Fue hijo de un griego pagano quien también era conocido como
un adorador de ídolos y sin embargo llegó a ser un gran enemigo de la
idolatría, quien pasó una gran parte de su vida luchando en contra de este tipo
de culto.
Amigo amado y trabajador junto con el Gran Apóstol San
Pablo, el Discípulo Tito de los Setenta, pasaría toda su vida adulta en una
incesante busca por proclamar el Santo Evangelio
de Jesucristo a lo largo del
mundo Mediterráneo del Primer Siglo de la Cristiandad.
Mientras viajaba con Pablo y algunos de los otros discípulos
a lo largo de Asia Menor, Grecia e Italia, el valiente Tito arriesgaría su vida
una y otra vez por la causa del Santo Evangelio. Pero sus más grandes luchas
tomarían lugar, sin duda alguna, en la Isla de Creta, lugar de su nacimiento,
luego de que fuera nombrado Obispo de ese lugar (alrededor del año 60) por San
Pablo.
Fue aquí, en esta tierra salvaje, dominada por los paganos,
que el fiel Tito llevaría a cabo sus más grandes proezas, cuando se atrevió a
desafiar la adoración pagana de dos deidades griegas y de esa manera contribuyó
a realizar dos milagros que, hasta nuestros tiempos, continúan sorprendiendo a
los cristianos.
El primero de esos milagros ocurrió cuando un día, alrededor del año 80 de Nuestro Señor, según la mayoría de los historiadores de la Iglesia, el Obispo de Creta se aproximó a la sumamente venerada estatua de Diana, la diosa griega, de la cual se decía que era el espíritu guía de la luna.
El primero de esos milagros ocurrió cuando un día, alrededor del año 80 de Nuestro Señor, según la mayoría de los historiadores de la Iglesia, el Obispo de Creta se aproximó a la sumamente venerada estatua de Diana, la diosa griega, de la cual se decía que era el espíritu guía de la luna.
Apóstoles Pablo y Tito, manteniendo la isla griega de Creta |
Cuando vio cuan fervientemente era adorado este ídolo por los paganos, el
obispo se angustió de sobremanera y empezó a advertir a los seguidores de la
diosa, una estatua hecha de mármol, que eso no era más que un ídolo, y que los
ídolos no eran otra cosa que demonios que buscaban hacer presa de la debilidad
de la humanidad. Luego de haberlos reprendido con firmeza pero con caridad
debido a su impiedad, San Tito pronunció una apasionada descripción del Único y
Verdadero Dios de la Cristiandad, quien se había ofrecido a la humanidad para
la remisión de sus pecados y traído la vida eterna a través del sacrificio de
Jesucristo en la Cruz.
Los adoradores paganos no se encontraban contentos con esta
predicación salida del corazón y muy pronto comenzaron a amenazarlo con dañarlo
físicamente si es que no desistía en su predicación. Sin embargo San Tito no se
replegó. Invocando al Dios Cristiano en fuerte voz, rogó por un signo que les
mostrase a estas almas perdidas el verdadero camino hacia el Cielo. Sus
oraciones fueron respondidas de la manera más sorprendentemente imaginable, cuando
la gran estatua de Diana se hizo polvo delante de toda la asamblea.
Asustados la mayoría de los testigos por este sorprendente
milagro, la masa de paganos experimentó una conversión repentina –y más de 500
de ellos se declararon seguidores del Santo Evangelio en esa misma tarde.
Luego de este incidente, las noticias de que el obispo cristiano tenía poderes para hacer milagros con la ayuda del Dios Todopoderoso
se esparcieron muy ampliamente en Creta. Sin embargo este acontecimiento de la
autodestrucción de la estatua fue un hecho menor comparado con lo que sucedería a
continuación. En aquellos días, los paganos de Creta se encontraban en la
agitada tarea de construir un templo gigantesco en honor a Poseidón, el
dios del mar. Un deslumbrante trabajo de arquitectura que tenía como adornos
unos pilares y arcos monumentales. El templo era la más ambiciosa tarea de
construcción de toda la isla.
San Pablo ordenando Obispo a San Tito |
Pero cuando San Tito
pasó cerca de la construcción, que prácticamente estaba terminada, y pronunció una
oración al Dios Trino, la inmensa construcción colapsó por su propio peso
produciendo un gran estruendo.
Estos dos eventos fueron con toda seguridad los incidentes
más espectaculares en la vida de San Tito. Sin embargo los milagros no le
fueron una cosa ajena... y pasaría más de cincuenta años en el servicio al
Señor Dios del Cristianismo, mientras ayudaba a sanar a los enfermos y
expulsando demonios, al mismo tiempo que predicaba la Buena Nueva del
Evangelio.
