SEGUNDA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS

INTRODUCCIÓN

La primera epístola a los Corintios fue llevada a Corinto por Tito junto con algún otro hermano, de cuyo nombre no nos hace referencia el divino Pablo. Tras haber organizado Tito en Corinto la contribución para los cristianos pobres de Jerusalén, regresó a Efeso. Mientras tanto vino también Timoteo a Corintio y percibió una situación no agradable, porque la autoridad del apóstol Pablo fue de nuevo seriamente puesta en duda y el cisma que hubo dividido la Iglesia de Corinto continuaba estando presente.

Se ve obligado entonces el apóstol a enviar a los corintios una segunda severa epístola, la cual fue llevada a ellos por Tito, y la cual se perdió. Mientras tanto la estancia de Pablo en Efeso fue muy peligrosa, y por eso el Apóstol se va de allí y se dirije a Troada, esperando encontrar allí a Tito, el cual le comunicaría las noticias sobre los cristianos de Corinto. Pero como no lo encontró allí, lleno de intranquilidad se va a Troada, apresurándose a encontrar a Tito. Este encuentro finalmente tuvo lugar en Macedonia. Las noticias que le transmitió Tito sobre la situación en Corinto eran alentadoras y agradables. Escribe Pablo entonces esta segunda epístola suya y se la envía de nuevo a los corintios mediante Tito, quien visita ahora Corinto por tercera vez.

El tiempo en que fue escrita esta epístola no dista mucho del tiempo en que fue escrita la primera, porque los acontecimientos a los que se refiere la segunda epístola a los Efesios podrían haber sido escritos en un espacio de tiempo de 7 u 8 meses. Entonces si la primera Epístola fue escrita a finales del año 54 y principio del 55 d.C., la segunda fue escrita lrededor del otoño del año 55 d.C.





SEGUNDA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS


CAPITULO 1

Vers. 1-11. Pablo da gracias a Dios, porque consuela a los Apóstoles en sus tribulaciones.


1. Yo Pablo, apóstol de Jesús Cristo por la voluntad de Dios, sin tomar yo sólo y por mí mismo esta dignidad, y Timoteo, vuestro conocido hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, y a todos los santos que están en toda la provincia de Acaya.


2. Os deseamos que la gracia, y la paz que procede de ella, os sean dadas por Dios Padre y por el Señor Jesús Cristo, 


3. Que sea bendito y glorificado Dios, quien es Padre de nuestro Señor Jesús Cristo en cuanto a su naturaleza divina, pero también su Dios en cuanto a su naturaleza humana. Que sea glorificado, porque él es Padre y fuente de misericordias y Dios que ofrece toda consolación.


4. Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que  podamos nosotros también con el consuelo que nos da Dios consolar a los demás, en cualquier tribulación que se encuentren.


5. Le glorificamos y le agradecemos, porque, tal como muchos son los padecimientos y las tribulaciones que padecemos como Cristo, y por su gloria, así superabundante es también el consuelo que recibimos a través de Cristo. 


6. Pero si somos atribulados, lo somos, y sufrimos, para predicaros el Evangelio y para guiaros en la fe, de modo que encontréis el consuelo y vuestra salvación. Y este consuelo y salvación vuestra la activa la gracia divina, la cual os refuerza para soportar los mismos padecimientos  y las mismas tribulaciones que nosotros padecemos. Si somos consolados, lo  somos para vuestra consolación y salvación; porque cuando nos veis consolados, tomáis valor y sois consolados, y os basáis en la esperanza y en la paciencia, las cuales os asegurarán la salvación. 


  

7. Y es cierta la esperanza que tenemos sobre vosotros de que los sufrimientos y las tribulaciones no quebrantarán vuestra fe. Porque conocemos que participando en nuestros padecimientos y en nuestras tribulaciones, seréis también participantes en nuestro consuelo. Y seréis reforzados por Dios, tal como nosotros, para soportar con valentía y con un corazón aliviado las pruebas y las tribulaciones.



8. Y os hablo de padecimientos y de consolaciones nuestras, porque no queremos que desconozcáis, hermanos, la tribulación que nos sobrevino en Asia. Porque cayó sobre nosotros un gran peso de grandes pruebas y tentaciones, que estaban por encima de nuestras fuerzas, tanto, que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.


9. Y eran tales los acontecimientos, que ante los terribles peligros que corríamos se hacía visible y nos daba la impresión en nuestro interior, de que nuestra muerte era ya inevitable. Y permitió Dios que fuese provocada nuestra seguridad mediante estos peligros sin precedentes, para no tener confianza en nosotros mismos, sino en el mismo Dios, que resucita a los muertos.


10. Él nos libró de un peligro tan grande que nos amenazaba con una muerte segura, y continúa librándonos. En él entonces hemos puesto nuestras esperanzas, de que incluso en el futuro nos librará de todo peligro.


11. Sí; nos librará, ya que vosotros también cooperaréis con vuestras oraciones y con vuestras súplicas por nosotros, de modo que la vida que nos regalará Dios sea reconocida como don suyo por muchas personas, es decir por nosotros y por vosotros. Y así con muchos agradecimientos sea expresado a Dios el agradecimiento de todos nosotros por nuestra salvación.



Vers. 12-24. Por qué cambió su recorrido. 

12. Y tenemos algún derecho para pedir las oraciones de todos vosotros. Porque nuestra gloria es el testimonio de nuestra conciencia, de que nos hemos comportado entre la gente y sobretodo ante vosotros con rectitud y sinceridad, como pide Dios. No con los sofismos ni con las cavilaciones engañosas que utiliza la gente del mundo, sino con la iluminación y con las señales que Dios nos ofrece como un don suyo.


13. Porque no os escribimos nada distinto a lo que os predicamos, sino lo que leéis y percibís ante el sentido y el significado de las palabras que os escribimos, lo que es claro y seguro. Y porque nos conocéis bien desde antiguamente, por nuestra enseñanza y nuestra conducta, y espero y creo que hasta el final de nuestras vidas nos estaréis conociendo.


14. Somos siempre los mismos. Es decir somos ahora, y seremos en el futuro, tal como nos habéis conocido en cierto grado como gloria vuestra, porque habéis adquirido unos maestros tan certeros e iluminados por Dios. Y confieso que también vosotros sois nuestra gloria, porque os habéis mostrado obedientes y dispuestos ante nuestra predicación. Y todavía mejor nos conoceréis en el Día del Señor Jesús, cuando el Juez superior declarará nuestra franqueza en nuestro celo apostólico.


15. Y con este coraje y con este convencimiento, de que somos vuestra gloria y vosotros la nuestra, quería ir primero a vosotros, antes de ir a Macedonia, de modo que haga dos viajes en Corinto, para que tengáis doble consuelo y gracia y beneficio espiritual por estas dos visitas mías. 


16. Es decir quería ir primero a Corinto, y pasar a través de Corinto a Macedonia, y de Macedonia venir otra vez a vosotros, y ser encaminado por vosotros a Judea.


17. Y aunque pensé y planeé esto, no lo hice. ¿Tal vez ante lo vano de este plan mío, puede extraerse la conclusión, de que he mostrado ligereza o falta de seriedad, tal como me acusan algunos? No. ¿O tal vez lo que decido, lo decido como una persona carnal, dirigiéndome yo a mí mismo y no siendo dirigido por el Espíritu Santo? Sólo si me dirigiese a mí mismo sería seguro mi "sí" y mi "no". Pero yo no decido como hombre carnal (mundano), y así me veo obligado a adoptar mi palabra y mis decisiones, cuando el Espíritu que me gobierna determina de modo distinto.


18. Pero no hagais suposiciones a partir de esto de que lo que os digo es inestable e incierto. Dios es absolutamente digno de confianza, y garantiza que esta palabra nuestra que os hemos predicado y que es palabra suya, no es dudosa e insegura, el "sí" y el "no" a la vez.


19. Porque mi predicación sobre el Hijo de Dios, el Teántropo (Dios y hombre) Jesús Cristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, es decir por mí, por Silvano y por Timoteo, no ha sido aceptado por vuestra experiencia de "sí" y "no", es decir incierto e inestable, sino que ha sido aceptado como cierto e inamovible en todo lo referente a Cristo. 

 

20. Porque todas las promesas de Dios se han hecho realidad en la Persona de Cristo y han sido certificadas por él y aceptadas como "sí" y "amén", para que sea glorificado Dios con el servicio y la predicación que hacemos nosotros los Apóstoles. 


21. Y el que da la confirmación, a nosotros y a vosotros, y nos lleva a permanecer fieles e inamovibles en Cristo, y el que nos ungió con la Gracia de su Espíritu, es Dios.


