Desde su niñez, Demetrio luchó valientemente por la virtud, a través del ayuno y la oración. Un día, mientras sacaba las vacas a pastar, pisó un nido de pájaros, escondido en la hierba, y aplastó a los pajaritos que había en él. Su arrepentimiento por lo que había hecho fue tan grande que decidió andar descalzo durante tres inviernos y veranos.
Más tarde se unió a un monasterio y, habiendo aprendido a obedecer, fue a vivir en una cueva en el bosque cerca del río Lom.
Allí, desconocido para los hombres, derramó su oración y lágrimas ante Dios. Fue advertido de su muerte, y cuando llegó el día, se acostó entre dos losas de piedra y entregó su alma en paz a Dios.
Pasaron los años y se perdió todo recuerdo del santo asceta. Tres siglos después, cuando el río crecía, sus aguas subieron e inundaron la cueva. La corriente levantó las losas de piedra, se llevó el cuerpo incorrupto del Santo y lo dejó enterrado en la grava.
Cien años después de eso, el Santo se apareció en un sueño a una niña paralítica y le dijo que le pidiera a sus padres que la llevaran a la orilla del río para que la sanara. Cuando se difundió la noticia, el clero de la diócesis y una gran multitud acompañaron a la familia al lugar, donde antes los habitantes del distrito habían visto una luz misteriosa.
Monasterio de Basarabov y la cueva de San Demetrio |
Comenzaron a cavar y pronto encontraron el cuerpo del Santo incorrupto, brillando con la gracia del Espíritu Santo, a través del cual la niña fue sanada de inmediato. La sagrada reliquia fue llevada con gran solemnidad al pueblo de Basarabov, donde se llevaron a cabo otras curaciones, y vino gente de todo el país para venerarla.
Catedral de Bucarest, donde hoy descansan las sagradas reliquias de San Demetrio el Nuevo |
El príncipe de Hungría-Valaquia envió sacerdotes y dignatarios para que vieran por sí mismos este milagroso descubrimiento. Luego construyó una iglesia en el pueblo donde a lo largo de los años el Santo obró muchos milagros.
En 1774, hacia el final de la era ruso-turca, el ejército ruso acampó cerca del pueblo, y el general P. Saltikov ordenó que las reliquias fueran llevadas a Rusia para protegerlas de la posibilidad de profanación por parte de los turcos.
Reliquias incorruptas de San Demetrio |
Cuando las reliquias y su escolta llegaron a Bucarest, un cristiano piadoso y amigo del general, Hadji-Demetrius, le pidió que no privara al pueblo rumano del cuerpo de su compatriota. El general estuvo de acuerdo, y solo tomó una de las manos del Santo que envió a la Laura de las Cuevas de Kiev.
El cuerpo de San Demetrio fue depositado en la catedral de Bucarest donde, debido a sus muchos milagros, ha sido venerado desde entonces como protector de la ciudad y de toda Rumanía. Cada año, el 27 de octubre, la gente se agolpa en Bucarest para un festival de tres días en honor a San Demetrio el Nuevo, cuyas honorables reliquias nunca dejan de destilar un celestial delicioso aroma.
Fuentes consultadas: johnsanidopoulos.com (The Synaxarion: The Lives of the Saints of the Orthodox Church, vol. 1, Hieromonk Makarios of Simonos Petra, Ormylia, 1998, págs. 490-491.)