EPISTOLA A LOS GALATAS

INTRODUCCION (Por P. Trempelas)

Galacia era una región de Asia Menor que tenía como ciudades principales Ankara (del gr. "Άγκυρα", [Ágkira]), Pesinunte (del gr. "Πεσσινούντα", [Pessinúnta] y Tabio (del gr. "Τάβιο", actual Tamniya o Tawiniya). Esta región se distinguía de Frigia, Pisidia y Licaonia, que más tarde constituyeron, junto con algunas otras partes de Asia Menor, la provincia romana de Galacia. 

El Apóstol visitó esta región por primera vez durante su segundo recorrido apostólico, cuando "pasó por Frigia y el país de Galacia" (Hech. 16, 6) y fue recibido por los gálatas con entusiasmo y con excepcionales expresiones de afecto y respeto (Gal. 4,13 y siguientes).

Pero después de la visita de Pablo a Galacia, algunos falsos maestros judaizantes, los cuales predicaron en las Iglesias recién formadas, declarando que la salvación requería la observancia de las órdenes ceremoniales de la ley y, sobre todo, la circuncisión. Y para lograr la difusión de estas enseñanzas suyas erróneas, intentaron con calumnias e injurias eliminar el prestigio apostólico de Pablo. Por eso afirmaban que Pablo no era un verdadero Apóstol, como lo fueron los tres grandes Apóstoles, Pedro, Juan y Santiago, quienes fueron considerados pilares de la Iglesia.

Estas calumnias y engaños probablemente fueron reconstruidas oralmente por el Apóstol durante su segunda visita a las Iglesias de Galacia, que tuvo lugar como parte de su tercer viaje apostólico, poco antes de llegar a Éfeso, donde permaneció durante tres años (Hechos 18, 23 y 19, 1-20).

Pero incluso después de este llamado verbal, y mientras pareció por un momento que los galatas estaban convencidos, los falsos hermanos los invadieron nuevamente y causaron grandes contiendas entre los cristianos. Después de esto, el apóstol Pablo dirigió esta carta a los Gálatas, poco después de su llegada a Éfeso, es decir, a fines del 52 d.C.



EPISTOLA A LOS GALATAS


CAPITULO 1

 

Vers. 1-5. Aclamación, bendiciones. 


1. Yo Pablo el apóstol, que no recibí esta dignidad de hombres, ni fui llamado a ella por la intervención de ningún hombre, sino que la recibí directamente de Jesús Cristo y Dios Padre, quien le levantó de los muertos,


2. así como todos los hermanos que están conmigo, escribimos esta epístola a las Iglesias de Galacia.


3. Os deseamos que esté con vosotros la gracia y la paz de Dios Padre y de Nuestro Señor Jesús Cristo, 


4. el cual se entregó voluntariamente a sí mismo a la muerte por nuestros pecados, para liberarnos de la maldad que gobierna en esta vida. Y esta muerte suya por nuestra libertad y nuestra redención sucedió según la voluntad de Dios, quien también es nuestro Padre.


5. A Él le pertenece toda la gloria por los infinitos e interminables siglos. Amén




Vers. 6-10. Uno sólo es el Evangelio.


6. Me sorprende lo rápido que os alejáis de Dios que os llamó mediante la gracia y la donación de Cristo, y os habéis cambiado a otra doctrina de salvación, la cual  erróneamente llaman evangelio, los que os la enseñan. 


7. Pero esto que ellos llaman evangelio no es nada más que hay algunos que os perturban y quieren transformar y distorsionar la verdadera predicación sobre Cristo.


8. Pero habéis de saber lo siguiente: Incluso si alguno de nosotros, los apóstoles, o algún ángel del cielo, os predica un evangelio distinto al que os hemos predicado, que éste sea anatematizado y separado para siempre de Cristo.


9. Como os habíamos dicho anteriormente, cuando estábamos con vosotros,  ahora de nuevo os digo: Si alguien os predica un evangelio diferente al que recibisteis de mí, que sea anatematizado y separado de Cristo.


10. El Evangelio que os enseñamos, solamente éste es el verdadero Evangelio. ¿Quizás ahora quiero convencer y asegurarme el favor de la gente, o intento ser correcto ante Dios? ¿O tal vez busco ser agradable a los hombres? No. Porque si además quisiera agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo. 




