domingo, 21 de septiembre de 2025

Finalización de la Fiesta de la Exaltación de la Preciosa y Vivificadora Cruz

Tono pl. del 2º. Evangelio de Maitines IV. (p.6) 
 

APOSTOLES 


Epístola del Apóstol Pablo a los Gálatas 2, 16-20*

Hermanos, sabemos que el hombre no puede ser salvado con el cumplimiento de las órdenes de la ley. Esto tiene lugar solo por la fe de Jesucristo. Por eso nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por el cumplimiento de la ley; porque con las obras de la ley no será salvado ningún hombre. Pero si, buscando ser salvados por Cristo, encontramos ser también nosotros pecadores como los gentiles, ¿significa tal ve que Cristo conduce al pecado? Claro que no. Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, es como si confesase que cometí error cuando cuando lo destruí. Y ciertamente, con la ley como criterio, soy muerto para la religión de la ley, para encontrar la vida junto a Dios. He muerto en la cruz junto con Cristo. Ahora ya no vivo yo, sino que vive en mi persona Cristo. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo basado en la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó voluntariamete por mí.



 

 

 

 

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 EVANGELIO. DOMINGO DESPUES DE LA EXALTACIÓN DE LA CRUZ



Lectura del santo Evangelio según san Marcos (8,34–9,1) [Ver p. 206]


El Señor dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?

Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

Les decía también: Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.





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San Nectario de Egina, sobre la exaltación de la Santa Cruz 
 
Archimandrita Basilio Bakoyianis
 
A principios del siglo XX, cuando Theoklitos I (+1931) era Arzobispo de Atenas, aparecieron en nuestra patria ciertas personas que veían las cosas a través de los ojos protestantes.

Debido a ello, crearon un problema en la Iglesia, especialmente en la Iglesia local de Atenas.
El arzobispo Theoklitos encargó al erudito San Nectario, Metropolitano de Pentápolis (+ 1920), que intentase corregir las creencias heréticas de ellos. El santo, después de investigar el asunto desde una perspectiva histórica y teológica, escribió el estudio titulado "Estudio histórico de la Venerable Cruz".
En este estudio, el santo se ocupó de la Gran Fiesta de la Exaltación de la Venerable Cruz (14 de septiembre). Él dice que este festival está relacionado con el de la Inauguración de la Iglesia de la Resurrección, que tuvo lugar el 13 de septiembre de 335 d.C.. Por lo tanto, no fue establecido por el emperador Heraclio, sino que se restableció bajo Heraclio.
 
 
 





 
 
 
En resumen, Santa Elena, con la "bendición" del emperador y su hijo, Constantino, fue a Jerusalén en 326 para encontrar la Venerable Cruz. Encontraron la Cruz y los tres clavos con que fue perforado Cristo.
Era el 6 de marzo de 326. Como dice el Sinaxario del 6 de marzo: "En este día, conmemoramos el hallazgo de la Venerable Cruz por la bendita Elena" y "en este día, conmemoramos el hallazgo de los Venerables Clavos".
Este evento, a saber, el hallazgo de la Cruz, es celebrado por la Iglesia el tercer domingo de la Gran Cuaresma. "Hoy hay alegría en el cielo y en la tierra, porque la señal de la Cruz ha aparecido en el mundo" (Triodion, Oda 3, Canon de Matines del Tercer Domingo de la Gran Cuaresma).
 
 
 




 
 
Santa Elena dejó la parte horizontal de la Cruz en la Iglesia local de Jerusalén; la vertical fue entregada a su hijo, el emperador Constantino. Ella también le dio dos de los tres clavos con que crucificaron al Señor (el tercero cayó al mar camino a Constantinopla).
Un clavo, el emperador lo colocó en su corona; el otro en la brida de su caballo, según la profecía de Zacarías: "En ese día, santo al Señor será inscrito en las bridas de los caballos". Como dicen los versos yámbicos del 6 de marzo: "Los clavos se pueden ver en la corona del emperador, almacenado en la estatua y en la brida de la soberanía".
Santa Elena regresó a Jerusalén y construyó la famosa Iglesia de la Resurrección. La inauguración tuvo lugar el 13 de septiembre de 335, cuando se depositó la madera de la Cruz. 
 
 
 





 
 
 
 
El día después de la inauguración, el 14 de septiembre, nuevamente levantaron la Cruz para que los fieles la veneraran.
Desde entonces, junto con la Inauguración de la Iglesia de la Resurrección el 13 de septiembre, al día siguiente, el 14 de septiembre, fue la Exaltación de la Venerable Cruz .
Todo este día estuvo dedicado a la Cruz. Por esta razón, cuando San Juan Crisóstomo durmió en el Señor el 14 de septiembre de 407, su conmemoración fue transferida al 13 de noviembre.
En 615 los persas invadieron Jerusalén; entre los males que cometieron (como las masacres y el cautiverio de los cristianos), estuvo la toma de la Cruz. Aquí es cuando el festival de la Cruz cesó el 14 de septiembre.
Once años después, en 626, el emperador Heraclio emprendió una campaña contra los persas y recuperó la Cruz. A fines del otoño de 628 regresó a Constantinopla con la Cruz.
 
