sábado, 9 de noviembre de 2024

San Nectario el Milagroso de Égina (+1920)

El 9 de este mes, Memoria de Nuestro Padre entre los Santos Nectario Metropolitano de Pentápolis en Egipto, taumaturgo y fundador del Sagrado Monasterio femenino  de la Santa Trinidad en Egina, quien durmió en santidad en el Señor en el año 1920.
 
"Néctar de la vida eterna tomas, 
Vino de sanaciones emanas Nectario".
En el noveno Nectario fue liberado de la manía de los miembros.* 
   
Indice de contenidos
 
Breve biografía
San Nectario y la Iglesia del Vaticano
La maldición de San Nectario y el equipo de fútbol del Sevilla
Decisión del Santo Sínodo del Patriarcado de Alejandría y Toda África.
Escritos de San Nectario
El ateísmo es un trastorno psíquico
Sobre la creación de los ángeles
Himnos y oraciones 
Película “El Hombre de Dios”

 

Breve biografía.
 
San Nectario nació un martes 1 de Octubre de 1846 en Silibria de Tracia Oriental, en el seno de una familia pobre. Sus devotos padres se llamaban Demóstenes (del gr. "Δημοσθένη", [Dimosceni]) y Basilikí  ("Βασιλική").

Recibió el nombre de Anastasio (del gr. "Αθανάσιος", [Azanasios]), y su apellido era Kefalás ("Κεφαλάς"). Su padre era de Ioánina y era marinero. Su madre era de Silibria.
Era el quinto hijo de la familia, de un total de 6 hermanos. Educado también por su madre en las enseñanzas cristianas, terminó la educación básica en Silibria. Era un niño muy apacible y con muy buena memoria, que mostró su llamada hacia la educación y hacia la teología desde muy temprano. Es característico el hecho de que con siete años cosía hojas de papel entre ellas con la intención de construir libros, en los cuales "escribir las palabras de Dios", como el mismo se refería a su madre. 
A la edad de 14 años, fue a Constantinopla en busca de trabajo para ayudar económicamente a su familia y para continuar su educación. Como no tenía dinero para el pasaje, no le dejaron pasar. Los motores del navío se pusieron en funcionamiento, y sin embargo, no se movieron hasta que el joven Anastasio pudo subir a bordo.  




"Ό ΆΓΙΟΣ ΝΕΚΤΆΡΙΟΣ ΠΕΝΤΑΠ'ΟΛΕΟΣ",
[Ó Áyios Nektários Pentapóleos]
SAN NECTARIO DE PENTÁPOLIS 


 
 
Ya en Constantinopla, trabajó al principio en una fábrica de tabaco. Comenzó a estudiar a los Santos Padres de la Iglesia y a los filósofos clásicos, constituídos en un libro de dos volúmenes "Tesoros sagrados y filosóficos", publicado en 1895. Los adquirió no sólo para su propio uso, sino también para traerlos a sus semejantes y así beneficiarlos. Un ejemplo típico de su personalidad es que escribía notas en las bolsas de papel del tabaco, para que pudieran leerlo otros y beneficiarse así de las enseñanzas. Esta práctica también resolvió el problema de su publicación por él, en ausencia de recursos financieros.
Antes de cumplir 20 años, fue contratado en la Escuela del Santo Sepulcro en Constantinopla (el director de esta escuela era su tío, por parte de su madre, Alexandros Triantafyllidis), donde continuó sus estudios mientras trabajaba al mismo tiempo enseñando en clases menores.
En aquel periodo, se produjo el primer milagro de San Nectario. Mientras estaba en un velero y viajando para ir de Constantinopla a su tierra natal para celebrar con su familia en Navidad, estalló una gran tormenta. Pero con las oraciones del santo, el barco logró llegar a su destino, con lo que todos salvaron sus vidas.
En 1866 y con 29 años, se mudó a la isla de Quíos donde enseñó en una escuela durante siete años. Allí se convirtió en monje un año más tarde, a la edad de treinta años (lo cual en sí mismo es bastante inusual), tomando el nombre de Lázaro. 




San Nectario en Rizarios, Atenas 


 
 
Continuando sus estudios en Atenas, y durante sus años en la Universidad, escribió muchos libros, folletos, y comentarios Bíblicos, graduándose de sus estudios de Teología en 1885. Después de su graduación fue a Alejandría en Egipto, donde fue ordenado Sacerdote por el Patriarca Sofronio en la Catedral de San Sabas de Alejandría, el 23 de Marzo de 1883. Sirvió a la Iglesia en El Cairo con gran distinción. En la Iglesia de San Nicolás de esta última ciudad, fue elevado a Archimandrita en Agosto del mismo año.
En reconocimiento de su piedad y brillantez como predicador, además de su capacidad administrativa, fue consagrado Obispo Metropolitano de Pentápolis, Sede Egipcia de la Libia Oriental, por el Patriarca Sofronio de Alejandría y Todo África, el 15 de Enero de 1889. Esto sucedió en su diócesis, la Iglesia San Nicolás de El Cairo. 
Sirvió como Obispo en El Cairo por un año, y fue injustamente destituido de su puesto por clérigos que envidiaban su popularidad con la gente, inventando mentiras sobre él. El Patriarca Sofronio se negó a escuchar a San Nectario, quien fue expulsado de Egipto en 1890, sin pruebas ni explicación, y nunca se le dio una oportunidad para defenderse. Sin embargo, el santo les perdonó.
Tras su destitución, volvió a Grecia en 1891, donde fue nombrado predicador en la jurisdicción de Eubea, isla griega al norte de Atenas, donde sirvió por dos años y medio. En 1893 fue transferido a parte de la Grecia continental, al oeste de Atenas, donde sirvió como predicador con la misma gran eficacia que tuvo en Eubea.
 




San Nectario el Milagroso de Égina


 
 
 
En 1894 fue nombrado director de la Escuela Eclesiástica Rizarios en Atenas, donde su servicio fue ejemplar durante quince años. En ese tiempo desarrolló muchos cursos de estudio, y escribió numerosos libros, todo mientras predicaba mucho por todo Atenas. Citar aquí que, como hombre de extrema humildad, no queriendo herir a nadie, y encubriéndoles cuando fuese necesario, cuando en alguna ocasión que los servicios de la escuela no eran limpiados por el que le correspondía, él se encargaba de tal tarea. Éste y otros muchos sucesos similares son bien conocidos por los habitantes de Grecia, que le aman mucho.
En 1904, a petición de varias monjas, estableció un monasterio para ellas en la isla de Egina, que recibió el nombre de "Monasterio de la Santísima Trinidad".
En Diciembre de 1908, a la edad de 62 años, San Nectario renunció a su cargo de Director de la Escuela Teológica Rizarios de Atenas y se retiró al Convento de la Santísima Trinidad en Egina, donde vivió el resto de su vida como un monje. Escribió, publicó, predicó y escuchó confesiones de los que venían desde cerca y lejos solicitando su perspicacia espiritual. 





Monasterio de la Santísima Trinidad, Egina, Grecia



 
 
Mientras estuvo en el monasterio, cuidó los jardines, acarreó piedras y ayudó con la construcción de los edificios del monasterio que fueron edificados con sus propios fondos. Sufrió numerosas tentaciones, enumeraremos alguna, como cuando le acusaron de tener hijos con las mismas monjas y arrojarlos a una fuente del lugar. Acudieron incluso autoridades para investigar el caso. También quiso construir una iglesia sobre un terreno que antes había pertenecido a una mujer adúltera. Los enemigos de Dios le acusaron de haber mantenido relaciones con tal señora, y la iglesia finalmente no fue construida.  Tal era la santidad de Nectario, rodeado de un mundo caído y perverso.  
San Nectario durmió en el Señor al atardecer del 9 de Noviembre de 1920, el día después de la conmemoración de los Arcángeles San Miguel y San Gabriel, tras su hospitalización por cáncer de próstata. Su cuerpo fue llevado al Convento de la Santísima Trinidad, donde fue enterrado por un Hieromonje llamado Sabas, quien más tarde pintó el primer icono de San Nectario.
 
 
 
 
Venerable Sabas de Kalimno

 
 
 
Al funeral de San Nectario asistió una gran multitud de personas de todas partes de Grecia y de Egipto. 
Mucha gente consideró a San Nectario como santo durante su vida a causa de su pureza de vida, sus virtudes, el carácter de sus publicaciones, además de los milagros que él realizó; y sobretodo, su humildad. Además San Nectario tenía un don único del conocimiento.
Algunos años después del bendito descanso de San Nectario en la mañana del 9 de noviembre de 1920, como es costumbre en, su tumba fue abierta para sacar las reliquias. Cuando abrieron la tumba (el 3 de septiembre de 1923), pudieron ver que el santo estaba entero e incorrupto y desprendía una dulce fragancia. Ni siquiera sus vestiduras habían sufrido por la corrupción.
 





Dormición de San Nectario el Milagroso, Obispo de Pentápolis



 
 
Estaba como si se hubiera dormido y hubiera sido enterrado aquel mismo día. No dijeron nada al pueblo de Egina, porque ya había obrado muchos milagros y se había vuelto muy querido, por lo que una gran multitud se había reunido (incluso venidos desde Atenas y de otros lugares donde era conocido) para la apertura de su tumba. Así, muy de mañana, cuando terminó la Divina Liturgia, empezaron a abrir la tumba. Al mismo tiempo había un taxi llegando por el camino hacia el monasterio. Dentro estaba una mujer que había estado haciendo turismo. No era una mujer de buena reputación, sino de mala reputación y muchos pecados. Tan pronto como se acercaban al monasterio de la Santa Trinidad, apareció tal fragancia en el aire que le dijo al conductor: “Pare, ¿qué es esa fragancia?”. Así que paró y miraron alrededor. 










“¡Oh!”, respondió el conductor, “este es el monasterio de San Nectario. Qué más puede ser esa fragancia, sino la que proviene de su tumba que están abriendo hoy. Muchas veces surgía una fragancia similar de su cuerpo, antes de su dormición. Después de ésta, surge algunas veces incluso de la tumba”. Inmediatamente la mujer abrió la puerta del taxi y corrió para ver. Llegó al monasterio en el mismo momento en el que la tumba fue abierta y las reliquias estaban siendo extraídas. Estaba muy conmovida por este hecho y por el olor de esta fragancia.
Empezó a llorar y a confesar públicamente sus pecados. Así, fue corregida y se volvió una prudente mujer cristiana en su forma de vida. En aquel momento telegrafiaron a Atenas, al arzobispo Crisóstomo Papadopoulos, y vino a la isla para ver las reliquias por sí mismo. Tras examinarlas, aconsejó irreverentemente a las monjas dejar las reliquias al sol y al aire durante dos o tres días y entonces volver a enterrarlo para que se disolviera… Las monjas, temiendo la censura del arzobispo y también siendo sencillas, hicieron lo que se les dijo. Durante dos días lo pusieron fuera, al sol y al aire, y lo volvieron a enterrar. Pero pasados un mes o dos abrieron la tumba una segunda vez y sacaron las reliquias que aún estaban incorruptas y las pusieron en un sarcófago de mármol.





Monasterio de la Santísima Trinidad en Égina, con el Santo Cráneo (izqda.)
y otras Santas Reliquias (dcha.)




En 1934, catorce años después del reposo del santo, un médico vino de un pueblo a caballo y quedó atrapado por una lluvia muy intensa en la zona del monasterio. Bajó de su caballo y fue a resguardarse bajo un árbol. Estaba lloviendo tan copiosamente que vio que no podría moverse de allí durante mucho tiempo. Así, decidió que como no había nadie cerca, podría ir al monasterio. Había conocido al santo padre Nectario mientras vivía, pero siendo un hombre que no creía mucho en estas cosas, no reverenciaba mucho al padre. Así que fue y llamó al monasterio, y las monjas abrieron para cobijarlo durante la noche. Era de noche, y no podían tener a ningún hombre dentro del monasterio, incluso al sacerdote, pues está prohibido por los cánones, pero tenían un pequeño recinto fuera para huéspedes. Pero como las puertas del monasterio aún no estaban cerradas, quiso investigar sobre lo que había escuchado de los milagros y las reliquias incorruptas, ahora que había llegado allí. 




