domingo, 21 de julio de 2024

Domingo IV de Mateo.

DOMINGO IV DE MATEO.  

 

DOMINGO IV DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. (21-7-2024). "La curación del siervo del centurión" (Mt. 8, 5-13).

 

Tono 3º. Evangelio de Maitines 4.

 

Typikon Dom. 21/7/2024



 

 



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EVANGELIO (4) DE MAITINES. 


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. (24, 1-12) 


El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado.

Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes.

Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?

No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite.

 

 

 

 









Y ellas recordaron sus palabras. Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás.

Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas.

Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les creían.

Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido. 

 




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APOSTOLESLectura de la epístola del santo apóstol Pablo a los Romanos  (6, 18-23)


18. y, habiendo sido liberados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.

19. Hablo de modo humano, debido a vuestras naturales debilidades. Que así como entregásteis vuestros miembros como esclavos de la impureza y del pecado, contribuyendo con vuestro pecado, así ahora entregad vuestros miembros como esclavos de la justicia, contribuyendo con vuestra santificación. 

20. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres en cuanto a la justicia.

21. ¿Y qué beneficio teníais entonces de vuestras obras, de las cuales ahora os avergonzáis? El fin de ellas es muerte.

22. Pero ahora que habéis sido liberados del pecado y habéis sido hechos siervos de Dios, tenéis ganancia que os conduce a la santificación, y finalmente a la vida eterna.

23. Porque el salario del pecado es muerte, mas el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor.



EVANGELIO. Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (8, 5-13) 


En aquel tiempo, al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.

Dícele Jesús: Yo iré a curarle.

Replicó el centurión: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.

Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.

Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo  a los que le seguían: Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.

 

 

 




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Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.


Y dijo Jesús al centurión: Anda; que te suceda como has creído. Y en aquella hora sanó el criado.





HOMILIA I. DOMINGO IV DE MATEO.

 

Del libro "Háblame, Cristo. Mensajes para jóvenes de los Evangelios de los Domingos" Archim. Apóstolos J. Tsoláki. Ed. Sotir. 

 

Siempre a tu disposición.


Acababa de bajar el Señor Jesús Cristo del monte donde había aquellas impresionanes palabras sobre las Bienaventuranzas. Y ahora recién entrado en Capernaúm un oficial del ejército romano se presentó frente a Él queriendo pedirle algo con súplicas:

- Señor, mi siervo sufre terriblemente. Todo el día postrado en cama, impedido y con fuertes dolores...

- Yo iré a tu casa y le curaré- escucha la reconfortadora voz del Maestro...

"Yo" (piensa el oficial)... ¿El Señor en su casa? No, es mucho eso...


-Señor, no soy digno,- dice. - No soy digno de que vengas bajo el tejado de mi casa. Hombre pecador... no es posible. Sólo un logos dí, lo que quieras dilo con un logos, y se pondrá bien mi siervo.

Estoy seguro de que se pondrá bien. Porque yo, a pesar de que no tengo como Tú absoluta autoridad, tengo bajo mis órdenes a soldados. Y le digo a uno: "vete", y va. Digo a otro: "ven", y viene. Digo a mi siervo "haz esto", y lo hace. Cuánto más Tu logos que eres el gobernador de todos.


Se quedó admirado nuestro Cristo. Se quedó admirado y volvió a aquellos que Le seguían y dijo:

 

 

 



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- Ciertamente os digo, tal fe no he encontrado ni entre los israelitas. Por eso os aseguro que muchos como el centiurión vendrán desde todos los lugares de la tierra y entrarán en el Reino de los Cielos, mientras que otros de los que se consideran a sí mismos herederos de este reino, serán echados fuera, a la oscuridad del infierno.


Y se volvió directamente al centurión y le dijo:


- Vete y como has creído, así que te suceda.


Fue aquel hombre sorprendente a su casa y encontró a su siervo sano.