 
 
 





 
 
Hubo una cálida bienvenida cuando entró en la ciudad; y comenzó una celebración "doxológica" (glorificante) en Santa Sofía. La Cruz encabezó la procesión en un carruaje especial, seguido por el emperador en el suyo, ante los aplausos y vítores de miles de conciudadanos.
El 14 de septiembre de 629, el emperador entregó la Cruz en Jerusalén al Patriarca Zacarías, quien había sido capturado por los persas y rescatado por el emperador.
El emperador con la Cruz, el patriarca y todos los clérigos y laicos juntos fueron al Gólgota. El emperador levantó la Cruz en alto. Todos se arrodillaron, con la frente en el suelo, cantando una y otra vez: "Señor, ten piedad".
Aplaudieron al emperador, corearon el Himno Oficial, "Salva, oh Señor, a tu pueblo ...", y se fueron. A partir de entonces (14 de septiembre de 629), el festival se restableció y todavía se celebra hoy. 
 
"Cruz de Cristo, sálvanos por tu poder". Amén. 
 
 


HOMILIA.  -Enseñanza sobre abnegación- 

« Ni el mundo entero valdría para recuperarla » **



[Nota Introducctoria:
 
Las líneas que siguen son palabras del Señor Jesús hacia los que están decididos a seguirle frente a cualquier condición. Sólo los que disponen de un heroico espíritu de fuerte amor por Cristo pueden leerlas. Al resto se ruega que cambien de página.]

 

 

 

 

 

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Estas palabras fueron dichas a causa de lo que le dijo el Apóstol Pedro, para que evitase la crucifixión; que no fuese a Jerusalén, donde sabía que le crucificarían. Entonces Cristo le habló de modo muy severo a Pedro, y después se volvió a la multitud que le seguía, diciéndoles estas palabras: "Quien quiera venir conmigo y seguirme como fiel y decidido alumno mío, que sepa que debe negarse a sí mismo, de modo que no viva teniendo como centro de su vida su codicia y su "yo", y que además que tome la decisión fija de sufrir por mí cada maldad, cada prueba y cada adversidad, incluso la muerte por crucifixión, y que así me siga. Porque quien tema y se acobarde frente a cada tipo de contrariedad que le saldrán al paso en su caminar conmigo y quiera salvar su vida, éste que sepa que perderá la verdadera y glorificada vida que le preparo Yo. Por el contrario, quien desprecie todo peligro, incluso su vida por mi causa y por causa del Evangelio, éste realmente salvará su alma y ganará la vida verdadera con él.

¡Y qué esta vida momentánea frente a aquella que tengo Yo para entregarte! Realmente, ¿qué ganará el hombre, si, supongamos, ganase todo el mundo, con todas las glorias, con sus riquezas y sus placeres, pero al final pierde su alma? O ¿qué cambio existe en este mundo que pueda dar el hombre para recuperar su alma perdida?

 

 

 









Entonces por esto, quien dentro de este mundo, el apóstata y pecador, se avergüence de Mí y de mis mandamientos, y se niega a seguirme por cobardía frente a las burlas y los menosprecios de los hombres, Yo también le apartaré cuando venga de nuevo, no como he venido ahora, pobre y desconocido, sino como juez glorioso, dentro de la gloria y esplendor divino de mi Padre. Y le repudiaré no sólo frente a los hombres, sino delante de todo el mundo celestial, los santos ángeles, los gloriosos y resplandecientes..."



                                         *       *      *





« ¿Qué beneficio obtendrá el hombre si gana todo el mundo, y se pierde su alma?»



Amigo mío, éstas son palabras de nuestro Jesús, si hay alguien que conozca mejor que nadie el valor que tiene este mundo, todo el universo material, y el valor que tiene una única alma, éste no podría ser otro que el Señor. Porque Él creó ambos y conoce muy bien el valor que ha puesto en ellos.

Es verdad que el mundo ejerce sobre nosotros una atracción mágica y una fuerza, que a menudo la sentimos como algo invencible. Y el diablo no hace nada más que proponernos continuamente lo que él se atrevió a decir a Jesús Cristo: "Toda esta riqueza, y honras, glorias, y disfrutes del mundo, te las daré si te inclinas para reverenciarme".
 








Nosotros escuchemos a nuestro Jesús Cristo que nos ama mucho.

Quiere abrirnos los ojos. Que no nos pase como les pasa a los animales que se quedan hipnotizados ante los ojos de la cobra. Ni para un momento de placer, disfrute, gloria o éxito perdamos lo más importante que tenemos: nuestro alma.

Junto a Él, a pesar de lo que cueste, porque no nos dejará sólos. Él delante, y nosotros le seguimos.

Tiene mucho que regalarnos. Mucho.


Todo esto para nosotros. Los demás... ya han cambiado de página.

 






NOTAS:

* Fuente: del libro ΕΓΚΟΛΑΔΙΟΝ. ΑΠΟΣΤΟΛΙΚΑ ΚΑΙ ΕΥΑΓΓΕΛΙΚΑ ΑΝΑΓΝΩΣΜΑΤΑ ΤΩΝ ΚΥΡΙΑΚΩΝ ΚΑΙ ΕΟΡΤΩΝ. ΑΠΟΣΤΟΛΙΚΗ ΔΙΑΚΟΝΙΑ ΤΗΣ ΕΚΚΛΗΣΙΑΣ ΤΗΣ ΕΛΛΑΔΟΣ. ("EGKOLADION". Lecturas apostólicas y Evangélicas de los Domingos y Festivos. Servicio Apostólico de la Iglesia de Grecia).
** Del libro "Háblame, Cristo. Mensajes para jóvenes de los Evangelios de los Domingos". Arch. A. Tsolaki Ed. Sotir




Traducido por el equipo de La Ortodoxia es la Verdad.


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