Vers. 11-24. Cómo Pablo se convirtió en apóstol. Su enseñanza y su obra provienen de Dios.


11. Os hago saber entonces, hermanos, que el evangelio que os he predicado no es una invención humana.


12. Porque no sólo los otros apóstoles, sino que tampoco yo lo recibí ni me fue enseñado por algún hombre, sino que lo recibí por revelación de Dios, quien directamente me mostró y me reveló al Señor Jesús. 


13. Y el que el Evangelio me fue entregado mediante revelación sobrenatural por el mismo Dios, se demuestra por mi actividad en el pasado. Porque habéis oído, con seguridad, sobre acerca de la conducta por mí mostrada entonces, cuando seguía la ley y las costumbres de los judíos. Es decir habéis oído que perseguía exageradamente la Iglesia de Dios e intentaba exterminarla.


14. Y tenía mayores progresos en el judaísmo que muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso que ellos en las tradiciones heredadas de nuestros padres.


15. Pero cuando agradó a Dios, quien me apartó y me eligió desde el tiempo en que estaba en vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, sin ser yo digno por mis obras de tal elección,


16. revelar en el fondo de mi alma a su Hijo, para predicarlo a las naciones, no busqué ser aconsejado por carne y sangre, es decir por algún hombre mortal,  


17. ni subí a Jerusalén para encontrarme con los apóstoles antes que habían sido llamados antes que yo a la dignidad apostólica, sino que me fui a Arabia y volví de nuevo a Damasco.


18. Después, pasados tres años desde que hube regresado a Cristo, subí a Jerusalén para conocer de cerca a Pedro, y permanecí junto a él quince días.


19. No vi a ningún otro de los apóstoles, sino sólo a Jacobo, el hermano del Señor.


20. A partir de esto que os escribo, se demuestra que mi dignidad apostólica y el Evangelio no los recibí de algún hombre, ni de otro apóstol. Y esto es verdadero. He aquí, aseguro ante Dios que no miento.


21. Después de mi estancia en Jerusalén fui a las regiones de Siria y de Cilicia.


22. Y personalmente era desconocido en las Iglesias de Judea, que del judaísmo regresaron a Cristo y tienen comunión con él.

 

23. Lo único que escuchaban continuamente los cristianos de estas iglesias era que "aquel que en otro tiempo nos perseguía", ahora predica la fe que en otro tiempo buscaba hacerla desaparecer",


24. y glorificaban a Dios por mi cambio milagroso.




CAPITULO 2

Vers. 1-10. El Evangelio y el servicio de Pablo fueron a probados por el Concilio Apostólico

1. Después de mi viaje a Siria y Cilicia, es decir después de catorce años completos, subí otra vez a Jerusalén junto con Bernabé, llevando también conmigo a Tito.


2. Y subí después a Jerusalén tras una revelación que Dios me hizo. Y presenté a los cristianos de jerusalén el Evangelio que predico a los de las naciones, y particularmente a los más conocidos y renombrados apóstoles, para que aclarasen si en vano me afano o me afano o me he afanado hasta ahora.


3. Υ no sólo se encontró que mi Evangelio era genuino, sino que tampoco Tito que estaba conmigo, aunque era gentil (nacional, idólatra) e incircunciso, no fue obligado a someterse a la circuncisión.


4. Pero tampoco yo admití que Tito fuese sometido a la circuncisión debido a los falsos hermanos que entraron perversamente en la Iglesia. Ellos cayeron entre nosotros como espías para socavar la libertad que nos dio nuestra unión y comunión con Cristo, y para esclavizarnos en la insoportable esclavitud de las disposiciones formales de la ley.


5. Ante estos falsos hermanos ni por un momento cedimos y no nos sometimos a su exigencia de someterse Tito a la circuncisión. Hicimos toda esta oposición para que permanezca permanezca pura e inalterada ante vosotros la verdad del Evangelio.


6. En relación ahora con los que se consideran solemnes y grandes, nada me importa lo que entonces creían, cuando no impidieron la circuncisión y el cumplimiento de la ley. Dios no tiene en cuenta la apariencia de la persona humana ni hace favoritismos. 