22. El cual también nos ha sellado como suyos, y nos ha dado en nuestros corazones su Espíritu como comprometimiento y garantía asegurada de que se cumplirán todas sus promesas, que nos da con su Evangelio. 


23. Y volviendo al tema de mi viaje, invocamos al Dios conocedor de los corazones, para que vea el fondo de mi alma y testifique si es verdad que no he ido todavía a Corinto porque me compadezco de vosotros y no quiero que probéis mi severidad . 


24. Y no digo esto último porque supuestamente seamos señores de vuestra fe y tengamos autoridad sobre vosotros como si fueseis nuestros siervos. Al contrario, somos colaboradores para vuestro gozo y queremos cooperar para que aumente vuestra felicidad. Y queda del todo excluído someter vuestra fe, porque vosotros permanecéis firmes y estáis afirmados en la fe.



 


CAPITULO 2

Vers. 1-11. Perdón y amor sobre el que se arrepiente.

1. Y esto lo decidí también para mí. Es decir hallé que sería mejor para mí no ir de nuevo a vosotros, forzado yo también, para no disgustaros con mi inspección; pero también disgustarme vosotros con los desórdenes que veré entre vosotros. 


2. De cualquier modo entonces, o vosotros o yo, sentiremos penas. Porque si con mi inspección os causo tristeza y arrepentimiento, ¿quién otro me causa alegría, sino aquel que acepta mis inspecciones y se entristece por mis correcciones? Así, si no me entristezco yo, os entristeceréis vosotros. 


3. Y os escribí exactamente esto en una anterior epístola mía, para que corrigáis entre vosotros los desórdenes, para que así cuando vaya a Corinto, encuentre todo en orden y no me disguste ante a los que deberían darme alegría. Porque si no mi, tristeza os entristecería también a vosotros. Porque tengo respecto a vosotros el convencimiento, de que mi gozo es el gozo de todos vosotros.


4. Y no penséis que yo no sentí ninguna pena por las inspecciones que os escribí en mi espístola aquella. Porque os escribí repleto de tribulación y angustia en mi  corazón, con muchas lágrimas, no para que os disgustáseis, sino para que supieseis cuán grande es el amor que tengo por vosotros. 


5. Entonces si alguno con su grave pecado ha sido causante de tristeza, éste no me ha entristecido solo a mí, sino que en cierta medida os ha entristecido a todos vosotros, para no sobrecargaros con la acusación de que habéis permanecido indiferentes ante su desviación.


6. Es suficiente para él esta reprensión hecha por la mayoría.


7. Ahora entonces es necesario lo contrario a la conducta reprensiva. Es preferible que vosotros le hagáis ahora el favor, que le perdonéis y que le consoléis, no sea que debido a la gran tristeza se desespere y lo atrape el diablo.


8. Por lo cual os ruego que le mostréis a él en público amor fuerte y real.


9. Porque también para este fin os escribí en mi anterior epístola, para conocer vuestro probado avance, viendo si tenéis obediencia en todo.


10. Y al que hagáis el favor y le perdonéis en algo, le hago yo también el favor. Porque yo también al que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho bajo la mirada de Cristo, que siento que me sigue.


11. Es decir he hecho este favor para el beneficio espiritual y para gloria de Cristo,  para no ser vencidos mediante engaño por satanás. Y digo mediante su engaño, porque conocemos sus fraudulentos artificios.





Vers. 12-17. Los Apóstoles en el recorrido triunfante del Evangelio.


12. Os dije que en Asia pasé tentaciones y tribulaciones. Y también que cuando me fui de allí, otro tipo de tribulaciones encontré. Es decir, que cuando fui a Troada para predicar el Evangelio de Cristo, y aunque allí me había sido abierta una puerta y una oportunidad para la obra del Señor,


13. no podía tener alivio y descanso en mi alma, dado que no encontré a Tito, mi hermano, a quien esperaba para que me diese noticias sobre vosotros. No me quedé entonces allí, pero como me despedí de ellos, salí y entré en Macedonia, donde recibí estas agradables noticias vuestras.


14. Debemos entonces agradecer a Dios, quien venciendo y triunfando, nos conduce siempre a su triunfo, como servidores de su victoria que se hace por Cristo y su Evangelio. Dios durante esta marcha triunfal de su Evangelio muestra a través de nosotros la fragancia de su conocimiento en cada lugar.


15. Porque realmente nosotros, los Apóstoles y predicadores del Evangelio, somos fragancia de Cristo agradable a Dios. Fragancia para los que son salvados, así como para aquellos que son condenados a la perdición eterna.  


16. Y aunque para unos, desde luego, somos fragancia mortal, que lleva a la muerte, para otros sin embargo fragancia que ofrece y que lleva a la vida. ¿Y quién es capaz de asumir estas terribles obras y consecuencias? Realmente nadie más, sino sólo Dios. 


17. Que se gloríen otros de que supuestamente son capaces. Nosotros sin embargo no somos como la mayoría que comercian con la palabra de Dios y por egoísmo la adulteran. Sino que predicamos como predica cualquiera que es movido por sinceridad y un interés sin engaño; como habla el que es inspirado por Dios. Así hablamos ante los ojos de Dios, unidos inseparablemente con Cristo.




CAPITULO 3

Vers. 1-3. Los corintios son la evidencia de la obra de Pablo. 


1. ¿Tal vez comenzamos de nuevo a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tal vez tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recibir de vosotros recomendaciónes hacia otros?


2. Nuestra carta de recomendación, que asegura quiénes somos, sois vosotros. Carta escrita en nuestros corazones, la cual permanece indeleble y es conocida y es leída por todos los hombres;


3. Y se hace evidente para todos que sois epístola que escribió Cristo mediante nosotros sus servidores. Y esta epístola ha sido escrita no con tinta, sino con la Gracia del Espíritu del Dios vivo. Y no fue escrita en placas de piedra, como entonces la Ley Mosaica, sino en otro tipo de placas, es decir en corazones carnales, los cuales sienten y comprenden y aplican lo que en ellas escribe el Espíritu Santo. 



Vers. 4-18. El servicio apostólico incoparablemente superior al mosaico (de Moisés).

4. Y la convicción de que sois epístola de Cristo que fue escrita por nosotros sus servidores, así como el coraje que ésta nos inspira, la tenemos mediante Cristo; y la fuente y el soporte de esta convicción los tenemos en Dios,


5. No porque seamos por nosotros mismos capaces, de modo que consideremos que algo de esto que hacemos en nuestro servicio apostólico proviene de nosotros y de nuestras fuerzas, sino que nuestra capacidad es de Dios.


6. Él nos hizo capaces de servir en el nuevo pacto. Él nos ha establecido servidores no de la ley escrita, que era escritura incapaz de transmitir vida, sino del Espíritu que vivifica. Porque la ley escrita, dado que no da al hombre el refuerzo y su aplicación, conduce a la muerte espiritual. Sin embargo el espíritu del Nuevo Testamento, con la gracia y el refuerzo que transmite a los fieles, les da vida. 


7. Entonces si el servicio de la ley, que conduce a la muerte y fue grabada con escritura en piedras, fue acompañada de tanta gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron mirar directamente el rostro de Moisés a causa del resplandor y gloria de su rostro, la cual a pesar de esto era momentánea y sería abolida algún día, 



8. ¿cómo no sería más glorioso el servicio del Nuevo Testamento, que da a los hombres la gracia del Espíritu Santo? 



9. Porque si el servicio aquel que resultó en condena era glorioso, mucho mayor este servicio, que ofrece a los hombres la justificación y la salvación, tiene incomparable gloria.



10. Y realmente tiene incomparable gloria. Porque si se compara la gloria de la antigua ley mosaica con la gloria del Nuevo Testamento, no es ni siquiera gloria, debido a la insondable gloria que tiene el Nuevo Testamento.


11. Y es normal que la gloria del Nuevo Testamento sea incomparablemente mayor. Porque si fue glorificada la ley del Antiguo Testamento, que era temporal y sería un día abolida, mucho más glorioso es el Nuevo Testamento, el cual permanece eternamente y no será nunca abolido. 


12. Teniendo entonces esta esperanza, es decir de que la obra que servimos se presentará y que resplandecerá más que el servicio de Moisés, usamos en nuestra predicación mucha franqueza y libertad. 


13. Y no ponemos recubrimientos en nuestras enseñanzas para ocultar o para ensombrecer la verdad, tal como Moisés colocaba un velo en su rostro, que simbolizaba que el Antiguo Testamento era la revelación ensombrecida de la verdad. Y este velo prefiguraba lo que los descendientes de Israel no podrían, debido a su incredulidad, ver ni contemplar a Cristo, el cual es el fin y el objetivo de la ley que es abolida.  


