Nació en el pueblo de Melandra en Pafos y sus padres se llamaban Miguel y Ana. Estos dos santos y hermanos según la carne parecen haber vivido entre finales del siglo IV y principios del V. En otras palabras, probablemente vivieron durante la época de San Juan Crisóstomo y San Epifanio, Arzobispo de Chipre.
A temprana edad, Arcadios fue a la reina de todas las ciudades, Constantinopla, donde adquirió la educación superior que tanto deseaba. Mientras estuvo allí, con sus atractivos seculares y una serie de tentaciones, logró permanecer igual que en su tierra natal; puro y sabio, templado y fiel seguidor de la enseñanza cristiana.
Cuando regresó a Chipre, su amor y deseo por la forma de vida ascética lo llevó a dejar a menudo su hogar y esconderse "en las montañas y las cuevas y los agujeros de la tierra", como lo afirma San Neófito el Recluso en un encomio que escribió sobre Arcadios.
Su fama alcanzó a Nikon el Grande, el entonces obispo de Arsínoe, quien pidió verlo. Y después de conocer su forma de pensar y su santidad de vida, lo presionó para que aceptara ser sacerdote para poder ofrecer más servicios al pueblo de Dios. Con la gracia del sacerdocio que recibió de manos de Nikon, se puso como meta alcanzar las más altas cimas de la virtud. Luchando día y noche, llegó a ahuyentar, con la gracia de Dios, a los demonios de las personas, para poder curar enfermedades y tener el don de predecir eventos futuros. Por lo tanto, no fue una sorpresa que inmediatamente después de la muerte de Nikon, todos miraran hacia él en busca del trono de Arsínoe. Por lo tanto, la gente unida en una sola voz, eligió a Arcadios como verdaderamente digno del Trono del Obispo de Arsínoe.
Arcadio no quiso dejar su amada vida ascética y su "serenidad de aprendizaje de Dios", pero el voto de Dios ganó y fue ordenado obispo. Desde el trono de la Jerarquía, Arcadios dirigió su atención a la protección de su rebaño de la herejía. Durante ese tiempo, los herejes y las creencias heréticas de los arrianos, neumatomacos, gnósticos y otros habían llegado a Chipre. Y el nuevo Obispo se propuso hacer un esfuerzo sustancial para educar al pueblo, que la fe ortodoxa es el indicador que conduce a la salvación. Y Arcadios se ocupó de que este poste indicador estuviera correctamente colocado. Por lo tanto, como pastor iluminado, estuvo predicando hasta su último aliento, la verdadera enseñanza del cristianismo. San Neófito también nos informa que el obispo Arcadios a menudo ascendería a una montaña vecina donde había vivido anteriormente su vida ascética e incluso como obispo iría allí para orar con lágrimas, ayunar y vigilar. A una edad muy avanzada, entregó su alma a las manos de Dios el 29 de agosto, fecha en la que se celebra el recuerdo de la decapitación de Juan el Precursor.
San Arcadio hizo
muchos milagros mientras estaba vivo, pero también después de su muerte. En el
bosque de Pafos, cerca del pueblo de Kinousa, ya unos dos kilómetros al norte
del sitio "San Mercurio", se encuentran las ruinas del antiguo
Monasterio de San Arcadio. Este Monasterio fue construido durante el siglo V,
probablemente por San Arcadio o por otros después de su muerte, quizás en el
lugar donde anteriormente vivió el Santo como ermitaño. San Neófito dice que
este Monasterio todavía estaba en funcionamiento en el siglo XII, pero hoy está
en ruinas. También existieron santuarios dedicados a San Arcadios en los
pueblos de Kathikas y Giolou.
Apolytikion tono
4º
Como pastor
sumamente sagrado de Arsínoe fuiste percibido, hiciste brillar a Chipre, a la
luz de tu virtud, todo bendito Arcadios. Por tanto, por el Señor, fuiste merecidamente
glorificado, mostrándote compañero, de todos los santos, junto con los cuales
no cesas de interceder por nuestras almas.
