Historia Lausiaca, cap. 63
Por Paladio, obispo de Helenópolis
Hubo un discípulo de Elpidio llamado Sisinio (Sisinnius), un capadocio de raza, un esclavo de nacimiento aunque un hombre libre en la fe.
Es importante para la gloria de Cristo mencionar sus orígenes, porque es Cristo quien nos exalta desde nuestros orígenes, llevándonos a la nobleza verdaderamente bendita que es en verdad el Reino de los Cielos. Pasó mucho tiempo con el bendito Elpidio, un atleta entusiasta en la forma en que se entrenaba en todas las virtudes. Aprendió las virtudes de Elpidio durante siete años, y finalmente se encerró en una tumba durante tres años, y soportó tales privaciones en ella que ni de día ni de noche se sentaba ni se acostaba, y nunca salía de allí. Y se consideró que este hombre era digno de poseer el don de autoridad sobre los demonios.
Ahora ha vuelto a su tierra natal, donde ha sido honrado con el don del sacerdocio y ha reunido a su alrededor una compañía de hombres y mujeres. Da testimonio de la virtud de desarrollar las facultades de perseverancia por la honestidad de la forma en que vive su vida, en el sentido de que al practicar la continencia estricta ha expulsado de sí mismo tanto la lujuria masculina como la flexibilidad femenina, cumpliendo así la Escritura, "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús "(Gálatas 3:28). Y también era un gran amante de los extranjeros y de la pobreza voluntaria, lo que era un reproche para los ricos y los miserables.
Fuentes consultadas: sant.gr, johnsanidopoulos.com, synaxarion.gr