Versos:
"Las hermanas de Lázaro de Betania, creyeron que eras capaz de salvarle aunque estuviera muerto".
En el (día) cuarto, Marta y María partieron hacia los brillantes cielos.
Ellas fueron testigos de uno de los más bellos momentos en la vida de Jesucristo, el Hijo de Dios –el extraordinario instante en
que devolvió la vida a su hermano muerto. Las dos hermanas, Santa Marta y Santa María, eran muy devotas al Salvador.
Ellas lo amaban, así como su hermano Lázaro, con un cariño especial, el mismo que resuena profundamente a lo largo del Nuevo Testamento.
Ambas jóvenes, junto con
su fiel hermano, habían nacido y sido criadas en el pueblo Palestino de
Betania. Cuando las dos hermanas se encontraron con Jesús predicando a los
maravillados espectadores en la región de Galilea, ambas se vieron arrastradas
hacia El con gran energía y fervor. Muy pronto llegaron a ser servidoras
extremadamente devotas de su Señor acompañándolo en muchas de sus incursiones
en el campo."Las hermanas de Lázaro de Betania, creyeron que eras capaz de salvarle aunque estuviera muerto".
En el (día) cuarto, Marta y María partieron hacia los brillantes cielos.
Ellas fueron testigos de uno de los más bellos momentos en la vida de Jesucristo, el Hijo de Dios –el extraordinario instante en
que devolvió la vida a su hermano muerto. Las dos hermanas, Santa Marta y Santa María, eran muy devotas al Salvador.
Ellas lo amaban, así como su hermano Lázaro, con un cariño especial, el mismo que resuena profundamente a lo largo del Nuevo Testamento.
Las Santas Mirroforas (Portadoras de Mirro), Marta y María (hermanas) de Lázaro |
Bastante tiempo antes de
que el Hijo de Dios reviviera a su hermano de la tumba, María y Marta ya creían
en Su mensaje de salvación de la muerte y del pecado. Pero estas dos
entusiastas hermanas también eran humanas, tal como lo vemos en el sorprendente
incidente que nos narra Lucas (10):
Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.» (Lucas 10, 38-42)
Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.» (Lucas 10, 38-42)
Esta historia muy humana
nos provee un vistazo cálido y afectuoso en la vidas de estas dos jóvenes
alegres y entusiastas quienes algunas veces discutían sobre los quehaceres
domésticos –pero cuyos corazones estaban prontos a servir a su Señor y Salvador.
El relato de como su amigo Jesús ayudó a su hermano Lázaro en su hora de mayor
necesidad hace resonar con enorme poder el cariño honesto que le tenía a esta
familia.
Contado bellamente en el
Evangelio de Juan, el relato de Lázaro y sus dos hermanas comienza con un
momento emotivo... cuando las dos hermanas envían un mensajero a Jesús –a
quienes habían estado siguiendo por algunos días– con la solicitud de que venga
y ayude a su hermano víctima de una enfermedad mortal.
Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su
hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó
los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. Las
hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres,
está enfermo.» Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de
muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Jesús amaba a Marta, a su hermana y a
Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más
en el lugar donde se encontraba. Al cabo de ellos, dice a sus
discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.»
Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.
Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»
Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.
Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»
Le dice Jesús: « ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?» Quitaron, pues, la piedra. Dicho esto, gritó con fuerte voz: « ¡Lázaro, sal fuera!» Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.» (Juan 11, 1-44)
Luego del milagro de la resurrección de Lázaro los sacerdotes Hebreos de región se comenzaron a alarmar debido al constante incremento de la aceptación pública de Jesús, cuyos milagros (especialmente el milagro de Lázaro) estaban inspirando conversiones a lo largo de Palestina. En un sentido real (tal como se ve entre líneas en el Evangelio de Juan), el milagro de Betania se puede ver como un punto clave con el cual se comienza a desarrollar la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios.
Luego del milagro de la resurrección de Lázaro los sacerdotes Hebreos de región se comenzaron a alarmar debido al constante incremento de la aceptación pública de Jesús, cuyos milagros (especialmente el milagro de Lázaro) estaban inspirando conversiones a lo largo de Palestina. En un sentido real (tal como se ve entre líneas en el Evangelio de Juan), el milagro de Betania se puede ver como un punto clave con el cual se comienza a desarrollar la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios.
Luego de haber acontecido la Pasión del Señor y su Resurrección, Lázaro y sus dos fieles hermanas continuarían procurando conversiones al Cristianismo en todo lugar. Después de algunos años de trabajo misionero Lázaro sería nombrado obispo de Kitión, en la isla de Chipre, donde él y sus dos hermanas continuarían evangelizando por algún tiempo. Su huída de esa isla, ubicada en lo que hoy día son las naciones de Grecia y Turquía separadas, ocurriría ante el acontecimiento del martirio del primer mártir de la Cristiandad (San Esteban) en Jerusalén... luego de lo cual Lázaro sería exiliado de la ciudad junto con Marta y María.
Aunque no se conocen con
precisión los detalles de sus muertes una tradición de larga data menciona que
ellos continuaron predicando en muchos lugares hasta que, eventualmente,
murieron a edad avanzada, probablemente alrededor del año 100 de Nuestro Señor.
María es un gran ejemplo de alguien con una fe inquebrantable en Jesús. Necesitamos mantener nuestros ojos fijos en Jesús y ponerlo a El por encima de cualquier cosa en nuestras vidas. Nuestro servicio a Dios puede parecer una tontería ante los ojos, sin embargo El sabrá recompensar nuestra fidelidad.
María es un gran ejemplo de alguien con una fe inquebrantable en Jesús. Necesitamos mantener nuestros ojos fijos en Jesús y ponerlo a El por encima de cualquier cosa en nuestras vidas. Nuestro servicio a Dios puede parecer una tontería ante los ojos, sin embargo El sabrá recompensar nuestra fidelidad.
Tal como podemos ver,
Marta esta mucho más cercana al entendimiento y a la aceptación de la salvación
en el relato en la tumba de Lázaro, sin embargo ella aún está un paso por
detrás.
Ante el pedido de Jesús por una fe absoluta ella se abre totalmente a
la gracia que El le ofrece, mientras exclama con todo su corazón: “Tú eres el
Mesías.”
Marta se presenta
advirtiéndonos que no debemos quedar capturados en las actividades del servicio
a Dios al punto que nos olvidemos o que estemos tan ocupados como para pasar
tiempo con El. El servicio es una parte importante en la vida Cristiana, pero
no puede ocupar el lugar de Cristo mismo. Las relaciones –con Dios y con otras
personas– deberían ser prioritarias por encima de otros deberes o cosas
terrenales.
Apolitiquio tono 3º
Ya que ustedes creyeron en Cristo con una fe
fuerte y ardiente, y siempre adoraron Sus acciones divinas y poderosas, ustedes
se adornaron con el esplendor de las virtudes sagradas. Ahora ustedes, con su
santo hermano, han merecido habitar en lo alto con los santos, oh hermanas de
Lázaro. Con El, Oh sabias María y Marta, rezan por nosotros ante el Maestro.
Condaquio tono 3º
Habitaron antiguamente en
el pueblo de Betania; Hoy, en el Cielo, habitan en el Paraíso en donde brilla
la paciencia de nuestro Señor. Ya que El les dio a sus almas y a su corazón un
deseo ferviente de El, quien es la Vida y la Resurrección; ya que se encuentran
en lo alto, Oh Marta y María, récenle a El para que nos conceda la salvación.
Fuentes consultadas: * pigizois.net *Texto publicado con autorización y bendición del
autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.*saint.gr
*synaxarion.gr