                                     *         *         *  




" Como has creído, así que te suceda"


El peso aquí recae sobre la palabra "como". Como has creído... Es decir, ¿cómo creyó el centurión? Que desde lejos y con un solo logos Cristo pudo hacer bien a su siervo. Ni siquiera hizo falta ir a su casa, tampoco hacer nada más.

Así creyó, así sucedió.  Y en otros casos Cristo hizo el milagro tal como creyeron los que Le pidieron el favor. Así por ejemplo, el padre que Le dijo "ven a mi casa para sanar a mi hija", Cristo fue. Ahora no fue, porque así  se lo pidió el Centurión. Allí fue así se lo pidió el padre.

Lo que quieras, como quieras, tendrá lugar el milagro. Basta con que creas. Ten fe y no pienses cómo vas a hablar a Cristo. Qué y cómo Le pedirás. Sólo ten fe. Esto quiere Cristo e ti.

 

 

 




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Esto quiere, para ofrecerse después a Sí Mismo, su Gracia. Vendrá para acercase a ti no como va a aquel o al otro. A cada uno nuestro Señor se acerca con modo particular, personalmente, para que nosotros podamos entenderle en nuestras vidas. Condesciende con cada uno de nosotros según nuestras necesidades particulares, nuestras preferencias, los profundos deseos de nuestro alma. Según la personalidad y la idiosincrasiade cada uno.


Finalmente, tienes un Dios que te conoce personalmente, que sabe qué quieres. que está siempre a tu disposición. Siempre tuyo. Tan exclusivamente tuyo, como mío, como de todos nosotros.


¡Suyo de cada uno!...

 

 


 

 

HOMILIA II. La curación del siervo del centurión. (Mt. 8, 5-13) 

P. Atanasio Mitilineos

Nos deja sorprendidos, queridos, en la lectura evangélica de hoy,  la admirable actitud del centurión hacia e Señor, y desde luego, su interés por su siervo que estaba paralítico, pero sobretodo su actitud ante el Señor en cuanto a la curación de su siervo. ¿Qué dijo?

En su propuesta ante el Señor, no de su hijo, sino de su siervo, y éste era, atención también ciudadano romano y soldado, se supone que hombre duro y estricto. En su propuesta ante el Señor, cuando le dijo “yo iré a tu casa y le curaré”. “Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di un logos, y mi criado será curado”. Y a continuación, pone como ejemplo, que está bajo autoridad, pero que tiene autoridad sobre sus soldados y sus siervos, y da órdenes y se cumplen.

El Señor admiró la fe del centurión. Y dijo: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Este será nuestro tema: que la fe toca los bordes y se introduce en la teología. Tenemos aquí una revelación, que la fe se convierte en camino de la teología. ¿Cómo se convierte la fe en camino hacia la teología?, os preguntaréis. ¿Qué dijo el centurión? Solamente di un logos, que significa, como dice el teólogo E. Zigabenus,  solamente di unas sencillas palabras, y entonces este logos se realizará.

 



 

 

Dice San Juan Crisóstomo, no dijo el centurión al Señor: “Señor, suplica a Dios”, “Señor, reza”, sino “ordena, da la orden. Y E. Zigabenus de nuevo dice: “¿veis aquí, la grandeza de la fe?”. En otro lugar dice el Señor, queridos, como hemos visto, admiró la fe del centurión, y dijo a los que le seguían, esto que decíamos: “Amén digo amén, que ni aun en Israel he hallado tanta fe”. El Israel que conocía Dios desde sus antepasados, el Israel que tantos milagros vio, el Israel que fue el pueblo esencial de Dios, tal fe en este pueblo, no la encontró.