7. Sino que al contrario se convencieron y vieron que Dios me confió el predicar el Evangelio a los de las naciones no circuncidados, tal como asignó a Pedro predicar a los judíos circuncidados.


8. Porque el mismo Señor que hizo digno a Pedro de ser apóstol de los judíos circuncidados, me hizo también digno a mí de ser apóstol de las naciones.


9. Y habiendo sido informados Jacobo, Cefas y Juan, que son considerados como pilares que mantienen la Iglesia, fueron informados por los mismos acontecimientos de la Gracia que me dio Dios, y en esto puse gran cuidado en vistas a aplicarlo con exactitud, nos dieron a mí y a Barnabás su mano derecha, como señal de unanimidad y unidad. Y acordaron que predicásemos nosotros a los de las naciones, y que ellos predicasen a los circuncisos. 


10. Nos pidieron solamente que recordásemos a los cristianos pobres de la Iglesia de Jerusalén y que cuidásemos de ellos.   





Vers. 11-21. Pablo disiente con Pedro en Antioquía. La salvación proviene de Cristo y no de la ley.

11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me opuse a él en persona, y discrepé con élcara a cara, porque era digno de condena.


12. Y era digno de condena, pues antes que viniesen algunos de los cristianos de Jerusalén, donde Jacobo era obispo, comía con los cristianos de las naciones o gentiles*. Pero después que vinieron, se apartaba y se alejaba, porque temía escandalizar a los cristianos judíos.

* Que se habían convertido en cristianos (N. Sotirópulos)


13. Y junto con él comenzaron también a fingir los otros judíos cristianos en Antioquía. De modo que aun el mismo Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.


14. Pero yo ,cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Pedro delante de todos: "Si tú, mientras que eres judío de nacimiento, ahora que te has convertido en discípulo de Cristo vives y te comportas  como los cristianos de las naciones o gentiles y no como los judíos, ¿por qué con esto que haces ahora obligas a los cristianos de las naciones o gentiles, a seguir las constumbres y las tradiciones de los judíos?



15. Nosotros somos judíos de nacimiento y no somos de las naciones o gentiles que desconocen al verdadero Dios y sirven al pecado.


16. Pero debido a que hemos aprendido por nuestra propia experiencia que el hombre no se convierte en justo y no es salvado por el cumplimiento de las órdenes establecidas en la ley Mosaica, sino sólo por la fe en Jesucristo, por eso entonces nosotros también hemos creído en Jesucristo, para convertirnos en justos y ser salvados por la fe en Cristo y no por las obras de la ley Mosaica. Porque, tal como se hace referencia en los salmos, por las obras de la ley ningún hombre será justificado.

 

17. Pero si suponemos que el cumplimiento de la ley es obligatorio, y por lo tanto nosotros que dejamos la ley hemos pecado y hemos sido hallados pecadores  sólamente porque buscamos ser justificados y ser salvados por nuestra fe y nuestra comunión con Cristo, entonces surge esta pregunta: ¿Es por eso Cristo servidor del pecado, dado que él nos impulsó a dejar la ley? No suceda que digamos tal blasfemia.


18. Y definitivamente terminamos con esta blasfemia, si aceptamos como verdadera la hipótesis que hemos hecho. Pero si las cosas que destruí y dispuse como inservibles, es decir las órdenes establecidas de la ley, de nuevo las cumplo como necesarias e imprescindibles para la salvación, con este regreso mío al cumplimiento de la ley me muestro a mí mismo como transgresor. Porque prácticamente confirmo que cometí un error admitiendo la ley, y pequé cuando preferí la salvación que da Cristo. 



19. Pero no. No he pecado ni soy transgresor. Porque yo, según la ley que abolí y que castiga con la muerte a todo transgresor, morí según la ley, para vivir para la gloria de Dios.


20. Con el Bautismo he sido crucificado y he sido muerto junto con Cristo. Y dado que estoy muerto, no tiene ya valor en mí la ley. Me he convertido en comulgante de la muerte por crucifixión de Cristo y estoy muerto. Entonces ya no vivo yo, es decir el antiguo hombre, sino que vive dentro de mí Cristo. Y la vida natural que vivo ahora en mi cuerpo, ahora que he regresado a Cristo, la vivo con la inspiración y con el dominio de la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mi salvación.