Nacido en la ciudad de Gortina en Creta, alrededor del año 20
de Nuestro Señor, San Tito era de noble cuna y su tío gobernaba la isla como su
rey. Durante su juventud, siguiendo cuidadosamente los consejos de su padre,
llegó a ser un alumno sobresaliente de los clásicos griegos, mientras se hacía
un experto en ciencias. Sin embargo el joven Tito sabía que había algo que
faltaba en su vida –especialmente luego del notable incidente en el cual
escuchó una voz que le mandaba mirar hacia cualquier otro lugar que no fuese a la
sabiduría Griega, por el conocimiento:
"Tito. Deja esto y
salva tu alma, pues las enseñanzas de los griegos no te traerán la salvación".
Muy pronto, luego de
este inusual acontecimiento, el obediente Tito tuvo un sueño en el que se le
decía que leyera las Sagradas Escrituras de los Hebreos. Por supuesto que así
lo hizo... y se sorprendió al leer un pasaje en Isaías que parecía haber sido
escrito específicamente para sus ojos:
«Siervo mío eres tú,
te he escogido y no te he rechazado: No temas, que contigo estoy yo; no
receles, que yo soy tu Dios.» (Isaías 41, 9-10)
San Pablo y San Tito predicando en Creta |
No mucho después de haber leído las palabras del profeta del
Antiguo Testamento, San Tito comenzó a escuchar noticias de un hacedor de
milagros que se hacía llamar a Sí mismo “El Hijo de Dios” quien se encontraba
recorriendo a lo largo de Palestina. Este gran curador también estaba enseñando
la “Buena Nueva” de la salvación a todo aquél que creyera en El.
En el plazo de algunos días, el curioso buscador ya se encontraba de camino a Jerusalén –en donde muy pronto vendría a ser uno de los más amados seguidores del Gran Apóstol San Pablo. Posteriormente, ordenado obispo por Pablo, Tito recibiría una de las Epístolas más conocidas en Creta, alrededor del año 65.
En el plazo de algunos días, el curioso buscador ya se encontraba de camino a Jerusalén –en donde muy pronto vendría a ser uno de los más amados seguidores del Gran Apóstol San Pablo. Posteriormente, ordenado obispo por Pablo, Tito recibiría una de las Epístolas más conocidas en Creta, alrededor del año 65.
Luego de haber sido bautizado por Pablo, Tito pasaría casi
setenta años en una lucha continua por llevar el Santo Evangelio hasta los
confines de la tierra. Descrito por San Pablo como “mi amado hijo” (Tito 1, 4),
este ardiente discípulo y miembro de Los Setenta evangelizadores no se
detendría ante nada en su busca por enseñar al mundo acerca de la redención que
nos ha sido prometida por el Hijo del Hombre. En este recorrer sería testigo de
la crucifixión de Cristo en Jerusalén así como de la muerte del gran apóstol-mártir San Pablo en
Roma, de quien se encargaría de que tuviese un entierro
decente.
Cuando San Tito murió a la edad de 97 años alrededor del año 110, testigos reportaron que su rostro brillaba con una luz
resplandeciente. Con toda seguridad era la luz que emanaba del espíritu de este
gran y fiel héroe de Cristo, cuya fiel dedicación al Santo Evangelio se mantiene
como una inspiración para los cristianos en todas partes, aún después de
diecinueve siglos luego de su muerte en la Isla de Creta.
Ἀπολυτίκιον (Κατέβασμα) Ἦχος πλ. α'. Τὸν συνάναρχον Λόγον.
Προκληθείς ουρανόθεν προς γνώσιν ένθεον, την εν σαρκί του Δεσπότου επιδημίαν εν γη, αυτοψεί εωρακώς φωτός πεπλήρωσαι, όθεν του Παύλου κοινωνός, θεηγόρος γεγονώς, την Κρήτην πάσαν πυρσεύεις, της ευσεβείας τω λόγο, Τίτε απόστολε μακάριε.
Otro apolitiquio tono 3º
Oh Santo Apóstol Tito, intercede ante el Dios misericordioso
para que conceda a nuestras almas el perdón por nuestras ofensas.
Κοντάκιον. Ἦχος β’. Τὰ ἄνω ζητῶν
Τοῦ Παύλου δειχθείς, συνόμιλος Ἀπόστολε, σὺν τούτῳ ἡμῖν, τὸν λόγον προκατήγγειλας, τῆς ἐνθέου χάριτος, μυστολέκτα Τίτε μακάριε· διὰ τοῦτο βοῶμέν σοι· μὴ παύσῃ πρεσβεύων, ὑπὲρ πάντων ἡμῶν.
Condaquio tono 2º
Oh amigo fiel de Pablo, junto con él, predicaron las
bondades de la gracia salvadora que nos han sido dadas por Dios. Oh Apóstol
Tito, bendecido y escogido para revelar los misterios te invocamos que no dejes
de Interceder ante Cristo Dios por todos nosotros.