Diría alguien, que eso que dijo el centurión sería una premonición de la fe los gentiles. De las “naciones”, es decir griegos, romanos, y todos los pueblos de la tierra, mostraron ser, realmente mostraron ser, superiores a Israel, que hasta incluso hoy, muestra no creer. La fe, entoces, admirada por el Señor, es guía y camino hacia la teología. ¿Qué dijo? ¿La respuesta cuál era? “Solamente di un logos”. Es como si dijese: “tú eres el Logos del Padre”. (5:09) He aquí directamente la teología. “Tú eres el Logos de Señor”, o “El Logos del Señor formó los cielos”, como dice el Antiguo Testamento. O “él dijo y así fueron”, él sólo dijo, y todo fue hecho. “Porque él mandó, y fueron creados”. Salmo 148, 5. El ordenó, y todo fe creado. (5:35)

Conoció entonces mediante la fe en la Persona de Cristo al Dios Logos. Aquí está la teología.  Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. “ Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Jn.1, 3). He aquí la unión entre fe y teología. La gran fe, la fe desbordante. La Theotokos (Madre de Dios), no hubiese visto ningún milagro, ni -perdón- ni  hubiese visto a Jesús Cristo en su hijo, si no hubiese creído en quién era su hijo.  Por eso dice con seguridad a los sirvientes en las bodas de Caná: “Haced lo que os pida”. Porque estaba convencida. De que eso sería lo correcto.

Y efectivamente, después vieron que el agua de las tinajas se convirtió en vino. Nos dice luego el Evangelista Juan, que “ Jesús hizo esta primera señal en Caná de Galilea”, es decir el primer milagro, porque sencillamente, no había precedido antes ningún otro milagro. ¿Cómo entonces los supo esto la Theotokos? Era la fe, y de hecho la fe en que aquel que llevó dentro y que dio a luz, es el Dios Logos. Si ella lo supo, ¿quién se lo hizo saber?; ¿yo?; ¿vosotros?; Es la primera que reconoció que Jesús es el Logos de Dios, el Hijo de Dios. (7:45)

Y la cananea, cuya fe de nuevo el Señor admiró. Y ella no era hebrea, ella era idólatra. Con fe contravino el tiempo de la salvación de los gentiles. Y ella fue preámbulo de la salvación de los gentiles. La fe entonces, abre os misterios de las voluntades de Dios y conduce a la teología. ¿Queréis entrar en la teología? ¿Queremos entrar en la teología? Es el más alto don de los cielos la teología. No son los carismas… Nos hablaba del amor (agapi) hoy la lectura evangélica. Nos dice el Apóstol Pablo, “Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.” (1 Cor. 12, 31). Y es el amor (agapi). Por encima del amor está el carisma de la teología. (8:44)

Entonces si tenemos nosotros también una fe viva y firme, somos conducidos siempre al espacio del amor (agapi). Y nuestra ida alli, es un elemento de salvación. No es opulencia y ostentación la teología, es necesario que conocerla. Es el ojo que contempla  los Misterios de Dios, de los Misterios del Reino de Dios, la teología. Como si nos diese Dios la posibilidad de reflejarnos los Misterios de su Reino. La teoría es, no es sólo para los teólogos, como podría creerse. Los que aprenden teología en la universidad, no voy a decir nada más, todo está bien, todo es bonito…. no es esto. Teología es conocer a Dios, y que hables de Dios. Los teólogos de universidad, ¿hablan de Dios?, ¿conocen a Dios? Pero… qué más voy a decir. Os o dejo a vosotros que respondáis. (10:00)

Dice San Diadoco de Fótice : No existe cosa más pobre en cuanto a la mente (del gr. “διανοια”, [diánia]), que se quiera filosofar, teologizar, sobre Dios, sin Dios.

 

 

 




La teología además presupone limpieza del corazón. Debemos tener un corazón limpio. Por eso de nuevo San Simeón el Nuevo Teólogo nos dice: Ni al teólogo le va el arrepentimiento (metania) “Como está de lejos el oriente del occidente, así también la alta teología del arrepentimiento (del gr. “μετάνοια”, [metania], cambio, vuelta, arrepentimiento)” (10:41)

¿Por qué? Porque tiene un corazón limpio. Entonces, ¿qué va a hacer con el arrepentimiento (metania)? Y tampoco al que se arrepiente le va la teología. “Como está de lejos el oriente del occidente, así también la alta teología del arrepentimiento”. Veis que el arrepentimiento es importante.

