuestras debilidades, hasta que venga el descendiente de Abraham, a favor del cual fueron dadas las promesas. Entonces nosotros con el sentimiento de nuestra miseria más fácilmente concebiríamos al descendiente de Abraham, es decir, a Cristo, a través del cual nos son dadas bendiciones. Así la ley tenía validez temporal. Fue ordenada con la mediación de ángeles y entregada a través de las manos de Moisés, como mediador entre Dios y los judíos.
20. Pero el mediador no lo es solo de una sola persona, sino de al menos dos. Y para que se hiciese realidad el acuerdo que tiene lugar con el mediador, han de cumplir las dos personas lo que acordaron. Una persona en este caso es Dios. Pero para que tuviese lugar el resultado positivo de la ley, debía también la otra parte, es decir los hombres, cumplir el acuerdo, cumplir con exactitud la ley que dio Dios con el mediador. Pero los hombres transgredieron la ley y por ello fueron maldecidos.
21. Pero si dado a que la ley tuvo como resultado que los hombres fuesen maldecidos, nace la pregunta: ¿Es la ley entonces contraria a las garantías y promesas que dio Dios, de que todas las naciones serán bendecidas a través de Abraham? Que no suceda algo así. No. La ley no anula las promesas de Dios. Porque las anularía sólo entonces, si hubiese sido dada una ley que pudiese dar vida eterna al hombre. Realmente entonces la justificación y la salvación provendrían de esta ley, y entonces serían también anuladas las promesas.
22. Mas ahora con la ley ha sucedido exactamente lo contrario a la justificación. Es decir la ley escrita de Dios lo ha encerrado todo por completo bajo el pecado, para que anhelasen los hombres al médico y salvador. Y así la bendición que prometió Dios, sea dada por la fe en Jesús Cristo a todos los que crean.
23. Pero antes de que viniese esta nueva situación, en la cual prevalece ahora la fe, la ley nos resguardaba bien cerrados, como si estuviésemos dentro de una fortaleza. Para refugiarnos así en la fe que sería revelada un tiempo después.
24. De manera
que la ley Mosaica ha sido nuestro instructor y nos preparó para anhelar y a conocer a Cristo, para recibir la justificación y la salvación por nuestra fe en él.
25. Venida entonces la nueva situación, en la cual prevalece la fe, no estamos ya bajo la instrucción de la ley.
Vers. 26-29. Con la fe en Cristo todos nos convertimos en hijos de Dios.
26. Porque mediante la fe en Jesús Cristo todos os habéis convertido y sois hijos de Dios adultos, maduros y emancipados.
27. Y sois hijo de Dios, porque todos los que habéis sido bautizados en el nombre de Cristo creyendo en él como salvador, os habéis revestido de Cristo y os habéis unido a él.
28. Ya no existen diferencias de nacionalidad, de clase social ni de género. No hay diferencia entre judío ni griego, no hay distinción entre siervo y libre, no hay distinción entre hombre y mujer. Porque todos vosotros os habéis convertido en una nueva persona por vuestra unión con Jesús Cristo.
29. Entonces si sois vosotros que sois cristianos de las naciones pertenecéis a Cristo, entonces a través de Cristo, que es el descendiente bendecido de Abraham, sois vosotros también descendientes de Abraham; y de acuerdo a la promesa también sois herederos según la promesa de la bendición.
CAPITULO 4
Vers. 1-7. Cristo nos ha librado de la esclavitud de la ley
1. Y para aclaraos esta verdad, utilizo otro ejemplo. Lo que quiero decir es lo siguiente:Mientras que el heredero sea menor de edad, en nada se diferencia del siervo, aunque es dueño de toda la fortuna paternal que heredó.
2. Y no se diferencia del siervo, porque, aunque es dueño de su herencia paterna, depende de comisionados que lo custodian y de patrones que administran sus bienes paternos, hasta el tiempo designado por el padre.
3. Así también nosotros los cristianos, cuando estábamos en edad espiritual infantil, somos menores de edad, estábamos esclavizados al conocimiento religioso rudimentario e inadecuado del mundo que está en la ignorancia y el desconocimiento.
4. Pero cuando se cumplió el tiempo que detrerminó la omnisciencia de Dios, envió Dios a su Hijo, quien fue hecho de una mujer y se sometió voluntariamente a la Ley de Moisés,
5. para que redimiese a los que estaban esclavizados en la maldición de la ley, a fin de que recibiésemos la adopción que Dios nos hubo prometido.
6. Sí. Ya no sois siervos, sino hijos de Dios. Y por cuanto sois hijos del Padre celestial, por eso Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual os da la información y el valor de dirigiros a Dios clamando e invocando: Abba*, es decir, Padre.