La Theotokos-Madre de Dios, dictándole himnos al Santo



 
Así que fue, mientras aún había luz, a donde estaba el sepulcro fuera de la iglesia. Empezó a quitar la pesada losa de mármol que estaba encima, ya que no estaba sujeta de ninguna forma. Tiró de ella hasta la cintura del santo. En aquel mismo momento vino una monja y empezó a gritar: “¿Qué está haciendo aquí? ¿Qué está haciendo, abriendo la tumba de nuestro padre?”. Y él contestó: “Sólo quería echar un vistazo”. “Pero no tiene permiso”, insistió ella, y empezó a alborotarse. Pero, mientras tanto, él investigaba las reliquias. Entonces, cerraron la tumba de mármol de inmediato. Más tarde este hombre manifestó: “Estaba totalmente asombrado de ver que era el padre Nectario al que todos conocíamos y que aún podía ser reconocido por su rostro y su expresión. Incluso su barba estaba intacta. Tiré de algunos cabellos de su barba, pero no se desprendían. Toqué su mano y pude comprobar que era su piel. Había permanecido muy bien sobre sus huesos (no había demasiada carne) y no se había deteriorado. Podía ser reconocido por cualquiera que lo hubiera conocido cuando estaba vivo”. 
Por la voluntad de Dios, años después se disolvieron las reliquias del santo *0, y lo que tenemos ahora son sus santos huesos. Incluso han recubierto la mitra del santo en Egina. La parte superior se abrió para que se pudiera besar la corona de su cabeza. Las otras partes de sus reliquias, que desprenden mucha fragancia, están puestas en una urna de plata.
 




San Nectario enseñando a los alumnos de la Escuela de Rizario, Atenas.



 
Soportó una vida de oprobios, persecuciones y falsas acusaciones. Pero Dios lo ha glorificado, y han abundado los milagros tras su partida, para los que se acercan a sus reliquias con fe o para los que confían en su poderosa intercesión. Su cuerpo permaneció incorrupto durante más de veinte años, destilando una delicada y celestial esencia, y entonces regresó a la tierra de la forma más usual. Sus reliquias fueron impregnadas fuertemente con el mismo perfume en el momento de su traslado en 1953. Esta fragancia ha continuado desde entonces regocijando a los fieles que acuden a venerar sus preciosas reliquias con la seguridad de que San Nectario ha sido recibido por Dios en la morada de los justos. Su veneración fue formalmente reconocida en 1961.El reconocimiento Oficial de Nectario como Santo por parte del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, tuvo lugar el 20 de Abril de 1961.  La lista de sus milagros crece cada día, y su santuario de Egina se ha convertido en el lugar de peregrinación más popular de Grecia.

Su oficio fue escrito por el Padre Gerásmo, monje del Skete Menor de Santa Ana de Monte Athos.
La fiesta de San Nectario se celebra cada año el 9 de Noviembre (22 de Noviembre según el calendario Juliano). 
Ha habido más de dos mil milagros atribuidos a la intervención de San Nectario, y sigue habiéndolos.
 
 
 
 
 
San Nectario componiendo el Teotokarion

 
 
 
San Nectario y la Iglesia del Vaticano
 
Por el metropolitano Atanasije Jevtic, anteriormente de Zahumlje y Herzegovina
 

San Nectario fue el obispo que correctamente divulgó y predicó la palabra de verdad, como dice el Apóstol Pablo. Así que tenemos todas las razones para analizar su vida e imitar su fe ortodoxa, porque solo entonces también divulgaremos correctamente las palabras de la teología y caminaremos con él junto con todos los santos.

[...]

San Nectario ya había comenzado a escribir su obra histórica Estudio histórico sobre las causas del cisma en 1895, cuando el Papa Pío IX (1846-1878) - y más tarde el Papa León XIII (1878-1903) -, queriendo convocar el Concilio Vaticano I , envió un mensaje a los Patriarcas de Oriente para que se unieran a la Unia y por lo tanto a la Iglesia Papal, que básicamente significaba estar sujeta al Papa de Roma. Los Patriarcas de Oriente respondieron con la famosa Epístola que todos deberían leer también hoy. Nuestro Santo, por lo tanto, comenzó a publicar su estudio al Sagrado Syndesmos, cuyo primer volumen salió en 1912 y luego el segundo volumen. Dos años antes había mantenido correspondencia con el abad del Santo Monasterio de Santa María en Grottaferrata, Meletios Zesonis, quien, creo, debía ser uniato griego y quería publicar un periódico Roma e l'Oriente, que apuntaba hacia "el Dios -agradable unión de la Iglesia griega oriental con el occidente romano”, como escribió el Santo en su carta.
 
 
 






[...]

San Nektario dice lo siguiente en su carta:

    "...ha llegado el momento de la reconciliación y la unión y la acción conjunta contra todos aquellos que luchan contra la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Pero creo que para lograr este objetivo deseado, primero debe haber comunicación no a través de cartas, sino por la palabra hablada".


En otras palabras, se refiere al diálogo y continúa refiriéndose al Patriarcado Ecuménico, que iniciará el inicio de este para que se produzcan más discusiones.

Importantes son sus observaciones al final de la carta:

    “…es cierto que se han dicho y escrito muchas cosas poderosas, pero ninguna de ellas es adecuada… Creo que este tema sólo debe estudiarse históricamente, críticamente y con ganas y sinceridad de trabajar para encontrar la verdadera causa del Cisma."


En su libro, su estudio histórico, parece que el Santo tenía estas cualidades. Me impresiona cómo estudió tantas fuentes y llegó a conclusiones a las que estamos empezando a llegar en nuestro tiempo y están siendo registradas por grandes historiadores de la Iglesia en relación a la evolución del Cisma.

El Santo parte del principio, del tiempo de los Apóstoles, y dice que allí se encuentran los orígenes iniciales para la verdadera organización de la Iglesia. Aquí se podría decir también que las exigencias personales, las aspiraciones y el amor a la autoridad jugaron probablemente un papel entre ciertos obispos de Roma en los primeros siglos de la Iglesia. Un ejemplo es el caso del Papa Víctor de Roma (finales del siglo II), quien respondió a la división de su propia diócesis, como señala el profesor Vlasios Pheidas, porque muchos cristianos venían de Oriente con costumbres de la Iglesia asiática para celebrar Pascua a diferencia de la forma en que fue celebrada por la mayoría de las Iglesias y Roma.

Y luego, dice nuestro Santo, hubo pretensiones y ambiciones de primacía, como la del Papa San León en la época del Cuarto Sínodo Ecuménico. El Santo anota en su libro: "Si un santo manifiesta ambiciones de primado, ¿qué harán los demás?". [...] El Santo revela la conciencia eclesiástica de la iglesia primitiva, cuando el Apóstol Pedro no tenía el primado ni era el fundador de la Iglesia de Roma, porque los Apóstoles no eran Obispos de ciertas ciudades -dice el Santo- y por tanto, la ambición de los Papas, "la autocracia y la hegemonía", como él la llama, no puede apoyarse en Pedro. "Si las calificaciones de Pedro", la primacía del poder valorada por la Iglesia Católica Romana, "fueran ciertas, el espíritu del Evangelio sería muy problemático e ininteligible, porque mostraría confusión de sentido y conflicto de autoridad; el principio de la igualdad sería inconcebible, una igualdad hacia la humildad, y el principio de desigualdad alcanzaría la hegemonía y la arrogancia”.

El Santo se refiere además a los libros del Nuevo Testamento ya Pablo y dice muchas cosas con respecto a la unidad de la Iglesia, el liderazgo y el fundamento de la Iglesia. El Santo dice:

    “La unidad de la Iglesia no se funda ni se basa en la persona de uno de los Apóstoles, sino en la persona de nuestro Salvador Jesucristo, que es la cabeza de la Iglesia, que es una en espíritu, una en fe, esperanza, amor y adoración".


Y podríamos referirnos a muchas más cosas, pero nos limitaremos al siguiente pasaje del Manual Sacerdotal de San Nectario:

“En cuanto a la autoridad y poder de todos los Apóstoles hemos deducido que todos los Apóstoles tenían potestad para fundar y levantar Iglesias, perfectamente completas, independientes y autocéfalas [
con el significado completo de católica], y las afirmaciones planteadas por la Iglesia Occidental de que el Obispo de Roma es el sucesor del jefe de los Apóstoles Pedro es injustificado y negado por el resto de los Apóstoles, el oficio Apostólico, el poder y la gracia del Espíritu Santo, y sus ordenaciones de Jerarcas y liturgistas de los Divinos Misterios de la Iglesia. [...] Todos los Obispos tienen igualdad de honor entre sí, como iguales y sucesores del oficio apostólico".
 
 
 
 

 
 
 
 
Luego procede a la institución de los Sínodos como expresión de la unidad de la Iglesia y de las Iglesias, que es muy importante. El Santo registra lo que vemos en la teología y eclesiología ortodoxa contemporánea. Las Iglesias, todas ellas completas y católicas en sí mismas, se permitieron por amor deliberado someterse a la institución de los Sínodos. Celebra mucho los Sínodos y se remite a textos como Polícrates de Éfeso y la Epístola del Sínodo de Cartago del año 418 a Celestino de Roma, donde se subraya que "Dios no dio a una sola comunidad [una iglesia] o a una sola persona la gracia del Espíritu Santo, sino a todos los que creen y están unidos en el nombre de Cristo y están reunidos en el Sínodo".

En su obra Los Sínodos Ecuménicos de la Iglesia de Cristo, nuestro Santo trata extensamente de los Sínodos de la Iglesia divinamente reunidos, de los cuales mencionaremos sólo los siguientes: los Sínodos Ecuménicos tenían como criterio no un pontífice, sino el Espíritu Santo y verdad.

[...]

Nuestro Santo pasa entonces al período de San Fotio. El Santo ha escrito muchas cosas sobre San Fotio. Hubo un grave error de los historiadores que dijeron que se había producido un segundo cisma en la época de Fotio y que finalmente nunca fue restaurado, pero el Santo encontró documentos y los publicó mucho antes de que Francisco Dvornik afirmara que Focio había sido restaurado a la unidad de la Iglesia. , que continuó hasta la época de las Cruzadas.
 
[...]

San Nectario ve la gran evolución del papado en Occidente dentro de las Pseudo-Decretales, en la Donación de Constantino, las Pseudo-Isidoreanas Decretales y el Decretum Gratiani del siglo XI, que superó todos los límites para la evolución, porque llegaron para garantizar el apoyo a la primacía papal supernovedosa y la institución del papado que ha entrado en la conciencia de Occidente, mientras que en Oriente no se prestó mucha atención a este cultivo.

San Nectario continúa hablando de la infalibilidad papal. Demuestra que el Papa es cualquier cosa menos infalible, como, por ejemplo, el obispo Calixto de Roma en el siglo III que era sabeliano, y subraya el peligro del sabelianismo incluso hasta el tema del Filioque, que subraya como un "Semi-Sabelianismo", que también decía San Focio en su Mistagogía sobre el Espíritu Santo. En otras palabras, es una acentuación de la unidad de la esencia de Dios sobre las tres Personas y la Monarquía del Padre.

En el siglo IV tenemos el caso del no infalible Papa Liberio que firmó como arriano.[...] También tenemos el caso del Papa Honorio en el siglo VII, quien fue condenado por el Sexto Sínodo Ecuménico como monotelita hereje, y esto fue aceptado por su sucesor el Papa León II en 682-683. Por lo tanto, no hay un sustento teológico ni histórico que demuestre que el Papa es infalible.
 
 
 
 


 
 
 
El Concilio Vaticano (1870) enfatizó mucho la infalibilidad del Papa al punto que dijo que el Papa incluso "sin la Iglesia" y "sin su consentimiento" es infalible ("ex sese et non ex consensu Ecclesiae"). Aunque San Nectario no afirma que el Papa suprima la Iglesia con el Concilio Vaticano, escribe hermosos comentarios en su obra Sobre los sínodos ecuménicos. Es característico que el Santo no esté dominado ni por el celo ni por la indiferencia. Y en nuestro tiempo, hoy, debemos tener mucho cuidado en estos puntos para que no se cultive la opinión de que solo los fanáticos son malvados y no tienen amor. Porque incluso los otros, los llamados ecumenistas, no tienen amor verdadero cuando hablan de amor sin amor a la verdad. Esta polarización no es buena.