Y ahora, queridos, junto con el centurión, que tocó con su fe el borde de la teología, intentemos también nosotros tocar algo del océano de la teología. ¿Qué dijo el centurión, que admiró el Señor? “Sólo di un logos”. Aquí, no sólo declaró su fe el centurión como hemos dicho, sino que teologizó. Aunque sin profundidad, se convirtió en visor de los Misterios de la Persona de nuestro Señor Jesús Cristo, que lo tenía ya frente a él. Confiesa que éste es el Dios Logos, el Hijo del Padre. Y que este Logos del Padre no es interior sino hipostático interior, sino substancial. Algo interior, como algo que tenemos dentro de nosotros. No. Es hipostático, es decir, persona. Es persona. Y el centurión tenía ante él la Persona del Dios Logos. Era visible, perceptible, con su humanización. (13:05)

No es el discurso (proforikós logos),  es el logos sencillo, es la hipóstasis. Es Persona (Prosopo). Es Persona el Dios Logos. Como decimos: Padre , Logos, Espíritu.

“Quien diga que el Dios Logos es interior (endiázetos) o discurso (proforikós)”, es decir, que no es Persona, sea anatema,  dice un Símbolo de los anatemas de año 351. Que no esté dentro de la Iglesia. Es decir que sea apartado, es decir es desaprobado. Y como dice Atanasio el Grande, el Logos no es discurso (proforikón), veis aquí la concordancia entre todos. No es el discurso (proforikós lógos), ni interior (endiázetos). No es nada de esto dice, sino que es Persona. El Logos es Persona, apartado, independiente.

Y San Ignacio nos dice, “el portador de Dios está en Dios, se manifiesta en él, mediante Jesús Cristo su hijo que es su Logos en silencio del pasado” (Carta de San Ignacio de Antioquía a los Magnesianos) Y este silencio, explica, es el estado del Hijo antes de la creación visible e invisible. Estaba en silencio. ¿Veis los hebreos? Los hebreos hablan sobre Dios. No conocen al Dios triádico, a pesar de que Él les dio la ley en el Sinaí. Él pasó a su pueblo por el Mar Rojo, Él pasó a su pueblo por el río Jordán. Sí, lo dijo Dios, está encriptado en la Santa Escritura. Escuchad cómo comienza: (15:28)

“En el principio, Dios creó los cielos y la tierra”, al principio del Antiguo Testamento. Estas majestuosas palabras, si supieseis queridos qué teología oculta tiene esta frase. “Y dijo Dios”, dijo Dios, ¿qué dice aquí?: “dijo”. Aquí viene ahora su Logos, la segunda Persona, a crearlo todo. Y después dice “y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz del abismo (de las aguas)”. El Espíritu de Dios; he aquí la Tercera Persona de la Santa Trinidad. Desde el primer versículo, queridos, del Antiguo Testamento, en su primer libro. (16:34)

¿No se manifestó el Espíritu Santo como paloma? Aquí entonces, mucho más tarde, tenemos esta imagen. Pero viene ahora e incuba las aguas, y sale la vida. Los científicos nos dicen que la primera forma de vida apareció en las aguas. Qué majestuosidad, qué exactitud el Logos de Dios. Sí queridos, así, “y dijo Dios”, muestra el nacimiento intemporal del Logos y al mismo tiempo la creación de todo. El Logos siempre es engendrado.