14. Pero su intelecto se oscureció. Porque hasta el día de hoy existe el mismo velo; se lo ponen cuando leen el Antiguo Testamento, y no lo levantan. Porque este velo es eliminado sólo con la fe y con la unión con Cristo.


15. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee la ley de Moisés, hay un velo puesto en su corazón y en su pensamiento, de modo que no pueden entender que la ley y los profetas los conducen a Jesús.


16. Pero cuando cada uno que lee los libros de Moisés regresa al Señor Jesús Cristo, entonces le será quitado el velo y entenderá que la ley conducía a Cristo.


17. Y realmente cada uno de nosotros con su regreso a Cristo toma también dentro de él el Espíritu Santo. Y el Espíritu es el Señor. Y además donde está el Espíritu Santo, el cual recibimos a través del Señor Jesús, allí hay también liberación del velo y de la esclavitud de la ley.


18. Y todos nosotros con el rostro de nuestro hombre interior descubierto, como espejos espirituales recibimos y reflejamos la gloria del Señor. Y así somos transformados y tomamos la misma imagen gloriosa de Cristo. Y progresamos de un grado de gloria a otro grado superior, como es subsiguiente que progrese el hombre que es iluminado por el Espíritu Santo, el cual es Señor.  




CAPITULO 4

Vers. 1-6. La iluminación del Evangelio.

1. Entonces debido a que nuestra obra y nuestro servicio son tan gloriosos, por esto, teniendo este servicio no por nuestras consecuciones sino por la misericordia que nos ha mostrado Dios, no perdemos nuestro coraje, por muchas tentaciones que suframos.


2. Antes bien, renunciamos las acciones que los hombres ocultan por vergüenza. Y no nos comportamos con deslealtad ni adulteramos la palabra de Dios con extrañas enseñanzas, sino que manifestando la verdad, nos recomendamos a nosotros mismos a todo hombre que tiene conciencia y que está en puesto de juzgar rectamente. Tenemos además como testigo de nuestra franqueza a Dios.


3. Entonces, si nuestro Evangelio está encubierto y es incomprensible, lo es para aquellos que debido a su cegada voluntad, permanecen en la perdición. 


4. Entre ellos satanás, que es el dios y soberano de este mundo que tiene duración hasta la segunda venida, cegó el pensamiento de los incrédulos, para que no brille en ellos la iluminación del Evangelio. Y este Evangelio predica la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios.


5. Digo que el Evangelio predica la gloria de Cristo, porque con él no nos predicamos a nosotros mismos, sino que predicamos a Jesús Cristo como Señor y Soberano, y a nosotros mismos como vuestros siervos para la gloria de Jesús.


6. Y predicamos exclusiva y únicamente sobre la gloria de Cristo, porque Dios, quien en la creación del mundo ordenó que de la oscuridad resplandeciese la luz, éste ahora también ha resplandecido en nuestros corazones, no sólo para que seamos nosotros iluminados, sino para que sea transmitida a través de nosotros la iluminación que procede del conocimiento de la gloria de Dios, la cual fue revelada en la persona del nacido como hombre Jesús Cristo. 



Vers. 7-12. Las dificultades de los Apóstoles en su obra.

7. Tenemos entonces el tesoro de este conocimiento iluminador y glorioso dentro de nuestros cuerpos, que son frágiles y de tierra, para mostrar que esta enorme grandeza del poder que supera nuestros obstáculos y peligros, es de Dios y no proviene de nosotros los enfermizos y débiles.


8. Y así sucede que somos afligidos en cada lugar y ocasión, pero estas dificultades exteriores no nos crea un callejón sin salida y una agonizante preocupación. Llegamos a un dilema, pero sin deseperarnos ni privarnos del todo de cada medio y posibilidad de salvación. 


9. Nos persiguen los hombres, pero nunca nos abandona Dios. Parece que nos vencen y que nos arrojan abajo a la tierra como los luchadores, pero no nos  perdemos.


10. Continuamente y cada día llevamos en nuestros recorridos nuestro cuerpo rodeado del peligro final de morir, tal como murió el Señor Jesús, pero esto tiene lugar para que mostrar a la gente con el rescate de nuestros cuerpos de los peligros diarios, que Jesús continúa viviendo. 


11. Porque nosotros siempre, que a pesar de los peligros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte para gloria de Cristo, para que sea demuestre que con nuestra carne mortal y el poder de la vida de Jesús, que supera y se anticipa a nuestra muerte. 


12. Y así, mientras que nosotros sufrimos los peligros de la muerte, en vosotros por el contrario fructificáis en la vida espiritual que procede de nuestra acción peligrosa.



Vers. 13-18. La esperanza de la resurrección llena de valor a los Apóstoles.


13. Pero a pesar de estos peligros, debido a que tenemos el mismo Espíritu Santo que nos afirma en la fe, como antigüamente también tuvo David, según lo que está escrito en los salmos: "Creí, por lo cual hablé", así nosotros también creemos, por lo cual con valor confesamod y predicamos la palabra de nuestra fe. 


14. Y sabemos que Dios, que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará mediante Jesús, y nos presentará gloriosamente ante él juntamente con vosotros.


15. Sí, juntamente con vosotros. Porque todo por favor a vosotros tiene lugar; de modo que el beneficio nos hace Dios salvándonos de los peligros por favor vuestro, que redunde y sea beneficencia y favor no sólo para nosotros sino también para todos vosotros. Y así los que obran beneficencias sean más, de modo que la acción de gracias a Dios sobreabunde, para que sea glorificado su nombre.


16. Y debido a que sabemos que todo lo desagradable que nos sucede concluye en acción de gracias y en la glorificación de Dios, por eso no perdemos nuestro coraje; antes aunque este nuestro hombre exterior, es decir nuestro cuerpo, se va desgastando por estas tribulaciones y peligros, el hombre interior sin embargo, es decir nuestra alma, se hace más joven cada día.  


17. Y es renovada nuestra alma, porque nuestras tribulaciones, que rápido pasan y por eso son ligeras, están preparando para nosotros un eterno peso de gloria en una medida sumamente grande. 


18. Por muy pesadas entonces que sean las tribulaciones, sintámoslas como ligeras, basta con no fijar nuestra mirada en lo que es visible se ve con los ojos del cuerpo, sino en las que no se ven, pero nos esperan después de la muerte. Pues las cosas que se ven son momentáneas y pasan, pero las que no se ven son eternas.

 

 

CAPITULO 5.

La morada terrenal y la celestial


1. Y por esto no perdemos nuestro coraje. Porque conocemos bien que si la casa terrestre de nuestro alma, es decir nuestro cuerpo, que es casa momentánea y se deshace fácil como una tienda, se convierte en ruinas por el sufrimiento y es deshecho por la muerte, tenemos como otra casa el nuevo cuerpo inmortal, que nos es preparado por Dios. Esta será ya una casa no creada por manos, y será eterna en los cielos.


2. Y verdaderamente, tanto tiempo como nos encontremos en este cuerpo corrupto, gemiremos. Porque con mucha pasión queremos ponernos sobre nosotros como vestimenta nuestra residencia fija, la cual nos será dada por el cielo.


3. E incluso si como vestido recibimos el nuevo cuerpo, cuando nos pongamos este vestido, no estaremos desnudos, sin un cuerpo. 


4. Es decir, nosotros, que estamos en este cuerpo que se parece a una tienda, gemimos como si fuésemos presionados por alguna pesada carga. Y gemimos, no porque queramos desvestirnos del cuerpo, sino porque queremos vestirnos con el cuerpo celestial, para que sea absorbida la mortandad del cuerpo actual por la vida inmortal del otro.


5. Lógicamente, para poder humano es imposible esto que os digo. Nos creo para este objetivo, es decir para revestirnos de incorrupción, no es humano. Es Dios, quien también nos ha dado la gracia del Espíritu Santo, como compromiso y promesa oficial de que seremos hechos sin corruptos.
 
 
6. Entonces tenemos siempre coraje y sabemos que, mientras permanezcamos en el cuerpo, estamos lejos del Señor, en tierra extranjera.


7. Y estamos lejos, no porque estemos separados del señor, sino porque no le vemos con los ojos del cuerpo. Porque esta vida la vivimos con fe, sin ver cara al Señor.


8. Y estamos llenos de coraje y mucho deseamos marcharnos del cuerpo e ir al Señor, permaneciendo para siempre junto a él. 


9. Por tanto procuramos también con toda honra y satisfacción, ya sea permaneciendo en este cuerpo mortal, ya sea muriendo y partiendo de él, serle agradables.