San Nektario enfatiza que el amor lo es todo. El dogma no es suficiente. Si uno odia a un hereje, su espíritu y disposición son los culpables. El Santo, sin abolir el amor, considera la eclesiología papal como una especie de institución filosófica, una teoría filosófica que acepta a Dios como Creador del mundo, pero no como Superintendente. La Iglesia Papal pone a Cristo mismo en segundo lugar. Esto ha sido enfatizado por toda la Iglesia Ortodoxa dentro de las epístolas de los Patriarcas del Este, y también fue enfatizado dentro de la teología serbia por el P. Justin Popović. El Papa desplaza a la Iglesia como Cuerpo de Cristo y Comunión del Espíritu Santo, y viene a dominar, mientras que Cristo se encuentra en algún lugar atrás, y el Espíritu Santo no tiene Su lugar central divinamente preparado. Florovsky dijo que la eclesiología de Roma es ciertamente defectuosa, pero aún más su cristología. Y San Nectario, sin decirlo palabra por palabra, lo dice en serio: cómo su rechazo de Cristo y su sustitución por el Papa es una negación de Cristo como el Origen y Cabeza y Piedra angular de la Iglesia, como el Primogénito entre muchos hermanos.

[...]

La consumación del Cisma finalmente tuvo lugar con la imposición de los Cruzados, especialmente en la Cuarta Cruzada, cuando la Jerarquía Ortodoxa fue desplazada con violencia. Por eso Pedro de Antioquía en el siglo XI, cuyo espíritu alaba San Nectario, fue a pacificar a Cerularios refiriéndose sólo al problema del Filioque y el primado; y mientras Occidente continuaba la tradición sinodal en Piza, Constanza y Basilea, Florencia puso fin a ésta, porque abolió la sinodicidad y ordenó el cargo papal. La tradición sinodal no se mantuvo en Occidente, porque una característica de un verdadero Sínodo no es sólo que sea fiel a los anteriores, sino que sean aceptados por la Iglesia, desde el cuerpo vivo, el pueblo de Dios. San Nectario escribe:

    "La cuestión del primado del Papa es el tema principal del Cisma.[...] El Cisma se produjo debido a la exigencia de los Papas de sumisión a la Iglesia Universal, la Iglesia una, santa, católica y apostólica, al obispo de Roma: en esto radica la causa del cisma, que es verdaderamente muy grande, porque subvierte el espíritu del Evangelio, y las palabras más importantes del dogma, porque es una negación de los principios del Evangelio. "







Concluye que es una negación de los principios del Evangelio y una negación de la sinodicidad de la Iglesia. Cristo organizó Su Iglesia y el Papa la volcó, haciéndola pobre y unilateral, en su autocracia. Es una negación del Cuerpo de Cristo mismo, su realidad que guía al Espíritu, y que Cristo es su Centro y Cabeza.

Los textos del Santo son muy importantes. No están escritos con odio, sino que son una expresión del amor y el cuidado de San Nektario y provienen de un estudio importante, de un hombre que realmente quería el diálogo:

    “Por el dogma de la infalibilidad la Iglesia occidental ha perdido su libertad espiritual, su ornato, ha sido profundamente desplazada, privada de las riquezas de la gracia del Espíritu Santo, la presencia de Cristo. De espíritu y alma se convirtió en cuerpo.[...] Me duele de corazón desde lo más profundo esta injusticia a la Iglesia.[...] Ruego que la mente y el corazón de Su Beatitud el Pontífice sean iluminados por el Espíritu Santo, que honre a la Santa Iglesia Católica, a la que depuso como si no fuera beneficiosa".


El dolor del Santo es grande por la caída y el no arrepentimiento de Roma. Dice en su libro: “Como han puesto en primer lugar la primacía, la autoridad de Pedro, quisiera que tuvieran en primer lugar el arrepentimiento de Pedro para que se cumpla el Evangelio, para que la Iglesia sea verdaderamente evangélica”.

San Nectario domina como ejemplo de erudito serio, hombre que no tiene odio, tiene discernimiento, y al que le duele la pérdida de Roma, que San Gregorio Palamás asemeja a la caída de un elefante, que cuando cae no puede alcanzar arriba por su cuenta. Dice expresamente que o debemos sacrificar lo que tenemos de Cristo y de los Santos Apóstoles, o el Papa debe sacrificar lo que es, con las innovaciones a la fe como el primado y la infalibilidad. El Papa, dice el Santo, nos ha hecho un favor al obligarnos a permanecer en nuestras doctrinas, nuestras costumbres y nuestro vitus Bizantium. Con estos pensamientos nos da algo que no tenemos necesidad de que nos den, ya que nuestra Iglesia, la Iglesia Apostólica de Dios, perdería su libertad.

Sin embargo, el Santo siente dolor por el hecho de que la Iglesia ortodoxa no puede salir de su base, de su guía de la verdad y el Consolador de la Iglesia, el Espíritu Santo. Cerca del Santo se siente confiado. Porque vive la verdad de la Ortodoxia, y por eso pudo dar los pasos adecuados hacia Occidente. Si San Nectario estuviera hoy con nosotros, participaría en los diálogos, aunque como prelado activo fue rechazado, incluso sin ningún arrepentimiento por parte de sus perseguidores.
 
 
 
 


 
 
Es evidente la generosidad de san Nectario hacia la Iglesia romana, pero sólo llega hasta donde no traiciona lo que no es suyo, pues no tiene derecho a traicionarlo porque son de Cristo. Si lo hiciera, sería como si estuviera traicionando la esperanza y la salvación del mundo mismo, que es la Verdad de Dios, la Iglesia de Cristo, la gracia y la vida eterna del Espíritu Santo. Con el papismo, escribe el Santo, “la Iglesia corre el peligro de pasar de ser una Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, a una Iglesia romana o más bien papal, declarando no las cosas que venían de los Santos Apóstoles, sino las doctrinas papales. " Y añade al final:

"Que Dios juzgue entre nosotros y ellos".

Fuente: Del libro San Nektario: Padre Espiritual, Líder Eclesiástico Monástico. Actas de la Conferencia científica teológica interortodoxa sobre el quincuagésimo aniversario (1846-1996) del nacimiento de San Nectario de Egina, 21-23 de octubre de 1996. Traducción del griego al inglés por John Sanidopoulos, y del inglés al español por el equipo de La Ortodoxia es la Verdad.
 
 


La maldición de San Nectario y el equipo de fútbol del Sevilla

Todo comenzó en la temporada de fútbol de 1970-1971, cuando Dan Georgiadis, un ex-futbolista griego que había jugado en el Panathinaikos y ahora era entrenador, tuvo la inspiración de traer el equipo de fútbol de Sevilla (Sevilla), de España a Atenas para una serie de partidos amistosos con AEK. En ese momento el equipo de fútbol de Sevilla era uno de los equipos más fuertes no solo de España sino de toda Europa. 
Georgiadis, que también era un hombre cosmopolita y políglota que sabía siete idiomas, y que instalaba pupitres en sus vestuarios para enseñar técnicas dde relajación a sus jugadores, aprovechó la visita de los españoles, por lo que entre otras cosas incluso los llevó a ver la Acrópolis de Atenas. 






Durante toda la visita de los españoles a Grecia, Georgiadis les hablaba a menudo de los milagros de San Nektarios, por lo que decidió organizar una excursión a la isla de Egina para visitar el Monasterio de San Nektarios, que es donde se encuentra su tumba. 
Ahora Georgiadis había dado la impresión de que cuando los futbolistas sevillanos llegaron al monasterio, estaban a punto de ver una impresionante y magnífica estructura, como la Basílica de la Macarena de Sevilla. Pero como dice la leyenda, cuando los jugadores llegaron al monasterio de Egina, no quedaron impresionados, acostumbrados a ver las grandes iglesias de España, y bromearon sobre ello con Georgiadis con una risa colectiva. (Cabe señalar que en 1970-1971, el Monasterio de San Nektarios no era tan grande como lo es hoy.) 





Dan Georgiadis


Esto enfureció y molestó a Georgiadis, quien estaba asombrado por su falta de respeto, hasta el punto de que se dice que les dijo que sus palabras regresarían a ellos para morderlos. Entonces, cuando el equipo de fútbol de Sevilla regresó a España, comenzó su camino cuesta abajo, disminuyendo constantemente durante el resto de la temporada. 
Poco después, el equipo comenzó a hablar de una "maldición de San Nektarios" que le ocurría al equipo, por la forma en que se comportaron con su monasterio. Y que no quede ninguna duda, que en Sevilla se tomó muy en serio esta maldición. Creyeron que era el responsable de derribarlos a Segunda División, perpetrando una de las rachas negativas más prolongadas de la historia del fútbol español.
Esta maldición ensombreció a la selección de fútbol de Sevilla durante 25 años, sin un final a la vista, lo que la convirtió en una fuente de frustración para los jugadores y la aficción. Fue entonces cuando Antonio Leal González decidió hacer algo para eliminar esta maldición de su equipo. 




Equipo de Sevilla, temporada 1970-1971



1995 fue uno de los peores años para el equipo y por eso estaban perdiendo mucho dinero en patrocinios. Antonio Leal González era hijo del Dr. Antonio Leal Graciani, quien había sido el líder médico del equipo durante la década de 1970. Encontró una oportunidad a finales de octubre de 1995, cuando la Copa de la UEFA estaba en juego en un partido entre el Olympiacos y el Sevilla en Atenas. En este momento visitó Egina después de 25 años para hacer una ofrenda homenaje a San Nektarios con el fin de levantar la maldición del equipo sevillano.
González llegó a Egina y tomó un taxi hasta el Monasterio de San Nektarios. Tras subir el cerro hasta el monasterio, entró en la capilla que contenía los restos del Santo. Allí depositó un ramo de flores bajo su icono. Con la esperanza de que esto fuera suficiente, regresó a Atenas. 
El día siguiente fue el partido por el campeonato. Justo cuando parecía que se había perdido toda esperanza, el equipo sevillano salió victorioso en el último momento. Lo que siguió fue la conquista de una Copa de España, una Supercopa, cuatro Eurocopas / UEFA y una Supercopa de Europa. Y hasta el día de hoy en casa, en todos los partidos importantes que juegan (especialmente los de la Europa League) los jugadores comparten tragos y alegría con San Nektarios (como se ve en la foto de arriba), para no ofenderlo más.


NOTA:

* No dejan de ser curiosos estos sucesos, provenientes de uno de los santos más gandes de todos los tiempos. Durante toda su vida fue calumniado, algunas veces con muy graves acusaciones, sin embargo él siempre les perdonó de todo corazón. Quizás la reprimenda viniese de más arriba, Quien, como fuente del amor y en quien no tiene lugar el mal, nos corrige como a sus hijos en vistas a nuestra salvación.
 









Decisión del Santo Sínodo del Patriarcado de Alejandría y Toda África.

(dirigido a San Nectario, pidiéndole perdón, 78 años después de su dormición en el Señor)


« Alejandría, 15 de Septiembre de 1998.

 El Espíritu Santo ha iluminado a los miembros reunidos del Santo Sínodo del Patriarcado de Alejandría y Toda África, bajo el liderazgo de S.B. Pedro VII, Patriarca de Alejandría y Toda Africa, a más de un siglo desde que San Nectario, el gran Maestro y Padre de la Santa Iglesia Ortodoxa de Oriente, fuera expulsado de la Iglesia de Alejandría, para alcanzar la siguiente decisión:

Tomando en cuenta la resolución de la Iglesia de ubicar a San Nectario entre los santos, debido a sus innumerables milagros y su aceptación dentro de la conciencia religiosa de los cristianos Ortodoxos a través del mundo, apelamos a la misericordia de Dios, siempre caritativo. Nosotros, por este medio, restauramos el orden eclesiástico del Santo de nuestro siglo, San Nectario, y le concedemos todos los créditos y honores debidos. Suplicamos a San Nectario que perdone tanto a nosotros, indignos como somos, y a nuestros predecesores, nuestros hermanos en el Trono de Alejandría, por la oposición al Santo y por todo lo que, debido a la debilidad o error humano, sufrió nuestro Santo Padre, Obispo de Pentápolis, San Nectario.

PEDRO VII, Por la Gracia de Dios Patriarca de Alejandría y Toda África.»


