"El representante Filogonio está ausente de la vida, habiendo seguido el curso de excelencia en los mandamientos de Dios".
Conmemoración de nuestro Venerable Padre Filogonio, quien de un abogado se convirtió en patriarca de Antioquía.
Desde la infancia, el bendito Filogonio se entregó al aprendizaje de las escrituras sagradas, y por eso desde el principio se dedicó a Dios. Por esta razón, cuando pasó por todas las ciencias y las persiguió de acuerdo con su disposición de mente y genio, aprendió todas las ciencias con tanta precisión, que fue como si hubiera aprendido solo una. Y logró una vida luminosa, a pesar de que tenía esposa e hijos, y se dirigió a si mismo a los tribunales. Debido a que defendió al acusado injustamente y prestó una mano de ayuda al oprimido, el bendecido brilló más que el sol, debido a la pureza de su conducta.
Por lo tanto, a partir de la regla externa y la autoridad que poseía, se hizo digno de la autoridad interna y eclesiástica. Del "bema" (podio, plataforma) externo de jueces y abogados, fue elevado al "bema" sagrado externo de la Iglesia y los Obispos.
Los trastornos de los herejes también fueron muchos, lo que comenzó en su tiempo. Pero todo esto fue obstaculizado y detenido, a través de la sabiduría y la administración del Santo.
Elogio: En Antioquía de Siria, san Filogonio, obispo, que, por voluntad de Dios, siendo abogado fue llamado a regir esta Iglesia, y junto con el obispo san Alejandro y demás compañeros fue el primero en luchar contra Arrio por la fe católica, tras lo cual descansó en el Señor lleno de méritos. San Juan Crisóstomo le celebra con gran encomio.
San Filogonio
estudió leyes y se distinguió mucho por su elocuencia, integridad y habilidad
para hacer que «los acusados fuesen más fuertes que los acusadores». Era
todavía laico y estaba casado y tenía una hija, cuando fue elegido obispo de
Antioquía a la muerte de Vidal, el año 319. San Juan Crisóstomo habla del
estado floreciente de dicha diócesis en tiempos de Filogonio, lo cual prueba
que era un celoso apóstol y un administrador excelente. En las persecuciones de
Maximino y Licinio, san Filogonio confesó la fe y estuvo prisionero. La fiesta
de Filogonio se celebró en Antioquía, el 20 de diciembre del año 386; con tal
ocasión, san Juan Crisóstomo pronunció un panegírico, pero habló apenas de las
virtudes del santo, porque quería dejar materia al obispo Flaviano, quien iba a
hablar después de él, y cuyo sermón lamentablemente no se nos ha conservado.
San Juan
Crisóstomo habla en términos conmovedores de la paz de que goza el santo en un
mundo en el que no hay problemas, ni pasiones desordenadas, en el que no
existen las frías palabras «mío y tuyo», de las que nacen las guerras en el
mundo, las discordias en las familias, y el desorden, la envidia y la malicia
en los individuos. San Filogonio había renunciado tan completamente al mundo
que, desde esta vida recibió el premio del espíritu de Cristo en toda su
perfección. El alma debe aprender en este mundo a poseer el espíritu de los
bienaventurados y a practicarlo, si realmente quiere reinar con ellos en la
vida futura. El alma tiene que familiarizarse en este mundo con los misterios
de la gracia y con la práctica del amor y la alabanza de Dios. Como dice San
Macario, ni siquiera los reyes de la tierra permiten que se les acerquen
quienes ignoran los modales y costumbres de palacio.
Fuentes consultadas: saint.gr, synaxarion.gr, johnsanidopoulos.com, oca.org, «Vidas de los santos de A. Butler»