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Disputó durante el reinado del emperador Alejandro Severo en el año 222 y era de Capadocia. Por su confesión de Cristo fue arrestado por Simblikios, el gobernante de Capadocia, y llevado al templo de los ídolos para sacrificarles. Como no se le pudo persuadir, o más bien porque se burló de los ídolos, por eso fue suspendido y le desollaron la carne. Luego lo pusieron en un horno caliente, del cual fue preservado ileso por la gracia de Cristo.
Más tarde fue llevado una vez más al templo de los ídolos, donde los griegos ofrecían sus sacrificios, y cuando se acercó al altar, lo volcó. Para esto, lo colocaron inmediatamente en una olla caliente llena de aceite, brea y manteca de cerdo. Habiendo permanecido dentro de esto dos días, salió ileso, sin quemarse en ninguna parte de su cuerpo. Debido a este milagro, muchos griegos se convirtieron a la fe de Cristo. Finalmente, lo sacaron fuera de la ciudad y lo decapitaron, y así su bendita alma subió coronada a los cielos.
Fuentes consultadas: johnsanidopoulos.com