Dice Atenágoras, “desde el principio era Dios nous eterno”, es decir, desde siempre, sin principio. Eterno ( del gr. “ἀΐδιος”, [aídios]), quiere decir algo que tiene principio, pero que no tuvo principio o comienzo. Tenía el Padre en sí mismo el Logos, tenía el Padre el Logos, eterno ser lógico, sin comienzo, lo tenía en Él. Y siempre lo engendra. Y engendrado el Logos, hace su presencia en la creación y en el mundo. Y cuando lo engendró, al Dios Logos, dice San Hipólito, “cuando engendró el Logos, no se vació el Dios Padre del Logos”, no, sino que lo tenía siempre. Εs decir lo tenía siempre el Logos él mismo, al Logos, y siempre en compañía de Él. (18:35)

Cuando el Dios Logos vino a este mundo como hombre nacido, no dejó la morada en el Padre. Atended, no dejó la morada o el seno  del Padre. Estaba siempre en el seno del Padre, porque es una la esencia, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.

Hermanos, el Señor dijo en su oración: “… para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Jn. 17,24). ¿Dónde estaba el Dios Logos? En el Padre. ¿Cuándo se manifiesta? Cuando el Padre decide crear el mundo. Engendra al Hijo y crea el mundo. Y ahora el Logos se hizo carne, y habitó entre nosotros, como dice el Evangelista Juan. Y ahora, sin abandonar el seno del Padre, viene entre nosotros y habita, pone su tienda, su residencia entre nosotros. Y este Logos es el Dios verdadero, del Dios verdadero. Ahora podemos entender que ““En el principio” como escribe el Evangelista Juan, “En el principio era el Logos”. “Y el Logos era con Dios, y el Logos era Dios. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fué hecho. (20:40)

Así podemos entender muchas frases en el Antiguo Testamento que hablan del Logos en relación con la creación y con la historia. Por ejemplo, dice en el salmo 32 (33), “Por el Logos de Dios fueron hechos los cielos”. ¿Quién es el Logos? La segunda persona de la Santa Trinidad.

“Tu Logos, Señor, es verdadero” dice el salmo 119 (118). En otro salmo, dice Dios, hágase la luz y se hizo. Toda esto queridos son frases del Antiguo Testamento. Oculto el Logos dentro del Antiguo Testamento. ¿Qué decís, tenemos que leer el Antiguo Testamento? Si supiese alguien qué lástima es que no se lea el Antiguo Testamento. Allí abre el camino para conocer al Dios Logos. Leamos también el Antiguo Testamento, aparte del Nuevo. Es difícil, y en su gramática, pero tendremos ayudas para entenderlo.

Pero el centurión creyó y teologizó. Y fue admirado por Dios, ya que dijo “no he encontrado en todo Israel hombre tan fiel”. Y así como recompensa fue le revelada a este hombre la Persona del Logos de Dios el encarnado. También Herodes lo vio, también Pilatos, pero a ellos no les fue revelado el Dios Logos.

Saber esto no es un lujo extra, sino necesidad vital para nuestra salvación. El hombre debe amar y conocer. Por esto el sabio Salomón cuando se le preguntó qué quería pedir, porque riqueza tenía, era rey… ¿Qué pidió? La sabiduría. La sabiduría, para empezar, la sabiduría en el habla. Después pidió la sabiduría que estaba junto al trono de Dios, es decir, el Dios Logos. Por eso escribió lo que escribió, que era inspirado por Dios. Sabiduría de Salomón, Sabiduría Sirac, son libros del Antiguo Testamento que tratan sobre esta sabiduría.

Y San Basilio el Grande en su Divina Liturgia, en una oración, escribe “y se intranquilizaba por cuando llegaría el cumplimiento del tiempo, para encontrarse entre los hombres que creó y que tanto les amaba”.

Y Salomón pidió la Sabiduría de Dios, es decir del Logos de Dios, de Jesús Cristo. Cuando creemos intensamente, entonces comenzará a emanar abundantemente la teología de Dios. Amén.

 

 

Homilía sobre la curación del siervo del centurión. (Mt. 8, 5-13). P. Atanasio Mitilineos ( https://youtu.be/pMSb5A9ui0s)

Traducido por el equipo de La Ortodoxia es la Verdad 



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