El Coliseo de Roma, construido en el sitio de la "Casa Dorada" de Nerón por los emperadores flavios, Vespasiano, Tito y Domiciano, se abrió para su uso en el año 80 d.C. En su dedicación, hubo batallas y combates de gladiadores, y cinco mil animales fueron sacrificados dentro de su circuito. El espectáculo se coronó con la inundación de la arena y una pelea en el mar. Nada se sabe con certeza sobre el arquitecto del Coliseo, aunque la tradición atribuye el edificio a Gaudencio, un cristiano que, después, sufrió en el lugar y se convirtió en el primero de muchos mártires.
Se dice que Gaudencio fue enterrado en la Catacumba de Santa Inés, en el camino de Nomentan. La tumba estaba cubierta por una losa de mármol con la corona y la palma, y cerca de ella había un frasco de su sangre.
Una tosca inscripción en latín declaraba las alabanzas de Gaudencio, el arquitecto del Coliseo. Dice: "César había prometido tres grandes recompensas; pero falso e ingrato era el pagano; el que es el gran arquitecto de los cielos, y cuyas promesas no fallan, ha preparado para ti en recompensa de tu virtud un lugar en el teatro eterno de la ciudad celestial ".
Al ser descubiertos, estos fueron finalmente trasladados a una capilla dedicada al Santo en la Iglesia de San Luca y Martina del Foro. Sin embargo, en el siglo XVII, se determinó que la inscripción supuestamente encontrada en la tumba del Mártir era una falsificación, ya que su extraño estilo no se parecía a otras inscripciones antiguas, aunque en el otro lado se encuentra una auténtica inscripción cristiana que dice AVGVRINA IN PACE. Aunque no tenemos detalles sobre el mártir Gaudencio para su conmemoración el 31 de diciembre en el Synaxarion de Constantinopla, se puede suponer que quizás sea este a quien se refiere.
Fuentes consultadas: saint.gr, johnsanidopoulos.com, synaxarion.gr