21. No. Νο rechazo como ineficaz la gracia que me dio Dios. Sin embargo, irremediablemente la transgrediré, si regreso a la ley. Porque, para regresar a la ley, significa que acepto el que pueda ser justificado y salvado por la ley. Pero si la justificación y la salvación humana se adquiere mediante el cimplimiento de la ley Mosaica, esto significa que Cristo murió sin motivo y que no era necesaria su muerte.

 



CAPITULO 3

Vers. 1-5. Pablo reprende a los gálatas. 

 

1. Oh gálatas insensatos, ¿quién os conjuró en vuestros progresos en la fe y en la verdad, para que ahora no creáis en la verdad, vosotros ante cuyos ojos fue representado claramente y con todo detalle Jesucristo crucificado, con la predicación que hicimos entre vosotros?


2. Y para convenceros de que sólo una colabración malvada y diabólica ha creado vuestro retroceso, no utilizaré muchas cavilaciones y demostraciones. Sólo esto quiero saber de vosotros: Los carismas del Espíritu Santo, ¿los recibisteis por el cumplimiento de los preceptos de la ley, o por la predicación en la cual creísteis? De buen seguro, los recibisteis porque escuchasteis y creisteis en nuestra predicación.


3. ¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado con la gracia del Espíritu Santo, acabáis ahora acatando los establecimientos de la ley, que están relacionados con la carne y no con la renovación del corazón?


4. Tantas beneficencias que habéis recibido con los carismas del Espíritu Santo, ¿las habéis recibido en vano y sin beneficio? Y ojalá que hayan sido sólo en vano, y no hayan sido dañinas ni causa para vuestro acabamiento espiritual.


5. Dios entonces, que proporciona abundantemente la gracia del Espíritu Santo y realiza entre vosotros obras con poder sobrenatural, os proporciona esto, ¿porque cumplís la ley, o porque creísteis en lo que escuchásteis? 

 

 

Vers. 6-14. La salvación por la fe, según el Antiguo Testamento.


6. Tal como Abraham que creyó a Dios, y Dios le reconoció esta fe suya y por eso le fue contado como justificación.


7. Por lo tanto aprended y entended que hijos verdaderos de Abraham no son los que cumplen la ley, sino los que en ellos reina la fe.


8. Previendo entonces la Santa Escritura que Dios había de justificar por la fe a los de las naciones o gentiles, anunció de antemano el jubiloso mensaje a Abraham, de que "en ti serán benditas todas las naciones, y no sólo una nación, la judaica."


9. Para decir entonces Dios que todas las naciones serán bendecidas por medio de Abraham, significa que no tiene en cuenta para nada el parentesco natural. Sino que los que crean, sean del país que sean, son bendecidos junto con Abraham, quien fue hecho digno de recibir la bendición porque creyó.


10. Entonces sólo por la fe se dan las bendiciones. Porque todos los que se basan en las obras de la ley, están bajo la maldición de la ley. Pues escrito está en la misma ley: Está maldito aquel que no permanece en todas las cosas escritas, sin excepciones, en el libro de la ley, cumpliéndolas todas con exactitud.

 

11. Es obvio entonces que por la ley ninguno gana la justificación ante Dios. Porque, como dice la misma ley: "El justo vivirá y será salvado por la fe".



12. La justificación sin embargo qu promete la ley no la basa sobre la fe, sino que , tal como dice en el Levítico: El que cumpliese estas cosas, es decir las órdenes de la ley, vivirá por ellas. ¿Pero quién lo ha cumplido todo? Nadie. Entonces todos como infractores de la ley nos encontramos bajo la maldición de la ley.


13. Y de esta maldición de la ley nos redimió Cristo. Y como rescate para esta redención nuestra, pagó haciéndose él mismo maldito por nosotros. Y se convirtió en maldito, porque fue colgado en la cruz. Porque está escrito: Maldito sea el que es colgado y muere sobre el madero.


14. Y así se convirtió Dios en maldito, para que venga a los de las naciones o gentiles la bendición que Dios prometió a Abraham, para que recibiésemos por la fe el Espíritu Santo, esta inestimable bendición que Dios nos prometió.



Vers. 15-25. La ley y las promesas. La ley es un tutor para Cristo.

