DOMINGO VII DE MATEO: ”La curación de los dos ciegos” (Mt.9, 27-35).
11 de Agosto de 2024. Tono plagal del 2º.
EVANGELIO (7) DE MAITINES.
Lectura del santo Evangelio según san Juan. (20,1-10)
El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al
sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también
Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos, entonces, volvieron a casa.
APOSTOLES. Epístola a los Romanos (15, 1-7)
CAPITULO 15
1. Nosotros los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de
los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.
2. Cada uno de nosotros que busque agradar a su prójimo para su bien
y para su edificación,
3. porque ni aun Cristo buscó lo que era agradable a sí mismo, sino,
tal como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban,*
cayeron sobre mí.
* (oh, Padre,)
4. Porque las cosas que antes se escribieron, para nuestra enseñanza
se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las
Escrituras, mantengamos la esperanza.
5. Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros
un mismo espíritu según el ejemplo de Cristo Jesús,
6. de modo que todos juntos, con un corazón y una boca, glorifiquéis
al Dios y Padre de nuestro Señor Jesús Cristo.
7. Por tanto, admitiros los unos a los otros, como también Cristo nos
admitió para que Dios fuese glorificado.
EVANGELIO. Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (9, 27 -
35 )
En aquel tiempo, cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos
ciegos gritando: ¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!
Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: ¿Creéis
que puedo hacer eso? Dícenle: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos
diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe. Y se abrieron sus ojos.
Jesús les ordenó severamente: ¡Mirad que nadie lo sepa! Pero ellos, en
cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.
Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado. Y
expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada,
decía: Jamás se vio cosa igual en Israel.
Pero los fariseos decían: Por el Príncipe de los demonios expulsa a los
demonios. Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en
sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo
enfermedad y toda dolencia.
HOMILIA.
La curación de los dos ciegos. "Agapi en oculto"
¡CUIDAD QUE NADIE SEPA EL MILAGRO QUE OS HE HECHO!
La alegre mirada del Señor Jesús cambió de repente. Su santo rostro
adoptó una epresión particularmente seria. Y con su mirada fijada en
los ojos de ellos y una particular elevación en el tono de su voz les
hizo esta severa advertencia: "Mirad que nadie lo sepa"
Se les había encontrado en su recorrido, mentras caminaba. Eran los
dos ciegos. Y en cuanto se enteraron de que por allí pasaría Jesús,
fueron tras él casi corriendo y cayéndose cada poco, y con fuerte voz
rogándole: " ¡Ten piedad de nosotros y cúranos glorioso descendiente
de David!". Seguían y voceaban.
¡Qué extraño, sin embargo! Cristo parecía no ateder a sus insistentes
ruegos.
Ellos voceaban y Cristo avanzaba. Y así pasó un tiempo, hasta que
llegó a una casa y entró dentro. Y junto a él los ciegos. Aquí ahora,
solo el Señor con los dos afligidos homres, que finalmente
consiguieron encontrarse con él, les pregunta:
- ¿Ceéis que puedo curaros?
- Sí, Señor, le responden ellos.
- Entonces, que sea según vuestra fe, les dice, mientras que al mismo
tiempo apoya sus dedos en sus ojos.
No hizo falta nada más. En ese mismo momento los ojos de los ciegos
se abrieron. Y entonces fue cuando el Señor les dijo aquellas palabras
severamente. Como si quisiera adelantarse a algo.... a lo que
finalmente no se adelantó, porque los dos anteriores ciegos, repletos
de agradecimiento por la obra buena obra que habían recibido, salieron
en aquel momento de la casa y contaron por toda la región el milagro
que les había hecho Cristo. Seguramente creyeron que la orden que
les hubo dado, se la dio por humildad, para que no se reconociese su
buena obra. Este sentimiento les llevó mucho más a anunciarle por
todas partes como milagroso y Mesías.
"Mirad que nadie lo sepa"
Ahora podemos entender algo más: por qué Cristo pareció no mostrar
interés por los insistentes ruegos de los dos ciegos en el camino. No
quería realizar el milagro delante de la multitud. Aunque otras veces
ya había hecho milagros delante de muchas personas, ahora quería
enseñar un majestuoso misterio: el amor y la predilección por pasar
desapercibido.
Para un momento y observa que las cosas más preciosas y hermosas
en el mundo se encuentran normalmente ocultas. El fondo invisible del
universo, las piedras preciosas de la tierra, las hermosas perlas del
océano...cuanto más oculto está el tesoro, máyor valor tiene.
Lo mismo sucede en la vida espiritual. Cuanto mayor mérito (gracia)
tiene alguien, más quiere ocultarla. Los santos -lo más precioso
mantenido sobre la tierra - es lo más difícil de encontrar. No porque o
existan, sino porque no se notan. Nada llamativo exhiben en ellos los
santos; nada ruidoso. Todo simple, tranquilo, discreto.
Estas verdades el mundo actual no puede entenderlas ni admitirlas. Lo
que gobierna hoy en día en la sociedad es exactamente lo contrario: la
proyección, la exhibición, la publicidad. Todos los medios actuales de
tecnología están dedicadas al servicio de la publicidad: la televisión,
internet, el márketing actual. ¡Qué no hace el hombre actual para
formar su "perfil"!
Dentro de esta actual atmósfera de ciega vanagloria, amigo mío, estás
llamado a hacer una revolución invisible. Una revolución para que
cortes las ataduras con las cuales ata a sus exclavos, con la tiranía de
la apariencia.
Los cristianos o son personas privadas de cosas. Son inteligentes.
Conocen dónde buscar para encontrar la gloria verdadera. No en los
vanos halagos y lo smomentáneos aplausos de los hombres, sino en la
alabanza y la gloria que regala el único verdadero Dios.
Homilías sobre el Evangelio de San Mateo de San Juan Crisóstomo (v. Homilía 32. pág. 441)
Del
libro "Háblame, Cristo. Mensajes para jóvenes de los Evangelios de los
Domingos" Archim. Apóstolos J. Tsoláki. Ed.Sotir. Lecturas evangélicas:
Nuevo Testamento con breve interpretación por P. Trempelas, Servicio
Apostóllico de la Iglesia de Grecia