En el segundo Domingo de la Gran Cuaresma se conmemora a San Gregorio de Palamás, Arzobispo de Tesalónica, gran místico y teólogo bizantino del siglo XIV que concentró su enseñanza en la alta vocación del hombre, en su "deificación" en Cristo. Fue canonizado por la Iglesia Ortodoxa en 1368.
No fue Sin embargo hasta el siglo XVI cuando se proclamó esta fiesta en el Segundo Domingo de Cuaresma, “de san Gregorio Palamás”, denominado como “segundo triunfo de la Ortodoxia”. Su actividad consistió en defender “la recta fe” frente a la tendencia del racionalismo de algunos monjes de influencia occidental, especialmente del monje italiano Barlaam, quien defendía que a Dios sólo se le puede conocer por medio de la razón. Y no es mediante la razón, sino mediante el corazón y su limpieza, como se Le conoce.
Vida y obras de San Gregorio Palamás
Typikón Segundo Domingo de la Santa Cuaresma, de San Gregorio Palamás
Apolitiquio tono 4 plagal
LECTURA DEL EVANGELIO
Se muestra a continuación la lectura del Evangelio del día ( de la Sagrada Biblia Straubinger) :
"La sanación del paralítico de Cafarnaúm (o Capernaúm). "
1 Entró de nuevo en Cafarnaúm al cabo de cierto tiempo, y oyeron las gentes que estaba en casa. 2 Y se juntaron allí tantos que ya no cabían ni delante de la puerta; y les predicaba la palabra. 3 Le trajeron, entonces, un paralítico, llevado por cuatro. 4 Y como no podían llegar hasta Él, a causa de la muchedumbre, levantaron el techo encima del lugar donde Él estaba, y haciendo una abertura descolgaron la camilla en que yacía el paralítico*. 5 Al ver la fe de ellos, dilo Jesús al paralítico: “Hijo mío, tus pecados te son perdonados”. 6 Mas estaban allí sentados algunos escribas, que pensaron en sus corazones: 7 “¿Cómo habla Éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”
8 Al punto Jesús, conociendo en su espíritu que ellos tenían estos pensamientos dentro de sí, les dijo: “¿Por qué discurrís así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda?” 10 ¡Pues bien! para que sepáis que el Hijo del hombre tiene el poder de remitir los pecados, sobre la tierra, 11 –dijo al paralítico–: “te lo digo, levántate, toma tu camilla y vuélvete a tu casa”. 12 Se levantó, tomó en seguida su camilla y se fué de allí, a la vista de todos, de modo que todos se quedaron asombrados y glorificaban a Dios diciendo “¡No hemos visto jamás nada semejante!”**
* Véase Mt. 9, 2 ss.; Lc. 5, 18 ss. Las casas judías estaban provistas de una escalera exterior, que aprovecharon los que llevaban al enfermo, para subir y abrir el techo.
** 7 12. Cf. Lc. 7, 16.
Fuentes consultadas: saint.gr, fatheralexander.org, pemptousia.gr, pentapostagma.gr, ia800305.us.archive.org, orthodoxwiki.org