15. Hermanos, para mayor claridad os hablo con ejemplos, que suceden en la vida de los hombres. Y utilizaré un ejemplo humano, para explicaros cómo esta promesa que Dios nos ofreció respecto a su bendición tiene mayor validez que la ley. He aquí el ejemplo: Nadie invalida ni añade algo en testamento de hombre, el cual después de su muerte fue reconocido como genuino y válido, a pesar de que éste es un documento humano.


16. Y también Dios hizo testamento a Abraham, cuando le ofreció sus  promesas a él y a su simiente. Y no dijo Dios "y a las simientes", como habría dicho si se hubiese referido a muchos descendientes. Pero debido a que se refería a un descendiente, dijo "a tu simiente", la cual es Cristo.


17. Aplicando ahora el ejemplo anterior digo lo siguiente: Este testamento que Dios  ratificó anteriormente con juramento y se refería a Cristo, no puede la ley que vino después de cuatrocientos treinta años anularlo, aboliendo así la promesa  de Dios. La habría eliminado sin embargo, si fuese posible conseguir la herencia celestial con la ley. 


18. Porque si por el cumplimiento de la ley conseguiríamos la herencia celestial y salvación, no nos hubiese sido ya dada ésta como regalo y promesa, sino como recompensa y salario por la cumplimiento de la ley. Pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. Pero Dios a Abraham había hecho una agraciada donación con su promesa.



19. Y dado que con el cumplimiento de la ley no se obtiene la herencia, nace la pregunta: ¿Con qué objetivo fue dada la ley? Respuesta: Fue añadida la ley a la promesa, de modo que con nuestras transgresiones diarias de la ley seamos llevados al sentimiento de culpabilidad y de nuestras debilidades, hasta que venga el descendiente de Abraham, a favor del cual fueron dadas las promesas. Entonces nosotros con el sentimiento de nuestra miseria más fácilmente concebiríamos al descendiente de Abraham, es decir, a Cristo, a través del cual nos son dadas bendiciones. Así la ley tenía validez temporal. Fue ordenada con la mediación de ángeles y entregada a través de las manos de Moisés, como mediador entre Dios y los judíos. 


20. Pero el mediador no lo es solo de una sola persona, sino de al menos dos. Y para que se hiciese realidad el acuerdo que tiene lugar con el mediador, han de cumplir las dos personas lo que acordaron. Una persona en este caso es Dios. Pero para que tuviese lugar el resultado positivo de la ley, debía también la otra parte, es decir los hombres, cumplir el acuerdo, cumplir con exactitud la ley que dio Dios con el mediador. Pero los hombres transgredieron la ley y por ello fueron maldecidos.

 

21. Pero si dado a que la ley tuvo como resultado que los hombres fuesen maldecidos, nace la pregunta: ¿Es la ley entonces contraria a las garantías y promesas que dio Dios, de que todas las naciones serán bendecidas a través de Abraham? Que no suceda algo así. No. La ley no anula las promesas de Dios. Porque las anularía sólo entonces, si hubiese sido dada una ley que pudiese dar vida eterna al hombre. Realmente entonces la justificación y la salvación provendrían de esta ley, y entonces serían también anuladas las promesas.


22. Mas ahora con la ley ha sucedido exactamente lo contrario a la justificación. Es decir la ley escrita de Dios lo ha encerrado todo por completo bajo el pecado, para que anhelasen los hombres al médico y salvador. Y así la bendición que prometió Dios, sea dada por la fe en Jesús Cristo a todos los que crean. 


23. Pero antes de que viniese esta nueva situación, en la cual prevalece ahora la fe, la ley nos resguardaba bien cerrados, como si estuviésemos dentro de una fortaleza. Para refugiarnos así en la fe que sería revelada un tiempo después.


24. De manera que la ley Mosaica ha sido nuestro instructor y nos preparó para anhelar y a conocer a Cristo, para recibir la justificación y la salvación por nuestra fe en él.

 

25. Venida entonces la nueva situación, en la cual prevalece la fe, no estamos ya bajo la instrucción de la ley. 


Vers. 26-29. Con la fe en Cristo todos nos convertimos en hijos de Dios. 


