lunes, 18 de marzo de 2024

San Narciso, Obispo (307 p.c.)

De acuerdo con la primera parte de las actas de Santa Afra, consideradas como de escasa autoridad, Narciso era originario de Gerona, España y obispo de su ciudad natal, a comienzos de la persecución de Diocleciano. 

Al huir, para escapar a la muerte, entró a la región de Retis y llegó hasta Augsburgo, donde logró la conversión de numerosos idólatras, especialmente la de una cortesana, llamada Afra, en cuya casa fue albergado el obispo junto con su diácono Félix. Al cabo de nueve meses pasados en Augsburgo, regresó a su diócesis de Gerona, donde había disminuido el ardor de la persecución. Ahí gobernó a su Iglesia durante tres años todavía, hasta que fue detenido, con el diácono Félix y martirizados ambos por la causa de la fe, hacia el año 307.

Lo único que se puede admitir como cierto, es que en la ciudad española de Gerona se honra a un mártir con el nombre de Narciso, el que figura en el número de sus obispos; por otra parte, también en Augsburgo se venera a un Narciso, en el monasterio de los santos Udalrico y Afra, donde hay un altar en su honor. Pueden haber existido relaciones entre este monasterio y la iglesia de Gerona en el siglo XI, ya que un obispo de Gerona, con el nombre de Beranguer, escribía en el año 1087 a Sighardo, abad del monasterio de los santos Udalrico y Afra, para anunciarle el envío de algunas reliquias de San Narciso, no de su cuerpo, que Gerona quería conservar entero, sino de los vestidos y ornamentos que habían tocado su cuerpo. El obispo confesaba ignorar la fecha del natalicio de Narciso, pero indicaba que se había adoptado para su fiesta el día 30 de octubre, fecha de la conmemoración de San Narciso, obispo de Jerusalén.

El historiador Pierre Des Noéls se dejó engañar por esta indicación y atribuyó la conversión de la cortesana Afra a Narciso de Jerusalén. Parece ser que los cronistas tomaron como base esta carta de Beranguer para establecer una relación entre el Narciso venerado en Gerona y el que se honra en Augsburgo. Todo lo que se puede afirmar a este respecto, es que una iglesia de Gerona tiene en su posesión el cuerpo de un santo Narciso; que Santa Afra fue convertida por un obispo llamado Narciso y que posiblemente ese obispo venía de alguna población vecina a Augsburgo. Las actas de Afra no dicen nada sobre el país de origen y el episcopado del Narciso que la convirtió.

Los españoles, que tienen una gran veneración por San Narciso de Gerona, lo representan en su tumba, de la cual salen nubes de moscas. Se trata de una alusión a un suceso prodigioso ocurrido al ejército invasor en 1286. El rey de Francia, Felipe el Hermoso, tomó por asalto la ciudad de Gerona; algunos soldados profanaron la tumba de Narciso y llegaron, se dice, a romperle un brazo al cadáver; pero en ese instante se escaparon de la tumba enjambres de avispas de un tamaño extraordinario que se lanzaron sobre los soldados, acribillaron a picaduras a los hombres y sus cabalgaduras y, al parecer, muchos de ellos murieron en el ataque de los insectos. Baronio consignó este hecho en sus notas insertas en el Martirologio Romano.

NOTA:

Ruinart, en el Acta Martir, Sincera, se abstuvo de insertar la primera parte de las actas de Santa Afra; sólo inscribió la segunda parte, bajo el título de Passio sanctae Afrae (1689), p. 501. Tillemont, Mémoires pour servir a Uhistoire ecclésiastique, vol. v, p. 608, confiesa sus dudas sobre las fechas indicadas en la narración del martirio. A fines de 306, el occidente estaba bajo la autoridad de Constantino que, por entonces, no pensó en lanzar persecuciones contra los cristianos.

 

Ver San Narciso, Obispo de Gerona y mártir. "Biografías de la R.A.H."

 

 

 

 

 

 

 

Fuentes consultadas: Vidas de los Santos de A. Butler, https://dbe.rah.es/biografias

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