10. Porque todos nosotros debemos presentarnos abiertamente y descubiertos ante el tribunal judicial de Cristo, para que cada uno reciba su retribución, según lo que haya hecho con el cuerpo el cuerpo, sea bueno o sea malo.
 
 
 
 
 Vers. 11-21. La reconciliación con Dios a través de Jesús Cristo.
 
11. Debido entonces a que conocemos el temor que inspira este tribunal del Señor, intentamos convencer de nuestra sinceridad y franqueza a los hombres que no nos conocen. Somos sin embargo claros y descubiertos a los ojos de Dios, y espero que hayamos también sido revelados con claridad en vuestras conciencias. 


12. Porque no nos presentamos nuevamente a vosotros, sino que con esto que os escribimos os damos motivo de que os gloriéis por nosotros vuestros maestros,  para que podáis responder a los que se gloríen por las ventajas exteriores y no por las cualidades interiores del corazón.


13. Porque nosotros cada cosa que hacemos, lo hacemos con sinceridad y franqueza y sin egoísmo ni interés propio. Y acabos en la locura alabándonos a nosotros mismos, lo hacemos por la gloria de Dios; porque νuestro objetivo es que no disminuya el cargo apostólico y sea así obstaculizado el desarrollo del Evangelio. Y cuando hablamos de nosotros mismos con modestia y humildad, lo hacemos para vuestro beneficio, es decir para que aprendáis también con nuestro ejemplo la humildad.


14. Y tenemos estos defectos altruistas, porque el amor que nos mostró Cristo nos aprieta a todos juntos y nos mantiene unidos a Él. Y nos mantenemos unidos a él, porque con iluminado criterio tenemos la siguiente convicción: de que si uno  —Cristo— murió por el bien de todos como representante suyo, entonces todos murieron en la persona de Cristo



15. Y Cristo murió por todos, para que los que se encuentran en esta vida no vivan ya para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos, haciendo siempre lo que es agradable a Él.



16. De manera que nosotros desde que formamos esta mentalidad, no evaluamos a nadie en cuanto a las cualificaciones externas de la carne, es decir su origen nobleo su riqueza o la sabiduría terrenal o su influencia exterior. Y si entonces, antes de creer, conocimos así en cuanto como lo presentaba su humilde apariencia lo exterior y su condenación, pero ahora ya no lo conocemos así.       ,


 
17. Sino que debido a que murimos junto con Cristo, esto significa que cada uno que está unido con él es nueva creación. La antigua situación, la cual fue creada por la ley y el pecado, pasó. He aquí, todas han sido hechas nuevas.
 


18. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Jesús Cristo, y nos dio a nosotros los Apóstoles el servicio de la reconciliación.
 


19. Es decir, que Dios estaba unido con Cristo y por lo tanto la muerte de Cristo no fue la muerte de un un simple hombre sino de un Teántropo (Dios-hombre). Y Dios en la persona de Cristo reconcilió consigo al mundo, sin tenerles en cuenta a los hombres sus pecados. Y Él nos encargó a nosotros el anunciamiento de la reconciliación.


 
20. Nosotros entonces representando a Cristo actuamos como sus enviados y sus  embajadores. Porque Dios ruega con nuestra boca.  os exhortase por medio de nosotros. Rogamos a los hombres en nombre de Cristo y les decimos: reconciliaos con Dios. 


 
21. Y es fácil el reconciliaros, porque a Cristo, quien no tenía experiencia del pecado, le dejó Dios ser condenado como pecador para bien nuestro, de modo que nosotros, con nuestra unión con Cristo, ser justificados mediante su gracia y convertirnos en participantes de la justicia de Dios. 
 

 

 

CAPITULO 6  


1. Colaborando entonces con Dios en esta obra de la reconciliación de los hombres, os rogamos que mostréis con vuestro comportamiento, que no habéis recibido en vano y sin beneficio la Gracia de Dios.


2. Y no penséis que siempre Dios os enviará a sus representantes para que os rueguen. No. Porque dice la Santa Escritura: “En el tiempo adecuado, cuando Dios muestre su misericordia y su amor, te escuché con atención y en el día en que sea dada la salvación te ayudé”. He aquí entonces ahora es el tiempo adecuado. He aquí ahora es el día de la salvación.


3. Y ahora os dirijo estas palabras de súplica consuelo, sin dar ningún motivo de escándalo en nada para que no sea acusado en lo más mínimo el servicio de la predicación.


4. Sino que, por el contrario, en todas las maneras os recomendamos a nosotros mismos y somos mostrados como verdaderos servidores de Dios con mucha paciencia, con penas, con necesidades, con preocupaciones,


5. con azotes y latigazos que llenan nuestro cuerpo de heridas, con encarcelamientos, con persecuciones que no nos permiten quedarnos en ninguna parte, con fatigas, con vigilias, con privaciones de alimento, 


6. con limpieza de todo pecado o con conocimiento de la verdad, con paciencia, con amabilidad, con santificación y con los carismas del Espíritu santo, con amor verdadero y libre de hipocresía,


7. Con palabra que predica la verdad, con poder de Dios, con armas de ataque que son adecuadas para la imposición de la justicia y son similares a las que tienen en su mano derecha los soldados que luchan.Y como las armas de defensa, que son similares a las que tienen en su mano izquierda. Es decir, estamos del todo armados, tanto para defender la justicia y la verdad como para establecer su triunfo. 


8. Demostramos quiénes somos con la gloria que recibimos de los que creen en el Evangelio y con el menosprecio de los infieles, con la difamación de nuestros calumniadores y con los encomios y las alabaciones de los fieles. Somos presentados como engañadores por los enemigos del Evangelio, y como sinceros por los fieles.


9. Como desconocidos debido a nuestra insignificancia social, y como muy conocidos e importantes. Como hombres que peligramos en morir, y sin embargo, vivimos. Como hombres enseñados por Dios con pruebas muy pesadas, pero no llegamos a la muerte. 


10. Debido a estas pruebas nuestras nos consideran hundidos en la tristeza, pero nosotros siempre nos alegramos. Nos consideran pobres, pero nosotros hacemos enriquecerse con tesoros espirituales y celestiales. Nos presentamos como si no tuviésemos nada, y sin embargo lo tenemos todo.



Vers. 11-18. Νo estrechas relaciones con los idólatras.


11. Hemos abierto nuestras bocas ante vosotros, corintios, y os hablamos libremente con mucha familiaridad. Nuestro corazón se ha ensanchado, para abarcaros a todos con su amor. Os hablamos libremente, oh corintios, os hemos abierto nuestro corazón.


12. No sentís apretamiento dado que estáis dentro de nuestro espacioso y lleno de amor corazón nuestro. Pero estáis oprimidos en vuestras propias entrañas, que son estrechas, porque os falta amor.


13. Mostrar vosotros también la misma buena disposición para corresponder con nuestro amor. Como a mis hijos os hablo. Abriδ vosotros también ampliamente vuestros corazones con el amor.


14. No tengáis una estrecha relación con los infieles, con los cuales no podéis conformar parejas que combinen, convenientes, de modo que entréis en el mismo yugo con ellos. Porque ¿qué relación y comunidad puede existir entre justicia e iniquidad? ¿Y qué comunicación entre la luz y las tinieblas?


15. ¿Qué acuerdo puede existir entre Cristo y Satanás? ¿O qué parte puede tener un creyente con un incrédulo?


16. ¿Y cómo puede encontrarse en el mismo lugar el templo de Dios y los ídolos? No tienen nada que ver los ídolos con vosotros. Porque vosotros sois templos del Dios viviente, como dijo Dios en el Antiguo Testamento: "Habitaré en ellos y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”.


17. Por lo cual, salid y marchaos de en medio de los infieles y separaos, dice el Señor, no toquéis cualquier cosa impura inmundo. Y entonces yo os recibiré, con afecto paternal.


18. Y seré vuestro Padre, y vosotros seréis mis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.




CAPITULO 7
Vers. 1-16. Las penas y las alegrías de Pablo.

1. Así que, puesto que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos a nosotros mismos de todo lo que contamine nuestro cuerpo y nuestro espíritu, y perfeccionémonos en la bondad con el temor de Dios.


2. Dadnos con el amor algo de espacio en vuestros corazones. Con nadie hemos cometido injusticia. A nadie hemos corrompido. Con nadie hemos sido avariciosos. 


3. No os lo digo esto para condenaros. Pues ya he dicho antes que estáis en nuestros corazónes, para morir con vosotros y para vivir con vosotros.


4. Tengo mucha franqueza y convicción en vosotros; tengo mucho orgullo por vosotros. Estoy lleno de la consolación que me ha sido ofrecida por vuestra corrección. Mi alegría es tan grande, que sobrepasa todas nuestras tribulaciones.