  






ESCRITOS DE SAN NECTARIO

El cristianismo

La religión cristiana no es un sistema filosófico sobre el cual los eruditos y los instruidos en estudios metafísicos discuten y más tarde adoptan o rechazan, según sus propias opiniones. Es la fe, establecida en las almas de los hombres, la fe que debe ser extendida a todos y guardada en las conciencias.
Hay verdades en el cristianismo que están fuera del alcance de la comprensión intelectual, que no pueden ser comprendidas por la inteligencia limitada del hombre. Nuestra inteligencia toma conocimiento de ellas, se convence de su realidad y testifica sobre su existencia sobrenatural.
El cristianismo es una religión de revelación. El Divino desvela su gloria solamente a los que se perfeccionan por la virtud. El cristianismo enseña la perfección por la virtud y pide que sus fieles sean santos y perfectos. Desaprueba y se opone a los que están bajo la influencia de la imaginación. El que es verdaderamente perfecto en la virtud sobrepasa, con la ayuda divina, la carne y el mundo y entra verdaderamente en otro mundo, un mundo espiritual; sin embargo, no por la imaginación, sino por el don de la gracia divina. Sin gracia, sin revelación, ningún hombre, incluso el más virtuoso, puede trascender la carne y el mundo.
Dios se revela a sí mismo a los humildes que viven según la virtud. Los que se alzan con las alas de la imaginación emprenden el vuelo de Ícaro y tienen el mismo fin. Los que se alimentan de fantasías no rezan, pues el que reza eleva su espíritu y su corazón hacia Dios, mientras que el que se vuelve hacia la imaginación se pierde a sí mismo. Los que están dominados por su imaginación se extravían de la gracia de Dios y del reino de la revelación divina. Han abandonado el corazón, donde la gracia se revela, y se han hecho esclavos a sí mismos de la imaginación, la cual está desprovista de toda gracia. Solo el corazón recibe el conocimiento de las cosas que no son apreciadas por los sentidos, porque Dios, que mora y obra en el interior del corazón, habla en él y le hace ver la sustancia de las cosas esperadas.
Busca a Dios todos los días. Pero búscalo en tu corazón, no en el exterior. Y cuando lo encuentres, guárdalo con temor y temblor, como los querubines y los serafines, pues tu corazón es convertido en el trono de Dios. Sin embargo, para encontrar a Dios, hazte humilde como el polvo ante el Señor, pues el Señor no soporta al orgulloso, mientras que visita a los que son humildes en su corazón, y he aquí porqué dice: “Al que yo mire, es al que es dulce y humilde de corazón”.
La luz divina ilumina el corazón puro y el intelecto puro, pues son aptos para recibir la luz, mientras que los corazones y los intelectos impuros, no siendo aptos para recibir la iluminación, tienen aversión a la luz del conocimiento, la luz de la verdad: aman la oscuridad… Dios ama a los que tienen un corazón puro, escucha sus oraciones, accede a sus peticiones que conducen a la salud, se revela a ellos y les muestra los misterios de la naturaleza divina.


La Iglesia

El término “Iglesia”, según la mirada ortodoxa estricta, tiene dos significados: uno de ellos expresa su carácter doctrinal y religioso, es decir, su esencia interior, personal y espiritual, y el otro expresa su carácter externo. Así, según la confesión ortodoxa, la Iglesia es definida de una forma doble: como institución religiosa y como comunidad religiosa (koinonia).
La definición de la Iglesia como institución religiosa puede ser formulada así: la Iglesia es una institución religiosa divina del Nuevo Testamento, fundada por nuestro Salvador Jesucristo, por la economía de su Encarnación, establecida sobre la fe en Él y la verdadera confesión, e inaugurada el día de Pentecostés por el descenso del Espíritu Santo sobre los discípulos y apóstoles de Cristo el Salvador, que los hizo instrumentos de la gracia divina para la perpetuación de su trabajo redentor. En esta institución está confiada la totalidad de las verdades reveladas; en el interior de ella obra la gracia divina por los Misterios (sacramentos); en ella son regenerados los que, con fe, se acercan a Cristo; en ella son preservadas la enseñanza y la tradición apostólica escrita y no escrita.
La definición de la Iglesia como comunidad religiosa puede ser formulada así: la Iglesia es una sociedad de hombres unidos en la unidad del Espíritu, con el lazo de la paz.
En un sentido cristiano más amplio, la Iglesia es la comunidad de todos los seres racionales y libres que creen en el Salvador y que comprende a los ángeles. Esta comunidad, como lo dice el apóstol Pablo, es el cuerpo de Cristo, la plenitud del que lo llena todo en todos (Efesios 1:10,20-23); esta comunidad incluye igualmente a los que han creído en Cristo antes de su venida y que constituyeron la Iglesia del Antiguo Testamento. Esta Iglesia fue guiada, durante el período de los patriarcas, por las promesas y la fe basadas en la revelación, y durante el período de Moisés y de los profetas, por la ley y las profecías.
La visión correcta de la Iglesia distingue entre la Iglesia combatiente y la Iglesia triunfante. La Iglesia es combatiente en tanto que lucha contra la maldad por el reino del bien, y es triunfante en el cielo, allí donde moran los coros de los justos que han luchado y se han hecho perfectos en la fe en Dios y en la virtud.





San Nectario (centro) en Eubea, 1909



La tradición

La Tradición sagrada es la Iglesia misma; sin Tradición sagrada la Iglesia no existe. Los que niegan la Tradición de la Iglesia niegan la Iglesia y la predicación de los apóstoles.
Antes de la redacción de las Santas Escrituras, es decir, de los textos sagrados del Evangelio, de los Hechos y de las Cartas de los apóstoles, y antes de que hubieran sido dispersadas a las Iglesias del mundo, la Iglesia se basaba en la santa Tradición.
Los padres de la Iglesia consideran la Tradición como la guía segura en la interpretación de las Santas Escrituras y absolutamente necesaria para comprender las verdades que contienen.
La Iglesia recibió mucho de las tradiciones de los apóstoles… La constitución de los oficios, particularmente de la Divina Liturgia, los santos misterios mismos y la forma de ejecutarlos, ciertas oraciones y otras instituciones de la Iglesia se remontan a la Tradición sagrada de los apóstoles.
En sus cánones, los santos concilios toman no solamente las Santas Escrituras, sino igualmente la Tradición sagrada como una fuente pura. Así, el Séptimo Concilio Ecuménico dice en su octavo canon: “Si alguien viola cualquier parte de la Tradición de la Iglesia, escrita o no escrita, sea anatema”.


Descubrir a Dios

El corazón puro percibe a Dios y lo descubre, mientras que el corazón fatuo no lo ve, incluso cuando se le indica.
Es evidente que la incredulidad es un fruto malvado de un corazón malvado; el corazón puro y sin argucia descubre a Dios en todo, lo discierne en todo, y cree siempre sin dudar en su existencia. Cuando el hombre de corazón puro ve el mundo de la naturaleza, es decir, el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas, y observa los sistemas que los constituyen, la multitud infinita de estrellas en el cielo, la innumerable cantidad de pájaros, de cuadrúpedos y de toda especie animal sobre la tierra, la variedad de plantas, la abundancia de los peces del mar, queda inmediatamente estupefacto y clama con el profeta David: ¡Cuán variadas son tus obras, oh Señor! Todo lo hiciste con sabiduría” (Salmos 103:24). Tal hombre, impulsado por un puro corazón, descubre a Dios igualmente en la gracia de la Iglesia de la cual, el hombre de malvado corazón se aleja. El hombre de puro corazón cree en la Iglesia, admira su vida espiritual, descubre a Dios en los misterios, en las alturas de la teología, en la luz de las revelaciones divinas, en las verdades de las enseñanzas, en los mandamientos de la ley, en el cumplimiento de los santos, en la buena obra, en cada don perfecto, y en general en la totalidad de la creación. Es justa, pues, la palabra del Señor en sus Bienaventuranzas con relación a los que tienen el corazón puro: “Bienaventurados los de corazón puro, porque verán a Dios” (Mateo 5:8).


El conocimiento de sí mismo

El conocimiento de sí mismo es el primer deber del hombre. El hombre, como ser racional, que goza de la libertad y siendo religioso, es un ser superior y fue destinado a ser como Dios, a cuya imagen fue creado, y es un participante de la bondad y la santidad divinas. Pero a fin de ser semejante a Dios, bueno y santo, y de comulgar con Él, el hombre debe, en principio, conocerse. Sin el conocimiento de sí mismo, el hombre se extravía en sus pensamientos, está dominado por diversas pasiones, es tiranizado por violentos deseos, se preocupa mucho con relación a las cosas vanas, y lleva una vida desordenada y distraída, errando en todo, tropezando a cada paso, y tropieza y cae, y es pisoteado. Cada día bebe el brebaje del dolor y de la amargura, llena su corazón de pena y amargura y vive una vida miserable.
El que no se conoce a sí mismo tampoco conoce a Dios. Y el que no conoce a Dios no conoce la verdad y la naturaleza de las cosas en general… El que no se conoce a sí mismo peca continuamente contra Dios y se aleja continuamente cada vez más lejos de Él. El que no conoce la naturaleza de las cosas y lo que son verdaderamente en sí mismas es incapaz de evaluar según su verdadero valor y distinguir entre lo que es vil y lo que es precioso, entre lo que no tiene valor y el objeto valorado. Por eso tal persona se pierde a si misma por la búsqueda de cosas vanas e insignificantes, y es despreocupado e indiferente con las cosas eternas y preciosas. El hombre debe desear conocerse a sí mismo, conocer a Dios, y comprender la naturaleza de las cosas tal y como son en sí mismas, y ser así la imagen y semejanza de Dios.
El que se conoce, conoce sus deberes consigo mismo, con respecto a Dios, su prójimo, y sabe que la piedad, la justicia, la verdad y el conocimiento deben ser para él, la medida de todos sus actos, los que conciernen a Dios, a su prójimo y a sí mismo… El que se conoce no se jacta, no se enorgullece, sino que ante todo conoce sus propias debilidades y sus faltas, se compara constantemente al prototipo ideal, hacia el cual debe dirigirse, siendo consciente de la distancia que le queda aún por recorrer.





Fotografía de San Nectario




El hombre

El hombre es un ser compuesto, hecho de un cuerpo terrestre y un alma celeste… El alma está estrechamente unida al cuerpo, y por tanto completamente independiente de él.
La existencia y la racionalidad del alma son testificadas por la conciencia, la conciencia de sí mismo, la perspicacia, la observación de sí mismo, las ideas, las aspiraciones espirituales, el amor a lo bello, al bien, a la verdad, a lo saludable, la aversión al mal, la distinción del bien y del mal y cualquier otra actividad espiritual.
El hombre no es solamente razón sino igualmente corazón. Los poderes de estos dos centros se ayudan mutuamente el uno al otro, hacen al hombre perfecto y le enseñan lo que no podría aprender nunca por la sola razón. Si la razón enseña sobre el mundo natural, el corazón nos enseña sobre el mundo sobrenatural… El hombres es perfecto cuando ha desarrollado a la vez su corazón y su intelecto; el corazón se desarrolla gracias a la religión revelada.
El hombre fue creado como ser religioso y social; estas dos son las características esenciales del hombre y virtudes inherentes en él. Su sociabilidad se hace absolutamente necesaria para su conservación, su desarrollo y su avance, mientras que su religiosidad es una consecuencia de su racionalidad, de su libre albedrío y de su adiestramiento de sí mismo.
Sin la religión, el hombre es un misterio incomprensible. Su existencia en la tierra como ser racional que tiene un libre albedrío y como ser autónomo está, sin la religión, vacía, porque la razón sin principios morales se convierte en un medio de corrupción de la imagen divina, un medio para destruir la belleza, el bien y lo verdadero. Sin religión el hombre se hace un poder antagonista, oponiéndose a la voluntad de Dios y combatiendo las leyes según las cuales el universo es conducido a un fin pre-ordenado.


La inmortalidad del alma

El alma racional del hombre tiene aspiraciones sobrenaturales e infinitas. Si el alma racional dependiera del cuerpo y muriera con el cuerpo, debería estar necesariamente sometida al cuerpo y seguirlo en todos sus apetitos. La independencia habría sido contraria a las leyes de la naturaleza y la razón, porque enturbia la armonía entre el cuerpo y el alma. Como dependiente del cuerpo, debería estar sometida al cuerpo y seguirlo en todos sus apetitos y deseos, mientras que, por el contrario, el alma amaestra al cuerpo, impone su voluntad al cuerpo. El alma subyuga y limita los apetitos y las pasiones del cuerpo, y los dirige según su voluntad. Este fenómeno se presta a la atención de cada hombre racional y el que es consciente de su propia alma racional es consciente del dominio del alma sobre el cuerpo.
El dominio del alma sobre el cuerpo está demostrado por la obediencia del cuerpo cuando es conducido con abnegación al sacrificio por las ideas abstractas del alma. El dominio del alma por el predominio de sus principios, ideas, y miras habría sido enteramente incomprensible si el alma muriera con el cuerpo. Pero un alma mortal no sería nunca elevada a tal altura, no sería condenada por sí misma a la muerte con el cuerpo por el predominio de las ideas abstractas que carecen de significación, ya que ninguna idea noble, ningún pensamiento noble y valiente tiene significación para un alma mortal. Un alma, pues, que es capaz de tales cosas, debe ser inmortal.


