Tono 4º. Ev. Maitines 11 (p.10)
Vísperas mayores (texto) (música), Maitines y Divina Liturgia (texto) (música)
13 Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes.
14 Haced todo con amor.
15 Os hago una recomendación, hermanos. Sabéis que la familia de Estéfanas son las primicias de Acaya y se han puesto al servicio de los santos.
16 También vosotros mostraos sumisos a ellos y a todo aquel que con ellos trabaja y se afana.
17 Estoy lleno de alegría por la visita de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, que han suplido vuestra ausencia.
18 Ellos han tranquilizado mi espíritu y el vuestro. Sabed apreciar a estos hombres.
19 Las Iglesias de Asia os saludan.
Os envían muchos saludos Aquila y Prisca en el Señor, junto con la
Iglesia que se reúne en su casa.
20 Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con el beso santo.
21 El saludo va de mi mano, Pablo.
22 El que no quiera al Señor, ¡sea anatema! «Maran atha.»
23 ¡Que la gracia del Señor Jesús sea con vosotros!
24 Os amo a todos en Cristo Jesús.
EVANGELIO. *
PRIMER DOMINGO DE LUCAS
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (5, 1- 11)
En aquel tiempo, Jesús estaba en la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Simón le respondió: Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes. Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.
Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda.
Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.
Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador. Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado.
Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: No temas. Desde ahora serás pescador de hombres. Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.
HOMILIA.**
A UN LUGAR IDÍLICO NOS LLEVA HOY ESTA LECTURA EVANGÉLICA,
en las costas del lago de Genesaret. Luz, paz, serenidad...
"Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret". Presente aquí el Señor Jesús. El despertar de la naturaleza le ve estado él solo en la costa. No pasa sin embargo mucho tiempo y ya empiezan a acercarse multitud de personas alrededor Suyo, para escuchar de su santa boca los logos de Dios.
La aglomeración es ya grande. El Maestro no puede ser escuchado ni ser visto por toda esta multitud. Una solución existe: entrar en una de las dos barcas que están amarradas allí en el muelle y distanciarse un poco de la orilla, para poder desde allí hablar a la multitud de los hombres.
El propietario del barco, Simón, acepta la proposición del Señor. Y en breve el divino Maestro, sentado dentro del barco, enseña al pueblo la ley de Dios.
Habría ascendido bastante el sol, cuando hubo terminado la homilía. Entonces el Señor se gira hacia Pedro, y le dice:
-Simón, boga hacia lo profundo y echad las redes, para pescar.
-Maestro, toda la noche toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado. Ahora, a estas horas, nadie pesca. Pero, si lo dices Tú, abriré de nuevo la red y la echaré. "Mas en tu palabra echaré la red".
* * *
¿Qué haces, Simón? Tú, pescador veterano, ciencia se ha hecho para tí la pesca - ¿tú lo dices esto?; ¿Ahora no has dicho que en toda la noche -cuando nadie pesca- habéis estado trabajando no habéis pescado ni una escama?. Y ahora que tanto más os habéis cansado recogiendo vuestras redes, las vas a estropear para echarlas de nuevo al mar, mañana y mediodía? ¿Qué haces Simón?
-Espera un poco y verás qué hago. Recibirás tu respuesta a partir de los mismos hechos. Cuando un poco más tarde veas las barcas, la mía y la de mis compañeros, hundirse del peso de los peces, entonces entenderás qué significa sobrepasar la lógica humana frente a las órdenes de Cristo. Obedecer a su palabra. Entonces, si quieres, ven tú también a ayudarnos; tomar de cerca esta lección.
* * *
"Mas en tu palabra echaré la red"
Quiero yo también ir contigo, Pedro. Ver también yo en mi vida de a diario el milagro de la fe, de la confianza en Cristo allí donde todos los demás - y lo mismo mi cerebro- me dicen lo contrario.
Ahora soy alumno. Me preparo para exámenes. En la academia hago pruebas regularmente. Y las ponen el Domingo por la mañana. Sé que no puedo perderlo. Sé sin embargo que no puedo perder tampoco el ir a la Iglesia el Domingo. ¿Qué hago...?. " Mas en tu palabra echaré la red". Espero en tu bendición más que en mis intentos.
Tengo todos los requisitos para trabajar en verano en una tienda como responsable con un gran salario.
Percibo sin embargo que allí mi integridad moral peligra. Caigo en un dilema... Finalmente lo decido. "Mas en tu palabra" dejaré el trabajo. Y esperaré Tu respuesta...
No lo aguanto que me tengan al margen. Me comportaré yo también como todos los chicos de mi edad. Misma ropa, misma conducta. ¿O quizás...? Encuentro dificultad para tomar un decisión. Pero Tu voz es imperativa. De acuerdo, Señor. "Mas en tu palabra". Me atreveré a ser diferente...
"En tu palabra" sacrificaré la amistad, el triunfo mundano, el reconocimiento, mi puesto, lo que haga falta. Y entonces, verdaderamente, estaré frente a las iglesias.
Y sentiré que me sumerjo en las bendiciones divinas. Entonces yo también me inclinaré de agradecimiento, caeré sobre mis rodillas junto con Pedro y Te clamaré: "Señor, no merezco tantas bendiciones Ten misericordia de mí y hazme digno durante toda mi vida de dejarlo todo y de seguirte a Tí, que lo eres todo".
NOTAS
* Libro de los Apóstoles y Santo Evangelio conforme a lo leído en las iglesias. Publicado por la Parroquia de la Protección de la Madre de Dios de Barcelona. Impreso con la bendición de su Eminencia Luca, obispo de la Diócesis de Europa Occidental del Patriarcado de Serbia.
** Del libro "Háblame, Cristo. Mensajes para jóvenes de los Evangelios de los Domingos". Archim. Apóstolos J. Tsoláki. Ed. Sotir