5. Sí, es superior y predomina nuestra alegría. Porque realmente, cuando vinimos a Macedonia, no encontró ningún reposo tuvo nuestro dolorido cuerpo, sino que en todo fuimos llenos de penas. Desde fuera, los infieles, creaban guerras contra nosotros, mientras que desde dentro teníamos temores por nuestros hermanos débiles, por si eran arrastrados y engañados fuera de la fe.


6. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la presencia de Tito.


7. Y fui consolado no sólo con su venida y su presencia, sino también con la consolación que le dísteis, cuando nos anunció vuestro gran anhelo por mí, vuestros muchos llantos debido a que me habíais entristecido, el entusiasmo que mostrásteis por mí en contra de los que me calumnian, de manera que me regocijé aun más oyendo todo esto.


8. Porque, aunque os enristecí con mi carta, no cambio ahora de opinión por esto, aunque entonces cuando os la envié me hube arrepentido. Y no me arrepiento ahora, 
porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó para vuestro beneficio.


9. Ahora me gozo, no porque os hayáis entristecido, sino porque la tristeza que habéis sentido concluyó en arrepentimiento. Porque os habéis entristecido como quiere Dios, para que ninguno de vosotros sufra daño espiritual por nosotros.


10. Y de hecho, habéis sido beneficiados espiritualmente. Porque la tristeza que es según la voluntad de Dios, tiene como resultado el arrepentimiento que lleva a la salvación. Y el que siente este arrepentimiento no se arrepentirá nunca de este cambio en sus pensamientos y en sus decisiones. Sin embargo la tristeza que es provocada por el apego al mundo tiene como resultado la muerte espiritual y a veces incluso muerte física.


11. Y esto se demuestra también por vuestro caso. Porque exactamente por esto, porque os hayáis entristecido vosotros según la voluntad de Dios, cuánta solicitud y buena disposición os ha producido. Y cuánta disculpa os ha dado, de modo que ahora estéis justificados ante mí. Pero también qué resentimiento ha creado dentro de vosotros ante el que ha pecado. Y temor por si sois castigados por Dios. Y fuerte deseo volver a verme. Y celo por Dios, y deseo de castigo del mal. Con toda vuestra conducta os habéis recomendado y habéis demostrado que estáis libres de toda responsabilidad y culpabilidad en este caso.



12. Por lo tanto, aunque os he escrito, no lo he hecho para que sea castigado el que cometió la injusticia, ni para satisfacer al que ha sido tratado injustamente, sino para que se muestre entre vosotros el interés que tenéis por nosotros, y Dios ve que son sinceros.


13. Por esto hemos sido consolados. Y junto con esta consolación que nos habéis dado, mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, porque ha sido aliviada su alma y ha quedado agradecido por el comportamiento de todos nosotros. 


14. Esta alegría de Tito me ha provocado a mí alegría, porque si me hubiese jactado de algún modo de vosotros ante él, no me hubiese avergonzado, sino que así como con vosotros, todo lo hemos dicho y enseñando en verdad, así también con Tito nuestra jactancia demostró ser cierta.   



15. Y su corazón ahora más que otras veces está dedicado a vosotros, porque recuerda la obediencia de todos vosotros. Recuerda cómo le recibisteis con temor y con miedo por si le desagradábais en algo y no mostrábais la debida conducta.   


16. Me alegro, porque para todo puedo tener valor y confiar en vosotros.






CAPITULO 8

Vers. 1-15. La generosidad de las Iglesias de Macedonia y el deber de los corintios de hacer colectas para los pobres


1. Os doy a conocer además, hermanos, el carisma de la caridad que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia. 



2. Y realmente se trata de un carisma divino. Porque aunque se encontraban dentro de una gran prueba de tribulación, no se derrumbaron, sino que sintieron abundante alegría. Y su profunda y final pobreza resultó  abundaron en riquezas de su generosidad demostraron ser admirables por la riqueza de su generosidad y su disposición a contribuir con grandes cantidades.




3. Y lo digo esto, debido a que, de acuerdo también con sus posibilidades económicas -doy testimonio de esto- e incluso por encima de sus posibilidades dieron con su propia iniciativa y agradecimiento, sin que nadie les obligase.



4. Y con cálidas peticiones y rogativas nos pedían y rogaban que les hiciéramos el favor de participar también ellos en el servicio dedicado a la ayuda de los cristianos pobres.



5. Y no dieron sólo del modo y cuanto esperábamos, sino que primeramente se dieron al Señor a sí mismos, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.



6. Era tal su disposición que, para que no pareciéseis vosotros también inferiores, rogamos a Tito, como antiguamente hacía en Corinto el comienzo de la contribución, concluyendo así entre vosotros también esta obra de caridad, que es lleno de gracia.



7. Y los Macedonios desde luego han demostrado ser tan generosos. Pero vosotros, como en todo os presentáis avanzados en lo anterior, y en la fe y en la palabra de sabiduría y en el conocimiento de la verdad y en cada voluntad y celo, y en el amor que mostráis y que disfrutamos nosotros, cuidad también esta gracia de la caridad, en mostraros especialmente generosos.




8. No os digo esto como un mandato, pero os hago conocido el celo y la diligencia de los otros, para hacer que demostréis lo genuino que es vuestro amor. 



9. No es necesario que os de mandato. Porque conocéis bien la gracia que mostró nuestro Señor Jesús Cristo; porque, aunque era rico debido a la infinita grandeza de su divinidad, se hizo pobre para vosotros. Y se puso la pobre naturaleza humana y se hizo hombre, para que os hagáis vosotros espiritualmente ricos con su pobreza.



10. No os doy mandato, sino que simplemente os doy mi opinión al respecto. Porque os conviene a vosotros, mostraros generosos en esta contribución. Y conocéis bien este interés vuestro vosotros que comenzasteis desde el año pasado, antes de que yo os instara a ello, sino a declarar primeros vuestra  voluntad para hacerlo. 



11. Ahora entonces  
llevad a cabo y completad el trabajo de contribución, para que, como tuvisteis la disposición de la buena voluntad,  así también sea terminada y completada con éxito también la contribución, conforme a las posibilidades que tengáis.


12. Digo conforme a las posibilidades que tengáis, porque, cuando existe disposición y buena voluntad, entonces es uno aceptado según lo que tiene, y no según lo que no tiene.


13. Porque no quiero decir que con esta contribucióno sean otros aliviados, mientras que vosotros pasáis privaciones, pero digo, de acuerdo a la igualdad que ha de existir entre los hermanos, que vuestro excedente complemente la  privación de aquellos que se encuentran ahora en difíciles circunstancias. 


14. Pero también su franqueza ante Dios, que abunda debido a sus pruebas, complete vuestra supuesta falta de espiritualidad, para que exista así igualdad en lo corporal y en lo espiritual.


15. Y que exista igualdad según lo que está escrito en la Santa Escritura: "El que recogió mucho maná no le sobró nada, y al que recogió poco no le faltó ni tuvo menos". Esto entonces que les sucedió a los israelitas entonces necesariamente por milagro de Dios, hacedlo vosotros hoy con vuestra libre disposición y generosidad. 



Vers. 16-24. Quiénes fueron enviados para hacer la recolecta. 


16. Agradezcamos entonces a Dios, quien ofrece el mismo incansable y dispuesto   celo e interés por vosotros en el corazón de Tito.


17. Y este celo suyo se vio, porque no sólo aceptó con agradecimiento mi petición de ir a vosotros, sino que debido a que estaba más dispuesto que los demás, él sólo y bajo su propia voluntad y complacencia, partió para ir a vosotros. tiene gran fervor, va a vosotros por su propia voluntad.


18. Enviamos entonces juntamente con él al hermano que es alabado por todas las iglesias por el éxito con que predica el Evangelio. 


19. Y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero en este servicio y colaborador nuestro, para que predique con nosotros el Evangelio y siva en esta gracia de la caridad, la cual es ofrecida por nosotros, para que sea glorificado el mismo Señor y para volvernos nosotros más dispuestos, tomando ejemplo de su celo. 


20. En este servicio nuestro tenemos particulares precauciones en cuanto a esto, es decir en que nadie nos acuse de tener intereses propios y egoístas en esta  generosa y rica contribución, la cual se esta llevando a cabo y es servida por nosotros. 


21. Porque procuramos que nuestra conducta sea buena no sólo ante el Señor sino también ante los hombres.


22. Enviamos también con ellos a nuestro hermano, a quien muchas veces hemos probado y comprobamos que está dispuesto. Ahora de hecho está mucho más dispuesto que antes debido la mucha confianza que tiene en vosotros, en que os mostraréis generosos. Todas las personas entonces que os he enviado para la recolecta son elegidos.