La vida después de la muerte

Los padres de la Iglesia Ortodoxa, teniendo las santas Escrituras por fundamento, enseñan que los que mueren en el Señor van a un lugar de reposo, según el texto del Apocalipsis: “¡Bienaventurados desde ahora los muertos que mueren en el Señor! Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus trabajos, pues sus obras siguen con ellos” (Apocalipsis 14:13). Este lugar de reposo es visto como el paraíso espiritual, donde las almas de los que han muerto en el Señor, las almas de los justos, gozan de las bendiciones del reposo, esperando el día de la recompensa y del premio de la santa llamada de Dios en Jesucristo.
Sobre los pecadores, enseñan que sus almas descienden al Hades, allí donde está el sufrimiento, el dolor y el gemido, esperando el día temible del Juicio.
Los padres de la Iglesia Ortodoxa no admiten la existencia de otro lugar intermedio entre el paraíso y el hades, ya que tal lugar no es mencionado en las santas Escrituras.
El juicio parcial, al que todos los hombres son sometidos tras la muerte, no es de ninguna manera un juicio completo y final. Así es como todos esperan a otro juicio, que será completo y final. En el juicio parcial, solamente el alma del hombre recibe su retribución, y no el cuerpo, aunque el cuerpo haya compartido con el alma sus actos, buenos y malos. Tras el juicio parcial, los justos en el cielo y los pecadores en el hades tienen solamente una prueba de la bienaventuranza o de los castigos que merecen. Luego, tras este juicio parcial, algunos pecadores serán aliviados del castigo y liberados del sufrimiento del hades, no a causa de sus propios hechos, sino por la oración de la Iglesia.
Su separación de Dios es el más doloroso de los sufrimientos de los pecadores, porque son privados de la participación en el Reino del cielo, de la bienaventuranza de los justos, y son expulsados a un estado de oscuridad. Además, prueban los remordimientos de su conciencia que, siendo expuestos contra sus pecados, los atormentan sin cesar como el gusano que no muere (Marcos 9:44), y están en compañía de los espíritus malvados. Se debe afirmar que los sufrimientos de los pecadores en el hades no son ciertamente idénticos para todos, sino que son proporcionales a los pecados de cada uno, como está indica en el Evangelio de Lucas: “Pero aquel servidor que, conociendo la voluntad de su amo, no se preparó, ni obró conforme a la voluntad de este, recibirá muchos azotes. En cambio aquel que, no habiéndola conocido, haya hecho cosas dignas de azotes, recibirá pocos. A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho le será demandado; y más aún le exigirán a aquel a quien se le haya confiado mucho” (Lucas 12:47-48).



"REZANDO EN RIZARIOS"


Los santos

Nuestra Iglesia honra a los santos, no como a dioses, sino como siervos fieles, como hombres piadosos y amigos de Dios. Alaba las luchas en las que se han aprestado y las obras que han cumplido para gloria de Dios con la acción de su gracia, de tal forma que todo el honor que la Iglesia les da se traslada al Ser Supremo, que vio sus vidas en la tierra con satisfacción. La Iglesia los honra conmemorándolos anualmente con celebraciones públicas y con la construcción de iglesias en honor a su nombre.
Los santos hombres de Dios, que han sido manifestados en la tierra por el Señor, han sido honrados por la Iglesia santa de Dios desde el principio en que fue fundada por Cristo el Salvador.
El honor dado a los santos es dictado por un sentimiento religioso elevado y por el ardor divino de un corazón fiel a Dios y que lo ama. Es una manifestación de la aspiración divina que lo llena para glorificar a Dios, mientras que Él, glorifica a su Iglesia militante. El honor dado da los santos es una expresión del amor de los fieles por ellos, considerando sus virtudes sublimes y sus grandes luchas, por las cuales han recibido la corona de la gloria imperecedera. El honor dado a los santos es una confirmación del amor que arde en nuestra alma para ascender a la altura de sus virtudes, que permanecen como ejemplos eternos para nosotros. El honor dado a los santos es un deber moral con respecto a ellos, por los beneficios que nos conceden. La negligencia de dar el honor y la veneración debida a los santos de Dios es impiedad, ingratitud e indiferencia, e indica una falta de aspiración a la perfección en la virtud.
Según la Tradición ortodoxa, la idea misma de la Iglesia contiene el dogma de la intercesión de los santos. Este dogma, universal en la Iglesia primitiva, era mantenido desde los orígenes como verdad cierta y siempre ha sido mantenido a lo largo de los siglos.
Invocando la intercesión de los santos, la Iglesia cree que los santos, que son interventores con el Señor por la paz del mundo y por la estabilidad de las santas Iglesias de Cristo, no cesan de interceder en la Iglesia celeste y triunfante. Escuchan las súplicas que les dirigimos y oran al Señor, siendo portadores de la gracia y de la misericordia del Señor.


El arrepentimiento

Dos factores están implicados en la salud del hombre: la gracia de Dios y la voluntad del hombre. Los dos deben funcionar juntos, para que la salud sea alcanzada.
La gracia no es saludable sin el consentimiento del hombre. Se debe volver al Señor su Dios y arrepentirse de los pecados. La gracia no desciende sobre el que está sometido al pecado, porque no hay ninguna comunión entre la luz y la oscuridad. A fin de salvar al hombre, la gracia debe encontrarlo puro, pues no se trata solamente de liberar al hombre de la esclavitud del diablo, sino también de la reconciliación con Dios, de la comunión con Él, de la edificación del hombre. Por esta razón, el bautismo del arrepentimiento (metanoia) es necesario, así como la pureza de vida y la preparación moral. El libre consentimiento del hombre es necesario, su movimiento espontáneo hacia Dios, su voluntad de volver a Dios, su entrada en el baño de la regeneración, a fin de ser lavado, santificado y salvado.
La penitencia es un Misterio por el cual, el que se arrepiente de sus pecados los admite a un padre espiritual nombrado por la Iglesia, que ha recibido la autoridad para perdonar los pecados. Recibe de este padre espiritual la remisión de sus pecados y es reconciliado con Dios, contra quien ha pecado.
El arrepentimiento es un baño que lava los pecados. Es un regreso de un estado contrario a la naturaleza a un estado según la naturaleza, del diablo a Dios, por la aspiración espiritual y los arduos esfuerzos. Es un regreso voluntario de la ofensa a lo que es bueno, y de lo que es contrario a la ofensa.
El arrepentimiento significa pesar, cambio de espíritu. Las señales de distinción del arrepentimiento son la contrición, las lágrimas, la aversión al pecado y el amor al bien.


La virtud

Debemos hacer todo lo que podamos para adquirir la virtud y la sabiduría moral (phronesis), pues el premio es hermoso y la esperanza grande.
La vía de acceso a la virtud es una vía de esfuerzo y trabajo: “Porque angosta es la puerta y estrecho el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo encuentran” (Mateo 7:14), mientras que la puerta del vicio es amplia y el camino espacioso, pero conduce a la perdición.
La virtud es la realización de la ley divina. San Basilio el Grande escribe: “La virtud es la acción de evitar el mal y hacer el bien”. El que participa en la verdadera virtud participa de Dios mismo, porque Dios es enteramente virtud. San Basilio dice: “De todas nuestras posesiones, la virtud es la única que no puede ser quitada; la virtud permanece con nosotros en esta vida y después de la muerte”.
La fe la esperanza y la caridad son los mandamientos esenciales que Jesús nos ha enseñado. Son las virtudes fundamentales del cristianismo, reveladas al mundo por Dios. La fe es la fuente primera de la virtud y la fuerza. La esperanza es consuelo, alivio, sostén de los que se afligen, arrancándolos del abismo de la desesperación, y un alejamiento del alma sobrecargada por el peso de las injusticias del mundo y de las desgracias pesadas y violentas: “Venid a Mí todos los agobiados y los cargados, y Yo os haré descansar” (Mateo 11:28). El amor es el lazo que unifica la sociedad y la fraternización de toda la humanidad. Es el fundamento de la bondad de los hombres así como de todas las virtudes. Es la escalera que eleva al hombre a la perfección, transformándolo en imagen y semejanza de Dios.
El amor de Dios es conocimiento de Dios, pues el que ama, ama lo que conoce, y es imposible amar a lo que es desconocido. El amor de Dios expresa el deseo de estar unido a Él como suprema bondad.
El ejercicio espiritual
El perfeccionamiento espiritual (pneumatiki gymnasia) es una ascesis para la piedad. Es lo más valioso, “teniendo la promesa de la vida presente y de la venidera” (1ª Timoteo 4:8). Los esfuerzos hechos para adquirir la piedad aportan el gozo espiritual.
Teofilacto indica: “Adiestraos en la piedad, es decir, en la fe pura y en la vida justa. El perfeccionamientos y los esfuerzos continuos son necesarios, pues el que se adiestra se ejercita hasta que transpira, incluso cuando no hay ninguna competición”.
El ayuno, las pruebas y la ascesis en general constituyen el adiestramiento espiritual.
El adiestramiento habitúa a cada uno a ser clemente, templado, amo de su cólera, sometido a sus deseos, realizados de obras de caridad, mostrando amor por el prójimo, practicando la virtud. El perfeccionamiento es una ascesis virtuosa, haciendo la forma de vivir más admirable.
La ascesis es práctica, meditación, perfeccionamiento, dominio de sí mismo, amor al trabajo.





Última fotografía de San Nectario saliendo de su Monasterio en Egina
hacia el Hospital Aretaieio de Atenas, donde pasó los últimos 47 días de su vida.


El ayuno

El ayuno es un mandato de la Iglesia, que obliga al cristiano a observar días específicos. Concerniente al ayuno, nuestro Salvador enseña: “Mas tú, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, a fin de que tu ayuno sea visto, no de las gentes, sino de tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará” (Mateo 6:17-18). De lo que el Salvador enseña aprendemos que el ayuno es agradable a Dios, y que el que ayuna para elevar su espíritu y su corazón a Dios será recompensado por Dios, generoso donador de los dones divinos, por su devoción.
En el Nuevo Testamento el ayuno es recomendado como un medio para preparar el espíritu y el corazón para el culto divino, por la larga oración, para elevarse de lo terrestre y para la espiritualización.
El fin principal del ayuno es espiritual: a fin de proveer una posibilidad y una preparación para los esfuerzos espirituales de oración y meditación en lo divino, por la abstinencia completa de alimento, o la consumación de un alimento crudo o simple. Sin embargo, el ayuno no es de ninguna manera menos beneficioso para la salud física, puesto que el adiestramiento de sí mismo y la simplicidad de vida son condiciones necesarias para la salud y la longevidad.


La atención interior

La atención es el primer maestro de la verdad y en consecuencia, absolutamente necesario. La atención despierta el alma al estudio de sí misma y de sus deseos, para conocer y aprender el verdadero carácter y rechazar los que no son saludables. La atención es el ángel guardián del intelecto, y lo aconseja siempre así: sé atento. La atención despierta el alma, la despierta del sueño… La atención examina cada pensamiento, cada deseo, cada recuerdo. Pensamientos, deseos y recuerdos son engendrados por causas diversas y aparecen a menudo enmascarados y con hábitos espléndidos, a fin de engañar al intelecto no atento y entrar en el alma para dominarla. Solamente la atención puede revelar su forma oculta. A menudo, su disimulo es tan perfecto que el discernimiento de su verdadera naturaleza es muy difícil y exige la mayor atención. Se deben recordar las palabras saludables del Señor: “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mateo 26:41). El que está plenamente despierto no entra en tentación, porque está vigilante y atento.
La atención dirige los pensamientos. La atención indica lo que debe ser hecho. La atención conduce a la virtud; la atención protege el carácter, es la única guía segura en la vida; conduce a la bienaventuranza, aun cuando la falta de atención conduce a la desgracia. Observaos y no fracasaréis en la vida. Pablo dice: “Mirad, pues, con gran cautela cómo andáis; no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:15-16).


