Honorato nació en la Galia hacia el año 350, y provenía de una distinguida familia romana. En su juventud renunció a la adoración de ídolos y ganó a su hermano mayor Venancio para Cristo, a quien también inspiró el desprecio del mundo.
Deseaban renunciar a ella por completo, pero su padre pagano les ponía obstáculos continuos en el camino. Finalmente tomaron a San Caprasio (1 de junio), un santo ermitaño, como su padre espiritual, deseando convertirse ellos mismos en ermitaños. Los tres decidieron peregrinar a Tierra Santa y visitar los lugares santos de Grecia, Palestina, Siria y Egipto desde Marsella alrededor del año 368. Sin embargo, Venancio murió en Methoni, Messenia y Caprasio y Honorato interrumpieron su viaje.
Caprasio y Honorato regresaron a la Galia, donde se establecieron en las colinas cercanas a Fréjus antes de regresar a Lerins, donde deseaban imitar a los Padres del Desierto.
Allí se les unieron muchos otros, como los Santos Lupo de Troyes (29 de julio), Euquerio de Lyon (16 de noviembre) e Hilario de Arlés (5 de mayo), y los ermitaños se inspiraron en la regla monástica de San Pacomio.
Honorato designó a algunos para vivir en una comunidad; otros, que parecían más perfectos, en celdas separadas, como anacoretas. Estableció el famoso Monasterio de Lerins alrededor del año 400.
El Santo agotó su vigor juvenil a través del ayuno y el ascetismo, y así “los poderes del cuerpo dieron paso al poder del espíritu”. Aunque mal de salud, se las arregló para seguir la misma regla de ayuno y vigilia que los que eran más jóvenes y más fuertes que él.
Visitaba a los enfermos cuando estaba aún más enfermo que ellos, ofreciendo consuelo para el cuerpo y el alma. Luego, temiendo no haber hecho lo suficiente por ellos, repasaba mentalmente cada caso para determinar cómo podía aliviar su sufrimiento.
Adornado con virtudes, San Honorato trató una variedad de enfermedades espirituales, liberando a muchos de su esclavitud al vicio. Su percepción del carácter de cada persona le permitió aplicar los remedios apropiados para restaurar la salud espiritual de las almas.
San Honorato murió en el año 429 poco después de ser consagrado por obligación como arzobispo de Arles en 426. San Hilario de Arles, su pariente y sucesor, pronunció un elogio que aún sobrevive. No se han conservado los diversos escritos de Honorato, ni la Regla que dio a los solitarios de Lérins. Juan Casiano, que había visitado su monasterio, le dedicó varias de sus conferencias.
Fuentes consultadas: orthodoxwiki.org, johnsanidopoulos.com