23. En cuanto a Tito si pregunta alguien, que sepa es mi compañero y colaborador en vuestro servicio espiritual y beneficio. Y si pregunta por los demás, que sepa que son nuestros hermanos, enviados de las iglesias, personas que mediante sus vidas glorifican a Cristo. 


24. Mostradles entonces cúanto me amáis y qué razón tengo al gloriarme respecto a vosotros, como si estuvieran presentes las Iglesias que les enviaron y fuesen informadas también ellas sobre ellos. 





CAPITULO 9

Vers. 1-7. Admoniciones para una generosa y bien dispuesta contribución.


1. Aparte de mi recomendación sobre estas personas, no es necesario que os recomiende nada más. Porque sobra que os escriba sobre la importancia del servicio dirigido a ayudar a los cristianos pobres.


2. Porque conozco vuestra buena disposición, de la cual yo me glorío dedicándoos muchas alabanzas entre los de Macedonia. Es decir, les digo que Acaya está preparada desde el año pasado. Y el celo creado por vosotros, ha llevado a la mayoría a imitaros. 


3. He enviado entonces a los hermanos que os he escrito antes, para que no resulte infundada y sin base mi jactancia sobre vosotros en este tema de la contribución, sino para que estéis con anterioridad preparados, como decía a los de Macedonia. 


4. Y me interesa que estéis con anterioridadpreparados, por si fuésemos avergonzados, viniendo conmigo algunos macedonios y os hallaren desprevenidos, de modo que no seamos ya justificados para poder decir con este convencimiento: !Vosotros, corintios, cuánto lo merecéis!".


5. Consideré entonces necesario pedir a los hermanos que fuesen a vosotros antes que a mí y preparasen primero con orden vuestra bendita ofrenda que anuncié a los de Macedonia. De modo que cuando vaya, esté lista esta ofrenda vuestra. Y que esté lista así, como obra de generosidad, y no como ofrenda que tiene lugar con tacañería, mostrando de este modo avaricia por vuestra parte. 


6. Y debéis conocer esto, que quien siembra tacañería, con tacañería cosecha también. Y quien siembra en abundancia, con abundancia cosechará también. 


7. Que cada uno dé libremente según la disposición de su corazón, sin preocuparse y sin disgustarse, porque Dios ama al que da con buena disposición y rostro alegre



Vers. 8-15. Los frutos de la caridad. 

8. Y Dios tiene el poder para daros en superabundancia toda gracia. Es decir la gracia de la buena disposición ofreced generosamente, y la gracia de los bienes materiales, de modo que seáis en todo perfectamente autosuficientes y abundéis así en toda buena obra. 


9. Y así se cumpla con vosotros lo que dice la Sagrada Escritura: "Repartió abundantemente y dio a los pobres. Por sus buenas obras, su virtud permanece para siempre.


10. Y Dios que proporciona abundante semilla al que siembra, y pan para que comamos, que proporcione y multiplique vuestros bienes materiales y que aumente los frutos de vuestras buenas obras,


11. de modo que os hagáis rico en todo y en todo tipo de generosidad, por las cuales devolverán alabanzas de agradecimiento a Dios los que reciban de nosotros los Apóstoles las ofrendas vuestras que les llevaremos. 


12. Porque la realización de este servicio filantrópico, beneficioso y sagrado no sólo cubre abundantemente las necesidades de los cristianos, sino que crea abundancia de agradecimientos a Dios.


13. Y esto sucede porque los que son beneficiados por vosotros, con este servicio de vuestra caridad, adquieren experiencia sobre quiénes sois, y glorifican a Dios por vuestro sometimiento a la confesión de la fe en el Evangelio de Cristo y por la generosidad que mostráis con vuestra participación en las necesidades, tanto en las suyas como, más en general, en las de todos los cristianos.


14. Y ellos rezan y suplican a Dios por vosotros, y también desean mucho veros, debido a la superabundante gracia que Dios os dio.


15. Agradezcamos entonces a Dios por su don, don cuya medida no se puede explicar con palabras.     

 




CAPITULO 10

Vers. 1-18. Pablo en los límites de la jurisdición que Dios le dio.  

1. Os proporciono entonces la calma y la indulgencia de Cristo, y os insto yo, el mismo Pablo, quien cuando estoy ante vosotros, y os miro a la cara, soy enfermo e insignificante, tal como me acusan mis calumniadores, pero cuando estoy ausente, me lleno de coraje ante vosotros y parezco orgulloso.


2. Os pido entonces que no me obliguéis, cuando vaya a Corinto y esté con vosotros, a mostrar coraje con el poder y la autoridad espiritual y sentenciadora que pienso emplear con atrevimiento, contra algunos que nos toman por personas que se comportan y son movidos por motivos carnales.


3. Pero lo que dicen contra nosotros no es verdad. Porque nosotros, aunque tenemos cuerpo y estamos revestidos de carne, no llevamos a cabo lucha contra armas carnales.


4. Porque las armas de nuestro ejército no son armas débiles humanas, sino que son fuertes ante Dios, entregadas por él para derribar fortalezas. 


5. Y cuando digo fortalezas, no me refiero a torres o castillos materiales, sino espirituales. Es decir, rechazamos perversas maquinaciones y cada altivez que se eleva como una torre e impide a los hombres conocer al verdadero Dios. Además, con nuestras armas vencemos como prisioneros entregados y sin armas toda invención humana y sofistería, y llevamos a todos los que por ellas son engañados, a obedecer a Cristo.


6. Y estamos listos para sancionar con justicia toda desobediencia cuando sea perfeccionada vuestra obediencia, para que no seáis incluidos también vosotros en estas medidas sancionadoras que realizaremos.


7. Sí. No es todavía perfecta vuestra obediencia. Os fijáis en la apariencia exterior de las cosas, y por eso os engañan fácilmente. Si alguno de los que se os acercan tiene el convencimiento sobre sí mismo de que es siervo y servidor de Cristo, que reflexione sólo en esto: que así como él es servidor de Cristo, nosotros también somos servidores de Cristo.


8. Porque si de algún modo me jactase más por la autoridad que nos dio el Señor para edificarlos, y no para escandalizaros y agravarlos, no me avergonzaré, como se avergüenzan os jactanciosos.


9. Y no me jactaré más, para que no parezca que os quiero asustar con mis cartas.


10. Y digo que no quiero parecer que os quiero asustar, porque los falsos apóstoles que los calumnian dicen que las cartas de Pablo son graves y fuertes, pero su apariencia personal es enfermiza y su palabra hablada en significante.


11. Pero el que diga estas acusaciones que reflexione bien sobre esto: que quienes somos con la palabra cuando estamos ausentes y enviamos cartas, lo mismo somos con la obra cuando estamos presentes. 


12. !Realmente es enfermiza! Porque no me atrevo a clasificarme o a compararme a mí mismo con algunos que se recomiendan a sí mismos. Pero esos se mudan a sí mismos por sí mismos y se comparan a sí mismos con ellos mismos. Son nombres que se admiran a sí mismos y se hablaban entre ellos, se elogian desmedidamente el uno al otro y no entienden lo insensatos que son.


13. Pero nosotros no nos gloriaremos por esfuerzos de los demás en partes fuera de nuestra jurisdicción, sino que nos gloriaremos de las partes que se encuentran dentro de los límites de nuestra jurisdicción, los cuales nos apartó Dios como medida y contorno de nuestra acción. Y esta medida os incluye también a vosotros. Es decir, nuestra jurisdicción apostólica es llegar hasta vosotros predicando el evangelio.


14. Porque no nos propagamos a nosotros mismos con alabanzas y con palabras que no están basadas en la realidad. Esto hubiese sucedido si nos hubiésemos jactado por nuestros esfuerzos y no hubiésemos llegado también hasta vosotros, pero no sucede esto porque nosotros llegamos también hasta vuestra ciudad predicando el evangelio de Cristo.


15. Y no nos gloriamos fuera de la esfera y de la medida de nuestra jurisdicción, debido a los esfuerzos que otros realizan en vistas a que el Evangelio sea distribuido. Tenemos la esperanza de que cuanto más aumente nuestra fe, más seremos reseñados junto con vuestro progreso, nosotros vuestros maestros, dentro de los límites de la jurisdicción que Dios nos dio, y será así extendida nuestra acción con el crecimiento,


16. de modo que prediquemos el Evangelio en los países que están mucho más allá de vuestras regiones, sin gloriarnos en la jurisdicción forastera por logros adquiridos por otros. 


17. Entonces, con nuestros esfuerzos que Dios bendecirá, conseguiremos nuevas conquistas por el Evangelio. Y nos gloriaremos por ellas con humildad, atribuyendo todo al Señor, de modo que apliquemos la palabra de la Santa Escritura: Quien se gloríe, que se gloríe no con arrogancia, pensando que por sí mismo ha tenido lugar aquello por lo que se gloría, sino que soy glorifique al Señor, quien a través de él llevó a cabo estos logros.