26. Porque mediante la fe en Jesús Cristo todos os habéis convertido y sois hijos de Dios adultos, maduros y emancipados.


27. Y sois hijo de Dios, porque todos los que habéis sido bautizados en el nombre de Cristo creyendo en él como salvador, os habéis revestido de Cristo y os habéis unido a él. 


28. Ya no existen diferencias de nacionalidad, de clase social ni de género. No hay diferencia entre judío ni griego, no hay distinción entre siervo y libre, no hay distinción entre hombre y mujer. Porque todos vosotros os habéis convertido  en una nueva persona por vuestra unión con Jesús Cristo.


29. Entonces si sois vosotros que sois cristianos de las naciones pertenecéis a Cristo, entonces a través de Cristo, que es el descendiente bendecido de Abraham, sois vosotros también descendientes de Abraham; y de acuerdo a la promesa también sois herederos según la promesa de la bendición.




CAPITULO 4

Vers. 1-7. Cristo nos ha librado de la esclavitud de la ley

1. Y para aclaraos esta verdad, utilizo otro ejemplo. Lo que quiero decir es lo siguiente:Mientras que el heredero sea menor de edad, en nada se diferencia del siervo, aunque es dueño de toda la fortuna paternal que heredó.


2. Y no se diferencia del siervo, porque, aunque es dueño de su herencia paterna, depende de comisionados que lo custodian y de patrones que administran sus bienes paternos, hasta el tiempo designado por el padre.


3. Así también nosotros los cristianos, cuando estábamos en edad espiritual infantil, somos menores de edad, estábamos esclavizados al conocimiento religioso rudimentario e inadecuado del mundo que está en la ignorancia y el desconocimiento.


4. Pero cuando se cumplió el tiempo que detrerminó la omnisciencia de Dios, envió Dios a su Hijo, quien fue hecho de una mujer y se sometió voluntariamente a la Ley de Moisés,


5. para que redimiese a los que estaban esclavizados en la maldición de la ley, a fin de que recibiésemos la adopción que Dios nos hubo prometido.


6. Sí. Ya no sois siervos, sino hijos de Dios. Y por cuanto sois hijos del Padre celestial, por eso Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual os da la información y el valor de dirigiros a Dios clamando e invocando: Abba*, es decir, Padre.


7. Así que, según todo esto, tú que has creído en Cristo, ya no eres esclavo, sino que eres hijo de Dios por la gracia. Y si entonces eres hijo, también eres heredero de Dios. Y eres heredero por medio de Cristo. 

 


Vers. 8-20. Pablo reprende de nuevo con amor a los Gálatas. 

 

8. Pero entonces cuando estabais en la oscuridad de idolatría, debido a que no conocíais a Dios, estabais esclavizados por dioses, los cuales en esencia no son dioses.


9. Mas ahora que habéis conocido al verdadero Dios, o mejor dicho, ahora que Dios os ha conocido como hijos suyos, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a la rudimentaria e imperfecta enseñanza religiosa, que es pobre, débil e incapaz de salvaros? Y queréis esclavizaros a ella ahora de nuevo desde el principio, como antiguamente?  


10. Así habéis acabado y guardáis los días de la semana que también guerdan los hebreos, y las fiestas de cada mes y los periodos festivos y las fiestas del año. 


11. Temo por vosotros, que quizás me haya cansado en vano por vuestra causa.


12. Tomadme a mí como ejemplo y sed como yo como yo. Porque yo también era fanático de la ley, tal como queréis ahora vosotros, hermanos. No habéis cometido ninguna injusticia conmigo, como para que quiera yo vuestro mal ni para hablaros con rencor. Al contrario, tengo motivos para amaros.


13. Sabéis que debido a una enfermedad de mi cuerpo, me vi obligado a quedarme entre vosotros, y os anuncié el evangelio cuando vine a vosotros por primera vez.

 

14. Y vosotros entonces no despreciasteis la tentación que tenía en mi cuerpo, ni me detestasteis por ello, sino que me recibisteis como a un ángel de Dios, tal como si estuviéseis recibiendo a Jesús Cristo.