La oración

La verdadera oración se hace sin distracción, es prolongada, ejecutada con un corazón contrito y una mente alerta. El vehículo de la oración es siempre la humildad y la oración es una manifestación de la humildad. Para ser conscientes de nuestra propia debilidad, invocamos el poder de Dios.
La oración une a cada uno a Dios, siendo una conversación divina y una comunión espiritual con el Ser más bueno y más elevado.
La oración es el olvido de las cosas terrestres, un ascenso al cielo. Por la oración huimos hacia Dios.
La oración es verdaderamente una armadura celeste y solo ella puede guardar a los que se han consagrado a Dios. La oración es la medicina común para purificarnos de las pasiones, para buscar protección contra el pecado y sanar nuestras faltas. La oración es un tesoro inagotable, un puerto tranquilo, la base de la serenidad, la raíz y la madre de miles de bendiciones.
Cada cristiano debe saber que si no eleva su espíritu y su corazón a Dios por el ayuno (el ayuno cristiano y no el fariseo) y por la oración, no puede alcanzar una conciencia profunda de su estado de pecador, ni buscar sinceramente la remisión de sus pecados. Es necesario saber que conocemos nuestro pecado solamente en la medida en la que somos iluminados de lo alto, que somos iluminados de lo alto en la medida en la que nuestro espíritu y nuestro corazón se elevan a Dios, y que nos elevamos por la medida en la que el alma se aleja por el ayuno y la oración. El ayuno y la oración son medios de conocimiento de sí mismo, de discernimiento de nuestro verdadero estado moral, de una apreciación precisa de nuestros pecados, y de un conocimiento de su carácter verdadero. Sin el ayuno y la oración nos faltan medios para adquirir este conocimiento y no podemos tener una imagen exacta de nuestros pecados, ni una conciencia perfecta de ellos, ni la contrición del corazón, ni, en consecuencia, una confesión verídica y fructuosa. Puesto que el ayuno cristiano y la oración son el único medio de preparación para una confesión verídica, debemos observar con diligencia estos decretos de la Iglesia, a fin de no fracasar en nuestro fin, sino de tener éxito en el alcance del supremo bien al cual aspiramos.


La Santa Comunión

El Misterio de la Divina Eucaristía que fue transmitida por el Señor es el más elevado de todos los Misterios; es el más maravilloso de todos los milagros que el poder de Dios ha llevado a cabo; es lo más elevado que la sabiduría de Dios ha concebido; es el más precioso de todos los dones que el amor de Dios ha concedido a los hombres. Todos los otros milagros resultan de la trascendencia de ciertas leyes de la naturaleza, pero el Misterio de la Eucaristía Divina sobrepasa todas estas leyes. En consecuencia, puede ser llamada con justicia, y ser vista como tal, el Milagro de los milagros y el Misterio de los misterios.
¿Quieres participar de las bendiciones concedidas por la divina comunión? ¿Quieres tu salud? Sé un verdadero cristiano, ten temor de Dios, fe en el Misterio de la divina comunión y amor por Dios y por tu prójimo.
Los que reciben la Santa Comunión dignamente son gratificados, no solamente con la salud, sino igualmente con muchos otros dones, por los cuales el hombres se hace imagen y semejanza de Dios. Por la Divina Comunión somos unidos a Dios y entramos en relación y en contacto con Él. Por tal unión recibimos los dones del Espíritu Santo; el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la bondad, la fe, la humildad, el adiestramiento de sí mismo y muchas otras virtudes. Los ojos de nuestra alma son abiertos, el espíritu es iluminado y el corazón es purificado. La Divina Comunión sana el corazón y el cuerpo enfermo de los que se acercan a ella con fe. A menudo, la Comunión preserva nuestra vida, nos salva del peligro y muchos otros efectos maravillosos.
La Iglesia proclama en alta voz a los que se preparan para participar de la Santa Comunión estas palabras divinamente inspiradas: “Acercaos con fe, piedad y temor de Dios”. Y en efecto, ¿quién es el que está exento de fe, de piedad y temor de Dios que pueda ser considerado digno de comulgar?
¡Oh cuán feliz y bendito debe ser considerado el que recibe los Misterios divinos dignamente! Tal persona sale de la Iglesia enteramente renovada, porque el fuego de Dios, penetrando en el alma del hombre por la Divina Comunión, quema sus pecados, la llena de la gracia divina, refuerza sus poderes, ilumina su espíritu y hace del corazón un tabernáculo digno del Espíritu Santo.
Milagros
Los milagros no son imposibles desde un punto de vista lógico, y con razón no podemos negarlos. Las leyes naturales no tienen la pretensión de ser los únicos milagros, ni están amenazados con ser revocados por la aparición de otras leyes sobrenaturales, que también son propicias para el desarrollo y el fomento de la creación… Los milagros son consecuencia del amor del Creador por sus criaturas.






La habitación de San Nectario en el Hospital Areteo (Aretaieio) de Atenas, donde
pasó al reposo eterno un Domingo 8 de Noviembre de 1920.
En este lugar tuvieron lugar una serie de milagros, como la curación de un paralítico




La amistad

La amistad es el amor que un alma sincera tiene hacia otra alma sincera La amistad es santa, pura, inocente, fiel, permanente, franca, temeraria, verdadera, eterna. La amistad es una virtud, porque vive en el “ethos” y en la buena educación del alma sana; porque no le atrae nada más que la virtud y ama la virtud, abrazándola y permaneciendo con ella para siempre. La amistad, como virtud, se deja atraer de quienes le son semejantes y descansa en las virtudes que le acompañan. La amistad es el vínculo entre almas semejantes. Es parte del alma justa, que se une en un amor muy fuerte de quienes le son queridos, uniendo en una misma realidad, las almas que por su naturaleza tendían a estar separadas. La amistad tiene una presencia constante, que no hace concesiones. La amistad es un cierto modo de placer moral que endulza el alma. La amistad lo sufre todo, por la compasión y la solidaridad.
Aristóteles alguna vez dijo: “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos”.
La amistad es más fuerte que el amor que nace de la consanguinidad. Porque el amor hacia la familia es fruto de la necesidad, mientras que la amistad es una libre elección. La amistad impone la devoción a lo que los amigos consideran santo y puro en la forma de vivir, integridad en lo que se refiere a los principios morales, fidelidad en el carácter, perseverancia en las decisiones, sinceridad en las palabras, valor para defender lo correcto y útil, y para decir la verdad. La amistad es lo que sostiene en el mundo el bienestar y felicidad de dos personas buenas, porque la amistad no puede aparecer si no es entre personas buenas.
Platón dice: “La amistad es armonía de pensamiento, en relación a lo que es bueno y justo, es elegir el mismo modo de vida, el mismo modo de pensar sobre la opción de vida, es la unidad de pensamiento sobre la forma de vivir en convivencia, en respeto, compartiendo tanto lo bueno como lo malo”.
Existen tres clases de amistad: de acuerdo a la virtud, por interés y por costumbre; desde luego, la mejor de estas es la que busca una unión en la virtud, porque es el amor más perseverante, siendo que su base es, precisamente, la virtud.
Perfil del amigo
El amigo es una persona buena, con un alma honesta, quien todo lo piensa de manera correcta, al que le gusta la virtud, íntegro en sus convicciones morales, fiel al amor, sincero en sus palabras, perseverante en su espíritu, digno consejero, valiente, amante de la verdad y de la justicia. El amigo se asemeja en todo a la otra persona con quien comparte esa amistad, sabe que la alegría de su amigo es también la suya sintiendo como propia la tristeza del otro también; teniendo una sensibilidad especial, siente el estado de ánimo de su amigo y sabe entenderlo, de manera que puede percibirlo antes de que aquel lo comparta; así, el amigo sabe cómo ayudar al otro antes de que éste se lo pida y le tiende su mano pensarlo dos veces cuando es necesario. En una amistad, los amigos de los amigos también se conocen y se respetan; de igual manera, se conocen los adversarios y los amigos saben cómo defenderse de ellos, sin importarles arriesgarse por proteger al otro. En su propio cuerpo habita el alma de su amigo. Es un buen consejero, dice siempre algo útil y se preocupa del honor y reputación de su amigo; lo que para su amigo es santo, también lo es para él y respeta lo que para el amigo es digno de honrarse. El amigo verdadero es un manto poderoso y quien lo encuentra, encuentra un tesoro. El amigo es lo más valioso que existe. El amigo verdadero es una riqueza inmensa, un mar de honor más grande que cualquier cosa que pudiera alcanzarse, porque no existe medida para describir su belleza. El amigo, tanto en las penas como en las alegrías del otro, sigue siendo amigo, sigue siendo el mismo. El amigo verdadero honra lo que es merecedor de honra y señala con prontitud lo que le parece incorrecto.
Dijo Eurípides:  “Los amigos no poseen nada propio, sino que todo para ellos es de propiedad común. No hay nada mejor que un amigo sincero. Su consejo es más poderoso que cualquier medicamento, sanando el alma herida y triste del otro amigo; sus palabras son remedio dador de vida. El amigo bueno puede hacer bien, tanto al alma, como al cuerpo del otro amigo. El amigo bueno se ofrece a sí mismo para llenar lo que le falta al otro y entonces, cuando él es quien recibe ayuda, se muestra siempre agradecido; pero, cuando el otro se equivoca, intenta corregir completamente ese error. El amigo llega a ser pensamiento, sentimiento y ojos del otro amigo. El amigo es la personificación de la virtud. Por esto, es imposible que en el amigo exista la más mínima maldad”.
San Gregorio el Teólogo dice también: “El amigo creyente es un tesoro del alma, un jardín fragante, un manantial seguro que se abre por momentos para compartir con él; no puedes llamar amigo sino sólo a quien es bueno en verdad y quien ha construido contigo la amistad, basándose en la virtud”.






 
 
 
El ateísmo es un trastorno psíquico
 
Por San Nectario de Egina

El ateísmo es un trastorno psíquico: es una terrible dolencia del alma de difícil curación. El ateísmo es una pasión que oprime severamente a quien se apodera de él. Guarda muchas desgracias para su cautivo y se vuelve perjudicial no sólo para él sino también para quienes entran en contacto con él.

El ateísmo niega la existencia de Dios. Niega que exista un Creador divino del universo. Niega la providencia de Dios, su sabiduría, su bondad y, en general, sus cualidades divinas. El ateísmo enseña una falsedad a sus seguidores e inventa teorías falsas sobre la creación del universo. Profesa, como Pythia sobre un trípode,1 que la creación es un resultado del azar, que se perpetúa y preserva a través de interacciones aleatorias y sin propósito, que su esplendor transcurrió espontáneamente con el tiempo, y que la armonía, la gracia y la belleza presenciadas en La naturaleza son atributos inherentes a las leyes naturales. El ateísmo resta valor a Dios, a quien ha negado, sus características divinas y, en cambio, las otorga junto con su poder creativo a la materia débil y sin vida. El ateísmo proclama libremente que la materia es la causa de todas las cosas y la deifica para negar la existencia de un Ser superior, de un Espíritu supremo y creativo que cuida y sostiene todas las cosas.

A causa de la incredulidad, la materia se convierte en la única entidad verdadera; mientras que el espíritu se vuelve inexistente. Para el ateísmo, el espíritu y el alma son invenciones egoístas del hombre, inventadas para satisfacer su vanagloria. El ateísmo niega la naturaleza espiritual del hombre. Arrastra al hombre hacia abajo desde la elevada altura donde ha sido colocado por el poder y la gracia del Creador, y lo rebaja entre el rango de animales irracionales, que acepta como antepasados de su distinguido y noble linaje. El ateísmo hace todo esto para dar testimonio de las palabras del Salmo: “El hombre, siendo honrado, no entendió; se le compara con los animales sin sentido, y se vuelve semejante a ellos” (Sal. 48:20).

El ateísmo resta fe, esperanza y amor al mundo, estas fuentes vivificantes de verdadera felicidad para el hombre, expulsa la justicia de Dios del mundo y niega la existencia de la providencia y el socorro de Dios.

El ateísmo acepta las leyes que existen en la naturaleza, pero niega a Aquel que ha establecido estas leyes. El ateísmo busca conducir al hombre a una felicidad imaginaria; sin embargo, lo abandona y lo abandona en medio de la nada, en el valle de las lamentaciones, desprovisto de todos los bienes celestiales, desprovisto de consuelo de lo alto, vacío de fuerza espiritual, desprovisto del poder de la virtud moral y despojado de lo único indispensable. provisiones sobre la tierra: fe, esperanza y amor.
 
 
 
 
 
San Nectario, escritor del Himno a la Santísima Madre de Dios



El ateísmo condena al pobre a la perdición y lo deja solo como presa en medio de las dificultades de la vida. Habiendo eliminado el amor del interior del hombre, el ateísmo lo priva posteriormente del amor de los demás y lo aísla de su familia, parientes y amigos. El ateísmo desplaza cualquier esperanza de un futuro mejor y la reemplaza con desesperación.

¡El ateísmo es horrible! ¡Es la peor de todas las enfermedades espirituales!
 
 

*1 Este trípode era un altar de bronce en Delfos, en la antigua Grecia, sobre el cual la sacerdotisa de Apolo llamada Pythia se sentaba para pronunciar oráculos.