18. Pero no es agradable y probado ante Dios aquel que él sólo se recomienda a sí mismo, sino aquel cuya obra es bendecida por el Señor, y de este modo entonces es también recomendado por el mismo Señor.





CAPITULO 11

Vers. 1-11. Pablo fue desinteresado en la ejercitación de su obra


1. Ojalá me mostraseis tolerancia en algunas pequeñas insensateces que cometeré al contaros lo que el Señor ha conseguido a través de mí. Tengo la certeza sin embargo de que me ha aceptado. 


2. Porque os amo con celos, con los mismos que el Dios todo bondadoso ama a los hombres. Os envidio entonces no por mí mismo, sino por Cristo. Porque os he desposado con un hombre, con Cristo, para presentaros a cada uno de vosotros  como una virgen pura ante Él. Es decir para presentar vuestras almas puras y limpias de todo engaño y pecado, unidos con la fe y con el amor a una novia espiritual, cuyo novio sea Cristo.


3. Pero temo por si, tal como la serpiente en otra ocasión engañó con su astucia a Eva, así se perviertan vuestros pensamientos y perdáis la sinceridad y la limpieza que todos hemos de tener hacia nuestro Novio Cristo.


4. Y tengo este temor, porque os presentáis bien dispuestos a escuchar a otros maestros no probados, ante los cuales sin embargo deberías presentaros recelosos. Porque si viene alguno a vosotros como maestro predicando a otro Jesús que nosotros no os hayamos predicado, o si con su predicación recibís otros carismas del Espíritu Santo, los cuales no habíais recibido, u otro Evangelio que no habíais oído o que no habíais recibido, entonces haréis bien tolerando lo que lo que os enseñe este desconocido.


5. Pero ahora, ¿qué motivo existe para tolerarlo? Ninguno. Porque pienso que yo vuestro maestro y apóstol no me he quedado atrás en nada y no soy en absoluto  inferior a los apóstoles que son excelentemente distinguidos. 


6. Pues aunque aceptase que soy inexperto en la palabra y mi apariencia carece de elegancia y hermosura, no lo soy sin embargo en el conocimiento; por el contrario, en cada circunstancia y enseñanza y acción nuestra hemos demostrado ser en nuestras relaciones con vosotros iguales que los demás apóstoles.


7. ¿O quizás cometí pecado, cuando busqué con mi trabajo cubrir los gastos de mi mantenimiento, humillándome así a mí mismo, para que vosotros fueseis liberados del engaño de la idolatría y elevaros espiritualmente? ¿Pequé al predicaros el Evangelio de Dios gratis? 


8. He desvalijado otras Iglesias, y he tomado de ellas los gastos para mi mantenimiento, para serviros a vosotros. Incluso cuando estaba presente entre vosotros y pasé carencias, no sobrecargué a nadie.




9 Porque lo que me faltaba para mi mantenimiento, me lo ofrecieron los heermanos, cuando vinieron de Macedonia. Y estuve atento en todo para no seros carga, y lo estaré en el futuro.




10 Tengo dentro de mía la verdad de Cristo, y esto constituye garantía de que no digo mentira. Os aseguro entonces que esta jactancia mía, de que no os ha sido carga, no será silenciada, en lo que a mí respecta, en las regiones de Acaya.



11 ¿Por qué no será silenciada? ¿Tal vez porque no os amo? Dios sabe que os amo.



12 Y esto que hago hasta ahora de evitar sobrecargar a los que predico, continuaré haciéndolo. Y predicaré el Evangelio, para eliminar del todo el motivo de aquellos que quieren una razón para equipararse con nosotros en su jactancia, de modo que, cuando se aprovechen de vosotros, parezca que son como nosotros. Porque dirán que nosotros también cogemos dinero de vosotros.





Vers. 13-21. Las "cualidades" de los falsos apóstoles.


13. Y quierο negarles el derecho a decir que son como nosotros, porque este tipo de predicadores son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que con hipocresía toman la forma exterior y la apariencia exterior de apóstoles de Cristo.


14. Y no esto algo extraño, porque el mismo satanás se disfraza en su forma exterior de ángel luminoso.


15. No es entonces gran cosa, si también sus servidores se disfrazan y se presentan como servidores de justicia. Pero su fin será igual que el de sus obras.

 

16. De nuevo os digo aquello que os he dicho anteriormente; es decir, que ninguno de vosotros me considere descerebrado y necio, porque me elogie a mí mismo. Pero si no os convencéis, recibidme como a necio, para que yo también tenga mi pequeña jactancia.


17. Lo que diré elogiándome a mí mismo, no lo diré como humilde siervo del Señor, sino que lo diré como si me hubiese vuelto descerebrado y necio en cuanto al convencimiento mío de que tengo derecho a jactarme.


18. Puesto que muchos se jactan por preferencias humanas externas, me jactaré yo también.


19. Y me jactaré, porque con gran agradecimiento toleráis a los insensatos y a los necios, aunque sois prudentes. 


20. Es decir toleráis a quien os esclaviza, a quien os devora y se aprovecha de vosotros, a quien os atrapa como a pájaros en la trampa, a quien se eleva señorialmente sobre vosotros, a quien os golpea en el rostro. 

 

21. Para vergüenza mía lo digo, como si nosotros hubiésemos parecido débiles y no pudiésemos haceros lo que os hicieron aquellos. Sabed sin embargo que en  cualquier otra cosa que se atreva alguien a jactarse -hablo como necio-, yo también me atreveré a jactarme.

 




Vers. 22-33. Las cualidades, las obras y los padecimientos de Pablo.

22. ¿De qué cualidad y de qué virtud se jactan? ¿Se jactan de que son hebreos? También yo soy hebreo y hablo la lengua aramea. ¿Se jactan de que son  israelitas? También yo soy descendiente de Israel. ¿Se jactan de que son descendientes de Abraham? También yo lo soy.


23. ¿Se jactan de que son servidores de Cristo? Y si aceptásemos que los son -como si estuviera ido hablo-, yo estoy más arriba que estos servidores de Cristo.  He sido sometido a fatigas más de lo que nadie podría esperar. He recibido en mi cuerpo desmesurados golpes y heridas. He sido arrojado a prisiones más que cualquier otro. He corrido muchas veces peligro de ser asesinado. 


24. De los judíos, cinco veces he recibido azotado con treinta y nueve azotes.


25. Tres veces fui golpeado con varas, una me apedrearon, tres veces he padecido naufragio, todo un día con su noche he estado siendo arrastrado por las aguas en mar abierto.


26. He servido al Señor muchas veces con largos recorridos. he peligrado muchas veces muchas veces por ríos inundados en invierno, he peligrado ante ladrones que esperaban por las partes de mis recorridos. He peligrado por los de mi propia nación judaica, por el cual he sido odiado por predicar la salvación de todos los hombres sólamente a través de Jesús Cristo. He peligrado ante gentiles e idólatras. He pasado peligros en ciudades, peligros en regiones desiertas, peligros en mares que atravesaba para la predicación del Evangelio. He peligrado ante hombres que eran falsos hermanos que con hipocresía llevaban el nombre de cristianos.


27. He servido al Señor en esfuerzos y fatigas, muchas veces sin dormir, con hambre y sed, cuando estaba aislado en lejanas trayectorias, en ayunos muchas veces, en el frío y sin ropa suficiente, cuando con ropa veraniega de repente me pillaba el invierno.


28. Y además de otras cosas que no he dicho, también me preocupaba la presión diaria y los ataques de mis perseguidores, así como mi agonizante cuidado por todas las iglesias.

 

29. ¿Quién de los cristianos enferma espiritualmente, o corporalmente, y no enfermo también yo con él? ¿Quién tropieza y cae en el pecado, y yo no me quemo yo también en el horno de la alflicción y de la vergüenza?


30. Si he de jactarme, me jactaré por las persecuciones y por las tentaciones.

 

31. Os diré cosas que tal vez os parezcan increíbles. Pero el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús Cristo, que es eternamente bendito, sabe que no miento.


32. En Damasco, el gobernador que fue designado por el rey Aretas custodiaba la ciudad de los damascenos para prenderme.


33. Y desde una ventana pero me bajaron abajo dentro de una cesta de malla, a través de una apertura en el muro de la ciudad, y escapé de sus manos.

 




CAPITULO 12

Vers. 1-10. Las visiones de Pablo y su tentación. 