7. Así que, según todo esto, tú que has creído en Cristo, ya no eres esclavo, sino que eres hijo de Dios por la gracia. Y si entonces eres hijo, también eres heredero de Dios. Y eres heredero por medio de Cristo.
Vers. 8-20. Pablo reprende de nuevo con amor a los Gálatas.
8. Pero entonces cuando estabais en la oscuridad de idolatría, debido a que no conocíais a Dios, estabais esclavizados por dioses, los cuales en esencia no son dioses.
9. Mas ahora que habéis conocido al verdadero Dios, o mejor dicho, ahora que Dios os ha conocido como hijos suyos, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a la rudimentaria e imperfecta enseñanza religiosa, que es pobre, débil e incapaz de salvaros? Y queréis esclavizaros a ella ahora de nuevo desde el principio, como antiguamente?
10. Así habéis acabado y guardáis los días de la semana que también guerdan los hebreos, y las fiestas de cada mes y los periodos festivos y las fiestas del año.
11. Temo por vosotros, que quizás me haya cansado en vano por vuestra causa.
12. Tomadme a mí como ejemplo y sed como yo como yo. Porque yo también era fanático de la ley, tal como queréis ahora vosotros, hermanos. No habéis cometido ninguna injusticia conmigo, como para que quiera yo vuestro mal ni para hablaros con rencor. Al contrario, tengo motivos para amaros.
13. Sabéis que debido a una enfermedad de mi cuerpo, me vi obligado a quedarme entre vosotros, y os anuncié el evangelio cuando vine a vosotros por primera vez.
14. Y vosotros entonces no despreciasteis la tentación que tenía en mi cuerpo, ni me detestasteis por ello, sino que me recibisteis como a un ángel de Dios, tal como si estuviéseis recibiendo a Jesús Cristo.
15. ¿Dónde está entonces ahora aquella tan grande bienaventuranza, con la cual os alababan por la disposición que entonces mostrásteis conmigo? Justamente desde luego os alababan y os dedicaban bienaventuranzas. Porque puedo asegurar sobre vosotros que, si fuese posible, hasta vuestros propios ojos os
hubierais sacado para dármelos. Tanto me amabais.
16. ¿Pero ahora me he convertido en enemigo vuestro, debido a que os digo la
verdad?
17. Los falsos maestros muestran entusiasmo e interés por vosotros, pero no para un buen objetivo. Es decir quieren alejaros del verdadero evangelio, para que mostréis entusiasmo y dedicación sobre ellos.
18. Es decir sois celosos y deseosos. Y es bueno que os mostréis celosos haciendo el bien y progresando en la virtud siempre, y no solamente cuando estoy con vosotros. Os escribo así, porque ahora que estoy ausente de vosotros, os habéis alejado del camino que verdaderamente os hace celosos y entusiastas.
19. ¡Hijitos míos, a quienes os he hecho renacer espiritualmente, y por quienes ahora vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que sea formado en vosotros el carácter y la figura de Cristo!
20. Siento dolor también ahora por vosotros. Quisiera de hecho encontrarme ahora entre vosotros y cambiar el tono de mi voz a lamento, pues estooy dubitativo en cuanto a vosotros y no sé cómo hablaros.
Vers. 21-31. Ismael e Isaac. Las sierva Agar y la libre Sara. Su sentido alegórico.
21. y si mis lágrimas no os convencen, atended mis argumentos lógicos. Decidme vosotros que queréis estar esclavizados en la ley, ¿no oís qué dice la ley?
22. Os hago esta pregunta, porque está escrito en la ley que Abraham tuvo dos hijos, uno
de su esclava Agar y el otro de la libre Sara.
23. Pero el hijo que nació de la esclava nació de modo natural, según la ley de la carne, mientras que el
hijo que nació de la libre, nació por el poder de la promesa que Dios dio a Abraham.
24. Esto tiene un sentido alegórico. Son desde luego dos acontecimientos históricos, pero al mismo tiempo prefiguran y anticipan acontecimientos y verdades del Nuevo Testamento. Porque estas dos mujeres, Agar y Sara, son modelos de los dos pactos. Un pacto es el que fue dado en el monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud. Y
éste es prefigurado por Agar.
25. Porque el Sinaí, que también es denomiado Agar, indica el monte en Arabia donde habitan los descendientes de Agar. Y corresponde y prefigura a la Jerusalén terrenal, a la cual le fue dada la ley del Sinaí. Y la Jerusalén terrenal es esclava junto con sus habitantes, como esclava era también Agar.
