sábado, 22 de julio de 2023

Santa Marcela de Quíos (+ c.1500)

Versos: 
"Aunque desconocida para todos nosotros Marquela, Cristo vio la forma en que luchaste".

El 22 de julio conmemoramos a la Santa Venerable Mártir Marcela.

Parece que no se sabe quién es esta Santa Marcela, o dónde fue martirizada, porque no se ha conservado ningún registro y su historia no se ha transmitido. Pero los habitantes de la isla de Quíos desde tiempos antiguos construyeron una venerada iglesia  en su nombre, y tienen una gran relación y reverencia hacia ella. Entonces, siguieron muchos milagros realizados en Quíos a través de esta Santa diariamente.
Un milagro entre muchos otros tiene lugar incluso en nuestros días. Donde se construyó la iglesia de la Santa, uno puede encontrar grava y rocas cerca de la costa, que parecen estar llenas de sangre coagulada. 







Los cristianos toman estas rocas ensangrentadas y las raspan, y ponen los restos en una olla que guardan para la curación de cada enfermedad. 
A partir de esto, la Santa se ha familiarizado con todos como Venerable y Mártir. Un mártir, por la sangre coagulada encontrada en las rocas allí. Una Venerable, por sus apariciones, lo que hace a través de sueños. Para muchos que acuden a su iglesia en busca de la gracia de la curación, la Santa aparece dormida con la ropa de una monja, y se cree que viene del mar y entra a la iglesia allí.

Por San Nicodemo del Monte Atos. 








Santa "Parcenomártir" Marcela de Quíos 

Entre los muchos santos que adornan la hagiología local y la larga historia eclesiástica de la fragante isla de Quíos, se encuentra la Santa "Parcenomártir" (del gr. "Παρθενομάρτυς", [Parzenomártis], Virgen Mártir) Marcela (del gr. "Μαρκἐλλα", [Markéla]), que es el orgullo devocional de toda la tierra de Quíos y el tesoro espiritual para miles de peregrinos que acuden de todas partes al lugar de su martirio para ofrecer el debido respeto a su esplendor y heroísmo, y también para buscar su gracia milagrosa para la curación de enfermedades del alma y del cuerpo.
Santa Marcela nació y creció en el histórico pueblo de Volissos, al noroeste de Quíos. Respecto a las fechas de su nacimiento, de su vida y del martirio de la Santa, existe cierta ambigüedad entre los biógrafos. 







 
Según su biógrafo Osio Nicéforo de Quíos (celebra el 1 de mayo), Santa Marcela vivió y floreció alrededor del año 1500 d.C. Su padre era idólatra y su madre cristiana falleció teniendo ella una edad temprana. Marcela se distinguió desde temprano por su profunda fe y amor en Cristo, su amabilidad y su pureza, la modestia y la buena educación de su alma.
Dotada de sabiduría divina y de innumerables dones espirituales, se comunicaba constantemente con Dios. A éste "ángel terrestre" envidiaba Lucifer y quería luchar contra ella por todos los medios. 
 






 
De este modo su cruel padre idolatra comenzó a desear sexualmente a su propia hija y a sentir por ella un gran deseo carnal. Cuando Marcela se dio cuenta de las intenciones de su padre, abandonó su casa y buscó refugio en las montañas de la región.
Entonces su padre movido por instintos salvajes y con una manía indescriptible comenzó a buscar a la joven y hermosa Marcela. La desgraciada y atemorizada niña intento protegerse y salvar su dignidad. Un frondoso arbusto resultó ser el refugio más seguro de la Santa. Pero un pastor la vio y se lo dijo a su maniático padre. 
 





 
 
Entonces él acudió al lugar y prendió fuego al arbusto para obligarla a salir. Marcela pudo escapar de las manos de su padre y comenzó a correr sobre las piedras y las rocas. 
Su padre, viendo lo difícil que era alcanzarla, hizo uso del arco que llevaba, lanzando una flecha a Marcela. Esta fue alcanzada, y su pura sangre manchó las rocas. A pesar de ello, no perdió su fuerza interior y continuó corriendo. Pero sus fuerzas corporales comenzaron a abandonarla y en un momento cayó al suelo herida y agotada.






 
 
 
Su profunda e inamovible fe le ayudó a encontrar la solución salvadora. Con los ojos puestos hacia el Novio Celestial rezó y Le pidió que le ocultara en la roca. La petición de la Santa se cumplió y una roca se resquebrajó, y recibió el cuerpo de Marcela cubriéndola hasta sus pechos. Su padre salvaje llegó entonces al lugar y viendo este extraño milagro, se enfureció todavía más y le cortó con un cuchillo sus pechos y los tiró por la montaña. Acto seguido le cortó la cabeza y tiró su cabeza al mar. 
Según la tradición un brillo inusual comenzó a salir de la cabeza de la Santa, que fue coronada con la inmarcesible corona de la gloria celestial.







 
 
La roca resquebrajada, que recibió el cuerpo martirizado de la Santa, constituye hasta hoy día para los peregrinos un lugar de devoción y una fuente de curaciones. Los que se acercan y rezan con fe, observan el color rojizo de las rocas y agua que se vaporiza. Los milagros que con la gracia de Dios ha hecho la Santa Marcela son innumerables, desde la época de su martirio hasta nuestros días. 
Testigos de eventos milagrosos han sido San Macario Notarás de Corinto (17 Abril), San Nectario de Pentápolis (9 Noviembre) y el biógrafo y compositor del Oficio de la Santa, San Nicéforo de Quíos (1 Mayo), los cuales a menudo acudían al lugar del martirio de la Santa para rezar. 






 
 
La memoria de la “Parcenomártir” Marcela se celebra cada año el 22 de Julio y una brillante fiesta tiene lugar en la iglesia dedicada a la Santa, que se encuentra en la playa con su nombre de Volissos, el cual es un conocido lugar de peregrinaje.
 

Apolitiquio tono 1º (MODELO: "Τῆς ἐρήμου πολίτης", [Tis erimu polítis], "Ciudadano del desierto")

Apolitiquio tono 1º

Al someterte a las leyes de las enseñanzas divinas del Señor, te esforzaste por mantenerlas sin culpa, oh Mártir Marquela. Y temiendo la violencia de tu padre, huiste de él y viviste en las montañas. Persiguiéndote, te encontró y te mató, oh novia incontaminada de Cristo. Gloria al que te fortaleció. Gloria al que te coronó. Gloria a Aquel que hace sanaciones para todos a través de ti.






Fuentes consultadas:: saint.gr, libro de San Nicodemo del Monte Atos, Sinaxario de los Doce Meses del año. Tomo 3, Ed. Domos, 2005.