15. ¿Dónde está entonces ahora aquella tan grande bienaventuranza, con la cual os alababan por la disposición que entonces mostrásteis conmigo? Justamente desde luego os alababan y os dedicaban bienaventuranzas. Porque puedo asegurar sobre vosotros que, si fuese posible, hasta vuestros propios ojos os hubierais sacado para dármelos. Tanto me amabais.


16. ¿Pero ahora me he convertido en enemigo vuestro, debido a que os digo la verdad?


17. Los falsos maestros muestran entusiasmo e interés por vosotros, pero no para un buen objetivo. Es decir quieren alejaros del verdadero evangelio, para que mostréis entusiasmo y dedicación sobre ellos.


18. Es decir sois celosos y deseosos. Y es bueno que os mostréis celosos haciendo el bien y progresando en la virtud siempre, y no solamente cuando estoy con vosotros. Os escribo así, porque ahora que estoy ausente de vosotros, os habéis alejado del camino que verdaderamente os hace celosos y entusiastas.


19. ¡Hijitos míos, a quienes os he hecho renacer espiritualmente, y por quienes ahora vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que sea formado en vosotros el carácter y la figura de Cristo!


20. Siento dolor también ahora por vosotros. Quisiera de hecho encontrarme ahora entre vosotros y cambiar el tono de mi voz a lamento, pues estooy dubitativo en cuanto a vosotros y no sé cómo hablaros. 

 


Vers. 21-31. Ismael e Isaac. Las sierva Agar y la libre Sara. Su sentido alegórico. 




______Hasta aquí, interpretación de P. Trempelas_________________

 

 

 

21. Decidme vosotros, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?


22. Está escrito, que Abraham tuvo dos hijos, uno de su esclava y el otro de la libre.


23. Pero el de la esclava nació según la ley natural, mientras que el de la libre nació por el poder de la promesa de Dios.


24. Esto es una alegoría. Estas dos mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar, 


25. -porque la palabra Agar indica el monte Sinaí en Arabia-, y corresponde a la Jerusalén actual, la cual es esclava junto con sus hijos. 


26. Mas la Jerusalén de arriba es libre, y ella es madre de todos nosotros, 


27. Porque está escrito: "Regocíjate, oh estéril, que no das a luz. Alza la voz y clama, tú que no tienes dolores de parto, porque tendrá más hijos la desolada, que la que tiene marido".*

* Y ella es la madre de todos nosotros, porque está escrito por Isaías: Alégrate, Iglesia, que antes de la venida de Cristo y antes de que se diera el Espíritu Santo eras estéril y no engendraste hijos. Saca  ahora tu voz y grita con gran alegría, tú que no sufriste dolores de parto. Porque mientras estabas desierta en hijos, ahora tus hijos son más que los de la Jerusalén terrenal, la cual conocía al Dios verdadero y estaba relacionada con él, y así se presentaba como teniendo marido. (P. Trempelas)


28. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.


29. Pero como entonces el que había nacido según la ley natural, perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.


30. Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.


31. De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

 





CAPITULO 5

1. En la libre entonces, por medio de la cual Cristo no liberó, permaneced firmes y no queráis subyugaros de nuevo en yugo de esclavitud. 


Han de elegir entre Cristo y la ley

2. Yo Pablo os digo, que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo no os beneficiará en nada.*

* He aquí, yo Pablo os digo y os aseguro que, si os circuncidáis, como recomiendan los falsos maestros, Cristo de nada os aprovechará. (imgap.gr)


3. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley.


4. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.


5. Pues nosotros por el Espíritu, por con la fe como base, esperamos la justificación por la cual creemos.*

*Porque el resto de nosotros, con el Espíritu Santo en nosotros, esperamos confiadamente los bienes que nos ha prometido la justificación (vindicación, exculpación) mediante la fe, y esperamos recibirlos solo por el poder de esa fe.


6. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe, la cual es manifestada en las obras del amor vivo y verdadero.



7. Vosotros corríais bien; ¿quién os impidió obedecer a la verdad?


8. Esta persuasión no procede de Dios, el cual os llama.


9. Un poco de levadura puede leudar toda la masa.


10. Tengo el convencimiento en el Señor, de que no tendréis distinta opinión. Pero el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.