26. Mas la Jerusalén celestial es libre; es la Iglesia triunfante, que se encuentra en los cielos, y la militante, que es desde luego terrestre pero termina en los cielos. Esta es madre de
todos nosotros, de todos los cristianos.
27. Y ella es la madre de todos nosotros, porque está escrito por Isaías: Alégrate, Iglesia, que antes de la venida de Cristo y antes de que se diera el Espíritu Santo eras estéril y no engendraste hijos. Saca ahora tu voz y grita con gran alegría, tú que no sufriste dolores de parto. Porque mientras estabas desierta en hijos, ahora tus hijos son más que los de la Jerusalén terrenal, la cual conocía al Dios verdadero y estaba relacionada con él, y así se presentaba que tiene marido.
28. Nosotros entonces, hermanos, los que hemos creído en Cristo, somos hijos de la promesa, como también Isaac nació de acuerdo a la promesa que Dios dio a Abraham.
29. Pero como entonces Ismael, que había nacido según las leyes naturales de la carne, perseguía a Isaac, que había nacido sobrenaturalmente, por la promesa, así sucede también ahora. Los a través de Cristo descendientes espirituales de Abraham son perseguidos por sus descendientes carnales.
30. Mas ¿qué dice la Sagrada Escritura? Dijo Dios a Abraham: echa a la esclava Agar
y a su hijo Ismael. Porque no adquirirá derechos hereditarios también el hijo de la esclava, como adquirió el hijo de la libre.
31. La conclusión entonces que se obtiene de todo esto, hermanos, es que no somos hijos de la
esclava, es decir de la Jerusalén terrenal, sino hijos de la libre, es decir de la Iglesia, que es la Jerusalén celestial.
CAPITULO 5
Vers. 1-12. La circuncisión no beneficia. Solo la fe tiene valor
1. Permaneced entonces firmes en la libertad de las disposiciones formales de la ley, la cual Cristo nos regaló, y no entréis de nuevo bajo el yugo de esclavitud.
2. Yo Pablo, el apóstol que fue elegido directamente por Cristo, os lo digo: que si os circuncidáis, Cristo no os beneficiará en nada.
3. Certifico de nuevo frente a Dios, a cada hombre que se circuncida,
que está obligado a guardar toda la ley, dado que con la circuncisión que hace, prefiere la justificación por la ley que la justificación que da Cristo.
4. Entonces vosotros que intentáis ser justificados mediante la ley, de Cristo os desligásteis. Habéis perdido la Gracia de Dios y no os asemejáis ya a nosotros.
5. Porque el resto de nosotros, con el Espíritu Santo que tenemos en nuestro interior, esperamos con certeza los bienes que nos ha prometido la justificación mediante la fe, y esperamos recibirlos solo por el poder de esa fe.
6. Porque para los que mediante la fe se unieron a Cristo Jesús, ni la circuncisión tiene algún valor para la justificación y para la salvación, ni la incircuncisión, sino que tiene valor solo la fe, la cual es manifestada viva y activa en las obras del amor.
7. Entonces corríais bien como incansables competidores por el camino de la verdad. ¿Quién os detuvo, de manera que ya no creéis en la verdad del Evangelio y no consideráis suficiente para vuestra salvación vuestra obediencia a Cristo?
8. La testarudez que mostráis no creyendo en la verdad, no procede del Señor, el cual os llama a la gloria eterna.
9. O tal vez consideráis como algo insignificante el regresar de nuevo a la ley con la circuncisión que hacéis? Un poco de levadura puede leudar toda la masa. Y así tambié
10. Pero no. Vosotros no seréis engañados. Tengo sobre vosotros el convencimiento que me inspira la relación y la comunicación con el Señor, de que no tenéis distinta opinión, sino la opinión de la verdad que os fue enseñada. Pero el que os perturba con sus falsas enseñanzas, aguantará como pesada carga la justa sentencia del Señor, quienquiera que sea. Y todos los que os perturban san tan poco sinceros y calumniadores, que llegan hasta el punto de divulgar que supuestamente también yo ahora estoy a favor de la circuncisión.
11. Pero si yo, hermanos, predico ahora también que la circuncisión es necesaria, como predicaba sobre ella antes de ser llamado al oficio apostólico, ¿por qué habría de seguir siendo perseguido por los judíos? Ya no hay ninguna razón para la disputa entre los judíos y yo. Y entonces se ha abolido el escándalo causado a los judíos por la predicación de la crucifixión de Cristo, la cual (predicación) abroga la ley.
12. Pero no. Yo no redico la cicuncisión. Que digan y que hagan lo que quieran los que me calumnian a mí y al Evangelio. Si quieren los que os perturban, pueden no solo circuncidarse, sino que pueden incluso emascularse.
