lunes, 8 de enero de 2024

Santo Hieromártir Karterios de Cesarea (+298)

Versos:
"Karterios de antaño hacia el fuego y la lanza, te mostraste firme en el partido contra ambos".

Este santo impugnó durante el reinado del emperador Diocleciano y el gobernador Urbano de Cesarea en Capadocia en el año 298, y era sacerdote y maestro de los cristianos. Construyó una casa de oración, es decir, una pequeña iglesia, y allí se reunían los cristianos, donde les enseñaba a venerar solo a Cristo como el Dios verdadero, y a no reconocer a ningún otro dios además de Él. Por esto fue acusado ante el gobernador y se escondió. 

Sin embargo, el Señor se le apareció y le dijo: "Ve, oh Karterios, y revélate a los que te buscan, porque Yo estoy contigo. Debes sufrir muchas cosas por Mi nombre. Porque muchos a través de ti creerán en Mí y serán salvados". 

 




 

Entonces el Santo se llenó de alegría, agradeció a Dios y se animó. Por eso primero fue encerrado en la cárcel. Luego se presentó ante el gobernador y se le ordenó sacrificar al dios falso Serapis. En cambio, el Santo hizo que el ídolo fuera arrojado al suelo por sus oraciones. Por eso dieciséis soldados lo golpearon con palos, al igual que se golpean los tambores. Luego lo suspendieron en una estaca de madera, con puñales le quitaron las uñas de las manos y los pies, y con garras de hierro le desgarraron todo el cuerpo. Sin embargo, por medio de un ángel divino, fue exaltado por encima de estos tormentos y fue sanado. Pero el gobernador volvió a ordenar que se perforaran con hierro los tobillos del mártir y se colocó una parte de arado en el pecho. Después de esto, fue obligado a sentarse en un taburete de hierro al rojo vivo, y luego nuevamente fue arrojado a la prisión.

 




 

Por la noche, el Señor se le apareció de nuevo y lo liberó de sus ataduras. Cuando muchos de los incrédulos lo vieron sano, fueron a él y fueron bautizados por él, y fueron liberados de sus enfermedades. Por esto, el Santo recibió nuevamente el castigo. Le colgaron grandes piedras de manos y pies, y con palos lo golpearon en el estómago. Luego, con antorchas encendidas, lo quemaron y rociaron sobre él alquitrán y brea. Luego le hicieron beber plomo fundido. Por último, fue arrojado al fuego, pero quedó ileso, cantando himnos y gracias a Dios. Entonces, cierto judío que estaba allí se enfureció mucho, y el villano tomó una lanza atravesando por el costado al Santo. Al principio, salió tanta agua de su costado, que apagó el fuego del horno, y luego salió sangre. De esta manera, el valiente luchador entregó su alma en manos de Dios y recibió de Él la corona de la contienda.



Fuentes consultadas: saint.gr, synaxrion.gr, diakonima.gr

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