viernes, 27 de octubre de 2023

Santas Mártires Capitolina y Eroteis de Capadocia (+304)

Versos: 
"Sierva y ama son decapitadas a espada, siervas de la Trinidad, el verdadero Señor".

Las santas Capitolina (Kapetolina) y Erotis (Erotheis, Eroteida) vivieron en la época del emperador Diocleciano, cuando el gobernante de Capadocia era Zilikinthios (alrededor del 289 d. C.). Capitolina  fue una mujer cristiana de origen noble y rico, que poseía un alto rango en Capadocia. Alrededor del año 304 fue llevada a juicio como cristiana y se le preguntó su nombre, país y parentesco. Ella respondió: "Soy cristiana, mi país es la Jerusalén celestial, mis padres son los maestros del cristianismo y, principalmente, el gran Firmiliano, obispo de Cesarea en Capadocia". Cuando hubo resistido todas las persuasiones y amenazas utilizadas por Zilikinthus, el gobernador, para inducirla a renunciar a su fe y adorar a los dioses, especialmente a Serapis, fue enviada a prisión.

Una persona que había estado presente en el juicio corrió a su casa y se lo dijo a su criada Erotheis, que estaba horneando, y que justo iba a poner panes en el horno. Dejó su trabajo, corrió a la prisión y besó los grilletes que ataban a su ama; la felicitó por la expectativa del martirio y le rogó que orara para que ella también pudiera ser considerada digna de compartir su destino. 






Capitolina le dijo que no temiera, que estuviera presente al día siguiente y presenciara su ejecución. Erotheis se fue a casa, terminó de cocinar y llevó el pan a la prisión. Capitolina le pidió que se lo diera a los pobres, y luego vendiera todas las cosas de su ama y distribuyera el dinero a los pobres. Erotheis obedeció la orden. 

Al día siguiente, cuando Capitolina fue llevada ante el juez, su celosa sirviente lo agredió con piedras y abusos. Se preguntó cómo una persona de su rango inferior podía atreverse a comportarse de esta manera, y finalmente vio a su ama ser decapitada con una espada. Ella  injurió al juez y sus dioses; y fue sometida a horribles torturas, bajo las cuales no dejó de agradecer a Dios. Sus heridas se curaron milagrosamente y salió ilesa de un horno al que fue arrojada. Finalmente fue decapitada, al día siguiente de que Santa Capitolina hubiera sufrido el mismo martirio.

 



Fuentes consultadas: saint.gr, synaxarion. gr diakonima.gr

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