Vers. 13-21. El deseo de la carne contrario al espíritu, y el del espíritu contrario a la carne.
13. Me indigno contra ellos, porque vosotros, hermanos, fuisteis llamados por el Señor para ser libres de toda esclavitud. Solamente atended m¡no sea que uséis la libertad como excusa para vivir según los disfrutes carnales. Al contrario, debéis serviros con el ejercicio del amor cristiano desinteresado.
14. Porque, no lo olvidéis, toda la ley es aplicada y cumplida al completo con esta máxima, es decir con esta orden: Amarás a tu prójimo así como te amas a ti mismo.
15. Pero si en lugar de amaros, os mordéis y os devoráis el uno al otro, mirad que no os hagáis desaparecer entre vosotros, el uno entre el otro.
16. Y con esto que os digo, me refiero a que debéis comportaros de acuerdo a las inspiraciones del Espíritu Santo, y entonces no satisfaréis los deseos de la carne, y consecuentemente no morderá el uno al otro, ni existirá odio entre vosotros.
17. No satisfaréis los deseos de la carne. Porque nuestra naturaleza más baja, que sirve a los deseos de la carne, tiene deseos contrarios a nuestra naturaleza espiritual más elevada, que es inspirada por el Espíritu Santo. Y estos dos, es decir la carne y el espíritu, disputan entre ellos, a fin de que no hagáis sin oposición lo que queráis. Tampoco el mal sin oposición, porque entonces se rebela dentro de nosotros la voz de la conciencia; tampoco el bien, porque muchas veces habéis de ejercer violencia sobre vosotros mismos para hacerlo. Entonces cuando gobierna dentro de vosotros el Espíritu, será sometida la carne con sus deseos, y entonces vosotros no llevaréis acabo ningun deseo de la carne.
18. Así entonces se obtiene la conclusión de que, si os comportáis y sois guiados por el Espíritu Santo, de modo que siempre gobiernen dentro de vosotros las fuerzas espirituales superiores, no estáis bajo el yugo y la condena de
la ley. Y porque ya seréis libres de los deseos de la carne, no tendréis necesidad del consejo y de las limitaciones de la ley, ni estaréis bajo la maldición de la ley.
19. Y son manifiestas las obras a las cuales nos arrastra nuestra corrupta disposición carnal. Éstas son el
adulterio, la fornicación, cada acción innombrable que vuelve al hombre impuro, la inmundicia, la lascivia, el libertinaje y la insaciable manía por el difrute de los placeres,
20. la idolatría, la magia, las distintas declaraciones de enemistades y pleitos, las envidias, los odios, los faccionalismos, las discordias, los desacuerdos,
21. los odios por envidia, los homicidios, las borracheras, las fiestas obscenas y cosas
semejantes a estas, acerca de las cuales os advierto también ahora, como ya entonces os advertí, cuando os prediqué el Evangelio, de que los que insisten en hacer tales cosas sin mostrar un verdadero arrepentimiento de ello, no heredarán el reino de Dios.
Vers. 22-26. El fruto del Espíritu Santo.
22. Pero el fruto que produce el Espíritu con la iluminación y la Gracia que proporciona a nuestras almas, es el amor, la alegría que proviene de la conciencia bondadosa, la paz que es inseparable de ella, la tolerancia y un ensanchado corazón ante las injusticias que cometen los demás contra nosotros, la bondadosa disposición y amabilidad, la beneficiosa aptitud y comportamiento, la fe y la fidelidad en nuestras palabras y nuestras promesas.
23. la mansedumbre, la sobriedad ante cualquier mal. Antes las personas que tienen estas virtudes, pierde su validez la ley.
24. Pero los que pertenecen realmente a Cristo, han matado al hombre carnal con sus pasiones y sus deseos.
25. Si vivimos de acuerdo a las inspiraciones del Espíritu Santo, comportémonos también según las órdenes del
Espíritu y nο impulsados por el egoísmo y la vanidad.
26. No nos volvamos vanagloriosos, provocando el uno al otro con disputas y envidiando el uno al otro.
CAPITULO 6
Vers. 1-5. Τolerancia y humildad.
1. Os hago estar atentos ante la vanagloria y la envidia, porque las debilidades de los hermanos se convierten en motivo para declarar el uno al otro su avaricia. No, hermanos. Y si un hombre cae por debilidad en algún pecado, ustedes que son espiritualmente fuertes, corríjanlo y edúquenlo en un espíritu de mansedumbre. De hecho, tú que corriges al otro, ten cuidado de no caer en la tentación; y esto sucederá bien sea por ser seducido por el mismo pecado, o por ser dominado por la impaciencia o por la vanidad y la codicia, y por el egoísmo en general.