 

1. Os hablaré entonces también de otras persecuciones, no me conviene  jactarme. Dejo entonces esto para hablar de las persecuciones y de mis otras fatigas. Haré referencia a las visiones y a las revelaciones que me concedió el Señor.


2. Conozco a un hombre que se encuentra en estrecha relación y comunicación con Cristo. Este hombre, hace catorce años,  fue arrebatado y elevado hasta el tercer cielo, donde se encuentran los poderes angélicos. No sé sin embargo si estaba en su cuerpo en aquel momento o estaba en éxtasis, fuera de él. Dios sabe.

 


3. Y sé que aquel hombre (sea con su cuerpo, sea fuera de su cuerpo, sólo con su alma, no lo sé, Dios lo sabe)


4. fue arrebatado y fue llevado al Paraíso, y oyó palabras que ningún hombre tiene el poder para decirlas, ni tampoco está permitido decirlas debido a la santidad de ellas.


5. De tal hombre me jactaré. No es el acostumbrado Pablo éste, sino otro Pablo, a quien el Señor ha dado muchas Gracias. Pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades y en mis tentaciones, en las cuales se revela mi debilidad, pero también el poder de Dios que no me deja llegar al colapso.


6. Sólo me gloriaré en estas debilidades mías y no en mis logros y ni en mis acciones. Porque si quisiera gloriarme, no sería descerebrado e insensato, porque diré la verdad. Sin embargo me resulta difícil presumir, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí.


7. Y debido a las muchas y grandes revelaciones, ha permitido Dios que me haya sido dado un aguijón en el cuerpo, enfermedad incurable, un ángel de satanás, para que me golpee en el rostro y me atormente, para no vanagloriarme.


8. Respecto a esta tentación, tres veces le he rogado al Señor que lo aleje de mí.


9. Pero el Señor me ha dicho: Te es suficiente la Gracia que te doy. Porque mi poder se muestra perfecto, cuando el hombre es débil y con mi afianzamiento  consigue cosas grandes y milagrosas". Por tanto, con gran agradecimiento me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.


10. Por lo cual, me siento agradecido con las debilidades, los insultos, las carencias, las persecuciones y en las preocupaciones, cuando todo esto lo padezco por la gloria de Cristo. Porque cuando con las tribulaciones y los acontecimientos parezco en gran manera débil, entonces soy fuerte. Porque entonces me da Dios más Gracia.



Vers. 11-21. Explicaciones y advertencias a los Corintios.

11. ¡Me he hecho un necio al jactarme! Pero vosotros me habéis obligado a hacerlo. Porque yo tenía el derecho a ser recomendado por vosotros, y verme en la necesidad de recomendaros a mí mismo. Y tenía el derecho a ser recomendado por vosotros, porque en nada he sido menos que los excelentes apóstoles, aunque sin la Gracia de Dios no soy nada.


12. Todas las pruebas que certifican que soy apóstol, las he presentado entre vosotros con toda paciencia y con distintas obras sobrenaturales, es decir con señales divinas, con milagros sorprendentes y con poderes sobrenaturales.


13. Porque, ¿qué es aquello en lo que habéis parecido inferiores a las otras Iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga con los gastos de mi mantenimiento? Perdonadme esta injusticia.



14. He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros y no os seré carga. Porque no busco vuestro dinero, sino a vosotros mismos, para llevaros a la salvación. Y no pido vuestro dinero, pues no están obligados los hijos a recoger dinero para los padres, sino los padres para los hijos. 



15. Pero yo también haré algo más. Muy agradecido prestaré dinero, pero también yo mismo me ofreceré completamente por la salvación de vuestras almas. Aunque, mientras que yo os amo incomparablemente más, vosotros me amáis mucho menos.
 


16. Pero aún así, como dicen los falsos maestros, yo mismo no os fui carga. Sin embargo, debido a que por naturaleza soy astuto, con engaño os he atrapado en mis redes.


17. ¿En qué os he engañado entonces? ¿Tal vez me he aprovechado de vosotros mediante alguno de los que os envié, tomando de vosotros dinero con avaricia?


18. Rogué a Tito que viniese a Corinto, y envié con él a vuestro conocido hermano. ¿Acaso se aprovechó de vosotros Tito en algo? ¿No nos hemos comportado todos con el mismo espíritu y con la misma buena disposición y con los mismos sentimientos? ¿No hemos seguido todos las mismas huellas?



19 ¿Aún pensáis que con esto buscamos disculparnos ante vosotros? No. Vosotros no tenéis competencia para juzgarnos y condenarnos. Pero hablamos delante de Dios, inspirados por Cristo hablamos. Y todo esto lo decimos, muy amados, para vuestro beneficio espiritual y edificación.


20. Os escribo esto, pues me temo que quizás, cuando llegue, no os halle tal como quisiera. Y necesariamente vosotros no me halléis tal como quisierais. Es decir temo encontrar entre vosotros contiendas, envidias, iras, riñas, acusaciones, murmuraciones contra vuestros semejantes, arrogancia, disturbios.



21 Temo por si, cuando llegue, de nuevo me humille Dios, como me humilló en mi anterior viaje, y quizá tenga que llorar por muchos de los que hayan podido pecar antes de este nuevo viaje mío, y no se hayan arrepentido de la inmundicia y fornicación y lascivia que han cometido.






CAPITULO 13  

 

Vers. 1-13. Ultimos consejos y salutaciones. 


1. Tercera vez voy a vosotros. Y como dice la Santa Escritura, con el testimonio de dos o de tres testigos será ratificada toda palabra. 



2. Os lo había anunciado con antelación en mi segundo viaje, yo os lo digo ahora, antes del tercero. Os lo dije la segunda vez que estaba con vosotros y ahora, desde lejos, escribo a aquellos que han sido inspeccionados en mi viaje anterior, debido a que pecaron y a todo el resto que desde entonces hasta ahora han pecado, porque si voy de nuevo, no me compadeceré de ninguno. 



3. Haré uso de mi autoridad, dado que pedís recibir experiencia y pruebas de Cristo, quien habla a través de mí. Cristo no resultó ser débil ante vosotros, sino que muestra su poder entre vosotros con los distintos milagros que realizó por medio de nosotros, los Apóstoles, sus medios y por medio de los carismas que habéis recibido.



4. Y muestra su poder porque aunque fue crucificado al unirse con la débil naturaleza humana y padeció como hombre, sin embargo, está lleno de vida porque es Dios y tiene poder de Dios. Entonces, lo que sucedió con Cristo sucede con nosotros, sus Apóstoles. Porque nosotros también somos débiles, dado que permanecemos unidos a él y somos extranjeros en cuanto al mundo que nos condena. Pero cuando vayamos y utilicemos nuestra autoridad apostólica, demostraremos entre vosotros estar llenos, junto con él, de vida, la cual recibimos del poder de Dios.



5. En vez de examinarnos a nosotros, examinaos a vosotros mismos si os halláis en la fe. ¿Está Cristo en vosotros? A no ser que no pidáis dentro de vosotros a Cristo, y seáis por ello dignos de rechazo.



6. Espero, sin embargo, que cuando hagamos uso de nuestra autoridad, aprendáis que nosotros no somos dignos de desaprobación.



7. Y ruego entonces adiós, porque no cometáis ningún mal. No, no quiero que parezcamos nosotros Apóstoles en prueba, teniendo autoridad y poder para reprender a los que se desvían, sino que quiero que vosotros hagáis el bien. Y respecto a nosotros, que parezca que no hemos sido probados y que no tenemos autoridad ni poder de amonestación.



8. Entonces realmente parecemos no probados, porque no tenemos ningún poder ante los que llevan una vida acorde a la verdad. Pero el poder que nos dio Dios lo utilizamos por encima de la verdad. Así amonestamos a los que se desvían de ella, y con nuestra autoridad llevamos al arrepentimiento a los hermanos que pecan.



9. Porque nos alejamos cuando nos consideramos débiles, mientras que vosotros sois virtuosos y fuertes, haciendo que nuestra autoridad no tenga lugar en vosotros. Y esto deseamos, vuestro perfeccionamiento. 




10. Por eso os escribo esto ahora que no estoy con vosotros, para que cuando vaya y esté entre vosotros, no comportarme con severidad, conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para edificar, y no para derribar.



11. Entonces, hermanos, alegraos, trabajad en vuestro perfeccionamiento, consolaos los unos a los otros, tened el mismo espíritu, vivid con paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. 


12. Intercambiad entre vosotros saludos de corazón con beso santo. Os saludan todos los santos de las regiones en las que ahora me encuentro


13. Os deseo que la gracia que da el Señor Jesús Cristo y el amor de Dios y Padre, y la participación en los dones del Espíritu Santo, sean con todos vosotros. Amén.

 

 

 

 



Translate