11. Pero si yo, hermanos, aún predico necesaria la circuncisión, ¿cómo sucede que todavía sea perseguido? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz.*

* Pero si yo, hermanos, todavía predico que la circuncisión es necesaria, como se me predicó antes de ser llamado al oficio apostólico, ¿por qué habría de seguir siendo perseguido por los judíos? Ya no hay ninguna razón para la disputa entre los judíos y yo. Y entonces se ha abolido el escándalo causado a los judíos por la predicación de la crucifixión de Cristo, la cual (la predicación) abroga la ley. (P. Trempelas)


12. O pueden incluso emascularse los que os perturban.



La libertad ha de ser dirigida por el amor

13. Pero vosotros, hermanos, estáis llamados para la libertad. Solamente que no uséis la libertad como excusa para el disfrutes carnales, sino servíos por amor los unos a los otros,


14. porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.


15. Pero si os mordéis y os devoráis el uno al otro, mirad que no os devoréis entre vosotros.*

Mirad que no os hagáis desaparecer entre vosotros. (P. Trempelas) 



La guía del Espíritu

16. Quiero decir que seais guiados por el Espíritu, y entonces no satisfaréis los deseos de la carne,


17. porque la carne tiene deseos contrarios al espíritu, y el Espíritu contrarios a la carne. Estos son contrarios el uno respecto al otro, a fin de que no hagáis lo que queráis.  

 

18. Pero si sois guiados por el Espíritu, entonces no estáis bajo la ley.


19. Manifiestas son las obras de la carne: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,


20. idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,


21. envidias, homicidios, borracheras, derroches, y cosas semejantes a estas, acerca de las cuales os advierto, como ya entonces os advertí, de que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.


22. El fruto del Espíritu es el amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad,* bondad**, fe,

* disposición bondadosa y amabilidad.

** aptitud y comportamiento servicial.


23. mansedumbre, sobriedad. En contra de éstos no existe ley.


24. Pero los que son de Cristo, han crucificado la carne junto con sus pasiones y sus deseos.


25. Si vivimos por el Espíritu, hemos de andar también por el Espíritu.


26. No nos volvamos vanagloriosos, provocando el uno al otro y envidiando el uno al otro. 


 

CAPITULO 6

1. Hermanos, si alguno es arrastrado a algún pecado, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.*

* Y si un hombre cae por debilidad en algún pecado, ustedes que son espiritualmente fuertes, corríjanlo y edúquenlo en un espíritu de mansedumbre. De hecho, tú que corriges al otro, ten cuidado de no caer en la tentación; y esto sucederá bien sea por ser seducido por el mismo pecado, o por ser dominado por la impaciencia o por la vanidad y la codicia, y por el egoísmo en general. (P. Trempelas)


2. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y de este modo cumpliréis la ley de Cristo.


3. Si piensa alguien que él es algo, no siendo nada, éste se engaña a sí mismo.


4. Que cada uno examine su obra, y entonces el motivo de su jactancia será sólo sobre sí mismo, y no sobre otro,


5. porque cada uno llevará su propia carga.


6. El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.


7. No os engañéis, Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre siembre, esto también segará.


8. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción. Mas el que siembra para el Espíritu, segará del Espíritu vida eterna.


9. Pero no perdamos el coraje para hacer el bien, porque en el tiempo adecuado segaremos, si no nos rendimos.


10. Por lo tanto, mientras tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.*

* sobre todo a aquellos que, por la fe en Cristo, se hicieron nuestros familiares y nuestros hermanos. (imgap.gr)


Epílogo

11. Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano.


12. Todos los que quieren parecer virtuosos mediante medios exteriores, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.


13. Porque ni aun los mismos que se circuncidan, guardan la ley, pero quieren que vosotros os circuncidéis, para jactarse de vuestro sometimiento a un patrón exterior.  


14. Pero lejos esté de mí jactarme en nada más que en la cruz de nuestro Señor Jesús Cristo, mediante la cual* el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.**

* Por Su muerte en la Cruz 

** Y al creer en su muerte, el mundo ha muerto y ha perdido su poder para mí. Pero yo también he muerto por el mundo. (P. Trempelas)


15. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino la nueva creación.


16. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.


17. De aquí en adelante que nadie me cause molestias; porque yo tengo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.


18. La gracia de nuestro Señor Jesús Cristo sea con vuestro espíritu, hermanos. Amén.

  




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