2. Para protegeros entonces del peligro de caer vosotros también, aguantad cada uno las culpabilidades del otro, que se deben a sus defectos y a sus carencias. Y así, junto con esta paciente tolerancia, cumplid al completo la ley de Cristo, es decir el mandamiento del amor. El hombre que no aguanta con amor la debilidad del otro, no consiente que también él tiene defectos, sino que tiene una gran idea de sí mismo. Esta idea sin embargo es falsa.
3. Porque si piensa alguien que es algo, con esta idea pierde el valor ante Dios; es cero ante Dios. Se engaña por lo tanto a sí mismo.
4. Para no acabar entonces con una idea así de falsa y engañosa sobre sí mismo, que cada uno examine su obra, si es según la voluntad de Dios, y
entonces, cuando la encuentra realmente agradable a Dios, tendrá el motivo de su jactancia sólo sobre sí mismo, y no sobre las carencias del otro.
5. Porque en el día del Juicio, cada uno levantará la carga de sus propios pecados y no la de los demás.
Vers. 6-10. El bien sobre todos.
6. Os daré ahora algunas otras directrices y consejos, para cerrar con ellos mi epístola. El que es catequizado y enseñado en la palabra de la verdad, que dé de toda su bondad a su catequista y maestro.
7. No os engañéis. Dios en el día del Juicio no puede ser burlado, ni nadie puede reírse de Él. Pues todo
lo que el hombre siembre, esto también segará.
8. Así, el que siembra para su carne, como el labrador en su terreno, éste de los deseos de la carne segará corrupción e infierno eterno. Mas el que siembra de modo que sus obras sean frutos del Espíiritu, cosechará del Espíritu vida eterna.
9. Pero no perdamos el coraje para hacer el bien. Porque en el tiempo adecuado cosecharemos los frutos de nuestros esfuerzos, si no nos rendimos ahora, y permanecemos incansables para el bien.
10. Por lo tanto, el tiempo que aún nos encontremos en esta vida, dado que sólo en ésta tenemos tiempo para buenas obras, hagamos el bien a todos, y sobre todo a aquellos que, por la fe en Cristo, se hicieron nuestros familiares y nuestros. hermanos.
Vers. 11-18. La jactancia de Pablo es la Cruz de Cristo.
11. Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano.
12. Todos los que quieren dar buena impresión y gustar a los hombres en cuanto a cosas que se refieren a lo carnal, éstos os instan y os arrastran a que os circuncidéis, única y solamente para no ser perseguidos por los judíos por la predicación referida a
la cruz de Cristo.
13. Y solo por esto os obligan a circuncidaros. Y esto está comprobado porque ni aun los mismos que están circuncidados guardan los preceptos de la ley, es decir las purificaciones y los sacrificios de animales; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para jactarse ellos por vuestra carne. Es decir quieren jactarse de que os han convencido de que aceptéis la circuncisión.
14. Pero yo no soy movido por tales motivaciones pecaminosas. Lejos esté de mí jactarme en nada más que el Señor Jesús Cristo como favor para mí tomó forma de siervo y fue crucificado para mi salvación. Sólo jactancia para mí es la muerte por crucifixión del Señor. Y al creer en su muerte, el mundo ha muerto y ha perdido su poder para mí. Pero yo también he muerto por el mundo.
15. Estoy muerto para el mundo, y nada en él me seduce ni me atemoriza. Porque en la sociedad ni en la unión con Cristo ni la circuncisión vale nada,
ni la incircuncisión, sino la nueva creación. Esta nueva creación es la renovación que da Cristo a cada fiel con el poder de su sacrificio redentor en la Cruz.
16. Y a todos los que sigan esta enseñanza sobre la nueva creación y que la tengan como medida y modelo para conformar sus vidas en ella, que tengan sobre ellos la paz y
la misericordia sea a ellos; pero también más en general todo el nuevo Israel de la gracia, el nuevo pueblo que con la fe se ha convertido en pueblo elegido de Dios y ha sustituido al antiguo Israel según la carne.
17. De aquí en adelante que nadie me cree fatigas y molestias, pidiendo de mí excusarme por todo lo que hago. Porque
yo llevo en mi cuerpo las marcas de las heridas que recibí por el Señor Jesús. Y estas heridas son mi apología.
18. Os deseo, hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesús Cristo fortalezca vuestras fuerzas espirituales, para que siempre sea conservada la santificación que os ha sido dada por el Espíritu Santo. Amén.