domingo, 24 de septiembre de 2023

San Coprius, del Monasterio de San Teodosio (+c.450)

Versos:
"Coprius no era estiércol, sino otro racimo de uvas, una bella flor que es ofrecida al Señor".
El veinticuatro de este mes [septiembre], conmemoramos a nuestro Santo Padre Coprius.

Tal como el Buen Dios, a quien este ascético monje Palestino adoraba piadosamente, Coprius nació en la más humilde de las circunstancias – luego de que su madre lo alumbrara encima de un fétido estercolero que flanqueaba el Monasterio de Teodosio el Cenobita, ubicado a unos 16 kilómetros al este de Belén. Esto sucedió alrededor del año 450en circunstancias en que ella se encontraba huyendo de un grupo de ateos paganos, los Hagarenos (Arabes preislámicos) y buscaba asilo dentro del Monasterio.
Sin embargo, antes de que los monjes pudieran rescatarla, la atribulada madre, sobrepasada por los dolores de parto, alumbró a San Coprius en la fétida colina de excremento animal. Por ésta razón, el mismo San Teodosio declaró que el niño debía ser llamado “Coprius”, nombre que se deriva de la palabra Griega “estiércol.”
Luego que los piadosos monjes recogieron al bebé se encontraron con el problema de encontrar leche para alimentarlo –hasta un día en que una cabra salvaje perteneciente a los rebaños que los monjes poseían en las alturas de las colinas decidió separarse de su grupo. Los buenos hermanos del Monasterio vieron asombrados, a este singular animal, caminar hacia el lugar en donde ellos vivían –percatándose de que traía leche para el niño.



Monasterio de San Teodosio en Palestina, donde se ejercitó San Coprius




Este inusual método de alimentación del infante, llegó a ser parte de la rutina diaria. Día tras día el niño era alimentado por ese desacostumbrado medio… luego de lo cual la gentil cabra ascendía a las colinas para reunirse nuevamente con el resto del rebaño. Esta práctica prosiguió hasta que el infante fue capaz de ingerir alimento sólido.
San Coprius creció en el monasterio del cual, posteriormente, llegó a ser un monje devoto. Era conocido por su piedad, su humildad natural, así como por su gran habilidad realizando Milagros. Sin embargo su más grande don era su rara habilidad para comunicarse con las bestias del campo. Posiblemente debido a su origen humilde, que lo conectó profundamente con la tierra y los animales que lo alimentaron, San Coprius desplegó, desde temprana edad, maravillosas habilidades: mandando y controlando a las más salvajes criaturas de Dios. Sin embargo él no veía nada inusual en su capacidad de comunicarse con los animales, pues la consideraba como algo perfectamente natural. 




San Coprius. 24 de Septiembre.




En una extraordinaria ocasión, por ejemplo, se enfrentó a un oso que estaba invadiendo un campo de lechugas en los jardines del Monasterio. San Coprius no mostró ningún tipo de temor. En vez de ello San Coprius agarró al poderoso enemigo por las orejas y lo sacó del jardín de los monjes. En su camino hacia el bosque cercano le llamó duramente la atención al oso, en el nombre de San Teodosio, y no se mostró sorprendido de que la criatura nunca más haya aparecido en los predios del Monasterio.
No pasó mucho tiempo para que el domador de osos comenzara a ganar una extendida reputación como un monje de gran corazón que no le temía a nada de lo Dios había puesto sobre la tierra. En otra ocasión, mientras San Coprius y una mula ascendían una cuesta de la montaña para buscar leña, saltó otro oso –de entre los arbustos- sobre el animal doméstico hiriendo severamente a la mula en la pata.








El piadoso monje no pudo hacer nada para evitarlo. Sin embargo, una vez más, cogió a la criatura salvaje por las orejas. Esta vez le pidió al invasor pagar por su trasgresión. San Coprius cargó al obediente animal con la leña haciendo que la llevase hasta el monasterio. Luego le dijo al oso que debía de trabajar para él todos los días al tiempo que le advertía: “No te dejaré ir. Harás el trabajo de la mula hasta que ella se sane.” Y eso fue exactamente lo que sucedió. 
Cuando la gente de los alrededores se enteró que San Coprius tenía a un oso salvaje trabajando obedientemente para él, se congregaron en el lugar para observar esta asombrosa proeza. Ninguno de ellos quedó decepcionado. En las semanas siguientes, mientras se recuperaba la pobre mula, el oso y el hombre fueron vistos trabajando, lado a lado, en una agradable armonía.




San Coprius o Coprio siendo llevado por el oso




Aparentemente este extraordinario santo Palestino también era inmune al dolor. Una vez cuando estaba trabajando en la cocina del monasterio se comenzó a desparramar una inmensa olla de avena hirviente. ¿Dónde estaba el cucharón que San Coprius necesitaba para reducir la cantidad de agua en la olla? Incapaz de encontrarla, hundió su mano en el agua hirviente hasta que finalmente la encontró. Cuando retiró su mano, los asombrados espectadores vieron que no se había quemado en absoluto.
Sin embargo el sencillo monje no se mostró sorprendido por el hecho de su propia inmunidad al agua hirviendo. ¿Por qué? Muy simple. Como hombre de profunda fe sabía que Dios quería que trabajase en la cocina – y estaba convencido de que si él necesitaba recoger un utensilio del interior de una olla hirviente Dios no permitiría que se lesionase en el proceso.






"Πάνω στην κοπριά", [Páno stin kopriá], Sobre el estiércol




Era un asceta devoto que amaba esconderse en lugares secretos para rezar toda la tarde, especialmente en el área nativa de Belén que era la favorita de San Teodosio y quien al final de los días de su larga vida lo consolaba rezando en voz alta: “Hermano Coprius, he aquí que el tiempo de tu descanso se encuentra cerca. Por eso acércate para que puedas encontrar descanso en el lugar que te ha sido preparado.”
Después de algunas horas el santo asceta regresó a donde su amado Jesús, quien había nacido en un humilde establo rodeado por animales. De acuerdo a la mayoría de los historiadores de ese período murió en el año 530 de nuestro Señor. La divertida historia de su vida, como un monje trabajador que amaba a las criaturas de Dios, siempre tuvo un atractivo especial para todos aquellos que trabajan la tierra con el fin de conseguir el pan de cada día. La vida de San Coprius nos enseña una lección de humildad para todos aquellos que tienen dificultades consigo mismos –recordándonos que no importan tanto las circunstancias en la cuales hemos nacido sino más bien la fe que cada uno tiene. 
 

Apolitiquio tono plagal del 4º

Con los ríos de tus lágrimas cultivaste la aridez del desierto, y por lo profundo de tus suspiros diste fruto al ciento por uno en tus labores; Oh Coprius, padre justo, así llegaste a ser una luz, brillando con Milagros en el mundo. Intercede ante Cristo para que nuestras almas se salven.

Condaquio tono 2º

Armado con la pureza de alma y perseverando en la oración, firmemente y sin cesar, venciste como una lanza a los ejércitos de demonios, Oh Coprius, padre nuestro. Intercede sin cesar por todos nosotros. 






Fuente: Texto publicado con autorización del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury. 

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