sábado, 9 de diciembre de 2023

Justa Ana la profetisa, Madre del profeta Samuel

Ana fue estéril durante muchos años y estaba sumnida en una gran tristeza. Su alma deseaba tener en sus brazos un hijo suyo.

Pero el tiempo pasaba y su esterilidad permanecía. Pero pesar de todo esto Ana que era esposa de Elcaná, hijo de Jeroán de Ramatayin, tenía continua esperanza en Dios. Y cada año, subia a la casa del Señor en Siló y rezaba con lágrimas y ayunos. Su bondadosos marido Elcaná intentaba consolarla, pero Ana era inconsolable y continuamente rezaba a Dios que le regalase un hijo, y ella se lo dedicaría a El.  
Su cálida oración fue escuchada y Ana se quedó embarazada. Tuvieron un hijo y le llamaron Samuel. 
 
 






 
 
Cuando el niño ya no se alimentaba de su madre, los dos padres subieron a Siló junto con Samuel y con lo que determinaba la ley en tales casos. Allí la devota Ana entregó su niño al sacerdote Elí, para que le dedicase al servicio de la casa del Señor. Y llena de alegría y de entusiasmo dijo el excelente himno:
«En el Señor se alegra mi corazón; me fortalezco en el Señor.
Me río de mis enemigos, * estoy muy feliz de mi victoria”.
 







 
 
Después de esto, la Gracia Divina bendijo la fe y la devota dedicación de Ana todavía más.
Elcaná y Ana regresaron a casa, y el Señor fue bondadoso con Ana concediéndole tres hijos y dos hijas, mientras Samuel crecía sirviendo al S Señor.
San Juan Crisostomo dedico muchas y brillante homilías a esta Ana.



El  cántico de gratitud de la Justa Ana  se puede comparar con el de María, la madre de Jesús (1 Sam. 2:1–10; Lucas 1:46–55).


NOTAS: 

* Me río de mis enemigos: Textualmente Mi boca se abre plenamente en cuanto a mis enemigos.




 
Fuentes consultadas: saint.gr, biblegateway.com, synaxarion.gr, diakonima.gr

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