jueves, 16 de mayo de 2024

Santa Musa de Roma (s.V)

Santa Musa vivió durante el siglo V. Ella se distinguió por su vida pura.


San Gregorio Magno o Dialogos (llamado así por el estilo narrativo de sus escritos) incluyó su historia en "Diálogos" (Libro 4, Capítulo 17), diciendo que había escuchado estas cosas del hermano de Musa, San Probo Obispo de Rieti en Italia (+571, celebra el 15 marzo cal. orient.). 

A continuación se muestra el relato de San Gregorio sobre la visión de la joven Santa Musa de la Madre de Dios, y su salida de esta vida y preparación para estar en compañía de las vírgenes con la Virgen María.

Tampoco hay que olvidar lo que el siervo de Dios antes mencionado, llamado Probus, solía contar de una hermana pequeña que tenía, llamada Musa. Porque dijo que una noche nuestra Santísima Señora se le apareció en visión, mostrándole a sus diversas doncellas de su edad, vestidas todas de blanco, cuya compañía deseaba mucho. Pero sin pretender ir entre ellos, la Santísima Virgen le preguntó si tenía intención de permanecer con ellos y vivir a su servicio: a quien ella respondió que de buena gana lo haría. 

 

 








Entonces nuestra Santísima Señora le encargó que no se portara a la ligera, ni que viviera más como las otras muchachas, que se abstuviera también de reír y de diversiones, diciéndole que después de treinta días debería estar admitida a su servicio entre esas vírgenes que entonces vio .

Después de esta visión, la joven doncella abandonó todo su comportamiento anterior y con gran seriedad reformó la frivolidad de sus años infantiles. Sus padres percibieron y le preguntaron de dónde procedía ese cambio, ella les dijo lo que la bendita Madre de Dios le había dado un mandamiento, y que tal día debía ir a su servicio.

Veinte días después, enfermó de fiebre; y al trigésimo día, cuando llegó la hora de su partida, contempló a nuestra Santísima Señora, acompañada de aquellas vírgenes que antes en visión había visto venir a ella, y siendo llamada a irse, respondió con sus ojos modestamente dirigidos hacia abajo, y muy claramente habló de esta manera: "He aquí, bendita Señora, vengo, he aquí, bendita Señora, vengo". Al decir tales palabras, entregó su espíritu, y su alma partió de su cuerpo virgen, para habitar para siempre con las santas vírgenes en el cielo.



Fuentes consultadas: saint.gr, johnsanidopoulos.com, synaxarion.gr. 

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