Sobre la creación de los ángeles (Catecismo de San Nectario de Egina)

Del Sagrado Catecismo Ortodoxo, cap. 3 (Atenas 1899).

1. ¿Creó Dios, además de la creación del cosmos sensible y la creación del hombre, otros seres racionales?


Si. Él hizo. Dios creó otro mundo súper sensible y espiritual, y otros seres inteligentes, dotados de razón y autodeterminados.

 

2. ¿De dónde conocemos el cosmos súper sensible?

 

Sabemos por las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento de la existencia de los Ángeles.

 

3. ¿Dónde hace referenca el Antiguo Testamento a la existencia de los ángeles?

 

a) La primera referencia ocurre en Génesis 16:78, etc., donde se relata que un ángel se le apareció a Agar, pero a partir de entonces se mencionan ángeles en varios capítulos del libro de Génesis.

 

b) Luego, hay referencias a los ángeles en el libro de Deuteronomio, donde Moisés declara que "cuando el Altísimo separó las naciones como dispersó a los hijos de Adán, puso límites para las naciones según el número de los Ángeles de Dios". (Deuteronomio 32: 8-9).

 

c) Asimismo, los ángeles se mencionan en todos los libros de la Sagrada Escritura y en el libro de Job, donde leemos: “He aquí, los ángeles del Señor vinieron a pararse delante del Señor; y el diablo vino con ellos ”(Job 1: 6). Allí también leemos que “cuando se hicieron las estrellas, todos mis ángeles me alabaron a gran voz” (Job 38: 7, cf. 40:14). También hay referencias similares en el libro de los Reyes, de Números, etc. [14]

 

4. ¿Dónde se refiere el Nuevo Testamento a la creación del cosmos super sensible?

 

Hay muchos lugares en el Nuevo Testamento que se refieren a ángeles o espíritus buenos, así como a ángeles malignos, es decir, demonios y espíritus malignos. En cuanto a la creación de los ángeles, el apóstol Pablo relata lo siguiente: que “en él [el Hijo de Dios] fueron creadas todas las cosas, las celestiales y las terrenas, visibles e invisibles, tronos o dominios, principados o autoridades; para él y para él fueron hechas todas las cosas ”(Col. 1:16).

 

5. ¿Por qué a los ángeles se les llama espíritus?

 

Se les llama así por su naturaleza espiritual y porque son inmateriales e incorpóreos.

 

6. ¿En qué parte de la Sagrada Escritura leemos sobre la naturaleza incorpórea de los ángeles?

 

Lucas el evangelista relata lo siguiente: “Tócame y mira que los espíritus no tienen carne ni huesos como tú ves que yo tengo” (24:39). También el apóstol Pablo, exhortando a los efesios a ponerse toda la armadura de Dios para poder resistir las intrigas del diablo, dice que "la lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados y autoridades, los gobernantes cósmicos de las tinieblas del siglo presente, los seres espirituales del mal en los lugares celestiales ”(Efesios 6: 12-13).

 

7. ¿Qué dicen los Padres de la Iglesia sobre la naturaleza espiritual de los ángeles?

 

Los Padres de la Iglesia dicen que los ángeles no participan de la materia terrena sólida. Esta opinión de los Padres también fue formulada en el Séptimo Concilio Ecuménico en Nicea de la siguiente manera: “Estos iconos preciosos y sagrados, como ya se dijo, honramos, besamos y veneramos como una cuestión de atribuir honor a los santos e incorpóreos ángeles ”(Ver el Canon correspondiente). San Basilio atribuye a los ángeles un cuerpo etéreo y ardiente. En el capítulo 16 de su tratado Sobre el Espíritu Santo dice: “Porque los ángeles tienen un cuerpo muy fino, y no son totalmente incorpóreos, como lo es Dios; por lo tanto, están en un lugar y se vuelven visibles para aquellos que son dignos de acuerdo con la especie de sus propios cuerpos ". San Gregorio el Teólogo y Juan de Damasco consideran a los ángeles como seres incorpóreos en relación con la humanidad: “un ángel se llama inmaterial en contraste con nosotros; porque todo lo que se compara con Dios, que es el único incomparable, resulta sólido y material; porque en verdad, sólo el ser divino es inmaterial e incorpóreo ”[15]. El divino Hilario dice que todo ser creado es necesariamente corpóreo [16]. Orígenes también consideró que los ángeles tenían cuerpos etéreos [17] y también lo hicieron muchos otros Padres [18].

 

8. ¿Eran los ángeles propensos a pecar?

 

Sí, de hecho; porque toda creación racional y moralmente libre que elige libremente el bien está sujeta al pecado; en consecuencia, los ángeles también. Juan Damasceno dice: “también hay una naturaleza [la de los ángeles] que es racional, consciente y libremente determinada, cambiante con respecto a la elección, es decir, libre para cambiar; porque todo lo creado también es cambiante ”. [19]

 

9. ¿Qué dice la Escritura sobre esto?

 

La Sagrada Escritura dice que algunas de las órdenes angelicales cayeron en pecado. El apóstol Judas dice: “y los ángeles que no guardaron su propio gobierno, sino que dejaron su propia morada, fueron guardados por Él en un lugar oscuro con cadenas eternas para ser juzgados en el gran día” (Judas 6). Además, nuestro Señor Jesucristo dice que vio a “Satanás [20] caer del cielo como un rayo” (Lucas 4:18).

 

10. ¿Cómo se llaman los ángeles que sí guardaron su propio gobierno?

 

Se les llama buenos espíritus, a diferencia de los que no lo hicieron y se les llama demonios.

 

11.  11. ¿Es posible que los ángeles buenos caigan alguna vez también ellos en el pecado?

 

No; porque su persistencia en el amor a Dios y la comunión, y su libre proclividad y elección se han convertido, por así decirlo, en una necesidad natural y moral, por lo que no se deciden por nada más que por el bien, que es Dios mismo, que los santifica y los conserva en un estado de bondad eterna; de ahí que se vuelvan inmutables. Dionisio el Areopaguita dice: “Los ángeles, no estando inclinados a moverse hacia el mal, pero no estando inmóviles, se han vuelto totalmente inmóviles después de la resurrección de Cristo, no por naturaleza sino por gracia, porque la inmutabilidad sería para ellos la salvación, ya que no querrían Ya temen el cambio hacia lo peor y la pérdida en la que se incurriese . De modo que los Ángeles han recibido ahora la capacidad de permanecer inmutables, habiendo aprendido prácticamente del Maestro el camino de la salvación y la exaltación y la asimilación a Él, no por vía de orgullo o vanidad, sino de humildad o sobriedad.

 

12. ¿Los espíritus malignos podrían volver a Dios?

 

¡No! En primer lugar porque su voluntad se ha identificado con el mal y, por tanto, siempre eligen el mal; en segundo lugar, porque se convirtieron y han continuado siendo enemigos de Dios; y tercero, porque se separaron de Dios, y estar separados de Dios es la muerte eterna. De hecho, lo que es la muerte para el pecador es idéntico a la caída de los ángeles malignos de su ley.

 

13. ¿Cuántas son las órdenes angélicales, es decir, las órdenes de la Jerarquía celestial?

 

Las órdenes angelicales son nueve y se dividen en tres grupos triádicos. La primera tríada en: serafines, querubines y Tronos; la segunda tríada en: Dominios, Poderes y Autoridades; y la tercera tríada en: Principados, Arcángeles y Ángeles.

 

14. ¿Qué dicen las Escrituras sobre el número de ángeles?

 

Las Escrituras dicen que el número de Ángeles es muy grande: "miles de miles" y "miríadas de miríadas" (Dan. 7:10), "más de diez legiones de Ángeles" (Mat. 6:33), “una multitud de ejércitos celestiales” (Lucas 2:13) y “miríadas de ángeles” (Heb. 12:22).

 

15. ¿Qué dicen las Escrituras sobre el poder de los ángeles?

 

Dicen que es supremo y opera en el cosmos espiritual y material; de ahí que sean llamados en las Escrituras "ángeles poderosos" y "sobresalientes en poder" (II Tes. 1: 7, Sal. 103: 20 y II Reyes 19:35).

 

16. ¿Cuáles son las ocupaciones de los ángeles?

 

Ven el rostro de Dios y lo adoran, y también ministran las decisiones de la Divina Providencia (Mateo 18:10, Apocalipsis 5:11, I Pedro 1:12, Génesis 28:12, Hechos 12: 7). , 23, Sal.91: 10-12, II Reyes 19:35, I Crónicas 16, Mateo 13: 30-39 y 25:17).

 

17. ¿Son los ángeles inmortales por naturaleza?

 

No. Lo son por gracia, porque son criaturas de Dios. Juan Damasceno dice, “un ángel es un ser consciente que no es inmortal por naturaleza, sino por gracia; porque todo ser que tiene un principio también tiene un fin por naturaleza; y sólo Dios, que es eterno y trasciende toda eternidad, etc., es inmortal ”[21].

 

18. ¿Cuáles son los diferentes significados que tiene el término "ángel" en las Escrituras?

 

Significa Enviados Comunes (Job 1:14, Lucas 7:24, 9:52), Profetas (Isaías 42:19, Mal. 3: 1), Sacerdotes (Mal. 2: 7), predicadores sagrados del Nuevo Pacto. (Apocalipsis 1:20), Agencias impersonales como, por ejemplo, una columna de nube (Éxodo 14: 9), una Plaga (II Sam. 24: 16,17), Vientos (Salmos 104: 4), Pestilencia es un nombre dado a los ángeles malos (Salmos 78:49), una espina en la carne de Pablo, un ángel de Satanás (II Corintios 12: 7), la segunda Persona de la Santísima Trinidad es: un ángel ante Él o un ángel del pacto (Isa. 63: 9, Mal. 3: 1). Pero la palabra se aplica a los seres racionales celestiales (Mateo 25:31).

 

19. ¿Qué son los querubines?

 

Son algunos seres perfectos, que constan de cuatro partes, es decir, de hombre, buey, león y águila; el rostro superior era el del hombre, pero el número de rostros, pies y manos difería según las circunstancias (Ez. 1: 6; cf. Eze. 41: 18-19, y Ex. 25:20).

 

20. ¿Cuál es la etimología de la palabra serafines y qué enseñan las Escrituras sobre ellos?

 

La palabra serafín denota algo que arde, reluce o deslumbra, y aparece en las Escrituras sólo una vez (Is. 6: 2, 6).

 

21. ¿Existe alguna prueba de que los ángeles pertenezcan a diferentes clases?

 

Sí, de hecho; 1) del lenguaje de las Escrituras; Gabriel se distingue por el hecho de que está ante Dios (Lucas 1:19) en algún tipo de sentido elevado; y se menciona a Miguel como uno de los primeros arcontes (príncipes, gobernadores) (Dan. 10:13). Además, los adjetivos: arcángeles, tronos, principados, dominios, potestades (Judas 9 y Efesios 1:21) dan testimonio de una variedad de clases.

 

NOTAS:

0. La siguiente historia ilustra porqué Dios permitió la disolución de las reliquias incorruptas del santo: “Había una anciana rica que había conocido a San Nectario en el monasterio y a veces era su confesor. Ahora estaba viviendo sola en el Pireo, y clamaba tanto día y noche por el hecho de que el cuerpo de San Nectario se había disuelto. Deseaba que el cuerpo de San Nectario permaneciera eternamente intacto, igual que la reliquia de San Dionisio en su isla nativa de Zakynthos. Pensó que podría ser un tributo a la Ortodoxia. Una noche, la anciana vio a San Nectario vivo al lado de su cama. Le sonrió amorosa y dulcemente. ‘¿Por qué estás tan triste?’, le preguntó a ella. ‘Fui yo quien rezó a Dios para que permitiera la descomposición de mi cuerpo. Pedí esto por todos los piadosos cristianos, para cuyo consuelo estarían ahora dispuestas las reliquias para ser enviadas por toda Grecia y por todo el mundo’. La anciano se despertó agitada, pero sin embargo estaba llena de gratitud por haber visto a su amado confesor vivo y hablando con ella” (De The Saints of Our Century, por Chondropoulos)].

[1] Traducción no profesional. Original: "Νέκταρ τῆς ζωῆς τῆς αἰωνίου πίνων,nΝᾶμα Νεκτάριε ἰάσεων βλύζεις. Ἀμφ’ ἐνάτῃ Νεκταρίοιο ἐκ ῥεθέων θυμὸς ἤρθη".

 [14] Moisés no menciona la creación de los Ángeles en Génesis en los capítulos relacionados con la creación del cosmos, porque su propósito era enseñar acerca de la creación del mundo visible (Ver Crisóstomo, Sal. 8: 4, Iobios el Monje en "Photios Bibliotheca Codex" 222, p. 591). Atanasio (pregunta 4) dice: que no podría proporcionar una excusa a los judíos para la idolatría (Ver Teodoreto, pregunta 2 en Dificultades en Génesis y Crisóstomo en Génesis Hom. 1). Con respecto al tiempo de la creación de los Ángeles, las opiniones de los teólogos difieren. Orígenes considera que la creación de los Ángeles ha precedido a la creación del hombre y del cosmos sensible. Gregorio el Teólogo, Basilio el Grande, Juan Crisóstomo, Juan Damasceno y otros Padres enseñan que los ángeles fueron creados antes que las criaturas visibles. Teodoreto sostiene que fueron creados el primer día, es decir, cuando Dios creó el cielo y la tierra según el primer versículo del primer capítulo. San Epifanio también está de acuerdo con este punto de vista. De Job 38: 1 se extrae la conclusión de que al cuarto día había ángeles alrededor; porque el Señor le dice a Job: "Cuando se hicieron las estrellas, todos mis ángeles me alabaron a gran voz". La distinción de varios órdenes entre los numerosos ángeles (Dan. 7:10, Mateo 26:53, Lucas 2:13, Hebreos 12:22, Apocalipsis 5:11) es reconocida, aparte de los Padres (Clemente de Roma). 6: 1, 6:16, 7: 2, Catecismos de Cirilo de Jerusalén 6: 6, 7:11, 11:11, 17:23, Oración de Gregorio el Teólogo 34, Exposición exacta de Damasceno de la fe ortodoxa II: 3, y especialmente la Jerarquía Celestial de Dionisio el Areopagita 6 y otros) por la Sagrada Escritura misma, que distingue: Ángeles (I Pedro 3: 22ss), Arcángeles (I Tes. 10:16, Judas 9), Querubines (Gén. 4, 5, 6), Serafines (Isaías 6: 2,1), Poderes (Efesios 1:21, Romanos 8:31), Tronos, Principados, Autoridades y Dominios (Efesios 1:21, Col. 1:16, Rom.8: 31, Dan.10: 13); y así el Quinto Sínodo Ecuménico condenó a Orígenes quien dijo entre otras cosas, que todos los ángeles eran de la misma naturaleza y poder y sólo después de que algunos de ellos se rebelaron fueron separados en órdenes (Ver V Sínodo Ecuménico, cánones 2 y 14). Véase también Dan. 7:10, Sal. 96: 1, 102: 20, 148: 2, Apocalipsis 4: 1, 7: 11-12, Basilio el grande Sobre el Salmo 27, Sobre Isaías 6, Oración 34 de Gregorio el Teólogo, Epítome de los dogmas divinos de Teodoreto 7, Juan Exposición exacta de Damasceno 2:10. PD. 101: 20.

 

[15] Damasceno, Exposición de la fe ortodoxa, II: 18.

 

[16] Sobre Mateo, cap. 2.

 

[17] Sobre los primeros principios, I: 7 y II.

 

[18] Véase El timón de San Nicodemo, p. 131, nota 1.

 

[19] Damasceno, Exposición de la fe ortodoxa, II: 18.

 

[20] Satanás significa enemigo, es decir, enemigo de Dios y de los seres humanos, de la bondad y de toda virtud, y fuente de todos los males del mundo. La palabra Satanás aparece cinco veces en el Antiguo Testamento. I Crónicas 21, Job 1, Zacarías 3. En el Nuevo Testamento hay 25 referencias donde la palabra diablo se usa en el mismo sentido.

 

[21] Damasceno, Exposición de la fe ortodoxa, II: 16.

 

 

 


 


 
HIMNOS Y ORACIONES

Himno De San Nectario a la Theotokos - Madre de Dios:  


 
"Doncella y Virgen Pura"
 
 
El himno "Doncella y Virgen Pura" es un himno no litúrgico, compuesto por San Nectario de Égina en el siglo XIX, durante su mandato como director de la Escuela Teológica de Rizario en Atenas. La tradición cuenta que la Virgen se apareció ante San Nectario en el monasterio de Égina y le pidió que escribiera en una hoja un himno especial, donde coros angelicales estaban listos para cantarlo. Este Himno fue «Ἁγνὴ Παρθένε Δέσποινα» [Agní Parzéne Déspina]: “Doncella (Δέσποινα) y Virgen (Παρθένε) Pura (Ἁγνὴ)”.


Ἁγνὴ Παρθένε Δέσποινα. Doncella y Virgen Pura.
 
01 – Αγνή Παρθένε Δέσποινα, Άχραντε Θεοτόκε. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
01 - Señora, oh purísima Doncella, nuestra Reina. ¡Salve, Novia sin desposar!
 
02 – Παρθένε Μήτηρ Άνασσα, πανένδοξε τε πόκε. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
02 - oh Madre del Altísimo, fragante azucena. ¡Salve, Novia sin desposar!
 
03 – Υψηλοτέρα ουρανών, ακτίνων λαμπροτέρα. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
03 - ¡Más amplia que las nubes, más brillante que los astros!. ¡Salve, Novia sin desposar!

04 – Χαρά παρθενικών χορών, Αγγέλων υπερτέρα. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
04 - ¡Esplendorosa más que el sol! ¡Más alta que los cielos!. ¡Salve, Novia sin desposar!
 
05 – Εκλαμπροτέρα ουρανών, φωτός καθαρωτέρα. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
05 - Los celestiales Ángeles admiran tu pureza. ¡Salve, Novia sin desposar!              
06 – Των ουρανίων στρατιών, πασών αγιωτέρα. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
06 - Los hombres honran con fervor tu virginal belleza. ¡Salve, Novia sin desposar! 
   
07 – Μαρία Αειπάρθενε, κόσμου παντός Κυρία. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
07 - Del mundo Reina eres tú, María, Siempre Virgen. ¡Salve, Novia sin desposar!                 
08 - Doncella y Purísima Virgen y santa Madre. ¡Salve, Novia sin desposar!            08 – Άχραντε Νύμφη πάναγνε, Δέσποινα Παναγία. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!

09 - Adorna mi espíritu, oh Novia sin mancilla. ¡Salve, Novia sin desposar!         
09 – Μαρία Νύμφη Άνασσα, χαράς ημών αιτία. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!

10 – Κόρη σεμνή Βασίλισσα, Μήτηρ υπεραγία. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
10 - con tu divino júbilo, santísima doncella. ¡Salve, Novia sin desposar!                               
11 – Τιμιώτερα Χερουβείμ, υπερενδοξοτέρα. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
11 - ¡Más elevado tu honor, que el de los querubines! ¡Salve, Novia sin desposar!               
12 – Των ασωμάτων Σεραφείμ, των Θρόνων υπερτέρα. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
12 - ¡Y tu esplendor es mucho más que el de los serafines! ¡Salve, Novia sin desposar!       

13 – Χαίρε το άσμα Χερουβείμ, χαίρε ύμνος Αγγέλων. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
13 - ¡Alégrate, oh cántico dulcísimo y fino, ¡Salve, Novia sin desposar!                                 
14 – Χαίρε ωδή των Σεραφείμ, χαρά των Αρχαγγέλων. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
14 - veneración querúbica, loor de serafines! ¡Salve, Novia sin desposar!                            
15 – Χαίρε ειρήνη και χαρά, λιμήν της σωτηρίας. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
15 - ¡Alégrate, profunda paz y puerto apacible! ¡Salve, Novia sin desposar!                          
16 – Παστάς του Λόγου ιερά, άνθος της αφθασίας. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
16 - ¡Del Verbo, bello tálamo y flor inmarchitable! ¡Salve, Novia sin desposar!                    
17 – Χαίρε Παράδεισε τρυφής, ζωής τε αιωνίας. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
17 - ¡Vergel feraz bellísimo de vida perdurable! ¡Salve, Novia sin desposar!                        
18 – Χαίρε το ξύλον της ζωής, πηγή αθανασίας. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
18 - ¡Árbol de vida, alégrate, oh fuente de inmortalidad! ¡Salve, Novia sin desposar! 
            
19 – Σε ικετεύω Δέσποινα, Σε νυν επικαλούμαι. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
19 - Te ruego, oh Santísima, suplico me acojas; ¡Salve, Novia sin desposar!                       
20 – Σε δυσωπώ Παντάνασσα, Σην χάριν εξαιτούμαι. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
20 - oh Reina, te invoco elevando oraciones. ¡Salve, Novia sin desposar!          
 
21 – Κορή σεμνή και άσπιλε, Δέσποινα Παναγία. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
21 - Doncella, cual santísima, sin mancha ¡Salve, Novia sin desposar!                                
22 – Θερμώς επικαλούμαι Σε, ναέ ηγιασμένε. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
22 - a ti suplico con fervor, oh templo venerable: ¡Salve, Novia sin desposar!                       
23 – Αντιλαβού μου ρύσαι με, από τού πολεμίου. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
23 - Ampara y líbrame del mal que cruza mi camino; ¡Salve, Novia sin desposar!                 
24 – Και κληρονόμον δείξον με, ζωής της αιωνίου. Χαίρε Νύμφη Ανύμφευτε!
24 - cual heredero, acéptame en el divino Reino. ¡Salve, Novia sin desposar!         

Texto con música (notación) bizantina original
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος α’. Τῆς ἐρήμου πολίτης.  (Κατέβασμα) 
 
Σηλυβρίας τὸν γόνον καὶ Αἰγίνης τὸν ἔφορον, τὸν ἐσχάτοις χρόνοις φανέντα ἀρετῆς φίλον γνήσιον, Νεκτάριον τιμήσωμεν πιστοί, ὡς ἔνθεον θεράποντα Χριστοῦ, ἀναβλύζει γὰρ ἰάσεις παντοδαπὰς τοῖς εὐλαβῶς κραυγάζουσι. Δόξα τῷ σὲ δοξάσαντι Χριστῷ, δόξα τῷ σὲ θαυματώσαντι, δόξα τῷ ἐνεργοῦντι διὰ σοῦ πᾶσιν ἰάματα.
 
Apolitiquio tono 1º

La descendencia de Selybria y el guardián de Égina, el verdadero amigo de la virtud, que apareció en los últimos años, ¡oh Nectarios!, nosotros los fieles te honramos como a sirviente piadoso de Cristo, pues tú chorreas curaciones de toda clase para los que piadosamente te invocan: ¡Gloria a Cristo, que te ha glorificado! ¡Gloria a Él, que te ha hecho maravilloso! ¡Gloria a Él, que realiza curaciones para todos, por mediante ti!
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος πλ. δ’. Τῇ Ὑπερμάχῳ.
 
Ὀρθοδοξίας τὸν ἀστέρα τὸν νεόφωτον, καὶ Ἐκκλησίας τὸ νεόδμητον προτείχισμα Ἀνυμνήσωμεν καρδίας ἐν εὐφροσύνῃ. Δοξασθεὶς γὰρ ἐνεργείᾳ τῇ τοῦ Πνεύματος. Ἰαμάτων ἀναβλύζει χάριν ἄφθονον τοῖς κραυγάζουσι· χαίροις Πάτερ Νεκτάριε.


Contaquio tono plagal del 4º

Con alegría de corazón, venid y alabemos con himnos al astro de la Ortodoxia que ha comenzado a brillar, y al recién construido baluarte de la Iglesia; pues por el trabajo del espíritu, él fue glorificado, y derrama la gracia abundante de curaciones sobre los que claman: regocíjate, ¡oh Padre Nectario!
 
 



Tropario por el traslado de sus Santas Reliquias, Tono 1

Celebramos el descubrimiento de tus reliquias en tu sagrada tumba, oh jerarca San Nectario, y se nos concede la santificación de nuestros cuerpos y nuestras almas, y la curación de nuestra pasiones, para los que nos acercamos con reverencia y clamamos a tu divina gracia; ¡Gloria a Aquel que te glorificó radiantemente! ¡Gloria a Aquel que te santifica! ¡Gloria a Aquel que nos concede por ti la curación de nuestras almas!


Contaquio 
por el traslado de sus Santas Reliquias, Tono 4

Alabamos el descubrimiento de tus santas reliquias en tu tumba, oh taumaturgo San Nectario, y piadosamente te clamamos: “¡Alégrate, tú que eres, en todo, igual a los Santos Padres!”.
 
 
 
  







Fuentes consultadas: web.archive.org/web/20070613072142/www.freewebs.com/san_nectario/. Cristoesortodoxo.com, diakonima.gr, johnsanidopoulos.com, doxologia.ro, pemptousia.gr


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